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CAP. VI. Que don Berenguer de Entenza fué puesto en libertad, y juntó su armada para hacer guerra á ge

*noveses.

Cuando los de la compañía, que estaban en Macedobia entendieron, que Eduardo de Oria habia llevado á don Berenguer de Entenza á Génova, y que aquella se

en paz con el rey de Aragon, enviaron al rey un cabaHero principal de su compañía, que se decía García de Vergua, y dos personas de las que intervenian en su consejo de mucha autoridad, llamados Garci Perez de Arbe, y Pedro Roldan, para que suplicasen al rey en nombre de don Berenguer y de Bernardo de Rocafort, y de todo el ejército que residia en la provincia de Macedonia, que enviase á requerir à la señoría de Géno va, que pusiesen en libertad á don Berenguer, pues había sido preso tan malamente, y estando debajo de la amistad y contratacion que habia entre los reinos de la corona de Aragon, y los genoveses: y para que informasen al rey, como despues de la muerte de Ro→ ger, Berenguer de Entenza, y ellos habian levantado el estandarte de la Iglesia, y el suyo, y del rey de SI

que Montaner llama el Mereli, que dice era muy buena y abundante, porque aun tenían cuatro galeras, y doce leños armados, y muchas barcas, y una nave de dos cubiertas y pensaban que a su salvo se podian recoger allí, y hacer guerra en las islas y tierras comarcanas al imperio. Otros hubo que decian que gran vergüenza suya seria, que hubiesen perdido dos señores tales, que eran de los mas señalados y famoñoría autorizaba un caso tan feo como aquél, estando sos capitanes que hubo en aquellos tiempos, y les hubiesen muerto tan buenos caballeros con tan gran traicion, que no vengasen su muerte 6 muriesen en la de manda y que esto les seria cargado á grande afrenta y mengua ante todos los príncipes del mundo; y gran nota de infamia, teniendo de su parte la razon y justicia, y en esto se resolvieron y conjuraron de perseyerar en su venganza, haciendo la guerra, y de perseguir hasta la muerte al que no fuese deste consejo. Y para que no se pensase en la guarida de la armada, echaron á fondo todas sus galeras y navíos. Hecho es to de comun consentimiento hicieron un estandarte con la imagen de san Pedro, y con las divisas de la Iglesia romana, y esto se puso en la torre maestra del castillo de Galipoli, y otras tres banderas, la una de san Jorge, y dos de las armas reales de Aragon y Sicilia, y debajo dellos habian vencido diversas veces á cilia, y teniendo en gran defensa á Galipoli, salian haciendo sus correrías por toda aquella comarca. A los primeros del mes de junio todos estuvieron en órden un dia al alba, para salir á pelear con los enemigos, y babiendo confesado y comulgado, encomendaron el estandarte del rey de Aragon á Guillen Perez de Caldes, que era un caballero anciano de Cataluña, y el del rey de Sicilia á Fernan Gomez, y la bandera de san Jorge á Jimeno de Albero : y Bernardo de Rocafort, que era mariscal del ejército, dió su pendon á Guillen de Tous y un sábado, que fué ocho dias antes de la fiesta de san Pedro del mes de junio, llegaron á darles combate hasta ocho mil de caballo, y dejaron otros dos mil con los peones en sus tiendas, en un fuerte que tenian allí cerca en una montaña, y esperaron los nuestros fuera en el campo ordenados de manera, que no hicieron avanguarda, pero pusieron toda su gente de caballo á la mano izquierda, y los peones á la de recha. Movieron todos en un tropel al rostro de los enemigos, y fué la batalla tan brava, que rompieron su avanguarda, y volvieron huyendo y fueron todos desbaratados y vencidos, y sin parar los siguieron hasta su fuerte y aunque estaba en un cerro, su confusion y temor fué tan grande, que le ganaron y todos se pusieron en huida y siguieron el alcance cuanto fué de dia por espacio de veinte y cuatro millas. Parece verdaderamente, sino constara desto por relaciones tan antiguas, y no lo escribiera un autor tan grave, que intervino en los mismos hechos, y fue muy principal en ellos, casi cosa increible lo que Montaner afirma: que hallaron, reconociendo otro dia el campo, que murieron de los enemigos seis mil de caballo, y mas de veinte mit de pié, y de los suyos no murieron sino uno de caballo y dos peones: y dice, que no pudo ser sino que recibieron el mayor daño de sus escuadro- | nes, y de la gente de caballo que volvia huyendo. Deste destrozo hubieron dos mil caballos, y el despojo del campo fue muy rico: porque segun Montaner escribe, aquella nacion era muy preciada en sus armas y en las guarniciones y jaeces de los caballos, que lo mas era guarnecido de plata y oro.

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sus enemigos y con algunos mensajeros enviaron a suplicar al rey don Fadrique su hermano en su nombre, pues eran sus señores naturales, que tuviesen por bien de enviarles socorro y su armada, porque mas poderosamente pudiesen ofendér á sus enemigos, y conquistar aquel imperio y sobre lo mismo enviaron al papa, suplicándole, que enviase al rey don Fadrique á esta empresa, y en ella concediese su cruzada contra los enemigos de la Iglesia: pues nunca hubo tal sazon de reducir aquel imperio á su obediencia, y para ello se enviase legado de la sede apostólica. Luego que el rey tuvo este aviso, envió sus embajadores á Génova, y con ellos requirió á aquella señoría, que don Berenguer fuese puesto en libertad y se le hiciese enmienda y satisfaccion de los daños que había recibido, y fué luego suelto : y para lo que tocaba á la satisfaccion de los daños, se nombraron del consejo de aquella señoría, Señorino Donzellio, Meliado Salvagio, Gabriel de Sauro, Rogerio de Savignano, Antonino de Guillelmis, Manuel Cigala, Jacobo Bachomo, Raffo de Oria, Opicino Capsario, Guidero Pignolo y Jorge de Bonifacio, y enviaron sobre ello sus embajadores. Éstos dijeron al rey que la intencion de la señoría era conservar la amistad y paz antigua, significando que de lo que habia pasado, tenia aquella señoría el sentimiento que era razon: y que fué expresamente contra la comision y órden que se dió al capitan : pero que sucedió por cierta brega que se movió por los galeotes y gente de vil condicion. Que luego que la señoría tuvo noticia dello, envió sus mensajeros para que don Berenguer y los prisioneros á costa de la señorfa se trujesen á Sicilia. Con esto suplicaron al rey, que se proveyese de manera que los catalanes que estaban en Romanía, y se habian juntado con los turcos enemigos de la fé, no hiciesen daño en sus gentes: y enviase sus mensajeros, mandándoles que se saliesen de las tierras del imperio, porque ellos tenian gran obligacion al emperador Andrónico: que en señal de la aficion que tenia á la señoría, les habia permitido que edificasen una gran poblacion á la marina, á las puertas de Constantinopla, que se llamaba Pera, y por esta causa no podian dejar de servirle, y por las confederaciones que entre sí tenian. Pedian que mandase, que si catalanes

habian armado contra ellos, para hacer sus represalias yimarcas, por lo que sucedió en Romanía, no siguiesen su pretension por este camino. Mas aunque se de terminó que el rey enviase personas para que se juntasen en Mompeller con los que la señoría nombraria, y se juntaron, nunca la señoría quiso hacer la satisfaccion que se debia, y don Berenguer despues que fué puesto en libertad estuvo sobre ellos algunos dias en Génova, y de allí se vino á Barcelona para armar contra genoveses.

GAP. VII. De la batalla que los catalanes que estaban en Galipoli tuvieron contra Miguel Paleólogo, y como se repartieron en el Galipoli, Rodisco y Panido, y en otros lugares de Tracia.

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Paleólogo, que era de alanos que se recogieron á una parte y no quisieron pelear, y que lo mismo hicieron los turcoples: y afirma este autor, que esto fué causa que los nuestros hubiesen sin trabajo la victoria. De allí fuéron aquel dia al lugar de Apri, y no hallaron en él resistencia, y estuvieron allí ocho dias: y cogido el despojo del campo, que fué muy mayor que el de la primera batalla, se volvieron á Galipoli. Con estas dos victorias tan grandes pusieron mucho miedo en toda aquella provincia, y era tan grande el temor que dellos tenian, que su nombre ponia espanto: y cada pueblo pensaba que los tenia sobre sí, y estaban con tanto miedo, que apellidándose el nombre de catalanes, que así los llamaban, iban por los campos huyendo como si fueran señores de toda Romanía, y desde Galipoli corrian aquella comarca: y determinaron de ir sobre la ciudad de Rodisco, que está á la costa del mar, la via de Constantinopla, á donde Guillen de Sischar y los otros mensajeros fueron muertos: y un dia en amaneciendo, dieron de sobresalto en ella, y no dejaron hombre ni mujer ni niño á vida, y fué tal la venganza, que excedió á la crueldad de que ellos habian usado: y de allí pasaron á Panido, que está á media legua, y dicen ser la que antiguamente se dijo Pactia, y pasáronse á estos lugares con todo su bagaje, y con las mujeres é hijos, por estar mas cerca de Constantinopla: y quedó Ramon Montaner en Galipoli con la gente de la armada, y con cincuenta de caballo y cien almogáraves. Habiéndose repartido desta manera en estos tres lugares marítimos de la costa de Tracia Fernan Jimenez de Arenos, que se habia venido al duqué de Atenas del cabo de Tarquin, á donde primero invernaron, teniendo noticia de sus buenos sucesos, y entendiendo la falta que tenian de gente, se fué en una galera desde la Morea, con ochenta soldados catalanes y aragoneses, á los cuales se dieron armas, y tambien caballos. Este caballero entró un dia con ciento y cincuenta de caballo, y hasta trescientos peones á correr la comarca y á la vuelta teniéndole un paso tomado, peleó con los enemigos, y murieron de los griegos hasta seiscientos de caballo y mas de mil y quinientos de pié: y fué á cercar un castillo que está á la boca del estrecho que se dice Madicho, y dista veinte y cuatro millas de Galipoli: y despues de haberle tenido cercado mucho tiempo, le entraron en una fiesta sin ser sentidos. Hizose fuerte Fernan Jimenez de Arenos en aquel lugar del Madicho, y Rocafort estaba con parte de la compañía en el Rodisco y Panido, y Ramon Montaner en Galipoli, á donde tenian ya gran contratacion y mercado, y estaban proveidos de todas las cosas necesasias, y muy

Sucedió que Bernardo de Rocafort y los otros capitanes tuvieron aviso que Miguel Paleólogo partia de Andrinópoli con un gran número de gente de caballo y de pié, para combatir á Galipoli: y con una muy valerosa resolucion determinaron de no esperar que los cercasen, porque su gente no perdiese el ánimo, pues no les quedaba otro remedio de mar ni de tierra, sino el que alcanzasen por sus manos. y dejaron en el castillo de Galipoli cien hombres con las mujeres, para salirá buscar á los enemigos. Sucedió que á cabo de tres jornadas del camino de Andrinopoli, pararon al pié de una montaña que era toda culturada, y de la otra parte estuvo aquella noche Miguel Paleólogo con su ejército, y él se aposentó en un lugar que se llamaba Apri, que fué un pueblo famoso en lo antiguo, y del mismo nombre en aquella provincia de Tracia y colonia del pueblo romano, y tenia consigo hasta seis mil de caballo, era gente de Macedonia y Tracia y de turcoples, y el mayor cuerpo del ejército estaba à una legua: y en amaneciendo subieron los nuestros sus escuadrones ordenados, y fueron descubiertos por lo alto, de la gente de Paleólogo, y al tiempo que llegaron á herir en ellos, parte de los almogáraves se apearon de los caballos, porque eran mas diestros á pié y usados en escuadron de ordenanza, y la batalla se mezcló muy recia, y fué vencida la avanguarda de los enemigos: y discurriendo Paleólogo en la batalla con hasta cien caballeros, animando á los suyos, acudiendo hacia una parte donde un Bernardo Ferrer, que era soldado de la armada de mar, hacia mucho daño, con algunos que se le juntaron, é iba en un muy buen caballo, y llevaba unas muy ricas y lucidas corazas, que habia ganado en la batalla pasada, y no llevaba escudo porque no se podia bien regir con él sobre el caballo, creyendo Paleólogo que era el general, fué à combatir con él, é hirióle de la espalda, y aquel que era mozo muy valiente se fué á abrazar con él, y con una bro-bastecidos y ricos: y desta manere refiere Montaner cha que tenia dióle algunas heridas y de la una le hirió por el rostro é hízole perder el escudo, y cayó del caballo. Fué allí muy trabada la batalla, porque acudieron á defender á Paleólogo, y sacáronle los suyos della con harto peligro, y lleváronlo ai castillo de Apri, y Nicéforo dice, que se fué á recoger en un lugar que se llama Didimaticho, y fueron del todo vencidos con gran estrago. Los muertos, segun Montaner afirma, fueron mas de diez mil de caballo, y de la gente de pié dice, que fué sin cuento y que de los suyos no murieron sino once de caballo y veinte y siete de pié. Toda aquella noche estuvieron armados en el campo, y creyendo que al otro dia volverian á pelear con ellos, no vieron hombre vivo. Atribuye Nicéforo esta victoria á la traicion de una parte del ejército de Miguel

TOMO IV.

que estuvieron cinco años en continua guerra, y en este tiempo se hicieron por ellos diversas cavalgadas. Sucedió que habiendo partido Rocafort á correr la tierra de los alanos, con toda la gente que estaba repartida en aquellos lugares, sino fué la de Montaner que quedó en Galipoli, diez y ocho galeras de genoveses, cuyo capitan era Antonio Espinola, pasaron á Cons→→ tantinopla para traer á Lombardía á Teodoro Paleólogo hijo menor del emperador Andrónico, que había sucedido en el marquesado de Monferrat, y fué admitido en la sucesion de aquel estado por el derecho que en él competia á la emperatriz Irene su madre, que fué hija de Guillermo marqués de Monferrat, que primero se llamó Violante, y fué nieta del rey don Alonso de Castilla, hija de la infanta doña Beatriz su hija y 56

quisiesen: y de la misma manera Rocafort y Fernan Jimenez de Arenos y Rocafort se confederó con los almogáraves, y con los turcos y turcoples. Estando así discordes, Rocafort con la mayor parte de la almogavería y con los turcos fué á cercar una ciudad que se llama Nona, á sesenta millas de Galipoli: y don Berenguer se fué á poner sobre un castillo que decian el Magareix, que estaba en medio del camino de Galipoli y de Nona: y Fernan Jimenez se quedó en el castillo de Madicho: pero él y todos los aragoneses seguian á don Berenguer, y parte de los catalanes de la armada, y desta manera cada uno con su gente estaba á su parte. Entendiendo el rey don Fadrique el estado en que estaban las cosas de Romanía, determinó de enviar allá al infante don Fernando su primo con cuatro galeras, con esta condicion, que tuviese cargo de la gente que estaba en Romanía en su nombre, y que todas las ciudades y castillos que se ganasen, estuviesen debajo de su obediencia y que no se pudiese casar en aquel imperio sin su voluntad y sabiduría: y llegando á Ga

de la reina doña Violante que fué segunda mujer de Guillermo marqués de Monferrat, por ser muerto el marqués Juan, hermano de la emperatriz que no dejó hijos y por habersele ocupado muchos castillos del marquesado, el emperador procuró que casase el marqués su hijo con Argentina hija de Opicin Espinola, que era muy poderoso en la señoría de Génova: y aquél capitan ofreció de servir con sus galeras y echar á los catalanes de todo el imperio de Romanía: y con dos galeras vino á Galipoli á desafiar á la compañía en nombre de la señoría de Génova: y Montaner le respondió que él no se tenia por desafiado de aquel comun, porque él sabia que estaban confederados con los reyes de Aragon, Sicilia y Mallorca, y que ellos seguïan el estandarte de la Iglesia, y hacian guerra al emperador y á los suyos que eran cismáticos, y á muy gran traicion habian muerto á su general y otros capitanes, habiendo ellos ido á servirle contra los infieles. Los capitanes de aquellas galeras y de otras siete del imperio, que venian en compañía del marqués de Monferrat, cuyo almirante era un Andriol Moro genovés, deter-lipoli, Montaner le entregó la ciudad y castillo. Cuanminaron de salir á combatir á Galipoli porque habia muy poca gente dentro y Ramon Montaner hizo que las mujeres que allí tenian, que eran mas de tres mil, se armasen y repartiólas por las murallas y púsosebre del rey de Sicilia, y lo mismo hizo Fernan Jimenez muy en órden para la batalla. Salió de cada galera una compañía de soldados y la mitad de la chusma y habiendo ordenado sus escuadrones combatieron el lugar: y Ramon Montaner con alguna gente de caballo salió á ellos é hirió en el escuadron de Antonino Espinola, de manera que volvieron huyendo, y fué allí muerto el general y otro capitan que se decia Antonio Bocanegra, y mas de seiscientos soldados: y recogiéronse muy mal parados con gran vergüenza á sus galeras. Esto fué segun se colije de la historia de las cosas de Génova, en el año de mil y trescientos y ocho.

CAP. VIII.-Que el rey don Fadrique de Sicilia envió al infante don Fernando hijo del rey de Mallorca, por general del ejército que residia en Romania por la discordia que hubo entre don Berenguer de Entenza y Rocafort, y de la muerte de don Berenguer.

En este tiempo un Chemelich capitan de turcos, con mil y doscientos de caballo vino á servir á Rocafort, y pasó á Galipoli, y estuvieron con ellos haciendo guerra con grande conformidad: y tambien se juntaron otros tres mil de caballo turcoples que estaban al sueldo del emperador: y éstos fueron, segun Nicéforo afirma, los que no quisieron pelear el dia de la batalla en que fué vencido Miguel Paleólogo. Fué puesto en libertad como dicho es, don Berenguer de Entenza por este tiempo por medio del rey de Aragon, y vino á Francia para tratar con el papa y con el rey Filipo, que enviasen socorro á la compañía de los catalanes que estaban en Romanía, y sin poder recabar cosa alguna, se volvió á Cataluña: y empeñó y vendió la mayor parte de sus villas, y armó una nave en que Hlevó hasta quinientos soldados, y fuése á Galipoli á donde Montaner con su gente le recibió como aquel que debia ser general de toda la compañía. Pero Rocafort no le quiso reconocer por tal, pretendiendo que á él tocaba tener aquel cargo, pues con él habia tambien servido y ganado tanta reputacion. Mas Montaner y doce del consejo, que tenian cargo del gobierno, los concertaron desta manera: que si don Berenguer queria hacer alguna entrada por sí, le siguiesen los que

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do don Berenguer supo que el infante estaba en Galipoli se levantó del cerco, y con toda su compañía se fué á su servicio, y le recibió por su general en nom

de Arenos. Despues de haberle prestado juramento y homenaje de fidelidad, tuvieron un mensajero de Rocafort que dijo que no podian dejar el cerco y suplicaba al infante que fuése allá y él tomando á Montaner, y la mayor parte de la gente de Galipoli, se partió luego, y quedaron en Galipoli don Berenguer y Fernan Jimenez. Mas Rocafort considerando que si quedaba el infante por señor de la compañía habia de honrar y preferir á don Berenguer y á Fernan Jimenez ricos hombres, y de mucha mas calidad que él, que quedaba descompuesto, anduvo alborotando los principales, y con gran astucia les dió á entender, que no recibiesen al infante en nombre del rey de Sicilia, sino que le admitiesen por señor: pues era nieto de su señor natural, como el rey don Fadrique de Sicilia, pues por no tener otro patrimonio residiria con ellos: esto hizo con muy sútil artificio, para cumplir con el infante. Detuviéronle en esto quince dias y el infante les dijo, que si no le admitian en nombre del rey don Fadrique, él se volveria á Sicilia: y queriéndose partir, Rocafort y toda aquella compañía le suplicaron que no se partiese dellos, hasta que estuviesen en el reino de Salonique y concertaron que hasta aquel lugar le acatasen como á señor: porque entretanto se resolverian en lo que debian hacer, y se podian concertar las diferencias que habia entre Rocafort y don Berenguer, Y Fernan Jimenez de Arenos. Habia estado la compañía en el cabo de Galipoli, y por aquella comarca siete años despues de la muerte de Roger, y los cinco pasaron sin sueldo de ningun principe salvo de los robos y correrías que hacian: y tenian toda aquella tierra deshabitada, é verma por diez jornadas, que no habia quién la culturase, de suerte que convino de necesidad desampararla y en esto se habian concertado todos aquellos capitanes y sus gentes, y los turcos y caballos lijeros del imperio, que segnian á Rocafort: pero no osaban moverse, recelando no se siguiese algun rompimiento, estando los capitanes tan diferentes. Entonces se determinó que Montaner con cuatro galeras y treinta y dos navíos entre leños y otros de armada, con la gente de mar fuése á la ciudad de Cristopol, puesta á la entrada del reino de Salonique, y dicen ser la antigua

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con grande fatiga un paso que defendían los de la tierra'
y fuéronse por sus jornadas á Casandria, que está á la
marina á veinte millas de Salonique en el promonto→
rio que antiguamente se dijo Canastreo, y á la entrada
de aquel cabo, hacia la tierra firme, que es muy an-
gosta, hicieron su fuerte: y desde él corrian hasta Sa-
lonique, y toda aquella comarca. Fernan Jimenez de
Arenos, segun por Nicéforo se entiende, aunque está
muy corrompido el nombre, se fué à servir al em
perador Andrónico: y le recibió muy bien, haciéndole
mucha merced, y dióle título de megaduque, y casóló
con su sobrina Teodora, que estaba viuda.

CAP. IX,-Como fué preso el infante don Fernando en
Negroponto.

Vínose entonces con sus galeras el infante á la isla de Negroponto, y entró en la ciudad, á donde á la ida lé hicieron gran fiesta: y acaso habian aportado allí diez galeras de Carlos conde de Valois hermano del rey de Francia, que tenia algunos estados en Grecia, que eran de madama Catalina su mujer, hija de Filipo em. perador que se llamaba de Constantinopla, á quien pretendía que pertenecia aquel imperio, por ser nieta del emperador Balduino el segundo y estando el infante en tierra, habiéndole asegurado el señor de Ne

Nápoles en la provincia de Tracta, junto á los confines de Macedonia, que está á la mar entre aquellos dos rios famosos, que dijeron antiguamente Neso y Estrimon: y habiendo primero derribado los castillos de Galipoli y Madicho, salió Montaner del estrecho de Galipoli con treinta y seis velas, en que llevaba todas las mujeres y niños y lo que se habia ganado de tanLas presas y victorias, y siguió la via de Cristopol. Puesto Montaner con su armada en salvo, ordenó el infante que su ejército hiciese su camino por tierra y proveyó que Rocafort con su compañía, y con los turcos y turcoples tuviese la avanguarda, y llevase un dia de ventaja, de manera que él y don Berenguer, y Fernan Jimenez, con la retaguarda el dia siguiente entrasen en el lugar, de donde ellos hubiesen partido, y fuésen léjos los unos de los otros por una jornada : y así anduvieron algunos dias con buena órden. Llegando á dos jornadas de Cristopol, por detenerse la avanguarda en un lugar que no nombra Montaner, y parece por la distancia que era la antigua Maronea, 6 Abdera, hallaron buen refresco de frutas y vinos, y por darse priesa la retaguarda, los que iban en la avanguarda del ejército del infante alcanzaron la retaguarda de Rocafort, y dieron los de Rocafort alarma, diciendo que los iban á matar: y así de mano en mano ilegó á los que iban delanteros con Rocafort, y Roca-groponto y los venecianos, las galeras francesas embisfort hizo armar su caballería, y á los turcos, y los otros caballos lijeros que llevaba: y movióse tan gran alboroto, que llegó á donde estaba el infante: y don Berenguer, que iba en un caballo con una cota vestida, y desarmado con una azcona montera, y su espada ceñida, salió á detener los suyos, para que no se desmandasen, sin saber qué fuese la causa del alboroto. Andando desta suerte don Berenguer acaudillando los suyos, llegó en un caballo armado de todas armas Alberto de Rocafort, hermano menor de Bernardo de Rocafort, y Dalmao de Sanmartin, que era su tio, tambien armado, y enderezaron contra don Berenguer, creyendo que los ordenaba para su daño: y los dos juntos arremetieron contra él, y como iba desarmado, le atravesaron con las lanzas y cayó luego muerto: y rompieron contra los otros capitanes, señaladamente contra Fernan Jimenez, el cual luego que se removió aquel tumulto, se puso á acaudillar y detener su gente andando desarmado: y como vió que mataron á don Berenguer, y que los turcos habian muerto hasta otros treinta; fuése á recojer á un castillo que estaba allí cerca: y duró la pelea hasta que salió el infante armado, y con su pendon : y Rocafort entónces mandó que los suyos se reparasen y no hiciesen daño ninguno. Murieron aquel dia en este rebato hasta ciento y cincuenta de caballo, y seiscientos peones. En esta sazon cuatro galeras del infante arribaron á la marina á donde él estaba: y mandó que se juntasen todos los del consejo y díjoles que si le recibian en nombre del rey de Sicilia, que él se quedaria, y donde nó se par-rian, para que él prosiguiese su demanda, por el deretiria luego y Rocafort que ya quedaba mayor, y sin competidor, porque Fernan Jimenez no quiso venir al real, aunque el infante le rogó que volviese, y se quedó en el castillo, persistió en decir, que no le recibiria en nombre del rey de Sicilia, sino en el suyo: y así el infante se embarcó en sus galeras, y se pasó á la isla del Taso, que está muy cerca: y'el mismo dia llegó a ella con su armada Ramon Montaner, y el infante le mandó que se viniese con él, y luego se fué á despedir de la compañía para partirse con el infante. Rocafort con el ejército caminó la via de Cristopol, y pasaron

tieron las cuatro galeras del infante, en que decian, que traia gran tesoro, y luego prendieron en tierra al infante, y á Ramon Montaner, que estaba con él, y otros nueve caballeros. Estaba un caballero francés en aquella isla por Carlos de Valois, que se llamaba Tibaut de Sipois: y éste entregó al infante à un micer Juan de Mesi, que era señor de la tercera parte de Negroponto, para que le enviase al duque de Atenas, y le tuviese en nombre de Carlos, y enviaronle con ocho caballeros, y cuatro escuderos á la ciudad de Estines. que era la poblacion que habia en las ruinas de la famosa ciudad de Atenas: y el duque le mandó poner en el castillo que llamaban Santomer, y los de Negroponto, porque entendieron que haria gran servicio a Rocafort y á la compañía, que quedaba en Casandria en el reino de Macedonia, si les llevasen á Montaner, y á un caballero aragonés, que fué allí preso, que se lla maba Gai Gomez Palazin: al cual Rocafort tenia grande enemistad, lleváronlos allá y luego Rocafort mandó cortar la cabeza en la popa de la galera á Garci Gomez sin otra sentencia, y dice Montaner que fué gran pérdida la muerte de Garci Gomez, porque era uno de los buenos caballeros de su tiempo: y á Ramon Montaner hicieron todos gran fiesta, porque era hombre de valor y muy bastante para el gobierno de la compañía, y con esto muy valiente. Aquel Tibaut de Sipois iba con órden de Carlos de Valois, para entender con algunos príncipes del imperio griego enemigos del emperador Andrónico, la ayuda que le ba

cho que pretendia por parte de su mujer, que se llamaba emperatriz de Constantinopla: y procuró que Rocafort y la compañía sirviesen á Carlos de Valois: y Rocafort, considerando que habia incurrido en desgracia del rey de Aragon y del rey don Fadrique, y del de Mallorca, y que no le convenia volver jamás á Cataluña, deliberó de allegarse al de Valois, con pensamiento, que se haria rey de Salonique: é hizo pleito homenaje a Tibaut en nombre de Carlos, y quedó por capitan de la compañía : pero no tenia el francés autoridad ninguna y Rocafort lo gobernaba todo absolu

tamente, y Montaner se volvió con las galeras á Negroponto y de allí á la ciudad de Atenas, á donde estaba el infante preso, y vínose la via de Sicilia, y en el viaje se encontró con cuatro galeras catalanas, que venian de levante, cuyo capitan se llamaba Riambau Desfar: y con ellas se vino á Mecina. En este medio Carlos de Valois mandó traer al infante á la ciudad de Nápoles, á donde el rey Roberto le tuvo en prision cortés; y lo dejaban andar ruando por la ciudad porque la reina doña Sancha mujer del rey Roberto, era su hermana. Desta manera estuvo mas de un año en Nápoles hasta que el rey de Francia y Carlos su hermano le enviaron al rey de Mallorca su padre con dos galeras que vinieron con él á Colibre. Refiere el autor de las cosas de Sicilia, de quien diversas veces en esta obra se hace mencion, que fué preso el infante don Fernando, porque hacia guerra en favor del emperador de Romanía contra el rey Carlos y contra el conde de Brena, que pretendian tener derecho al imperio: y que estando detenido en Nápoles, le envió el rey don Fadrique á visitar con Ramon Montaner, y le trajo algunas preseas, y que estando Montaner en aquella ciudad, el rey Roberto, que habia entonces sucedido á su padre, le mandó prender, y se le dieron diversos tormentos, con color y achaque, que tenia trato contra aquella ciudad, y que estuvo en muy dura y áspera cárcel, hasta que el almirante Bernardo de Sarriá fué allá enviado por el rey don Jaime, para procurar su libertad y que de aquí comenzaron el rey don Fadrique, y el rey Roberto á tener grandes sospechas el uno del otro de lo cual Montaner no hace ninguna mencion en su historia, mas de que fué muy maltratado del rey Roberto, por causa del infante don Fernando. Estaba la compañía de catalanes muy poderosa y rica, de los despojos de toda aquella provincia de Tracia, y habían sustentado en su ejército todo este tiempo los turcoples, que se le habian juntado, y con diversas correrías tenia destruidas las comarcas de la

Marina y de la tierra adentro hasta llegar á las puertas de Maronea y Bizia y al monte Rodope: y faltándoles ya el bastimento, deliberaron de buscar alguna region

si fuera, como dice Montaner, un sargento: y él, se tuvo por muy afrentado: y Rocafort llegó à tanto desconocimiento de sí mismo y á tanta insolencia, que si habia en el ejército alguna hija ó amiga de alguno que fuese hermosa, la tomaba para sí: y por su avaricia y grande arrogancia, todos los cabos del ejército se conjuraron contra él, y querian tomar por su general á Tibaut de Sipois. Tenia proveido Tibaut, que un hijo suyo le armase en Venecia seis galeras, y hasta que llegaron al cabo de Casandria, él disimulá con los capitanes, y entonces se concertaron que hiciese llamar á consejo general, y que en él propusiesen las quejas que tenian de Rocafort y le prendiesen, y alzasen por general á Tibaut, y así se hizo: y desta manera fueron presos Rocafort, y Alberto su hermano, y su tio Dalmao de San Martin era ya muerto, y pusieron á saco todas sus joyas y dinero, que era tanto, segun Montaner escribe, que cupo á cada soldado á trece perpres de oro. Estando presos estos caballeros, Tibaut se recogió una noche con ellos en sus galeras, y con todos los suyos hizo vela la via de Negroponto, sin despedirse de la compañía, y de aquello se movió entre los soldados tan grande alteracion y escándalo, que alancearon cuatro capitanes, que habian consentido en aquel hecho, y eligieron dos caballeros y un adalid y un almocaten, por quien se gobernase la gente, hasta que tuviesen general: y éstos regian con parecer de los doce, que tenian en el consejo. Vínose Tibaut á Nápoles, y entregó al rey Roberto á Rocafort y á su hermano, que les tenia muy gran odio porque ellos se retuvieron mucho tiempo algunos castillos de Calabria, que no los quisieron entregar, y mandólos poner en el castillo de Aversa, adoude miserablemente murieron pereciendo de hambre. Sucedió en esta sazon, que murió el duque de Atenas sin dejar hijo ni hija, y dejó aquel estado al conde Gualter de Brena, que era su primo hermano, y estuvo mucho tiempo en Sicilia en el castillo de Agosta, á donde su padre le habia dejado en rebenes, cuando se rescató de la prision: y al tiempo que fué emperador de Constantinopla, y Ángelo señor de la á tomar la poses ion de aquel estado, desafiaroule el Valaquia y el despoto de Larta, que era un gran príncipe en el imperio de los griegos, señor de aquella ciudad de Larta, que antiguamente se llamó Ambracia y de otras muchas ciudades del Epiro y de Macedonia y envió entonces por la gente de la compañía, que estaba en el cabo de Casandria, y ofreció de pagarles sueldo de seis meses, si le venian á servir en la guerra, y de mantenerlos en aquel sueldo, dando á cuatro onzas á hombre de armas al mes, y dos al de la lijera y una onza al de pié. Con este concierto salió la compañía de Casandria pasando el

tal, á donde se pudiesen sustentar y defender: y habiendo atravesado la parte del monte Rodope, que está hacia la mar, y llenos de riqueza y de ojo de toda aquella provincia, no hallaron ninguna resistencia. Eran (segun Nicéforo afirma) los turcos de este ejército entre los de caballo y de pié, mas de dos mil, y de su nacion catalana pasaban de cinco mil, y habia pasado la mitad del otoño, cuando buscando lo necesario para el invierno, entraron haciendo guerra á los lugares y caserías de Macedonia, y cargados del despojo, vinieron á ponerse en Casandria, que en lo antiguo fué ciudad muy famosa y en este tiempo estaba desierta: y era el terreno muy abundoso, y de mucha templan-invierno, y acometieron las principales ciudades de za y muy vecino á la mar.

CAP. X.-Que Rocafort y un su hermano fueron presos por Tibaut de Sipois: y quedaron los de la compañía sin general, y vinieron á servir á Gualter de Brena duque de Atenas.

Rocafort estaba tan apoderado de la compañía y gente que tenia consigo en Macedonia, que en todo se trataba como rey, y habia hecho sus sellos con corona y aunque estaba con él Tibaut de Sipois, á quien el ejército habia hecho juramento y homenaje, en nombre de Carlos de Valois, y de tenerle por su general, no se hizo mas caso del que

Macedonia, y deliberaron de reparar en Salouique, por ser ciudad muy rica y de grandes comodidades, de mar y tierra, á donde se habia recogido la emperatriz Irene mujer del emperador Andrónico: Y apoderándose de aquella ciudad, pensaban hacerse señores de todo el reino de Macedonia. Pero con recelo desto, el emperador habia mandado hacer un muro junto á Crisopa desde la mar hasta la cumbre de la montaña, de tanta defensa, que no podian pasar sin combate: y los de la compañía, parte se alojaron por los burgos de Salonique, y otra parte salió á correr la comarca: mas hallando toda la region desierta de ganados, y la gente de las ciudades en buena

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