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año encerrado en su palacio con grandes guardas, despues de haberle cercado y combatido por siete meses continuos, y en este tiempo pasaron los suyos gran hambre y miseria, y despues dellos estuvo encerrado en el palacio de Aviñon casi cuatro años

pertinacia increible.

CAP. LXIX.-De la coronacion del rey, y que dió á đơn Alonso, marqués de Villena y conde de Ribagorza, titulo de duque de Gandia.

Habia determinado el rey de Aragon de coronarse con la ceremonia y fiesta que se acostumbró por sus predecesores, el octavo dia despues de la pascua de Resurreccion del año pasado, y tenia ordenado que en el mismo dia se coronase tambien en Sicilia el rey don Martin, porque padre é hijo se coronasen en un dia de diversos reinos. Pero como sucedieron las guerras que movieron en aquel reino los barones que se rebelaron con los condes de Agosta y Veintemilla, que duraron algun tiempo, no hubo esto lugar, y el rey dilató lo de su coronacion hasta este año, y quiso que se ce

cheas para combatir las torres del palacio, y los | resolverse cosa cierta estuvo todo lo que restaba deste que estaban en él hicieron sus contraminas, y se opusieron con tanto esfuerzo y valentía á resistir y ofender á los enemigos, que los de Aviñon se concertaron en dejar las armas, y se concordaron treguas❘ entre ellos de tres meses, desde la fiesta de san Crisógono, que es á veinte y cuatro del mes de noviembre. | perseverando en su opinion, con una constancia 6 Vinieron en esto los de Aviñon por miedo grande que tuvieron de ciertas galeras y naves de armada de catalanes, que llevaban gente para socorrer á Benedicto; pero aunque las galeras entraron por el Ródano arriba, no pudieron pasar de la isla de Vallobriga. Estando las cosas en este conflicto, llegaron á la ciudad de Aviñon el abad de Ripoll, don Guerau de Cervellon, Pedro Cacuan, que era un muy famoso legista, fray Pedro Martin, ministro de la órden de los frailes menores en la provincia de Aragon, Pedro de Pons, secretario del rey don Martin, que fueron enviados a tratar de algun medio, para que los cardenales de la obediencia de Benedicto se redujesen á buena concordia, y todos se conformasen en lo que convenia al bien de la union de la Iglesia, y con permision de los cardenales y de los del regimiento entraron en el palacio á veinte y cinco de noviembre. Tratóse entonces por estos emba-lebrase con grande pompa y triunfo, y para esto se hijadores con Benedicto, que dejase aquella diferencia que habia sobre el medio de la union de la Iglesia á determinacion de los príncipes de su obediencia, con tal condicion, que en caso que se hubiese de declarar por dos reyes, fuesen el rey de Aragon y el rey de Francia, y si el rey de Francia no pudiese entender en ello, porque vivia muy enfermo, tuviese facultad de determinarlo con el rey de Aragon uno de los duques de Berri y Borgoña sus tios, ó el duque de Orleans su hermano, y con esto fuéron los embajadores del rey de Aragon á París, y se dilató la respuesta hasta pascua de Resurreccion del año de mil y trescientos y noventa y nueve. Volvieron por este tiempo los embajadores á Aviñon, y la resolucion que se tomó por el rey de Francia, fué, que si Benedicto por reverencia de nuestro Señor quisiese aceptar el camino de la renunciacion, y prometiese que en caso que el intruso su adversario renunciase su derecho, 6 muriese, 6 fuese echado, él renunciaria el pontificado, con fin que se eligiese un tercero en único y verdadero vicario de Cristo, y del todo se apartase de seguir el camino de hecho, y despidiese la gente de armas que estaban con él en el palacio de Aviñon, y la que tenia de fuera, el rey de Francia acabaria con los cardenales y con los de Aviñon, que se apartasen de seguir el camino de hecho que habian tomado, y que siempre que pareciese convenir al bien de la union se juntasen en el concilio, que pareciese se debia congregar por los prelados que fueron de la obediencia de Clemente. Queria tambien que se diputasen ciertas personas notables segla-san Jorge delante del rey, y luego iba el almirante don res y eclesiásticos que estuviesen con Benedicto en el palacio de Aviñon 6 en otra parte, y que prometiese de no salir de aquel lugar sin consentimiento de los reyes que estaban en su obediencia y de su colegio. Vino forzado Benedicto á otorgar esto, y salió la gente de guerra que tenia en su palacio, pero quedaron en la misma diferencia que antes, porque no quiso permitir que la guarda de su persona se encomendase á quien querian el rey de Francia y los cardenales de Aviñon, é hizo gran instancia en que se encargase la guarda del palacio al duque de Orleans hermano del rey de Francia, y fuéron sobre ello á París el vizconde de Roda, y don Guerau Alaman de Cervellon, y sin

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cieron diversas prevenciones de tener muy estrañas joyas y preseas de gran valor y muy raras, y envió á Sicilia á Ponce de Tahuste, arcediano de Zaragoza, para que su hijo le enviase una espada del emperador Constantino, que el vulgo se habia persuadido que estaba en la iglesia de San Pedro del sacro palacio de Palermo. Señalóse el dia de la coronacion el domingo á trece de abril del año de mil trescientos noventa y nueve, y el sábado antes que el rey saliese de la Aljafería con la majestad y ceremonia que era costumbre, estando en el palacio de los mármoles en su trono real, armó caballeros á don Juan de Cardona, almirante de Aragon y á mosen Pedro de Torrellas, que fué un muy notable caballero y gran privado del rey, y á Galcerán de Senmenat, y despues encomendó su bandera real á don Antonio de Luna, que tenia el oficio de alférez, y la de San Jorge á fray Berenguer March, maestre de Montesa. Concurrieron á esta fiesta todos los principales caballeros destos reinos y de Cataluña, é iban por su órden de dos en dos los que el dia de la coronacion se habian de armar caballeros, y el postrero de todos iba el marqués de Villena, á quien el rey habia de dar titulo de duque de Gandía, y delante dél llevaba su nieto don Alonso un chapeo muy adornado de piedras y perlas, que era la insignia de aquella dignidad que habia de recibir, y detrás seguia don Enrique su nieto, que llevaba la bandera de sus armas. Tras el marqués de Villena seguian don Antonio de Luna, y el comendador de Montesa que llevaba la bandera real y la de

Juan de Cardona, que traia la espada del rey, y él iba luego en un caballo blanco, y cabe él á pie iban los condes y barones y caballeros y los mensajeros de las ciudades, y á las espaldas del rey iba mosen Pedro de Torrellas que llevaba el estandarte real y el escudo y yelmo, y despues iban por su órden los arzobispos y obispos y abades que habian concurrido á la fiesta. Con esta órden fué el rey á la seu, y el domingo siguiente fué ungido por el arzobispo de Zaragoza con la ceremonia que acostumbraba la Iglesia, y despues llevaron las vestiduras reales de que se habia de revestir, el marqués de Villena, el conde de Prades, don Alonso, conde de Denia, hijo del marqués de Villena, el conde

de Ampurias, don Jaime, hijo del conde de Urgel, el conde de Pallás, don Pedro de Ampurias, el almirante don Juan de Cardona y don Ugo de Cardona, un hijo del conde de Pallás, el vizconde de Illa, el alférez de Navarra y don Bernardo Galcerán de Pinós, y procedióse á las ceremonias de la coronacion segun la costumbre antigua. Despues de la coronacion, estando el rey en su trono real en la capilla mayor, dió al marqués de Villena la bandera de sus armas, y púsole el chapeo en la cabeza, y dióle paz, y el marqués le besó la mano, y con esta ceremonia se le dió título de duque de Gandía, y tras esto armó el rey caballeros algunos ricos hombres y caballeros, que fueron don Juan, conde de Ampurias, el maestre de Montesa, don Pedro de Ampurias, don Artal de Alagon y don Artal el mozo, don Juan Martinez de Luna, don Francés de Alagon, Blasco Fernandez de Heredia, Jimeno de Arborea, Gar-gon, en lesion de sus privilegios y libertades, todos los

cía de Sese, Gonzalo de Liñan, Pardo de la Casta, Juan de Azlor, Garci Lopez de Pitillas. Del reino de Valencia se armaron por el rey caballeros aquel dia Luis de AbeIla, Jaime de Castelvi, Luis de Valeriola y Gispert de Valeriola, Simon Miró y Bernardo Domenech: y de Cataluña Acart de Mur el mozo, Guillen Ramon de Josa, don Pedro de Queralt y Guerau de Queralt, Jorge de Caramain, Jorge de Queralt, Pedro de Beviure, Berenguer Doms, Riera de Foxá, Guerau Alaman de Toralla, Gilabert de Besora, Antonio de Torrellas, Andrés de Peguera, Manuel de Rajadel, Roger de Malla, Roger de Brull, Pedro Cortit, Berenguer de Tagamanent, y otros caballeros que se nombran en la relacion desta fiesta. Volvióse el rey al palacio de la Aljafería acabado el oficio, y hubo en ella aquellos dias muy grandes fiestas y salas, y el dia de san Jorge siguiente fué ungida y coronada la reina doña María con la misma ceremonia y fiesta, y sirvieronla en ella la reina doña Violante, sobrina del rey, que estaba desposada con el rey Luis el segundo, la infanta doña Isabel, hermana del rey, la condesa de Luna, madre de la reina doña Juana, doña Margarita de Prades, que era de la casa real; y doña Margarita fué despues reina de Aragon, y casó con el mismo rey don Martin.

ellos y sus bienes; y no obstante esto, ellos prosiguieron á continuar sus ejecuciones contra el vizconde en el mismo valle. Entonces el justicia de Aragon proveyo que el portero real secrestase la baronía de Chelva y los lugares y castillos della, y se tuviesen en poder de su córte, y fué el portero preso, y el notario y testigos que iban con él. Esto fué en vida del rey don Juan; y como redundaba en gran lesion de los fueros y libertades del reino y de la preeminencia y jurisdiccion del justicia de Aragon, por evitar mayores inconvenientes en nombre de todo el reino se notificó al rey don Juan, y despues de su muerte á la reina doña María, como lugarteniente del rey don Martin estando en Sicilia, para que se mandase remediar, y pareciendo que era cosa que no se podia tolerar, y que se hacia gran agravio á todo el reino contra la inhibicion del justicia de Ara

prelados, barones y caballeros que se hallaron en aquella congregacion por la muerte del rey don Juan, juraron públicamente que en las primeras cortes geberales 6 particulares que se celebrasen por el rey despues de haberle prestado el juramento de fidelidad, y habiendo confirmado todo lo que por razon de aquella congregacion se debia otorgar, no pasarian adelante en las cortes hasta que se hiciese cumplimiento de justicia sobre aquel caso, y antes que el rey partiese de Cataluña, con aquella solemne embajada que los de la congregacion le enviaron, le suplicaron, que él por su parte pusiese el remedio que convenia porque de otra manera ellos no podian faltar á lo que concernia á la defensa de sus fueros y privilegios y libertades, y no se les imputasen los daños y escándalos que sobre ello se podrian seguir. Estuvo el negocio sobreseido hasta las córtes que el rey tuvo á los aragoneses enel año pasado, y el vizconde propuso que habia requerido al justicia de Aragon, que procediese en aquella su demanda de Chelva conforme à la costumbre antigua, que era que con todo el poder y fuerzas del reino se apoderase el justicia de Aragon de aquella baronía, y procediese segun que en semejantes casos se solia hacer de fuero y costumbre del reino. El justicia de Aragon respondió á esta demanda que por la dificultad del hecho no se habia podido ejecutar lo que el vizconde pedia, y que aquello redundaba en oprobio suyo y del oficio del justicia de Aragon, y de todo el reino, y en daño y perjuicio Sucedió en el mayor regocijo destas fiestas una cosa del vizconde, y que con gran instancia le requeria que que dió al rey muy gran descontentamiento, y se te- pidiendo ayuda á la córte general se llevase á debida mió que fuera causa de alguna gran disension y nove- ejecucion su provision, tomando la baronía y lugares dad entre este reino y el de Valencia, y fué por esta della á sus manos y prendiese á los que hiciesen resiscausa. Don Pedro Ladron, vizconde de Vilanova, era tencia, y quitase de medio la fuerza y violencia que se señor de Manzanera y del val de Chelva, que está en hacia á su oficio. Por estas causas dijo el justicia de el reino de Valencia, y era poblado y regido á fuero de Aragon que suplicaba al rey, que era la cabeza de la Aragon, y el gobernador de aquel reino y los jurados córte, y rogaba y requeria á los que asistian en ella, le de la ciudad de Valencia procedieron contra él y con- diesen el favor y ayuda que se requeria para ejecutar tra sus vasallos desaforadamente, y él por esta causa sus provisiones. A esto dió el rey por su respuesta, que firmó de derecho ante Juan Jimenez Cerdan, justicia por los mensajeros de la ciudad de Valencia y por de Aragon, querellándose que se procedia contra él co- otras personas habia sido informado, que el proceso mo no debia, siendo el val de Chelva y los castillos y hecho por el justicia de Aragon era en gran perjuicio lugares que en él se incluian, poblados á fuero de Ara- de aquella ciudad y de sus privilegios, y por esto ingon, y dió su apellido contra el gobernador del reino de cumbia á él como rey hacer justicia, y oidas las partes Valencia y contra otros oficiales reales, y contra los haria la provision que de justicia debiese, y no conjurados de aquella ciudad, y uso de los remedios or- tento con esta respuesta se sobreseyó en las cortes con dinarios. Habiendo por esta causa otorgado el justicia gran queja y sentimiento del rey, que decia que nunca de Aragon sus letras inhibitorias, como era costum- se habia acostumbrado sobreseer en córtes por agravio bre, y siendo citados que compareciesen ante él el go- que no se hubiese hecho por el rey, ó por sus oficiales, bernador y los oficiales de Valencia, porque no se pre- y que esto de Chelva, que se tenia por agravio, fué sentaron, mandó el justicia de Aragon proceder contra | cometido por los de la ciudad de Valencia, y que se→

CAP. LXX.—De là efecucion que se hizo por el justicia de Aragon contra los mensajeros del reino de Valencia que vinieron á la coronacion del rey.

quiso dar lugar á ello, sino con condicion que echase primero de su estado los rebeldes de Sicilia.

CAP. LXXII. De la armada que el rey envió á Sicilia, y de la de la reina doña Violante á la Proenza.

Estaban en este tiempo las cosas del rey Ladislao en gran prosperidad y reputacion, porque habia echado del reino al rey Luis su competidor, como dicho es, y quedaba pacífico en él, y por esta causa todos los sicilianos que se habian rebelado contra el rey de Sicilia,

mejante contienda que aquella se habia movido en tiempo del rey don Jaime entre los del reino de Aragon y el de Valencia, y nunca se habia sobreseido por ello en las cortes, y que él era contento que en lo de Chelva se procediese adelante; pero por esta causa no se debia sobrescer en los otros negocios de las cortes. Pero como en esto por parte del rey no se pusiese remedio, continuándose las córtes, y estando el rey para celebrar la fiesta de su coronacion, llegaron los mensajeros de la ciudad de Valencia, que venían en nombre de aquella ciudad para asistir á ella con gran acompaña-se acogieron á Calabria y se fuéron á servir á aque miento, y por mandado del justicia de Aragon se ocuparon sus cofres y todo lo que traian, y por respeto y acatamiento de la fiesta los dió en fiado, y aunque el rey, que de su condicion era de gran benignidad, se sintió dello gravemente, pero en las cortes fué aquello aprobado, y se dió el proceso por bueno, y como el mismo justicia dice, el vizconde fué defendido en la libertad del reino.

príncipe, y por su medio tenia grandes tratos é inteligencias en algunas ciudades y villas de la isla. Teniendo el rey de Aragon aviso desto, proveyó que la armada que se habia hecho por este tiempo en sus reinos para la guerra contra los infieles por la cruzada que se le habia concedido por Benedicto fuése á Sicilia, y eran entre galeras y galeotas y otros navíos hasta setenta, y dió el rey cargo desta armada á un caballero valenciano que se decia Pedro Marradas, y á Berenguer de

CAP. LXXI.-De la concordia que se trató entre el rey y Tagamanent, mallorquin. Fué esto en tal sazon, que Archimbaudo, que sucedió al conde Mateo de Fox.

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Por la muerte de Mateo conde de Fox, que murió sin dejar hijos de la infanta doña Juana su mujer, sucedió en los estados que tenia en Francia Isabel su hermana, que estaba casada con un señor de Gascuña, que se decia Archimbaudo Graillio Captaubuso, y el rey Carlos de Francia, pretendiendo que le pertenecia de derecho el condado de Fox, envió á Luis de Sancerre condestable de Francia, para que se apoderase de aquel estado; mas Archimbaudo con gran valor le defendió, y venció al condestable. En esta sazon estando el conde de Fox en guerra con el rey de Francia, envió al rey de Aragon una gran embajada, y le suplicaba con mucha sumision le admitiese en su buena gracia, y tuviese por bien de restituirle lo que se habia tomado al conde su predecesor en Cataluña; y teniendo el rey consideracion á su humildad se determinó de mandarle volver el estado, con que el conde enviase uno de sus hijos, y un caballero con poder bastante para hacerle homenaje de fidelidad por el vizcondado de Castelbó, y por todo aquello que los condes de Fox solian reconocer á los reyes de Aragon, por razon de vasallaje, y concertáronse que se reservase el rey á Castelví de Rosanes y Martorell con toda su baronía, y habia de entregar los prisioneros que el conde Mateo de Fox llevó á Francia, y restituir el dole de la infanta doña Juana, por el cual estaba obligado mosen Ramon de Blanes, mayordomo del rey; y aunque el rey procuró que la infanta su sobrina se viniese á su reino, por entonces no quiso. Tambien por este tiempo se renovaron las confederaciones y ligas que habia entre el rey de Aragon y los reyes de Castilla y Navarra, y Filipo, duque de Borgoña, que era tio del rey de Francia, y llamaron el Ardid, que fué uno de los grandes señores que habia en aquellos tiempos, envió sus embajadores al rey, é hicieron entre sí una gran confederacion, y concordaron matrimonio del infante don Pedro, hijo primogé nito del rey de Sicilia, con la hija segunda del duque, porque la primera estaba entonces tratado que casase con el hijo mayor del rey de Francia, y fue enviado por esta causa á Borgoña don Guerao Alaman de Cervellon. Vino tambien entónces à Zaragoza estando el rey celebrando las cortes un embajador de Juan Galeazo, vicecomite primer duque de Milan, y de parte del duque propuso, que deseaba confederarse con el rey, y no

don Bernardo de Cabrera tenia cercada la villa de Camarata, y se hacia guerra cruel contra el conde Bartolomé de Aragon, que se habia rebelado, y se combatió el castillo del cabo de Orlando y otros castillos de su estado, y con esta armada se acabó la guerra de los barones, y se redujo toda la isla en pacífico estado debajo de la obediencia del rey de Sicilia. Habia armado el conde Bartolomé algunas galeras en el principado de Capua y Pulla, y favorecíase del rey Ladislao y del duque de Milan, que se habia confederado en este tiempo con el rey Ladislao, y se trató de casar un hijo del duque con la hermana del rey. Por este tiempo sucedió una novedad, segun escriben diversos autores, que se estendió no solamente por toda Italia, pero puso en gran cuidado al rey de Sicilia, y al rey su padre, que por ella no se intentasen nuevas cosas en aquella isla con color de religion. Esto fué que por parte del condado de Saboya y del Piamonte bajaron á Italia diversas compañías de hombres y mujeres, muchachos y niños en gran número, en que habia de todos estados de gentes eclesiásticas y seglares, é iban descalzos y cubiertos de piés á cabeza con unas sábanas, que apenas descubrian los ojos, como gente que iba en penitencia, y los llamaban los Blancos. A la entrada desta gente en Lombardia se conmovieron todos los pueblos, y los comenzaron á seguir, y en cada lugar visitaban tres templos de los que estaban defuera en los campos, y hacian celebrar misas solemnes, y á las cruces que hallaban por los caminos se lanzaban á tierra por tres veces dan. do gritos implorando misericordia, y cantaban por los caminos las oraciones de la Iglesia, y las letanías y diversos himnos de san Bernardo y de otros santos, y procediendo desta manera, como llegaban á una ciudad se juntaba con ellos grande muchedumbre de gentes, y ellos entraban dentro á denunciar á los otros el camino desu penitencia, para que tomasen su bábito y los siguiesen, é iban algunas veces diez mil y quince mil. Fueron desta manera discurriendo por toda Italia, y gran parte dellos pasó á Sicilia y se estendió por toda la isla, y comenzaron a moverse por esta causa algunas novedades, y fue necesario proveer en ello con rigor para que se derramasen, por el peligro que habia de suceder algunos inconvenientes, por la liviandad de la gente popular. Por estas novedades habiendo el rey concluido las córtes que tuvo en Zaragoza, que duraron hasta mediado el mes de abril del año de nuestro Señor de

no tuvo verdadera relacion, y esto es muy cierto y constante. En este año de mil cuatrocientos se hicieron grandes ayuntamientos de gentes en este reino por don Pedro Jimenez de Urrea y don Antonio de Luna, que tenian entre sí bando declarado, y se hacian guerra el uno al otro, y todo el reino se dividió en dos parcialidades, llamándose los unos Lunas, y los otros Urreas, y estando el rey en Barcelona casi en fin del mes de junio deste año, los jurados de Zaragoza prohibieron á los ciudadanos, que no diesen favor á ninguna de las partes, pero esto fue muy dificultoso de acabar, porque tambien traian otros caballeros sus bandos formados, señaladamente entre otros prevalecian los de Martin Lopez de Lanuza y Pedro Cerdan y sus valedores, que eran de una parte, y Pedro Jimenez de Ambel, Martin de Sunyen, y Juan Martinez de Alfocea de la otra, que tenian puesta toda la ciudad en armas, y todo el pueblo por esta causa estaba dividido, favoreciendo cada uno la parte que mas quería.

CAP. LXXIII.-De las alteraciones que hubo en la Proenza sobre la obediencia de Benedicto, y que el rey de Castilla que habia salido della, trató de reducirse. Estaba por este tiempo el papa Benedicto con harto trabajo encerrado dentro del palacio de Aviñon, y por tenerle mas oprimido pusiéronse nuevas guardas por los cardenales que le habian quitado la obediencia, y por el mes de enero deste año fueron enviados emba

mil cuatrocientos, se partió para Barcelona, y tuvo all cortes á los catalanes. Llegaron entónces à aquella ciudad Ramon de Agaout, señor de Saut, tio de la reina doua María de Aragon, hermano de la condesa de Luna su madre, y Juan de Mairones, que los enviaba el rey Luis por la reina doña Violante su mujer, y el rey la envió muy acompañada al rey su marido, que estaba en la Proenza; porque como quiera que el matrimonio | se habia concertado en tiempo del rey don Juan su padre, como está dicho, no se habia consumado. Fué con la reina don Jaime de Prades que era primo del rey, uno de los grandes caballeros que hubo en aquellos tiempos, y por sus señaladas hazañas el mes de julio del año pasado, estando don Jaime en Sicilia, le envió el rey la empresa de la correa, que era su divisa, por muerte de Ferrer de Abella, que no se daba sino á los mas señalados caballeros en linaje, y en hecho de armas. Pero antes que la reina doña Violante partiese de Barcelona, hizo reconocimiento al rey, en que renunciaba en su favor cualquiera pretension y derecho que le podia pertenecer por razon de las sustituciones y sucesiones y derechos de légitima, y legados de los testamentos del rey don Juan su padre, y de los otros reyes, ó por cualesquiera donaciones, ó por otra cualquiera causa en que tuviese derecho y acción á los reinos de Aragon, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Córcega, y en los condados de Rosellon y Cerdania, y en otros bienes. Esto se otorgó en Barcelona á doce del mes de octubre deste año, con voluntad y consentimiento dejadores por parte del rey de Castilla á París, para que la reina doña Violante su madre, y diéronsele en dote ciento y sesenta mil florines. Por este tiempo los príncipes de Alemania se juntaron en Francfordia y propusieron en su congregacion, que el emperador Venceslao fuése á Italia para coronarse, segun era costumbre, y entendiese en que la cisma se estirpase de la Iglesia, y por ser el emperador muy remiso, y no querer entender en el remedio de tanto daño, fué acordado que le depusiesen de aquella dignidad, como incapaz del imperio, é inhábil para proveer al remedio de la cisma, y por pródigo y perdido, y como el mas indigno del nombre de príncipe de cuantos hubo en aquellos tiempos, y como tal por su remision y torpeza | fué el que principalmente dió ocasion que prevaleciese el error y herejía de Juan Hus que tanto inficionó todas aquellas partes, y fué elegido entonces Federico duque de Branzvich, y por su muerte eligieron despues á Roberto duque de Baviera, conde Palatino del Rhin, que era sobrino de Bavaro, que fué elegido en competencia de Federico, duque de Austria, y publicó que habia de venir á la ciudad de Arles en la Proenza, á donde habia de recibir la primera corona, y luego trató de confederarse con Bonifacio, y con el rey Ladislao, y con las señorías de Venecia y Florencia, para en destruccion del duque Juan Galeazo, como usurpador del patrimonio del imperio, pretendiendo que la confirmacion que le habia dado Venceslao su predecesor con el título de duque, no se pudo conceder por ser en gran lesion del imperio. Luego que el rey tuvo nueva de la eleccion del de Baviera, le envió una muy solemne embajada por el gran deudo que entre ellos habia, porque era su primo hermano, nieto del rey don Pedro de Sicilia, hijo de Roberto, conde Palatino del Rhin, que era de la casa de Baviera, sobrino del emperador Ludovico el Bavaro, que casó con una hermana de la reina doña Leonor reina de Aragon, aunque Cuspiniano dice que fué hija del rey don Fadrique de Sicilia, y que se llamó Beatriz, en lo cual aquel autor

TOMO IV.

tratasen de la union de la Iglesia, y á instancia del rey Luis y del duque de Orleans, el duque de Berri propuso en el consejo del rey de Francia que se restituyese la obediencia á Benedicto, pues se habia consentido de su parte que aceptaria el medio de la renunciacion, y todo el clero del ducado de Bretaña se con➡ movió contra sus prelados, diciendo que pues ellos no obedecian al papa, no debian ser obedecidos, y ordenóse en el consejo del rey de Francia que prestasen la obediencia à Benedicto con ciertas condiciones. y comenzaron por esta causa á alterarse algunos pueblos de Francia, y un fray Guillen Palmer de la órden de los frailes menores, que era proenzal, predicó un domingo de la septuagésima en la iglesia de san Ginés de Aviñon, que eran descomulgados, y malditos, y cismáticos todos aquellos que le habian quitado la obediencia, y eran causa de tenerle encerrado, y por este sermon se conmovió gran alteracion en todo el pueblo, y el rey de Francia envió a mandar á los ministros que tenia en Aviñen, que no se innovase cosa alguna contra Benedicto, sino que estuviese de la manera que sus embajadores le habian dejado. Estando así Benedicto encerrado, y cercado en su palacio, murieron muchos de sus familiares y de los que estaban en defensa del palacio y de su persona, y entre ellos murió á siete del mes de noviembre don Jofre de Boil, cardenal de santa María en Aquiro, que siendo preso por Bosicaudo, padeció en su prision muy grandes trabajos, perseverando siempre en la obediencia de Benedicto, y era un muy notable prelado, y gran siervo de Dios, y fué sepultado su cuerpo en la capilla de san Juan, adonde se tenia el consistorio en el palacio apostólico de la ciudad de Aviñon. Despues en las fiestas de la Navidad del año de mil y cuatrocientos y uno lle→ garon á Aviñon el vizconde de Roda, y un caballero de la casa del duque de Orleans, que se decia Guillen de Liera, y el chantre de Bayona, que era sobrino del cardenal de Aux, y entraron en el palacio á ocho de

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de la órden de los frailes menores, y á doce del mes de setiembre entraron en el palacio apostólico, estando el papa recogido en él con sus guardas ordinarias, é iban con órden de ofrecer al papa que se le restituiria la obediencia por el rey don Enrique y por sus reinos. CAP. LXXIV.-De la muerte del infante don Pedro de Sicilia y de la reina doña Maria su madre, y que se concertó matrimonio del rey don Martin de Sicilia, con doña Blanca hija del rey de Navarra.

mes de enero, y trafan salvoconducto del rey de Francia para Benedicto y sus gentes, é iban con ellos Bonifacio Ferrer, hermano del notable varon fray Vicente Ferrer, que era prior del monasterio de Portaceli de la órden de Cartuja en el reino de Valencia, que fué enviado por el papa al rey de Francia, y á los de su consejo, y al duque de Orleans, pero no entregaron el salvoconducto hasta que el papa firmó la capitulacion que se habia acordado con los embajadores del rey de Francia por librarse de aquella opresion en que estaba, y teniéndole siempre con buena guarda, por el mes de abril deste año el obispo de Huesca, que era normando, y los embajadores del rey de Aragon y del duque de Orleans que estaban en Aviñon, comenzaron á tratar de concordia entre Benedicto y los cardenales y pueblos de Aviñon, que estaban fuera de su obediencia, y en este medio fué enviado á Aviñon por el rey don Guerau de Cervellon, para que el papafeligiese algunas personas destos reinos, que se enviasen á Mes de Lorena, á donde estaba concertado que se habian de juntar el emperador y el rey de Francia en la fiesta de san Juan Bautista, para tratar del remedio de la cisma, y procurar la extirpacion della que con gran nota de los príncipes cristianos y daño de la universal Iglesia tanto tiempo duraba. Entonces Ramon Agaout, señor de Saut, y Reforciato de Agaout su sobrino, y otros sobrinos suyos, que eran muy poderosos en Proenza y Lenguadoque, trataron de reducirle á la obediencia de Benedicto, y comenzaron á juntar muchas compañías de gente de guerra contra el condado del Venexino, y con este temor se puso mayor guarda en el palacio, adonde estaba el papa, y echaron fuera dél al cardenal de Pamplona, y de la ciudad de Aviñon, y fuése á Arles. Tambien por esta sazon el rey don Enrique de Castilla, que se habia apartado de la obediencia de Benedicto, porque no renunciaba el derecho que pretendia al pontificado, mandó juntar los prelados y personas de letras de su reino, y tratose que restituyese la obediencia á Benedicto, y de elegir el remedio de concilio general para procurar la union de la Iglesia, y por el mismo tiempo fué á Aviñon un caballero normando, que se decia Rubin de Bracamonte, que habia casado en Castilla, y era hermano del senescal del duque de Orleans, y llevaba letras del rey de Francia, y dió gran esperanza que tambien se le restituiria la obediencia por el rey Carlos, y llevó dispensacion del papa, para que el delfin su hijo primogénito casase con una hija del duque de Orleans. Estaban en este tiempo tan solamente debajo de la obediencia de Benedicto los reyes de Aragon, Escocia y Chipre, y el condado de Saboya, y los reyes de Francia y Castilla mostraban gran arrepentimiento de haberse apartado della, y Rubin de Bracamonte volvió á Aviñon con un caballero del Delfinado camarlengo del rey de Francia, que se decia Guillen de Molon, y llevaron otra salvaguarda del rey de Francia, y del duque de Orleans, y á estos caballeros se encomendó la guarda y defensa de la persona del papa, en nombre del duque, y Bosicaudo el menor, que era gobernador del Delfinado, entró con gente de guerra para mayor seguridad de la persona del papa, y el rey Luis por el mes de agosto ratificó lo que acordaron los barones de la Proenza de restituir la obediencia á Benedicto, y el duque de Orleans se declaró por él y por su obediencia estando en París. Fueron por este tiempo enviados por el rey de Castilla á Aviñon el doctor Alonso Ruiz de Salamanca, y fray Alonso de Argüello

Tenia en este tiempo el rey don Martin de Sicilia su reino en pacífico estado, y habia del todo sojuzgado los rebeldes, que, ó se redujeron á su obediencia ó se echaron de la isla, y habia muerto el infante don Pedro, que era el primogénito y sucesor en aquel reino, y segun parece en algunas memorias, vivió pocos dias despues la madre, y murió á veinte y cinco del mes de mayo deste año, y dejó en su testamento por heredero y sucesor en aquel reino al rey su marido, aunque ninguna cosa cierta se escribe dello por los autores sicilianos, ni de las cosas de aquellos tiempos. Pero como quiera que sea, ora sucediese en él por esta causa, el rey su padre le renunciase su derecho á quien legítimamente competia la sucesion en vigor del testamento del rey don Fadrique el primero de los reyes de la casa de Aragon, es cierto que gobernó de allí adelante aquel reino en su nombre, y con poder y facultad del reino de Aragon su padre, y estando el rey en el reino de Valencia en el lugar de Altura tuvo nueva de la muerte de la reina doña María, y el primero del mes de agosto deste año proveyó que don Jaime de Prades, que era en esta sazon almirante de Sicilia, y Ramon de Bages, fuésen con sus galeras y naos, y llevasen algunas compañías de gente de armas, porque con ocasion de la muerte de la reina se temia que resultarian algunas novedades en aquel reino, y escribió el rey á su hijo, que le enviase los huesos del infante don Pedro su nieto, para que se trasladasen en el monasterio de Poblete. En esta misma sazun liegaron á la córte del rey embajadores del emperador Roberto, y de los reyes de Francia, Inglaterra y Navarra, y movieron en nombre de cada uno destos príncipes plática de matrimonio de sus hijas con el rey de Sicilia, y estando en el mismo lugar de Altura por fin del mes de noviembre deste año, se concordó el matrimonio con la infanta doña Blanca hija tercera del rey Carlos de Navarra. Tuvo este rey de Navarra cinco hijas, que fueron la infanta doña Juana, que casó con Juan de Fox, hijo del conde Archimbaudo, y murió sin dejar hijos, y la infanta doña María, que murió doncella, y la infanta doña Blanca, y la infanta doña Beatriz que casó con Jaques de Borbon, conde de la Marcha, y la infanta doña Isabel que se trató que casase con el infante don Fernando hermano del rey de Castilla, pero no se efectuó aquel matrimonio. Tambien tuvo dos hijos que fueron los infantes don Carlos y don Luis, y murieron siendo de muy poca edad en el castillo de Estella. Era esta infanta doña Blanca á maravilla hermosa, y muy excelente princesa, y aficionóse el rey en gran manera que casase con ella el rey su hijo, contra el parecer de los del consejo del rey de Sicilia, que procuraban que casase con madama Juana, hermana del rey Ladislao, entendiendo que de aquel matrimonio se seguiria la paz y concordia entre aquellos príncipes y sus reinos, siendo tan vecinos; mayormente que se tenia esperanza que habia de suceder en el reino á su hermano, porque el rey Ladis

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