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tándose los electores en principio del mes de noviembre siguiente en Francfordia, eligieron el dia de santa Catalina en concordia á Enrico conde de Lucemburg en rey de Alemania y de romanos, el cual fué coronado en Aquisgran en la fiesta de los Reyes del año siguiente. De Valencia se vino el rey de Aragon á la villa de Calatayud en principio del mes de diciembre, porque tenia concertado de verse con el rey don Fernando en el monasterio de Huerta, y allí se confederaron en mayor amistad, señaladamente para hacer guerra contra los reyes de Marruecos y de Granada, y de valerse y

entre el infante don Jaime, hijo primogénito del rey de Aragon, y la infanta doña Leonor hija del rey de Castilla, y fué condicion que se diese parte al rey de Ara

terio de Huerta se vinieron ambos reyes á Monreal á donde se acabó de confirmar la concordia y asiento que se habia tomado con don Alonso, hijo del infante don Fernando, y se entregaron los castillos del Alcazar, Seron y Deza al rey de Castilla. Para asentar esta concordia, envió el rey por sus embajadores desde Ca

cio de su santidad, que amparase aquella religion como miembro tan principal de la cristiandad. Entre tanto estuvieron alzados en sus castillos, pretendiendo que estaban libres de aquellos errores y culpas, y fué necesario que el rey mandase juntar sus huestes y enviarlas contra ellos, y la mayor fuerza acudió á lo de Monzon, en cuya defensa estaba fray Bartolomé de Beluis y á Miravete, á donde se habian recogido muchos caballeros, por ser castillo muy fuerte, y casi inexpugnable, en el cual estaba fray Bartolomé de San | Juste, que era comendador de aquella encomienda, y á Cantavieja, á donde estaba Ramon de Angles y Ra-ayudarse con todo su poder, y se concertó matrimonio mon de Galliners, que eran comendadores y personas principales de aquella órden y muchos cabalieros. El mayor cuerpo del ejército cargó sobre el castillo de Monzon, que era la fuerza principal de la órden, y ágon de la conquista del reino de Granada. Del monasdonde mas gente residia, por ser su principal convento, y fué contra ellos don Artal de Luna, que era gobernador del reino por el infante don Jaime, y llevó las máquinas y artillería de guerra que habia en Zaragoza y Huesca, y estuvo muchos dias sobre él, y fué diversas veces combatido, y finalmente un viernes á diez y siete del mes de mayo, los templarios entrega-latayud, á nueve del mes de diciembre deste año al ron la Muela, que está delante del castillo, que la tenian muy fortalecida, y no pasó mucho que se rindieron los del castillo, visto que no tenian otra esperanza ni remedio. Bernardo Tarin estaba sobre el castillo de Castellot, que era muy fuerte, y en tierra áspera, y de montaña, y fué de los que mas resistieron y perseveraron en defenderse. Fué contra el castillo de Cantavieja y contra los castillos que estaban en aquella comarca un caballero de mucho uso y noticia de las cosas de la guerra, que se llamaba Berenguer de Tobia, y tuvo muchos dias cercado el castillo, y al fin se rindieron y se les ocuparon todas sus fortalezas y rentas, y se secrestaron y pusieron en poder de los oficiales reales, y las personas se pusieron en prision en diversos lugares y castillos del reino, y cometió el papa el conocimiento destas causas y procesos, al obispo de Valencia que era canciller del rey. Muy referido está por diversos autores lo que escriben de haberse tenido por justos los procesos que contra esta órden se bicieron, y lo que afirman San Antonino, y otros que fueron mala y falsamente acusados, mas como quiera que ello sucedió, fué verdaderamente caso y ejemplo digno de gran admiracion, que la malicia se estendiese tanto entre personas tan diversas y estrañas en condicion, lenguaje y costumbres, y que todos profesa ban religion y orden de caballería, que pudiese mancillar sus vidas, de tal manera, que se desviasen de la fé católica y generalmente se pervirtiesen en tanto grado, que conviniese por esta causa ser deshecha su memoria, ó que la enormidad de delitos gravísimos y nefandos, comprehendiese á tantos, y quedase tan manifiesta, que fuese necesario arrancarla de raiz, como adelante se dirá, sin tener atencion à que habia muchos que estaban, no solo libres de culpa, pero aun de la sospecha della.

CAP. LXXIV. De la confederacion que se hizo entre los reyes de Aragon y Castilla en Monreal, contra el rey de

Granada.

Por el mes de abril deste año fue muerto Alberto rey de romanos, por mano de Juan duque de Austria su sobrino, hijo de Rodolfo su hermano, que conspiró contra él, con otros tres de los mas privados que el rey tenia, y de quien hacia mayor confianza, y jun

almirante Bernardo de Sarria, y á Gonzalo García de su consejo, y fuéron á la villa de Alcalá de Henares, á donde el rey don Fernando estaba, y á diez y nueve del mes de diciembre se asentó la concordia con estas condiciones. Que atendido, que el rey de Aragon en las vistas de Monreal habia ofrecido que con sus reinos y gentes, y con su poder, haria guerra por tierra y por mar contra el rey de Granada y contra su reino, que era de la conquista de Castilla, habido su consejo con la reina doña María su madre y con la reina doña Costanza su mujer, y con el infante don Juan su tio, y con el infante don Pedro su hermano, y con don Juan hijo del infante don Manuel, y con don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, y con don Gonzalo arzobispo de Toledo, y con don Gonzalo obispo de Zamora, el rey don Fernando en su nombre y de sus sucesores, hacia donacion al rey don Jaime y á sus descendientes del reino de Almería, en cuenta de la sexta parte de la conquista del reino de Granada. En caso que el reino de Almería no fuese de tanto valor como la sexta parte de la conquista del reino de Granada, se obligaba de dar equivalencia en otros lugares que se ganasen mas propincuos á la ciudad de Almería, á juicio y determinacion del arzobispo de Toledo y del obispo de Valencia, y si valiese mas que aquella parte que se le daba de la conquista, se habia de dejar al rey de Castilla, á conocimiento de aquellos prelados. Exceptuá banse para el rey de Castilla las villas de Quesada y Bedmar, con el valle y sus aldeas, Alcaudete, Locobin y Arenas, que habian sido del rey de Castilla, y se tornaron á ganar por los moros, y desto hizo el rey don Fernando pleito homenaje á los embajadores. Ambos reyes juraron de hacer la guerra por mar y por tierra, y que la comenzaron hasta la fiesta de san Juan Bautista del mes de junio siguiente, y que nunca se haria paz ni tregua con el rey de Granada ni con sus gentes, sino con acuerdo y consentimiento de los dos y de los infantes don Juan y don Pedro. Tras esto don Juan Manuel y don Diego señor de Vizcaya, y el arzobispo de Toledo y el obispo de Zamora, prometieron que harian guardar y cumplir aquella concordia, y que no consentirian ni aconsejarian que el rey don Fernando ni otra persona alguna la quebrantase.

CAP. LXXV.

De la diferencia que se movió entre el rey Carlos y el rey don Fadrique, y de lo que el rey declara sobre ella, y de la muerte del rey Carlos.

berse á los reyes de Sicilia, y nó al rey de la isla de Sicilia, que era menor parte del reino. Mas no en lo primero por la del rey don Fadrique se pretendia, que el castillo de Yachi, por estar á la mar era de la coder rona real, y que debian estar á su mano todos los fuertes marítimos, conforme á la costumbre antigua de aquel reino, porque era de las principales casas de la dignidad y preeminencia real, y así se guardaba en el castillo de Chefalú, y en otros de aquella isla, y por el derecho ó dominio que podia pretender la iglesia de Catania, se decia por parte del rey don Fadrique, que el castillo de Pentadactilo y el Jillo, que estaban en Calabria, eran del monasterio de San Salvador, de la lengua del Faro de Mecina, y aun no se, habian restituido, aunque se habian pedido por parte del archimandrita. Cuanto á lo del tributo, se alegaba por parte del rey don Fadrique, que por la convencion y concordia asentada entre el rey Carlos y él, quedaba rey y señor de la isla de Sicilia, y solamente:quedó á alvedrio del rey Carlos, que eligiese qué título se le daria, y que conforme á esto, toda la honra y dignidad y provecho que de antiguo se debia al rey de Sicilia, por causa de aquella isla, se le debia á él, siendo rey y señor della en su vida. Que cuanto á los otros tributos, que perteneciesen al rey Carlos por razon de su persona, ó por ser rey de otro reino que de la isla de Sicilia, en ello no pretendia él ninguna parte, y que el tributo que se pagaba por el rey de Túnez, se debia por razon de la isla de Sicilia, y como á rey de aquella isla, que era la mas propincua, y nó por causa de las tierras de Calabria y Pulla, ó del principado, de tal manera, que si al tiempo que se concedió el tributo al rey de Sicilia, si como lo era realmente de aquella isla fuera solamente rey del reino de Calabria y Pulla y del principado, no se le concederia por ninguna causa. Oidas las razones de ambas partes, el rey estando en la Aljafería en presencia de los embajadores declaró, que no embargante que por parte del rey don Fadrique se alegaba, que mientras duró la guerra entre él y el rey Carlos, habia cercado y hecho rendir el castillo de Yachi, que se defendia por la gentes del almirante Roger de Lauria, que entonces servia al rey Carlos, y que despues al tiempo de la paz, estaba en poder del mismo almirante, y así conforme al tenor de la capitulacion y concordia, se debia primeramente restituir, pero por medio de paz y concordia, y porque el rey don Fadrique hiciese el reconocimiento que debia al rey Carlos, por esta causa el rey don Fadrique dentro de quince dias, despues que le fuese notificada esta sentencia, restituyese al rey Carlos los castillos de Calabria, y mandase al almirante Bernardo de Sarriá que los entregase. Hecho esto, el rey Carlos procurase con efecto, que si el castillo de Yachi se tenia por Carlos de Lauria, hijo del almirante que estaba en Nápoles, se entregase al rey don Fadrique dentro de un mes, y si estaba el castillo por Berenguer de Lauria herma→ no de Carlos, que estaba en el reino de Valencia con doña Saurina su madre, ofrecia el rey de Aragon, que lo mandaria restituir por medio de don Gombal de Entenza, hermano de doña Saurina, que era su tutor, para que hecho el reconocimiento que se le debía por aquel castillo como á señor de la isla, él le mandase dar,

Tuvo el rey en Zaragoza la fiesta del año nuevo mil trescientos y nueve, á donde vinieron Bertoldo obispo de Jorgento, y el juez Bartolomé de la Isola embajadores del rey don Fadrique, con órden de confirmar las convenciones y posturas que habia asentado Jazberto, vizconde de Castelnou, entre él y el rey de Aragon, señaladamente en lo que tocaba á la sucesion del reino de Sicilia, pero entendiendo el rey que en aquella sazon podria causar grande sospecha, y que á ellos no les aprovechaba mucho, mayormente teniendo cada uno muchos hijos, y que no había para qué poner vínculo en la sucesion de aquel reino, pretendién dose que no le habia de tener sino el rey don Fadrique, y que despues de su muerte volvia al rey Carlos y á sus sucesores, pareció que no era necesario tratar semejante negocio. Tambien llegaron en el mismo tiempo embajadores del rey Carlos, que eran maestre Pedro Guillen de Castronovo, canciller del duque de Calabria, Juan Cubazole maestre racional del rey Carlos, y Ugueto su procurador fiscal, y porque el almirante Bernardo de Sarria y Pedro Boil habian tratado con aquellos príncipes, que comprometiesen sus diferencias en el rey de Aragon, y el rey don Fadrique habia entregado al almirante los castillos de Calana, la Motta, Fiumar de Muro, y la Catona, que se tenian aun por él en Calabria, porque pretendia | que se le habia primero de entregar el castillo de Yachi que estaba en Sicilia, que se retenia por el rey Carlos, y por el duque de Calabria su hijo, y sobre ello estaban en rompimientos, y por esta diferencia, y por razon que el rey Carlos pretendia, que el rey don Fadrique le debia restituir todo lo que habia recibido de los reyes de Túnez por razon del tributo, y que de allí adelate se le habia de hacer á él y á sus sucesores, comprometieron en poder del rey, con pena de veinte mil marcos de plata. Pretendia el rey Carlos que no era obligado de restituir el castillo de Yachi porque no era de la corona real, sino del directo dominio de la iglesia de Catania, y cuanto al tributo que así por la sucesion como por la concordia que se habia tomado con el rey don Fadrique, él era verdadero rey de Sicilia, y así lo habia declarado el papa Bonifacio por estas palabras, que por nombrar á don Fadrique rey de Trinacria, no se causase perjuicio alguno à la dignidad del título real, que se daba al rey Carlos de todo el reino de Sicilia, de allende y desta parte del Faro, y así conforme á esto, la honra y preeminencia de la dignidad real, en todo quedaba con el rey Carlos, y no podia ser una misma de los dos, y así le habia sido reservada por el sumo pontifice, y no podia pertenecer al rey don Fadrique el tributo, no siendo señor de la isla de Sicilia, sino durante su vida. Fundábase por esta parte, que una cosa era la isla de Sicilia, y muy diferente el reino de Sicilia, porque la isla no podia exceder de sus límites, y el reino de Sicilia comprehendia así la isla como las otras parles del reino de aquella y desta parte del Faro, y sencillamente debajo del nombre de Sicilia, se entendian todas las partes del reino, y que así en la concesion que se hizo por la Iglesia al rey Carlos el prime-ó á la iglesia de Catania que pretendia ser suyo, por ro, se entendian y distinguian expresamente como una misma cosa, Sicilia ó el reino de Sicilia, y las pagas de los tributos que hicieron antiguamente, decian de

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donacion de Roger conde de Sicilia y Calabria, ó á Carlos y Berenguer de Lauria, si les perteneciese. Cuanto al tributo que se llevaba del rey de Túnez, declaró

el rey, que el rey don Fadrique no lo cobrase, y se pagase al rey Carlos, pero que pudiese el rey don Fadrique hacer guerra al rey de Túnez, y á los moros de aquel reino, y concertarse con ellos, y esto declaró que se cumpliese por ambos reyes, so pena de los veinte mil marcos de plata. Con esta determinacion envió el rey á Nápoles y á Sicilia, á Guillen de la Ceria, y tuvo principal intencion en esta concordia, de hourar al rey Carlos como en diferencia y cuestion que tepia con hijo, porque entre ellos hubiese toda paz y concordia, y esto era porque el rey Carlos y el duque de Calabria su hijo se trataban ya muy ásperamente, y con mas acedía y rigor, que requeria el deudo que tenian con el rey don Fadrique, y él estaba muy sen

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lla empresa que él tomaba, de hacer la guerra contra los reyes de Marruecos y Granada, y diese favor á la conquista, y para que pidiesen la dispensacion para el matrimonio que se habia concertado entre el infante don Jaime su hijo, con la infanta doña Leonor, hija del rey de Castilla. Por este mismo negocio enviaba el rey don Fernando al papa al obispo de Zamora y á Pay Arias sus embajadores, y llegaron á Barcelona á diez y nueve del mes de marzo, y el papa concedió la cruzada y grandes indulgencias para aquella guerra, y cometióse la predicacion dellas, y para que diese la cruz á los que fuésen á esta santa empresa, al obispo de Valencia. Antes que los embajadores de Castilla llegasen á la ciudad de Aviñon, habia el papa dispensa

fanta doña Leonor, que eran parientes por una parte en segundo y tercer grado, y por otra en tercero y cuarto, y es cosa digna de considerar, que en la misma dispensacion dice el papa, que no se habia oido, que se hubiese dispensado en semejante grado, y que por el bien que se esperaba, que habia de resultar de la paz entre estos príncipes, en ensalzamiento de la fé, tuvo por bien de dispensar en aquel matrimonio. Por el mismo tiempo vinieron á Aviñon el conde de Saboya, cuñado de Enrico, que habia sido elegido rey de romanos, y Guido de Nemurs hermano del conde de Flandes y dos obispos, y pidieron en nombre de Enrico, que se confirmase su eleccion y el papa la confirmó y nombró dos legados para que fuésen á Italia y señaló término de dos años para la coronacion que se habia de celebrar en Roma.

CAP. LXXVII.-Del servicio que ofrecian al rey las señorias de Florencia y Luca y los marqueses de Malaspina, para la empresa de Cerdeña.

tido, y con queja, por razon del título que le haciando en el matrimonio del infante don Jaime con la intomar de rey de Trinacria, habiéndole ofrecido el duque de Calabria su cuñado, fuera del tratado de la paz, que se haria de manera, que el rey don Fadrique se tuviese por contento, y que se pudiese intitular rey de los sicilianos, ó de la isla de Sicilia, 6 aloménos como él se intitulaba, que era llamándose solamente rey. Con este recelo pedia el rey de Aragon al rey Carlos y al duque encarecidamente, que por su honor é intercesion tuviesen por bien de permitir esto del titulo, porque teniendo uno destos títulos, decia el rey de Aragon, que se quitaria toda sospecha entre ellos, mayormente no teniendo el rey don Fadrique aquella isla, sino para durante su vida, y tambien procuraba, que en la concordia que el rey Carlos habia hecho con la señoría de Génova, fuese exceptuado el rey don Fadrique, como lo eran otros príncipes, y que los que le habian seguido en la guerra, no fuesen maltratados en sus personas y bienes, como estaba declarado en la concordia, porque esto era grande causa de disension y rompimiento entre estos príncipes. Mas no vivió muchos dias despues desto el rey Carlos, y murió en la ciudad de Ná- No embargante que el rey estaba muy puesto en la poles, á cinco de mayo deste año. Habia pedido el rey empresa, que habia tomado contra el rey de Granada, Carlos al papa Bonifacio octavo, que declarase, quién por la parte que se la habia dado en aquella conquista, debia suceder en su reino, despues de su muerte, ó todavía se hacia muy grande instancia por las señorías Carlos su nieto, que habia sucedido á Carlos Martelo de Florencia y Luca, que enviase su armada á la emsu padre en el reino de Ungría, ó Roberto su hijo, y el presa de Cerdeña contra los pisanos, que estaban apopapa declaró, que habia de ser preferido Roberto al derados de la mayor parte de aquella isla y mucho mas sobrino, como mas propincuo al padre, y debia suceder en esta coyuntura, que la señoría y comun de Pisa se en en el reino de Sicilia, porque Luis, que era el segun- favorecian de la ida del emperador Enrico á Italia, do, era ya profeso de la orden de los frailes menores y siendo confirmada su eleccion por el papa Clemente, y obispo de Tolosa, y así Roberto, como primogénito su- ofrecian al rey de Aragon para en socorro de aquella cesor en aquel reino, se intituló en vida de su padre expedicion las señorías de Florencia y Luca cincuenta duque de Calabria y despues de su muerte fué admiti-mil florines de oro por iguales partes, y la mitad se hado por rey, y sucedió en el condado de la Proenza, y | bia de pagar en Mompeller dentro de dos meses, que por esta causa hubo despues grandes guerras entre sus sucesores. El rey Roberto, despues de la muerte de la infanta doña Violante, hermana del rey de Aragon, de quien le quedó un hijo, que se llamó Carlos duque de Calabria, casó segunda vez con la infanta doña Sancha, hija del rey don Jaime de Mallorca, de quien no quedó sucesor.

CAP. LXXVI. De la cruzada que concedió el papa á los reyes de Aragon y Castilla, para la guerra contra los moros de Granada.

Partióse el rey para Barcelona en fin del mes de enero deste año, para dar orden en la armada que mandaba hacer para la expedicion de Almería, y desde Monzon el primero de febrero envió por sus embajadores al papa á la ciudad de Aviñon, á don Ponce obispo de Lérida y á Bernardo de Fonollar, para que le suplicasen, favoreciese con las gracias apostólicas aque

el rey ó su capitan general con su armada y ejército entrase en el reino de Cerdeña y la otra mitad de allí á seis meses. Tambien Morrello, hijo de Manfredo, y Francisquino hijo de Morrello y Conradino hijo de Opicino marqués de Malaspina, se ofrecieron de servir al rey en esta empresa, á los cuales concedió en feudo honrado, segun el usage de Barcelona, los castillos llamados Bource y Ozuli con sus villas y lo que ellos tenian entonces y poseian en la isla de Cerdeña, y reconocieron el feudo. El comun de Pisa, por otra parte, procuraba de concertarse con el rey, y enviaron una muy solemne embajada, con la cual vinieron Pellario Chiculo de Lamfranchis y Bocciamino de Gualandis, Juan Fazelo doctor en leyes, Banduccio Banconte, Juan Cadi, y Becio Alliata. Éstos pidieron al rey en nombre de aquella señoría, que les diese en feudo el castillo de Castro, con la villa de Estorpanza y el puerto de Bagnaria del mismo castillo, y las salinas de Calate, y que

el rey no se confederase con los enemigos de Pisa, y con esto dejaban todo lo que aquella señoría tenia en Cerdeña, con que á Bonifacio y Reiner condes de Donoratico, que eran de los mas nobles y principales de Pisa, se consintiese, que tuviesen pacíficamente la sexta parte del reino de Caller, como ellos y su padre lo habian tenido, reconociendo al rey de Aragon por su príncipe y rey, y Mariano y Andrés vizcondes de Baso, y jueces de Arborea y sus herederos quedasen en pací- | fica posesion de lo que entonces tenian en Cerdeña. Pe- | dian tambien, que el rey les permitiese hacer á su sueldo quinientos hombres de armas en sus reinos, que habian de tener cada uno un escudero y dos cabalios y un troton, y les daban de sueldo al mes quince florines. Oida esta embajada, el rey desde Barcelona á catorce de junio deste año envió á la señoría de Pisa á Vidal de Vilanova y á su vicecanciller Bernardo de la Abadía, y respondieron de su parte, que no era cosa razonable ni honesta, que la señoría de Pisa tuviese en el reino de Cerdeña el lugar y castillo de Castro, que era el principal y mas fuerte y preeminente lugar de la isla, que era lo mismo que por otro nombre se llama Caller, pero atendido que los del comun de Pisa fueron siempre muy fieles y aliados á los reyes de Aragon sus predecesores, y ellos les habian tenido especial aficion por honra y favor de aquella república, se le concederia que el grano del castillo de Castro, y de los otros castillos y tierras del juzgado de Gallura, se llevase á la señoría de Pisa sin derecho alguno, dando seguridad que no se llevaria a otra parte. Para que mas libremente lo pudiesen hacer, y gozasen de mas excencion, el rey les ofrecia que pondria en el castillo de Castro oficiales pisanos, los que ellos escogiesen, y hacia los ejemplos de otros derechos, salvo de aquellos que se acostumbraban pagar en las minas de plata, y otorgaba todas las otras cosas que se pidieron, así por el comun como por los condes de Donoratico y jueces de Arborea. Por el mismo tiempo se casó la hija del juez de Gallura con un gran señor de Lombardía llamado Ricardo de Camino, que era señor de la ciudad de Treviso, y muy principal del bando gibelino, y fué de los que mas se ofrecian de servir al rey en la conquista de Cerdeña, por razon del estado que su mujer tenia en aquella isla, que estaba en poder de pisanos, y el rey le ofreció de confirmárselo, y así se entretenian las partes, esperando que el rey si→ guiese la empresa.

CAP. LXXVIII. De la entrada que hizo el rey contra el reino de Almeria, por mar y por tierra.

Al tiempo que estaba ordenado, que se comenzase la guerra contra los moros, el rey tuvo en órden su armada, cuyo almirante fué don Bernardo de Sarriá, y fuéron con ella muchos barones y caballeros principales, y el rey de Mallorca envió al infante don Fernando su hijo con grande caballería de Rosellon y de sus estados, y era este príncipe uno de los mas valerosos y señalados caballeros que hubo en sus tiempos. De Cataluña fuéron con el rey don Guillen y don Ot de Moncada, don Bernardo de Cruillas, don Guillen de Anglesola, don Guerao de Cervellon, Berenguer de Puigmolto, Berenguer de Portella, Ponce de Rojaldel, Pedro de Sanvicente, Bernardo de Aspes, don Pedro de Queralt, Acart de Mur, Dalmau de Castelnou, Asberto de Mediona, y otros muchos barones y caballeros muy señalados y de mucho uso y experiencia en la guerra. Del reino de Aragon fuéron don Pedro Fer

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nandez señor de Ijar, alférez y capitan general de la Iglesia por el rey, don Alvar Fernandez comendador mayor de Alcañiz, don Juan Jimenez de Urrea señor de la tenencia de Alcalaten y de Montagudo, que fué uno de los mas valerosos y estimados caballeros que hubo en sus tiempos, é iban muchos caballeros, don Pedro Martinez de Luna, don Fernando Lopez de Luna, don Pedro Fernandez de Vergua, Sancho Duerta, don Pedro Guillen de Castellon y Fortun Aznar de Caste→ llon, don Gombal de Tramacet, Jimeno de Foces, Guillen de Pueyo, Juan Sanchez de Antillon, hijo de don Sancho de Antillon, don Jimen Velazquez de Ayerve, Lope de Gurrea y Miguel de Gurrea su bijo, Pedro de Pomar, Lope Sanchez de Luna, Juan de Vidaure, señor de María, y Pedro Martinez de Vidaure, Miguel Perez de Gotor, Rui Gomez de Sese, y Sancho de Sese, que iban con don Juan Jimenez de Urrea, Fernan Lopez de Heredia, Garci Jimenez de Embun, Pedro Jimenez de Iranzo que iba por alguacil del ejército, Berenguer de Tobia y Jimeno de Tobia. Salieron del reino de Valencia á esta empresa don Jaime señor de Ejérica, y con él iban Juan Garces de Lihori, y Pedro Jordan de Arenos, hijos de don Gonzalo Jimenez de Arenos, y otros muchos caballeros sus vasallos, don Jimen Perez de Arenos, Berenguer Lanzol, Guerao de Aguilon, don Gonzalo García y el noble Carroz señor de Rebolledo, con compañías de gente de caballo y de pié, y toda la caballería de aquel reino. Procuró ántes con el abad de San Juan de la Peña, que le diese un brazo ó alguna reliquia del cuerpo de san Indalecio, obispo que fué en la primitiva iglesia de Urci, de cuyas ruinas se fundó Almería, así por la gran devocion que tenia en aquel glorioso santo, que fué discípulo de Santiago, cuya memoria y santidad era muy reverenciada en este reino, como por haberle tomado por su patron en aquella expedicion. Embarcóse el rey en la playa de la ciudad de Valencia á diez y ocho del mes de julio, y de allí se hizo á la vela para el puerto del Cabo de Aljub, á donde se juntaba la armada. Detúvose el rey en aquel puerto hasta el primero de agosto, y estando allí ordenando su ejército para ir sobre la ciudad de Almería, por mar y por tierra, como estaba ordenado entre ambos reyes, tuvo el rey aviso de don Martin, obispo de Cartagena, que los moros habian entrado á cercar el castillo de San Pedro, que está junto de Lorca, y porque estaba acordado entre ambos reyes, que el rey de Castilla fuése con su ejército á cercar á Algecira de Alhadra, el rey mandó que una parte del suyo fuése á socorrer el castillo de San Pedro y hacer su entrada en el reino de Granada, y salió la vanguardia en que iban los mas de los ricos hombres, del cabo de Aljub, donde el rey estaba, un domingo á tres del mes de agosto, y llegaron el miércoles siguiente à Lorca, y los moros se levantaron del cerco y se metieron la tierra adentro.

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· Que el vizconde de Castelnou con la arCAP. LXXIX. mada del rey fue sobre Ceuta, y se ganó por combate. Ántes desto habia el rey hecho sus alianzas contra el rey de Granada con Aborrave rey de Marruecos, que era nieto de Abenjacob, y sucedió en aquel reino al rey Bocevet su hermano, y ofreció Aborrave que pagaria por cada galera de las que el rey enviase en su socorro contra Ceuta dos mil doblas por cuatro meses, y que daria sueldo á mil caballeros, entretanto que duraba la empresa de Ceuta, y juró que no habria paz ni tregua con el rey de Granada sin voluntad del

rey de Aragon, y si Ceuta se tomase, todo el mue-
ble que en ella hubiese, fuese del rey de Aragon, y las
personas y el lugar quedasen al rey de Marruecos. Era
de muy grande importancia para el rey de Granada
tener á Ceuta, y por esta causa el rey aceptó esta con-
cordia, y envió á Jazberto vizconde de Castelnou, con
algunas galeras, y pusieron cerco sobre ella, el viz-
conde por mar y el ejército del rey de Marruecos por
tierra, y ejecutóse con tanta celeridad, que fué ga-
nada por combate por el grande valor del vizconde y
y de su gente, y dióse todo el despojo de la ropa y
bienes que habia en Ceuta al rey de Aragon, y esto
fué en fin del mes de julio deste año,

CAP. LXXX.-Que el rey puso su real sobre la ciudad de
Almeria.

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se detuvieron las galeras que llevaba, y no las envió al estrecho, por la necesidad que tenia de la gente que en ellas habia, que era muy escogida, porque antes desto' Aimerico de Beluchi vicealmirante de la armáda, Ramon de Marimon y Bernardo Marquet se habian puesto con diez galeras y cinco leños armados en el estrecho de Gibraltar, por mandado del rey, y don Jazberto vizconde de Castelnou estaba con el rey de Marruecos esperando la paga que se les habia de hacer de la tercia parte de los derechos de la mar, que se daban al rey de Aragon, en el reino de Marruecos, y del mueble de Ceuta.

CAP. LXXXI.-Que el rey de Granada juntó todo su poder para socorrer á Almería, y de la batalla que hubieron los nuestros con los moros.

En el campo del rey de Aragon había diversas máquinas y trabucos de batería, y muchas torres de madera, que se habian labrado, y comenzaron á hacer algunas minas, y púsose la ciudad en grande necesidad y estrecho, auuque habia sobrada gente en su defensa. Estando ya en el mayor peligro, y siendo muy combatida por mar y por tierra, determinó el rey de Granada de juntar todo su poder y caballería para socorrerla, y teniendo deliberado el rey de darle el combate un sábado vigilia de san Bartolomé, el viernes en la noche le llegó aviso de las espías, que llamaban entónces barruntes, que todo el poder de Granada, así de pié como de caballo, iba á socorrer á Almería, que estaban á tres leguas de su campo. Otro dia por la mañana, que fué la vigilia de san Bartolomé, tuvo el rey aviso que iba la gente del rey de Granada con propósito de pelear con él, y luego mandó poner en órden sus gentes, y salió fuera de las estancias que tenia en su fuerte á recibirlos, y á poco trecho se encontró con ellos, y acometiéndolos con gran ánimo, se puso el rey de los primeros, pero segun Ramon Montaner escribe, le detuvieron Guillen de Anglesola y Asberto de Mediona, que se apearon de sus caballos, y asieron de las riendas del caballo, suplicándole, que no pasase adelante, pues iban en la delantera los que harian bien su deber, y porque él habia dado cargo á estos ricos hombres que acaudillasen y ordenasen la gente, hubo de detenerse. Entre tanto se comenzó la batalla, y se hirió en los enemigos, y viendo la órden y concierto que llevaba la gente del rey, y con cuanto esfuerzo los acometian, comenzaron de perder aquel ímpetu y furor, que los llevaba, y aunque al principio la batalla fue muy trabada y reñida, fueron vencidos, y volvieron huvendo, esparciéndose por la montaña, que es muy áspera y fragosa. Siguió el rey con los suyos el alcance, y murió la mayor parte de la gente de caballo y de pié de los moros, y pocos se escaparan, si no tuvieran los montes tan vecinos, y duró la batalla desde hora de prima, hasta tercia, y el alcance hasta medio dia. Habia ordenado el rey que le

Partió el rey del cabo de Aljub con su ejército por tierra, y llevaba á la reina doña Blanca su mujer, como lo usaban los reyes en aquellos tiempos mas ordi- | nariamente, y tenian cargo de su acompañamiento don Guillen de Rocaberti arzobispo de Tarragona, don Jimeno obispo de Zaragoza, y don Ramon obispo de | Valencia canciller del rey, y otros prelados, y llegó el rey con su ejército sobre Almería, á quince del mes de agosto en la fiesta de la Asuncion de nuestra Señora, y luego envió a don Rodrigo Gil Tarin, juez de su corte, al rey de Castilla, que segun el autor de su historia escribe, habia llegado sobre Algecira á veinte y siete de julio. La causa principal desta embajada fué, porque el infante don Juan avisó al rey, que no andaba bien avenido con el rey de Castilla, ni estaba en su gracia, y le pidió que le enviase al sacristan de Tarazona, ó á don Gonzalo García, y entendió el rey, que se queria despedir con él don Juan hijo del infante don Manuel, que tenian grandes compañías de gente de caballo y de pié, de sus vasallos y servidores, y se recelaba, que esta novedad habia de ser grande embarazo para aquella empresa. Para concertar esta diferencia, escribió el rey á las reinas doña María y doña Costanza y á los infantes don Pedro y don Felipe, y á los principales del consejo del rey de Castilla, por quien él se gobernaba, que eran don Juan Nuñez de Lara, don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, doña Vataza, los maestres de las órdenes de Uclés y Calatrava, el arzobispo de Toledo Sancho Sanchez de Velasco, adeJantado mayor de la frontera, y Fernan Gomez camarero mayor del rey de Castilla, é hizo todo su poder, porque el infante y don Juan no dejasen en tal coyuntura al rey don Fernando. En esta sazon llegó al campo del rey don Artal de Luna, que era gobernador del reino de Aragon, y fue muy acompañado de caballeros sus vasallos, y con mucha gente de caballo y de pié en mayor número que otro ninguno de los ricos hombres que fuéron á esta jornada. Este caballero, allende que era el pariente mayor de aquella casa y linaje, que era muy principal en estos reinos, era el que tenia mayor estado, porque allende que habia sucedido en el desiguiese la mayor parte del ejército, para salir condon Lope Ferrench de Luna su padre, que era gran señor en Aragon, tenia por razon de su mujer doña Costanza Perez, que era única hija de don Jaime Perez, hermano del rey don Jaime y de doña Sancha Fernandez Diaz, la ciudad de Segorbe y el valle de Almonacir, y de Matchet, Benaguacir, y de la Puebla y Paterna, y otros lugares en el reino de Valencia, y fue uno de los que mucho se señalaron en esta guerra. Habia determinado el rey de Aragon de dar combate à Almería, y para este efecto

tra los moros y que el infante don Fernando con sus gentes de caballo y de pié, estuviese al rostro de los que estaban dentro de Almería, y quedase en defensa del fuerte contra la ciudad, y al tiempo que se comenzó la batalla, en el mismo punto salieron los moros de Almería, á dar rebato en el real, y por cierta parte dél entraron el fuerte y robaron algunas tiendas, y entre ellas la de don Juan Jimenez de Urrea, que era de las primeras estancias y en lo mas peligroso, y llevaron la plata y recámara que en ella

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