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CAP. XXXV.-De la muerte del rey don Pedro y de la sucesion de su hermano el rey don Alonso.

En el año de mil ciento y cuatro, el primero de febrero, ó segun otros anales, á diez y ocho del mes de agosto, murió el infante don Pedro hijo del rey de Aragon, y dentro de pocos dias á veinte y ocho del mes de setiembre siguiente, falleció el rey su padre, que fué uno de los muy valerosos príncipes que en España hubo, y fué enterrado en el monasterio de San Juan de la Peña en la sacristía. Sucedió en su lugar en los reinos de Aragon y Navarra, el infante don Alonso Sanchez su hermano, y fué tan conforme el sucesor en el valor del rey pasado, cuanto se requería para la grandeza y aumento de aquel reino, que estaba ceñido de la aspereza de los montes, y de las fronteras de los moros, y se encerraba en tan angostos límites, por cuyo esfuerzo y gran valentía habia ordenado nuestro Señor, que los paganos fuesen perseguidos y lan

entregaron aquella ciudad y sus fortalezas al conde de | Guillen, que era en muy anciana edad, y falleció en el Barcelona, como á su señor natural. En este tiempo año de mil ciento y once, y por no dejar hijos, volvió era muy señalado el poder y gran valentía del conde aquel estado al conde de Barcelona. de Urgel, que se llamó Armengol como sus abuelos, y fué casado con una hija de aquel gran caballero el conde don Peranzures, que fué señor de Valladolid, y de la condesa doña Elo su mujer. Este residió con la condesa doña María su mujer, en el señorío que él tuvo en Valladolid en vida de su suegro, y fué en las guerras que allá se ofrecieron contra los moros muy conocido su valor, á quien el conde don Pedro de Portugal llama el conde don Ermenegil de Valladolid, y refiere del un hecho muy famoso en armas, y de gran proeza, que fué llegar á arrancar las aldabas de la puerta de Córdoba, á pesar de los moros, y llevarlas á Valladolid, donde era señor, y las puso en la iglesia de Santa María la antigua, donde el conde afirma que estaban en su tiempo. De su muerte se escribe Laber sido en reencuentro de batalla, pero tan confusamente, con haberle quedado el nombre del lugar á donde fué muerto, que apenas se entiende si fué en Castilla ó en Cataluña, y vulgarmente se entiende haber sido en Mallorca. Lo que no parece semejante ázados de lo mejor y mas fértil que poseian, de la una verdad, que hubiese sido en expedicion de mar contra aquellas islas, mayormente que en el mas antiguo anal de las cosas de Cataluña, se escribe, que fue muerto en Mayeruca, y otros muchos con él en el año de mil ciento y dos, y en la historia antigua de los condes de Barcelona, se escribe que fué muerto en Mayeruca, y que llevaba consigo trescientos de caballo y mucha gente de pié, y por esto le diferenciaban con el nombre deste lugar, y esto sigue el autor de la historia antigua de Aragon, aunque entendió que este destrozo fué en Mallorca. Casi lo mismo refiere Tomic, y con la misma confusion que se llamó Armengol de Mayorica, por haber sido muerto en una batalla que tuvo con los moros, y todos conforman en el tiempo. Mas si en hecho desta calidad, tiene lugar la conjetura, por el anal antiguo que yo he visto de las cosas de Cataluña, que se ordenó en el monasterio de Ripoll, me moveria á creer, que es el lugar que hoy llamamos Molleruza en Cataluña, ó con moros, ó en las guerras y alteraciones que se movieron en estos tiempos. Dejó un hijo muy niño, que se crió en Castilla, con el conde don Peranzures su abuelo, y casó con Arsenda, que segun yo conjeturo, fué hija del vizconde de Ager. Tuvo el conde Armengol, yerno del conde don Peranzures, una hija que se llamó doña Mayor, y esta, segun parece por las genealogías del conde don Pedro de Portugal, casó con el conde don Pedro Froyas de Trava, que fué muy gran señor, y tuvo á su cargo la crianza del infante don Alonso, que se llamó emperador en las alteraciones y guerras que tuvo con el rey de Aragon su padrastro, y con la reina doña Urraca su madre. Deste conde dou Pedro y de la condesa doña Mayor su mujer y de sus hijos Bermudo Perez y Fernan Perez, se hace mencion en memoria auténtica destos tiempos. Habia muerto en el año de mil noventa y cinco Guillen Ramon conde de Cerdania, y sucedióle en el estado Guillen Jordan su hijo, que pasó á la conquista de la tierra santa de Jerusalen, adonde fue muy señalado su nombre, en el hecho de las armas y su gran valentía, y fué muerto de una saeta en un castillo que él fortificó junto á Tripol de Siria, y sucedióle en el estado Bernardo Guillen su hermano. Tenia el condado de Besalú por este tiempo el conde Bernad

y de la otra parte de las riberas del rio Ebro, cuanto se podia extender en lo de su conquista. Fué el valor deste príncipe tan grande, y él tan diestro y venturoso en la guerras que emprendió contra los infieles, que si como sucedió en los reinos de Castilla y Leon, por el matrimonio de la reina doña Urraca, no le fuera forzado convertir todo su pensamiento en allanarlos, como lo hubo de hacer, hubiera adquirido la mayor parte de la gloria, que se alcanzó despues en muchos siglos por grandes príncipes, que sin ninguna contradiccion se emplearon en aquella santa guerra, y cuando mas convenia que ejercitase en ella, se hubieron de convertir las armas en hacer guerra contra los gallegos y leoneses, y pasaron muchos años, antes que pudiese emplear sus fuerzas contra los infieles por sus fronteras, continuando la conquista de los reyes sus predecesores. De manera que la esperanza que quedaba, que con la union de los reinos se hacia tan facil la empresa, que representaba la destruccion de los reinos de los moros, aquello fué causa, que del todo se olvidase, lo que se alcanza á entender manifiestamente, cotejando lo que este príncipe pudo acabar, habiéndose reducido á lo de su propio estado, y á las fuerzas que tenia que emplear de los reinos de Navarra y Aragon, siendo tan débiles.

En el año de mil ciento seis en la fiesta de los apóstoles san Pedro y san Pablo del mes de junio, estando el rey en la ciudad de Huesca, que era la principal cosa de su reino, y adonde se debió celebrar la fiesta de su coronacion y caballería, se convirtió á nuestra santa fé católica, y recibió el agua del santo bautismo en la iglesia mayor della, un judío que era en su ley el mas enseñado que hubo en aquellos tiempos. Bautizólo don Estevan obispo de aquella ciudad, y fué su padre espiritual el rey, y en memoria desta solemnidad se llamó Pedro Alonso, y fué su religion tan señalada, como la doctrina, en la cual era de los muy estimados que en España hubo. Éste compuso un solemne tratado, para mayor confusion del judaismo, el cual es celebrado por san Antonino en su historia, y por otros autores.

CAP. XXXVI.- De la muerte del rey don Alonso de Castilla, y que sucedió en aquel reino el rey de Aragon por el matrimonio de la infanta doña Urraca.

En vida del rey don Alonso de Castilla se trató, que el rey de Aragon casase con la infanta doña Urraca su hija, que sucedió á su padre en los reinos de Castilla y Leon, por la muerte del infante don Sancho su hermano y no quedar hijo varon, y habia sido casada con el conde don Ramon, hijo del primer Guillelmo conde de Borgoña, que descendia, segun algunos afirman, de la casa de los reyes de Francia, y era hermano de Guido arzobispo de Viena, que fué despues elegido en sumo pontifice y se llamó Calixto segundo, y de Este van conde de Borgoña y de la condesa Clemencia, que fué mujer de Roberto, conde de Flandes, que llamaron de Jerusalen. Tuvo el conde don Ramon, en vida del rey su suegro, el señorío de Galicia, y no vivió mucho en él, y dejó un hijo, que nació, segun en antiguos anales parece, el primer dia del mes de marzo del año mil y ciento y seis, y criólo en Galicia el conde don Pedro de Trava. No pasaron tres años despues de la muerte del conde, que fué muerto el infante don Sancho por los moros con la mayor parte de la nobleza que le seguia, saliendo á socorrer á Uclés, que se habia cercado por el miramamolin y todos los mas ricos hombres de Leon y Castilla, porque el gobierno de aquellos reinos no viniese en poder de extranjero, procuraron, que el rey su padre casase á la infanta doña Urraca con el conde don Gomez de Campdespina, que era el mas principal de la tierra, y sobre esto se acordaron de tratarlo con el rey su padre, el cual tuvo de aquello grande enojo, y deliberó, segun afirma el arzobispo don Rodrigo, con el arzobispo de Toledo y con los prelados de su reino, que casase con el rey don Alonso de Aragon, pues cuando le faltara heredero, era á quien legftimamente pertenecia la sucesion de aquellos reinos, porque era bisnieto del rey don Sancho el Mayor, su abuelo. Por esto el rey don Alonso con gran aficion condescendió, en que este matrimonio se efectuase. Esto fué, segun se colige por el arzobispo don Rodrigo, que es muy grave y cierto autor de las cosas de aquellos tiempos, habiendo el rey don Alonso sucedido al rey don Pedro su hermano, como era forzado que fuese así, pues eran muertos el conde don Ramon y el infante don Sancho, que sucedió, segun se entiende por la razon de los tiempos, despues de la muerte del rey don Pedro, y el matrimonio se efectuó en vida del rey de Castilla, segun el arzobispo afirma, puesto que Muño Alfonso, en la relacion de los hechos de don Diego Gelmirez primer arzobispo de Santiago, que concurrió en aquel tiempo, escribe, que no se consumo, hasta ser muerto el rey don Alonso, y en esta parte entiendo, que se le debe mas crédito, como autor mas antiguo. | Falleció aquel príncipe en la ciudad de Toledo, que él conquistó de infieles, en el año de nuestra redencion de mil y ciento y nueve aunque en el dia hay diversidad en los mismo anales antiguos, y en unos se escribe que murió el dia de san Pedro y san Pablo, y en otros el postrero de junio, y habia reinado cuarenta y dos años. Fué el mayor principe que hubo en España, desde que Ja sojuzgaron los moros hasta su fin, y en cuyo reinado las cosas de la guerra se ejercitaron y prosiguieron con mas rigor y valor, y los caballeros castellanos mayor gloria alcanzaron en las armas y mas señaladas proeZas se acometieron, aventajándose sobre todas las otras naciones, y el rey fué por su persona tal, que siempre

se señaló entre todos ellos, y despues de su muerte la nobleza y caballería de Castilla, se rindió á todo genero de vicio y regalo, y recibieron grandes ultrajes de sus vecinos, como se encarece bien por autor del mismo tiempo. Estando el rey en el artículo de la muerte, dejó todos sus reinos á la infanta doña Urraca su hija, declarando, segun Muño Alfonso escribe, que si casase, se entregase el reino de Galicia á su nieto, y muerta la madre sucediese en todo; y aquel autor afirma, que despues de su muerte, los grandes del reino concluyeron su matrimonio con el rey de Aragon, habiéndose juntado sobre ello todos los que estaban en la guerra contra los moros. Tomó el rey de Aragon la posesion de los reinos de Castilla y Leon, sin contradiccion alguna, y ordenó el gobierno dellos, como buen príncipe, y entendió en defender la tierra de los moros con gran cuidado, cuanto le fué permitido, y duró la paz que él deseaba introducir en aquel reino y mandó poblar muchos lugares, que estaban yermos y entre ellos son muy nombrados Bilorado, Berlanga, Soria y Almazan. Mas este beneficio, y el acrecentamiento que se esperaba por el valor deste príncipe, mediante la guerra de los moros, duró muy poco tiempo por las novedades y movimientos que sucedieron en aquellos reinos.

CAP. XXXVII. De las guerras que hubo entre el rey de Aragon, y los que seguian el regimiento de la reina doña Urraca, en los reinos de Castilla y Leon.

Púsose luego duda en los reinos de Castilla y Leon, en el matrimonio que se contrajo entre el rey y la reina por el parentesco que entre ellos habia, siendo bisnietos del rey don Sancho el mayor, y estando el rey con este mismo recelo, como el arzobispo don Rodrigo lo escribe, y por la liviandad que conoció en la reina, encargó las tenencias de las principales fuerzas y castillos de aquellos reinos, á aragoneses, confiandolas de su lealtad, en cuyo poder estuvieron mucho tiempo, y tomó título de emperador de España, como el rey don Alonso su suegro lo habia tenido. Dió grande ocasion á esto, que la reina, luego que murió el rey su padre, quitó el estado y tierra, á un muy señalado caballero y de gran fé y lealtad, y que mas deseaba la concordia entre aquellos príncipes, que fué el conde don Peranzures, que la habia criado, y considerando el rey su mal propósito, y la ingratitud de que usaba, mandó restituir el estado al conde, y porque en esto y en otras cosas, excedia los límites de mujer, y se trataba mas suelta y deshonestamente de lo que convenia, el rey la mandó poner con buena guarda en el Castellar que era un castillo fuerte á la ribera de Ebro. Entónces, segun parece por memorias de aquellos tiempos, vino al reino de Aragon, el conde don Peranzures, y recojióse en el estado del conde de Urgel su nieto, con la condesa doña Elo su mujer, y alli residió algun tiempo, como tutor de su nieto, y para mayor seguridad del rey, le hizo donacion de la fuerza de Balaguer, que llamaban la Azuda con las tres partes de aquella ciudad, y de sus términos, con la mitad de los castillos de Laurenz, Montaron, Huaso, Castellon, Algerre, y Albesa, que eran de la conquista de los condes de Urgel, y estaban aun en poder de infieles. Retuvo el conde don Peranzures, para sí y para la condesa su mujer, y para el conde de Urgel su nieto, la cuarta parte de Balaguer, y el rey les dió la mitad de la Azuda para que la tuviesen por él en feudo, y el conde hizo homenaje por lugares y fortalezas que se le

habian restituido en Castilla. No podia sufrir la condicion de la reina, que el emperador su marido la tuviese recojida y tratase tan ásperamente, y tuvo sus tratos con algunos ricos hombres de Galicia, y ellos tuvieron tales formas, que la sacaron del Castellar y pusieron en libertad, y para ello fué gran parte el conde don Pedro de Trava, que tenia cargo de la crianza del infante. Aquel caballero que era gran señor, tuvo forma de confederar los principales señores y caballeros de Galicia que estaban entre sí muy divisos, y se conjuraron para eximirse de la sujecion del rey de Aragon, y para ello fué principal ministro don Diego Gelmirez, obispo de la iglesia de Compostela, que fué de spues erigida, siendo él prelado della, en metrópoli. Lo primero que trataron, fné procurar el divorcio, y aunque el parentesco era de manera, que venian á ser bisnietos como dicho es, del rey don Sancho el Mayor, el papa Pascual dió sus letras sobre aquel caso, y cometió al obispo don Diego, que corrigiese el incesto que la reina habia cometido; de suerte que se apartase dél, ó fuese prohibida del consorcio de la Iglesia, y del pode río seglar. Y tras de esto se acordó, de sublimar al infante á la dignidad y título real. Afirmaba la reina que aunque el matrimonio se efectuó muerto el rey su padre con voluntad y órden de los grandes de su reino, fué contra la suya, y que recibió muchos denuestos, y se le hicieron malos tratamientos por el rey de Aragon, y que usaba de gran tiranía, y echó á los obispos de Burgos y Leon de sus iglesias, y prendió al de Palencia, y desterró al arzobispo de Toledo, por dos años de su diócesi, siendo legado de la sede apostólica, y que sacó del monasterio de Sahagun al abad, y puso en él á don Ramiro su hermano. Era la pasion tan terrible, que la reina afirmaba, que con gran furor y odio procuraba la muerte del infante, creyendo suceder en el reino, y con esto iban incitando y conmoviendo contra él los pueblos. El principal fundamento, con que se movian á procurar de salir de la sujecion del emperador, era con deliberacion de levantar por rey al infante, y la reina envió por él, y todos los mas principales de Galicia se conformaron de juntarse á la fiesta de su coronacion. Entendiendo el emperador, lo que la reina intentaba, juntó su ejército y entró con gran poder en el reino de Galicia, y fué combatiendo y sujetando las fuerzas y castillos della, y puso cerco al castillo de Monterroso, y entrólo por fuerza de armas, y fuéron allí muertos algunos caballeros principales, ejecutando en ellos con rigor la venganza, y fuése apoderando de la tierra de Campos, y de toda Castilla y Estremadura, haciendo la guerra con gran furor, con fuego y cuchillo. Con este temor la reina, que trataba todas sus cosas con gran liviandad, cuando llegaron los prelados y caballeros para asistir en la ciudad de Leon á la coronacion del infante, ella se reconcilió con su marido, porque algunos grandes de su reino se interpusieron entre ellos, para concertarlos, y por su medio volvió el emperador á recibir á la reina en su casa, porque la reina tampoco queria, que su hijo ni los que gobernaban se apoderasen del reino. Cuando los ricos hombres y caballeros gallegos entendieron esto, y se vieron burlados de la reina, con gran sentimiento que tuvieron dello, enviaron por el conde don Enrique, que casó con doña Teresa, hija del rey de Castilla, y tenia su señorío en la provincia de Portugal, y era de los señores de la casa de Lotaringia, y primo del conde don Ramon, y por su consejo el conde don Pedro hizo guerra contra los

que no querian jurar al infante, y prendió en el camino | junto al castillo, que llamaban Soriz, algunos caballeros principales, y volvióse con ellos á Galicia muy arrebatadamente, y por su rescate le entregaron el castillo Miño, y puso en él al infante. Habiéndose indignado muy mucho desto los gallegos sus adversarios, se juntaron contra él, y le echaron de la tierra, y con gran furia pusieron cerco sobre aquel castillo, y considerando el conde don Pedro, que aquello no tenia ningun remedio, sino se conformase con ellos la reina, vióse con el obispo don Diego cerca del rio Tamar, y acordaron de inducirla á su opinion, para que saliese del poder del rey de Aragon, y asistiese á la libertad de su hijo, y le alzasen por rey, y no les fué dificultoso por su gran variedad, y moverse muy lijeramente, y procuró la reina, por buenos y diversos medios, de persuadir á su opinion al conde don Fernando, que era gran señor, y muy valeroso y su deudo. Este caballero persuadió á la reina que se pusiese en poder del obispo don Diego con el infante su hijo, y se concertase con Pedro Arias, y Arias Perez y Fernan Sanchez y Alvaro Ordoñez, que se habian apoderado de la persona del infante, y eran enemigos del obispo. Por este medio salió el infante del castillo en que estaba, y le llevaron á la iglesia de Compostela, y fué ungido por el obispo ante el altar del apóstol Santiago, y recibió de su mano la espada y cetro real, y don Rodrigo hijo del conde don Pedro de Trava, hizo el oficio de alférez, teniendo á las espaldas del rey su lanza y escudo, conforme à la ceremonia que en semejantes autos se usaba en aquellos tiempos. Despues desta solemnidad deliberaron aquellos señores gallegos, de llevar al infante á Leon á su madre, y como fuese la que solia en su vida y costumbres, y el emperador entendió, que se gobernaba de otra manera, de lo que era su voluntad, sacóla de su reino y llevóla á Soria, y allí la repudió, segun el arzobispo don Rodrigo lo afirma, y la dejó, para que dispusiese de su persona, tan libremente como quisiese. Entonces, por acreditarse y mostrar que honestaba su persona, comenzó á entender en el regimiento de su casa y reino, por el consejo del conde don Pero Anzures, y pretendiendo cobrar los castillos de las personas, á quien el emperador los habia encargado, sintiéndose muy agraviados todos los ricos hombres de Castilla, por haber repudiado á la reina, y por ser preferidos los aragoneses en el regimiento del reino, á los naturales dél, apartáronse del vasallaje del emperador don Alonso, y entregaron á la reina muchas de las fortalezas y castillos que tenian. Por esto se escribe, que vino et conde don Pedro Anzures muy ricamente aderezado, ante el emperador don Alonso; con una soga en la mano, y se entregó por su prisionero á su merced por el pleito y homenaje que habia quebrantado; y queriendo proceder contra él, conforme à las leyes de España, rigurosamente fué declarado por consejo de todos sus ricos hombres, y de toda la corte, que el conde habia muy bien cumplido con la naturaleza y lealtad que debia á la reina, que era su señora natural, y con el juramento y pleito homenaje que habia prestado, pues entregaba su persona y fué dado por libre. La venida de los gallegos con el infante á la ciudad de Leon, faé con muy gran acuerdo de procurar, juntamente con todos los mas principales de Castilla, de poner todos aquellos reinos debajo de la sujecion y amparo del infante, y de todos los que tenian cargo del gobierno de su persona; y porque diversas gentes de aquellos que

seguian la parte del rey de Aragon, se habian juntado | Trava, y el obispo sacó de la batalla al infante y llevólo

en la ciudad de Lugo, y sustentaban su parcialidad en aquella provincia, el obispo y el conde don Pedro de Trava procuraron de reducir á su opinion aquel lugar, y tuvieron forma como se les rindiese. No tenian aun segura la victoria, y la discordia fué cierta, y nació entre los mismos castellanos y leoneses mucha disension, procurando el conde don Gomez de Campdespina de casar con la reina, como primero se habia tratado, estando ya apartada del rey su marido, y con este color tomó mas parte en los hechos y negocios del reino, de lo que al beneficio dél, y al honor y dignidad de la reina convenia; y teniéndose por seguro del casamiento, en todo lo que se ofrecia, se trataba como mayor y señor, y mandó echar de toda la tierra á los aragoneses. En el mismo tiempo el conde don Pedro Gonzalez de Lara, alcanzó en la aficion de la reina mayor lugar de lo que el conde don Gomez quisiera, y teniendo el emperador dello noticia, y cuán revuelto andaba el trato, y el regimiento de todo el reino, mandó juntar todas sus gentes de Aragon y Navarra, y entró por todo el reino de Castilla muy poderosamente. Juntáronse entonces todos los principales del reino, con el conde don Gomez, con grandes huestes en Campdespina, cerca de Sepúlveda, en la provincia de Castilla muy vecina á la sierra; y partidas y ordenadas todas sus haces, tomó el conde don Pedro Gonzalez la avanguarda, é hicieron otras dos batallas, y en la retaguarda estuvo el conde don Gomez, como señor y general de toda la hueste. Comenzándose á herir de ambas partes la batalla, desamparó luego el conde don Pedro Gonzalez el estandarte real, y salió huyendo del campo, y el conde don Gomez con los castellanos de su batalla estuvo en ella muy firme, pero fueron á la postre desbaratados y vencidos y quedó el conde don Gomez vencido y muerto en el campo. En esta batalla se escribe, que fué muy señalado el esfuerzo y ánimo grande de un caballero castellano de los de Olea, que traia el pendon del conde don Gomez, porque habién dole muerto el caballo, estando en tierra caido, y teniendo cortadas las manos, se levantó con el pendon asido con los brazos, dando voces y repitiendo el apellido de Olea. Por algunos anales de las cosas de Castilla parece que se halló con el rey de Aragon, en esta batalla el conde don Enrique de Portugal, siendo cierto, como dicho es, que al principio de la guerra se favorecieron de los gallegos contra el emperador don Alonso.

CAP. XXXVIII.-De la entrada que el emperador don Alonso hizo en el reino de Leon, y de la victoria qne hubo de los gallegos en Viadagos.

Despues desta victoria pasó el emperador á Duero, y fué por tierra de Campos para la ciudad de Leon combatiendo y ganando diversos castillos, reducióndolos debajo de su obediencia; y no falta autor que dice, que en aquella ciudad mandó tomar todo el tesoro de las iglesias y las joyas y preseas que todos los reyes pasados habian dejado; y pasando mas adelante por aquel reino, salieron contra él, el obispo don Diego Gelmirez, y el conde don Pedro de Trava, que venia á Leon, y los gallegos y leoneses que se juntaron con el infante don Alonso, y hubo entre ellos una muy cruel batalla en Viadagos, entre Astorga y Leon, à donde fueron todos vencidos con grande pérdida y daño, y fué muerto el conde don Fernando y otros muy muchos caballeros, y quedó allí preso el conde don Pedro de

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á su madre al castillo de Orcilion que era inexpugnable. Dejando la reina al infante en aquel castillo con muy buena guarda, pasó á Galicia, y fué socorrida del tesoro de la iglesia de Santiago, para proveer las necesidades de la guerra. Cobráronse entónces algunos castillos, que se tenian por los nuestros en aquel reino, y juntó la reina un muy buen ejército; y en el año de mil ciento y once, vino con él á la ciudad de Astorga, y fuéron á juntarse allí los castellanos y asturianos, y de toda la provincia de Campos, que seguian su parte. Tambien el emperador de la suya se fué apoderando del reino de Toledo, y entró en aquella ciudad y fué recibido en ella como su rey y señor; y así en las memorias antiguas de aquel reino, que desto hacen mencion, se escribe, que entró en aquella ciudad á diez y ocho de abril deste año y que reinó. Que parece querer decir que tomó la posesion de todo aquel reino. Juntó la gente de los pueblos de Nájara, Burgos, Palencia y Carrion y á los zamoranos y leoneses y de Sahagun, que le servian en esta guerra, y fué á poner su real sobre Astorga. Pasando entonces trescientos de caballo con sus lorigas, de Aragon, cuyo capitan era un cabailero que se llamaba Martin Muñoz, segun lo escribe Muño Alfonso, fueron acometidos en ciertos pasos por el ejército de los enemigos, ántes que se pudiesen juntar con el real, y fueron rotos y vencidos, y el capitan con otros muchos caballeros quedaron en prision. Con este suceso, afirma este autor que en el año siguiente se levantó el real, y el emperador se fué á Carrion á donde estuvo cercado muchos dias, porque la reina habia juntado un muy poderoso ejército contra él. En este medio vino á España un legado que se llamaba el abad Clusense, y con autoridad del sumo pontifice requirió al rey que no hiciese guerra contra aquel reino; y el rey y la reina hicieron cierta concordia, y salió el rey de Carrion. Volviendo despues para el reino de Castilla; hicieron sus gentes mucho daño en todos los lugares y castillos del conde don Pedro Gonzalez de Lara y de sus aliados, cual se le encerró en Monzon junto á Palencia, con la reina doña Urraca; y despues de todas estas victorias vínose para Aragon con doblada gloria y triunfo, segun el arzobispo don Rodrigo escribe en su historia. Mas no cesó por esto la guerra y fuese continuando por todo el señorío de Castilla, y como el castillo de Burgos estuviese por el rey de Aragon, que era la mas importante fuerza de todo aquel reino, y ciudad se tuviese por la reina y fuesen los del castillo muy combatidos, deliberó el emperador de ir en su socorro y proveerlos de alguna gente y de armas y sueldo, teniendo entendido que las huestes que se habian juntado de Galicia pasaban á poner cerco sobre el castillo, y que estaba á mucho peligro de perderse, porque un cerro que estaba junto en que moraban algunos judíos, se tenia en defensa por los de la ciudad, y desde allí se hacia mucho daño á todos los nuestros. Por esto estando la reina en Carrion, dió mucha priesa para que los gallegos pasasen adelante, y á gran furia llegaron a ponerse al derredor del castillo y asentaron sobre él su campo. Como era aquella tan principal fuerza, y de tanta importancia, entendiendo el emperador que si se apoderasen della sus enemigos, seria echado muy facilmente de toda Castilla, juntó toda la mas gente que pudo para socorrerla; y los gallegos como se vie

el

por cuya muerte sucedió en todos aquellos estados, el conde de Barcelona don Ramon Berenguer, que estaba casado con doña Dulce su hija, por no dejar hijo legítimo, puesto que Pedro Tomich, autor catalan refiere, que el condado de la Proenza fué dado al conde don Ramon Berenguer por el emperador de Alemania, porque combatig en campo por salvar el honor de la emperatriz, que era acusada alevosamente de adulterio, y que de Giberto solamente heredó el condado de Aimillan, que era patrimonio suyo, pero yo cometo tengo por dudoso é incierto lo que escriben desta batalla, emprendida por el conde de Barcelona, porque della ningun autor extranjero hace mencion, y ningun antiguo ni de los nuestros; en lo demás creo que intervino donacion y confirmacion imperial, por ser el condado de Proenza feudo del imperio, como adelante en esta obra se hace mencion.

En el año de mil ciento y trece, parece por antiguos anales, que fué muerto Guitardo, conde de Rosellon, que fué sobrino de Guillen Ramon, conde de Cerdania, hijo de su hermano, y era señor de Valespir, y del castillo de Colibre.

Emprendió en este tiempo el conde de Barcelona, la conquista de la isla de Mallorca, que estaba en poder de los moros, y trató con todos los pisanos, cuyos he

ron mas poderosos salieron á defenderle la entrada, y tomaron los pasos de los montes, y llegaron hasta Atapuerca; y segun escribe Muño Alfonso, el emperador se volvió de Villafranca sin pasar mas adelante. Entonces segun este autor afirma, los del castillo trataron de rendirse si dentro de quince días no fuesen socorridos, y al plazo se entregó el castillo á la reina, y esto parece haber sido en el año de mil ciento y doce. Sucedió despues que atreviéndose el conde don Pero Gonzalez de Lara, en el lugar y privanza que con la reina tenia, de la cual segun afirma Muño Alfonso, hubo algunos hijos y hijas; y como nunca perdonó á su mismo honor ni hizo diferencia de los maridos á los adúlteros, pensó de casar con ella, y poníase muy adelante en los negocios de todo el reino, presumiendo de mandar y vedar como absoluto señor. Pero ella no se sabia sujetar, ni á su aficion ni á la agena. Entonces los condes y ricos hombres de Castilla, tomando ocasion del mal regimiento y trato que la reina ponia en las cosas de su casa y estado, juntáronse centra el conde don Pero Gonzalez, no consintiendo en el casamiento: y principalmente se' señalaron en esto, don Gomez de Manzanedo, que era muy poderoso y tenia muchos castillos, y le seguia muy gran caballería, y Gutier Fernandez de Castro, y estos se determinaron de al-chos en las cosas de la mar eran en aquellos tiempos zar por rey al infante con los de su parcialidad, estando ya el emperador ocupado en guerra contra los moros y prosiguiendo esta querella Gutier Fernandez contra el conde don Pedro, le prendió y le tuvo en el castillo de Mansilla, que es en el reino de Leon. Estaban todas las cosas de aquel reino en muy gran turbacion, porque no era la contienda con solo el emperador por lo del gobierno, pero entre los mismos castellanos y gallegos, siguiendo unos la voz de la reina que no queria dar lugar que el reino se gobernase en nombre de su hijo, siendo ella señora natural, y otros del infante, para que se rigiese por personas puestas por los ricos hombres y por todo el reino, mejorando cada una de las partes su pre-empresa hasta el año siguiente, que pasó el conde tension con tanto furor y estruendo de armas, cuanto se pudieran prevenir si las hubieran de emplear contra los infieles. Este desatino llegó á términos, que la reina fué cercada en las torres de Leon, y escapándose de aquel peligro, queriendo proceder contra don Gomez de Manzanedo que estaba muy poderoso, y sustentaba con mucha caballería la parte de su hijo, pensando haberle á sus manos y tenerle cercado, fué cercada de los contrarios; y la infanta doña Teresa su hermana, que era señora de todo lo que entonces llamaban Portugal, y don Pedro de Trava, acudieron con muy grande hueste y cercaron á la reina en el castillo llamado de Sobetoso: pero juntándose toda la gente que le seguia, se escapó otra vez de aquel peligro y se fué á Santiago. Entón ces todos los mas ricos hombres y toda la mayor parte de aquel reino, alzaron por su rey y señor, á su hijo, y fué echado de la tierra el conde don Pedro Gonzalez, y fuése para el conde de Barcelona. CAP. XXXIX.-Que el conde don Ramon Berenguer sucedió en el condado de la Proenza, y de la empresa que tomó contra la isla de Mallorca, de la rebelion de los de Carcasona, y como se dió aquella ciudad en feudo al

vizconde.

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muy famosos, que le ayudasen con sus galeras en aquella jornada, lo que se concerto por medió y autoridad de Pascual, segundo sumo pontífice, despues de haberse asentado las cosas de Italia y reducido en toda paz y sosiego, habiendo salido de Roma el emperador Enrico quinto, que fué coronado de la corona imperial, en el mismo año de mil ciento y trece, y parece por los anales antiguos que en este año vinieron con su armada á Barcelona, y fué tanto el sentimiento y furor de los moros en ver que el conde tomaba aquella empresa, que sus comarcanos y tributarios le rompieron la guerra, é hicieron muy gran destrozo y tala en aquellas comarcas. Esto fué causa que se diferió la

con su armada, y la de los pisanos á Mallorca, y entró en la isla haciendo la guerra, y se defendieron en ella los moros con gran obstinacion, y fué muerto don Ramon obispo de Barcelona.

Continuándose la guerra, pasó el conde con una buena armada que mandó juntar á Génova y á Pisa, para traer las armadas de aquellas señorías que eran muy poderosas por la mar en aquellos tiempos, y con ellas prosegir su conquista, juntándose la armada pisana con las galeras genovesas y con la armada de Cataluña, pasó el conde con poder é hizo guerra á todos los moros de aquellas islas, de donde hacian daño, no solo en las costas marítimas de Cataluña y Rosellon, pero en todas las otras de la Proenza é Italia. Púsose el cerco contra la ciudad principal de la isla de Mallorca, que tiene el mismo nombre, y rindiéronla los moros al conde en el año de mil ciento y quince, y murieron algunas porsonas muy principales en aquella jornada; y fueron segun afirman muy señalados en aquella guerra dos barones muy principales de Cataluña, don Guillen Ramon Dapiser, de quien descendieron los de la casa y baronía de Moncada, y don Guerau Alaman.

Vuelto el conde con su ejército por esta causa á la Proenza, puso cerco al castillo de Fosis, porque no reconocia el señor dél el directo dominio que tenia el

Era en este tiempo conde de la Proenza y de Aimi-conde, y en aquella guerra fué muy servido de la genllan Giberto, y murió en el año de mil ciento y doce, te que habia enviado la ciudad de Barcelona por mar 6

TOMO IV.

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