Imágenes de página
PDF
ePub

las puertas, siendo el legítimo sucesor, y que no le reconociesen señorío ninguno y mandaba hacer los homenajes de los castillos á Alonso Sanchez en sus desheredamientos. Que por esta causa, viendo que le convenia tener algun lugar en el reino á donde estuviese su persona en salvo y sus hijos, habia tomado el castillo y la ciudad de Coimbra, y el castillo de Montemayor: porque el uno sin el otro no eran de tanta importancia y defensa, y por mayor seguridad de su derecho y sucesion, se habia apoderado de la ciudad de Porto y del castillo de Gaya y de otros, y mandaba que hiciesen dellos por el rey su padre paz y guerra, no perjudicándole à él en lo de la sucesion, porque á él le placia que su padre viviese y reinase, y acabase con honra. Procuró el rey de Aragon de reducir esta discordia á buena conformidad, porque los que gobernaban los reinos de Castilla, no tomasen ocasion de poner las manos en lo de aquel reino mas de lo que convenia: y por esta causa envió á Portugal á don Sancho de Aragon su hermano, comendador de Miravete: mas no se pudo apaciguar su discordia: y el infante se fué poco a poco apoderando de gran parte del reino, y todos estaban muy temerosos, porque el uno reinaba, y el otro amenaza ba con esperanza de reinar muy presto.

CAP. XXXIV. - Que los infantes don Pedro y don Juan de Castilla entraron en la vega de Granada y de su desastrada muerte.

cuando hace porqué, y que se puede escusar todo vasallo de desnaturarse de los infantes hijos de su señor aunque sea del heredero y sucesor en el reino, porque no tienen tal naturaleza que requiera aquella ceremonia, ni hay causa porque los naturales del rey dejen de hacer contra ellos todo lo que el rey les mandare, mayormente siendo contra su padre y señor, de quien esperan la sucesion, y contra su rey, todavía mandó á Alonso Sanchez, y á Juan Alonso que era tambien su hijo, y á don Vasco Alonso maestre de la caballería de la órden de Avis, que se hallaban con él, que se enviasen luego á desnaturar del infante, por sí y por sus vasallos y amigos: aunque ellos se tenian ya por desnaturados, por la obra que contra su padre hacia, pero holgaban de estar libres de todo recelo, si hubiesen de emprender contra él alguna cosa, pues era hijo de su señor natural. Los principales contra quien el rey procedia que se favorecian del infante, eran Payo de Meira, y Juan Cobelho, los cuales juntaron mucha gente entre Duero y Miño, que es una comarca á donde estaban heredados la mayor parte de los ricos hombres y hijosdalgo de aquel reino, á los cuales el infante anduvo siempre induciendo y persuadiendo que le siguiesen: y allí mandó juntar sus vasallos, y Payo de Meira, y Juan Cohelho dieron batalla á sus enemigos, y en aquellas asonadas hicieron mucho daño en la tierra, y fué entonces muerto Lope Gonzalez de Abreu, que era uno de los mejores caballeros de su linaje y quedó por esta razon grande alteracion en Ja tierra, y siendo desterrados del reino, el infante los recogió en su servicio. Tambien un Estevan Gonzalez Leiton, que era vasallo del infante, y un hermano suyo con alguna gente mataron en un camino á dos nobles caballeros hermanos, vasallos del rey, que se decian Estevan Fernandez, y Gonzalo Fernandez: y sin estos un Juan Perez Portel, Pero Minguez, hermano del obispo de Lisboa, Nuño Gonzalez Camelo, se habian atrevido á poner lengua en la persona del rey. Intervino otra cosa que indignó mucho los ánimos del rey y del infante: que un Pero Gonzalo con testimonio falso dió á entender al infante que un Gar-da, y en aquel lugar estuvieron el domingo y fiesta cía de Alverche, y dos Tenorios habian ordenado de darle ponzoña y que mataron al García de Alverche en Alambra de la Mancha, que en aquellos instrumentos antiguos se llama la Mancha de Montaragon, y con este instrumento que Pero Gonzalez llevó á Portugal, procuraron de alterar los pueblos, é indignarlos contra el rey: pero fácilmente se probó ser el testimonio falso, y maquinacion de aquel Pero Gonzalez, con certifica-lleros que habia en los moros: y llevaba cinco mil ciones de don Diego Muñiz maestre de la caballería de Santiago, y de los comendadores de Segura y de Alambra, ni haber tales alcaldes y escribano, como en el testimonio se nombraban. De aquí resultó grande guer. ra en Portugal entre padre é hijo, y el infante se apoderó de Coimbra y de otros lugares muy principales: y el reino se dividió en dos partes. Justificábase el infante con diversas razones, si justificacion puede haber en desacatos y ofensas que se hacen de hijo á padre, contra quien suelen decir, que solo un mal semblante se debe tener por muy grave injuria: y decia que Alfonso Sanchez puso entre el rey su padre y él cuanto mal y discordia pudo, creyendo por aquel camino heredar el reino, y que no conociendo la merced que él le habia hecho, ni la naturaleza que con él tenia, se desnaturó dél, sin ninguna razon ni causa: y fué parte que el rey su padre mandase á las villas de su reino, que no le acogiesen en ellas, y le cerrasen

Aconteció por este tiempo un caso, que fué para los reinos de Castilla de grande adversidad, porque perdió aquella casa en un dia muy desastradamente dos príncipes de gran valor, y quedó dello grande atrevimiento y osadía á los moros. Esto fué, que los infantes don Juan y don Pedro entraron juntos con grandes compañías de gente á talar la vega de Granada, y pasaron por ella adelante, talando todos los lugares y combatiendo sus castillos, sin que hubiese quién le resistiese. Llegaron un sábado que era vigilia de la natividad de san Juan Bautista, á vista de Grana

de san Juan. Como la entrada no era con fin de cercar aquella ciudad, y para esto se requerian grandes provisiones, movieron con su ejército de aquel lugar el lunes siguiente y salió de Granada un moro, que el rey envió contra los infantes, para que hiciese el daño que pudiese en su ejército y en la gente que se desmandase, que se decia Ozmin que era de los buenos caba

de caballo, y mucho número de gente de pié: y dieron con gran furia aquel dia en la retaguarda, en que iba el intante don Juan, y por diversas partes los comenzaron á acometer, y menospreciando sus arremetidas, los cristianos pelearon con ellos por diversas partes, apartados los unos escuadrones de los otros. Era el ejército de los infantes, segun en la historia de Castilla se contiene, de nueve mil de caballo, y de número grande de gente de pié, y sucedió por gran descuido y por la discordia que habia entre los capitanes, que se retiraron por gran espacio de un rio que tenian muy cerca, y siendo el calor del dia muy grande, y muy excesivo el ardor del sol, padecian muy grande fatiga de sed: y así la gente de caballo, como los peones, se derramaron buscando, si hubiese algun arroyo 6 laguna de agua. Los moros se habian mas cautamente muy bien reparado en los lugares que estaban cerca del rio, y ardiendo el sol,

y la tierra con terrible calor, estando los infantes ocupados en ordenar y recoger toda la gente que andaban, como si no tuvieran capitan, con la grandísima sed y angustia que tenian, y con el sobresalto de no poder acaudillar la gente, sin ninguna herida, espiraron en las manos de los suyos. Fué caso bien raro, y digno de memoria, fallecer en breves horas dos príncipes tan valerosísimos, y de grande ánimo, y corazon, sin ninguna herida, á vista de todos sus enemigos y sin que ninguno de los suyos recibiese otro daño: y aunque en la historia del rey don Alonso, que se publicó por Juan Martinez de Villaizan, alguacil mayor del rey don Enrique el segundo, se atribuye este caso tan repentino á desmayo y angustia de corazon, yo creo que perecieron de sed, y que della y del grande ardor del dia estando armados les sobrevino la muerte, y así lo hallo en relacion de autor de aquellos tiempos. Esto pasó estando firmes los moros, y cuando vieron que toda la caballería de los cristianos estaba junta en un cuerpo y que no se movian, no sa➡ biendo la causa, creyendo que se ordenaban para darles batalla se retrujeron: y entretanto caminaron los cristianos con sus escuadrones ordenados sin que los moros los siguiesen. Fué este tan desastrado caso un Júnes que fué un dia siguiente de la fiesta de san Juan Bautista del mes de junio del año de la Natividad de mil trescientos y veinte, segun en las mas verdaderas historias de aquellos tiempos parece, puesto que en la historia de Castilla se señala el tiempo diversamente en los libros que yo he visto. Fuéron llevados los cuerpos destos infantes á enterrar á la ciudad de Burgos: aunque hay autor de aquellos tiempos, que afirma, que el del infante don Pedro no fué hallado ni muerto ni vivo. Dejó el infante don Pedro de su mujer la infanta doña María hija del rey de Aragon, una bija que se llamó doña Blanca, que fué esposa del infante don Pedro de Portugal, aunque despues se disolvió el matrimonio.

CAP. XXXV.-De la armada que el rey de Sicilia envió contra el rey Roberto en favor de los orias y espinolas, y de la parte gibelina, que estaban desterrados de Gé

nova.

[ocr errors]

|

Los orias y espinolas y todos los del bando gibelino que fueron echados de Génova, tuvieron su gente en Sabona y continuaron el cerco de Génova por mar y por tierra, estando en ella el rey Roberto, y tuviéronle cercado casi un año entero, segun Francisco Petrarca y otros autores escriben, sin pasar dia en que aquella ciudad no fuese combatida bravísimamente: y esperaban los cercados con harta necesidad el socorro del rey Filipo de Francia. En esta sazon los del bando gibelino se confederaron con el rey de Sicilia y le tomaron por su señor y protector: y por esta causa tuvo parlamento general á los sicilianos en la ciudad de Mecina á diez y siete del mes de julio del año de mil trescientos y veinte: é hicieron liga contra el rey Roberto, el rey Federico y el emperador de Constantinopla, y toda la parte y bando gibelino, y el rey don❘ Fadrique envió á la costa y ribera de Génova, cuarenta galeras, que habia mandado armar en los meses de mayo y junio con otras once galeras de los genoveses sus aliados, que eran idas á Sicilia. Venia por general desta armada Conrado de Oria: y discurrieron por la costa de Calabria y destruyeron à Policastro, y llegaron al puerto de Génova, y tuvieron ocupada la entrada algunos dias: y la ciudad estuvo en

tanto estrecho por mar y por tierra, que no podian entrarni salir, y padecian los de dentro grande hambre. Viendo el rey Roberto y el papa, los aparejos de mar que se hacían en Sicilia, mandaron armar cincuenta y cinco galeras en la Proenza y en el reino: y los que estaban cercados en Génova armaron veinte, y fué capitan general y almirante desta armada, don Ramon de Cardona, que había ido á servir al rey Roberto, y pasó á Génova, para combatir con la armada de Sicilia. Salió entonces Conrado de Oria con su armada, y púsose en Iscla para divertir á los enemigos: y talaron las viñas y campos de toda ella, y don Ramon de Cardona fué en su seguimiento: pero las galeras de Nápoles y del reino le dejaron y se hubo de volver á Génova y siendo esparcida la armada del rey Roberto, la de Sicilia dió la vuelta y entró en el puerto de Génova en principio del mes de setiembre, publicando que habían desbaratado la armada de sus contrarios por poner mayor terror en la ciudad y por mar y por tierra se le dió combate, y acudió entonces á la marina con su ejército en ayuda de la armada de Sicilia, Castrucio de Antelminelis, que se habia hecho señor de Luca y era un valerosísimo capitan : y des➡ pues de diversos combates que se dieron á la ciudad por los que estaban en los burgos, y por todas partes, no pudiendo hacer otro efecto, fuéron á un lugar de la ribera que llamaban Vulturi, y entráronte por fuerza de armas, é hicieron grandes crueldades en los genoveses, no perdonando á ninguno. Volvió esta armada en principio del mes de noviembre á Sicilia: y porque los gastos que en ella hizo el rey eran muy grandes, y él estaba muy falto de dinero de las guerras pasadas, echó la mano á los frutos y rentas eclesiásticas, para en subsidio desta guerra y de sus gastos ordinarios.

CAP. XXXVI.-Que el infante don Alonso fué jurado por los aragoneses en las cortes generales por primogénito: la infanta doña Leonor fue llevada á Castilla. Mandó el rey convocar cortes generales de los aragoneses en la ciudad de Zaragoza, para que en ellas fuese jurado el infante don Alonso su hijo como primogénito y siendo ayuntados los prelados y ricos hombres y caballeros é infanzones, y los procuradores de las ciudades y villas del reino, que suelen intervenir en ellas en la iglesia de San Salvador, un lúnes que fué à quince del mes de setiembre deste año, habiendo sido llamado el infante don Jaime, que habia renunciado la primogenitura, como no viniese á ellas, con informacion y probanza que se recibió de la renunciacion que habia hecho, y haciéndose relacion dello en las cortes, juraron todos al infante don Alonso por primogénito y heredero y sucesor de los reinos: y en rey para despues de los dias del rey su padre. Luego el infante con grande solemnidad hizo el juramento de guardarles las libertades y privilegios, y sus fueros y costumbres, y en particular confirmó el privilegio que el rey su padre habia concedido en Tarragona el año pasado sobre la incorporacion y union de los reinos de Aragon y Valencia y principado de Cataluña, para que de allí adelante no se desmembrasen ni separasen de la corona. En estas cortes á veinte y tres del mes de octubre hizo el rey merced al infante del castillo y villa de Luna, que había sido de don Rui Jime-nez de Luna muy principal rico hombre deste reino. Fué llevada la infanta doña Leonor desde Gandesa á Tortosa al tiempo que el infante don Jaime hizo su po

sesion á donde estuvo casi un año entero y el rey se vino con ella á Zaragoza y desde allí concluidas las cortes, la acompaño hasta Calatayud y Ateca, á donde vinieron por ella, para llevarla á Castilla algunos ricos hombres y caballeros y despues volvió á ser reina de Aragon, y mujer del que sucedió á su primer esposo.

CAP. XXXVII-Del proceso que don Pedro de Luna arzobispo de Zaragoza hizo contra el infante don Juan arzobispo de Toledo, porque queria usar de la primacia en su provincia.

En lo de arriba se ha referido que el infante don Juan hijo tercero del rey de Aragon, fué promovido al arzobispado de Toledo, y en este año de mil y trescientos y veinte, fué consagrado en la ciudad de Lérida, asistiendo á su consagracion don Jimeno de Luna arzobispo de Tarragona, y don Pedro de Luna arzobispo de Zaragoza y otros prelados, y allí se le dió el palio. Y sospechando los arzobispos de Tarragona y Zaragoza, que el infante por tenerse por primado de las Españas, mandaria traer delante de si la cruz elevada por sus provincias, determinaron, si tal intentase de proceder contra él, en virtud de las constituciones promulgadas en los concilios provinciales: y antes que el infante saliese de Lérida, ambos arzobispos y los obispos de sus provincias que allí se hallaron, hicieron una protestacion contra e! infante, en caso que usase del derecho que pretendia de su primacía, y conforme á esta el arzobispo don Jimeno por una constitucion hecha en un concilio de Tarragona, pasando el infante por su provincia con la cruz elevada, procedió á cesacion de los oficios divinos, pretendiendo que el arzobispo de Toledo no podia usar en su provincia de aqueIla preeminencia, ni tenia porque diferirle como á primado, no constando de su privilegio, porque no le perjudicase en lo venidero: pero aquello no pasó mas adelante. Viniendo el infante á Zaragoza, que iba de camino á su iglesia estando el rey su padre en las cortes generales, y los infantes sus hermanos y todos los ricos hombres del reino, entendiendo el arzobispo de Zaragoza que venia de aquella suerte, determinó de salirse de Zaragoza por evitar todo género de competencia, y no hallarse presente. Mas despues considerando cuán gran lesion seria á su iglesia, que era nuevamenle erigida metrópoli, á cabo de cuatro dias que el infante estuvo en esta ciudad, un dia antes que se partiese el infante, le mandó publicar por descomulgado, y que cesase do los divinos oficios, siendo hijo legítimo de su señor natural y prelado de tan principal iglesia : lo cual se fundó en virtud de cierta constitucion que se habia promulgado en un concilio provincial que él habia hecho, que disponia que cualquier arzobispo que pasando por la provincia de Zaragoza mandase llevar la cruz elevada delante de sí, incurriese en pena de excomunion, y en los lugares á donde pasase hubiese cesacion de los oficios divinos. No contento con esto, hizo proceso contra el infante, y mandó denunciar juntamente con él por descomulgados á todos los que iban en su compañía, y á sus familiares y capellanes, á cada uno por su nombre, como á fautores y secuaces y partícipes en aquel exceso y mandó, so pena de excomunion, que mientras el infante estuviese en su provincia, ninguno le acojiese en su casa ni le comunicase, Túvose este caso por parte del rey y de sus hijos, y de los demás que eran servidores del infante, por de grande afrcuta y

desacato en proceder el arzobispo de aquella manera contra el infante, siendo hijo de su señor natural, de quien tantos bienes y favores habia recibido: y que se procediese á excomunion contra un prelado tan grande, que pretendia pertenecerle aquella preeminencia por diversos privilegios apostólicos por los cuales se concedia, que el arzobispo de Toledo tuviese derecho de primado por todos los reinos de España: y fundábanse que no podia comprehender aquella Constitucion provincial á ningun arzobispo, pues un arzobispo no puede tener porjsúbdito á otro arzobispo. Reducian estos á la memoria que en semejante caso como este, habiéndose hecho por el arzobispo de Tarragona don Pedro de Albalate en tiempos pasados otra tal constitucion cuando Zaragoza era de su provincia, contra don Rodrigo Jimenez arzobispo de Toledo, habia declarado el papa Gregorio noveno por su rescripto apostólico, dado en San Juan de Letran á diez y seis del mes de abril en el año quince de su pontificado, que la sentencia que se habia pronunciado contra el arzobispo de Toledo, en virtud de aquella constitucion era de ningun momento. Estuvo el rey á los principios tan indignado deste caso, y los que eran servidores del infante tan conmovidos para satisfacer á su afrenta é injuria, que la estimaban por propia, que poco faltó que estando todos los grandes del reino juntos en aquellas cortes, no se recreciese alguna grande alteracion y movimiento: porque el arzobispo don Pedro de Luna era de gran linaje y comprendia los mas principales del reino, y todos los mas aragoneses y catalanes juzgaban que no debian estos arzobispos consentir de ser perjudicados en cosa de que resultaba diminucion y sujecion de sus dignidades, pues en ningun otro reino de España se permitiera. Por evitar los inconvenientes y daños, que de esta contencion se podian seguir, pareció al rey que cesasen las cosas de hecho, y se tuviese recuso á la sede apostólica: y el infante don Juan apeló de aquellas censuras con sus protestaciones, y el rey se quejó al papa de que estos arzobispos de Zaragoza y Tarragona hubiesen procedido contra su hijo con tan poco respeto, que no se pudiera hacer mas contra uno de sus sufragáneos. Mas el papa en la respuesta que al rey hizo, escusó á los arzobispos diciendo que no se debia maravillar si se habian opuesto al arzobispo su hijo por llevar la cruz elevada dentro de sus provincias no les constando del privilegio apostólico, en vir tud del cual pretendía poderla traer, y que hubiesen hecho sobre ello algunos procesos: pues eran tales personas que no les movia sino el celo de defender el derecho de sus iglesias, y que estaban muy lejos, siendo sus naturales y tan obligados de los beneficios que dél habian recibido, de haber tenido ánimo de injuriar ni hacer agravio á su hijo. Decia el papa que le fuera muy grato que ellos ántes se hubieran concertado, en que el infante trujera la cruz ó no la trujera, y se conformaran en concordia, pero atendido que se habia procedido de aquella manera, y que así el arzobispo de Toledo, como los de Tarragona y Za→ ragoza que le resistieron, tuvieron celo de la conser→ vacion del derecho de las iglesias que les estaban en→ cargadas, debia el rey remitir la queja y sentimiento que mostraba por aquel caso, porque si considerase bien aquella resistencia, aunque en ella no se tuvo el modo que debiera, entenderia que era en honor de sus reinos y luego que el papa entendió este negocio con consejo del colegio de cardenales, absolvió á cau

Lela al arzobispo de Toledo, y le dió licencia que pu- | diese absolver á sus familiares, y revocó la causa á la declaracion de la sede apostólica, mandando que entre tanto que se determinase, ni el arzobispo de Toledo trujese la cruz ante sí en las provincias destos arzobispos, ni ellos promulgasen sentencia de excomunion contra él. Fueron todos tres citados, para que compareciesen en la curia romana, ó que enviasen sus procuradores sobre aquella lite de la primacía, y el rey despues entendió que no convenia dar lugar que el derecho de los arzobispos de sus reinos fuese] perjudicado: y procuraba que al arzobispo de Toledo su hijo por especial concesion apostólica, se hiciese esta gracia y honra durante su vida, lo cual no se pudo obtener: y así quedaron los arzobispos de Tarragona y Zaragoza en posesion de prohibir a los de Toledo, que no usasen del derecho de primacía en sus provincias.

CAP. XXXVIII.-De lo que el rey escribió al papa sobre la guerra que habia entre el rey Roberto y el rey don Fadrique: y de la muerte de la reina doña Maria. Cuando el infante don Alonso fué jurado por primogénito heredero y comenzó de entender en las cosas del gobierno, viendo el rey su padre, que era muy bastante por su persona y de gran corazon, y para encargarle cualquier empresa, determinó de cometerle lo que tocaba á la conquista del reino de Cerdeña y Córcega, y enviarle con muy poderosa armada. Esto fué con esta ocasion, que Ugo de Sera habia entónces sucedido en el juzgado de Arborea, y envió al rey un gentil hombre de su casa llamado Mariano de Amirato, con el cual se ofreció con su persona y estado de servir al rey contra los pisanos que estaban apoderados en la isla de Cerdeña. Y como Branca de Oria estuviese confederado con el juez de Arborea, y eran los principales de aquel bando, y estaban en grande guerra gibelinos y güelfos, pareció al rey que era la mejor coyuntura que se le podia ofrecer aquella para la conquista: pero hallaba gran impedimento en la guerra que habia entre el rey Roberto y el rey don Fadrique su hermano, de quien siempre pensó ser ayudado en este negocio. Habia mandado poner el papa entredicho en la isla de Sicilia en principio deste año, así por causa del rompimiento de la guerra, como por haber echado mano el rey á los frutos y rentas eclesiásticas: y el rey don Fadrique lo mandó guardar por no imitar al emperador Federico que en el entredicho que se puso en el reino por el papa Inocencio cuarto, que pronunció contra él la sentencia de privacion, mandaba con gran desacato á sus oficiales, que procediesen contra los clérigos, que no celebraban en tiempo del entredicho: y éste que se puso en este tiempo duró mas de catorce años. Considerando el rey don Jaime el estorbo que esta guerra daba á su empresa, y los daños y males que se seguian á la cristiandad, aunque hasta entonces habia estado de por medio é indiferente, entendiendo, que el rey Roberto con demasiada ambicion, se apoderaba de los estados de Toscana y Lombardía, y se emprendian por él nuevas cosas, envió de Valencia en principio del mes de marzo del año de mil y trescientos y veinte y uno, con Simon de Belloc á decir al papa, que procurase de poner paz y concordia entre aquellos príncipes, usando para esto de los remedios necesarios: porque cesasen los malos que se esperaban, y el derramamiento de sangre, y se redujesen á verdadera union y amistad. De otra manera

entendiese su santidad, que él por ninguna via no podia faltar al rey don Fadrique su hermano, en tanta necesidad y trabajo como padecia por esta guerra: y que le ayudaria contra el rey Roberto y contra todos sus valedores, de cualquiera condicion y estado que fuesen. Oida esta embajada, el papa usó de grandes cumplimientos con el rey diciendo, que deseaba sumamente la paz entre aquellos príncipes, y habia por esta causa propuesto algunos medios perjudiciales á la Iglesia, anteponiendo siempre el bien comun: y habia movido en nombre del rey de Aragon, que quedase la isla de Sicília al rey don Fadrique y á sus sucesores perpetuamente, con estas condiciones, que la tuviese por el rey Roberto y por sus herederos, y el rey Roberto se intitulase rey de Sicilia, y el rey don Fadrique tuviese otro título, y fuesen él y sus descendientes obligados de ir ante los reyes de Sicilia á sus cortes, ó enviar su procurador suficiente: y que tuviese las últimas apelaciones en todas las causas y nego→ cios, y se diese al rey Roberto en la isla de Sicilia en señal de señorío algun lugar que no fuese fuerte, tal que dél ningun daño se pudiese temer á la isla : y que moviendo él estos medios, el rey Roberto los habia desechado con gran desden, maravillándose, que tal forma de paz se hubiese movido por el rey de Aragon: y que él se inclinaba mucho á este medio, y el rey Roberto venia en que se asentasen treguas por ocho años, con tal condicion, que el rey don Fadrique fuese obligado de alzar la mano luego de favorecer y amparar la parte gibelina, y que no los ayudase con gente: y que él no fuese constreñido á que dejase de favorecer y ayudar á los guelfos. En este año por el mes de marzo, el infante don Alonso juntó sus huestes en Cataluña, para ir contra don Ramon Folch vizconde de Cardona, y contra algunos caballeros que por su mandado con gente de caballo y de pié salieron junto à Claramonte, contra el veguer de Baga, y contra los de Manresa, é hicieron muchos robos y daños en aquella comarca. Fué el infante con su ejército contra el castillo de Orpino, que era de un caballero que se decia Ramon Tort, que fué el principal en aquellos excesos, y teniendo cercado el castillo, mandó talar y destruir todo su término: y porque el castillo era muy fuerte, y se llevaron algunas máquinas para combatirle, y habiéndole dado muy recios combates, se le rindió sin ninguna condicion, y estaban dentro cuarenta y seis hombres, y mucha municion de armas y bastimentos. Esto se acabó dentro de cuatro dias, y mandó el infante derribar el castillo por los cimientos, en memoria de los insultos que se habian del cometido y de allí pasó á hacer guerra á los lugares del vizconde: y el rey mandó sobreseer en aquella ejecucion, por contempla→ cion de la vizcondesa doña María Álvarez, que era hermana de don Juan Alonso de Haro señor de los Cameros, mandándole, que no hiciese daño en su tierra, ni á sus vasalios, ni á los de sus hijos: y que se procediese contra ellos por términos de justicia, pues querian estar á derecho. En el mes de abril siguiente estando la reina doña María en Barcelona, y el rey su marido ausente, se movió grande pelea entre los judíos de aquella ciudad, y los oficiales y criados de la reina: y llegó el atrevimiento de los judíos, á que el primer dia de Pascua pusieron las manos en algunos criados de la reina, y los maltrataron é hicieron diversos insultos, de lo cual se tuvo la reina por muy injuriada, porque no se hizo por los oficiales reales y por la ciudad la demostracion que se requeria, hasta que el rey mandó

hacer castigo muy ejemplar en los delincuentes. Habia | priesa en la armada: y el rey se pasó á la ciudad de adolecido la reina en Tortosa de muy grave dolencia en fin del mes de marzo del año mil trescientos diez y nueve, y vivió despues desto pocos dias: y mandóse enterrar en el monasterio de los frailes predicadores de la ciudad de Tortosa con el hábito de aquella religion, y no quedaron hijos ningunos deste matrimonio.

CAP. XXXIX. - De las cortes que el rey tuvo à los catalanes en Girona, á donde fue servido de sus naturales, y del rey de Mallorca para la empresa de Cerdeña, y que el rey casó con doña Elisen de Moncada. Estando el rey en la ciudad de Valencia, determinó de ir á Cataluña á tener cortes generales de aquel principado, para que le sirviesen en la conquista que queria emprender de echar á los pisanos del reino de Cerdeña, y enviar con poderosa armada al infante don Alonso su hijo, y porque algunos privados del rey don Sancho de Mallorca, que eran franceses, le habian persuadido, que no era obligado al reconocimiento y feudo que hacia al rey de Aragon, porque el rey Pedro violenta y forciblemente habia compelido al rey don Jaime su hermano, que infeudase el reino de Mallorca y los condados de Rosellon, Cerdania y Valespir, y de derecho no era válida, ni obligaba á sus sucesores: teniendo noticia desto el rey, y que el rey don Sancho era fácil y gobernado por los suyos, usó con él de un ardid para ponerle miedo. Esto fué, segun el rey don Pedro escribe en su historia, que el rey de Aragon mandó á Pedro March su tesorero, que le escribiese que si por consejo de algunas personas, que no amaban su servicio se determinase de negar al rey el reconocimiento y feudo, en que le era obligado por los pactos y convenciones antiguas, entendiese, que ante todas cosas el rey le haria reptar de traidor, y le daria por igual al infante don Alonso su hijo, al cual no podia reprochar: que por esto le aconsejaba, como hombre que amaba su honor y servicio, que no soJo no le convenia tentar tal cosa, pero debia procurar de ganar la benevolencia y amistad del rey de Aragon, y evitar los inconvenientes y daños que de allí se podian seguir. Era el rey don Sancho de Mallorca hombre muy pacífico, y de su condicion muy manso, y enemigo de toda contienda y discordia, y por aquello que se le escribió, comenzó á temer de su persona y estado: y por mostrar que ajeno estaba de seguir aquel consejo, ni tentar alguna novedad, envió por sus embajadores á don Guillen de Canet y á Nicolás de Sanjust su tesorero al rey, que estaba en Valencia: y confederáronlos en grande union y concordia, y ofrecieron de su parte que vendria á las cortes que tuviese en Cataluña. Mandáronse convocar por esta causa para la ciudad de Girona, á donde fué el rey por el estío deste año, y sirviéronle los catalanes para esta empresa con grande aficion: y mandó hacer una muy gruesa armada de galeras y naos, en que el infante don Alonso fuése el verano siguiente, y el rey don Sancho ofreció de valerle con veinte galeras armadas para esta guerra por cuatro meses á su sueldo. Traia en esta sazon un caballero de Rosellon, que se decia Ramon de Parellos bando con don Guillen de Canet, que era varon muy principal de aquella tierra, y procuró el rey de Aragon con el rey don Sancho y con el mismo don Guillen, que fuesen amigos; y así Ramon de Parellos se concertó con él, y se hizo su vasallo y caballero, y se ofreció de servir al rey en la conquista de Cerdeña. De Girona se vino el infante don Alonso á Barcelona para dar

Tarragona, à donde tuvo la fiesta de Navidad del año de mil y trescientos y veinte y dos: y en este dia, segun escriben el autor de la historia general de Aragon, y el rey don Pedro, casó el rey con doña Elisen de Moncada, doncella de gran linaje, hermana de don Ot de Moncada: y este mismo día el infante don Alonso mandó sacar su estandarte en la ciudad de Barcelona, para la conquista de Cerdeña con muy gran solemnidad como era costumbre en las empresas en que los reyes ponian sus personas. Despues se vino el infante para Aragon, á procurar que las villas y comunidades del reino le sirviesen para esta empresa, y fué á la villa de Teruel adonde se detuvo hasta mediado marzo, por poner en paz los bandos y diferencias que había en aquella tierra: é hizo poner entre ellos treguas por tiempo de diez años con grandes seguridades: y porque se entendió, que todas las disensiones de aquella comarca se seguian por culpa y falta de los oficiales y ministros de la justicia, pidió el infante á los de Teruel y sus aldeas que le permitiesen, por lo que tocaba á la tranquilidad de aquella tierra, que él pusiese alguna persona suficiente, que tuviese en ella el cargo de justicia de la villa y de sus aldeas, por algun tiempo competente, y ellos lo consintieron: y porque significaron al infante que holgarian mas, que se eligiese algun caballero catalan que no fuese entre ellos parcial, el infante nombró al rey para este efecto dos caballeros ancianos de su consejo, que por su edad no podian ir á la empresa de Cerdeña, que eran Berenguer de Jorba y Bernardo de Pons, y á Guillen Moliner ciudadano de Lérida. Tambien hizo nominacion de García de Ornea, y de un caballero vasallo de don Jimeno de Urrea, que se decia Rui Jimenez de Narvaez, y de un caballero que vivia en Huesca, que se llamaba Gilberte Redon. Entonces sirvieron las aldeas de Teruel para esta empresa con cien mil sueldos jaqueses, y la villa con veinte mil: y de allí pasó el infante á Daroca y á Calatayud, á donde fué servido con gran voluntad de todos los pueblos. En este tiempo Garci Laso de la Vega, que tenia cargo de las villas de Almazan Y Alcocer, y de todo el estado, que fué del infante don Pedro desta parte de Duero, que era de doña Blanca su hija, nieta del rey de Aragon, hacia guerra en la tierra de don Juan, hijo del infante don Manuel, y á los pueblos que eran de su tutoría: porque teniendo Garci Laso mucho deudo con Diego García de Toledo, y estando él en su servicio, procuró que Diego García siguiese la opinion y voz de don Juan: y habiéndolo trabajado mucho, don Juan mató á Diego García malamente. Quedó por esto gran enemistad entre don Juan y Garci Laso, que era muy poderoso, y tenia á su mano todo el estado que fué del infante don Pedro: y don Juan procuró por medio del infante don Juan arzobispo de Toledo, que la infanta doña María removiese del gobierno del estado de su hija á Garci Laso: pero no se pudo acabar con ella, porque Garci Laso reconoció siempre por señora á la infanta y á su hija, y trataba las cosas de su servicio como muy buen caballero: y porque se recelaba, que el rey y el infante don Alonso por respeto de don Juan le querian quitar las fuerzas y castillos que tenia por la señora doña Blanca, la infanta doña María le envió su seguro con Garci Fernandez de Heredia su mayordomo, y vino Garci Laso á Deza, que era de la infanta, y en aquel lugar le hizo pleito homenaje en nombre de doña Blanca su hija, y quedó apoderado en aquel es

« AnteriorContinuar »