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desta negociacion, dar lugar á cosa deshonesta, en tanta ofensa é injuria, como se hacia á tal persona como era la reina doña Costanza, y á tantos y tales príncipes á quien esto tocaba, señaladamente siendo tan flacas y coloradas razones las que el rey de Castilla daba para fundar y justificar el divorcio. Sobre este negocio envió el rey al rey de Portugal á Beshon Jimenez juez de su corte. Mas esto aprovechó poco: y el rey de Castilla se determinó de efectuar el matrimonio de Portugal, y dejó á doña Costanza y don Juan Manuel se envió á desnaturar del rey don Alonso: y le comenzó á hacer guerra de sus villas y castillos y se siguieron grandes alteraciones y guerras por

esta causa.

CAP. LXXIV.-De la guerra que don Jaime señor de
Ejérica, movió contra doña Beatriz de Lauria su ma-
dre, y de la que hubo en Cataluña entre don Arnaldo
Roger conde de Pallás, y Ramon Folch vizconde de
Cardona.

cia. Juntó don Jaime grande número de gente, para combatir el castillo, y toda la tierra se puso en armas, y teniendo recurso doña Beatriz à don Bernardo de Sarriá teniente de procurador de aquel reino, mandó á Alonso Martinez de Morera, que era su teniente, que ayuntase las huestes, y fué con ellas á Eslida, y queriendo proceder contra don Jaime, mostrole el mandato que tenia del infante don Alonso, para que el teniente de la procura general no se entremetiese en aquel hecho: pero por otra parte doña Beatriz tuvo provision del rey, en que se mandaba á don Bernardo de Sarriá, que hiciese descercar el castillo de Eslida, y mandase á don Jaime, que se viniese para el rey; y vista esta provision don Bernardo de Sarriá, mandó sacar de la ciudad de Valencia el pendon real y convocar las huestes de las villas del reino, para que se juntasen con él en Murviedro, y en el llano de Nules, y requirió á los que tenian el gobierno de la ciudad, que le siguiesen con su hueste. Entónces dejando don Jaime su gente sobre el castillo de Eslida, se vino para Zaragoza, á donde el infante estaba: y el infante envió á suplicar al rey, que aquella diferencia se atajase, tomándola el rey á su mano, y envió un caballero de su casa, llamado Ramon de Villafranca, á don Bernardo de Sarriá, para que no procediese contra la tierra de don Jaime, y pusiese en libertad un caballero, que habia prendido de casa de don Jaime, que se decia Gil Ruiz de Lihori. Fué cosa que causó mayor escándalo, ver en este negocio provisiones contrarias del rey, que estaba en aquella sazon muy doliente y favorecia á doña Beatriz, y del infante su hijo, que dió todo favor a don Jaime, y puso este caso gran turbacion y escándalo en aquel reino: y finalmente por instancia del infante, este pleito y diferencia, se comprometió por las partes en poder del rey y del infante don Juan su hijo, y dieron en él su sentencia: por la cual se adjudicó cierta suma á don Jaime para su esta

Sucedió en este tiempo cierta diferencia entre don Jaime, señor de Ejérica, hijo de don Jaime, señor de aquella casa, y doña Beatriz de Lauria su madre, de que se siguió grande alteracion y bando generalmente en todo el reino de Valencia, y sucedió por esta causa. Muerto don Jaime señor de Ejérica, que fué el segundo de los señores de aquella casa, que eran de la casa real, doña Beatriz de Lauria su mujer, se apoderó de todos los bienes y rentas de aquel estado, y don Jaime su hijo deliberando tomar á su mano, por sostener su estado, los lugares del rio de Chelva, y de la sierra de Eslida, con todas sus rentas, comunicólo primero con el infante don Alonso: y pareciendo al infante, que don Jaime, siendo quien era, no podia estar sin buena parte de aquel estado, mandó al procurador general, que tenia el gobierno del reino de Valencia, que por ninguna demanda ó querella de doña Beatriz, ni de su procurador, ó del rey, 6 suya, no procediesen contra dondo, y la honor de Ejérica, y mandaron volver los casJaime antes le dejase cobrar aquellos lugares. Esto fué, estando el infante en Zaragoza mediado el mes de setiembre del año pasado, y don Jaime se dió tan buena maña, que brevísimamente se apoderó de los castillos de Trueja y Chelva y Domenjo, con todas sus alquerías que decia doňa Beatriz, que poseia por sus dotes, durante su viudez por disposicion del testamento de su marido. De allí pasó don Jaime à Eslida, y pensó tambien apoderarse del castillo, y no lo pudiendo hacer, con cierta astucia, hubo á su poder al alcaide, y puso cerco al castillo, y mandó combatir á los de la tenencia de Ejérica, y á la gente que tenian de Segorbe, y de aquella sierra de Eslida: mas un hijo del alcaide, que estaba dentro, y los suyos, le defendieron. Entónces doña Beatriz tuvo recurso á los infantes don Juan y don Ramon Berenguer, que estaban en la ciudad de Valencia, y ellos enviaron á rogar á don Jaime con don Blasco Maza de Vergua, señor de Villamarchant, que por su honor y respeto se levantase del cerco, que tenia sobre aquel castillo, y se fuése para ellos á Valencia: porque entenderian en concordar aquella diferencia, y él les respondió, que no podia levantar el cerco, sin que tomase el castillo y aunque don Francisco de Proxita, y Ramon Costa, don Lope Jimenez de Pancisa en nombre de doña Beatriz, le fuéron á rogar, que mandase alzar el cerco, no lo quiso hacer: antes amenazaba, que se habia de apoderar de todos los otros castillos de aqueila sierra, y de allí pasar á Ejérica, y tomar á su mano la tenen

y

tillos á doña Beatriz su madre, la cual envió á don Jaime a don Pedro de Ejérica su hijo, y tres caballeros, que eran Jaime Castellar, Gilabet Zanoguera y Gil Jimenez Romeu, para que les entregase los castillos: y no lo quiso hacer. Tratóse en este tiempo casamiento del mismo don Jaime con la reina doña María, mujer que fué del rey don Sancho de Mallorca, hermana del rey Roberto, lo cual ella procuró, por ser don Jaime de la casa real, y mancebo recien heredado, y vinieron en ello el rey y los infantes sus hijos, que eran sobrinos de la reina, conociendo, que su condicion no sufria estar sin marido, como despues lo mostró en vida del mismo don Jaime. En Cataluña estaban las cosas en mayor peligro de recrecerse alguna grande alteracion y escándalo, por la muerte de un varon muy principal, que se decia don Guillen de Queralt, al cual hubo sospecha, que le mandó matar don Arnaldo Roger de Pallás, que sucedió por este tiempo en el condado de Pallás al conde Ugo de Mataplana su padre: y púsose toda aquella tierra en armas, siguiendo una parte á don Arnaldo Roger, y la otra á don Ramon Folch vizconde de Cardona. Interpúsose entre ellos don Jofre vizconde de Rocaberti, y tratóse, que se viesen ambos en Peralada: y porque allí se juntaban, estando toda la tierra en armas, y tan conmovido, Arnaldo Roger corria grande peligro, el infante don Alonso, que le favorecia por ser muy deudo, y estar casado con doña Urraca de Entenza, que era hermana de la infanta doña Teresa su mujer, procuró, que el vizconde de Ro

caberti y don Ot de Moncada, en nombre del rey es-; despues de haber celebrado las exequias de la infanta torbasen aquel ayuntamiento: y cuando pudiese escusar, se prorrogase con largo término, y que fuése aquel ayuntamiento en el lugar de Aitona: y el infante dió todo favor y socorro á don Arnaldo Roger, y procuró que no viniesen á las armas.

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en Zaragoza, y el cuerpo del rey don Jaime fué llevado á sepultar al monasterio de Santascreus, á donde concurrieron los infantes sus hijos, y los prelados y ricos hombres con grande demostracion de tristeza y sentimiento general de todos sus súbditos: porque fué príncipe valeroso y muy clemente, y con esto de tanta

CAP. LXXV. De la muerte de la infanta doña Teresa de igualdad y justificacion con sus mismos vasallos, que Entenza y del rey don Jaime.

Falleció este año la infanta doña Teresa de Entenza en la ciudad de Zaragoza á veinte y ocho del mes de octubre, y hubo el infante don Alonso deste matrimonio cinco hijos varones y dos mujeres. El primero que se dijo don Alonso, vivió un año, y murió en Balaguer, y fué enterrado en la iglesia de Santa María Delmata. Y el segundo fué el infante don Pedro, que sucedió en el reino. Y el tercero fué don Jaime, conde de Urgel y vizconde de Ager. Nació tras esto doña Costanza, que casó con don Jaime rey de Mallorca. Y despues nació don Fadrique que vivió poco tiempo, y fué enterrado en el monasterio de los frailes menores de Barcelona; y hubieron despues á doña Isabel y don Sancho, que vivieron pocos dias. Murió la infanta del parto deste hijo postrero, al cual en su testamento, que le otorgó cinco dias antes que muriese, á veinte y tres de octubre, dejó heredero en los lugares que fueron de don Gombal de Entenza su padre, y de don Sancho de Antillon su abuelo, y de Vallés de Antillon su tio. Eran estos lugares Alcolea, Guaso, Rafals, Castellfollit, Cuatrocasados, Lagruesa, Chiva con sus alquerías, Chestalgar, Manzanera, Antillon, las Cellas, Ponzano, el Grado, Artasona, Sietcastiella, Avizanda, Puy de Cinca, Clamosa, San Mitier, Morcat, Solana, Alerre y Aviego; y por muerte de don Sancho sucedió en estas baronías el infante don Jaime. Fué enterrada la infanta en el monasterio de los frailes menores de Zaragoza, á donde hoy en dia parece su sepultura: y á par della doña Isabel y don Sancho sus hijos. Dentro de cinco dias el segundo del mes de noviembre, murió el rey don Jaime en Barcelona, de una larga indisposicion y enfermedad que tuvo, siendo de edad de sesenta y seis años, segun escribe el autor que compuso la historia general de Aragon, cu tiempo del rey don Pedro su nieto. Mandóse enterrar en el monasterio de Santascreus, á donde estaba enterrado el rey don Pedro su padre, y la reina doña Blanca su mujer, lo cual habia votado ante el altar de Nuestra Señora de la iglesia del dicho monasterio, por la devocion que en él tenia. Habia ordenado su testamento y dejó en él por testamentarios á los infantes don Alonso y don Juan arzobispo de Toledo, sus hijos; y el arzobispo en este mismo año, el primero del mes de setiembre fué creado patriarca de Alejandría, y se le dió la administracion de la iglesia de Tarragona; y don Jimeno de Luna, que era arzobispo de aquella iglesia, fué trasladado á la iglesia de Toledo. Con los infantes fueron nombrados por testamentarios el arzobispo de Zaragoza, y el obispo de Valencia, don Jimeno Cornel, don Ot de Moncada, don Bernardo de Cabrera, Gonzalo García, y Vidal de Vilanova. Atribuyóse á grande prosperidad deste príncipe, que teniendo diez hijos de la reina doña Blanca, no vió la muerte sino de una sola hija que fué la infanta dona Costanza, mujer de don Juan Manuel, que falleció pocos dias antes que él muriese. Depositóse el cuerpo en el monasterio de los frailes menores de Barcelona, porque el infante don Alonso estaba en Aragon cuando el rey falleció: y partió luego para allá

por esta causa le llamaron el Justiciero, y gobernó sus reinos en suma paz y justicia. Aborreció tanto todo género de pleitos que mandó desterrar de sus reinos un famoso letrado, que era jurista, y se llamaba Jimenez Alvarez de Rada, como pernicioso á la república, el cual por sus mañas y malas maneras, habia empobrecido muchas personas, y por esto y por prevaricador, le mandó echar de la tierra, y túvose por cosa muy ejemplar en aquellos tiempos. Era venido por el mismo tiempo á Barcelona el rey don Jaime de Mallorca con el infante don Felipe su tio, y tutor, para hacer el reconocimiento por razon del feudo del reino de Mallorca, y de los condados de Rosellon y Cerdania, Valespir y Colibre, y por el señorío de Mompeller, y por los vizcondados de Omelades y Carlades, que tenia en Francia, y en el palacio real, estando presentes los infantes don Pedro conde de Ribagorza y de Ampurias, y don Ramon Berenguer conde de las montañas de Prades, don Gaston de Moncada, obispo de Huesca, canciller del rey; don Sancho de Aragon, hermano del rey, lugarteniente que se llamaba de maestre del Hospital en la castellanía de Amposta; fray Ramon de Ampurias, que era caballero de la misma órden; don Ramon de Cervellon comendador de Azcon, don Ot de Moncada, don Bernardo de Cabrera, don Geraldon de Anglesola, don Berenguer de Vilaragut, Aymar de Moset, Ponce de Caramain, Ramon de Melan, Jimen de Tobia y otros barones y caballeros, y el rey de Mallorca hizo el reconocimiento, conforme al que habian hecho el rey don Sancho su tio, y el rey don Jaime su abuelo: y esto fué en el primero de octubre, un mes antes que el rey falleciese. CAP. LXXVI.-De la disension que hubo entre los obispos de Valencia y Segorbe, sobre los límites de sus diócesis.

Este año en principio dél, hubo grandes disensiones y peleas entre los vecinos de la villa de Moya del reino de Castilla, y los lugares de las fronteras del reino de Aragon, sobre los términos; y procuróse por parte del rey de Castilla, por evitar todo género de contencion, que se declarasen y deslindasen los mojones, y se nombrase un caballero de cada parte, para que asistiese á la limitacion y él nombró por la suya un caballero su vasallo, que se llamaba Alvaro de Albornoz. Tambien en el mismo tiempo hubo grande contienda entre los obispos de Valencia y Segorbe, sobre los límites de sus diócesis, porque el obispo de Albarracin y Segorbe, pretendia que se estendia la suya hasta tres leguas de la ciudad de Valencia, y se comprehendia en ella todo el territorio que hay de Puzol á esta parte, que eran las villas de Morviedro y Liria, hasta Castelfabib, y las tierras de don Jaime, señor de Ejérica y de don Gonzalo Jimenez, señor de Arenos: dentro de las cuales, y de sus límites, habia treinta y seis iglesias: y por parte del obispo y capítulo de Valencia, se alegaba, que despues de la conquista de aquel reino, siempre habian sido de su jurisdiccion, y el rey y don Jimeno de Luna, arzobispo de Tarragona, favorecian su pretension: y el obispo de Albarracin seguia s

obispo de Valencia confesó en juicio, que la iglesia de Valencia no habia sido catedral, antes que se ganase de moros por el rey don Jaime; y despues lo revocó, diciendo, haberlo confesado por error é ignorancia del becho: y despues señalaron las iglesias, que pareció á la sede apostólica se debian atribuir á la diócesi de Segorbe, considerando el estado en que se hallaban aquellas iglesias.

CAP. LXXVII. De la guerra que se movió por este tiempo en Cerdeña, entre los de la casa de Oria.

Habia ocupado Bernabé de Oria una fuerza muy importante de Cerdeña, que se decia Castel Genovés, que era de Casano, y Galeazo de Oria sus tios, á quien el rey le habia dado en feudo, y movióse Bernabé de Oria por inducimiento de los marqueses de Malaspina, que querian mal á Casano y Galeazo. Sabiendo esto sus tios, juntaron mucha gente de guerra, y pasaron á Cerdeña, y fuéron á combatir el castillo y ganaron el burgo, y pusieron grande terror con la gente de caballo á los vecinos: y con gran maña cobraron por este tiempo el castillo. Sucedió en este medio, que Azo, marqués de Malaspina, con alguna gente que juntó, fué escondidamente á socorrer á Bernabé de Oria y fué preso por la gente de Casano y Galeazo, y tuviéronle preso algunos días: y procediendo contra ellos Bernardo de Boxados, por esta causa le soltaron. Por este tiempo, Guillen de Azlor, que habia armado tres galeras para ir á corso contra infieles, en el mes de junio deste año, estando en la entrada del puerto de Zaragoza, para pasar de allí á las costas de Túnez, proveyéndose de panatica, llegaron diez y seis galeras y tres saetias, que el rey Roberto habia mandado armar en Nápoles: y dieron sobre ellas, y no se pudiendo escapar de otra manera, embistieron en tierra las tres galeras, y escapóse el capitan, y su gente: y las galeras del rey Roberto tomaron mucha mercadería, y dinero y plata, que llevaban, y pegaron fuego á las dos galeras, y llevaron la otra cargada de todo el despojo. Entonces el juez de Arborea envió al rey y al infante sus mensajeros, para que por su mano se tratase de casar á sus hijos en estos reinos, y concordóse matrimonio de su hijo el mayor, que se decia Pedro de Arborea, con doña Costanza de Saluces, hija de Felipe de Saluces, que era muy cercana parienta del rey, y sobre ello envió el rey á Sicilia, para tratarlo con don Ramon de Peralta, que era hermano de doña Costanza: y Pedro de Arborea vino á España, para efectuar el matrimonio. Tambien se trató de casar una hija del juez de Arborea con don Lope de Luna, hijo de don Artal de Luna, porque el rey tenia gran cuenta con favorecer al juez de Arborea; pero este segundo matrimonio no se efectuó.

justicia en la curia romana. Tuvo esla contienda prin- | guas, que durando este pleito, don Ramon Gaston, cipio de un gran yerro é ignorancia que hubo en aquellos tiempos, del lugar á donde estuvo poblada la Segobriga, ciudad principal en el principio de la Celtiberia, á la parte del oriente, que en el reinado de los godos tuvo iglesia episcopal: y como don Pedro Ruiz de Azagra se apoderó de la ciudad de Albarracin, y no está lejos de las ruinas de la Segobriga, de la cual no quedaba ningun rastro, procuró que se fundase en Albarracin iglesia catedral y señalaronse los límites muy angostos, porque de una parte la ceñian los de las iglesias de Zaragoza y Cuenca, que estaban ya señalados, y de la otra estaba todo en poder de moros. Pero con poca noticia de los límites antiguos de aqueHlas regiones, se persuadieron las gentes, por la semejanza del nombre, que Segorbe, lugar principal del reino de Valencia, que está en muy gentil asiento, muy desviado de la Celtiberia, en la region de los edetanos, fuese la antigua Segobriga: y que allí habia de tener el obispado tambien su principal asiento. Y así los sumos pontifices Gregorio noveno, Inocencio cuarto y Alejandro.cuarto procuraron, que lo que se iba conquistando de los infieles, del derecho y jurisdiccion del obispado de la antigua Segobriga, que se entendia poseerse por los moros, con la ciudad de Segorbe, se aplicase á la iglesia catedral de Segorbe: y Zeitabuceit rey de Valencia, cuando se redujo con los lugares, que eran de su obediencia, á la fé católica, entregó su estado al obispo, que llamaban de Segorbe, y á su iglesia, para que le obedeciese en lo espiritual, y le señaló su diócesi, declarándola, segun entonces se entendió, por la limitacion antigua que se hizo en tiempo de Wamba rey de los godos. En lo cual se recibió mucho engaño, persuadidos ser aquella la antigua Segobriga, estando mas de veinte leguas lejos della; y así todo lo que en aquella comarca se atribuia, incluyese , dentro de los límites de la diócesi de Segorbe, en la verdad del hecho, si se tuviera consideracion y se hiciera juicio cierto de la limitacion antigua del tiempo de los godos, se quitaba de la diócesi y jurisdiccion de la iglesia de Valencia. Y desta manera se turbaron y confundieron por grande inadvertencia é ignorancia de los unos y de los otros, los límites verdaderos de sus iglesias y duró el pleito entre los prelados dellas por mucho tiempo, despues de haberse hecho la union de la iglesia de Albarracin con la de Segorbe, que se hizo en tiempo del papa Alejandro cuarto por la vecindad que habia de los lugares, entendiendo, à lo que yo creo, como se debia entender por la ciudad de Albarracin y por las ruinas de la Segobriga, diciendo, que distaban por cuatro leguas, habiendo veinte y una legua de Segorbe á Albarracin, y habiendo el prelado de ir derecho camino de la una para la otra, no tenia iglesia en el medio que le fuese sujeta, si se entendiera á la verdadera reparticion de las diócesis antiguas de Segobriga y Valencia ; porque las que habia, se pretendia con gran razon y fundamento, ser de la iglesia de Valencia, como de verdad lo eran: y se defendian sus prelados en la posesion dellas, de tal suerte, que habia sucedido en el tiempo pasado, que un obispo de Valencia con mano armada se fué á la ciudad de Segorbe y echó della al obispo, que salió con una cruz en las manos, y mandó derribar sus casas y ocupar todos sus bienes, y aplicó aquella iglesia al deanado de Valencia, y la tuvo desta manera ocupada veinte años, y despues otros obispos sus sucesores y estaban en tan grande ceguedad é ignorancia de las cosas anti

CAP. LXXVIII. Que el rey don Alonso fué à Barcelona para recibir los homenajes y juramentos de los catalanes; y de la sucesion de la reina doña Juana en el reino de Navarra.

Estuvo el rey don Alonso en el monasterio de Santascreus, asistiendo á las exequias del rey su padre, con los infantes, prelados y ricos hombres de sus reinos, que concurrieron á ellas, y detúvose en esto hasta veinte y tres del mes de noviembre deste año: y porque allí supo, que los vecinos de Sanguesa tenian grandes diferencias con los de la Real, por sus contiendas antiguas, y que se hacían entradas en la fron

á quien el rey de Castilla preferia en todos los consejos, y le habia hecho conde de Trastamara y de Lemos y Sarria, y era señor de Cabrera y Ribera y pertiguero mayor de la tierra de Santiago, y mayordomo mayor del rey y justicia mayor de su casa, y con el conde intervinieron en este tratado de parte del rey de Castilla, Garcilaso de la Vega, Fernan Fernandez de Pina,. se procuró que el rey don Alonso, que estaba en Sevi→

mandase venir allí á la infanta doña Leonor: y fué una secreta inteligencia, que hubo entre estos príncipes, porque el rey de Aragon determinó de casar con la infanta doña Leonor. Tratóse cuanto al casamiento de doña Blanca, que el rey de Castilla le diese en dote con el infante don Pedro, hijo primogénito del rey de Portugal, dos cuentos de maravedís de la moneda de Castilla, por los castillos y lugares que ella tenia, y se diese á la infanta doña María de Aragon su madre, el señorío de las Huelgas de Burgos, y las rentas del lugar de Alcocer, y de los otros lugares, que el infante don Pedro su marido habia comprado, y los mandaba vender despues que la infanta doña María su mujer mu riese: y el rey de Castilla fué contento, que los castiHos destos lugares se entregasen á los procuradores del rey de Aragon, y de la infanta doña María, y que estuviesen por ella y por doña Blanca : y porque se procuraba el matrimonio de la infanta doña Leonor por el conde de Trastamara, el rey de Aragon, que tenia fin de casar con ella, no quiso consentir el de doña Blanca con el infante don Pedro de Portugal, sin que el de doña Leonor se concordase con el infante don Pedro su hermano, pues estaba en su mano tenerlo suspenso, hasta que le conviniese. Tuvo el rey la fiesta de navidad del año de mil y trescientos y veinte y ocho en la ciudad de Barcelona, á donde juró los usajes y constituciones de Cataluña y sus franquezas y los catalanes le juraron á él por su rey y señor, y prestaron los home

tera de Aragon, y el gobernador de Navarra no habia hecho caso de las provisiones que el rey de Francia, que tenia el señorío de Navarra, dió, para que esto se remediase: mandó que acudiesen á darles favor por parte del reino, porque los de la Real no recibiesen daño ni afrenta. Tambien Roger de Comenge, por el mismo tiempo, comenzó á hacer guerra con gente de Francia en el condado de Pallás, por su querella antigua, contra el conde Arnal Roger: y porque allende della, se viniese á Toledo para la fiesta de Navidad, y tocar á la autoridad del rey, no permitia la insolencia de Roger de Comenge, y el atrevimiento que tenia en entrar en su reino á hacer guerra contra vasallo suyo, habia particular respeto para castigarlo, porque Arnal Roger estaba casado, como dicho es, con doña Urraca de Entenza, que era hermana de la infanta doña Teresa: proveyó desde allí el rey, que del condado de Urgel, se diese todo favor y ayuda al conde de Pallás: y envió con Ramon de Melan á requerir al rey de Francia, que mandase á los senescales de Tolosa y Carcasona, que no diesen lugar, que con gente del reino de Francia se hiciese guerra en el condado de Pallás: porque al principio de su reinado, no se diese ocasion á romper la amistad y confederacion que entre sí tenian. Proveido esto, á veinte y cuatro del mes de noviembre, el rey se fué á Momblanch, con determinacion de venir á Zaragoza y recibir la corona del reino, y celebrar cortes, y en ellas jurar los fueros y privilegios del reino, como era costumbre y segun se colige de lo que Montaner escribe, allí mudó de parecer; porque se puso duda, si vendria primero á Aragon, ó pasaría al reino de Valencia, ó si volveria á Barcelona: porque en cada una destas partes era obligado á jurar los fueros y privilegios y constituciones, segun lo habian hecho sus antecesores: y determinóse en su consejo, que recibiese primero en Barcelona los homenajes de los prelados y ricos hombres y caballeros, y de los síndicos de las ciudades y villas, por todos los feudos que se tenian en Cataluña, y que esto fuese sin corte general.najes por los feudos: y de Barcelona se vino para la Allí en Momblanch, á veinte y cinco de noviembre, proveyó á don Pedro de Luna, arzobispo de Zaragoza, del oficio de canciller, que era el principal cargo del gobierno de estado destos reinos, y dióse a este prelado, como él dice, por su noble y antigua prosapia, y por su dignidad y ciencia y prudencia: y á veinte y siete del mismo mes escribió á los jurados y consejo de la ciudad de Zaragoza, y á las otras universidades de reino, y á los prelados y ricos hombres y caballeros, que habia deliberado de mandar celebrar cortes generales en Zaragoza á los aragoneses, para la fiesta de la Pascua de Resurreccion: porque en ella queria recibir las insignias de su coronacion y caballería: y como quiera que el reino de Aragon era lo principal de su estado y cabeza de sus reinos; pero porque no se perdiese el tiempo que habia hasta la fiesta de su coronacion, entretanto habia deliberado de recibir la fidelidad y homenaje de los catalanes, por los feudos que tenian, y que esto se baria sin corte general: la cual no entendia celebrar, sin que primero se hubiesen tenido las de Aragon, y determinó de coronarse con mayor fiesta y aparato que ningun otro príncipe en España antes lo hubiese hecho. Porque lo de los casamientos del infante don Pedro, hermano del rey, con la infanta doña Leonor de Castilia, y de doña Blanca, hija de la infanta doña María de Aragon, con el infante don Pedro de Portugal, se habian tratado en Castilla por Galacian de Tarba y Ramon de Montornes, embajadores del rey don Jaime, con Alvar Nuñez de Osorio,

ciudad de Lérida, con propósito de entrar en Zaragoza, y pasar á las fronteras de Castilla á dar favor á la empresa de don Juan Manuel. Falleció en este año el primero del mes de febrero Carlos rey de Francia, y no dejó hijos ningunos, y quedó su mujer preñada, que era su prima hermana, como dicho es, hija de Luis de Francia conde de Ebreus, y hermana de Filipo y de Carlos de Ebreus, y quedó por gobernador del reino Filipo de Valois, que era primo hermano del rey, hijo de Carlos de Valois y como la reina parió hija, quedó este Filipo de Valois como mas propicio sucesor en el reino, porque á ninguno de los tres reyes que habian sido postreramente en Francia, que eran sus primos hermanos, quedaron hijos: y el rey Luis dejó una sola hija que se llamó Juana, á la cual pertenecia de razon y justicia el reino de Navarra; y á este último rey Carlos tambien le nació otra. Entonces como Filipo de Valois no sucedia de la línea real de los reyes de Navarra, conociendo el agravio que se había hecho á Juana, hija del rey Luis Hutin, á quién dere chamente pertenecia la sucesion del reino de Navarra, dió cierta esperanza de renunciarlo á esta princesa, que estaba casada con Filipo conde de Ebreus, que era su primo hermano, hijo mayor de Luis de Francia, que fué hermano del rey Filipo, el que llamaron el Hermoso y no contento con el reino de Navarra, pretendia que habia de suceder en el reino de Francia, por causa de su mujer Juana, por ser hija del rey Luis, que fué el mayor de los hijos del rey Filipo el hermoso:

pero quedó excluida Juana de la sucesion del reino de Francia, por la ley antigua del reino, que llamaron Sálica, y pretendió suceder en el de Navarra, que le pertenecia legítimamente, pues en él habia sucedido la reina doua Juana su abuela, y el rey Tibaldo, por el derecho de doña Blanca su madre, condesa de Champaña, que fué hermana del rey don Sancho el Encerrado. Hicieron los navarros en esto muy bien su deber, procurando en esta coyuntura que se les diese su señora natural, por salir de la sujecion de franceses, porque no quedase aquel reino unido con Franeia y en viaron por esta causa al nuevo rey de Francia, una muy solemne embajada, el cual viendo que estaban muy alterados, y que habian elegido por regidores del reino á Juan Corbaran de Lebet, alférez del reino de Navarra y á Juan Martinez de Medrano, y tambien por la pretension que tenia aquella princesa que habia de suceder en el reino de Francia, le restituyó el reino de Navarra, y dió otro estado en recompensa de los condados de Champaña y Bria. Habian muerto mucho ántes deste tiempo don Fortuño Almoravit, y don Mar. tin Jimenez de Aivar, que fueron presos por el rey Luis Hutin, cuando vino á coronarse á Pamplona: porque le dijeron, que estos, que eran los mas poderosos de la tierra, la ponian en grande alteracion y escándalo; y don Fortuño murió en Francia de dolencia; y don Martin, siendo suelto de la prision en que estaba en poder del rey Carlos de Francia, por intercesion de Carlos de Ebreus, murió al décimo séptimo dia que estuvo en Navarra. Muerto el rey Carlos, estando muy alterado el reino de Navarra, se levantaron los pueblos contra los judíos, y fué tan grande el estrago que en ellos se hizo, que afirma un autor de las cosas de Navarra deste tiempo, que mataron en Estella diez mil entre judíos y judías, y fué la judería robada y quemada sábado primero de marzo de este año por la gente popular de los cristianos que estaban destruidos y muy vejados por las grandes usuras y logros que les llevaban y fueron muertos á cuchillo, y quemados por la misma causa los judíos y judías que estaban en el castillo de San Adrian, y en Funes, Marcilla y Viana, y en la casa de Corteviento, y en otros muchos lugares del reino. Vino la reina Juana á Pamplona en el mismo tiempo con Filipo conde de Ebreus su marido, con quien fué casada en vida del rey Luis su padre, y fueron juntamente coronados en la iglesia de Santa María de Pamplona un domingo á cinco de marzo deste año.

CAP. LXXIX.-De la embajada que el rey envió al rey de Castilla, por la guerra que se habia movido entre él y don Juan Manuel.

Hacia en este tiempo don Juan Manuel guerra desde sus villas y estados al rey de Castilla, con muy justa querella, si fuera parte para proseguirla: porque dejó á doña Costanza su hija, con quien se habia desposado, teniendo titulo de reina, y habiendo sido recibida por tal, y como dicho es, mandóla poner con guarda en Toro, y quebrar los sellos que tenia como reina. Por esto don Juan su padre se desnaturó del rey, segun la costumbre de aquellos tiempos, y se concertó con el rey de Granada, y comenzó á hacer guerra desde sus villas al rey de Castilla como declarado enemigo. Era don Juan muy poderoso, y pensaba que favoreciéndole el rey de Aragon, por la razon que habia, que se declarase en esta querella, siendo doña Costanza su sobrina, podria forzar al rey de Castilla que no dejase su hija y envió á pedir al rey ayuda para esta guer

ra; pero el rey se escusó, diciendo, que hallándose en el estado en que estaba con el rey de Castilla, no podia enviarle ayuda contra él, ni hacerle daño alguno en su reino; pero que entendia seguir otro camino, porque el hecho no viniese á tan gran rompimiento: y envió al rey de Castilla con Juan Ruiz de Moros á rogarle y aconsejarle, que por su honor y por la paz y sosiego de su reino, no hiciese tan gran injuria á don Juan. A esto respondió el rey de Castilla al embajador del rey, que bien se pudiera escusar don Juan de hablar en aquella materia, pues en lugar de procurar que el matrimonio se hiciese, le movió guerra en su reino, y le estragó la tierra, é hizo muchos males y daños; pero don Juan se escusaba con decir, que tenia justa causa de hacer lo que hizo, sabiendo que el rey de Castilla habia concertado casamiento con la infanta doña María de Portugal, y dejaba á su hija, y habia mandado quebrar sus sellos, y quitarle la compañía y casa que tenia y por esto se hubo de mover con grandes siurazones y desaguisados que se le hicieron. Mas viendo el rey de Aragon que estos daños cada dia iban en crecimiento, y podrian llegar á peor estado, viniendo para la ciudad de Zaragoza, estando en Lérida á veinte del mes de febrero deste año, envió otra vez al rey de Castilla, y fué un rico hombre que estaba heredado en el reino de Valencia, que se decia Blasco Maza de Vergua, para que dijese al rey de Castilla, que no le penase que en un negocio tan importante, le dijese por via de consejo lo que le parecia, diciendo, que al amigo y pariente, aconsejar y porfiar le debe hombre á su pro muchas veces. Por esto le enviaba á rogar y aconsejar que acatando que era uno de los mayores reyes del mundo, y que le venia muy propio hacer lo que era mucho obligado conforme á razon y justicia, y guardar lo que habia prometido, considerando que el papa habia dispensado en su casamiento, á suplicacion suya y del rey don Jaime su padre: y mirando el grande deudo que tenia con la reina doña Costanza, quisiese, que lo que hizo bien y con Dios, quedase como debia, pues con esto se quitaria el escándalo y guerra de sus reinos, y podria mejor servir á Dios, y mantener la justicia en su tierra. Que si don Juan le habia errado era muy gran razon, que le hiciese la satisfaccion y enmienda que se requeria, y que esto él acabaria con él, que lo cumpliese: y que no quisiese que por esta causa fuésen mas embajadas, porque este negocio le tocaba tanto que con honra suya no lo podia dejar así. Desta embajada resultó que el rey de Castilla y el rey de Portugal, recelando que el rey de Aragon no se encargase de la querella de don Juan Manuel, procuraron que se asentase entre ellos tres nueva confederacion y concordia, confirmando las que se concordaron por sus predecesores: y procuraban de excluir della á don Juan, á lo cual el rey de Aragon no queria dar lugar: y entretanto estuvo toda Castilla puesta en armas; y don Jaime señor de Ejérica, y don Pedro su hermano, ajuntaron grandes compañías de gentes en Almansa y Chinchilla, que eran de don Juan, y entraron á correr las fronteras de Castilla por Requena, é hicieron mucho daño en la comarca de Alcaraz, y entraron por tierras de Atienza, Aillon y Sepulveda, y fueron á Peñafiel, que era tambien de don Juan, haciendo mucho daño en la tierra. Entonces el rey don Alonso partió de Sevilla y fué á cercar la villa de Escalona, que era de don Juan Manuel y don Juan juntaba sus gentes para ir á poner cerco sobre la villa de Huete.

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