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la isla y del conde Arrigo de Córcega, y de otros ba- | flestamente por todos, que desde los montes Pirineos rones de su parcialidad que tenian algunos castillos en Ja obediencia del rey. Esto era á trece del mes de agosto deste año, estando el rey en la parroquia de San Feliu de Llobregat, y entendia en esto con gran cuidado y diligencia, porque él mismo viniendo de Sicilia vió los trabajos y grandes fatigas que padecian los del cabo de Lugodor, y despues que llegó á Cataluña supo por sus mensajeros, que estaba en mayor necesidad, y entretanto que don Roger de Moncada ponia en órden su armada, mandó proveer el rey de alguna gente y dinero para defender lo mas importante, que era el castillo de Caller, la Pola, el castillo de San Miguel y Aguafreda, y dióse despues poder á mosen Francés Juan de Santa Coloma, que era lugarteniente de gobernador por don Roger de Moncada, para que pudiese en nombre del rey concordar alguna tregua con Brancaleon de Oria, conde de Monteleon, y con Mariano juez de Arborea su hijo, y con toda la nacion sardesca por mar y por tierra. Despues que el rey hubo proveido estas cosas se vino con la reina para Aragon, y entró en Zaragoza un domingo á siete del mes de octubre deste año, y fueron recibidos con la fiesta y triunfo que era costumbre recibir á los que nuevamente tomaban la posesion del reino. El mismo dia hizo el rey juramento en manos de Juan Jimenez Cerdan justicia de Aragon, que por sí y sus oficiales, y por otras cualesquiera personas guardaria y mandaria guardar inviolablemente los fueros que se establecieron en las cortes generales que el rey don Pedro su padre tuvo en Zaragoza en el año de mil y trescientos y cuarenta y ocho, y todos los otros fueros, privilegios, libertades, usos y costumbres del reino de Aragon, y á los prelados, barones, mesnaderos, caballeros, infanzones y á todos los otros del reino de Valencia que quisieron ser juzgados segun fuero de Aragon, y estaban sujetos al dicho fuero, y que guardaria á los de Teruel y Albarracin y sus aldeas, sus propios fueros y costumbres, y finalmente juró en particular los estatutos del rey don Jaime el segundo, y el rey don Pedro su padre, que disponen que no se dividan los reinos y estados que se habian unido con la corona. Despues se celebraron las fiestas de Navidad y del año nuevo con muy universal regocijo de Jas gentes, y á seis del mes de marzo mandó convocar córtes generales á los aragoneses para once del mes de abril siguiente, y por no poder asistir á ellas en el término señalado, se prorogaron para veinte y nueve de abril. Aquel dia estuvo el rey en su sólio real delante del altar mayor en la seo de Zaragoza, y ante él Juan Jimenez Cerdan justicia de Aragon, que habia de asistir como juez en las córtes, y Fernan Jimenez de GaIloz procurador fiscal, y ante todos propuso, el rey un largo razonamiento, tomando por tema de su plática, como era costumbre de aquellos tiempos, que en la fidelidad de los aragoneses consistian las victorias que los reyes sus predecesores habian alcanzado de sus enemigos, encareciendo los buenos sucesos y grandes conquistas que los nuestros hubieron en diversas empresas, en las cuales alcanzaron muy señaladas victorias, y esto nó con mayores fuerzas y poder que otras gentes, ni con grandes ejércitos y riquezas, sino con grande fidelidad, y con su bondad y naturaleza, pues si considerasen los principios del reino, cuando 'sus predecesores vinieron a las montañas de Jaca, y de allí fuésen discurriendo por sus grandes conquistas y victorias, se entenderia mani

TOMO IV.

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hasta las islas de nuestro mar estaba lleno de sus trofeos. Que muy sabido era con qué poder sojuzgaron sus predecesores las montañas de Jaca y de Sobrarbe, y cuan notables fueron las victorias del rey don Sancho, que vino á cercar á Huesca, á donde murió, y que el rey don Pedro su hijo con pocos dió batalla á toda la mayor pujanza de los moros, y los venció y ganó aquella ciudad. Recontó tambien en suma las grandes hazañas del rey don Alonso, que conquistó esta ciudad de poder de infieles, y ganó toda la ribera de Tarazona, y pobló á Tudela, y que los otros príncipes que despues sucedieron, conquistaron todo lo restante, y encareció juntamente con cuanto esfuerzo y valor venció el rey don Pedro á los franceses, y desbarató con muy pocos en el collado de Panizas aquella innumerable multitud de gentes que venian con la cruzada del papa, á sacarle de la posesion de su reino; relató, que cuando el rey su padre pasó á Valencia para resistir al poder del rey de Castilla, era notorio á todos, que se halló con poca gente, y su adversario el rey don Pedro estaba con toda la caballería de sus reinos. Dijo tambien que de sí mismo podria certificar que cuando pasó á Sicilia con solos quinientos hombres de armas destrozó y venció mas de cuatro mil de caballo, y con la bondad de los aragoneses y de los que allá estaban en su servicio, fueron vencidos los rebeldes, y así con verdad se podia decir por ellos que por la fé vencieron los reinos y fueron esforzados y valientes en la guerra, y arrasaron las fuerzas y castillos de sus contrarios, y con razon era loada y ensalzada la fidelidad deste reino por todas las otras naciones. Para que mejor se conociese esto, dijo que seria necesario que el rey de Aragon tuviese noticia del gobierno de otros estados y señoríos, para mayor noticia de los suyos, y que entre otras gracias que hacia á nuestro Señor de los trabajos y peligros, de que le habia preservado, y de haberle puesto en aquella dignidad, era por haberle hecho rey de tales vasallos. Porque si vasallos habia en el mundo que fuesen humildes á su señor eran ellos, pues no siendo sujetos por señorío tiranico, ántes muy francos y libertados, y no habiendo señoreado los reyes pasados con crueldad ni malicia, eran castigados sin ningun rigor de justicia. Finalmente concluyó su plática pidiendo que se le hiciese el juramento de fidelidad, como era costumbre, y rogóles que tuviesen por bien de jurar al rey de Sicilia su hijo para de presente por su señor, y despues de sus dias por rey. A esta demanda que propuso el rey, respondió el arzobispo de Zaragoza en nombre de la córte general, y habida deliberacion de lo que se debía hacer, despues de algunos dias respondieron que eran contentos de jurarle en la forma acostumbrada, pero que el rey primero jurase en la corte general á los del reino de Aragon, y á los del reino de Valencia, que eran poblados á fuero de Aragon, sus fueros y privilegios, y á los de Teruel y Albarracin su propio fuero, y tambien deliberaron de jurar al rey de Sicilia, con que primero sus procuradores hiciesen juramento que guardaria los estatutos de la union de los reinos, y sus fueros y privilegios, y se obligasen y diesen seguridad á la corte, que el rey de Sicilia lo aprobaria y haria él mismo juramento personalmente en la ciudad de Zaragoza, en presencia del justicia de Aragon, y pidieron que fuese servido el rey de dar seguridad de no partirse hasta que fuese provcido de remedio cerca de las enmiendas de agravios que se le

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CAP. LXVI.-Que las gentes del conde de Fox entraron en el reino de Aragon y combatieron el castillo de Tier

mas.

presentarían en aquellas cortes. En el juramento que el rey hizo exhibió las donaciones y permutaciones que se habian hecho por el rey don Pedro su padre, y por el rey don Juan desde el primero de abril del año de mil y trescientos y setenta y cinco, porque de vo- Estando el rey en Zaragoza asistiendo á las cortes Juntad de la córte no quiso que se comprehendiesen que habia mandado convocar á los deste reino, y en debajo de aquel juramento. Despues que se hubo pres- el mismo tiempo que los estados dél le hicieron el jutado el juramento de fidelidad al rey, juraron al rey ramento de fidelidad, como á su rey y señor natural, de Sicilia por señor y rey despues de los dias de su y juraron á su hijo el rey de Sicilia por legítimo sucepadre, y este juramento se hizo en la iglesia de San sor, pasaron algunas compañías de gente de caballo y Salvador un lúnes á veinte y siete de mayo en manos de pié del conde de Fox por el val de Salazar, y ende la reina en nombre del rey de Sicilia su hijo, y los traron en Aragon y combatieron y escalaron la villa que juraron fueron del brazo de la Iglesia el arzobispo de Tiermas que está en la frontera de Navarra, y gade Zaragoza, don Pedro Ruiz de Moros castellan de naron por combate el castillo. Esto fué un domingo Amposta, don Juan Martinez de Murillo abad de Mondel mes de mayo, y aunque se publicó que el conde taragon, don Guillen Ramon Alaman de Cervellon code Fox habia entrado con esta gente, fué el general demendador mayor de Alcañiz, y los abades y priores, lla el bastardo de Tardas, y cuando tuvo el rey aviso y capitulares de las iglesias que solian concurrir á las desto, mandó al marqués de Villena y al conde de córtes, y los procuradores de los prelados que esta-Urgel, y á los ricos hombres y caballeros que tenian ban ausentes. Por el brazo de los nobles juraron don caballerías que se apercibiesen, porque determinata Alonso marqués de Villena y conde de Ribagorza, donir en persona contra el conde de Fox. Este llamamienPedro conde de Urgel y sus hijos, don Pedro Ladron to se hizo á quince del mes de mayo, y luego envió á vizconde de Vilanova, don Lope Jimenez de Urrea, don Gil Ruiz de Libori gobernador de Aragon con dosBernardo Galcerán de Pinós, y don Pedro Galcerán de cientos hombres de armas de los que llamaban haciCastro, don Pedro Fernandez de Vergua, don Juan netes, y con cuatrocientos ballesteros, y fué proveido Jimenez de Urrea y de Atrosillo, don Juan de Luna por capitan general de las montañas de Jaca don Ferhijo de don Fernan Lopez de Luna, don Arnaldo de nan Lopez de Luna, hermano de la reina doña María, Eril, don Ramon de Espes, don Pedro Jimenez de y fuéron con sus compañías de gente de caballo moUrrea hijo de don Lope Jimenez de Urrea, y los pro- sen Lope de Gurrea y Pedro de Gurrea, Pedro Jimecuradores de los ricos hombres que estaban ausentes, nez de Ambel y Juan Martinez de Alfocea á juntarse que eran don Luis Cornel, don Artal de Alagon, don con el gobernador, porque á estos se dió salvoconAlonso Fernandez de Ijar, don Juan Martinez de Luna, ducto por el rey, que estaban en bando, y sus cony don Antonio de Luna. Juraron por el brazo y estado trarios se enviaron con sus gentes para que estuviesen de los caballeros, don Gil Ruiz de Lihori gobernador con don Fernan Lopez de Luna, y se les dió salvode Aragon, Juan Jimenez Cerdan justicia de Aragon, conducto, que eran Garci Lopez de Sese, Guillen JaiLope Sanchez de Ahuero baile general del reino, don me, Juan de Azlor, Galacian de Tarba y Pedro de Miguel de Gurrea, Sancho Gonzalez de Heredia, Pedro Sese y sus valedores, y el rey los aseguró por sus carJordan de Urries, Guillen de Palafox, Gilabert Zapata, tas. Tambien estaban en guerra y bando dos ricos homJaime Gombal de Pallarés, Ramon de Mur, Francés bres del reino, que eran don Alonso Fernandez de ljar de Vilanova, Pardo de la Casta, Blasco Fernandez de y don Juan Martinez de Luna, que por esta causa no Heredia, Berenguer de Bardaxi, Fernan Jimenez de vinieron a las cortes, y el rey les envió su seguro, Galloz, Guillen Doz, Garci Lopez de Pitillas, Andrés para que acudiesen con sus gentes al castillo de TierMartinez de Peralta, Gonzalo de Albero, Juan Perez mas, y fueron con otras compañías de gente de cabade Caseda, Alonso Muñoz de Pamplona, Juan Perez llo don Juan Diaz señor de Bielsa, que era rico homde Lumbierre, Juan Jimenez de Salanova, Pedro Arbre, y Juan de Tarba, Iñigo de Torrellas, Pedro Fernaldo de Francia, Gonzalo Ruiz de Lihori, Cristóbal nandez de Felices. Fernando Diaz de Pomar y Gonde Bardaxí, Juan Fernandez de los Arcos, Diego de zalo de Liñan. Tambien se mandó á los sobrejunteros Heredia, Rodrigo Sansalvador, Juan Mercer, Simon de Tarazona, Barbastro y Sobrarbe, y de los Valles de Biota, Guillen de Talavera, Sancho de Martes en su y de Ribagorza, Ejea, Huesca y Jaca, que discurrienombre, y como procurador de la villa de Sadava que sen por los lugares de sus juntas, para que les siestaba poblada á fuero de infanzones, Miguel de Pe-guiesen todos à repique de campana como era cosrola, y Nuño de la Laguna. Despues juraron los pro-curadores de las ciudades y villas del reino, y por Zaragoza juraron cinco jurados, que fueron Jimeno Gordo, Beltran Coscon, Ramon Zurita, Pedro de Mur, y Pedro Barbues, y cinco ciudadanos, que eran Vicencio Diecada, Jaime del Hospital, Sancho Aznarez de Garden, Antonio de Palomar, y Juan Sarnes, y en estas córtes se hizo al rey un muy señalado servicio, considerada la calidad de aquellos tiempos, y esto fué que el reino le sirvió con treinta mil florines para sus necesidades, y con ciento y treinta mil para desempeñar el patrimonio real.

tumbre en semejante caso, y fuésen al lugar de Tiermas para cercar en él á los enemigos, pero antes que la gente llegase, se salieron los franceses y desampararon la fuerza y la villa de Tiermas, y el rey la mandó reparar y fortificar por estar tan vecina de Navarra y Gascuña, con los lugares de Esco, Ondues, Pintano, Artieda, Verdun y Villareal. La entrada desta gente pareció mas ser en venganza del daño y afrenta que el conde de Fox habia recibido en la suya, que con otro fundamento, y el conde vivió despues desta entrada pocos meses, y quedando la tierra libre de los enemigos, el rey revocó los guiajes á don Alonso Fernandez de ljar y á don Juan Martinez de Luna, y á los otros caballeros á quien se habian dado.

CAP. LXVII.-De la rebelion de los condes de Agosta y
Veintemilla contra el rey de Sicilia.

ta, y viniendo con el rey de Aragon habia muerto en Arles en la Proenza. Mandó el rey á gran furia que su armada se pusiese en órden, y nombráronse proveedores della, y por capitanes de la gente de armas fray Alaman de Foxa, comendador de Monzon, mosen Juan Fernandez de Heredia, y don Pedro de Cervellon, y eran trescientos bacinetes de muy escogida gente y bien armada, y llevaban seiscientos caballos, y los otros capitanes fueron Dalmao Zacirera, García de

A diez y ocho del mes de setiembre del año pasado antes que el rey partiese de Barcelona para Aragon, dejó proveido que mosen Ramon de Bages pasase á Sicilia con ciertas compañías de gente de armas, para que estuviese en servicio del rey su hijo, porque los barones de aquel reino siempre intentaban nuevas cosas. Habia proveido el rey para asegurar algunos ba-Garro, Berenguer de Loraig, Guerau Mallol y Franrones de la casa de Moncada y otros en servicio del rey su hijo, que estaban desavenidos dél, que al conde don Antonio de Moncada se diese la baronía de Castronuevo en cambio del lugar de Saleni, que habia de quedar en la corona, y quedase Antonio de Lanzaloto por capitan y alcaide de Saleni. Tambien se trató que se diese recompensa á don Pedro de Moncada por la ciudad de Trahina, que se habia de unir con la corona, y lo mismo se hiciese del lugar de San Felipe de Argiron, y que Francavila se diese á Filipo de Marin, y Castellon al conde Enrique Ruso ó á Bartolomé de Inveni, y al rey de Sicilia se entregase la Mota de Santa Anastasia. Procuróse asimismo de concordar un gran bando que habia entre el conde don Antonio de Moncada y Antonio del Boscho, y tomó el rey á su mano a Monteroso para entregario á don Bernardo de Cabrera, y porque Antonio Barresi, que era un baron principal de aquel reino, andaba desterrado, se le permitió que pudiese estar en un lugar suyo que se dice Militelo, y que se guardase al conde Bartolomé de Ara-milla baron de Buxemi, el baron de Luchila, Juan de

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cés Zanoguera, é bízose la reseña desta gente en Barcelona á veinte y cinco de marzo deste año, y no quiso el rey enviar mas compañías, porque estas eran tales que entendió que bastaban para aquella empresa, y si fueran mas, redundara en gran daño de aquel reino que estaba muy destruido. Hubo en este tiempo tan grande esterilidad y carestía de trigo en aquella isla, que fué necesario que se llevase de España, y se cargaron diez naos para la provision del ejército del rey y de las guarniciones que tenia en los lugares marítimos. Los que estuvieron hasta este tiempo con mas constancia en el servicio del rey de Sicilia, fueron el conde don Guillen de Peralta, el conde Bartolomé de Aragon, el conde Tomás Espatasora y el conde Enrique Ruso, Guillen y Francisco de Veintemilla de Chimina, Bartolomé de Inveni canciller del reino, Filipo de Marin, Juan de Veintemilla baron de Esper¬ linga, Nicolás de Brachoforte baron de Mazarino, Juan de Montalto baron de Burcheri, Antonio de Veinte

gon la capitulacion que con él se asentó y el perdon Atono baron de Crimastra, Tomás de Romano baron de lo pasado, y se diese à Guillelmo de Veintemilla el de Montalvan, Gullota de la Balva, Antonio de Lanlugar de Bicari, y á Simon de Valguarnera se diese zaroto capitan y alcaide de Salemi, Lúcas Cusmerio por él otra recompensa, y se entregase á don Juan de alcaide del castillo superior de Corellon, Ubertino de Cruillas la posesion de Monforte, que se habia dado Grua capitan de Palermo, Jazberto de Talamanca, á don Berenguer su padre, para que esto se proveye- Abbo Filinguerio alcaide de Chefalú, pero no permase y se restituyesen los estados á los que se habian re- necieron todos muchos dias en la fidelidad del rey, y ducido á la obediencia del rey, y se gratificase á los entre otros se confederó con los rebeldes el conde Barque sirvieron en todas las revueltas y alteraciones pa- tolomé de Aragon. Las ciudades que tuvieron la voz sadas, acordó el rey de enviar á Sicilia un caballero del rey y le sirvieron en estas alteraciones y sostuvie→ principal de su casa que se decía Luis de Rajadel, y ron la mayor fuerza de la guerra, fueron la ciudad á Salimbeni de Marques, y antes que los despidiese de Palermo que es la cabeza del reino, Trapana y el por el mes de noviembre del año pasado, estando en monte Ericino lugar tan celebrado en los tiempos anZaragoza, supo que los condes de Agosta y Veintemi- tiguos, que ahora dicen el de San Julian, Jorgento Ter lla se habian levantado en sus tierras y otros muchos mini, la Licata, Calatagiron, cuyo alcaide era un cabarones que los siguieron, teniéndose por agraviados ballero que se decia Nicolás Lombardo, Chaza, Noto, de los estados que se daban á otros, y pensando en Paterno, San Filipo de Argiron, Nicoxia, Trohina, aquella turbacion de acrecentar los suyos, y con esta Randazo, Castroreal del llano de Melazo y Melazo, nueva envió el rey de Sicilia á su padre un caballero Tavormina y el castillo de Yachi, en cuya defensa que se decia Gravalosa, y luego partieron Luis de Ra- estaba un caballero aragonés que se decia Pedro de jadel y Salimbeni con cierta suma de dinero para so- Arbea. Era mariscal del reino de Sicilia mosen Ramon correr á la gente de armas que el rey de Sicilia tenia de Bages, y el rey le mandó que en llegando su aren la isla, y proveyóse que don Bernardo de Cabrera mada se viniese, porque don Bernardo de Cabrera llese pusiese luego en órden para pasar allá con su ar- vaba cargo de capitan general, y proveyó el rey, que mada. Fué el principal en esta revolucion el conde de el rey de Sicilia le diese el oficio de condestable de Agosta que era muy sagaz, á quien el rey dejó mas aquel reino, y quedase por vícealmirante Galcerán encargado al rey de Sicilia su hijo, y era el primero Marquet como antes lo estaba, pero por causa de la en su consejo, y habíasele dado gran estado y la is- guerra quedó Ramon de Bages en su oficio, y el carla de Malta con título de marqués, y segun Pedro go de condestable de aquel reino se dió á don Jaime Tomic escribe, se siguieron estas novedades á gran de Prades hijo del donde de Prades, que fué uno de culpa del obispo de Catania que buscó formas como los señalados caballeros de aquellos tiempos y de la aquel caballero se perdiese, y sirviéronle sus hijos y casa real. Para mas breve expedicion desta armada, hermanos y muchos barones principales del reino. Lo fué el rey muy servido de un caballero principal desprimero que hizo fué cercar el castillo de Palazolo que te reino, que se llamaba Blasco Fernandez de Heredia estaba rodeado de los castillos y lugares del conde, y que era señor de Aguilon, y le prestó sesenta mil flolo habia dado el rey don Martin á Ponce de Alcalá y rines que era una gran suma en aquellos tiempos, v de Entenza que sirvió muy bien en aquella conquis-el rey con voluntad de la corte general le situó la

paga en el servicio que él reino le hacia, y en las rentas de los lugares que se habian de desempeñar del patrimonio. Antes que la armada llegase á Sicilia, el rey dió su sentencia contra el conde de Agosta, como contra rebelde é ingratísimo á las mercedes y beneficios que habia recibido dél y del rey su padre, y se confiscaron á la corona las islas de Malta y del Gozo, y las villas de Mineo y Naro, y otros muchos lugares de los barones que se habian rebelado, y el conde murió luego, y con la llegada de la armada la ejecucion se hizo rigurosamente contra ellos, y'dióse entonces el oficio de maestre justicier al conde Nicolás de Peralta, que vivió pocos meses despues. Murió tambien en este tiempo Ugo de Santapau, y quedó en servicio del rey de Sicilia Galcerán de Santapau su hermano, y por este tiempo envió el rey á don Artal de Luna, hijo de don Fernan Lopez de Luna, á Sicilia, para que se criase en la casa del rey su hijo, que era su primo, y sucedió despues en la casa de Peralta que era un gran estado en aquel reino. Sirvió tambien al rey de Sicilia en esta guerra, que duró algunos años, Gerardo de Carreto marqués de Sahona, y haciéndose la guerra muy cruel contra los rebeldes, el conde Antonio de Veintemilla, que sucedió en el condado de Golisano al conde Francisco su padre, se redujo á la obediencia del rey con sus deudos y aliados, estando el rey en Randazo á trece de agosto deste año de mil y trescientos noventa y ocho, por intercesion del condestable don Jaime de Prades y del mariscal Ramon de Bages y de Luis de Rajadel, que con gran negociacion procuraron con el rey que le perdonase, y se le dió el condado de Golisano, con el feudo de Calchuso y los lugares y castillos de Grateria, Caronia y el feudo Danichi y la Rochela, y las dos Petralias y Bilichi, y tratose que casase don Francisco de VeintemiHa, su hijo, con una doncella de la casa real, que fué doña Isabel de Prades hija (segun Tomic dice) de don Pedro de Prades, y otra lítja de don Jaime de Prades casó con el conde Juan de Veintemilla, hijo de Enrieo de Veintemilla conde de Girachi, pero por muerte de doña Isabel se disolvió el matrimonio, y sucedió despues en el estado de Golisano doña Costanza hija del conde don Antonio, que casó con don Gilabert de Centellas, y hubieron á don Antonio de Veintemilla y de Centellas, que por matrimonio sucedió en el marquesado de Cotron en Calabria. Entonces se restituyó el castillo de Tavi á Galcerán de Senmenat, que fué uno de los que mucho sirvieron al rey de Sicilia en aquella guerra de los barones, y en esta última se sírvió muy mucho de los del bando de Claramonte, y fueron dél mas favorecidos de lo que el rey su padre quisiera. En este año por el mes de agosto, segun parece en algunas memorias de aquellos tiempos, la ciudad de Valencia y la isla de Mallorca hicieron una muy buena armada de galeras, galeotas y naves, en que hubo hasta setenta navíos, con empresa de pasar á hacer guerra contra los moros. Fué capitan general de esta armada el vizconde de Rocaberti, y discurriendo por las costas de Africa entraron por fuerza de armas el lugar de Tedeliz, que es en el reino de Bugía, y pusiéronlo á saco y lo quemaron. Sobrevino luego tan recio temporal que fué necesario recoger la gente á las galeras, y al embarcarse dieron sobre ellos los moros y alárabes, é hicieron algun daño, y mataron á Ugo de Anglesola que era capitan de la gente de Mallorca, y con gran temporal se fuéron á Denia para repararse de aquella tempestad. En el mismo año

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un domingo á diez y siete del mes de noviembre parió la reina doña María de Sicilia un hijo que se llamó el infante don Pedro, que vivió poco tiempo.

CAP. LXVIII. Que el rey de Francia quitó la obediencia á Benedicto, y le tuvieron cercado en Aviñon mucho tiempo.

Tuvo Benedicto la fiesta de la navidad de nuestre Señor deste año de mil trescientos noventa y ocho en el castillo de la puente de Sorga con los cardenales que nuevamente habia creado, y con el de Pamplona, Vivarense y Anicense, y á diez y nueve del mes de enero se entró en la ciudad de Aviñon, y fué en ella recibido con gran regocijo de todo el pueblo. Sucedió despues que el rey de Francia, á instancia del obispo Condoniense, y de Dioscoro patriarca de Antioquía, administrador de la iglesia de Carcasona, y del obispo atrebatense, y de la universidad de París, mandó que se pregonase en la puente de Aviñon, que el rey recibia debajo de su salvaguarda real las personas de los cardenales y sus bienes, y á todos los que habitaban en la ciudad de Aviñon, y envió tras esto al arzobispo de Senons con dos caballeros á Benedicto, & requerirle que aceptase el camino de la renunciacion, y el papa envió al obispo de Aste su referendario al rey de Francia, y á la universidad de París al cardenal Prenestino y al cardenal de Pamplona don Martin de Calba, que fué muy famoso letrado y de los mayores que hubo en su tiempo, aunque concurrió Baldo con él, y seguia la opinion de Bonifacio, pero el rey de Francia no dió lugar á su legacía; y á veinte y ocho de julio deste año, habiéndose juntado los prelados de aquella nacion en París, declararon que se apartaban de la obediencia de Benedicto, é interpusieron su apelacion para el futuro é indubitado pontifice, y publicése en el lugar de Vilanova de la diócesi de Aviñon el primero de setiembre, mandando á todas las personas eclesiásticas de aquel reino, que fuésen á residir en sus beneficios so pena de privacion, y los otros saliesen del territorio de Aviñon dentro de cierto término. El dia siguiente se salieron de Aviñon los cardenales y todos los curiales que eran naturales de Francia, y se fuéron al lugar de Vilanova, que está fuera del condado y dentro del reino. Procuró entonces Benedicto de haber á su mano un castillo muy fuerte en la ribera del estaño de Mártega, que se decia Miraelmar, pero entró en aquella sazon un baron muy principal de Francia, que se decia Busicaudo, con algunas compañías de gente de armas, y se apoderó del condado de Venexino, y todo el pueblo de Aviñon se puso en armas. Viendo Benedicto que los negocios llegaban á tal estado, envió por los síndicos y por los que tenian el regimiento de aquella ciudad, y preguntóles si su persona estaba allí segura, y las de sus familiares, y de los que fuésen á su corte, y ellos respondieron que ántes perderian sus mujeres é hijos, que consintiesen que el papa ni los suyos recibiesen ningun enojo. Mas sucedió despues, que en el dia de la fiesta de la natividad de nuestra Señora, un capitan francés, que se decia Pedro Cadon, se apoderó del palacio episcopal y le comenzó á fortificar, y entonces Gonzalo Forcen de Bornales, que era gobernador de la ciudad por el papa, era un caballero aragonés de mucho valor, puso toda la gente en órden para resistir á Busicaudo, y el pueblo se comenzó á levantar contra Benedicto, porque los cardenales que estaban en Vilanova declararon que se habia apartado de su obediencia, y que debia

cardenales de Pamplona, Buil y San Adrian, á tratar con los cardenales franceses, y fueron detenidos por Busicaudo, y despues dejaron volver á los dos cardenales al papa con ciertos medios de concordia, y que→ dó en rehenes el cardenal Buil, y no se concertando, envió Busicaudo á los tres cardenales á un castillo que tenia en la Proenza, que se dice Borbon, á donde los tuvo en muy estrecha cárcel, y fueron tratados muy inhumanamente. El combate se iba estrechando tan furiosamente, que entraron por una mina de noche en la vigilia de los apóstoles de San Simon y Judas cuatro capitanes de la gente de Busicaudo, y hasta' cincuenta personas, y siendo sentidos por las velas estando ya dentro, fueron acometidos por la gente del

mas se rindieron, y muy pocos se pudieron escapar, y entre ellos quedaron presos los principales, y un Ardovino primo de Busicaudo. Los que mas se señalaron en aquel trabajo por la defensa de la persona del papa, y del palacio, fueron de Aragon don Fernan Perez Calvillo cardenal de Tarazona, el abad de San Juan de la Peña, que era muy acepto á Benedicto, Gonza

ser compelido á renunciar el pontificado, y tambien | del mes de setiembre; y otro dia los cardenales de la reina María, mujer de Luis primer duque de An- | Pamplona, Girona y San Adrian se entraron en el jou, que por la adopcion de la reina Juana, fué cosacro palacio por huir del furor del pueblo, y hallarse ronado en rey de Jerusalen y Sicilia, y estaba en esta con el papa en aquella necesidad; porque los cardenasazon en la Proenza, quitó la obediencia á Benedicto. les franceses recogieron dentro de la ciudad à BusiTuvo Luis el primero desta reina, que fué hija de Cár- caudo con sus compañias de gente de armas, y con su los de Blois, que pretendió suceder en el estado de estandarte fué à combatir el sacro palacio, y los carde→ Bretaña, dos hijos; á Luis el segundo duque de Anjou nales y gente que estaba dentro se dispusieron á la deste nombre, que fué rey de Jerusalen y Sicilia, y defensa con gran esfuerzo. Duró muchos dias que se estaba en la conquista del reino, y era desposado con combatió el palacio con diversas máquinas, y tratánla infanta doña Violante, hija del rey don Juan de Ara-dose despues de tomar alguna concordia, salieron los! gon, y á Cárlos, que se llamó príncipe de Taranto, y sucedió que habiendo la reina quitado la obediencia á Benedicto, el príncipe de Taranto pasó á Nápoles para consumar el matrimonio que se habia concertado entre él y una bija del duque de Venosa, y en el mismo tiempo el rey de Sicilia su hermano se fué con la gente de guerra que tenia en el reino á Taranto para venirse á la Proenza, y conspiró contra él el duque de Venosa en la ciudad de Nápoles, y juntose con el rey Ladislao su adversario, y cercaron al príncipe de Taranto en el castillo nuevo. Teniendo aviso desto el rey Luis, pasóse en algunos navíos de catalanes que estaban en aquel puerto á Sicilia, y recogióse á Mecina, y estando el rey don Martin ocupado en la guerra que hacia contra los barones, envió á su almirante don Jai-papa, de manera que algunos fueron muertos, y los me de Prades con muy gran caballería á recibirle, y mandóle dar algunas galeras y naves, y con ellas sacó al príncipe su hermano del peligro en que estaba, y de allí se vinieron á la Proenza, y quedó de allí adelante Ladislao pacífico en su reino. Desde entónces puso Bonifacio gran estudio en persuadir al rey don Martin de Sicilia á su obediencia, y estuvo muy cerca de acabarlo con él, entendiendo que se apacigua-lo Forcen de Bornales, fray Gerónimo de Ochon, Pedro' ba con esto, y reducian los rebeldes, pero estorbólo el rey su padre á tiempo que se entendió que queria hacer declaracion en favor de la obediencia de Bonifacio, y envióle sobre ello sus embajadores. Y estos le dijeron en su nombre, que le parecia cosa muy grave que él tuviese por verdadero pontifice a Benedicto, á quien habia prestado el juramento y homenaje por el reino de Cerdeña y Córcega, y que su hijo obedeciese á Bonifacio, mayormente sabiendo el rey de Sicilia que las rebeliones que se habian movido en aquel reino tuvieron principio de semejante movimiento y novedad, y envióle á rogar y exhortar y requerir que no se hiciese tal declaracion como aquella, y perseverase en la obediencia que debía como católico príncipe. Estaba ya entonces Benedicto cercado en su palacio por la gente de guerra y por el pueblo de Aviñon, y habiéndosele entregado la torre de la puente de Aviñon, y hallándose en ella por capitan Jimeno de Sayas, entraron á ponerse en su defensa con algunas compañías de soldados Antonio Zurita y un Ballarias, | pero Busicaudo y los de Aviñon la fuéron á combatir con dos lombardas, y pegaron fuego á la puente de madera, y no teniendo la provision que se requeria para su defensa la entregaron á partido, y Jimeno de Sayas se entró en el palacio del papa, que se comenzó tambien á combatir en el mismo tiempo. Entonces los cardenales que estaban en Vilanova se volvieron á Aviñon por requesta de los que tenían el regimiento, y nombraron por su capitan al cardenal Ostiense, que era borgoñon, y se llamaba Juan de Novocastro, y los de la ciudad apellidaban: Viva el santo colegio; y de allí adelante se gobernó la ciudad y el condado en nombre de los cardenales. Esto fué á diez y seis días

Garcez de Cariñena, Jimeno de Sayas, Jimen Lopez de Embun, García de Vera, Martin de Alpartil, camarero de Santa María la mayor de Zaragoza, que escribió muy en particular las cosas que sucedieron en esta cisma, Martin de Oros, y habia entre todos los aragoneses hasta sesenta y ocho personas. De Catalu ña estaban don Berenguer de Anglesola cardenal de Girona, Bernardo Estrait abad de Rosas, Francés y Juan de San Clemente y otros oficiales y soldados que eran por todos sententa y seis. Del reino de Valencia se hallaron en este cerco el cardenal don Jofre de Buil, don Diego de Heredia obispo de Segorbe, fray Vicencio Ferrer de la órden de los predicadores, que era confesor del papa, cuya doctrina y santidad fué muy celebrada y venerada en toda la cristiandad, don Juan de Proxita, Guerau Lanzol cubiculario del papa, Pedro Soriano su secretario, Gabriel Palomar, Guillen Fluviá y otros, hasta veinte y seis personas. De Navarra estuvieron el cardenal de Pamplona, don Beltran de Agramonte protonotario y capitan del palacio, Roger de Aranguren, Juan Perez de Vidaureta, Juan Perez de Garro, Juan de Sarasa, y con los castellanos, ale manes, ingleses y franceses, no eran trescientas personas, y fué tan grande su ánimo y valor en aquella necesidad y peligro, que se defendieron de los de Aviñon, y de las compañías de Busicaudo, que era gente ejercitada en la guerra, que pudiera combatir una muy gran ciudad. Pero no pudiendo sufrir los mismos de Aviñon la insolencia de Busicaudo y de sus gentes, le privaron de la capitanía y eligieron por su capitan á Jorge de Marle senescal de la Proenza, y por gobernador de la ciudad un primo suyo, que se decia Balaison. Hiciérouse diversas minas y trin

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