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LIBRO V.

tad que pensaba tener con los principales de aquella

CAP I.-De la paz que se concertó entre el rey don Jaime, señoría, para las cosas de la mar, pero esto se efectuó y la señoria de Génova

con buena negociacion, porque las casas mas princi-
pales y antiguas, que eran de Flisco, Espinolas, Ne-
gros, Orias, Grimaldos y la de Volta, y otras casas
muy nobles, recibieron en los tiempos pasados gran-
des mercedes y beneficios del emperador Federico, y
de los reyes Conrado y Manfredo sus hijos.
CAP. II. Que el rey envió por su gobernador y capitan
general á la provincia de Calabria á don Blasco de
Alagon, y de la batalla que venció á Guido de Primera-
no capitan general del rey Carlos.

Tambien por el mismo tiempo el rey envió á Sicilia don Blasco de Alagon, hermano de don Artal, que era caballero de gran esfuerzo y valer, y para grandes empresas, con órden que fuese gobernador y capitan general en la provincia de Calabria, que era á donde se sustentaba el mayor peso de la guerra, y el infante don Fadrique le mandó proveer de todo lo necesario. Mas Vidal de Sarriá, Guerao de Puigvert y Ponce de Queralt, que antes tenian el primer lugar y gobierno de la gente que resídia en aquella provincia, por tenerse por mas pláticos y ejercitados en aquella guerra, y haber tenido muy principales cargos, rebusa

Pareció á todos generalmente, que el rey don Jaime fue muy mal aconsejado en la paz que se concordó con el rey de Castilla, y que en ella se gobernó como mozo, y que aquel príncipe que fué muy prudente y sagaz hizo su negocio á gran ventaja suya. Porque el rey de Aragon quedaba fuera de la obediencia de la Iglesia, y en la misma guerra que antes, con los reyes de Francia y Jerusalen, y no podia ser socorrido en ella para la defensa de sus reinos, por el rey don Sancho, que tenia bien en qué emplear sus fuerzas para la conservacion de su reino, mayormente si le fuese enemigo el rey de Francia, y tambien porque todo el mayor peso de la guerra habia de cargar sobre la isla de Sicilia, á donde no podia valerse el rey de Aragon, ni aprovecharse de su amistad, ni en armada ni gente. Por el contrario el rey de Castilla, con esta paz aseguraba sus cosas, porque siendo su confederado el rey de Aragon, estaba opuesto á toda la furia de sus enemigos, y defendiendo su reino, quedaba él en el suyo en paz, y el infante don Alonso su sobrino perdia la mayor fuerza, y toda la confianza que podia desear para su empresa, y con esto tuvo respeto á otra cosa muy importante, que se podria valer de sus armadas, ó de algu-ban de recibir á don Blasco por lugarteniente general, na buena parte, para la defensa de sus costas, y con- y por esta causa hubo entre la gente de guerra gran tra cualquiera invasion de los moros de allende. Con disension, y temiendo don Blasco no se siguiese algun recelo desto, desde el principio se tuvo esta paz por escándalo entre los soldados, y fuese ocasion de permuy sospechosa, y que en ella habia muy poca con- derse los lugares y fortalezas que se habian ganado en fianza, y así luego se tornó á tratar por parte del papa Calabria, teniendo mas cuenta con el servicio del rey, Nicolao de asentar tregua, para volver á los medios que con el punto de su honor y autoridad, con gran de la paz general, y poner fin á la guerra, que tanto mansedumbre y disimulacion se fué à poner junto de tiempo habia durado, aunque se tenia por mas difi- Monteleon con la gente que le seguia, y con los medios cil, por haber sucedido el rey don Jaime en los reinos. y tratos que tuvo con los vecinos de la Roca de Montede la corona de Aragon, y pretender como lo mostra- leon, que estaban muy descontentos del gobierno de ba, unir con ellos el de Sicilia, y así durante este tiem- Vidal de Sarriá, le recogieron dentro, y echaron á Vipo, como volvieron á su ordinaria contienda, estaba dal de Sarriá, y le recibieron como lugarteniente y caen abierta guerra, y tenian la paz mas incierta, hasta pitan general del rey de Aragon. Desde entónces coque se dió alguna esperanza della, firmándose treguas menzó don Blasco á poner en órden los lugares y rocas por mar con el rey Carlos y con sus valedores. Tam- de aquella comarca, y puso en ellas gente muy escobien en el mismo tiempo el rey don Jaime envió á Gui- gida en guarnicion, y principió por su parte muy llen Durfort y á Bernardo de Fonollar por sus embaja- cruel guerra á los enemigos. Sucedió que teniendo cerdores, para concordar paz y amistad en su nombre cado los franceses à Montalto, los vecinos de aquel lucon la señoría de Génova, y por esta causa fueron en- gar dieron aviso á don Blasco, y con los suyos se puso viados por el reino de Sicilia, por mandado del in- dentro, y le basteció de armas y soldados, y fueron faute don Fadrique otros embajadores, y siendo go- forzados los enemigos de alzar el cerco, y como Guibernador de aquella señoría Guillermo de Bruno de la do de Primerano, de quien el rey Carlos hacia gran ciudad de Aste, y capitan que llamaban forastero Ala- cuenta, y le habia dado el cargo principal sobre la franquino de Suargio de la ciudad de Bérgamo, que gente de guerra en aquella provincia, anduviese con eran los que tenian cargo del gobierno, firmaron amis- la gente de caballo corriendo y haciendo gran estrago tad y liga con el comun y principales de aquella se- en toda aquella comarca, don Blasco que estaba muy ñoría, y con los mas poderosos que eran Oberto de codicioso de la gloria y renombre de su valor, saEspinola y Oberto y Conrado de Oria. Este se tuvo lió al encuentro á los enemigos, habiéndolos pripor negocio muy importante, porque el rey Carlos ha- mero desafiado y requerido de batalla, y de vobia hecho gran confianza en la confederacion y amis-luntad de los dos generales de ambas partes se pu

sieron en órden para pelear. Tambien Guido de Prime- y le habia puesto el rey Carlos por gobernador y capi

rano, deseoso de venir á las manos, y mas animoso para menospreciar á los nuestros, que venturoso para honrarse dellos, con gran presuncion de palabras y muestras de ánimo feroz, incitaba á los suyos, dando á entender que luego sus enemigos serian rotos y vencidos. Faé mayor la batalla que del número de la gente que de ambas partes concurria se pudiera temer, y los nuestros en el primer ímpetu se mezclaron con grande esfuerzo con los franceses, y comenzaron á herir con mucho valor y fuéronles ganando alguna ventaja, y llevábanlos ante sí muy acosados. Fuéle á Guido saltando con la ventura el esfuerzo, aunque andaba animando á los suyos, y acudia á los lugares á donde mas reñida y trabada estaba la batalla, y entónces don Blasco instando en la mayor priesa, acometiendo por su persona en el mayor peligro, quedó vencedor y señor del campo, haciendo mucho estrago con los que le seguían en los franceses, cuyo capitan general se le rindió y fué preso. De allí adelante comenzó don Blasco á ser sobre todos muy señalado, y fué recibido de la gente de guerra por general, y amado sin competidor, mas como siempre suelen ser envidiados los mas valerosos, tentaron algunos caballeros sus émulos de le poner en desgracia del rey, é indignáronle contra él, con afirmar que habia tomado á Montalto, quebrantando cierta tregua que los reyes habian puesto, y que en Calabria mandó batir moneda en gran deshonor y perjuicio de la preeminencia real, y por esta causa el rey le mandó venir á su corte, pero antes que partiese se fué á ver con el infante don Fadrique, y le dió su fé, y prestó homenaje que volveria á Sicilia, despues que el rey entendiese que estaba libre de aquella culpa que se le imponia, y hubiese satisfecho a su honor, y así lo hizo, y fué el principal ministro que el infante don Fadrique tuvo para emprender el reino y señorío de Sicilia. Este año falleció Rodolfo emperador de Alemania, príncipe muy excelente, y de gran valor, y fué elegido en su lugar por rey de romanos Adolfo de Nasao, y se ganó la ciudad de Acre por el soldan de Egipto, á diez y ocho del mes de mayo, y fué el postrero que salió della Enrique rey de Jerusalen y Chipre, que perseveró en su defensa valerosísimamente, hasta que estuvo desconfiado del

socorro.

CAP. III. De la batalla que venció el almirante Roger de Lauria à Guillen Estendardo junto á Cotron, y de la guerra que hizo con su armada en levante.

En el año siguiente de mil doscientos y noventa y dos estando el rey en Barcelona á once del mes de abril por haberse ido don Guillen de Rocafull al servicio del rey de Francia á donde tenia su naturaleza y el solar de su casa, aunque estaba muy heredado en el reino de Valencia, el rey dió la baronía de don Guillen á Asberto de Mediona, que habia servido al rey don Pedro y al rey don Alonso, en las guerras pasadas, y le quitó el rey de Francia un castillo muy principal, que tenia en el Carcasés que se decia Monlauro. Por el mismo tiempo el almirante Roger de Lauria, que era venido con la armada de Sicilia, se hizo à la vela de la playa de Barcelona, y navegó la via de Sicilia, y fuése á desembarcar al puerto de Mecina, por la necesidad que habia de su presencia, en la defensa de aquellas costas, y por lo que tocaba á las costas de Calabria. En aquella sazon Guillen Estendardo, que era un muy principal señor de Francia,

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tan general para la defensa de Pulla, habia juntado toda la mayor fuerza de la gente de caballo, para ir contra la frontera la Calabria. Con esta nueva el almirante mandó poner en órden treinta galeras, y por el mes de junio deste año hizo vela la vuelta de Calabria, y llegando á vista de un lugar que decian Castella, en el territorio de Cotron: Estendardo, que se habia acercado á la marina hácia aquella parte, puso en celada hasta cuatrocientos de caballo, teniendo aviso que la armada iba allí á surgir. Masel almirante, que prevenia siempre á lo que podia acontecer, y vencia las asechanzas con ellas mismas, de tal manera ordenó los suyos al desembarcar, y saltaron en tierra con tanto concierto, como si tuvieran á los enemigos presentes, y no pudiendo Estendardo escusar de llegar á las armas, salieron contra ellos, y tuvieron una muy brava batalla, y fué Estendardo herido, y sacado del peligro, y quedó preso entre otros muchos caballeros Ricardo de Santa Sofía, y por mandado del almirante fué degollado, porque habiendo sido capitan de Cotron por el rey de Aragon, habia entregado aquella ciudad á los enemigos. Esta batalla afirma otro autor siciliano, haber sido en la costa de Pulla entre Leche y Pisicro. Recogida la gente hízose el almirante á la vela, via de Romanía, y costeando la Morea fué sobre la ciudad de Malvasia, y á media noche dió sobre ella, y entróse por fuerza de armas, y hubo del saco muy gran despojo, y de allí pasó al Chio, é hizo mucho estrago en aquella isla, y puso à saco las naves de mercaderes que en ella estaban, y con gran presa de navíos de levante, volviendo por la Morea hizo mucho daño en sus costas, y en Clarencia, y por ruego del señor de aquel estado, rescató la gente que traia prisionera, y entró con muy gran presa de los despojos de levante, por el mes de octubre en el puerto de Mecina. Tambien se refiere por autor antiguo de aqueIlos tiempos, que tuvieron los suyos una muy brava batalla en el puerto de Modon, con doscientos de caballo, que tenia allí en guarnicion el príncipe de la Morea, que les quisieron impedir que no saliesen á tierra, y fueron por los nuestros vencidos. En este año estando Abenjucef rey de Marruecos en Tanger, con grandes compañías de gente de caballo y de pié, para pasará España, con veinte y siete galeras, y gran armada y otros navíos, llegó el almirante de Castilla con doce galeras, y acometió al armada de los enemigos, y hubo entre ellos una muy fiera batalla, en la cual fué rota y desbaratada la de los moros, y ganaronles trece galeras. Despues desto habiéndose ajuntado la armada que el rey don Sancho habia mauda. do hacer, con las galeras del rey de Aragon, cuyo vicealmirante era Berenguer de Montoliu, partió de Sevilla con su ejército contra Tarifa, que era el lugar de donde los moros mas daño hacian en su comarcas, y muy oportuno para el paso de Berbería, por estar en el estrecho, y por diversos combates que le dieron por mar y por tierra, fué el lugar entrado por fuerza por el mes de setiembre.

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se vino de Barcelona á Bolea, con intento de pasar con ellos lo mejor que pudiese. Viéronse allí con el rey, don Jimeno de Urrea, don Artal de Alagon y algunos otros caballeros aragoneses, y oidas sus quejas y demandas, el rey les ofreció de hacer enmienda de los agravios que pretendia haber recibido, á conocimiento y declaracion de la corte, y no queriendo admitirla de la forma que el rey les ofrecia, despidiéronse dél, y porque don Artal tenia el castillo de Játiva en rehenes, por los reyes de Aragon y Castilla, de voluntad dellos le entregó á don Pedro Fernandez señor de Ijar. Entonces el rey atendido que don Artal, y don Pedro Cornel, y don Jimeno de Urrea, se querian salir de su reinos, é ir á vivir con otro rey, recibió debajo de su amparo á sus hijos y mujeres, y las villas y castillos que tenian, y á sus vasallos, segun la costumbre antigua de Aragon, y como lo disponía el privilegio general, y ellos prometieron de guardar y cumplir al rey lo que en tal caso debian. Mas como otros muchos caballeros determinasen de salirse del reino por esta causa, el rey procuró de los detener en su servicio desagraviándolos, y mandó que se pagasen cincuenta mil sueldos de deuda que le pedian, porque gente de don Artal habia hecho represalia en ciertos bienes de Bernardo de Sarriá, y quedó á determinacion de Juan Zapata justicia de Aragon, para que declarase lo que conforme á fuero se debía hacer, y halláronse con el rey en estos medios don Pedro Fernandez señor de ljar, don Atho de Foces y don Pedro Martinez de Luna. Este año vino al servicio del rey, Felipe Saluces que era su primo, hijo del marqués de Saluces hermano de madre de la reina doña Costanza, y dióle en franco y perpétuo heredamiento los castillos de Jusseu, Lascuarre, Laguarres, Luzas, Estopañan, y Viacam con sus términos.

CAP. V.—Que el rey don Sancho de Castilla se interpuso para tratar de paz entre el rey de Aragon y Carlos principe de Salerno y de la Morea.

En la paz que el rey don Sancho asento con el rey de Aragon, entendiendo que della dependia conservarse en el reino, y excluir de la sucesion dét á don Alonso, hijo del infante don Fernando, su adversario, que era favorecido del rey de Francia, gobernóse en esta negociacion con gran maña y astucia, y procuró granjear al rey de Francia, ofreciendo que el rey don Jaime su yerno desistiria de la empresa de Sicilia. Por esta causa, segun afirma el autor castellano de las cosas de aquellos tiempos, entendiendo el rey don Sancho que don Juan Nuñez de Lara era ido á Francia, envió allá á don Gonzalo arzobispo de Toledo, y otros embajadores, para darle cuenta de la concordia que habia tomado con el rey de Aragon, escusándose que no la pudo evitar por razon de la guerra que tenian sus reinos, ofreciendo que siempre guardaria la amistad que con él tenia. Escribe este autor, que la respuesta del rey de Francia fué, que sí él pudiese acabar que el rey de Aragon dejase la isla de Sicilia á la Iglesia, él alzaria la mano de la pretension que tenia Carlos de Valois su hermano al reino de Aragon, y entonces el rey de Castilla envió sus embajadores al rey, pidiéndole con gran instancia que se llegase á Guadalajara, y allí se concordaron vistas entre ellos con el rey Carlos, que llamaban príncipe de Salerno para Logroño, y porque Carlos viniese á ellas seguramente, y estuviese cierto que lo que allí se acordase, se concluiria, el rey don Sancho

con gran maña procuró que el rey le entregase los hijos del príncipe, para que estuviesen en su poder, y él lo tuvo por bien. Hacia á trueque desto, el rey don Sancho avisadamente su propio negocio, asegurándose del rey de Francia, que no favoreciese la voz y querella de sus sobrinos en la pretension que don Alonso tenia á los reinos de Castilla, y con gran instancia trabajaba, que estos reyes se concertasen en el hecho del reino de Sicilia por su medio. Detenia en este tiempo en su reino el rey don Jaime à don Diego Lopez de Haro, y estando en Magallon tratando de verse con el rey de Castilla, por el mes de enero de mil doscientos y noventa y tres, proveyó que se le pagase toda aquella suma que le debia dar por razon de lo que estaba entre ellos concordado, cerca de estar en estos reinos, y detenerse en ellos por este año, y en caso que se quisiese ir, el rey le habia asegurado que le mandaria entregar á su mujer é hijos, y toda su casa, y los pondrian en salvo en Navarra ó fuera de su reino en otra parte. Tambien el papa Nicolao con grande eficacia, habia procurado que estos príncipes se concordasen y se asentase entre ellos la paz, de la cual dependia el sosiego de toda la cristiandad, y trabajó de persuadir al rey de Aragon, que renunciase el derecho del reino de Sicilia con grandes promesas, y sobre esto le envió por su legado á Bonifacio de Calamandrana, prior de la órden del Hospital de Jerusalen, pero cesó esta plática por entonces por la muerte del papa que falleció á cuatro del mes de abril del año pasado, y estuvo sede vacante la Iglesia mucho tiempo hasta la eleccion de Celestino. Envió entonces el rey con aviso de lo que se trataba cerca de las nuevas condiciones de la paz al reino de Sicilia, á Jazberto de Castellet, varon catalan, para que el infante don Fadrique y el almirante, y con las personas que entendian en el consejo de estado, platicasen cerca de los medios que les parecia, se debian proponer ó admitir para la paz que tanto se procuraba por parte de la Iglesia y de los príncipes de la cristiandad. Este caballero llegó á Mecina á dos de abril deste año, y teniéndose noticia en aquel reino de la causa de su ida, fué tanta la alteracion y escándalo que resultó della entre todos los sicilianos, que no pudiera ser mayor, si los franceses sus enemigos con poderosa armada y muy pujante ejército llegaran para entrar en la isla, y temiendo lo que despues sucedió, y los males y daños que de la paz se les podrian seguir, si se concluyese, de comun acuerdo los estados de aquel reino enviaron a Cataluña una muy solemne embajada, con la cual vinieron Federico Ralco, que era un señor muy principal, y un juez que se llamaba Roger de Jeremia y Pandolfo de Falcon de Mecina, Ugo Talca, Juan de Calatragrion, y Tomás Grilo de Palermo para desviar al rey de cualquier concierto y medio que le pudiese inducir à la concordia, renunciando el derecho que tenia en el reino de Sicilia y en los estados de Pulla y Calabria, y en el principado de Capua y en las islas adyacentes, recelando que habia de volver á la sujecion de los franceses, cuyo dominio tenian muy aborrecido. Estos embajadores vinieron á Lérida, á donde el rey estada tratando de la concordia por el mes de junio deste año, y allí se concordó que los reyes de Aragon y Castilla se viesen con el príncipe de la Morea en la fiesta de la Madalena, y el rey entretenia estos embajadores, diciendo que se trataba que la isla de Sicilia quedase al infante don Fadrique su hermano, y á sus descendientes perpetuamente, como los sicilianos lo enviaban á suplicar.

CAP. VI.-De la guerra que se hizo contra don Artal de
Alagon, el cual se redujo al servicio del rey.

que el privilegio que disponia cerca de la órden de la eleccion de los jurados, se habia dado en comun á toda la universidad, y no queriendo concurrir estos tres, que eran de la cofradía de San Francisco, con los otros nueve á hacer juntamente con ellos su elec

universidad de Zaragoza y de las dos cofradías para jurados, nombrando de cada parroquia un jurado. Tras esto se siguió, que debiéndose hacer nominacion de persona para el oficio de zalmedina, que es el juez ordinario de la ciudad, en la parroquia de San Lorente, á la cual este año cabia la suerte de nombrar seis personas, segun era costumbre, las cuales se presentaban por los jurados al rey, y él elegia uno para zal-' medina, hubo entre los mismos de la parroquia de San Lorente division y gran discordia, y así en breve hubo gran tumulto y escándalo en toda la ciudad, que estaba partida en dos bandos, siendo cabeza y principal del uno los tarines y tarbas, y del otro los bernaldinos, y toda la ciudad se puso en armas, juntándose los del un bando, con el cuerpo de su gente en la parroquia de San Pablo, y los del otro que estaban en la parroquia de San Felipe se apoderaron de muchas torres, y de la mayor parte del muro de piedra. El rey estaba ausente, y no había teniente de gobernador ó procurador general, y Gil Tarin que era merino, requirió en nombre del rey á los unos y á los otros, que dejasen las torres y muros, en que se hacian fuertes, pues eran del rey, y aunque los de San Pablo obedecieron su mandamiento, los de la parroquia de San Felipe so detuvieron en las torres y muros sin dejar las armas, diciendo que no tocaba al merino hacer aquella prohibicion, porque las torres y muros y barbacanas, y los otros edificios pertenecian á la ciudad, y cuando fuesen requeridos por las personas, á quien la administracion de aquello pertenecia, les obedecerian, y asf quedaron las cosas en el mismo rompimiento y disension, y cada dia se recrecian entre las partes diversas peleas, y la ciudad estaba puesta en gran tumulto y estruendo de guerra, como si estuviera cercada de enemigos.

No embargante que el rey habia procurado de concertarse con los ricos hombres que andaban fuera de su servicio, don Artal de Alagon le hacia guerra den-cion, eligieron los nueve jurados doce personas de la tro en su reino, estando casado con doña Teresa Perez hermana del rey, y con sus valedores y vasallos hizo mucho daño en los términos y lugares de Daroca, Teruel, Morella y Huesca, y en sus aldeas, y fué necesario que el rey juntase sus huestes para echarle del reino, y fuéle á cercar á Arcaine que era una villa de don Artal, á donde se habia hecho fuerte. Pero entre tanto el rey de Castilla procuró que el rey le perdonase, y siendo en esto de su parte terceros don Berenguer de Cardona maestre de la caballería del Temple en Aragon y Cataluña, Pedro Garces de Nuez, Pedro Jimenez de Moneba, Juan Zapata justicia de Aragon, Pedro Sanchez justicia de Calatayud, y el rey le perdonó todas las culpas pasadas, y á otros sus valedores y vasallos, y los daños que en aquella guerra habian hecho. Mas para que se pusiese en la merced del rey, fué necesario que primero don Lope Ferrench de Luna y otros ricos hombres y caballeros le hiciesen pleito homenaje que el rey no le mataria ni haria daño en su persona, ni en la de sus hijos y parientes ó vasallos, ni los desheredaria, sino que estaria á justicia con él, segun los fueros de Aragon, y lo que en él llaman observancias, y cuando el rey de otra manera tentase de proceder contra él, ofrecian aquellos ricos hombres de valerle. El mismo dia que este perdon se hizo que fué á catorce de junio deste año, se concertaron el rey y don Artal, en que don Artal dió al rey sus castillos y villas de Arcaine, Oliet y Ares por los de Pina y Alcubierre, y dió los heredamientos que tenia en Peñíscola, por la villa de Fuentes de Ebro durante su vida. Poco despues en principio del mes de setiembre hizo el rey otro cambio con don Pedro Cornel, y con Jimeno Cornel su hijo, á los cuales dió para ellos y sus descendientes las villas de Alfajarin y Alfamen, con sus 1 términos por las que ellos tenian en las montañas de Jaca que era el patrimonio de aquella casa, y el mas antiguo de los ricos hombres del reino, que era la torre y villa de Javierre, Gai, Suesa, Larraz, Nove y el valle que decian de Arahues con los lugares de Arabues, Jasa y Bosa, y el val de Aisa, en el cual está Vino el rey don Sancho con la reina doña María su el lugar de Aisa, Asposa y Sinioes, el castillo que mujer á las vistas que estaban concertadas en Logroño, se decia Grossi, y el lugar de Villanueva y Arahues con el rey de Aragon, muy acompañado no solo de gendel Solano, Sauga, Nohues y Assoteilo. Tambien te principal de sus reinos, pero con toda la compañía por el mismo tiempo se movió en la ciudad de Za- de la gente de guerra que tenia en Castilla, que se ragoza gran disension y discordia entre los ciuda- acercaron con gran disimulacion à las fronteras, y se danos, hasta llegar á ponerla en armas y en gran aposentaron en las comarcas de Soria y Agreda, y s contienda civil, por la eleccion de los jurados que fueron acercando á Logroño. El rey de Aragon llevaba se hacia por el mes de agosto. Porque la órden que en- la infanta doña Isabel su mujer, que se llamaba reina tónces se tenia, era, que elegian doce jurados, cada de Aragon, en son de fiesta y regocijo con los de str uno de su parroquia, y estos al fin del año hacian elec- corte, como aquel que iba á verse con su suegro. Sucion de los que lo habían de ser en el venidero, nom- cedió en el modo del trato, que entendió luego el rey brando cada uno la persona que le parecia de su par- de Aragon, cuán inconsideradamente se habia ido a roquia para el cargo. Sucedió, que estando juntos los poner en poder de su suegro, porque ante todas cosas ciudadanos en la casa de la puente, para entender en se propuso, que el rey le relevase de la obligacion que la eleccion, los nueve hicieron nominacion de otros tenia de valerle con los quinientos de caballo, en caso nueve para jurados, y los tres eligieron seis, preten- que tuviese guerra con el rey de Francia, de la cuai diendo que siendo la ciudad repartida en dos cofra- se queria eximir, por no desavenirse del rey de Frandias, una de Santi Spiritus, y la otra de San Fran- cia. Esto se pidió de manera que dió á entender el reg cisco, que comprehendian toda la ciudad, se debia don Sancho, que si no se hacia aquello, retendria les hacer la eleccion, de suerte que se eligiesen seis jura-hijos del príncipe de Salerno, que et rey le habia endus de una cofradía y otros seis de la otra, atendido, tregado en rehenes, con tres caballeros muy principa→ 43

TOMO IV.

CAP. VII. De las vistas que tuvieron en Logroño los reyes de Castilla y Aragon y de lo que en ellas pasó por trato del rey de Castilla.

tas vistas de Logroño se concordaron las diferencias que los ricos hombres de Aragon tenian con él, y el rey de Castilla tuvo por bien, que Bernardo de Sarriá tuviese el castillo de Játiva, y Asberto de Mediona el de Castalla, como los tenia en fieldad y tercería don Artal de Alagon, y que Ramon de Villanova tuviese el castillo de Morella y Asberto de Mediona el de Biar, como se habian entregado á don Pedro Fernandez señor de Ijar, y el rey don Sancho alzó á don Artal y á don Pedro Fernandez juramento y homenaje que le habian hecho por razon destos castillos, y le recibió de aquellos otros caballeros. De Tarazona se volvió el rey para Zaragoza, y llegando á la villa de Alagon á veinte y ocho del mes de agosto deste año, considerando que el tratado de la paz entre él y sus adversarios no se habia podido efectuar, señaladamente por no tener la sede apostólica sumo pontifice, y en este mismo tiempo estuviesen los barones de Cataluña en gran division y guerra, siendo los príncipes Armengol conde de Urgel, Ponce Ugo conde de Ampurias, don Álvaro vizconde de Ager, don Guillen y don Pedro de Moncada, que con otros varones y caballeros de su parcialidad habian desafiado á don Ramon Folch vizconde de Cardona, y á don Ramon Roger conde de Pallás, y á don Ramon de Anglesola, y don Dalmao de Rocaberti, y á Ugueto de Ampurias vizconde de Bas y á otros barones catalanes, con ánimo de hacerles guerra, y todo aquel principado estuviese en armas, el rey por remediar los daños y peligros que de aquella alteracion y bando se podian seguir, y atendido que en las cortes que últimamente habia celebrado en la ciudad de Barcelona, entre otras cosas se habia proveido, que se pusiesen treguas entre los nobles de Cataluña, desde la fiesta de san Miguel hasta dos años cumplidos, mandó requerir á estos ricos hombres y barones en virtud de aquel estatuto, que pusiesen entre sí treguas. Estando el rey en Tarragona, llegó á su corte Bonifacio de Calamandrana, que era gran medianero entre él y el rey Carlos, y muy servidor de entrambos, y con gran instancia rogó al rey de parte del rey Carlos que desistiese de continuar la guerra hasta que se pudiese ver con el rey de Francia, para tratar con él de alguna tregua entre ellos, porque en este medio, siendo creado sumo pontifice, se pudiese mas cómodamente tratar de la paz, y el rey lo tuvo por bien. Por este mismo año se movió muy cruel guerra entre los reyes de Francia é Inglaterra, por mar y por tierra, y vino con muy poderoso ejército contra Gascuña Carlos de Valois hermano del rey de Francia, y tomó á Burdeus, y muchos lugares y castillos de Guiana se rebelaron contra el rey de Inglaterra, y por mar concurrieron de ambos reinos muy gruesas armadas, y la principal causa fué la pretension que el rey de Francia tenia con el rey de Inglaterra, que le habia de prestar personalmente homenaje y reconocimiento por la provincia de Gascuña, y amenazaba que procederia á privarle del du

les, que estaban en su compañía, que eran Ugo de Baucio, Beltran de Lamanone y Folcheto de Pontes, y se dieron en depósito debajo dejuramento y homenaje, que se le restituirian, y se habian llevado á San Estévan de Gormaz, y aun se amenazó, que detendrian la persona del rey y de la infanta doña Isabel su esposa, y á los ricos hombres de su casa, si no se hiciese lo que el rey de Castilla pretendia. Pedia tambien el rey don Sancho, que el rey alzase el pleito homenaje, que ha bian hecho don Juan Alonso de Haro y don Tell Gutierrez, Garci Fernandez, Rodrigo Martinez de Guadalajara y Nicolás Perez y otros caballeros que tenian por el rey de Aragon los castillos que el rey don Sancho habia puesto en rehenes, y que el rey hiciese juramento al rey y reina de Castilla, y á la infanta doña Isabel, y tambien lo jurasen los infantes don Fadrique y don Pedro sus hermanos, y los ricos hombres de sus reinos, que en caso que muriese sin dejar hijos varones de la infanta doña Isabel, ó de otra mujer, y quedase hija de aquel matrimonio, sucediese en los reinos de la corona de Aragon. Pareciéndole al rey que por diversas vias le forzaba su suegro á otorgar todo esto, y que concurria fuerza y miedo, que podian mover á cualquier varon por muy constante que fuese, y que de otra manera no permitiria el rey de Castilla, que saliese de aquella villa ni sacase á su mujer, y las rebenes, secretamente ante dos caballeros, que eran Ramon de Villanova y Tomás de Proxita, y ante otros dos privados suyos, que se decian Ramon de Manresa y Pedro de Costa, protestó que por cualquiera de aqueHlas cosas, que él otorgase, no era su voluntad ni entendia de lo cumplir ni de alzar el pleito homenaje que le habian hecho el rey de Castilla y sus ricos hombres. Esto fué á diez y nueve del mes de agosto, y de allí á dos dias hizo la renunciacion del socorro de los quinientos de caballo. Creo que esto dió ocasion á lo que el autor de la historia general de Aragon escribe, que parece haber sido mas vecino de aquellos tiempos, y escribió las cosas destos reinos en suma, hasta la muerte del rey don Alonso hijo deste rey don Jaime, á que afirma, que el rey de Castilla en las vistas de Logroño, trató de mandar detener al rey don Jaime, con achaque de hacerle fiesta en su reino, para entregarle al rey Carlos, y que disimuladamente se salió de aquella villa. No sabemos que destas vistas resultase otro efecto, sino descubrir el rey don Sancho su intencion, lo que fué causa, que el rey de allí adelante atendió á encaminar sus negocios, como entendia que era mas expediente suyo, y tuvo apartada de sí á la infanta doña Isabel, con la cual no se consumó el matrimonio, y de allí segun escribe el autor antiguo de la historia del rey don Sancho, los reyes se vinieron á Tarazona, á donde el rey en presencia de los mismos caballeros á veinte y seis del mes de agosto, estando ya en su libertad, ratificó la protestacion que habia hecho en Logroño. Los medios de la concordia que entonces se trataban entre el rey y el príncipe de Salerno eran, que pretendia el príncipe, que el infante don Fadri-cado de Guiana. que casase con una hija suya, y se le diese en dote la isla de Sicilia, y pensaba cobrar algunas ciudades y castillos que el rey de Aragon tenia en Calabria y á Iscla, Prochita, Capri y otras islas, y el rey de Aragon no quiso venir en ello, y tornando á cobrar los hijos del príncipe y los otros tres caballeros los El tratado de la paz se iba cada dia mas estrechantrujo consigo y los llevó á Barcelona, á donde se pu- do entre el rey de Aragon y el rey Carlos, siendo el sieron en buena guarda, y tenia cargo dellos, Ber-principal ministro Bonifacio de Calamandrana, que fué nardo de Mompahon, y Guillen de Puigvert. En es- un muy notable caballero, y por esta causa se fué el

CAP. VIII. De las vistas que hubo entre el rey y el principe de Salerno, entre el collado de Panizas y la Junquera, y de la embajada que el rey envió á Sicilia con Ramon de Villanova.

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