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y por tierra. Fué así que el vizconde Bernardo Athon, que se vió echado por los de Carcasona de aquel estado, del cual estaba ya muy apoderado, viendo que no seria parte para resistir al conde de Barcelona, ni Sojuzgar aquella ciudad y su condado, se confederó con Guillen conde de Putiers, que tenia usurpado el condado de Tolosa; y porque con su favor pudiese cobrar la ciudad de Carcasona, hízole pleito homenaje que lo tenia por él, con todo el condado en feudo, y movió gran guerra á todos los de Carcasona. Mas como el conde de Barcelona estaba ocupado en la guerra de los moros, y tenia aquella por su principal empresa, no pudiendo defender á los de Carcasona de la continua guerra que el conde de Patiers y el vizconde le hacian, los de aquela ciudad se concertaron con el vizconde, y se la entregaron, jurando primero el vizconde, que no les haria daño ninguno en sus personas y bienes, por la ocasion de la guerra pasada. Pero siendo apoderado de la ciudad Roger, que era hijo mayor del vizconde, contra el juramento de su padre, entró dentro y tomó presos á todos los mas principales, y á muchos dellos mandó sacar los ojos y cortar las narices, con gran crueldad, ejecutando en ellos castigo mas terrible que la misma muerte, y los desterró de aquella tierra muy ignominiosamente. Muchos dellos se vinieron á Cataluña, y el conde les hizo muy grandes mercedes en. sus tierras, y no pudiendo sufrir tan grande afrenta é injuria, mandó el conde ayuntar un muy buen ejército, y fué contra el vizconde para echarle del estado, y castigar su rebelion, el cual tambien ayuntó mucha gente, y se puso muy en orden para resistirle y defenderse en la posesion de aquel señorio por las armas. Entonces visto que desta guerra recibia muy gran daño la cristiandad, y que el conde de Barcelona se divertia de la conquista que se habia tomado contra los infieles, muchos señores y personas muy religiosas se interpusieron, porque no se diese batalla, y se concertase aquella diferencia. Concordáronios en que el vizconde hiciese pleito homenaje al conde de Barcelona, de tener por él en feudo la ciudad de Carcasona y todo su condado, y le siguiese y valiese con todos sus caballeros en las guerras que tuviese, y de la misma manera todos sus sucesores. Sucedió en este tiempo en la iglesia de Tarragona al arzobispo don Berenguer, Oldegario obispo de Barcelona, varon muy excelente, é insigne en santidad de vida, y gran religion.

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rador. De allí fué discurriendo mas adelante, y tomó el lugar de Tahuste, junto a las riberas del Ebro, el cual se ganó por la valentía y grande esfuerzo de don Bachalla, y poco despues comenzó á poner gente plática en la guerra, y muy ejercitada en ella, que llamaban almogáraves, en el Castellar, para que estuviesen en frontera contra los moros de Zaragoza. Apoderándose de la sierra, y convocando los ricos hombres y caballeros de sus reinos, propuso de poner cerco sobre Zaragoza, y proseguirle hasta sacar aquella ciudad del yugo y servidumbre de los infieles; y segun en algunas memorias antiguas parece, en el año de mil ciento y diez, fué por él vencido en batalla, y muerto Abucalen, rey de Zaragoza junto á Valtierra, y ganó entonces à Morella, y de la toma deste lugar que está en el reino de Valencia, en los confines de Aragon, se hace mencion en los anales antiguos de Castilla, en que se dice haberse tomado por cristianos en el año de mil ciento catorce, en el castillo de Castellar, y de allí se emprendió la guerra, con determinacion de levantar el cerco hasta que la ciudad se rindiese, y divulgándose esta empresa, viniéronle á servir en aquella guerra muchas gentes extranjeras y señores y barones muy principales, y entre ellos fueron muy señalados Gaston señor de Bearne, Rotron conde de Alperche, el conde Centullo de Bigorra, y el conde de Comenje, el vizconde de Gabartet, el obispo de Lescares, Auger de Miramon, Arnaldo vizconde de Cabadan, que casó con doña Oria condesa de Pallás, y hubieron un hijo, que fué el conde don Ramon Roger, y otros muchos caballeros de Bearne y Gascuña. Los ricos hombres de Aragon y Navarra, que se bailaron con él en aquella guerra, fueron estos, Diego Lopez Ladron, Jimenez Fortuñon Delet, Jimeno Fortuñon de Puicastillo, Pedro Momez Almoravit, Lope Jimenez de Torrellas, Lope Sanz de Ogavre Cajal, Lope Lopez de Calahorra, Lope Carces de Estella, Sancho Azuar, Sancho Iñiguez, Galindo, Lope Garces, Pelegrin, Pedro Jimenez justicia de Aragon, Galin Sanz de Belchit, Castant Ferriz de Santa Olalla, Juan Galindez de Antillon, Lope Fortun de Albero, Berenguer Gombal, Pedro Mir de Entenza, y Ramon Perez de Eril. Este Pedro Mir creo ser el mismo, de quien año de mil ciento y nueve, se halla intitularse conde de Pallás, que era hermano de Arnaldo de Mir, y fueron hijos del conde don Ramon de Pallás, y de la condesa Valentia.

CAP. XLI.-Que el conde de Alperche ganó de los moros á Tudela.

Teniendo cercada la ciudad de Zaragoza los moros, que estaban en Tudela, que está á diez y seis leguas á la ribera de Ebro arriba, hacian grande daño á los nuestros, y salteaban á los que traian vituallas al real, y desde allí hacian muchas correrías y cabalgadas. Mandó el rey que fuése contra Tudela el conde de Alperche con seiscientos de caballo, y salió tan escondidamente, que sin ser sentido puso en celada los suyos

Ántes desto, estando el emperador don Alonso embarazado en las guerras de Castilla, ponia gran fuerza en hacerla por sus fronteras á los infieles. Lo primero que se acometió, fué poner cerco sobre la villa de Ejea, lugar principal á la frontera de Navarra, dentro de los límites de la region antigua de los vascones, y ganóla á los moros, y otorgó grandes franquezas á los pobladores; y porque se hallaron muchos caballey mandó que algunos ginetes y peones robasen el garos de Gascuña y Francia, que le vinieron á servir en nado y diesen en la gente que habia en el campo, por la guerra, y se hubieron muy bien en ella, fueles con- lo cual los moros de la villa, sin ningun recelo de la cedido por la concesion apostólica, otorgada al rey celada salieron á ellos, sin que quedase en la villa quien don Pedro su hermano, que las iglesias que allí se edi-la pudiese defender, y así fue entrada, y se apoderó ficasen, fuesen anexas al monasterio de la Selva de Gascuña. Esto fué segun parece por la historia antigua de Aragon, en el año de mil ciento y diez; y allí se afirma, que en aquel lugar tomó el titulo de empe

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el conde della, y del castillo y fuerzas que en ella habia, y desde entonces se hizo grande daño en los moros, por toda la comarca, y fué gran parte para que los cristianos no desamparasen la empresa que habian

comenzado en la conquista de Zaragoza. Fué ganada Tudela de los moros, segun en algunas memorias antiguas se halla, en fin del mes de agosto, deste año de mil ciento y catorce; y fué dada en feudo de honor, como era costumbre, al conde de Alperche, y se concedieron y señalaron grandes términos y libertades á los moradores della, y les fué otorgado, que fuesen juzgados por los fueros antiguos de Sobrarbe.

CAP. XLII.-Que el conde don Beltran de Tolosa, se hizo vasallo del rey de Aragon, y el conde de Barcelona sucedió en el condado de Cerdania.

Por este deudo, y porque estando en la guerra de ultramar, padre é hijo, se habia alzado con el estado Guillen conde de Putiers, que descendia de la parte de la madre de los condes de Tolosa, el conde Beltran se hizo vasallo del rey, y puso debajo de su señorío, no solamente el condado de Tolosa, pero el condado de Rodes y la ciudad de Narbona con todo el Narbonés, y el condado de Beses, y Agades, Caorz, Albi y Carcasona, y el honor que tenia el conde de Fox, que pertenecia á los condes de Tolosa, para que fuese del directo dominio de los reyes de Aragon, y el emperador dejó todos estos estados al conde don Beltran, para que los tuviese de él, con reconocimiento de vasallo feuda

memorias de las cosas de Francia, que el conde don Beltran quedase en estos estados, ántes se escribe, que el conde de Putiers tuvo usurpado el condado de Tolosa mucho tiempo, hasta que despues el conde don Alonso hermano de don Beltran, fué sacado por los de Tolosa, de un castillo á donde le tenian preso y le tomaron por su señor natural, echando de la tierra á Guillem de San Maurelo, que tenia el cargo del gobierno de aquel estado, por el conde de Putiers, y se habia apoderado del castillo, llamado Narbonés, y quedó desdo entonces el conde don Alonso pacifico señor en aquel estado, y fué padre del conde don Ramon el tercero, y abuelo del conde don Ramon el cuarto, bisabuelo del conde don Ramon el postrero desta línea, conde de Tolosa, el cual dejó una hija sola, llamada Juana, que casó con don Alonso conde de Putiers, hermano del rey Luis de Francia, y no quedando dellos hijo ninguno, el rey de Francia se apoderó de aquel estado, y le incorporó á su corona.

En el año de mil ciento y diez y siete, murió Bernardo Guillen conde de Cerdania, sin hijos, que era hermano de Guillen Jordan, y dejó el condado de Cerdania al conde de Barcelona; y parece en memorias muy antiguas de las cosas de Castilla, que el rey don Alonso, hijo del conde don Ramon, entró en la ciudad de Toledo á diez y seis dias del mes de noviembre deste año, y comenzó allí á reinar, que debió ser por reducirse aquella ciudad á su obediencia y salir del reconocimiento que hacia al emperador don Alonso.

Cuando el emperador don Alonso hacia mas recia guerra á los moros, y mas se iba extendiendo su se-tario, y los que en ellos sucediesen. No se halla en las ñorío, y estaba mas ocupado en aquella conquista, prosiguiéndola por todas partes contra los reyes de Zara goza, Fraga y Lérida, y contra los otros sus comarcanos, el conde don Beltran de Tolosa, que fué un príncipe muy señalado en la guerra de ultramar, y deudo suyo, á quien pertenecia el condado de Tolosa, vino ǎ su corte, y se hizo su vasallo, el cual fué hijo del conde don Ramon, que habia ganado gran prez y nombre en la conquista de la Tierra Santa. Fueron los condes de Tolosa, muy grandes y principales señores en el reino de Francia, y descendian, segun he leido en una genealogía muy antigua, destos señores de Torson, que fué el primer conde de Tolosa, en tiempo del emperador Carlo Magno, el cual despues de haberse sojuzgado la Aquitania por el rey Pipino su padre, que venció al duque Gaifredo, ordenó, segun el autor de aquella genealogía afirma, nueve condes en aquella provincia, del linaje de los francos. Estos fueron Himberto conde de Beses, Abon conde de Putiers, Rogerio conde de Limosins, Guido conde de Perigort, Iterio conde de Alvernia, Bulo conde de Valois, Anon conde de Albi, Seguino conde de Burdeus, y Torson conde de Tolosa; y á estos puso el emperador Carlo Magno debajo del reino y dominio de Ludovico su hijo. A este Torson sucedieron Isuaredo, Beltran, GuiHelmo, Ramon de San Gil, Guillem Tallafierro, Ponce Aimerico, y don Ramon el segundo, padre deste don Beltran cuya memoria fué muy celebrada, é ilustre en la empresa de la Tierra Santa, que se halló en el combate de las ciudades de Antioquía, y Jerusalen, y puso cerco contra la ciudad de Tripol de Siria, en el cual murió año de mil ciento y uno. Éste es el conde don Ramon, que casó con doña Elvira, hija del rey don Alonso el sexto de Castilla y Leon, que ganó la ciudad de Toledo, y hubo á este Beltran, que continuó en asistir á la empresa de aquella tan gloriosa expedi-dad de Zaragoza, que era la cabeza y principal asiento cion de la Tierra Santa; y fué con setenta galeras de genoveses á Siria, y con ayuda del rey de Jerusalen ganó á Tripol, y sucedió á su padre en el estado que conquistaron en Asia, y fué señor de aquelia ciudad de Tripol. Tuvo otro hijo el conde don Ramon, que nació allá, que Hamaron don Alonso Jordan, porque se bautizó en el Jordan, segun el arzobispo don Rodrigo escribe, el cual despues sucedió en el condado de Tolosa y de San Gil. Vino el conde don Beltran á Barbastro, por el mes de mayo del año mil ciento y diez y seis, y el emperador don Alonso le hizo grande recogimiento y fiesta, como se debía á un tan principal señor y señalado caballero, y por el deudo y amistad, que los reyes de Aragon en lo pasado tuvieron con los condes de Tolosa, desde el tiempo del rey don Ramiro el primero, cuya hija doña Sancha, y de la reina Ermesenda habia casado con el conde de Tolosa.

CAP. XLIII-Que el emperador don Alonso ganó de los moros la ciudad y reino de Zaragoza.

Todas las fuerzas y poder del emperador don Alonso, se convirtieron por este tiempo en proseguir la guerra contra los moros, que estaban apoderados de la ciu

que tenian en el medio de España; de cuya conquista pendia todo lo restante, hasta llegar á las costas de nuestro mar. Fuese continuando la guerra, de manera que los moros se iban estrechando y reduciendo á la defensa de los muros de aquella ciudad, cuya pobla cion era muy grande, y taláronse sus vegas y los campos, y prosiguióse la guerra sin cesar, empleando el emperador en ella, no solamente toda su caballería y gente, pero tambien mucha nobleza del reino de Francia. Sucedió así, segun por muy ciertas memorias parece, que estando aun en Castilla, mandó venir de Francia para esta empresa, como está dicho, muchas compañías de gente de guerra, de las partes de Bearne y Gascuña; cuyos generales eran los que estaban nombrados, y otros principales señores, que le habian seguido, y servido en las guerras pasadas, que hizo contra los infieles; y segun la costumbre de aque

llos tiempos, á ellos, y á la gente de guerra que traian,
llamaron los francos. Este ejército estuvo junto, y
muy en órden, mediado el mes de mayo del año de
nuestra redencion, de mil ciento y diez y ocho, en la
laguna, que llamaban de Ayerve, y de allí partieron
para el lugar de Almudevar, que tenian los moros muy
defendido y fuerte, y en su asiento parece haber sido
en los tiempos antiguos poblacion romana, y ser el
que se llamó Burtina en los pueblos ilergetes, y descu-
bre bien señales de su antigüedad. El mismo dia que
llegaron, poniéndose la gente que dentro habia en
defensa, le combatieron y entraron por fuerza, y
fueron los moros llevados á cuchillo, por mayor es-
panto de los que no se querian dar, y confiaban en la
fuerza de los castillos y lugares fuertes. Con esta nue-
va, los moros que estaban en aquellas comarcas y se
habian defendido en las guerras pasadas, en algunos
castillos y lugares que se tenian en defensa, los desam-
pararon, y entonces se ganaron Sarinan, Salcey,
Robles, y otras dos poblaciones romanas, sobre las
riberas del rio Gallego, que eran Zuera, y la que en
los tiempos autiguos llamaron el Foro de los Galos, y
despues se dijo Gurrea. Siendo ganada Almudevar,
pasaron los francos sin parar las riberas de Gallego y
Ebro, y pusieron cerco por todas partes sobre Zarago-
za, y dentro de ocho dias que llegaron, ganaron el
burgo, que está de la otra parte del rio, que llamaban
Atababas, y despues se llamó Altabas, y las aldeas que
estaban en el contorno, y se apoderaron de toda la
poblacion que habia fuera de los muros de piedra. Con
este suceso enviaron á dar aviso al emperador, que
estaba en Castilla, del estrecho en que tenian la ciu-
dad, para que viniese en su socorro, y gozase de la
gloria del vencimiento, como lo requeria una tal em-
presa; y esto fué con tanta furia, que llegó al cerco en
el mismo mes de mayo. Mandó juntar todos sus ricos
hombres, y toda la gente de guerra, y dióse gran fu-
ria á todo lo que era necesario para el combate, por-
que la gente que estaba en la defensa de la ciudad era
mucha, y muy ejercitada en la guerra, y los muros
y reparos y las torres eran de gran defensa. Y los ricos
hombres, que se hallaron en el hecho mas señalado
que se pudo ofrecer dentro de su reino, eran estos,
Diego Lopez Ladron, Jimeno Fortuñones Delehet, Ji-
meno Fortuño de Puicastillo, Pedro Momez Almora-
vit, Lope Jimenez de Torrellas, Lope Sanchez de Oga-
vre Cajal, Lope Lopez de Calahorra, Lope Garces de
Estella, Aznar Aznarez, Iñigo Galindez, Lope Garces
Pelegrin, Pedro Jimenez justicia, Galindo Sanchez de
Belchit, Sancho Fortuñon, Castan Fortuño, Lopez de
Ayerve, Sancho Ibañez de Huesca, Ato Garces de Pri-
taselz, Ferriz de Santa Olalla, Juan Galindez de An-
dregon, Lope Fortun de Albero, el conde Bernardo
Ramon, Berenguer Gombal, Pero Jazbert, Pedro Mi-guas de Aragon, se dió junto á Cutanda, cerca de Daro-
ron de Entenza, Ramon Perez de Eril, y Ramon Amat.
Defendiéronse los moros con gran esfuerzo, y pasado
el mes de junio los francos se volvieron en desgracia
del emperador, desconfiados que la ciudad se pudiese
tomar, y tambien, segun escriben, porque no cum-
plia con ellos á su voluntad, y solamente quedaron
los condes y vizcondes y los otros capitanes con los su-
yos. Perseverando el emperador en el cerco y com-
bate de la ciudad, y estrechándola mas cada dia, los
moros se vieron perdidos, porque no tenian tal gente
con que poder salir en campo, y la que habia perecia
de hambre, y el pueblo por esta causa estaba muy al-
terado, y no teniendo otro recurso ni remedio, sola su

esperanza les quedaba en el socorro de los reyes moros
sus vecinos, y en el que era muy ordinario de Berbe-
ría, y aunque éste estaba tan lejos, teníanle por mas
cierto, porque habia mucho tiempo, que lo procura-
ban, y no habia otro ninguno que fuese bastante, para
que ellos saliesen de tanto peligro. Habíanse ya suge-
tado los moros deste reino á la obediencia de los al-
moravides, que se hicieron señores de toda la mo-
risma de España, y la poseyeron debajo de monar-
quía, hasta que ellos fueron sojuzgados por los almoha-
des. Segun parece en la historia de los árabes, el pri-
mero que se usurpó título de rey de Zaragoza, despues
de la entrada de los moros, fué Mudir, hijo de Hiahya,
y á éste sucedió Irán Almudafar, en cuyo tiempo, en
este reino, alcanzaron por rey á Zulema, hijo de Ha-
mat Abenhuc, y este Zulema habia sido alcalde del
rey Mudir. A Zulema sucedió su hijo Hamat, y á éste
Jucef su hijo; y Jucef tuvo un hijo que le llamaron
Hamat Almuzacim, y á éste sucedió Abdemelic su hijo.
Dejó Abdemelic por sucesor en el reino, á su hijo Ha-
mat. Almuzacait fué el que perdió esta ciudad y .
reino, y el señorío de las tierras y comarcas que esta-
ban debajo de su tributo y mando, y de todo ello se
apoderaron los almoravides; y así conforme á esta
sucesion, no tenian los de la ciudad de Zaragoza rey,
y estaban sujetos al imperio del miramamolin de Es-
paña, que era el señor y rey universal, á quien
los almoravides reconocian, puesto que algunos que
tenian el señorío desta ciudad en gobierno, se lla-
masen reyes, como se ha referido de Abuacalen, que
se halla por memorias antiguas con título de rey, y
haber sido muerto en batalla por el emperador, tan
pocos años antes, junto á Valtierra. Como quiera que
sea, hallamos en muy cierta relacion deste tiempo,
que vino á este socorro, hora fuese de España, ó de
fuera, un rey moro llamado Temin, y éste juntó tan
poderoso ejército, que venia con ánimo de dar la ba-
talla, y asentó su real en la ribera de la Guerba, á tres
leguas de la ciudad, en un puesto muy aventajado,
junto al lugar que llamaban desde los tiempos anti-
guos María, que tenia un castillo fortísimo, y estaba
en poder de los moros. Mas reconociendo que el ejér-
cito de los cristianos era grande, y el suyo no era igual
para resistirle, pasados algunos dias levantó de no-
che su real, y volvióse por el camino por donde habia
venido. En esto pasó todo el estío, y siendo ya muy
adelante el invierno, por el mes de diciembre tornó á
enviar un sobrino suyo, con grande muchedumbre de
gente, para que se entrasen en Zaragoza, y la bas-
teciesen, y el emperador salió á él, y dióle batalla, en
la cual los moros fueron rotos y vencidos, y pasaron
á cuchillo la mayor parte dellos, y muchos quedaron
presos. Esta batalla, segun parece por las historias anti-

ca, y fue muy nombrada, porque se hizo en ella gran matanza en los moros, y el autor mas antiguo que yo he leido, que fué mucho antes del que compuso la historia general deste reino, escribe, que fué muerto el hijo del miramamolin, y que se halló en ella el conde de Putiers, que vino à servir al emperador con seiscientos de caballo. Los moros con esta victoria tan grande, que hubieron los nuestros, desesperados de todo socorro y remedio, entregaron la ciudad al emperador á diez y ocho dias del mes de diciembre del mismo año en la cuarta feria, en la era de mil ciento y cincuenta y seis, segun la costumbre que se tenia de contar los tiempos, y rindiéronse con ciertas condi

TAYLOR

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