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y villas y castillos de las fronteras de Castilla, Navarra y Francia, y nombráronse capitanes para la defensa del reino y en principio del mes de noviembre, Beltran de Claquin hizo gran muestra de compañías de gente de armas en Soria, y aunque publicaba que se iba para el rey don Enrique, se tuvo recelo que viniese á invadir estas fronteras y el infante don Juan tuvo apercibida toda la gente de guerra, y por esta causa y por mejor proveer á lo de Cerdeña, se detuvo el rey en Valencia hasta en fin de diciembre. Este año fué muerto por traicion de los suyos Pedro de Lusiñano, rey de Chipre, que fué un príncipe muy valeroso: é hizo grande y muy continua guerra contra los infieles. Dejó de la reina doña Leonor su mujer, prima hermana del rey, hija del infante don Pedro, un hijo muy pequeño, que sucedió en el reino, y se llamó como el padre, y quedó el reino debajo del gobierno de la reina, y de Jaques de Lusiñano, condestable de Chipre, y hermano del rey muerto, y de Ano de Lusiñano, príncipe de Antioquía, hijo del condestable: y envió el rey á visitar á la reina, y á consolarla, á Francés de Vilarasa, y Jaime Fiveller, de su consejo. Estos embajadores pasaron por la isla de Cerdeña, y procuraron que Brancaleon de Oria hiciese guerra de Castelgenovés, y de los otros castillos que tenia, contra el juez de Arborea. Murió este año por el mes de abril don Juan Alonso de Ejérica, que tenia gran parte del estado que fué de don Pedro de Ejérica su padre, aunque no era legítimo, y por no dejar hijos volvió á la corona aquella baronía que fué de los señores de la casa de Ejérica que eran de la sangre real.

CAP. IX.-Que el rey hizo merced de la senescalia de Cataluña al infante don Martin, y se incorporó con el oficio de condestable.

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don Alonso, marqués de Villena y conde de Ribagorza y Denia: y don Jaime de Prades, hijo del conde de Prades, despues del infante don Martin, fué el primer condestable de Aragon. En este año vacando la iglesia de Valencia, hubo por la eleccion gran competencia entre dos muy señalados varones, que eran, don Jaime de Aragon, obispo de Tortosa, hijo del infante don Pedro, y don Pedro de Luna, hijo de don Juan Martinez de Luna, señor de la baronía de Illueca y Gotor, que era canónigo y preboste de aquella | iglesia : y fué presentado el obispo de Tortosa por el papa, á suplicacion del rey á trece de junio deste año, no habiendo querido condescender á la eleccion el cabildo, antes habian elegido á Fernando Muñoz, canónigo y chantre de la misma iglesia. Estuvo el infante don Juan, duque de Girona, en Zaragoza por el mes de noviembre deste año, proveyendo en las cosas de la guerra, teniéndola por rompida con el rey de Castilla y envió por capitan de la gente de guerra que estaba en las fronteras de Daroca á fray Berenguer de Monpahon, que era comendador de Orta.

CAP. X.-De la concordia que trató el rey con los reyes de Navarra y Portugal, por aliarse con ellos contra el rey don Enrique.

Por el mes de enero del año mil y trescientos y setenta, estuvo el rey en Tortosa, proveyendo lo que tocaba al socorro de Cerdeña, y nombró en lugar de don Pedro de Luna. por capitan general á don Berenguer Carroz, conde de Quirra, y dióse órden, que un baron del reino de Sicilia, que se decia Benvenuto de Graffo y era baron de Partana, pasase con ciertos navíos á proveer los lugares y castillos de Caller y del Alguer, que tenian gran necesidad de viandas: y mandó el rey que se forneciesen y basteciesen cuatro casEn lo de arriba se ha referido que la senescalía de tillos principales é importantes de aquella isla, que Cataluña, que antiguamente en tiempo de los condes cran Joyosaguarda, Aguafreda, el castillo de San Mide Barcelona la tuvieron los barones de la casa de Mon- guel y el de Quirra. Por este servicio, hizo despues cada, se dió por el rey don Alonso el cuarto, al infante merced el rey á este caballero del castillo y villa de don Pedro su hermano, y el infante la dejó incorpo- Galtelin, con otros muchos lugares en la isla de Cerderada en el condado de Prades. Despues el rey don Peña en la curadoría de Nurra, con título de vizconde de dro compró la senescalía de don Juan, conde de Pra- Galtelin. Comenzó luego en la primavera Brancaleon de des: y este año, estando en la ciudad de Valencia á Oria á hacer guerra al juez de Arborea: é hízole grande veinte y tres del mes de junio hizo merced deste oficio tala y daño en sus fronteras y comarca, y tuvieron al infante don Martin su hijo. Era la senescalía en Ca- los de Brancaleon de Oria cierta pelea y reencuentro taluña, como dicho es, lo mismo que el oficio de ma- con los del juez de Arborea, y quedaron vencedores y yordomo del rey en Aragon, y el de condestable en señores del campo los de Brancaleon: y el rey con diFrancia, y fué de tanta preeminencia que en las guerversos mensajeros entretenia á sus gentes y les ofrecia ras era el que tenia la jurisdiccion sobre toda la gente de enviar brevemente gran socorro, y de ir en persona militar, y no pasó mucho que el rey ordenó que se allá, y publicóse otra vez su pasaje. Pero la guerra que llamase el senescal, condestable de todos sus reinos, nuevamente se habia comenzado con el rey don Ende aquende y allende la mar, y que este oficio le tu- rique, por la villa de Molina y por los otros castillos viese siempre hijo de rey, si le hubiese, y fuese ar- de aquella frontera, hiciera suspender al rey otra mamado caballero: é incorporó en este cargo el oficio de yor provision de la que se hacia para socorrer á la nela senescalía de Cataluña, pues era una misma cosa. cesidad de Cerdeña, porque la gente de guerra que él En caso que no hubiese hijo de rey á quien dar el tenia, era menester para solo la defensa destas fronoficio de condestable, ordenó que fuese alguno de la teras y se pusieron en Segorbe, con mas guarnicion casa y sangre real, el mas apto que para un cargo tan de la ordinaria, Miguel Rui de Isuerre y otros capitapreeminente se pudiese hallar, y que fuese caballero, ó nes, y en la villa de Castellon del campo de Burriana, no lo siendo, antes que se le encomendase el oficio de Juan Jimenez de Montornes, y en Murviedro, Juan Mv condestable, recibiese la órden de caballería, y ordenó ñoz, y en la villa de Burriana, Pedro Galcerán de la un libro de las cosas que conciernen a este cargo y á Sierra, y Dalmao Gafer en Lérida. Fué proveido por casus preeminencias, y así el primer condestable que pitan en la ciudad de Teruel y sus aldeas el castellan hubo en el reino de Aragon, fué el infante don Martin: de Amposta, y en Daroca y su frontera, un caballero y á imitacion desto, se ordenó lo mismo despues en catalan que se decia Berenguer de Monpahon, y en la Castilla, y tambien el primero que tuvo este cargo en frontera de Calatayud y sus aldeas, el arzobispo de aquel reino, fué de la casa real de Aragon, que fug | Zaragoza, y era su teniente fray Guillen de Abella, co

TOMO IV.

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mendador de Monzon, y de la villa de Aranda y sus al- ↑ y el señorío de Molina, que habia de quedar para el rey

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de Aragon con los lugares de Requena, Otiel, Moya, Cañete, Cuenca, Medinaceli, Almazan, Soria y Agreda, con todas las villas y lugares que están entre estas villas y los términos de Aragon y de Valencia y Murcia, que habia de quedar separado del reino de Castilla. Traia el conde consigo dinero para la paga de dos mil y quinientas lanzas por seis meses: y queria, que se convirtiese en pagar tres mil lanzas por solos tres meses. Era el dinero hasta en suma de cuatro mil marcos de oro, y trujo una corona muy rica y otras joyas de mucho valor: y el conde de Barcelos comenzó á repartir buena parte del dinero entre algunos capitanes y gente que se comenzó á levantar, y él se volvió á Portugal para consultar con ellos el nuevo asiento que se tomaba, sobre dar el sueldo á las tres mil lanzas. El mismo dia se hicieron los desposorios de la infanta doña Leonor, con poder que tenia cl obispo de Ebora, y el rey despues envió á Omberto de Fenollar, para que se le entregasen las rehenes, y llevó comision de recibir en lugar del conde de Barcelos, al conde de Viana, que era su hijo mayor, y en lugar de las tres rehenes, a un hermano del rey de Portugal. Çon todas estas seguridades, el matrimonio no se efectuó: y aun despues el año siguiente, habiéndose concertado paz y amistad entre el rey de Castilla y de Portugal, mediante matrimonio del rey don Fernando con la infanta doña Leonor, hija del rey don Enrique, y entregados castillos en rehenes por ambas partes, el rey don Fernando se escusó tambien de cumplirlo, porque de secreto estaba casado con una dueña principal de su reino, que se llamaba doña Leonor Tellez de Meneses, sobrina de don Juan Alonso, conde de Barcelos, hija de su hermano Martin Alonso Tello, que habia sido casada con un caballero de Portugal, llamado Juan Lorenzo de Acuña, y se habia apartado della: y el rey de Portugal hubo de aquel matrimonio á la infanta dona Beatriz, que fué segunda mujer del rey don Juan de Castilla. De donde resultó la ocasion de las guerras

deas, era capitan don Miguel Perez de Gotor. Por el mes de julio del año pasado se habian ya restituido por mandado de la reina doña Juana de Navarra las villas de Salvatierra y de la Real, que habian ocupado los navarros, desde los años pasados: y por mandado del rey, se entregaron á Pedro Jimenez del Aztor, y antes que el rey partiese de Tortosa por el mes de febrero, vino á su corte Juan Cruzate, dean de Tudela, con poder de la reina doña Juana de Navarra, en ausencia del rey su marido, que estaba en Francia, y con. firmáronse entonces los capítulos de la última concordia y alianza que se hizo entre los reyes de Aragon y Navarra, en la cual exceptuó el rey por su parte al papa y á los reyes de Francia é Inglaterra y al príncipe de Gales y á sus hijos, y á los reyes de Portugal y Sicilia, Granada y Benamarin, y al conde de Fox. Exceptuándose por parte del rey de Navarra, los reyes de Francia é Inglaterra, el príncipe de Gales y sus hijos, el rey de Portugal, el infante don Luis de Navarra, duque de Durazo, su hermano, y el duque de Bretaña y el conde de Fox. Era esta liga principalmente contra el rey don Enrique, y obligáronse de no hacer paz con él, el uno sin el otro y juraron estas alianzas de parte del rey, el arzobispo de Zaragoza, y los obispos de Lérida y Tarazona, y el castellan de Amposta, y los abades de San Juan de la Peña y Montaragon, los vizcondes de Cardona y Castelbó, Ramon de Vilanova, camarero del rey, y Ramon de Peguera, mayordomo de la reina, y Ramon de Montoliu y los jurados de las ciudades de Zaragoza, Huesca, Tarazona, Calatayud, Daroca y Teruel. Por parte del rey de Navarra juraron el obispo de Pamplona, el prior del Hospital de San Juan de Jerusalen, el prior de Roncesvalles, el abad de San Salvador de Leire y el de Santa María de Huturx, el señor de Lutxa y el señor de Agramonte, mosen Rodrigo Duriz, camarero del rey de Navarra, don Pedro Alvarez de Rada, merino de la Ribera, don Martin Martinez Duriz, merino de las tierras de Sangüesa, Ramiro Sanchez de Arellano, merino de Estella, y los jura-y males que sobrevinieron á los reinos de Castilla en la dos de Pamplona, Estella, Tudela, Sangüesa y Olite: y el rey de Navarra ratificó esta concordia á nueve del mes de abril deste año, estando en el castillo de Chereborg. Dejando ordenadas las cosas del reino y de las fronteras de Molina y del reino de Valencia, el rey se fué á Barcelona: y allí vinieron don Martin, obispo de Ebora, y don Juan, obispo Silvense, y fray Martin, abad del monasterio de Alcobaza, y don Juan Alfonso Tello, conde de Barcelos, que era el mayor privado que tenia el rey de Portugal, con algunas galeras de Portugal: y en fin del mes de junio deste año, se juró tambien la capitulacion de la amistad y alianza entre el rey y el rey de Portugal, en presencia destos embajadores y fué tratado que el rey de Portugal casase con la infanta doña Leonor, precediendo dispensacion apostólica y daba el rey en dote á su hija cien mil florines. Obligóse el rey de hacer guerra al rey don Enrique, y contra sus valedores, desde el principio del mes de setiembre siguiente: y habia de pagar el rey de Portugal el sueldo de tres años, de mil y quinientas lanzas, y en seguridad del dinero, habian de quedar en rehenes el conde de Barcelos y Martin García, y Baltasar de Espinola, ballestero del rey de Portugal, y el rey de Aragon entregaba el castillo de Alicante, en seguridad del matrimonio. Declaróse que el rey de Aragon y sus sucesores, intitulasen al rey de Portugal, rey de Castila y de los otros reinos, exceptuando el reino de Murcia

guerra de Portugal: y segun se escribe en la historia del rey don Fernando, el rey de Aragon se quedó con gran parte del dinero que quedó en Barcelona, en poder de un tesorero del rey de Portugal. No fué solo el rey de Aragon burlado de aquel príncipe en lo del matrimonio de la infanta doña Leonor su hija, que estaba concertado siendo la infanta muy excelenta princesa, y á maravilla hermosa: pero el rey de Castilla, porque considerando el rey de Portugal, cuanto le convenia la amistad del rey de Castilla, siendo tan poderoso y de tanto valor, concertó de casar con la infanta su hija, que tambien se llamaba Leonor: y estando así acordado y tratado, usó el rey de Portugal con él de la misma liviandad, y dejó burlados estos príncipes por muy desatinados amores que tuvo con doña Leonor Tellez de Meneses, con la cual casó siendo hija de su vasallo, y lo que fué de mayor admiracion, estando casada con un caballero su vasallo, y de quien tenia un hijo que se llamaba Alvaro de Acuña.

CAP. XI. Del matrimonio que se concertó entre el infante don Juan, duque de Girona, madama Juana, hija dēļ rey Filipo de Valois, que murió en Beses viniendo para su marido.

Despues que se puso fin á una guerra tan terrible, y que duró tanto tiempo, y estando el rey con esperan za de gozar de una perpetua paz en sus reinos, trató de

casar al infante don Juan, duque de Girona, su hijo primogénito: y concertóse su matrimonio con madama Juana de Francia, que en la historia del rey se dice que era hija del rey de Francia, y no se declara de cual rey: por memorias auténticas del mismo tiempo se colije, que era tia del rey Carlos, que reinaba entónces, que fué el quinto deste nombre, y consta, que era hija del rey Filipo de Valois y de la reina Blanca, su segunda mujer, hija de Filipo de Hebreus, rey de Navarra. Para la conclusion deste matrimonio fueron enviados á Francia por embajadores don Lope de Gurrea y mosen Berenguer de Abella: y entonces se concertó, que se pagase al rey todo lo que se restaba debiendo por la villa y baronía de Mompeller. Estaba el duque en Zaragoza á diez y siete del mes de diciembre deste año, y fué servido de la ciudad en cierta suma para las fiestas del matrimonio: y viniendo su esposa con grande acompañamiento para Cataluña, en el camino le sobrevino una tan grave dolencia, que se entendió luego que era mortal, y el duque que la estaba esperando en Rosellon para celebrar sus bodas, pasó á Beses a donde Ja vió, y antes que llegase à Narbona de vuelta segun se escribe en la historia del rey, habia ya fallecido. Causó este caso muy general sentimiento en todos, porque allende que esta princesa era adornada de estremada hermosura y de muy escelentes virtudes, al duque en ningun reino se le podia ofrecer lal casamiento, ni tan conforme á su edad.

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mon de Perellós, Guerau de Cervia, Pauquet de Belcastel, Bernardo de Olcinellas, Ponce Descastlar, Be renguer de Ortafá, Francés Dolms, y Guillen Dolms, Bernardo Alaman de Orriols, Ramon de Malan, Bernardo de Vilademain, Francés de Cervia, Jaime de Conella, Aimerich de Centellas, Guillen de Palafox; Guillen Zacirera, Berenguer de Sanauja, Bernardo Galcerán de Pinós, Berenguer de Anglesola, Francés de Sanclemente, Ramon Zacosta, Bernardo y Ramon de Boxados, Ramon de Uluja, y otros muchos cabaHeros, y finalmente toda la nobleza de Cataluña. Nombraron por regidores á Pedro de Aviñon, y Bernardo Alaman de Orriols, y á Guillen de Palafox y Ramon de Uluja. La contienda se puso luego á las armas, y comenzaron á juntarse por esta querella muchas compañías de ambas partes, y el rey, estando los condes y vizcondes juntos en Martorell, envió con fray Pedro Cima, su confesor, y con Francés Zagarriga, à requerirles y mandarles que desistiesen de aquella pretension, y estando con sus gentes á la ribera del rio Noya, que pasa junto de Martorell, les hablaron y exageraron cuan grave caso era, poner en la tierra imposiciones generales en perjuicio de la preeminencia real. A esto respondieron que ellos no habian llevado tales imposiciones en sus tierras en perjuicio general ni del rey, ántes lo habian evitado: y si se llevaban en sus estados, era con justas causas, y segun la costumbre antigua de sus predecesores: y suplicaban al rey que por esta causa no permitiese que CAP. XII. De la disension que este año se comenzó entre se suscitase nueva cuestion contra ellos, pues jamás algunos ricos hombres de Cataluña y los barones, cabalos reyes pasados la habian movido y no se procelleros y hombres de paratje del mismo principado, que diese contra sus bienes, pues no usaban de cosa que les se juntaron contra ellos, con favor y órden del rey. fuese ilícita y considerase el rey cuan grandes serviSucedieron este año estando el rey en Barcelona, al- cios le habian hecho, por los cuales á su parecer no gunas novedades que fueron principio de grande di- merecian tal galardon. Pareció á los del consejo del sension y contienda que duró mucho tiempo, entre el rey que no se satisfacia con esta respuesta á lo que conde de Urgel y don Juan conde de Ampurias, y los eran requeridos, é hízoseles otro requerimiento: y vizcondes de Cardona y Castelbó de una parte, y los mandóles el rey citar, porque aquellos caballeros hamas principales barones, caballeros y hombres hijos- bian firmado de estar á derecho ante su corte, sobre dalgo, que en su lengua dicen de paratje, que eran de esta querella. Puso el rey en esto mucha fuerza, por la otra parte. Esto fué por causa que estos condes y conservacion de la jurisdiccion que tenia sobre los cavizcondes, alegando cierta costumbre, sin tener fa- balleros y personas generosas poblados en los condacultad del rey, echaban algunas imposiciones, general- dos y vizcondados, y en las otras baronías de Catalumente en todas sus tierras: y por su autoridad las co- ña y por otra parte los condes y vizcondes que prebraban de cualesquiera personas, y procedian crimi- tendian tener fundada su jurisdiccion sobre los baronalmente contra delincuentes, aunque pretendian ser nes y caballeros, y personas generosas de sus estados, exemptos de su jurisdiccion. Esto se estendió tanto que por términos jurídicos y por todas las otras vias que hubo en ello grande abuso y exceso y como era en podian, persistieron en defender su causa, y llegó la perjuicio de la jurisdiccion real, el rey tuvo forma, que diferencia á muy gran peligro de alterarse toda Catamuchos barones y caballeros de Cataluña, y hombres luña. Mas visto despues por los condes y vizcondes, de paratje, se juntasen entre sí y se confederasen, para que cuanto a las imposiciones generales, no tenian tan resistir á los condes y vizcondes que esto pretendian. fundado su derecho como les convenia, juntáronse en Juntáronse en principio del mes de setiembre deste año un campo que está junto à San Juan del Pino, con en Barcelona, é hicieron entre sí union, por conserva- Jaime de Ezfar, canciller del infante don Juan, y cion de la preeminencia real, diciendo que en cualquie con Ramon de Vilanova, camarero del rey, y ante ra parte de Cataluña que ellos estuviesen, eran súbditos ellos reconocieron, que no les era lícito imponer aquedel rey, y estaban debajo de su jurisdiccion, señalada- las nuevas exacciones: y cuanto à la jurisdiccion somente en causas criminales: y con consentimiento y bre los caballeros y personas de paratje, pidieron que voluntad del rey y del primogénito, se juramentaron se nombrasen personas que lo determinasen. Habia para defender sus privilegios contra los condes de Urgel mandado el rey convocar cortes generales á los catay Ampurias, y contra los vizcondes de Cardona y Castel- lanes por sola esta causa en la villa de Monblanch: y boy concurrian con ellos las personas eclesiásticas. Esta en ellas por el mes de diciembre deste año con delibejunta se llamó la conveniencia de los caballeros de Ca- racion y consentimiento de la corte, fué proveido que taluña: y los principales que concurrieron en esta pre- el rey, con otras dos personas que él nombrase una tension contra los condes y vizcondes, eran Andrés de de cada parte, siendo conformes, declarase esta conFenollet vizconde de Illa, Jazpert de Guimerá, Bernardo tienda. Nombró el rey en presencia de la corte, las dos de Tous, Arnaldo de Cervellon, Pedro de Aviñon, Ra-personas, que fueron el vizconde de Cardona, y el viz

conde de Illa, pero no se pudiendo conformar, estaban las cosas en rompimiento, y los barones y caballeros tenian ordenada y á punto mucha gente para cualquier suceso. Despues en la ciudad de Tortosa, por el mes de abril del año siguiente de mil y trescienlos y setenta y uno, teniendo el rey córtes á los cata lanes, y estando le partida para Aragon, se proveyó por corte, que se pusiese tregua entre ellos por dos años y nombráronse ciertas personas, con cuyo consejo el rey determinase lo que fuese expediente cerca de la diferencia principal: y en el medio que se debia tener en el ejercicio de la jurisdiccion, entre tanto que se determinaba, y nombráronse ciertas personas en cada veguería, que ejerciesen toda jurisdiccion civil y criminal en las personas generosas que habitasen dentro del señorío de rico hombre 6 baron. Pero la determinacion se defirió algun tiempo, y la junta de los caballeros y hombres de paratje, se congregaba por diversos lugares de Cataluña, y cada año elegian sus regidores, y hacian algunos estatutos, y tenian sus compañías de gente de caballo, lo cual duró algun tiempo. Con esta ocasion se movió entonces gran diferencia entre el rey y el conde de Urgel su sobrino, sobre los feudos del condado de Urgel, y del vizcondado de Ager.

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ya aquella conquista, que tanto costaba al reino, que no habia persona principal en él, que no hubiese perdido algun deudo muy cercano en las guerras pasadas. Decian que dejase el rey á Cerdeña para los mismos sardos, pues era una tierra miserable y pestilencial, y la gente della vilísima y vanísima : y que fuese guarida para los corsarios genoveses, y poblacion de los desterrados y malhechores. ¿Qué premio eran sus bosques y montañas llenas de fieras, en venganza de tantos y tan excelentes caballeros, como habian muerto en su conquista y defensa, y qué recompensa de tan gran estrago de gentes? Que debia considerar el rey que no era la contienda por la isla de Sicilia, ni por los campos fértiles y abundosos de Jorgento y Lentin, sino por los yermos y estaños, y barbarie de una isla, cuyo aire y cielo era pestilencial. Pero el rey instaba en la defensa della, como de cosa tan principal de su corona, y Gualter vino á la villa de Caspe, á donde el rey estaba celebrando cortes á los aragoneses, en fin del mes de noviembre, y dióle allí el rey titulo de conde de Arborea, y fueron con esta armada Olfo de Proxita y el conde de Quirra, que era capitan de la gente de armas que el rey enviaba destos reinos, y llevó de la Proenza algunas compañías de gente de armas que allí se hicieron, é iban con ellos por capitanes, Felipe Lamberto, señor de Vilacausa, y Luis Ros, y Ramon

CAP. XIII.-Del socorro de gente inglesa que se envió á la Auger de Pontsorga. Con esto y con proveer el rey por isla de Cerdeña.

gobernador del cabo de Lugodor á don Gilabert de Cruillas, se proveyó bastantemente á la defensa de las ciudades que se tenian por él en Cerdeña. Por el mismo tiempo, el infante de Mallorca, estando en la ciudad de Aviñon, dió sueldo á muchas compañías de gente de armas de la Proenza y Delfinado, para entrar con ellas á invadir el condado de Rosellon: y el rey proveyó de capitan general de aquellas fronteras al vizconde de Illa y Cañete. Este año don Felipe de Castro, fué muerto en Castilla por los de Paredes de Nava, que eran sus vasallos: y dejó una hija de doũa Juana su mujer, hermana del rey don Enrique, que se llamó doña Leonor de Castro, y fué señora de las villas de Tordehumos, y Medina de Rioseco y sus aldeas, pero despues se las quitó el rey don Enrique, y las dió á don Fadrique su hijo, que fué duque de Benavente, y en recompensa dellas, le dejó diez mil do

doña Leonor, sucedió en las baronías de Castro y Peralta, doña Aldonza su tia, que casó con don Bernardo Galcerán de Pinós.

En las cosas de Cerdeña, se iba siempre ganando por el juez de Arborea, y no quedaba en aquella isla al rey de donde poder ofender á los enemigos, sino de Caller y del Alguer, y de algunos castillos, y esto se defendia con harto trabajo, porque toda la tierra estaba rebelada, y lo mas della se tenia por los rebeldes, y en lo de Sacer quedaron ellos superiores: y fué allí pre→ so por el juez de Arborea un caballero muy principal deste reino, pariente del rey, que se llamaba Manuel de Entenza, que fué hijo de Ponce Ugo de Entenza, hermano bastardo de la infanta doña Teresa de Entenza, madre del rey. Estando las cosas en este trance, y no pudiendo el rey enviar tan presto el socorro como se habia publicado, procuró que Brancaleon de Oria asentase tregua con el juez de Arborea hasta por todo abril deste año y en este medio envió el rey à Berenguer de Ripol, capitan de seis galeras, para que prove-blas de oro para su casamiento, y por muerte desta yese los castillos de Caller y del Alguer, y los otros: y tomó algunos navíos que llamaban panfiles, cargados de trigo, que iban á Génova, para que descargasen en el puerto de Caller, lo cual se hizo con permision de Domingo de Campo Fregoso, duque de Génova y de la señoría, que estaban en buena paz con el rey. Por este tiempo se concertó el rey con un caballero inglés que se decía Gualter Benedicto, y con otros capitanes y caballeros y gente de guerra, que pasasen á Cerdeña, y fué el conde de Quirra a Aviñon á concertar con ellos las pagas, y con otros capitanes. Tratóse que pasasen del puerto de Liorna, y era esta gente mil lanzas de ingleses, cada uno con tres caballos y con un pilart, que iba armado de cota, bacinete, lanza y espada : y quinientos flecheros, que cada uno llevaba dos caballos, y mil peones, que llamaban bergantes, con corazas y bacinetes, y con pavés, lanza y espada. Fueron grandes y muy continuas las contribuciones y servicios que se hicieron al rey para la defensa de Cerdeña, y sentian los pueblos mucha graveza, porque eran muy vejados de las imposiciones ordinarias y extraordinarias y comunmente desdeñaban y despreciaban

CAP. XIV.-De la creacion del papa Gregorio onceno, en
cuyo poder y de su colegio, comprometieron el rey de
Aragon y el rey don Enrique sus diferencias.
Habia enviado el papa Urbano para asentar las dife-
rencias que habia entre el rey don Enrique de una par
te, y los reyes de Aragon, Portugal y Navarra de la
otra, dos nuncios, que fueron don Beltran, obispo de
Comenge, y Agapito, obispo de Bresa, y despues de
Lisbona, para inducirlos á la concordia. Despues por
su muerte, que murió en el mes de diciembre del año
pasado en Marsella, fué creado sumo pontifice el papa
Gregorio onceno, que era de nacion francés, de tierra
de Limoges, sobrino del papa Clemente sexto, hijo de
su hermana. Este pontifice con gran celo del servicio
de nuestro Señor, y por la pacificacion de la Iglesia,
Juego que fué asumpto al pontificado, entendió en la
paz destos príncipes, y mandó continuar á los nuncios
la plática de la concordia, y á su instancia, nombró

el rey don Enrique por su parte, al obispo de Burgos | cientos y setenta y dos. Por este tiempo vino el carde

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nal de Comenge á Alcañiz, y en su presencia se ratificó el compromiso, á cuatro del mes de enero deste año y despues vino á la misma villa, para asistir á la ratificacion, un embajador del rey don Enrique, que se decia Pero Lopez de Padilla: y ante él se tornó á ra➡ tificar á tres del mes de febrero siguiente. Mas el rey don Enrique tuvo grande negociacion, porque esto no se determinase en la curia romana y envió a decir al rey, con don Pedro de Boil, que estaba por embajador en Castilla, que holgaria de concertarse con él sin que el papa interviniese entre ellos y sobre esto trajo don Pedro de Boil cartas del rey y reina de Castilla: y siendo el rey venido á Zaragoza, respondió con el mismo don Pedro de Boil, que era muy contento: pero no embargante esto, envió sus embajadores á la curia romana para proseguir el compromiso, que fueron micer Francés Roma, su vicecanciller, y Bernardo Olives, arcediano de Lérida.

CAP. XV.-De la paz que se concertó entre el rey don Fadrique y la reind Juana: y de las condiciones con que quedaron sus reinos distintos con autoridad del papa Gregorio undécimo, y de la sede apostólica.

Aunque había algunos años que estaban sobreseidas las armas entre la reina Juana de Nápoles y su reino y el rey don Fadrique de Sicilia, pero como el rey don Fadrique tenia la posesion por la sucesion del rey don Fadrique su abuelo, sin reconocer el supremo dominio de los sumos pontífices, ni de la Iglesia romana, de la cual nunca habian alcanzado investidura los reyes pa

y á Alvar García de Albornoz, su mayordomo mayor, y el rey de Aragon, al obispo de Lérida, y don Ramon Alaman de Cervellon, que era gobernador del reino de Valencia. Entonces vinieron los embajadores del rey de Castilla al lugar de Cañete, y los del rey de Aragon fuéron á Castelfabib, que distan á cinco leguas, y juntáronse con el obispo de Comnenge, que era ya cardenal, en Castelfabib, y allí se concordaron de poner todas sus diferencias y comprometerlas en poder del papa, y del colegio de cardenales y declararon que en tanto que se determinaba, no se innovase cosa alguna, so pena de veinte mil marcos de oro, y que la decla- | racion se hiciese dentro de ocho meses. Esto entendia el rey, que le estaba mejor que esperar lo que sucederia de la empresa que el duque de Alencastre, herma no del príncipe de Gales, nuevamente habia tomado de venir á Castilla poderosamente, para conquistarla, Ilamándose rey, por haber casado con la infanta doña Costanza, bija mayor del rey don Pedro, porque con aquel príncipe, si fuese vencedor, no se podia tomar mejor concierto, que con el rey don Enrique: y consideraba que cualquiera partido le estaria mejor, porque le costaba mucho sustentar á Molina y los otros lugares que se le habian rendido. Por otra parte, espe→ rar á tratar con el rey don Enrique, en caso que que dase vencedor, no se podia persuadir el rey que fue se entonces mas liberal, pues en el principio de su reinado, teniendo muy cruel guerra con Portugal, y estando con menos temor del duque de Alencastre, no se queria mover á lo que era razon, cuanto ménos se inclinaria, sucediéndole las cosas prósperamente : y│sados de la casa real de Aragon, estaba aquella isla muast juzgaba el rey que era mas expediente obligarle, con que se comprometiese en poder del papa. Con esto el rey principalmente atendia á defender á Molina y los otros castillos, y puso por gobernador y capitan del condado de Molina, á Fernan Lopez de Sese, y era alcaide García de Vera y estaba en ella Fernan Alva- | rez de la Cueva, con cargo de gente de guerra, que era natural de aquella villa, de quien el rey hacia mucha confianza : y aunque la guerra estaba sobreseida, por estar el rey don Enrique muy ocupado en lo de Portugal, se puso muy buen recaudo en las fronteras, y tenia algunas compañías de gente de caballo en Albarracin, Fernan Lopez de Heredia, que era alcaide de Albarracin, y en Hariza, Sancho Gonzalez de Heredia y el obispo de Tarazona, y fray Martin de Lihori, comendador de Mallen, tenian cargo de aquella frontera, y sobre toda la gente de guerra, eran capitanes Garci Lopez de Sese, gobernador de Aragon, y el castellan de Amposta. Por este tiempo un caballero castellano, que se decia Gonzalo Gonzalez de Ávila, que tenia el castillo de Mesa, se ofreció de tenerle en la obediencia del rey con ciertas condiciones, y vino sobre ello al rey un caballero que se decía Rui Gonzalez Maldonado, y envió allá el rey á Jaime Cañamero adalid, para que estuviese con alguna gente en su guarda, porque en esta sazon estaba sobreseida la guerra con el rey don Enrique, y mandó el rey que Gonzalo Gonzalez de Ávila fuese recogido dentro. Pero no pasaron muchos dias, que estando el rey en Alcañiz, á donde se habian mudado las cortes, porque morian de pestilencia en Caspe, el castillo de Mesa se dió á castellanos, y entrególe el mismo Gonzalo Gonzalez de Ávila, teniéndolo por el rey de Aragon á costumbre de España. Esto fué por el mes de enero del año del nacimiento de nuestro Señor de mil y tres

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cho tiempo habia debajo del eclesiástico entredicho. Por esta causa se habian movido en aquella isla grandes errores, y estaban las cosas de la fé y de la religion á muy grande peligro, por estar los sicilianos tanto tiempo fuera del favor y amparo del Pastor universal de la Iglesia católica. Considerando esto los que tenian el gobierno de la isla de Sicilia que eran don Guillen de Pe→ ralta, conde de Calatabelota, y don Artal de Alagon, conde de Mistreta, y maestre justicier del reino, don Mateo de Moncada, conde de Angosta y de Adorno, Juan de Claramonte y Francisco de Veintemilla, procuraron que la paz se asentase de manera entre aquelas casas que fuese grata y acepta á la sede apostólica, lo cual se procuró mucho en vida del papa Urbano. Finalmente, despues de diversas consultas y embaja→ das, la paz se concluyó con estas condiciones. Que hubiese paz perpetua entre los reyes de Sicilia y Trinacria y sus reinos, y que el rey don Fadrique por sí y sus sucesores tuviese la isla de Sicilia ó el reino de Trinacria, con las islas adyacentes por la reina Juana y por sus hijos y descendientes legítimos tan solamente, y les hiciese juramento y homenaje de fidelidad, por medio de sus procuradores. Habia de servir por este reconocimiento á la reina con diez galeras, y con cien hombres de armas en cada un año, siempre que hubiese notable invasion de enemigos contra su reino, moderando este servicio hasta que el rey don Fadrique tuviese á su poder la mayor parte de su reino que estaba usurpado por diversos barones: y tambien habia de dar á la reina en cada un año en la fiesta de san Pedro y Pablo en la ciudad de Nápoles tres mil onzas de oro que valian quince mil florines, y esto por razon del censo que pagaba la reina á la sede apostólica, por la parte que cabia á la isla de Sicilia, y hacíase la remision de todos los años pasados. Declaróse que en ningun tiempo el rey

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