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animosísimamente, defendiéndolos los que estaban en la muralla, aunque perdieron sus caballos. Ganaron los nuestros en estas batallas, segun se contiene en una relacion de aquel tiempo, los pendones de Sevilla y del maestre de Calatrava, y fueron muertos el maestre de Alcántara, y Gutier Fernandez Delgadillo, y Fernan Lopez de Estúñiga, que eran de los mas notables caballeros que el rey de Castilla tenia en su servicio, y Pero Diaz de Sandoval, y Diego Gomez su hermano con otros ciento y cincuenta caballeros. De los nuestros no murieron sino treinta caballeros y cincuenta caballos, aunque don Pedro Lopez de Ayala no hace mencion que murieron de parte del rey de Castilla sino Diego Diaz de Rojas, y Gutier Fernanez Delgadillo y hace despues mencion del maestre de Alcántara, y que el rey de Castilla le dejó por capitan de la frontera de Gomara. En aquella misma relacion se dice, que luego despues de la batalla, el rey de Castila por miedo de los condes se fué á Santo Domingo, que dista á tres millas de Najara, llevando consigo al maestre de Calatrava y algunos caballeros que iban muy mal heridos; y cuanto al recojerse el rey de Castilla, conforma tambien con ella su historia, en la cual se cuenta una cosa muy vana y digna de considerar, y es, que teniendo el rey de Castilla su campo en Azofra, y estando determinado de combatir otro dia despues de la batalla, la villa de Náraja, á donde los condes y sus gentes se habian recogido, que segun allí se afirma no se le podian defender, viniendo derecho camino de Nájara, se encontró con un escudero

Ayala en la suya no hace mencion del cerco de Haro, ni de la entrada del infante, y se refiere, que los condes y don Tello pasaron a la ciudad de Nájara, y fueron muertos en la entrada de aquella ciudad los judíos que habia en ella. Lo que en nuestras memorias parece es, que Haro fué entrado por los condes, y que quedó en aquel lugar con algunas compañías de gente de caballo en su defensa don Sancho, hermano del conde de Trastamara: y sucedió que los condes con su ejército pasaron á Pancorvo, á donde se detuvieron algunos dias, y apoderáronse de una casa fuerte de Pero Fernandez de Velasco, que estaba en una aldea que se decia Gameno, á media legua de Pancorvo y el rey de Castilla envió á Birviesca á don Gutierre Gomez de Toledo, prior de San Juan, con seiscientos de caballo, para que hiciesen rostro á los enemigos, entre tanto que se venia á Birviesca, y juntó un muy pujante ejército, en que habia hasta cinco mil de caballo y diez mil de á pié. Estando así juntos los ejércitos, túvose cierto aviso, que don Tello traia pláticas con el rey de CastiIla, para pasarse á su real con algunos caballeros, y sabiéndolo el conde su hermano, disimuladamente le envió á Aragon, con achaque que enviaba á pedir socorro al rey, y vinieron con él Diego Perez Sarmiento y Juan Gonzalez de Bazan, y Suer Perez de Quiñones' que eran caballeros muy principales, que seguian aj conde, y de quien hacia gran confianza: y luego los condes en llegando el rey de Castilla á Birviesca, de Pancorvo se volvieron á Nájara. Otro dia partió el rey de Castilla de Birviesca, y vino á Gresaleña, y de allí á Miranda de Ebro, que se tenia por el conde de Trasta-castellano que iba haciendo gran llanto por la muerte mara y apoderándose de aquel lugar, pasó á Santo Domingo de la Calzada, y de allí se vino derecho camino, y alojó su campo en un lugar cerca de Nájara que dicen Azofra, con propósito de dar otro dia la batalla. Los condes, que entendieron que el rey de Castilla se venia para ellos con tan poderoso ejército, dejando la mayor parte de la gente dentro de la villa de Najara, salieron della, y se hicieron fuertes en un cerro que está delante del lugar, hasta ochocientos de caballo y dos mil peones, y otro dia salió el rey de Castilla con sus baLallas ordenadas, y salieron los condes con sus pendones tendidos al encuentro: y mezclóse entre ellos una muy brava batalla: pero siendo el rey de Castilla tan superior en el número de la gente, fué forzado que los condes se recogiesen, y segun en la historia de don Pedro Lopez de Ayala se dice, ganaron los castellanos los pendones del conde de Trastamara y de don Tello, y fué muerto en la batalla un caballero que tenia el pendon de don Tello que habia quedado con su gente, que se decia Diego Diaz de Rojas: y no pudiendo recojerse el conde de Trastamara por las puertas de la villa de Nájara, fuele forzado entrar por el muro. Fué grande el conflicto que hubo en esta batalla por diversas partes, porque don Fernando de Osores, comendador mayor de Santiago, y Gonzalo Gonzalez de Lucio, y Pero Ruiz de Sandoval, caballero de la órden de Santiago, y otros caballeros, con mucha gente se habian hecho fuertes en otro cerro, que decian el Cabezo de los Cristianos, y siendo acometido por la gente del rey de Castilla, pelearon varonilmente y defendiéronse muy bien, y duró por gran espacio la batalia, y fue muy señalado aquel dia el esfuerzo y valor de don Gonzalo Mejía, maestre que fué despues de Santiago, que no se pudiendo recojer á la villa, con los que se entraron en ella con el conde de Trastamara, se arrimó con hasta cincuenta caballeros al muro, y de allí pelearcn

TOMO IV.

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de un tio suyo, y como eran en aquellos tiempos muy agoreros, lo tuvo el rey por mal aguero, y se volvió á su real; y no quiso que los suyos fuésen á combatir el lugar, aunque se lo aconsejaban todos, y se volvió para Santo Domingo, y fué esto causa que se escapase el conde de Trastamara, y le guardase Dios de aquel peligro, para que fuese rey de Castilla. Si fué como este autor escribe, se puede entender, cuán pequeñas ocasiones suelen ser parte que se pierdan grandes empresas ó se acaben: pues por las lágrimas de un escudero se dejó de acometer un tan honrado hecho, y en que tanto iba, y resultó en mayor alabanza y honra de los condes que resistieron á tan poderoso ejército, y se defendieron y pelearon tan esforzadamente siendo en el número tan inferiores, hallándose el rey de Castilla presente y retirándose tan sin pensar. Teniendo aviso el rey de Castilla que los condes de Trastamara y Osona y sus gentes habian desamparado los lugares de Nájara y Haro, y que tomaban el camino de Navarra, vino con su ejército á Logroño, y llegó a tiempo que se descubrieron los condes que iban por las faldas de una sierra de Navarra cerca de un lugar que se llama Aguilar, á donde estaba el cardenal de Bolonia : y salió á suplicar al rey de Castilla que los dejase ir, pues se salian de su reino y le habian desamparado sus lugares, porque aquello era bastante satisfaccion suya, y de seguirlos le podria resultar alguna afrenta y peligro grande, si acosándolos tanto, emprendiesen como gente desesperada de volver sobre sí. Esto fué de suerte, que afirma don Pedro Lopez de Ayala, que los condes y los suyos eran perdidos si el rey los siguiera, y que por respecto del cardenal se detuvo en Logroño, y mandó que no los siguiesen, y los condes y don Sancho hermano del conde de Trastamara con sus gentes se vinieron á Tauste, à donde se detuvieron algunos dias. Entónces dejó el rey de Castilla en Alfaro contra

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mandamientos como era razon, y siempre habia contienda con los unos 6 los otros: y en esta sazon el juez de Arborea y Nicolao de Oria, y Antonio y Juliano de Oria, se juntaron contra Brancaleon de Oria por el feudo que el rey le habia concedido, y le hacian en su tierra mucho daño, sabiendo que al rey tocaba la defensa. Mostraban tambien los genoveses desear la concordia: y así el rey en principio del año pasado envió para que tratasen con los embajadores de aquella señoría á Francés de Perellós, y Jazbert de Tregura y Ramon Lull: y dejaba todas sus diferencias en poder del papa ó de algunos cardenales, 6 del marqués Juan de Monferrat que estaba casado con la infanta doña Isabel, hija del último rey de Mallorca, con quien el rey su tio la habia casado, teniendo aun en prision al infante don Jaime su hermano. Estos embajadores fuéron por esta causa á Lombardia, y siendo la concordia muy difícil, procuraron que se hiciesen treguas de un largo tiempo, por diez 6 veinte años, con que se asegurasen bien y finalmente el rey y el duque de Génova que era Simon de Bocanegra, en nombre de la señoría comprometieron todas sus diferencias en poder del marqués de Monferrat, y con esta resolucion volvieron los embajadores del rey cuando estaba en Mallorca, y en principio del mes de agosto del año pasado, ántes que el rey se partiese de aquella isla, ratificó el compromiso. Hecho esto volvieron los mismos embajadores á Lombardía, porque el marqués había de dar su sentencia, y en presencia de los embajadores, estando en la ciudad de Aste á veinte y siete del mes de marzo deste año, declaró que hubiese de allí adelante buena y verdadera paz entre el rey y la señoría, y sus valedores y va

la frontera de Tarazona, á don Garci Alvarez de Toledo, maestre de Santiago con seiscientos de caballo, y en Agreda á don Diego García de Padilla, maestre de Calatrava con cuatrocientos, y en Gomara á don Suer Martinez, maestre de Alcántara, con trescientos, y envió á Molina á Gutier Fernandez de Toledo con otros trescientos. Los que estaban en estas villas de Alfaro y Agreda comenzaron luego á correr hasta Tarazona, y bajaban desde Ebro al Vayo: y porque se entendió que querian correr la comarca del rio de Borja, á donde en esta sazon no habia ningunas compañías de gente de caballo, proveyó el rey que el conde de Trastamara, que tenía á su cargo las fronteras de Calatayud, Aranda, Cetina, Hariza y Embite, con seiscientos de caballo, enviase allá á don Gonzalo Mejía con hasta doscientos ginetes, y á la villa de Ejea otros ciento y porque el castillo de Alcalá del monasterio de Veruela no estaba en defensa, y por él se habia recibido mucho daño en toda aquella comarca, mandó el rey á los de Borja que lo derribasen. Estaba Pedro Alberto con una compañía de gente de caballo en Magallon, y fuéronse á jun- | tar con él Gonzalo Alonso de Quintana, y Gomez Carrillo, que eran dos caballeros castellanos muy principales en la casa del conde de Trastamara con sus compañías de gente de caballo: y Diego Perez Sarmiento, y Pedro Fernandez de Velasco que estaban primero en Borja, se fuéron á juntar con Gonzalo Gonzalez de Lucio, que era capitan de los lugares de Ejea, Tauste y Sadava, y púsose gran diligencia en fortificar la corona que llamaban de Ejea, que era lo mas fuerte de aquella villa. En este tiempo estuvo el infante don Fernando con setecientos de caballo, en defensa de las fronteras de Daroca, Albarra-sallos, y el rey pusiese en su poder la villa del Alguer, zin y Teruel y porque Martin Jimenez de Pueyo que tenia el castillo de Fuent de Salce, que estaba en Castilla y tenian los nuestros contra la frontera de Molina, fué proveido por el rey por alguacil del ejército del conde de Trastamara : envió el rey allá en su defensa con una compañía de soldados un caballero que se decia Fernan Gonzalez de Liñan. Con esta órden se repartió por estas fronteras la gente de guerra en fin del mes de junio: y el rey de Castilla se fué á Sevilla, y quedó el cardenal de Bolonia en un lugar del reino de Navarra, á los confines de Aragon, á donde por importunidad suya, el rey de Castilla envió un su privado y contador mayor, que se decia Juan Alonso de Mayorga y el rey á don Bernardo de Cabrera, y se juntaron con el legado para tratar de algunos medios que pudiesen mover estos príncipes á la concordia.

CAP. XXIX.-De la sentencia que dió el marqués Juan de Monferrat en las diferencias que habia entre el rey y el comun de Génova, por la cual se asentó la paz, y de las galeras que se perdieron en One que fueron en socorro del rey de Tremecen, y de la ida de la reina doña Costanza al rey de Sicilia su marido.

Estando el rey tan ocupado en la guerra que tenia con el rey de Castilla, procuró cuanto pudo de concertarse con genoveses que le molestaban en las costas de Cerdeña y dentro en la isla, y érale muy gran perjuicio no poder valerse por esta causa de sus armadas, y estar tan lejos de sus reinos. Habia otro inconveniente grande, que los harones de aquella isla, así los Orias como el juez de Arborea, se atrevian por esta guerra á los oficiales de rey y no obedecian sus

y el duque y señoría de Génova la villa y castillo de Bonifacio, de allí á la fiesta de Pentecostés, y despues dentro de un año, para que estuviesen en su poder en seguridad de la paz hasta la prorogacion del compromiso, que era de cinco años y tambien se acordó que se le entregasen para mejor ejecución de lo que se declarase por él, sobre todas las diferencias que habia entre el rey y aquella señoría, por causa de la isla de Córcega y de todos los lugares de Cerdeña, señaladamente del Alguer, en que cada una de las partes pretendia tener derecho, y se hiciese de Bonifacio y del Alguer lo que el marqués determinase. Puso pena de cien mil florines contra el que no hiciese la entrega, adjudicando á la parte que entregase, que tuviese derecho de ocupar el lugar que no fuese entregado, aunque despues el marqués les dió por ninguna esta pena. Declaró tambien que los daños hechos ántes del rompimiento de la guerra, no se hiciesen de una parte á otra satisfaccion aiguna: y dióse cierta órden para satisfacer á los que habian recibido daño, por via de imposicion de, cuatro dineros por libra de las mercaderías, que destos reinos se sacaban para señoría de Génova, y de la misma suerte de las que de allí se traian. Despues desta sentencia, á veinte y uno del mes de junio siguiente, declaró el marqués, cuanto a los barones de la casa de Oria, que eran rebeldes al rey, que se guardase lo concordado con los embajadores del rey, por ciertos cardenales en Avinon, que era que volviendo ellos á la obediencia del rey, se les restituyesen todos los lugares y castillos que en aquella isla poseían ellos ó sus predecesores el año de mil trescientos y treinta : exceptuando los lugares de Caller, Alguer y Sacer y Villadeiglesias, Con

la

esta concordia quedó el rey mas desembarazado pa- | Cerdeña, y desembarcó la reina en Caller, a donde se

detuvo casi todo el invierno, y fué entonces proveido de gobernador y capitan del castillo de Caller, y del cabo de Gallura, Jimen Perez de Calatayud, que fué un muy valeroso caballero, é hizo muy señalados ser¬ vicios al rey en las guerras desde su mocedad.

CAP. XXX. Del matrimonio que se trató entre el infante don Martin y doña Maria de Luna, que sucedió en el estado del conde de Luna su padre.

Ántes que el rey partiese de Zaragoza, en el verano pasado deste año, murió el coude don Lope de Luna, y segun el rey escribe, se tuvo por gran pérdida ser en tal tiempo su muerte, porque era gran servidor del rey, y de mucho valor, y el mas poderoso señor que habia en sus reinos: y fué llevado su cuerpo al monasterio de Veruela, á donde estaban enterrados los señores de aquella casa. Tuvo de la infanta doña Violante su primera mujer una hija que murió en vida de la madre, y muerta la infanta año de mil y trescientos y cincuenta y tres, casó el conde con doña Brianda de Agaout, que fué natural de la Proenza, é hija del

ra valerse por la mar de sus armadas, en la guerra que tenia con el rey de Castilla; y con esta ocasion, el rey de Tremecen que se decía Bohamon Abdalla Muza, con quien estaba confederado, le envió á pedir que por cuanto el rey del Algarve su enemigo, le habia movido guerra con gran soberbia, y le habia tomado el lugar de Tremecen, le pluguiese de enviarle cuatro galeras bien armadas, y que él pagaria el sueldo, y el rey lo tuvo por bien, y mandó que Mateo Mercer que era su camarero, y fué muy buen capitan por la mar, fuése con ellas en su ayuda, y concertóse por cada mes, que se diesen por galera mil y cien doblas. Este capitan con sus galeras salió de la playa de Valencia y navegó la vuelta de Berbería, é hizo el daño que pudo en los navíos que eran de vasallos y naturales del rey de Castilla, con quien el rey estaba en tan abierta guerra, y fué al lugar de One, que es en la costa de la mar, y era del reino de Tremecen. Sucedió que estando allí surtas las galeras, un capitan del rey de Castilla, que que se decia el Zorzo, y era natural tártaro, que fué tomado siendo niño por genoveses, y era muy plá-conde Beltran de Agaout, sobrino del papa Clemente tico en las cosas de la mar, y de quien el rey de Cas-quinto y hubo en ella el conde solas dos hijas, á doña tilla hacia mucha confianza, salió con cinco galeras de armada en busca de las nuestras, y fué á combatirJas delante del puerto de One. Esto se ejecutó con tanta furia, que fueron entradas algunas galeras por los enemigos, y la capitana en que iba Mateo Mercer, fué á dar en tierra: y estando encallada, la defendian los que estaban en ella, y combatieron animosísimamente, y acudieron á la playa algunos moros á caballo para socorrerla: mas visto que no se podia defender Mateo Mercer saltó en tierra y le dieron un caballo, y las galeras fueron ganadas, y mucha gente con ellas, puesto que la mayor parte se echó á tierra, y quedaron cautivos en poder del rey de Tremecen, y estuvieron allá algun tiempo, habiéndose perdido por su causa. En nuestras memorias parece que Mateo Mercer se puso en salvo, aunque se hace despues mencion alguna dél; y en la historia de don Pedro Lopez de Ayala se afirma, que el Zorzo le llevó preso, y que el rey de Castilla le mandó matar con otros muchos y pareció tan injusta la ejecucion y rigor del rey de Castilla, como el entregarle el rey de Tremecen, que era infiel: porque este caballero fué uno de los que mas señalados servicios hicieron al rey don Alonso, padre del rey de Castilla, en la guerra que tuvo con los moros cuando cercó las Algeciras, y estuvo la armada de Aragon en guarda ordinaria del estrecho de Gibraltar: y fuera mayor alabanza del rey usar de clemencia que de venganza, mayormente siendo preso, sirviendo á su príncipe en justa guerra. Despues deste caso, el rey mandó armar algunas galeras, é hizo capitan dellas á un caballero que se decia Ponce de Altarriba, para que corriese las costas del reino de Granada, y siguiese aquel corsario Zorzo: y entrado el invierno fué à la isla de Cerdeña, para entender en la fortificacion de todos los lugares y castillos principales de aquella isla. El último del mes de junio deste año, el rey llegó á la ciudad de Barcelona, para dar priesa á la armada que mandaba juntar, para enviar con ella á Sicilia á la reina dona Costanza su hija, y eran ocho galeras y dos naves y fué capitan general Olfo de Proxita, que era gobernador de la isla de Cerdeña. Salió esta armada con la reina de la playa de Barcelona á cuatro del mes de noviembre deste año, y navegó la vuella de

María de Luna, que sucedió en el estado, y á ̧doña Brianda de Luna, que casó en la casa de Urrea, y despues con don Luis Cornel, señor de Alfajarin. Era el conde tan gran señor, y su casa tan ilustre, que dejó ordenado en su testamento, que si su hija mayor casase con rey ó con primogénito de rey que hubiese de suceder en el reino, trujese en el dictado real el tí tulo de conde de Luna, y sucediese en el estado el hijo segundo, y tomase las armas y apellido de Luna, que eran en campo de plata luna jaquelada de oro y negro con punta de lo mismo: y fué así que muerto cl conde considerando que era su casa tan principal, y la mayor del reino, y que tenia tan gran estado, que ningun rico hombre le tenia mayor en España, procuró que el infante don Martin que era su hijo segundo casase con la hija mayor: y porque el conde dejó ordenado que sus hijas casasen con voluntad y cousentimiento del cardenal de España don Gil de Albornoz obispo de Santa Sabina, que era legado de la sede apostólica, y vicario general en Italia en las tierras de la Iglesia, el rey lo trató con Fernan Gomez de Albornoz, comendador mayor de Montalvan, y con Alvar García de Albornoz sus hermanos que estaban en su servicio. Considerando el cardenal que era deudo del conde, que este matrimonio era tan útil para aquella casa, estando ausente en Bolonia, dió á ello su consentimiento, y así se concertó este mismo año, aunque no eran de edad para contraerle, y el infante don Martin hubo de la condesa su mujer, ántes que sucediese en el reino, al rey don Juan su hermano, un hijo que fué el rey de Sicilia, y primogénito sucesor en estos reinos. Habia ordenado el conde que faltando sucesion de sus hijas, sucediesen en el estado don Roger Bernardo, vizconde de Castelbó y sus hijos, ó les de doña Margarita, condesa de Osona, ó de doña Blanca de Fox, que eran hermanas del vizconde su sobrino, é hijas de doña Costanza de Luna su hermana: y ep defecto de sucesores, dejaba el estado para cierta órden de caballería, que mandaba instituir del apellido de San Jorge. Del condado de Luna ordenaba que se hiciesen tres conventos en Luna y Pedrola, y en la cíudad de Segorbe, pero todo vino á recaer en den Fadrique de Aragon, que fué su biznietą, é hijo del rey

don Martin de Sicilia. Tuvo el conde un hijo natural, que se llamó don Fernan Lopez de Luna, que casó con doña Emilia Ruiz de Azagra, señora de Villafeliz, de quien suceden los señores de Ricla y Villafeliz, y tuvieron un hijo segundo que se llamó don Artal de Luna, que casó en Sicilia con doña Margarita, hija del conde don Nicolás de Peralta, que tenia un gran estado en aquel reino, de quien descienden los condes de Calatabelota. Murió tambien este año Juan Lopez de Sese, fusticia de Aragon, que era un notable caballero, y fué proveido en este oficio en su lugar Blasco Fernandez de Heredia, hermano del castellan de Amposta. Fué enviado á Francia este año por el rey, Francés de Perellós su camarero, porque entendió que Luis conde de Anjous, hijo del rey de Francia, trataba de casarse con una hija del duque de Bretaña, no embargante que estaba concertado su matrimonio con la infanta doña Juana su hija: pero el conde concluyó lo de su matrimonio con la hija del duque, y el papa Inocencio, y el rey de Francia que estaba en aquella sazon detenido en Cales, se enviaron á escusar con el rey, afirmando que el conde habia concluido aquel matrimonio contra su voluntad, y sin sabiduría del rey su padre, estando en muy estrecha prision en Inglaterra, y sin que dello tuviese noticia. Estando el rey en Barcelona, en fin deste año, arribaron á aquella ciudad dos galeras del reino de Chipre, que enviaba el rey Pedro, que sucedió en aquel reino por este tiempo, á Ugo de Lusiñano, y estaba casado con la reina doña Leonor, prima del rey, hija del infante don Pedro de Aragon: y con ellas se enviaba un grande presente, y entre otras cosas traian un leon, pardo de su naturaleza, velocísi mo, y con arte industriado y muy ejercitado en caza de montería y por gran estrañeza trujeron diversas vestiduras de que usaban los príncipes de los tártaros: y algunos arcos con sus aljavas y saetas con yerba que acostumbraban llevar ordinariamente en la guerra.

CAP. XXXI.-Que el infante don Fernando quiso declararse por principal en la guerra contra el rey de Castilla, y de lo que sobre ello se concertó entre él y rey de Aragon su hermano.

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Tuvo el rey las fiestas de Navidad del año siguiente, que fué de mil y trescientos y sesenta y uno, en la ciudad de Barcelona, á donde se detuvo, ordenando algunas cosas que convenian para la expedicion de la armada que mandaba hacer para la primavera: y todo su pensamiento y cuidado se empleaba, en como se proseguiria la guerra contra el rey de Castilla su enemigo y se sustentaria; pues ya no parecia que se trataba de las contiendas y pretensiones antiguas, sino por cual habia de perder y destruir al otro. Porque aunque el rey tenia guerra con un principe tan poderoso, él de suyo era de gran corazon, y muy ardiente: y animábase mas à poner su persona y estado en esta guerra: porque entendia que su enemigo era tan temido y aborrecido comunmente como lo pudiera ser un principe que hubiera tiranizado aquellos reinos. Y cuando él de suyo fuera muy inclinado á la paz, el infante don Fernando su hermano, y el conde de Trastamara y los caballeros de Castilla que vinieron á servirle en la guerra, le'incitaban con grandes esperanzas á proseguirla: señaladamente el infante que no solo como enemigo del rey de Castilla, pero como si fuera su competidor en la sucesion (de aquel reino, se disponia a emprender la guerra como principal:

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porque ya comunmente se trataba del rey de Castilla, como de tirano: y por este tiempo habia mandado niatar en Alfaro un caballero de los mas principales de Castilla, y de gran bondad, que tenia mucha autoridad en el consejo y muy celoso del bien público, y se decia Gutierre Fernandez de Toledo; y fué desterrado á Portugal el arzobispo de Toledo, don Vasco su hermano, sirviéndole todos los de aquella casa, como muy buenos y leales caballeros, mas como Gutierre Fernandez le reprehendia y amonestaba, como debía á su rey y señor; y no seguia su voluntad, le costó la vida, y por su muerte, don Gutierre Gomez de Toledo, prior de San Juan, y Diego Gomez su hermano, que eran sobrinos de Gutierre Fernandez, y estaban en Murcia por capitanes de aquellas fronteras contra el reino de Valencia, se ausentaron, y los mas de aquel linaje, que comprendia mucho en Castilla, estaban para venirse al reino de Aragon: y la mayor parte de los grandes muy alterados por esta muerte, y por la de Gomez Carrillo, que tambien fué un buen caballero, y murió sin ninguna culpa, sirviendo como debia á sú príncipe: y llamaban ya al infante don Fernando, como á legítimo sucesor, pues los hijos que tenia el rey en doña María de Padilla, no eran habidos por legitimos, siendo nacidos en vida de la reina doña Blanca. Porfió el infante con tal instancia para que se le diese el cargo principal de la empresa de la guerra de Castilla, y parecia que habia de ser tanta parte en ella, que se concertó con el rey de Aragon su hermano, estando en Barcelona en fin del mes de enero, por medio de la reina de Aragon, y de don Juan Fernandez de Heredia y de don Bernardo de Cabrera, y Francés Roma, vicecanciller, que eran los que mas podian en las cosas del estado: y esto se procuró tambien por industria de dos caballeros, por quien el infante se gobernaba, que eran Acart de Mur, y Arnaldo de Francia: y tratóse con gran secreto, porque bubiera contradiccion por parte de los que eran aficionados al conde de Trastamara, que eran muchos en este reino, siendo casi declarado enemigo del infante: y no pudieran revencer la parte contraria, aunque era muerto el conde de Luna, que no era nada amigo del infante, y favorecia grandemente las cosas del conde de Trastamara, y á los caballeros castellanos de su parcialidad. Concertóse desta manera que el rey favoreciendo la empresa que el infante su hermano queria tomar de hacer la guerra al rey de Castilla su comun enemigo, y entrar en su reino con voz de perseguir al que le tiranizaba, creyendo que le seguirian los mas como á legítimo sucesor, ofreció de darle para esta entrada dos mil y quinientos de caballo, y pagarlos por tiempo de cuatro meses á razon del sueldo de Castilla, y otros quinientos de caballo al sueldo de Aragon, y quinientos ballesteros. En reconocimiento deste socorro, prometia el infante y se obligó, que si desta entrada ganase el señorío y tierras del reino de Castilla, daria al rey de Aragon el reino de Murcia, y los mas principales lugares de las fronteras de Castilla, que eran Requena, Moya, Canete, Cuenca, Pareja, Salmeron, Valdolivas, Alcocer, Estremiella, Betela, Molina, Medina Celin, Almazan, Berlanga, Soria, Gomara y Agreda, con sus castillos y términos: y en caso que no se conquistase aquel reino enteramente, sino la mitad, se declaró que tuviese el rey de Aragon su merced en los lugares que se ganasen en esta entrada.{Tambien fué tratado que si el infante por via de sucesion, ó en otra manera vinicse á ser rey d

debajo de su amparo aquel príncipe, pareció, que hicieron grande mudanza las cosas de su reino que llegaron á la última miseria y adversidad: teniendo dentro de su casa á la reina Juana y al rey su marido, sus enemigos, y habiéndose apoderado de la mayor y me

Castilla, y no tuviese hijos, dejase el reino libremente | y con declararse el rey de Aragon, que queria tomar al rey de Aragon, ó á sus sucesores, y si tuviese hijas casase la mayor que habia de suceder en aquel reino con el primogénito del rey, y si fuese casada, con el hijo mayor del primogénito ó con el segundo y desto hizo pleito homenaje en manos del rey, segun la costumbre antigua de Es-jor parte de la isla, rebelándose sus naturales. Pero paña. No se emprendia esto tan livianamente, que no fué grande ministro para sustentar lo que quedaba, y tuviese el infante gran fundamento para ponerse muy resistir á tanto poder, el valor y grande constancia del delante, siendo el rey de Castilla aborrecido comun- conde don Artal de Alagon, que fué causa, que por la mente de las casas mas principales de sus reinos, y batalla que se venció por mar y por tierra, junto á siendo él el legítimo sucesor, pero estaba reservado Catania, la reina Juana y el rey su marido se saliesen para quien nunca se pensó que habia de tener parte de de Mecina, con harto temor, y desamparasen la emla sucesion. Concluido esto y publicándose, que el rey presa que estaba tan adelante: de que se siguió, que de Castilla se acercaba á las fronteras de Aragon con los barones de la casa de Claramonte, que se rebelagrandes compañías de caballo y de pié, que estaba en ron al rey, y mas por miedo, que por su aficion, se principio de febrero en Almazan, el rey mandó hacer pasaron a la reina Juana y al rey su marido, y los llellamamiento general de los ricos hombres y caballeros varon con esperanza de entregarles aquel reino, code sus reinos, para que se apercibiesen, y acudiesen á menzaron á procurar de reducirse à la obediencia del las fronteras de Borja, por donde se creia, que el rey rey don Fadrique: y tratando de concordarse con la de Castilla habia de entrar: y el rey se partió de Barce parte contraria, hubieron á su poder las ciudades y Jona á gran priesa, á diez y seis del mes de febrero, castillos que se habian entregado á los enemigos: y sapara Lérida, á donde se detuvo, ordenando las cosas caron dellos los alcaides y los extranjeros á quien se necesarias para la guerra hasta mediado marzo. Estan- habian encomendado, y se pusieron á la obediencia do en Lérida, proveyendo como pudiese hacer la guer- del rey, y él los recibió muy benignamente, y les manra á su enemigo dentro en su reino, sucedió una nove- dó restituir sus oficios y estados. Con esto volvió aquel dad, que fué causa que tuviese despues harto en qué reino á reconocer que tenia un solo rey: y los siciliaentender en la defensa de sus estados, divirtiéndole su nos se animaron para resistir y ofender á los enemipoder y las fuerzas que pensaba emplear contra el rey gos, en cuyo poder quedaban tan solamente en esta sade Castilla: y fué, que el conde de Armeñaque y Juan zon la ciudad de Mecina y la isla de Lipari, y los bade Armeñaque su hijo, como valedores del rey de Cas-rones de la una y de la otra parcialidad, se dispusietilla, ajuntaban muchas compañías de caballo y de piéron á obedecer al rey don Fadrique, como á su rey y del reino de Francia, y se aparejaban para acometer poderosamente por los condados de Rosellon y Cerda nia: y fue forzado que el rey nombrase por capitan general de Rosellon al infante don Ramon Berenguer, conde de Ampurias su tio, y quedaba la mayor parte de la gente de Cataluña, para acudir á Rosellon: y mandó el rey, que un varon muy principal catalan, que se decia Francés de Cervia, que era gobernador de aquellos condados, juntase las huestes de los lugares y veguerías de su gobernacion, conforme à la obligacion que tenian de acudir á la defensa de las fronteras por Ja constitucion de Cataluña: y el rey se vino á Zarago, á donde entró á veinte y dos de marzo y entendiendo, que la expedicion del conde de Armeñaque no estaba entonces tan á punto, que pudiesen los franceses este verano hacer su entrada por Rosellon, mandó poner en buena guarnicion aquellas fronteras, y dejar en ellas la gente que estaba para su defensa, y con el resto, se vino el infante don Ramon Berenguer á Zaragoza, porque el rey se iba con todas sus fuerzas á Calatayud, para resistir á la entrada del rey de Castilla.

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CAP. XXXII.-De las bodas que se celebraron este año entre el rey don Fadrique de Sicilia y la reina doña Costanza, hija del rey de Aragon, y de la mudanza que hicieron las cosas de aquel reino.

La reina doña Costanza, como arriba se ha dicho, estuvo en Caller la mayor parte del invierno, esperando tiempo para pasar á Sicilia: y arribó la armada que llevaba al puerto de Trepana á diez del mes de enero deste año, y də allí fué acompañada por el conde don Artal de Alagon hasta Catania, á donde se celebraban sus bodas con el rey don Fadrique, con grandes fiestas, á once del mes de abril siguiente. Con este matrimonio,

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señor natural, aunque en la verdad, los mas lugares de la corona, y sus fortalezas y castillos y rentas se usurpaban por todos ordinariamente, y no respondian al rey, como era razon, sirviéndole cada uno ó desirviéndole, como se le antojaba, con poco respecto de su dignidad. Nació deste matrimonio, el segundo año despues que la infanta doña Costanza se veló, la infanta doña María, que sucedió al rey don Fadrique su padre en el reino.

CAP. XXXIII.-De la paz que se concertó entre los reyes de Aragon y Castilla, por medio del cardenal Guido de Bolonia, legado de la sede apostólica.

Detúvose el rey de Castilla en la Andalucía hasta en fin del año pasado, con temor que se le moveria guerra por el reino de Granada, porque un señor muy principal de aquel reino, se habia alzado con la mayor parte dél, y echó al rey Mahomad, y él se decia tambien Mahomad, y por otro nombre el rey Bermejo: y esto se entendió que se hizo con inteligencia y favor del rey de Aragon, y del infante don Fernando, y que aquel rey Bermejo haria guerra al rey de Castilla. Por esta causa mandó apercebir toda la Andalucía, y mandaba ir allá la mayor parte de la gente de Castilla: pero aquel nuevo rey tuvo por bien de asentar sus cosas, y concordarse con él: y así se partió de Sevilla por el mes de enero pasado: y ajuntó todas sus gentes de guerra, y se vino a la villa de Almazan, para hacer su entrada por Aragon. Entonces, segun don Pedro Lopez de Ayala escribe en su historia, estando el rey de Castilla en Deza, llegó el maestre de Avis con seiscientos de caballo, que el rey de Portugal su tio le enviaba para esta guerra: y entrando poderosamente por las fronteras de Aragon ganó los castillos de Verdejo, Torrijo, y Alhama, y e de Hariza, que era una de las mejores fuerzas, y mas

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