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tenia órden el capitan general de pelear con veinte y cuatro galeras de pisanos que habian salido del puerto de Pisa, para acometer la armada del infante. Ha bian vuelto los nuestros á continuar el cerco del castillo de Caller con grande ánimo como gente victoriosa, y porque quedaba cierta parte por donde tenian los cercados libre la salida, mandó el infante pasar á ella parte de su ejército en un lugar fuerte y seguro, y que se abriese camino y paso desembarazado y fá→ cil del un fuerte al otro para que pudiese socorrerse la caballería de los dos fuertes y correr el campo mas libremente, y acercáronse las máquinas y trabucos para la batería, y dábanles grandes combates muy ordinariamente. Túvose grande vigilancia de apartar los enfermos que por la infeccion del aire adolecian cada dia, y enviábanse á otros lugares mas sanos, y así ellos convalecian y de su contagio no se inficionaban otros. Por este tiempo llegó á Cerdeña Felipe de Saluces que venia de la isla de Sicilia, cuya autoridad en el consejo de estado y en las cosas de la guerra, se estimaba entre todos por el rey y por el infante: porque allende que era su deudo muy propincuo, tenia en todo grande uso y experiencia, y por esto el infante le daba muy principal lugar en todos los hechos y consejos. En este medio trataban los pisanos de concordarse con el rey, y pedia la señoría que el rey les diese en feudo el castillo de Caller con las villas de Extanpax y de Vilanova, con el puerto del mismo castillo, y con las salinas de Caller, y los lugares de Suvetrano y Puri y sus términos y ofrecian de pagar de censo en cada un año al rey, dos mil marcos de plata, que era el censo que el rey hacia á la Iglesia por el reino de Cerdeña y Córcega, y consentian que el capitan que estuviese en Caller prestase homenaje al rey en nombre de la señoría y de ser leal: y con esto querian desamparar todo lo demás que tenian en Cerdeña. Entretanto el cerco se fué mas estrechando, y no quedaba lugar á los del castillo para recojer ningun bastimento sino por el estaño, é hicieron una puente en el corriente del agua que entra del estaño en la mar, y por ella salia gente de cabaHo á correr las villas de la comarca, que llamaban Curatoria de Nures, sin que se les pudiese resistir, porque no tenian mas de diez millas de camino, y los del real del infante habian de rodear el estaño y correr mas de treinta para salirles al encuentro. Por remediar este daño mandó poner el infante al estrecho de la mar, que vá á dar al estaño, diez galeras y ochenta de cacaballo y quinientos peones, que guardaron el paso, de suerte que los del castillo quedaron encerrados por todas partes y no pudieron de allí adelante correr aquella comarca de Nures. Sucedió, que habiéndose acordado, que la infanta doña Teresa se pasase de ViIla de Iglesias al castillo de Monreal, que era del juez de Arborea, mandó el infante, que fuésen para acompañarla ciento y cincuenta de caballo, por no dejar la Villa de Iglesias sin gente que la defendiese, y sabiendo Manfredo de Donoratico por las espías que tenia en nuestro ejército, que faltaba esta gente dél, salió un sábado en tin del mes de abril deste año con toda la gente de caballo que tenia, que los mas eran tudescos, y serian hasta quinientos y con la gente de pié á hora de mediodia, cuando los del real estaban mas descuidados, y acometió de rebato el un fuerte enderezando la gente de caballo á una puerta, que decian del Almirante, y la gente de pié por la parte mas alta á la iglesia de San Saturnino, y arremetieron tan furiosa y

poderosamente, que llegaron antes al muro del fuerte, que la caballería del infante se pudiese apercibir, y acudieron por la parte de dentro á defender la puerta, hasta que algunos de caballo se juntaron y entonces la abrieron, y con las compañías de almogáraves, que salieron á los enemigos, pelearon con ellos y fué grande el daño que hicieron con las lanzas y dardos, que eran las armas ordinarias de la gente de pié, y las que acostumbraban llevar los almogáraves, con que hacian grande estrago en la gente de caballo, y llevaba cada soldado, como dicho es, lanza y dardo. Los primeros que volvieron huyendo, fueron los de caballo, y siguiendo el alcance murieron muchos, y entre pre sos y muertos fueron hasta trescientos de caballo, y de la parte del infante murieron solos dos caballeros, que fueron Bernardo de Centellas, y Guillen de Namontaguda. Cuando los capitanes de las galeras de Pisa, despues deste destrozo, entendieron que la armada que el rey babia hecho para enviar á Cerdeña estaba á punto para hacerse á la vela, ellos se partieron con todas sus galeras y navíos y fuéronse á recoger al puerto pisano, y quedaron los del castillo desconfiados de todo socorro. Por esto el infante deliberó, que toda su armada junta se fuése á poner al puerto pisano por quitar el comercio y trato que aquella ciudad tenia, que era lo que la sustentaba, y porque en las diez y ocho galeras que fuéron postreramente y en toda la otra armada no habia querido el rey consentir, que se pusiese bandera, ni divisa ninguna del almirante Francés Carroz, ni tuviese sobre ella mando alguno, hasta que se recibiese informacion de lo que le inculpaban, como se entendió, que habia hecho, y hacia oficio de muy valeroso capitan, y de gran vigilancia é industria, se proveyó, que en todo fuese tan superior, como antes lo era. Con esto se tuvo advertencia de hacer mucha honra á Pedro de Belloc, por haber él armado las postreras galeras, y porque era buen caballero y muy experimentado y plático en las cosas de la mar, y así siempre tenia el principal lugar despues del almirante, cuyo consejo y valor fué muy útil en esta guerra. Tambien se señaló mucho en lo de la mar otro caballero catalan llamado Miguel Marquet, lo cual fué en los deste linaje tan ordinario como si fuera por herencia. Esta segunda victoria que el infante tuvo de los que estaban en el castillo de Caller, que era toda la fuerza que la señoría tenia en Cerdeña, les hizo perder del todo la esperanza de poder ser socorridos, ni defenderse y por medio de Bernabé de Oria trató Manfredo de Donoratico con el înfante de partido y procuró de verse con él, pero no quiso dar lugar á ello, aunque era su tio, y envióle á decir, segun el rey don Pedro escribe en su historia, que no se veria con él sino en la batalla, y dende á breves dias murió Manfredo. Por este tiempo se pegó fuego en el real del finfante y se quemó todo él, de lo cual se recibió gran daño.

CAP. LIV. De la paz que asentó el infante don Alonso con la señoria de Pisa y de las condiciones della.

Fueron las cosas que sucedieron en el principio desta conquista de grande variedad, y conocióse bien por el suceso dellas, que no es el poder y mucha pujanza la que remata y dá fin á las grandes empresas, que todo consiste en la disposicion y providencia, con que Dios ordena y encamina las cosas, que dá 6 quita la victoria. Porque con ir el infante con una armada y ejército muy poderoso y de muy principal y escogi

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el embajador que se daría órden que los capitanes y alcaides que se enviasen por el comun de Pisa, de allí adelante hiciesen pleito homenaje de guardar y cumplir estas condiciones. Por razon deste feudo, el embajador en nombre de la señoría renunció en el rey y en sus sucesores, cualquiera derecho que le pudiese pertenecer en las islas de Cerdeña y Córcega, y en cualesquiera ciudades, villas y lugares, puertos, minas y dehesas y el mero mixto imperio y otra cualquiera jurisdiccion. Con esto se prometió de mandar luego entregar y restituir al infante los castillos y fortalezas de Aguafreda, Terranova, Quirra, Faba, Oposada y de Gucoiteli y la villa de Petresa, y otras fortalezas que se tenian en la isla de Cerdeña por el comun de Pisa, y que se absolverian de cualquiera homenaje para que obedeciesen al infante. Esta paz se concordó, nó el dia que se señala en la historia del rey don Pedro, sino á diez y nueve del mes de junio deste año en el campo, estando el infante en su tienda y el embajador de la señoría de Pisa, y el juez de Arborea, Bernabé de Oria, Felipe de Saluces, don Guillen de Anglesola, el almirante Frances Carroz, don Guillen de Cervellon, Francisco Jachio, Pino de Saceta, Bono de Brachiis, Barto

da gente, no hubo quien no tuviese esperanza que no habria de hallar resistencia, y toda la confianza era en sus propias fuerzas. Sucedieron las graves enfermedades y mortandad grande de los mas principales que tenia consigo, de quien dependia el consejo, y era gran parte de su poder: de lo cual el infante y todos los suyos recibieron gran turbacion, y estuvo el hecho en mucho peligro, y ordenólo así nuestro Señor, para mayor gloria suya, y porque no estribase toda su esperanza en lo que ellos podian. Tras esto se siguió rendirse Villa de Iglesias despues de tantos trabajos, para cuya expugnacion pareció, que les fallecian fuerzas, y de allí adelante las cosas sucedieron con grande prosperidad. Precediendo con estas victorias á continuar el cerco contra el castillo de Caller, llegando la segunda armada que el rey envió á Cerdeña por el mes de junio, desconfiaron del todo los enemigos y determinaron de tomar el mejor partido que pudiesen, y postreramente Bernabé de Orià, que habia tratado diversas veces de concordia entre el infante y el comun de Pisa, trajo consigo en una galera los embajadores de aquella señoría, y llevaban poder para asentar la concordia, y entregar las fuerzas que tenian en la isla, y despues de diversos tratados que se tuvieron, sien-lomé Tadi, caballeros y ciudadanos pisanos. En el misdo Bernabé de Oria el medianero, se concertaron en el tratado de la paz, y se firmó por el infante y síndico de la señoría. Fueron estas las condiciones de la paz que se concordaron entre el infante y Bene de Calci embajador y síndico del comun de Pisa. Que hubiese perpetua paz entre el rey de Aragon y el infante y el comun de Pisa, y sus valedores y vasallos, y se pusiesen en libertad los prisioneros, y que los pisanos y de su distrito pudiesen morar y residir como fieles del rey de Aragon, en los lugares de la isla, y en las otras tierras y señoríos de la corona de Aragon, y contratasen en ellos. Cuanto à la diferencia que habia sobre el derecho de la isla y reino de Cerdeña, se concertaron que el infante en nombre del rey diese en feudo perpetuo, segun la costumbre de Italia, el castillo de Caller al comun de Pisa, con el territorio del que allá liaman apendicios: es á saber las villas de Extanpax y de Villanova, y con el puerto del mismo castillo y con el estaño que está á la parte de Extanpax. Reservóse el infante en el dominio de la corona real las salinas, que están junto del castillo de Caller, y sobre ella señaló que se diese al comun de Pisa dos mil libras de aquilios pequeños, que Vilano los llama genovinos, y se habian de pagar el dia de Navidad en la casa de las salinas, y los del castillo y aquellas villas de su término habian de tomar la sal que hubiesen menester por el precio acostumbrado, segun la recibian cuando las salinas eran del comun de Pisa y el comun habia de dar al rey y á sus sucesores en la fiesta de Navidad mil libras de la misma moneda en aquella casa de las salinas], por el censo y reconocimiento del dominio del feudo. Exceptuóse en el vasallaje que los pisanos habian de hacer al rey de Aragon, que no fuesen obligados de servirle ni dar ayuda alguna fuera de los límites del reino de Caller y luego el infante con la solemnidad y ceremonia acostumbrada, dió la investidura al embajador en nombre de la señoría: y él se obligó que Rainer conde de Donoratico y sus sucesores harian homenaje de fidelidad y de guardar esta capitulacion. Tambien el alcaide del castillo, que se decia Ciolo Grasulano, Juan Chimino y Pedro Federico, capitanes, hicieron juramento en manos del infante que guardarian esta paz todo el tiempo que tuviesen la guarda del castillo, y prometió

mo tiempo que esto se trataba en la tienda del infante, y antes que la capitulacion se firmase, el castillo se entregó al infante y se apoderaron dél los suyos, y se puso el estandarte del rey en la torre de la iglesia mayor, por un caballero de don Pedro de Luna, á quien por lo que habia servido en esta guerra, y por los servicios de don Pedro Martinez de Luna su padré, que era aun vivo en este tiempo, el rey le hizo su lugarteniente en el oficio de señalero, y alférez de la Iglesia, en lugar de don Pedro Feroandez señor de Ijar que habia dejado el siglo, y se hizo religioso profeso de la órden de los predicadores, y entró con cien caballeros en el castillo y don Juan Jimenez de Urrea señor de Viota mandó poner el del infante en la torre principal, que estaba sobre la puerta de Oristan. Para que se ratificase esta concordia por el comun de Pisa en presencia de los embajadores del infante, fueron enviados Bernardo de Boxados, y Guillen Aulomar juez de la corte y del consejo y se ratificó generalmente por la señoría, y recibieron los juramentos y homenajes de fidelidad y se volvieron luego à Cerdeña con los instrumentos de la ratificacion. Fué esta concordia muy grata á todos los que el infante tenia en su consejo : señaladamente considerando la gloria que este príncipe y la corona de Aragon ganaban, en haber reducido toda aquella isla, que era un reino, dentro de un año á la señoría del rey porque no quedaba entonces palmo de tierra ni almena, que no estuviese debajo de su obediencia, y lo tuviese en su poder ó debajo de reconocimiento de feudo. Resultaba otra cosa en grande alabanza y honra de la preeminencia real, y de mucha estimacion, que era quedar el comun y señoría de Pisa, que habia tenido en Italia tanta autoridad y reputacion, debajo del vasallaje del rey: y con esto se transferia todo el derecho que pretendian tener en aquel reino en la corona de Aragon, habiendo tenido los pisanos el principal dominio y posesion dél por trescientos y dos años. Esto era de grande importancia al rey tener fundado su derecho por diversas causas, por las condiciones que se ponian en la investidura, que tenia de la sede apostólica, en muchas de las cuales decia que pordiese el reino y volviese á la Iglesia, si no se cumpliesen. Fué de muy gran utilidad reservar el in

Oria, á ser de otro bando, ponian la tierra en gran turbacion, siempre que intentasen alguna novedad. Por esto el infante viendo que el peligro estaba en la diversidad y diferencia de las opiniones y bandos, y cuanto aparejo tenian para rebelarse, por las variedades y mudanzas que habia en los ánimos de aquellas gentes, y cuán forzados vinieron los pisanos á la paz y concordia, por lo mucho que les importaba el señorío de la isla de Cerdeña, por la vecindad y por el gran aparejo que habia, para emprender de volver å su posesion, procuró de dejarlos á todos gratos y bien remunerados y con gran contentamiento: y dióse en feudo perpetuo, segun la costumbre de Italia, á Rainer de Donoratico y á Bonifacio su sobrino, condes de Donoratico, para ellos y sus sucesores, el castillo de Joyosaguarda en el reino de Caller, en la curadoria de Segori y todas las otras villas y lugares que tenian y poseian antes de su entrada en aquel reino, cuando el comun de Pisa tenia el señorío de la isla con retencion de las minas de plata de Villa de Iglesias, y de las

fante las salinas con las tres villas que eran Cipulla, Severenno y Pini, que nunca se pudo acabar con él, que se diesen á los pisanos, porque tenian un muy grande término, y si se les dieran, ellos eran señores del puerto y quedaban dél excluidos los nuestros. Por esta causa mandó labrar el infante un castillo en el lugar de Bonaire, á donde tuvo su real, que está en un apacible y deleitoso collado, á la costa de la mar, donde habia un puerto muy mejor que el antiguo del castillo de Caller, y en él era necesario que concurriesen todos, por estar allí la aduana y contratacion de las mercancías, y no podia entrar en el otro contra su voluntad,y así era que en efecto este castillo que mandaba labrar el infante era el castillo de Caller, aunque se llamaba por otro nombre de Bonaire: entendióse notoriamente que por los grandes gastos que habian de hacer los pisanos en la guardia de su castillo que ellos llamaban Castro, y por ser muy poca la renta que tenian, no podian durar mucho tiempo en la tenencia dél, y le habian de entregar al infante por otras villas que fuesen de mas utilidad á la señoría. Tenian los pi-otras minas que pertenecian al comun de Pisa, en las sanos grande altercacion y contienda sobre esto, diciendo que aquel su castillo ántes solia ser la cabeza de todo el reino de Caller, y se mandaba y regia por él, y que ahora no tenia de término cuanto podia pacer una jumenta, y que no le quedaba por appendicio, como los sardos dicen, sino las faldas del mismo monte, en las cuales se incluían las villas de Extanpax, y Vilanova, y la vega que no era mas espaciosa que la de San Pablo de Barcelona. De suerte que como quiera que el infante padeció en esta empresa grande trabajo y murieron en ella mas de doce mil personas catalanas y aragonesas, y entre ellos señores tan principales, fué de grandísima reputacion en toda Italia, que con fuerza de armas y con tanto consejo y prudencia conquistase la isla contra los pisanos dentro de un año, como Vilano, autor florentino de aquellos tiempos, lo encarece. Envió el infante con la nueva de la paz al rey su padre, un caballero catalan de su casa, llamado Pedro de San Clemente, que era gran privado suyo.

CAP. LV. De las condiciones de los feudos, segun la costumbre de Italia, y de la venida del infante á Cataluña.

cuales los condes tenian cierta parte. Dióseles este estado en feudo con censo de mil florines de oro en cada un año, y Bernabé de Oria, que era muy deudo de los condes, aceptó el feudo como procurador del conde Rainer: y en virtud de la curadoría que tenia del conde Bonifacio su sobrino: y prestó en su nombre homenaje al infante, y ratificóse por ellos en Pisa. Todos los feudos que se otorgaron por este tiempo, se concedieron segun la costumbre de los feudos de Italia: y era esto que cualquiera vasallo era obligado de obedecer y servir al señor de quién recibia el feudo, y cuando el emperador iba á Roma á coronarse, habia de acompañar á su señor, ó enviar persona en su lugar, que le fuese acepta 6 dar la mitad de la renta de un año del feudo. Tambien en socorro del ejército imperial habia de ayudar á su señor, segun la calidad y cantidad del feudo y era obligado de socorrerle de la misma manera para casar su hija, y cuando el señor se armaba caballero, ó su hijo, y para rescatar al señor: y tambien para comprar algun lugar: y en todos estos casos siempre habian de contribuir los feudatarios, segun la calidad y cantidad del feudo. Allende desto habia obligacion de guardar y cumplir otras cosas que se contenian en el juramento que hacian de fidelidad. Salió el infante con su armada del castillo de Bonaire á diez y ocho del mes de julio deste año, y recogiéndose toda la caballería en el lugar de San Macario, hi

Nombró el infante por gobernador de la isla, que era el título que entonces se daba al que era lugarteniente y capitan general, á Felipe de Saluces, señor de grande autoridad, y tan principal como se ha dicho, y quedaba con doscientos de caballo, y quinien-zose á la vela de allí á dos dias, y llegó á Barcelona á tos soldados: y aquel lugar de Bonaire se pobló tan en breve, que antes de medio año, segun Montaner afirma, estuvo murado, y con diversos edificios: y habia en él mas de seis mil hombres de guerra. Quedó don Berenguer Carroz, hijo del almirante don Francés Carroz, que casó con doña Teresa Gombal de Entenza, hermana de la infanta, por capitan de la gente de guerra en el castillo de Bonaire, y Ramon de Senmenat de Tortosa en la ciudad de Sacer con buenas compañías de gente de caballo y de pié: y en las otras fuerzas y castillos y lugares principales se pusieron otros capitanes catalanes y aragoneses que sirvieron en la conquista: pero no bastaba esto segun el estado en que las cosas se dejaban, aunque era así que estaba aquella isla á ménos peligro, teniendo el rey al juez de Arborea por su parte y siéndole fiel, no parecia que se le pudiese ofender, mas por la parte que tenian el comun de Pisa, y los condes de Donoratico, y la casa de

dos del mes de agosto, y fué recibido del rey su padre, y de los infantes sus hermanos, y comunmente de todos con grande aparato de fiesta, como lo merecia la gloria del vencimiento: y el rey tuvo aquella paz, que el infante habia hecho con la señoría de Pisa, por muy provechosa y de grande honra, pero túvose en ella muy poca confianza. Pocos dias despues de llegado el infante á Barcelona, murieron muchos caballeros que venian en la armada enfermos : pero los mas principales fuéron un rico hombre de Aragon que se decia don Lope Fernandez de Luna, señor de Lurcenic, que fué padre del arzobispo de Zaragoza, don Lope Fernandez de Luna, y un caballero siciliano llamado Pedro Espatafora y de Menaguera, que era hijo de un baron principal de Sicilia llamado Conrado Espatafora, y de doña Elisen de Menaguera.

persona de tanta autoridad, se movieron diversas CAP. LVI-De lo que se trató para que la isla de Cór-contiendas entre pisanos y catalanes: aunque don Be

cega re redujese á la obediencia del rey y de la alteracion que movieron en Cerdeña los genoveses de Sacer. Yo no puedo averiguar cosa cierta en lo que Ramon Montaner escribe, á quien se debe gran crédito en la relacion que hace de las cosas de sus tiempos, como á escritor muy grave y verdadero, porque este autor afirma en su historia, que cuando entendieron los que estaban apoderados de la isla de Córcega, la concordia que el infante don Alonso habia hecho con los pisanos, vinieron ante ellos de la ciudad de Bonifacio, y de otros lugares de aquella isla, y le hicieron pleito homenaje: y que desta manera el infante don Alonso fué señor de las islas de Cerdeña y Córcega, á lo cual diera yo la fé que á las otras cosas que él en su historia afirma, si no me constara de lo contrario. Es así que venido el infante á Barcelona, Bernabé de Oria procuraba con los que tenian el castillo de Bonifacio, y con otros barones principales de la isla, que eran genoveses del bando gibelino, que recibiesen sus tierras del rey en feudo, y las tuviesen por él, como cosa que no estaba tratada: y algunos dellos prestaron homenaje al rey, y le reconocieron por señor. Por otra parte Castrucio señor de Luca, instaba con el rey, y con el infante don Alonso, que se comenzase la conquista de Córcega, y le ofrecia, que le haria entregar seis castillos principales con muy buenas fuerzas, y le socorreria con alguna gente, porque era aquella buena ocasion por estar la isla muy falta de bastimentos y dividida en dos bandos, y el uno que era la parte de Castrucio, ofrecia que le serviria en aquella empresa. Creo verdaderamente que si fuera lo que Montaner dice, no se olvidara en la historia que se compuso á nombre del rey don Pedro, porque aquel autor, ora fuese el rey ú otro que en su nombre escribió las cosas de sus tiempos, fué muy diligente en escribir particularmente lo que sucedió en la empresa de su padre. Bernabé de Oria, que solicitaba esto, procuraba que toda la isla se redujese á la obediencia del rey, esperando en remuneracion dello, que el rey le haria merced de los lugares de Gociano y Montagudo: pero como tocaba al juez de Arborea, á quien se habian dado y á quien mas se debia, remitió el rey el conocimiento desta diferencia á Felipe de Saluces, gobernador general del reino de Cerdeña, para que se conociese por términos de justicia: y dello se tuvo Bernabé de Oria por agraviado. Sucedió tras esto una novedad que causó grande alteracion en los ánimos de los que tenian cargo del gobierno de la isla, y puso mucha sospecha en todos comunmente : que los genoveses que pretendian ser suya la ciudad de Sacer, alteraron y levantaron el pueblo, contra los oficiales reales, con algunos sardos, para apoderarse della y echar el capitan y gente de guarnicion que dentro babia ó tentar otra cosa mas fuerte: y por esta causa fueron presos en Sacer ciertos gentiles hombres genoveses muy principales, que eran Francisquino Mastin, y Branca de Oria, y Vinchiguerra de Oria y otros de la casa de Oria, Intercedia por ellos Conrado de Oria almirante de Sicilia, y Alaono y Meliano de Oria, hermanos de Francisquino, y Roso de Oria su tio; y como el delito era grave y en tiempo que requeria castigo, el rey se escusó con decir que lo mandaria ver por justicia, y que holgaria que éstos se hallasen Libres de culpa. No pasaron muchos dias despues deste exceso que murió Felipe de Saluces, y con faltar una ТОМО 15.

renguer Carroz, que era capitan del reino de Cerdeña
y vicealmirante, proveyó en principio del mes de oc-
tubre con diligencia en todo lo necesario, como muy
cauto y prudente: y visto el grande peligro que podia
resultar por diversas partes si se confederasen pisanos
y genoveses, para acometer á los que estaban en la
defensa de Cerdeña que eran muy pocos, y teniendo
aviso que se hacia armada en Pisa, escribió al rey que
mandase proveer como mas conviniese. El rey prove-
yó entónces á don Berenguer Carroz por gobernador
general del reino de Cerdeña y Córcega, y le encargó
que tuviese muy particular cuenta con tratar bien á
los condes de Donoratico y á todos los pisanos que
residian en Cerdeña, y se les diese todo favor, por-
que con esto se ganaba Bernabé de Oria, y aquella
casa, que comprendia gran parte de la isla : y era no-
torio que estaba en tal estado, que tenia necesidad de
buenos gobernadores, y aun con esto habia grande
peligro, confederándose pisanos y genoveses..
CAP. LVII.-Que dió el rey título de conde de Prades al
infante don Ramon Berenguer su hijo: y de la muerte
del rey don Sancho de Mallorca, y de la duda qaé hu-
bo sobre la sucesion de aquel reino.

Este año de mil trescientos veinte y cuatro, estando el rey en Barcelona á seis dias del mes de mayo, en la iglesia mayor de aquella ciudad, con grande solemnidad y fiesta dió título de conde de Prades y de sus montañas al infante don Ramon Berenguer su hijo: y fué aquel estado entonces erigido en esta dignidad. Hízole donacion para él y sus sucesores con la villa de Prades y con su castillo, y con el castillo y villa de Siurana. Juntamente con esto le hizo donacion de los castillos y villas de Altafalla, Fasete y Mara, en virtud de la donacion que dellas le habia becho don Guillen de Entenza, y del derecho y dominio que el rey tenia en los castillos y lugares de Marzano y Prapdip que tambien habian sido de don Guillen: é hizo perpetua union de los lugares que fueron de don Guillen y se llamaba la baronía de Entenza, con el condado. Y puso vínculo que sucediesen en ellos hijos legítimos y varones, y sus descendientes, y en caso que faltasen varones volviese á la corona real. Murió el rey don Sancho de Mallorca á cuatro del mes de setiembre deste año de mil trescientos veinte y cuatro, despues desto, en un lugar de Cerdania que se dice Formigueres, á donde solia recrearse: y habíase subido á él por el grande calor que hacia en aquel estío y no dejó hijos ningunos de la reina doña María su mujer, que era hermana del rey Roberto. Fué este príncipe muy católico y de gran religion, y de una vida muy ejemplar: y dejó en su testamento el reino y aquellos estados que eran unidos con él, a don Jaime su sobrino hijo del infante don Fernando: y en caso que muriese sin dejar hijo varon legitimo, nombró por sucesor al otro su sobrino, hijo segundo del infante don Fernando que se llamó tambien Fernando: siendo vivos los otros dos hermanos del rey don Sancho, que eran don Jaine, que renunció en vida del rey su padre la primogenitura, y el infante don Felipe que era promovido á órden sacro, y sustituia en la sucesion al rey de Aragon. Y dejó por tutor de don Jaime y por gobernador del reino y de los otros estados, al infante don Felipe su hermano que era presbítero. Mas el rey de Aragon pretendia que volvia á él la sucesion * 62

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vió el primero de octubre deste año, desde Barcelona, à la corte del papa al infante don Pedro su hijo, para que pidiese, que atendido que el infante don Alonso con tanto trabajo y peligro de su persona, habia conquistado la isla de Cerdeña, que el censo que se habia de pagar á la Iglesia, que era de dos mil marcos de plata en cada un año, que se redujese á quinientos, y se remitiese la mitad del servicio, que era obligado hacer á la sede apostólica de los ciento de caballo, y de quinientos soldados, 6 de cinco galeras en su lugar. Pedíase tambien, que durante la vida del rey y del infante don Alonso, se les hiciese gracia del censo de los quinientos marcos de plata y del servicio. Fué el infante recibido con grande honra por toda la corte y por el papa y cardenales en la ciudad de Aviñon : y el papa considerando cuanto costaba á la corona de Aragon aquella conquista, y el peligro grande en que el infante habia puesto su persona, y las muertes de tan principales varones, concedió al rey la décima de los frutos eclesiásticos por dos años: y por otros diez remitió en cada un año mil marcos del censo, y la mitad del servicio militar: pero no embargante esto, el rey y el infante quedaron con descontentamiento. Envió despues el rey, estando en Teruel à veinte y cinco de mayo del año de mil y trescientos y veinte y cinco, á Bernardo de Boxados, mayordomo del infante don Alonso, á la corte del papa, y llevó los mil marcos de plata, por la mitad del censo que se habían de pagar en cada un año por tiempo de diez años: y diéronse el dia de la fiesta de san Pedro y san Pablo, y fué esta la primera vez que se pagó el censo: y eran los mil marcos de moneda de esterlingos, y valia ménos el marco desta moneda, que el marco de cuenta comun. En principio del año de la natividad de nuestro Señor de mil y trescienfos y veinte y cinco, murió el rey don Dionis de Portugal en la villa de Santander, a siete del mes de enero:

como á mas propincuo, por la substitucion que hizo de aquel reino y de los condados de Rosellon y de Cerdania, el rey don Jaime su abuelo, con el señorío de Mompeller y con las baronías de Omelades y Carlades. Por esta nueva se fué el rey à Barcelona, y como era príncipe muy justo, y aquello era tan árduo y tocaba tanto á su propia sangre y al derecho de sus reinos, no quiso proceder á ningun auto de ejecucion sin primero consultarlo con los estados de sus reinos. Y á díez y seis del mismo mes, acordó de mandar juntar algunos prelados y barones, y caballeros y procuradores de algu- | nas ciudades en la ciudad de Lérida, y con ellos ciertas personas de letras de los mas graves y principales de sus reinos, para la fiesta de san Lucas: y que allí se discutiese y examinase y deliberase lo que debía hacer por el derecho que él pretendia tener en aquella sucesion. Los prelados fueron estos, don Jimeno arzobispo de Tarragona, don Pedro arzobispo de Zaragoza, don Ponce obispo de Barcelona, y don Berenguer obispo de Tortosa, don Ponce obispo de Lérida, don Berenguer obispo de Vique, don Ramon obispo de Valencia, y don Pedro obispo de Tarazona, y el abad de San Juan de la Peña, fray Ramon de Ampurias, prior del hospital de San Juan de Cataluña, y fray Ade Soler, maestre de Montesa. Fueron los nobles Ramon Folch vizconde de Cardona, don Jofre vizcon'de de Rocaberti, don Bernardo de Cabrera, don GuiHlen de Anglesola, don Guillen de Moncada, don Berenguer de Anglesola, Arnaldo Roger de Pallás, Bernardo de Sarriá, el almirante Francés Carroz, don Jimeno Cornel, don Juan Jimenez de Urrea, don Juan Martinez de Luna, don Jimeno de Foces, don Jaime de Ejérica, y dos procuradores de la condesa de Ampurias y de los testamentarios del conde Malgaulin. Los caballeros que fueron nombrados, eran estos, Miguel de Gurrea, Miguel Perez de Gotor, Ramon Chatmae, Bey sucedió en el reino el infanté don Alonso su hijo prirenguer de Rajadell, Berenguer de Castelbisbal, Berenguer de Castelauli de Rubrens, Guerau de Aquilon, y Gonzalo García, y Vidal de Vilanova, que eran del consejo del rey. Y los síndicos de las ciudades de Zara goza, Barcelona, Valencia, Huesca, Lérida, Tortosa y Girona. Fué esta congregación muy señalada, como se requeria en cosa de tanta importancia, y habiéndose én élla discutido la materia, dieron al rey su parecer. Y puesto el negocio en disputa y contencion de opinionés, quedó, como suele acontecer, incierto y dudoso, y en mayor contradiccion que antes.

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CAP. LVIII. Que el rey envió á la corte del papa al infante don Pedro, par la remision del censo de Cerdeña, "Habia deliberado el infante don Alonso de venir con toda su armada á desembarcar á la Proenza, por ir à visitar al papa, que estaba en Aviñon, y hacerle reverencia, como conquistador de aquel reino, cuyo do'minio le tenian por la Iglesia y sabiéndolo el rey su padre, le mandó, que no lo hiciese, por grande descontentamiento que tuvo del papa, que ningun socorTo habia querido dar para aquella conquista, ni favorecerla, antes la denegó diversas veces y por esto el infante dejó de hacer aquel cumplimiento. Mas pareciendo al rey, que convenia enviar solemne embajada al papa, para avisar del suceso que habian tenido las cosas de Cerdeña, y aquella nueva conquista, y de las grandes expensas y gastos que se ofrecieron en las armadas que se habian hecho, y las que no se podian escusar en la conservacion y defensa de aquella isla,

en

mogénito. En el principio de su reinado tuvo grande diferencia y guerra con Alonso Sanchez su hermano, á quien el rey don Dionis habia dejado grande estado: y por esto llegaron las cosas á tanto rompimiento, que el rey trató de desheredarle. Entónces envió el rey á visitar al rey don Alonso y á la reina doña Isabel su madre, y á la reina doña Beatriz su mujer, desde Valencia, con un caballero que se llamaba Lope Álvarez de Espejo, y para procurar la concordia entre el rey y su hermano.

CAP. LIX. De la guerra que el rey Roberto movió contra el rey don Fadrique y de la pasada de Carlos duque de Calabria á Sicilia.

Referido está en lo de arriba el rompimiento que hubo entre el rey Roberto y el rey don Fadrique, por la liga y confederacion que el rey don Fadrique hizo con los gibelinos de Génova y de Lombardía, en cuyo favor habia enviado su armada á la ribera de Génova.. Era la contienda entre estos reyes, allende las causas principales de la guerra pasada, porque el rey Roberto pretendia, que el rey don Fadrique, en dar ayuda y socorro á los de Lombardía, y á los gibelinos de Génova, habia rompido las treguas que se pusieron por el papa, y las habia jurado. Escusábase el rey don Fadrique, diciendo, que siendo Conrado de Oria vasallo y amigo suyo, y de sus valedores, pudo y debió socorrerle, para que se defendiese de la fuerza y poder de sus adversarios: y que no se habia estendido en la generalidad de las treguas à negar el socorro á sas

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