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ron diversas compañías de caballo y de pié en Aragon por la frontera de Molina, á donde estaban mil y seiscientos de caballo, y corrieron el campo de Gallocanta, hasta las puertas de Fuset, y robaron el lugar de Santet, de donde llevaron gran presa de ganados: y porque el lugar de Fuset no estaba en defensa, mando el rey que lo desamparasen, y los vecinos dél se acogiesen al lugar de Cubel, que está en aquella frontera, a donde estaba por alcaide un buen caballero y muy buen capitan, que se decia Pedro Gilbert Brun: y tambien como en el lugar de Cetina no habia tanta gente, que bastasen á la defensa dél, por ser los muros muy estendidos, envió allá el conde de Trastamara á Gonzalo Mejía, comendador mayor de Castilla, y á Pedro Carrillo y Gomez Carrillo, con algunas com

donde proveyó todo lo necesario para convocar los in- | cía. Un dia antes, que fué la vigilia de Navidad, entrafantes, y ricos hombres y caballeros de sus reinos que le habian de servir en la guerra: y envió al vizconde de Cardona, y don Dalmau de Queralt, y don Ramon Alaman de Cervellon, y don Pedro Galcerán de Pinós y otros varones con sus compañías de caballo, y toda la gente de Cataluña se ajuntó en Lérida, y de allí la mayor parte acudió al reino de Valencia, y el rey se vino camino de Aragon. Venia ya con el rey el conde de Trastamara: y de Pina, á donde se juró la concordia de que arriba se hace mencion, pasó el rey á Fuentes á nueve del mes de noviembre deste año, y otro dia entró en Zaragoza. Estando el infante don Fernando en el reino de Valencia, entendiendo en reducir algunos pueblos que le habian seguido en las alteraciones pasadas con color de la union, pensando que con el favor de la guerra que se habia movido por tantas par-pañías de gente de caballo : y estando el rey en Darotes, la mayor de aquel reino le seguiria, no hubo ninguno que se moviese, y todos se pusieron en orden para servir al rey en la guerra, contra el rey de Castilla: y habiendo llegado diversas compañías de gente de caballo de Cataluña, el conde de Denia y don Pedro de Ejérica, al tiempo que el infante pensaba mas ofender, tuvieron forma, que ganaron la villa y castillo de Alicante, que estaba en poder de castellanos, como se ha referido y era una de las mas importantes fuerzas de aquel reino, y la principal entrada dél: y pusiéronse dentro de Alicante para estar en su defensa con buena guarnicion de gente, el maestre de Montesa y Pedro Arnal de Paretstortes, prior de la orden de San Juan de Cataluña, que fué muy valeroso caballero. En fin deste año, en la féria sexta de las cuatro témporas del adviento, creó el papa Inocencio seis cardenales, y entre ellos fué promovido á aquella dignidad fray Nicolás Rosell mallorquin, que era maestro en sagrada teología, y provincial de Aragon de la orden de los predicadores, que se llamó cardenal de San Sixto, y era persona muy acepta al rey, y fué inquisidor general contra la herética pravedad en este reino, mucho tiempo antes de su promocion: y el rey estando en Zaragoza, hizo por esta causa muy gran fiesta.

CAP. VII. De la entrada que el rey de Castilla hizo en
Aragon por la frontera de Molina.

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De Zaragoza continuó el rey su camino para Calatayud, porque iba cargando gran poder de gente del rey de Castilla hacia aquellas fronteras, y se habian ganado por la gente del rey de Castilla, cuando se rompió la guerra, algunos castillos, de aquella comarca. Estando el rey en Calatayud, los capitanes que tenia en aquella frontera, combatieron el castillo y villa de Ibdes, que estaba en poder de castellanos, y fué entrado el castillo por combate: y con esta nueva, el rey se fué mas acercando á la frontera, con determinacion de esperar en ella lo que intentaba el rey de Castilla: y antes que partiese de Calatayud, la ciudad de Zaragoza le sirvió para esta guerra con cuarenta mil sueldos, y con mil soldados, los quinientos ballesteros, y los otros iban con lanzas y los llamaban lanceros. Vínose el rey á tener la fiesta de la Navidad del año de mil trescientos cincuenta y siete á Cariñena: y pasada la fiesta, se pasó á la villa de Daroca, á donde tenia convocadas cortes á los aragoneses, para proveer en ellas lo que tocaba á la defensa del reino : y de allí se proveía lo necesario, así en la guerra que se habia, de hacer por Aragon como por el reino de Valen

ca, en principio del mes de enero, Pero Sanchez de Luna, que era alcaide de Tierga, por mandado del rey sacó las religiosas que estaban en el monasterio de Trasobares y las llevó á Aguaron, y por no estar el lugar de Trasobares y Tahuenca en defensa, los vecinos los desampararon, y con sus mujeres é hijos y bienes, se pasaron á Tierga y á Calcena. Por el mismo tiempo los infantes don Fernando y don Juan con mil de caballo y dos mil de pié, entraron por el reino de Valencia, y combatieron el lugar de Beniloba, y no lo pudieron entrar y perdieron en el combate mucha gente, y pasaron á correr la vega de Alicante; y el infante don Pedro, que estaba en la ciudad de Valencia, salió contra ellos, y porque don Pedro de Ejérica, y los capitanes que estaban en la frontera de esta parte de Jucar, no acudieron con tiempo, los infantes se volvieron sin recibir daño alguno, y publicóse, que los infantes se juntaban con el maestre de Santiago, y habian de volver a entrar con dos mil de caballo á combatir á Játiva, ó contra la ciudad de Valencia: y como el rey no pudo ir á aquel reino, como lo tenia deliberado, nombró por capitan general dél al infante don Pedro su tio; y proveyóse con gran diligencia en la defensa de sus fronteras: y estaban en elias el infante don Ramon Berenguer, don Pedro de Ejérica, los condes de Denia y de Osona, don Pedro de Tous, maestre de Montesa, el vizconde de Cardona, el prior de Cataluña don Dalmao de Queralt, don Guillen Ramon de Moncada, don Pedro Galcerán de Pinós, don Berenguer de Ribellas, don Francés de Cervia, don Gilabert de Centellas y don Pero Maza de Lizana. De Daroca se vino el rey á Zaragoza : y á ocho dias del mes de enero proveyó, que se trujese gente extranjera, para poder resistir poderosamente á su enemigo, que comenzó á ponerse en esta guerra con toda la pujanza de sus reinos, y tratóse que el conde de Fox le viniese à servir en ella con quinientos de caballo, como se habia entre ellos tratado: y los vizcondes de Narbona, y de Coserans, y Roger Bernardo de Fox, vizconde de Castelbó, que era sobrino del conde de Luna, y el conde de Montlesa y otros señores del reino de Francia, que ofrecie ron de venir el verano siguiente á servir al rey en esta guerra. Era mediado el mes de enero, y como el rey de Castilla en el mismo tiempo se vino acercando á las fronteras de Molina, y se publicó que los infantes don Fernando y don Juan, y el maestre de Santiago, se venian á juntar con él, para entrar por Molina ó por tierra de Soria, proveyó tambien el rey, que los infantes don Pedro y don Ramon Berenguer, y los ricos hombres que estaban en el reino de Valencia, se vinie

se

gido en el castillo gente extranjera, y que hacia daño en la comarca, se procuró que el infante le removiese de aquella tenencia y pusiese otro que fuese del reino de Aragon. Esto se proveyó muy apresuradamente, porque á todo parecia que previnieron los enemigos con su presencia, y el rey de Castilla estaba en Aragon antes que supiesen ser llegado á Molina, porque otro dia despues que llegó á Valdesalce, se vino á un castillo del rey de Aragon, que estaba en aquella frontera, que se dice Sisamon y allí asentó su campo para combatir

bel, pero sucedió una novedad, que fué causa que el rey de Castilla levantase luego su real, y aun estuvo muy determinado de dejar esta guerra, por acudir á lo de su propio reino.

sen á Teruel: y el rey de Castilla entró en Molina lo mas secreto que ser pudo á veinte y siete del mes de enero, á donde era venido el infante don Juan. Tenia en aquella frontera hasta dos mil y doscientos de caballo, y el lúnes siguiente salió de Molina para entrar en Aragon, y vino á un castillo suyo que se decia Valdesalze, y el rey eligió por mas seguro consejo, repartir sus guarniciones por los lugares mas fuertes, que salir á dar la batalla, esperando la gente extranjera, que le habia de servir en esta guerra, y el suceso de los tratos que se llevaban con algunos grandes dele, y otra parte de su ejército se fué à poner sobre CuCastilla. De los lugares de la frontera de Calatayud que estaban en defensa, eran los mas importantes, Hariza, Bordalva, Montreal, Cetina y Embit, por razon de los castillos, que eran bien fuertes: y estaban en mediana defensa los lugares de Cubel, Anento, Monterde y Pardos, y porque pareció que el cortijo de MuCAP. VIII.-Que don Juan, hijo de don Luis de España, conde de Telamon y don Alvar Perez de Guzman, dos nebrega se podia defender por los de aquella villa, grandes señores del reino de Castilla, se concertaron proveia que en caso que allí viniesen los enemigos, se de servir al rey de Aragon en esta guerra. pegase fuego á la villa fuera del cortijo. En Ibdes, Járaba y Sisamon, se pusieron buenas guarniciones, y Viéndose el rey de Aragon tan ofen lido por el rey de mandóse á los de Ateca, que se fuésen á lbdes, y las Castilla en esta guerra y con cuanta furia se ponia en mujeres y niños se recogiesen en Calatayud, y los de ella, tuvo con diversos grandes de aquel reino sus inSantet se pasasen á Járaba. De los lugares del rio de teligencias, para que le viniesen á servir en ella, ó la Verdejo, se fortificó Verdejo y se mandó despoblar hiciesen al rey de Castilla dentro en su reino, ofreBijuesca, y que se fortaleciese la iglesia, y la parte ciéndoles grandes gajes y mercedes: y fue en tal ocurque está hacia el río, y del lugar de Torrijo se des rencia de tiempo y de tales novedades, que muchos pobló la mitad y se fortificó la otra que está so- esperaban ocasion para venirse á su servicio. Entre los bre el rio, y se hizo su cava: y porque el lugar otros, con quien principalmente se trataba, eran, don de Moros estaba fuerte, pareció que bastaban los Fadrique, maestre de Santiago y don Tello, señor de vecinos dél á defenderle y al castillo de Malanquilla, Vizcaya, hermanos del conde de Trastamara: y para que estaba en buena defensa, se recogió la gente de la mí tengo por muy cierto, que fué esta una de las villa, y todos sus bienes se pusieron en el cortijo. Tam- principales causas, porque el rey de Castilla mandó bien se fortificaron el lugar de Clares y Villaroya, y se matar al maestre de Santiago, aunque antes ya habia despoblaron Cervera y Añon, y en la ribera de Jalon deliberado de matar á sus hermanos, y es cierto, que los de Alhama despoblaron la villa, y se subieron al el rey de Castilla no sintió tanto las causas principales, castillo, y los de Bubieca se pasaron á su castillo, y á que le movieron para romper la guerra al rey de Arauna casa muy fuerte, que decian de Sancho Jordan, y gon, cuanto servirse en ella del conde de Trastamara descubrieron la iglesia con fin de pegar fuego al lugar y hallar él y los suyos tan buen acogimiento en este si los enemigos entrasen por aquella parte: y los de At- reino. Anduvo en estas pláticas, entre el rey de Aragon tea y Munubles se subieron á los castillos con sus bienes: y don Tello, un caballero castellano, que se decia y los de Santos, Sabiñan, Paracuellos, el Fraxno, Bi- Suer García, hijo de Garci Suarez de Toledo, y con él ver y Villalba, Morata de Jiloca, Monton, Mochales y le envió el rey a prometer, que si hiciese guerra al rey Villel, los desempararon, y se entraron en Calatayud, de Castilla en su ayuda, le daria sueldo para quinieny tambien los de Castellon se pasaron á Sisamon, y los tos de caballo y para otros tantos peones, y que le dade Marta y Rusca se fuéron á poner en defensa del lu- ria en su tierra otro tanto como tenia en Castilla y le gar de Belmonte y los de Malvenda, Paracuellos y aseguraria, que no haria paz ni tregua con el rey de Fuentes se recogieron á las fuerzas y esto se hizo con Castilla, sin su voluntad, y para esto pedia el rey que grande celeridad, casi al mismo tiempo que entraba don Tello se hiciese su vasallo y se desnaturase del rey el rey de Castilla, por grande órden é industria de Pc- de Castilla y le hiciese pleito homenaje de servirle bien ro Jimenez de Samper, justicia de Calatayud, que era y lealmente. Pero lo del maestre y don Tello que tenian caballero de grande experiencia en las cosas de la guer- mucho que perder en Castilla, no se podia concluir ra: porque el gobernador de Aragon andaba reconocien- tan facilmente, y así el uno perdió primero la vida y el do los lugares de los campos de Langa y Visiedo, y de otro estuvo muy cerca de perderla antes que se deterCella. En la comarca de Tarazona, y en los lugares del minasen, y les alcanzó la furia de aquel príncipe, que rio de Borja, proveyeron lo que convenia á la defensa dias habia les procuraba la muerte. Tambien un cabade aquella frontera, don Pedro Perez Calvillo, obispo llero muy principal de aquel reino, que se decia Sancho de Tarazona, y don Lope de Gurrea, señor de Gurrea y Manuel, nieto de don Juan Manuel, por medio de don Miguel de Gurrea, y Juan Perez Calvillo, á quien el rey Pedro de Ejérica, trató de venirse al servicio del rey y babia nombrado por capitanes y dió especial cargo de ofreció de poner å su madre en rehenes y una hermaaquellas fronteras: aunque lo universal y la suma de la na suya, y que despues que se hubiese hecho vasallo guerra estaba cometida á los condes don Enrique y don del rey, entregaria la villa y alcázar de Villena : y en Lope de Luna: y porque el castillo de Bierlas, que es esto tambien hubo dilacion. Pero los que mas determidel reino de Aragon, le tenia el infante don Luis de Na-nadamente se arriscaron, fueron dos grandes señores vatra, hermano del rey de Navarra, y habia puesto en de aquel reino, que el uno era don Juan, hijo de don él por alcaide à Fernan Ruiz de Caravantes, que era Luis de España, conde de Telamon y príncipe de las castellano, y le tenian por sospechoso, por haber reco- Fortunadas, de quien se ha hecho mencion en esta

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á

ciendo mucho daño en la tierra y conmoviéndola en grande alteracion.

CAP. IX. De la entrada que el conde de Trastamara hizo por la frontera de Ciria, y que el rey de Castilla volvió á entrar por el reino de Aragon, y tomó los castillos de Bordalva y Embite.

Al tiempo que el rey de Castilla salió de Molina para entrar en Aragon, y se pusieron sus gentes sobre los castillos de Sisamon y Cubel, ya el conde de Trastamara habia entrado en Castilla, con las gentes que tenia juntas en las fronteras de Aragon, y tomó por combate el lugar de Ciria y lo puso á saco: y no pasó mas adelante entendiendo que el rey de Castilla entraba por Aragon. Vuelto el rey de Castilla á Molina, cuando dejó de seguir á don Juan y á don Alvar Perez de Guzman, entró con su ejército otra vez casi mediado febrero por Aragon, y fuése á poner sobre el lugar de Bordalva aldea de Hariza: y luego se entró y puso

obra, y el otro fué don Alvar Perez de Guzman. Entrambos tenian grandes estados en la Andalucía y eran casados con dos hermanas, hijas de don Alonso Fernandez Cornel, y los habia puesto el rey de Castilla por principales capitanes en la villa de Seron, en frontera contra este reino y hora fuese por el odio antiguo que tuviesen con el rey de Castilla por haber muerto á don Alonso Fernandez y sacado á sus hijas del estado: ó por mayor desagrado y despecho, como lo refiere don Pedro Lopez de Ayala, entendiendo que el rey queria tomar la mujer de don Alvar Perez, que se decia doña Aldonza Cornel, para sí, como lo hizo, trataron de hacer con todo su poder guerra al rey de Castilla y envió el rey, para concertarse con ellos, a don Lope de Gurrea y un caballero catalan, que se decia Berenguer de Palau y á Jaime de Ezfar, que eran de su consejo. Estos caballeros se vieron con don Juan y con don Alvar Perez en la frontera muy secretamente y concertaron una muy gran liga, para que hiciesen la guerra en la Andalucía: y allí se movió, no solo plá-á saco, y mandó combatir el castillo, en el cual estatica, pero promesa, que si por ventura fuesen por ellos ganadas Sevilla, Córdoba, Algeciras, Cádiz, Jaen y Tarifa, ó cualquiera destas ciudades, ú otras de aquella calidad, fuesen del rey de Aragon : y todas las otras villas y castillos fuesen destos caballeros de juro de heredad, con que no los pudiesen vender, ni enagenar al rey de Castilla, ni á otro enemigo del rey de Aragon. Para esto prometieron con juramento y homenaje, que se desnaturarian del rey de Castilla y que se harian súbditos y vasallos del rey de Aragon y que le servirian contra todas las personas del mundo, así como sus vasallos y naturales. En nombre del rey de Aragon prometieron aquellos caballeros, que no harian paz, ni tregua con el rey de Castilla, sin expreso consentimiento suyo, hasta que fuese revocada la sentencia que fué dada contra don Alonso Fernandez Cornel y el rey de Aragon les habia de dar sueldo para ochocientos de caballo y para otros tantos de pié y habíaseles de dar en Calatayud luego el sueldo para dos meses y el conde de Trastamara se obligó, que se desnaturarian del rey de Castilla y se harian vasallos del rey de Aragon: y cuanto á las otras pagas, se declaró que se hiciesen de dos en dos meses, en el lugar que señalasen don Bernardo de Cabrera, y Martin Abarca, y el rey ofreció, que habiendo ellos comenzado á hacer guerra al rey de Castilla, les daria recompensa de los lugares que perdiesen y que se les daria en los condados de Cervera y Manresa y de Berga, 6 en otras tierras, si estos estados no bastasen. Despues que esto se concertó con estos ricos hombres, ellos se partieron de la frontera, y súpolo el rey de Castilla el dia siguiente, que hubo llegado con su real sobre Sisamon y entendiendo que se iban muy apresuradamente, con fin de alzarse con las principales fuerzas de la Andalucía, á la hora que lo supo, se partió de aquel lugar por seguir los; pero como llevaban grande ventaja y tenian caballos en paradas, se pusieron en salvo y el rey se volvió á Molina muy dudoso é incierto de lo que debia hacer, y proveyó lo mejor que pudo, que la ciudad de Sevilla y los pueblos de la Andalucía, estuviesen en orden para resistir á don Juan y á don Alvar Perez. Fué tan grande la empresa destos caballeros, como su sentimiento y querella: porque ellos se atrevieron, por lo mucho que podian en la Andalucía, de hacer por sus personas guerra contra el rey de Castilla, tan en lo íntimo de sus reinos, y con los de su parcialidad, que comenzaron a combatir diversos lugares y castillos, ha

ba por alcaide un escudero, que se decía Juan Jimenez Cornel, que lo tenia por el rey, y rindiólo malamente y como no debia, sin pelear ni hacer su deber. De allí pasó adelante, y puso su real sobre otro lugar que se dice Embite y tambien lo ganó, y combatiendose el castillo con diversas máquinas y con gran ballestería aunque era muy enriscado y á maravilla fuerte, el rey no se quiso partir sin que le entrasen por combate: y peleó con tan grande ánimo y valor el alcaide, que se decia Jimen Lopez de Tolon, que se determinó, aunque no podia resistir á tan grande ejército, de perder antes la vida que rendir el castillo, y perseverando animosísimamente en la defensa dél, fué berido de una saeta y murió, y el rey de Castilla se pasó con su ejército á Deza, lugar principal de aquella frontera dentro en su reino. Entonces mandó el rey juntar en la Almunia todas las gentes de caballo y de pié que no estaban en las fronteras: y pasóse á aquella villa don Blasco de Alagon con el pendon real, para que de allí se socorriese á donde mayor necesidad se ofrecie se: y porque Gonzalo Mejía y Pero Carrillo y Gomez Carrillo y otros caballeros castellanos que estaban en el servicio del rey de Aragon, habian tenido algunos dias frontera en el lugar de Cetina, y el conde de Trastamara los queria tener consigo, el rey mandó á don Pedro de Luna y á Pedro Jordan de Urries su mayordomo, y á Alvaro Tarin y Ramon de Tarba, que con sus compañías y con las de algunos caballeros catalanes que estaban en aquella frontera, y con la gente del arzobispo de Zaragoza, se fuésen á poner en Cetina entre tanto que otra cosa se proveia. Esto fué casi en fin del mes de febrero: y toda la mayor furia de la guerra fué cargando hacia las fronteras de Tarazona. Uno de los mayores trabajos y peligros que en esta guerra se sintieron, fué el grande concurso de castellanos que en ella servian al rey en las compañías que el conde don Enrique y don Juan, hijo de don Luis de España, y los otros ricos hombres de Castilla, que se vinieron con el conde, tenian en las fronteras, porque habia muy gran dificultad de distinguirlos de los enemigos, y así fue necesario que se diese órden que todos los castellanos que estuviesen en el reino, llevasen testimonio y seguro del conde don Enrique, por el cual pareciese que eran de su casa, ó vasallos y amigos suyos. Era venido por este tiempo al servicio del rey y reducidose á su obediencia don Pedro Cornel, que fué scñor de Alfajarin, el cual, desde que

fueron vencidos el infante don Fernando y los de la tanta era la necesidad y pobreza de aquellos tiempos, union en la batalla de Epila estuvo en Castilla, y todos 6 por mejor decir la diferencia de los que ahora tenelos otros caballeros que siguieron aquella querella y se mos. Entendiendo el rey en esta sazon en proveer á lo perdieron en ella, estaban con el infante en las fronte- de la guerra que se proseguia por las fronteras de Araras de Valencia, los cuales se vinieron despues con el gon á gran furia, ajuntando el rey de Castilla todo su mismo infante al servicio del rey y en la baronía de poder, llegó á Zaragoza el cardenal de Santa María en Alfajarin, por muerte de don Tomás Cornel, hermano de Cosmedin, que se llamaba Guillen, y venia por legado don Pedro, sucedió don Luis Cornel, que era sobrino á España, enviado por el papa Inocencio, para tratar de entrambos, hijo de don Ramon Cornel, porque de la paz entre estos príncipes. Entró el legado en Zade sus tios no quedaron hijos: y don Luis fué muy ragoza á nueve del mes de febrero, y fuéle hecho por valeroso caballero y tenía en Cataluña estado, que fué el rey muy grande recibimiento: y despues de haber de dona Beatriz de Cardona su madre, la cual, como tratado lo de su legacía, pasó á gran priesa para la villa en estos anales se ha referido, fué hija de don Ramon de Deza, á donde el rey de Castilla tenia grande ejér– de Cardona, y de doña Beatriz de Aragon, hija del cito junto con propósito de hacer la guerra por aquella rey don Pedro, y hermana de don Jaime Perez, señor frontera: y puso entre los reyes treguas de quince dias, de Segorbe: y casi por este tiempo se concertó matri- porque el rey de Castilla no quiso venir en ningun monio de don Luis con doña Blanca de Fox, sobrina medio de concordia: y con esto volvió el cardenal para del conde de Luna: y despues de dispensado por la el rey de Aragon á proseguir la plática de la paz, y sede apostólica, porque eran deudos, se disolvió, por entender si hallaria camino para concertarlos. Mas el que el vizconde de Castelbó, hermano de doña Blanca rey de Castilla, que tenia la mayor parte de su gente y el conde de Fox que era su primo hermano, lo con- en Deza, sabiendo que el rey de Aragon tenia los sutradijeron, y hallando ser deudos en otro grado prohi-yos repartidos por las fronteras, y que no era parte bido, se declaró el matrimonio ser ninguno: por esta causa se movian grandes disensiones y bandos tre don Luis Cornel y los de su parte y el conde de Fox, y vizconde de Castelbó. Despues casó don Luis con doña Brianda de Luna, hija del conde don Lopetillo de Aragon, que se dice Santacruz, y pasó á pode Luna, con quien tenia el mismo parentesco que con 'doña Blanca, por parte de doña Urraca Artal de Luna, que fué madre de don Jimeno Cornel, y bisabuela de don Luis, que fué hermana de don Lope Ferrench de Luna, abuelo del conde don Lope: y fué su suerte de don Luis tal, que causó harto mayor alborozo y guerra en el reino, por aquel casamiento, que se temió por el primero.

CAP. X.-De la venida del cardenal legado de la sede apostólica á estos reinos, por la guerra que se habia comenzado, y que durante la tregua que puso, combatió el rey de Castilla la ciudad de Tarazona, y se le rindió.

Tenia el rey convocado parlamento general de las ciudades y villas y lugares de Cataluña, para cuatro del mes de febrero deste año, y los procuradores se habian de juntar en la ciudad de Lérida para tratar de la defensa de sus reinos: y porque el rey no se podia hallar en él, fuéron en su nombre don Pedro obispo de Huesca que era canciller, y Bernardo de Tous, y Bernardo de Olcinellas, tesorero general, y Berenguer de Retal, que eran del consejo del rey: y los procuradores vinieron á Sariñena, á donde el rey fué á tratar con ellos, para que le sirviesen en esta guerra, y se volvieron á Lérida. Hallaban gran dificultad en poder sacar dinero para ayudar a pagar la gente de guerra, y por gran encarecimiento, se decia, que las ciudades y pueblos de Cataluña, de cuatro años atrás habian dado al rey mas de trescientos mil sueldos para sus armadas y guerras y que los lugares estaban despoblados é yermos por las imposiciones y servicios que hacian: y la gente muy vejada, por los cargos y subsidios ordinarios, y se salian de los lugares realengos, y se iban á poblar en las tierras de los prelados y señores. Mas no embargante tanta necesidad, ofrecieron de servir al rey con setenta mil sueldos, para pagar la gente de caballo, con que el rey y la reina y el duque de Girona, y los infantes, y universalmente todos contribuyesen en las sisas é imposiciones que se echarian de allí adelante:

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para resistirle, movió con su ejército junto para Agreda, y de allí contra la ciudad de Tarazona, porque supo que no estaba bien murada y que habia en su defensa muy poca gente: y en el camino ganó un cas

ner su real sobre Tarazona un jueves á seis del mes de marzo. Dióse luego combate à la ciudad, y entróse por fuerza de armas por la parte de la Morería, que estaba muy flaca de defensa, á donde el maestre de Santiago con sus compañías combatía, y murieron en el combate, segun escribe don Pedro Lopez de Ayala, alguna gente de la una, y de la otra parte, y siendo la batalla grande, y cargando los enemigos que eran muchos, los de la ciudad se recogieron á lo alto, que es una parte della, que llamaban el Cinto, lugar bien fuerte, y que se podia defender de cualquiera ejército por grande que fuese, y habia en él una casa á ma→ nera de castillo, que llamaban la Azuda, y estaba en ella doña Guillelma, mujer de García de Loriz, gobernador del reino de Valencia. Entró aquel dia en la ciudad toda la gente del rey de Castilla; y los de Tarazona que se habian recogido á su fuerte, entendiendo que no bastaban á defenderse del rey de Castilla, por no tener las cosas necesarias que se requerian para la defensa contra un tan poderoso ejército, ántes de probar la furia é ira del enemigo, á la media noche tuvieron sus tratos con los del rey de Castilla, y concertáronse con el rey que los pusiesen en salvo en Tudela, con lo que pudiesen llevar: y así otro dia viernes desampararon el Cinto, y se fuéron á Tudela, acompañándolos la gente del rey de Castilla y desta manera, segun este autor escribe, se ganó Tarazona por el rey de Castilla. Mas el rey de Aragon en su historia cuenta mas ásperamente este caso, echando la culpa á Miguel de Gurrea, á quien se habia encomendado la guarda de aquella ciudad, diciendo que no quiso defenderse como debia, y que con ciertas condiciones entregó la ciudad, y que con su mujer y casa se pasó al reino de Navarra. Estaba en aquella sazon el rey de Aragon en Zaragoza, segun él escribe, muy solo y sin gente de guerra, porque la tenia repartida en las fronteras de su reino, y viniéndose para Zaragoza algunos que se hallaron en Tarazona, mandó hacer justicia dellos, por no haber hecho su deber, porque siempre se mostró muy severo en el castigo de los

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que en la guerra no hacian lo que debian, y así habia declarado por traidor á Juan Jimenez Cornel, que entregó el castillo de Bordalva al rey de Castilla; pero despues dió licencia que todos los de Tarazona que estaban en el reino de Navarra, pudiesen venir á morar á Zaragoza; y la ciudad de Tarazona se pobló de gente de guerra de los reinos de Castilla. Estuvo el rey muy turbado con la nueva de tener al rey de Castilla tan cerca, y haberle tomado una ciudad tan principal de su reino: y porque se temia que el enemigo pasaria adelante, y no tenia consigo ninguna gente, mandó al conde don Lope de Luna, y al conde de Trastamara, y á don Pedro de Ejérica, y á los otros capitanes que estaban por las fronteras que se viniesen para él con toda celeridad, significándoles el peligro en que estaba si el rey de Castilla con su ejército no reparase en ningun lugar: y entretanto á gran furia se entendió en fortificar la Aljafería, que era el castillo y fuerza principal desta ciudad, aunque segun escribe no se tenia en ella por bien seguro. Habiendo llegado todos los ricos hombres y capitanes á Zaragoza, porque las fronteras quedasen bien proveidas, mandó al prior de San Juan de Cataluña, y á don Pedro Fernandez, señor de Ijar, que con sus compañías de gente de caballo se fuésen á Calatayud, para estar en la defensa de aquella frontera, y llevasen las compañías que estaban en la Almunia, hasta que el conde de Trastamara volviese: y envió á don Jimeno de Urrea con otra compañía de gente de caballo á Magallon, para que estuviese con don Juan Jimenez de Urrea su padre, que estaba por capitan en la frontera de Borja, y con él iba fray Martin de Lihori, comendador de Monzon y de Mallen, que tenia cargo de ciertas compañías de gente de caballo y de pié: y fué un caballero que se decia Diego Zapata, á ponerse en el castillo de los Fayos. Despues se proveyó que don Pedro de Ejérica con todas las compañías de gente de caballo, que estaban á su cargo, y los ba rones y caballeros del reino de Valencia se viniesen á la villa de Daroca, y el rey esperaba á Ugo conde de Pallás, y á don Dalmao, vizçonde de Rocaberti, y á don Andrés vizconde de Catete y de Illa, y á don Ra- | mon de Anglesola, y á otros barones y caballeros que venian con la gente de Cataluña, para salir á defender la entrada al rey de Castilla y publicaba que le presentaria la batalla si quisiese pasar adelante. En esta sazon llegó á Zaragoza un caballero francés llamado Garin, señor de Abehir, y de parte de don Juan, conde de Armeñaque, lugarteniente del rey de Francia en Lenguadoque, pidió que el rey diese licencia á las compañías de gente de guerra que quisie➡ sen ir á servir al rey de Francia en la guerra que tenia con el rey de Inglaterra: y aunque el rey estaba en harta necesidad, permitió á las compañías de gente castellana que estaban en su servicio, que pudiesen ir á servir al rey de Francia, con que no fuésen de las compañías del conde de Trastamara y de don Juan, hijo de don Luis de España, y de don Alvar Perez de Guzman, que estaban á su sueldo en esta guerra, aunque don Juan dias habia que juntaba gente en la Andalucía, y don Alvar Perez de Guzman, con orden del rey, se fué allá para tratar liga y confederacion con el rey de Granada, para que de allí se moviese guerra al rey de Castilla y partió por este tiempo de Valencia en una galera, y no pasó mucho que fué vencido y preso don Juan por don Juan Ponce, señor de Marchena, y por el almirante don Gil de Bocanegra en un reencuentro; y mandó el rey de Castilla matar á don Juan.

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CAP. XI.-De la tregua que se puso entre los reyes por el legado apostólico, y por seis personas nombradas por ellos.

Determinóse por el rey de juntar todas sus gentes en la frontera de Borja para oponerse con todo su poder contra su adversario: y ordenóse que una parte del ejército estuviese en Pedrola y en Alcalá que era de don Pedro de Luna, y con ella fuése don Juan Martin Enriquez, alférez del reino de Navarra con algunas compañías de caballo, que tenia á sueldo del rey de Aragon: y mandó el rey que don Pedro de Ejérica, con la cabalería del reino de Valencia, estuviese en Daroca y don Pedro Fernandez de Hijar, y don Martinez de Luna, en Aranda, y Jordan Perez de Urries y Pedro Jordan de Urries, quedasen en la guarda de Calatayud. Esto era en fines del mes de marzo: y en el mismo tiempo el rey de Castilla se vino con su ejército á poner sobre Borja, mandó combatir algunos castillos de aquela frontera; y el rey entonces mandó á don Pedro de Ejérica, que con sus compañías se viniese á la Almunia, y lo mismo se proveyó que hiciesen el conde de Luna don Gilabert de Centellas, fray Guerau ZataHlada, teniente del castellan de Amposta, el gobernador de Aragon, y todos los capitanes y caballeros que estaban en Calatayud y sus fronteras y a don Pedro Fernandez de Jjar, y á don Juan Martinez de Luna, que estaba en Aranda, mandó el rey venir á Epila. Vino por este mismo tiempo al servicio del rey el conde de Fox, con muy buenas compañías de gente de guerra y fué á Magallon, á donde el rey era ido, para resistir al rey de Castilla y acudir á socorrer á Borja: y tenia el rey de Castilla consigo al infante don Juan su primo, y al maestre de Santiago su hermano, y don Tello que llegó en esta sazon con mucha gente Vizcaina, y á don Fernando de Castro y á don Pedro de Haro, y á don Diego García de Padilla, maestre de Calatrava; y á don Suer Martinez maestre de Alcántara: y don Arias, prior de San Juan y otros grandes de sus reinos; y segun escribe don Pedro Lopez de Ayala, eran siete mil de caballo y dos mil ginetes, y gran número de gente de pié. Llegaron tambien entonces á Tarazona á servirle en esta guerra el señor de Labrit y sus hermanos, con buenas compañías de gente de Gascuña, que eran enemigos del conde de Fox. Juntose todo el poder del rey de Aragon en las fronteras de Borja y Magallon, aunque no hallo en las memorias de aquellos tiempos el número de la gente que el rey tenia, y estaban con éi el conde de Trastamara, don Alonso conde de Denia; el conde de Luna, Ugo conde de Pallás, don Bernardo de Cabrera conde de Osona, don Pedro de Ejérica, don Blasco de Alagon, don Bernardo de Cabrera, don Pedro de Luna, don Gilabert de Centellas, Juan de Creillo capdal de Buch, don Pedro Fernandez de Ijar, Guillen Ramon, señor de Caumen, Juan Alonso de Haro, Alvar García de Albornoz, y salieron á correr la comarca contra el rey de Castilla. Puesto el ejército en orden de batalla, llegaron, segun don Pedro Lopez de Ayala escribe, á esperar al rey de Castilla en un sitio fuerte junto á Borja, que llamaban la Muela, y el rey de Castilla salió con fin de dar la batalla, y hubo entre ellos algunas escaramuzas, pero los nuestros que estaban en su fuerte no salian, y así el rey de Castilla se volvió á Tarazona, y aquel dia, por hacer grande calor, murieron algunos del ejército del rey de Castilla: y dice aquel autor, que en esta sazon estaba el rey de

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