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perseguir á todos aquellos, que siguieron la voz de la reina doña Blanca de Borbon, y se apoderó de la villa de Toro, estando en ella la reina su madre, y en su presencia mandó matar á don Pedro Estevanez Carpenteiro, que habia sido elegido por maestre de Calatrava, despues de la muerte de don Juan Nuñez de Prado, á quien tambien habia mandado matar el rey de Castilla, y fueron juntamente muertos con el maestre Rui Gonzalez de Castañeda, y Alonso Tellez Giron, y Martin Alonso Tello, y mataron en Toro otros caballeros, y fué presa la condesa doña Juana, mujer del conde de Trastamara, y segun escribe don Pedro Lopez de Ayala, estando el rey sobre Palenzuela, quiso matar á los infantes de Aragon y al maestre don Fadrique su hermano, y a don Juan de la Cerda, que estaba con él, y dejólo de hacer esperando á don Tello, que se venia a su servicio, por matarlos á todos cinco juntos: y por dilatarse su ida, se libraron de la muerte, lo cual estuvo secreto mucho tiempo. En esta sazon, huyendo el conde de Trastamara de la ira del rey, y de aquella furia, fuése para el rey de Francia y muchos caballeros con él, y otros se vinieron para Aragon, y entre ellos Alvar García de Albornoz y Fernan Gomez, que eran hermanos de don Gil Alvarez de Albornoz, cardenal de España, y se habian alzado en Cuenca contra el rey de Castilla, se vinieron á este reino con don San

tomó para romper la guerra, diré yo algunas cosas muy importantes que procedieron, por las cuales entrambos, con sobra de voluntad vinieron á las armas, que por otros autores no se cuentan. Aunque el rey de Castilla fué el promovedor de la guerra, y lijeramente admitió la ocasion de ella, estaban ya muchos dias antes los ánimos de estos príncipes muy indignados, y con grande sentimiento y queja el uno del otro: el rey de Aragon, por el favor que los infantes don Fernando y don Juan sus hermanos y notorios enemigos, hallaban en el rey de Castilla: y el de Castilla por el mismo caso, por haberse recogido á estos reinos don Enrique conde de Trastamara, y don Tello, señor de Vizcaya, sus hermanos y los caballeros que los seguian. Allende desto, sucedió otra cosa que dió muy gran causa al rey de Aragon de procurar todo daño y afrenta al rey de Castilla, que le tocaba en lo muy importante de su estado, y le tenia con grande recelo; y fué, que despues que el rey de Castilla se salió de la villa de Toro, á donde estuvo detenido, y en poder de la reina su madre, y de los grandes que siguieron aquella querella, que volviese á hacer vida con la reina doña Blanca su mujer, y dejase á doña María de Padilla, y no se rigiese el reino por sus parientes, se concertó con los infantes de Aragon, porque dejasen aquella voz y dió á la reina doña Leonor su madre la villa de Roa, y á los infantes hizo mucha merced, y diócho, hermano del conde de Trastamara, porque tenian diversos oficios en su casa, porque se fuése á su servicio. Entonces el infante don Fernando, porque el rey de Castilla se tuviese por mas seguro dél y de su hermano, puso en rehenes en poder del rey de Castilla y y de sus gentes, los castillos de Orihuela y de Alicante, y otros que tenia en el reino de Valencia, contra la voluntad del rey de Aragon, en los cuales le pertenecia derecho en la sucesion, y teniéndose por él en feudo y siendo de su señorío. Esto fué estando el rey en Cerdeña: y siendo vuelto a Cataluña, entendiendo que se procuró aquello maliciosamente por el infante don Fernando su hermano, por tener gente del rey de Castilla en el reino de Valencia, y por escusarse que no estaba en su mano de impedirles la entrada, envió á requerir al rey de Castilla, que no quisiese detener, en nombre de rehenes, aquellas fuerzas, pues rehenes de tales castillos no se podian ni debian poner en poder suyo, ni de otro príncipe extraño: y sobre lo mismo fueron requeridos de parte del rey los infantes y la reina su madre. Pero aunque esto pasó desta manera, los infantes no se tenían por seguros del rey de Castilla, y estando el rey en Cerdeña, envió el infante don Juan con un hijo de su ama, que se decia Pero Garces de Jaunas, que era letrado en derecho civil, á decir á don Pedro Fernandez, señor de ljar, que él ó el arzobispo de Zaragoza, ó algunos de los ricos hombres del reino, se interpusiesen con el rey para que los perdonase, en lo que habian contra él excedido, por su mocedad, y por mal consejo, porque deseaban venirse á su servicio, y el infante se ofreció de ir á Cerdeña, á servir al rey con cuatrocientos ó quinientos caballos. Entonces no quiso el rey recibirlos, sin que primero los infantes hiciesen paz perpétua con diversos ricos hombres de sus reinos, con quien tenian grande enemistad, señaladamente con el conde don Lope de Luna: y queria que se volviesen á cobrar los castillos de Orihuela y Alicante, que habian entregado al rey de Castilla: y que en el perdon no se comprehendiesen los que estaban fuera del reino por razon de la union. Tratándose esto, sucedio que el rey de Castilla comenzó con grande furia á

mucho deudo en la casa de Luna por la parte de la madre; y Fernan Gomez pretendió suceder en la encomienda mayor de Montalvan, en vida de Fernan Ruiz de Tahuste, y tuvo aquella encomienda. Despues que el rey de Castilla cobró la villa de Toro, y comenzó á hacer grande estrago en los que tomaron la voz de la reina doña Blanca, por descubrir como hallaria al rey en sus negocios: en principio deste año, estando en la villa de Perpiñan, le hizo saber lo que pasaba, diciendo que algunos ricos hombres y caballeros de su tierra, tenian á la reina doña María su madre en su villa de Toro, y que desde allí se hacian muchos deservicios y grandes desconocimientos; y por esta causa tuvo cercada aquella villa, y la habia entrado por fuerza de armas un martes á cinco del mes de enero, á gran honra suya, y mató á muchos de los que estaban dentro, y otros se prendieron, y hubo piedad de todos los otros. El rey oida esta embajada respondió á ella muy tibiamente, dando á entender que no le pesaba que el rey de Castilla se diese tan buena maña á hacer enemigos de sus propios vasallos, persiguiendo tantos caballeros y gente tan principal de sus reinos, y de Perpiñan se vino á Barcelona, para dar grande priesa, que se juntasen las armadas de Cataluña, Mallorca y Valencia, para enviarlas á Cerdeña. Sucedió tambien, que en el mismo tiempo se armaron en Barcelona, licencia del rey, por los oficiales del rey de Francia, nueve galeras, y fué capitan dellas un caballero principal de la casa del rey, que era Francés de Perellós, y fué con ellas la via de Normandía, contra el rey de Inglaterra: y habiendo pasado el estrecho de Gibraltar, fué á entrar en el puerto de Cádiz; y llegando muy cerca dél, para tomar alli refresco, halló dos naves de mercaderes, y tomólas diciendo ser ropa de genoveses, con quien los catalanes tenian guerra. Hallóse allí á caso el rey de Castilla, que habia ido á la ciudad de Cádiz en una galera para recrearse y ver la pesca que se hacia de los atunes en las almadravas, y envió luego un caballero que se decia Gutierre Gomez de Toledo, y con un su secretario á rogar al

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