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Ila era mucha, y muy escojida, y por la marina se repartió toda la ballestería que estaba en la ciudad, á defender las galeras y siendo ya tarde, con mucho daño de los suyos, mandó el rey de Castilla sacar sus naos y galeras fuera de las tascas. Otro dia por la mañana los capitanes que tenian cargo de las diez galeras del rey, las recogieron y juntaron entre sí, en mas angosto trecho que antes estaban, porque mejor se pudiesen defender y socorrer las unas á las otras, y volvió la armada del rey de Castilla á entrar en las tascas y comenzóse á la misma hora el combate. Las naos gruesas del rey de Castilla traian en popa ciertos trabucos y máquinas, con que lanzaban piedras, pero hacian tan poco efecto, que segun el rey escribe en su historia, los de tierra hacian gran burla y escarnio de ver que todas daban en vacío. Tambien es cosa de notar lo que en la misma historia escribe, que una lombarda, que estaba en la nao grande del rey de Ara- | gon, que entonces llamaban bombarda, y era tiro de fuego con pólvora artificial, hizo tanto daño en una nao de las del rey de Castilla, que le llevó los castillos y el árbol, é hirió mucha gente de dos tiros que disparó: porque cuanto yo conjeturo, es esto lo que en la historia de Castilla llaman truenos y parece ser ya muy usada en estos tiempos aquella invencion infernal. Visto el daño que la armada del rey de Castilla recibia de la ballestería de las galeras, y de las máquinas y trabucos de tierra, se retrujeron fuera de las tascas, y en el mismo lugar á donde acostumbraban surgir los navíos, se hizo toda la armada á la colla, y hicieron vela, y parte della fué sobre el lugar de Sitges, y la otra al cabo de Llobregat: y echaron mucha gente á tierra para hacer su aguada: y hubo una muy brava escaramuza con la gente que habia ido de Barcelona, y del lugar de Sanboy, que está á la ribera de Llobregat, por defender el agua y segun don Pedro Lopez de Ayala escribe, fueron en ella vencidos y desbaratados los nuestros. El rey, creyendo que el rey de Castilla correria las costas de levante, mandó que Ramon Ribot, con las huestes de la ciudad y veguería de Girona y Besalú, fuése á ponerse en los lugares de San Feliu y Palamós, para guardar aquella costa, pero el rey de Castilla prosiguió su viaje con toda su armada, navegando por la costa de poniente, hasta llegar al cabo de Tortosa, y de allí atravesó á la isla de Iviza, y echó la gente en tierra para combatir el lugar.

CAP. XXIV.—Que el rey pasó con su armada á la isla de Mallorca, en seguimiento de la armada del rey de Castilla.

El mismo dia que el rey de Castilla se hizo á la vela con su armada, creyendo el rey, que su fin era hacer la guerra por mar y por tierra en el reino de Valencia, pues lo de Cataluña no le habia sucedido con honor, como pensaba, envió á Pedro Arnal de Parestortes, prior de San Juan de Cataluña, con algunas compañías de gente de caballo, para que se pusiese dentro en la ciudad de Valencia, porque habia en aquel reino mucha falta de gente de caballo, y cuando tal necesidad se ofreciese, se juntase con el infante don Fernando. Dentro de cinco dias que el rey de Castilla fué partido, el conde de Osona, capitan general de la armada del rey, con las galeras que habia juntado en Colibre, arribó á la playa de Barcelona. Luego que el rey tuvo sus galeras juntas, determinó de pasar á la isla de Mallorca, porque las islas estaban á muy gran peligro, é hízose á la vela de

aquella playa á veinte y tres de junio, con deliberacion de dar la batalla al rey de Castilla. Llevaba una muy gruesa armada y de muy escogida gente, y eran entre galeras y otros navíos de remos, hasta número de cincuenta, y tomó tierra en Mallorca á tres de julio, á donde, con consejo de don Bernardo de Cabrera y de don Gilabert de Centellas, y de Francés de Perellós, y de todos los capitanes ricos hombres, el rey se ponia en órden para pasar á socorrer á Iviza. Mas suce→ dió así, que habiendo mandadoel rey de Castilla echar la gente de su armada á tierra, para combatir el lugar y castillo de Iviza, fué defendido por los que en él estaban muy bien, porque su sitio es fortisimo: y como tuvo aviso, que el rey estaba en Mallorca, con esta nueva mandó levantar su real y embarcar la gente á tanta furia, que dejaron las máquinas y trabucos que habian sacado para el combate. Pasóse el rey de Castilla en una galera que llevaba, que habia sido de moros y fué ganada en tiempo del rey don Alonso su padre, por el almirante micer Gil de Bocanegra, cuando venció la flota de los moros en Jatares: y segun don Pedro Lopez de Ayala escribe, era tan grande, que podian ir só sota cuarenta caballos, y mandó poner en ella ciento y sesenta hombres de armas, y ciento y veinte ballesteros, que es una de las cosas mas señaladas deste tiempo, despues de las que leemos de los antiguos. Armáronse en ella, segun este autor escribe, tres castillos, en popa, proa y mezana, y señaló el rey de Castilla sus alcaides en cada uno dellos de los mas principales caballeros que llevaba, y así se encastilló en aquella galera, temiendo la armada del rey de Aragon, y navegaron la via de poniente y llegaron á la costa del reino de Valencia, á donde salieron á tierra á Calpe, y mandó el rey de Castilla combatir algunos lugares, que estaban cerca de la costa y no los pudieron ganar. Cuando el rey supo que desamparó su enemigo el cerco que tenia sobre Iviza, y se habia hecho á la vela con su armada, mandó que don Bernardo de Cabrera, con quince galeras fuése en su seguimiento, haciendo el daño que pudiese en la armada de los enemigos: y don Bernardo, segun el rey escribe, la siguió hasta la costa de Almería. Escribe don Pedro Lopez de Ayala, que toda la armada del rey de Aragon, que eran cuarenta galeras y las dos gruesas con sus castillos, fuéron en seguimiento de la armada del rey de Castilla: y que á vista suya se entraron en el rio de tilla, con toda la armada se fué á Alicante: y saliendo Denia y de allí pasaron á Calpe, porque el rey de Cas

tierra don Diego García de Padilla, que se llamaba maestre de Calatrava, con algunos soldados, un caballero de la órden de Montesa, que no se nombra en aquella historia, salió del castillo de Alicante con alguna gente de caballo, y peleó con ellos, yel maestre se escapó en un barco, y fueron allí muertos algunos escuderos, y de aquel puerto se fué el rey de Castilla con su armada á Cartagena y se despidió el almirante de Portugal con sus galeras, y el rey se partió para Çastilla, y despues se fué á la ciudad de Sevilla, y parte de las galeras de la armada del rey fuéron en seguimiento de las de Portugal.

CAP. XXV.-De la batalla que vencieron los capitanes del rey de Aragon á los del rey de Castilla en el campo de Araviana.

Hace tambien mencion este autor de las cosas de Castilla, á quien yo doy mucho crédito, que intervino en los hechos de aquellos tiempos y fué muy nota

ble caballero, de una cosa muy señalada, que el rey causa deste ajuntamiento, fué porque los capitanes de no la escribe en su historia, en la cual se dejaron de la gente del reino, no querian obedecer al conde de relatar otras, no menos dignas de memoria; y fué la | Trastamara como á capitan general, y para que se probatalla que vencieron los nuestros á los capitanes del veyesen las fuerzas y castillos de las fronteras, y se rey de Castilla, en el campo de Araviana, de la cual derribasen las que no estaban en buena defensa: y en otras memorias antiguas se hace mencion. Despues mandáronse hacer seiscientos de caballo, sin los seteque el rey de Castilla se partió con su armada del cientos que pagaba el reino, y seis mil de pié, y dióse cerco que puso sobre Iviza, el rey se volvió á Barce- órden que esta gente la mandasen hacer Pedro Jordan łona con el resto de la suya, y arribó á aquella playa á de Urries baile general, y otro caballero que se decia veinte y nueve del mes de agosto deste año: y porque | Ramon de Tarba. Concertado esto, el conde de Trastaentendió, que la gente de guerra que tenia en el rei- mara y don Tello su hermano, don Pedro de Luna y no de Aragon, contra las fronteras de Castilla, y los de don Juan Fernandez de Heredia castellan de Amposta, la tierra no se avenian bien, recelando que no se si- y don Juan Martinez de Luna, y otros ricos hombres, guiese entre ellos alguna division y escándalo, prove- se juntaron con sus compañías de gente de caballo, que yó, que Jordan Perez de Urries, que regia el oficio de eran hasta ochocientos, y con alguna gente de pié, y la gobernacion general en este reino, residiese conti- entraron por la frontera de Agreda, y fuéron sobre un nuamente con el conde don Enrique, que era el capi- lugar que se llama Olvega, y entraronle por combate tan general del reino: porque el conde don Lope de y fuerza de armas, y sacando dél grande presa, le Luna andaba en este tiempo muy enfermo; y nombró quemaron. Aquella misma tarde despues de medio dia el rey, para que asistiesen en el consejo de guerra, y don Fernando de Castro y Juan Fernandez de Hinesno se proveyese sin ellos ninguna cosa, á don Lope Fer- trosa, Iñigo Lopez de Horozco, Juan Alonso de Haro, nandez de Luna, arzobispo de Zaragoza, y á don Juan Fernan Ruiz de Villalobos, Juan Alonso de Benavides Fernandez de Heredia, castellan de Amposta, y al con- y Diego Perez Sarmiento, que eran capitanes dé aquede don Lope de Luna y á don Pedro de Ejérica, y don las fronteras, y estaban en Almazan y Agreda y GoPedro de Luna y llevaba el gobernador en su guarda mara, con la mayor fuerza de la gente que el rey de ordinariamente ciertas compañías de gente de caballo. Castilla tenia, sabiendo que el conde de Trastamara y Estaban los capitanes repartidos por sus fronteras des- los capitanes que el rey de Aragon tenia en aquella ta manera; que el conde don Enrique estaba opuesto frontera, se habian juntado para hacer la guerrà en á la mayor fuerza de los enemigos que residian en Castilla, salieron á ellos para resistirles la entrada con Agreda, Gomara y Almazan, y don Pedro de Luna te- hasta mil y doscientos de caballo. Los unos y los otros nia cargo de los lugares del rio Borja: y Gomez Carri- se aderezaron para la batalla en el campo qué llamallo se puso en el castillo de Aranda, y era capitan de la ban de Araviana, á las faldas de Moncayo, persevemayor parte de la gente que estaba en las fronteras de rando muy poco en ella, fueron luego los castellanos Aranda, Cetina, Hariza, Moros y Nuevalos, y en otros rotos y vencidos, y volvieron huyendo. Fué esta baJugares. En tierra de Teruel eran capitanes don Pedro talla un domingo á veinte y dos del mes de setiembre Muñiz, que se llamaba maestre de Calatrava, y don deste año: y aunque de poca gente, pero de muy sePedro de Ejérica: y en Daroca y en sus comarcas, reñalada y escogida, y fue muy nombrada esta jornada sidian don Juan Martinez de Luna y don Juan Jimenez porque en ella fueron muertos y presos los principade Urrea y otros ricos hombres y por causa de la ar- les caballeros y capitanes que servian al rey de Casmada del rey de Castilla, mandó el rey, en principio tilla en esta guerra. Murió en ella Juan Fernandez de del mes de setiembre deste año, que don Pedro de Hinestrosa, camarero mayor, y canciller mayor del Ejérica se pasase con todas sus compañías de caballo á sello de la puridad y gran privado del rey de Castilla, las fronteras del reino de Valencia, para que guardatió de doña Maria de Padilla, que era capitan general se los lugares y castillos de Orihuela, Elche Y Crevi de aquella frontera, y muy buen caballero ; y á quien llen. Pero porque se publicó despues, que el rey de el rey de Aragon tenia grande ódio, porque era el Castilla vendria á las fronteras de Molina, mandó el principal á quien se echaba la culpa, de perseverar rey apercibir á los de la ciudad de Teruel, Calatayud el rey de Castilla en su porfía, y en proseguir la guerra, y Daroca, y juntábanse muy amenudo en las fronte- y con él murieron en la batalla Fernan García Duque, ras, para ordenar las cosas de la guerra, el arzobispo Pedro Ruiz de Osores, Gomez Suarez de Figueroa, code Zaragoza y el castellan de Amposta y el gobernador, mendador mayor de Leon, que se esperaba habia de y Juan Lopez de Sese, justicia de Aragon, don Pedro ser promovido al maestrazgo de Santiago, y otros cade Luna, don Juan Martinez de Luna, y don Juan balleros muy principales de aquel reino. Quedaron Jimenez de Urrea, y Pedro Jordan de Urries, baile tambien presos Iñigo Lopez de Horozco, Fernan Rogeneral, proveyendo lo que mas convenia á la defen- driguez de Villalobos, Juan Gomez de Bahabon, Hursa del reino. Tenia tambien deliberado el rey de venir tado Diaz de Mendoza, y Dia Sanchez de Porras, muy á Monzon, para tratar con los ricos hombres del reino valerosos y principales caballeros de la banda, que era lo que pareciese ser mas expediente para la defensa de la divisa de la órden de la caballería que el rey don la tierra, y porque se detuvo por dar conclusion á los Alonso de Castilla, padre del rey don Pedro, habia negocios de Cataluña, envió á la Almunia á Pedro Jor- instituido, dándola á los mas señalados caballeros de dan de Urries, su mayordomo, y á Francés de San todos sus reinos, y mas probados en cualquiera ejerClemente ciudadano de Lérida, para que en su nombre cicio y hecho de armas, y en todo género de caballeJo tratasen: y juntáronse en aquel lugar de la Almunia ría. Hízose grande matanza en el alcance, y entre los para este efecto mediado el mes de setiembre, el arzo- muertos y presos que eran de mucha cuenta, se refiere bispo de Zaragoza y los condes de Luna y Trastamara, en una carta del rey de Aragon que pasaron de tresel castellan de Amposta, don Blasco de Alagon, don cientos. Escapó de la batalla huyendo don Fernando Luis Cornel, don Pedro de Luna, don Juan Jimenez de Castro, dejando en ella su pendon que llevaba su de Urrea, y don Pedro Fernandez de Ijar. La principal alférez que se decia Gonzalo Sanchez de Ulloa, y pe

se

sa, que el rey de Castilla hizo á un hermano suyo, que se llamaba Garcilaso Carrillo, y estaba casado con una hija de Juan Fernandez de Hinestrosa y se la tomó el rey, y el caballero se pasó á Aragon: mas Gomez Carrillo, que entendió, que le inculpaban destas pláticas, se fué al rey de Castilla por salvar su honor: y aunque, el rey disimuló con él y le sacó de aquella frontera, con promesa de hacerle merced de la tenencia de Algeciras, y yendo á tomar la posesion della en una galera que el rey habia mandado armar, el patron della le hizo cortar la cabeza y echaron el cuerpo en la mar. Así quedaron los castillos de Bijuesca y Torrijo en poder de castellanos, pero tuvo mejor suceso lo que el rey mucho tiempo habia traia en plática, que era cobrar la ciudad de Tarazona, lo cual se trataba con Gonzalo Gonzalez de Lucio, que la tenia por el rey de Castilla y se procuró por medio de aquel caballero castellano, que se llamaba Suer García, hijo de Garci Suarez de Toledo, que fué el que entendió, en que don

leando como caballero quedó muerto en el campo, y el pendon vino á poder de los nuestros. Mas segun don Pedro Lopez de Ayala eseribe, Diego Perez Sarmiento, que era adelantado mayor de Castilla, y Juan Alonso de Benavides, que estaban en Agreda, no se hallaron en esta batalla, aunque vinieron con sus compañías á hallarse en ella, porque cuando llegaron ya eran los castellanos vencidos, repararon en un cerro, puesto que afirma que fué opinion de algunos que no quisieron llegar al lugar de la batalla, porque estaban mal con Juan Fernandez de Hinestrosa: y por esta causa el rey de Castilla les tuvo grande ódio, y de allí adelante Diego Perez Sarmiento nunca mas vió al rey, y se pasó al servicio del rey de Aragon. Despues de la batalla don Pedro Nuñez de Guzman, que era adelantado mayor del reino de Leon, y Peralvarez Osorio, que estaban en aquellas fronteras, se fuéron á sus tierras, y el rey de Castilla nombró por su capitan general á Gutierre Fernandez de Toledo, que tenia cargo de la frontera de Mo-Tello, hermano del conde de Trastamara, se viniese al lina, y le mandó pasar á la villa de Almazan, para que residiese con cargo de general, como lo tenia Juan Fernandez de Hinestrosa y fué tanto el sentimiento y pesar que recibió deste destrozo, que no pudiendo tomar entonces otra venganza del conde de Trastamara, mandó matar á don Pedro y don Juan sus hermanos, | que estaban presos en el castillo de Carmona, siendo muy mozos é inocentes.

CAP. XXVI.-Que la ciudad de Tarazona se entregó al rey de Aragon por Gonzalo Gonzalez de Lucio.

Despues de la batalla que vencieron los nuestros en el campo de Araviana, todo el peso de la guerra se convirtió á las fronteras de Daroca, Calatayud y Tarazona: porque el rey de Castilla mandó pasar á ellas toda la mayor fuerza de sus gentes, dejando en guarnicion los lugares y castillos que tenia en las fronteras de Murcia y del reino de Valencia y para estar mas libre en la prosecucion desta guerra, trató cierta concordia con el rey de Granada por cuatro años y medio y mandó pregonar la guerra contra el rey de Aragon y su reino, á fuego y á sangre. El rey que estaba en Barcelona en principio del mes de octubre, sabiendo esto mandó hacer lo mismo en sus reinos y porque su adversario era muy poderoso, y naturalmente guerrero, y por otra parte odiado y temido de sus gentes, por las muertes que cada dia mandaba ejecutar en los mas principales de sus reinos, el rey trataba con graude maña y astucia, secretamente con todos los capitanes y caballeros que estaban en las fronteras, por medio del conde de Trastamara y de los caballeros castellanos que estaban en su servicio, procurando de atraerlos á su voluntad, ó á lo ménos, hacer de manera que el rey de Castilla no se asegurase dellos y los perdiese. Con este artificio procuró el rey, que Gomez Carrillo y Pero Carrillo, que le servian en esta guerra y estaban con el conde de Trastamara, tratasen con un caballero su deudo, que tambien se decia Gomez Carrillo y tenia por el rey de Castilla los lugares y castillos de Bijuesca y Torrijo, que se habian ganado en la guerra pasada y eran de Aragon, para que se los entregase, porque desde ellos se hacia mucho daño en aquellas fronteras y trataba lo mismo un caballero de Aragon, que estaba en el castillo de Verdejo, en frontera de Gomez Carrillo, que se decia Sancho Duerta. Pareció ser esto fácil de acabar con aquel caballero, por una grave injuria y ofen

servicio del rey, como se ha referido. Para que esto caballero sin caer en mal caso, entregase aquella, ciudad, ofreció el rey, que le daria para su descargo, mandamiento y órden del papa para que se la entre gase, porque cuando se puso por el cardenal Guillermo, legado de la sede apostólica, en poder de Juan Fernandez de Hinestrosa, hizo pleito homenaje Gonzalo Gonzalez de Lucio, que se entregaria al cardenal 6 á la persona que el papa nombrase y con la merced que el rey le hizo por este servicio, fué muy contento, porque él, dias habia que andaba con mucho recelo del rey de Castilla: señaladamente despues de la muerte de Juan Fernandez de Hinestrosa, que era su deudo. Eutre las otras condiciones con que la entregó, fué, que el rey le hizo merced de cuarenta mil florines, y que le diesen por mujer una doncella muy principal deste reino, que se llamaba doña Violante de Urrea, que era hija de don Juan Jimenez de Urrea, que murió en la batalla de Epila, y de doña Elvira Cornel: y llevó en dote los lugares y castillos de Biota y del Vayo y Asin, que fueron de don Juan Jimenez de Urrea, y los tenia don Pedro de Ejérica ; quien dió el rey en equivalencia dellos, la villa de Burriana y Alpuente en el reino de Valencia. Estuvo esto secreto muchos dias, y el rey se partió de Barcelona á ocho del mes de octubre deste año y se vino á la villa de Cervera de Urgel, á donde tenia convocadas córtes á los catalanes, para que fuese socorrido en esta guerra, que se iba cada dia mas encendiendo, y allí se detuvo hasta veinte del mes de diciembre siguiente, y vínose á tener la fiesta de navidad del año de mil y trescientos y sesenta á la ciudad de Lérida. Detúvose allí el rey muy pocos dias, y vínose luego á Zaragoza, á donde entró á tres del mes de enero, y ajuntáronse á córtes los prelados y ricos hombres, y caballeros y universidades del reino, y el rey les pidió en ellas, que le ayudasen para cobrar la ciudad de Tarazona, y se ofrecieron en nombre del rey mil y trescientos de caballo, las dos partes de hombres de armas, y los otros á la lijera, con ciertas condiciones. En este medio Gonzalo Gonzalez de Lucio entregó la ciudad de Tarazona, y el rey se partió de Zaragoza á diez y nueve del mes de febrero, y se fué Magallon, y de allí se entró en Tarazona, á veinte y seis del mismo, con muchas compañías de gente de armas y el rey nombró por capitan y alcaide de la Azuda, que es la fuerza principal de aquella ciudad, á Pedro Jimenez de

CAP. XXVIII, De la entrada que hicieron los condes de
Trastamara y Osona, por las fronteras de Tarazona,
y de la batalla que hicieron con el rey de Castilla en
Nájara.

Samper, que era un caballero, como dicho es, muy estimado en las cosas de la guerra, y de quien el rey hacia gran confianza. Por el mismo tiempo que Gonzalo Gonzalez de Lucio se concertó con el rey, vino á su servicio otro caballero muy principal de Castilla, que se llamaba Pero Fernandez Velasco, que estaba por capitan en las fronteras del reino de Murcia, á quien el rey de Castilla habia mandado prender, y el rey le recogió muy bien, y le dió cargo de ciertas compañías de gente de caballo, y le sirvió en esta guerra.

CAP. XXVII.-De la embajada que el rey don Pedro de Portugal envió al rey, para tratar de la paz entre el y el rey de Castilla.

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Entendiendo el rey que los ricos hombres y caballeros de sus reinos, no querian obedecer por general al conde de Trastamara, y que de aquello se podria seguir algun grande inconveniente, determinó que el infante don Fernando su hermano, que estaba en el reino de Valencia, se viniese para Aragon, y tuviese el cargo de

general: y don Pedro de Ejérica fuése por capitan general de aquel reino, porque, allende que era tan principal de la casa real, fué uno de los señalados caballeros en armas, y de grande esfuerzo y valor, que hubo en sus tiempos, y de gran prudencia y consejo. Tambien se determinó, que fuése con el infante, don Bernardo de Cabrera, y que entrase con ellos don Pedro Muñiz, maestre de Calatrava, en las provincias de Aragon: y Ramon Alaman de Cervellon y don Pedro Fernandez de Ijar, y otros ricos hombres. Apercibiéronse en el mes de enero pasado, todos los prelados y ricos hombres y caballeros del reino, para que con la gente de guerra estuviesen en órden para el segundo llamamiento: y todas las sobrejunterías, y el rey prorogó las cortes á Borja, por estar junto á Tarazona. Pero hubo una grande discordia y diversidad en esto, porque el conde de | Trastamara, no queria ir debajo de la capitanía del infante don Fernando, ni aun en su compañía, porque estaban entre sí muy mal: y unos aconsejaban al rey que esta entrada se hiciese por el infante don Fernando, porque por ventura muchos pueblos de Castilla se levantarian por él, y le tomarian por su señor, como á nieto del rey don Fernando de Castilla; y legítimo sucesor de aquellos reinos y otros eran de parecer, que no debian desdeñar al conde de Trastamara, que servia muy bien en esta guerra y era muy requerido de Diego Perez Sarmiento, adelantado mayor de Castilla, y de Pedro Fernandez de Velasco, y de otros caballeros, que entrase por Alfaro, ofreciendo que le ayudarian con los castillos y fortalezas que tenian. Finalmente se resolvió el rey, que el conde de Trastamara y el conde de Osona, hiciesen esta entrada, aunque publicaba, estando en Borja mediado marzo, que queria mover personalmente contra sus enemigos, por cobrar algunos castillos y lugares que le habian ganado: y mandó, que las sobrejunterfas enviasen uego sus huestes á Borja. Con este acuerdo, el conde de Trastamara, que habia estado en la frontera de Molina, y mandó fortalecer el castillo de Fuentdelsalze, que se tenia por el rey de Aragon, en el cual dejó por alcaide un caballero que se decia Martin Jimenez de Pueyo, se acercó con sus compañías á estas fronteras: y venian con él don Tello su hermano, y el conde de Osona. y otros ricos hombres, hasta mil y quinientos de caballo y tres mil peones. El infante quedó en Zaragoza con hasta mil de caballo, y con él don Bernardo de Cabrera, don Pedro Fernandez de Jjar, y todos juntamente, el infante, y don Bernardo de Ca

Aparejándose el rey para hacer la guerra contra el rey de Castilla dentro en su reino, y teniendo sus gentes á punto, con las cuales estaba acordado que entrase en Castilla el infante don Fernando, como general, y con él don Bernardo de Cabrera, llegaron á Zaragoza dos caballeros de Portugal, que el rey don Pedro enviaba al rey de Aragon, que se llamaban Alvar Vazquez de Piedralzada, y Gonzalo Yañez de Beja. És tos en virtud de la creencia que traian, dijeron que el rey su señor holgaria de interponerse á tratar de la paz entre el rey y el rey de Castilla su sobrino, y pidieron que el rey tuviese por bien de dar lugar á ello. Mas el rey á esta embajada respondió con sentimiento y queja del rey de Portugal, diciendo que bien sabian, que siendo él amigo del rey de Portugal, y estando en paz con él, sin haberle desafiado, se habia juntado con el rey de Castilla contra él, y consintió que sus naturales se entremetiesen en esta guerra con castellanos, enviando con su estandarte cierto número de gaJeras con la armada del rey de Castilla, para hacer guerra en las costas de sus reinos lo cual no se solia hacer entre reyes. Que entendiese que buenamente él no podia dar lugar á la plática de la paz, sin voluntad y consentimiento del infante don Fernando su hermano, y del conde de Trastamara: y que el conde estaba ya en la frontera y tenia acordado, que el infante entrase en el reino de Castilla poderosamente, para hacer la guerra á su enemigo: y que con él habia de ir don Bernardo de Cabrera; pero como quiera que por la ocasion que se le habia dado por el rey de Portugal, no deberia dar lugar, que por su medio se moviese algu- | na plática de concordia: pero por el deudo de sangre, y por la amistad antigua que habia entre sus casas, y por el amor y benevolencia que el rey don Alonso de Portugal le tuvo, á quien habia tenido en cuenta de padre, seria dello contento, teniendo el respeto que se debia al padre santo, que habia enviado por su legado, para tratar de la paz al cardenal de Boloña, y guardando el honor del legado. Que si le pareciese cuando el infante don Fernando estuviese en Castilla, podria enviar sus embajadores, pues estaria allá don Bernardo de Cabrera: y que él, si el infante y el conde de Trastamara lo tuviesen por bien, oiria lo que de su parte se moveria: y con esto se despidieron los embajadores, aunque en secreto se trató de confederarse contra el rey de Casti-brera, y los condes de Trastamara y Osona, Y don Hla, lo cual se habia movido por el infante don Fernando, como se ha referido: y fué despues por esta causa enviado al reino de Portugal, Pedro Boil, baile general del reino de Valencia, para asentar una muy estrecha liga y confederacion entre ellos.

Tello, entraron por Castilla, y fuéron á poner cerco sobre el lugar del Haro, de donde, segun en la historia del rey de Aragon se contiene, se volvieron el infante y don Bernardo de Cabrera, quedando el lugar cercado puesto que el rey en estos hechos es tan breve, que mas parece en este lugar aquella obra relacion de camino, que historia. Tambien don Pedro Lopez de

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