Imágenes de página
PDF
ePub

á don Ramon, don Berenguer y don Guillen sus hermanos, y si estos no viviesen, nombra por sucesor al infante don Pedro su sobrino, hijo del rey de Aragon, y muriendo el infante sin dejar hijos, sustituye al conde de Barcelona, don Berenguer Ramon. En otro testamento del año mil y noventa, se hace mencion de la condesa Adalaida su mujer y se dice, que era condesa de la Provenza, y que tuvo dos hijos, el primero llamado Armengol, y una hija, que se llamó doña Sancha. Murió el conde Armengol de Gerp, en el año de mil y noventa y dos.

CAP. XXX.- Del cerco que el rey don Sancho puso sobre la ciudad de Huesca, y de su muerte.

Dejó el rey don Sancho, de la reina doña Felicia su mujer, tres hijos, al rey don Pedro y á los infantes don

rio, á invocacion de Jesus Nazareno. De manera que por aquella parte y por la de Aragon desde Loharre, que está allende del rio Gallego, se proseguia la guerra contra los moros con grande furia. Fué este príncipe el que primero sacó á los infieles de los lugares fuertes vecinos á la montaña y los redujo á la tierra llana, y pasó en ella de tal manera la guerra, que dejó muy fácil á sus sucesores la conquista de lo restante, á cuyo valor y gran esfuerzo se debe atribuir la principal gloria de haber sacado del yugo de los moros las mas importantes fuerzas y lugares en que se habian defendido, desde las riberas del rio Ebro, hasta las de Cinca, y continuando la conquista mas adelante hasta el rio Segre. Instando con tanto ánimo en la guerra, se tuvo casi cierta esperanza, que ganados los lugares y castillos fuertes, que estaban á las faldas de la sierra, se podian fácilmente conquistar todos los otros que esta-Alonso y don Ramiro, y dedicó el postrero para la reliban en las riberas de Cinca, Alcanadre, Gallego y Ebro; porque de cada dia los moros se iban recogiendo y bajando á los lugares mas principales y poblados, desamparando las fronteras que tenian en la montaña y continuándose la conquista sin cesar un punto, ni un momento, la guerra se hacia muy cruel y muy saguinolenta contra Abderramen rey de Huesca, que era muy poderoso y muy valeroso por su persona, y estaba confederado con los moros sus comarcanos, y con el rey de Castilla, y por el mes de junio, del mismo año de mil y noventa y uno, se fué á poner el rey en el castillo de Monzon, para dar favor al conde de Urgel, contra los moros de Lérida, Fraga y Tortosa.

CAP. XXIX.-Cuanto acrecentó su estado Armengol de
Gerp, conde de Urgel.

Tuvo Berenguer Ramon, hijo del conde Ramon Berenguer el viejo, cierta parte del condado de Barcelona, que él habia ocupado tiránicamente, despues de la muerte de su hermano, y fué muy favorecido y amparado por Armengol conde de Urgel, que llamaron de Gerp, por un Castillo que tuvo en frontera junto á Balaguer, el cual fue muy señalado príncipe, y ganó muchos lugares de moros en la ribera de Segre. Éste conquistó la ciudad de Balaguer, lugar muy principal de los pueblos ilergetes, en la ribera de aquel rio, dus leguas mas arriba de Lérida, en sitio muy apacible y fuerte, y fuele en aquella empresa muy favorable el socorro del obispo de Urgel, y del conde de Pallás, y de don Ramon vizconde de Cardona. Tuvo el conde de Urgel por tributarios á los reyes de Lérida y Zaragoza que le hacian parias, y sus castillos y fuerzas eran exentas, sin reconocer señorío al conde de Barcelona, y fué casado con la condesa doña Lucía, y hubo en ella un hijo, que se llamó Armengol, que sucedió en el estado, al cual dejó, segun parece por un testamento, debajo del gobierno de don Ramon vizconde de Cardona y de Ponce, que llama vizconde de Girona, y de Guerao su hijo, que tambien se llamaron vizcondes de Cabrera, y de Bernardo obispo de Urgel, y de don Ramon obispo de Pallás, y de don Artal, hijo de don Artal conde de Pallás; y sobre todos dejaba á Berenguer Ramon conde de Barcelona, y al rey don Sancho, que tuviesen el gobierno de su estado y de su hijo, para la defensa de la tierra, y mandaba, que cualquiera destos príncipes que tuviese el regimiento del condado acudiese con el rey don Alonso de Castilla, y se enviase allá su hijo, y quedase debajo de su guarda. En caso que muriese su hijo, llama à la sucesion del estado,

TOMO IV.

gion y culto divino, y quiso que fuese monje profeso en el monasterio de San Ponce de Tomeras, que es de la orden de san Benito en Francia, sobre la ribera del Javre, en el territorio de Narbona. Esto fué en el año de mil y noventa y tres, siendo abad de aquel monasterio Frotardo. Por esta causa anexó el rey á aquel monasterio otros monasterios é iglesias y capillas de su reino, con las décimas y primicias y heredades que tenian, y dió muchos lugares que estaban por ganar de los moros, en que habitaban cristianos, y les era permitido tener sus iglesias, y en algunas dellas residian obispos, lo cual mandó confirmar al rey don Pedro su hijo. Prosiguiendo este príncipe la guerra contra el rey de Huesca, determinó de estrecharla con todo su poder, porque entendió, que el rey moro tenia sus tratos con el rey de Castilla, y porque le socorriese, le ofrecia mayores parias que las que á él daba y habiéndose confederado con él, le envió el rey don Alonso al conde don Sancho con gente, para que viniese en su socorro. Teniendo esta nueva el rey, llegando los castellanos á Victoria, salió contra ellos desde Navarra, con los infantes don Pedro y don Alonso sus hijos, y no se atrevió el conde á pasar adelante y volvióse para Castilla. Entonces movió el rey con su ejército y puso cerco sobre Huesca, en el año de mil y noventa y cuatro, y teníala en gran estrecho por el mes de mayo, habiéndose ayuntado un muy grueso ejército de navarros y aragoneses. Era aquella ciudad en estos tiempos muy populosa y principal, y sustentaba mucha parte de la opulencia y dignidad que tuvo en los tiempos antiguos, en que fué una de las mas famosas que hubo en la provincia de España, que llamaron Citerior, la cual fue escogida por Quinto Sertorio entre todas las otras, para fundar en ella la mayor fuerza y pujanza de su estado, en la guerra que emprendió contra el imperio romano, en la cual Veleyo Patérculo encarece, que fué favorecido Sertorio de los españoles, de tal manera, que por cinco años estuvieron las cosas en balanza, que no se podia determinar, cuáles fuesen mayores fuerzas, las de los españoles, 6 de los romanos, y llegaron á trance, que estuvo en duda, cuál gente habia de sojuzgar y señorear á la otra. Los muros y y torres de la ciudad estaban muy fuertes, y la gente que habia dentro tenia buen animo para defendarla, confiando en el socorro de Amat, por sobrenombre Almuzazait, que en otras memorias se llama Almozaben y Almuacen, rey de Zaragoza, y de la gente de Castilla, y el rey asentó su real en un cerro junto de la ciudad, que por esta causa se llamó el Pueyo de Sancho, de donde eran los enemigos muy ofendidos.

5

Sucedió que reconociendo el rey el muro, vió cierta | cipales caudillos, movieron de Zaragoza, para ir al parte del mas flaca, por donde le pareció, que se podria fácilmente combatir, y levantando el brazo derecho para señalar aquel lugar descubrió la escotadura de la loriga, y fué herido por el costado, y sintiéndose herido de muerte, disimuló con gran corazon cuanto pudo, por no desanimar á los suyos, y mandó ayuntar á los ricos hombres y caballeros, y tomó juramento del rey don Pedro, y del infante don Alonso sus hijos, segun el arzobispo don Rodrigo y el autor de la historia antigua escriben, que no se levantarian del cerco, hasta que la ciudad fuese ganada y puesta debajo de su señorío, y consolando á sus hijos, y á los que allí estaban, como príncipe cristianísimo, y de singular esfuerzo, sacándole la saete murió luego, y fué su muerte á cuatro de junio deste año. Fué llevado su cuerpo á Montaragon, que él habia mandado fundar, y estuvo por sepultar, hasta que la ciudad fué ganada; y despues fué llevado al monasterio de San Juan de la Peña, segun parece en una relacion | antigua, por miedo de los moros, y fué sepultado delante del altar de San Juan Bautista.

En el año de mil noventa y cinco murió Guillen Ramon conde de Cerdania, y dejó un hijo que se llamó Guillen Jordan, que sucedió en aquel estado, y era conde de Rosellon Gaufredo, que descendia del conde Wifredo, que fué señor de Cerdania en tiempo del rey Lotario.

CAP. XXXI. Como el infante don Pedro fué alzado por rey, y prosiguió el cerco de Huesca, y venció á los moros en la gran batalla de Alcoraz y se ganó la ciudad.

Muerto el rey don Sancho, fué luego recibido por rey su hijo don Pedro, que se llamó rey de Aragon y Pamplona; y de tal manera prosiguió la guerra contra los moros, que dió bien à entender, que igualaba al valor de su padre. El arzobispo don Rodrigo, y el autor antiguo de la historia de Aragon, señalan que se continuó el cerco, y que se ganó la ciudad en el mismo año, a cabo de seis meses que fué cercada; pero en las memorias antiguas parece, que pasaron dos años antes que la ciudad se ganase; y es cosa muy verisimil, que en todo este tiempo, el rey don Pedro antepuso esta empresa á todas las otras, y la guerra se estrechó con todo su poder, y hubo en ella muy varios sucesos. Finalmente conociendo el rey Abderramen que no era poderoso á defender aquella ciudad, tuvo gran diligencia en procurar que le socorriesen, así cristianos como moros; y considerando Almozaben rey de Zaragoza, que de la defensa de Huesca pendia todo lo restante, y en ella consistia la conservacion de toda la morisma que estaba en la tierra llana, y que en esto se trataba del estado y bien comun de todos, hizo llamamiento general de toda la gente de su reino, y mandó ayuntar su ejército en Zaragoza, y entre otros se valió de dos condes sus amigos y vasallos, que el uno era el conde don García de Cabrera de Najara, y el otro el conde don Gonzalo, pero el conde don Gonzalo no vino, y envió su gente, y el conde don García llegó con trescientos de caballo, y con mucha gente de pié. Desto, no solamente se halla gran memoria en nuestros anales, pero en algunos muy antiguos de Castilla, en los cuales se hace mencion, que el conde don García Ordoñez se halló en esta batalla, con la gente que trajo en socorro de los moros. Toda la morisma que estaba junta con el rey moro, y otros prin

socorro de Huesca, y el rey don Pedro, aunque tuvo aviso, cuán grande poder era el de los enemigos, confiando en el socorro divino, menospreciando el peligro, con gran ánimo, por el aumento de la fé, determinó de salir á dar la batalla á los enemigos, y ordenó sus haces, segun se refiere en la historia de San Juan de la Peña, desta suerte. En la avanguarda puso al infante don Alonso Sanchez su hermano, que fué uno de los mejores caballeros que hubo en sus tiempos, y con él estuvieron dos muy señalados ricos hombres de Aragon, el uno fué don Gaston de Biel, de quien descendieron los Corneles, que fueron los mas antiguos ricos hombres de Aragon, cuya familia y linaje duró mas de trescientos años despues dél, en este reino, y fué su casa y solar el mas antiguo que se sabe de los que fueron naturales aragoneses, y el otro se llamaba don Barbatuerta. En la batalla estuvieron don Ferriz de Lizana, don Bachalla, don García de Atrosillo, don Lope Ferrench de Luna, y don Gomez de Luna, muy principales ricos hombres, y un caballero, que había sido desterrado del reino, que se llamaba don Fortuño, que escriben haber venido con tres. cientos peones de Gascuña con sus mazas, de las cuales se aprovecharon mucho en aquella jornada, y porque fué de los que mas se señalaron en ella, dicen que de allí adelante le llamaron Fortuño Maza, y dejó este nombre á sus descendientes, que fueron muy principales ricos hombres. En este escuadron se puso el mayor cuerpo de la gente, y el rey estuvo en la retaguarda, y con él don Ladron, y Jimen Aznarez de Oteiza, y Sancho de Peña, y otros muchos ricos hombres, y buenos caballeros de Navarra y Aragon. Era innumerable la morisma que concurrió para esta jornada, y allegáronse tantas compañías de gente de caballo y de pié, que se afirma en la historia antigua, que desde Altabas hasta Zuera, todo el camino que hay desde las riberas de Ebro, hasta las de Gallego, iba cubierto de gente, y que el conde don García envió á decir al rey don Pedro que se levantase del cerco, porque no podia escapar cristiano ninguno de los que con él estaban, pero con grande esperanza salió el rey con su ejército para darles la batalla á un campo que está delante de la ciudad, que decian Alcoraz. Comenzó el infante don Alonso á mover la batalla, y peleó con la caballería de los moros, y hirió su escuadron en los primeros tan esforzadamente, que hizo grande daño en ellos, y mezclose por todas partes la batalla tan bravamente, que afirma aquel autor que duró todo el dia, y los despartió la noche, y fué preso el conde don García, y quedó el rey moro vencido. Murieron, segun en la historia de San Juan de la Peña se refiere, mas de treinta mil de los enemigos, y en la dotacion que el rey hizo á la iglesia mayor de aquella ciudad se afirma que fueron muertos casi cuarenta mil y de los cristianos murieron ménos de dos mil. Era tanto el número de los moros, que toda la noche estuvo el ejército del rey en armas esperando que el dia siguente se habia de pelear, pero el rey moro con los que pudo se salió huyendo y no paró hasta Zaragoza, y en amaneciendo se siguió el alcance hasta Almudevar. Dióse esta batalla el dia de la dedicacion de las basílicas de san Pedro y san Pablo en la cuarta feria, aunque está comunmente recibido que fué á veinte y cinco de noviembre del año de mil noventa y seis, y llamóse antiguamente la de Alcoraz, por el lugar á donde se dió, y es de las famosas que hubo en España contra in fieles. Mostró

bien en esta necesidad el rey que toda su esperanza pendia en el socorro divino y en la intercesion de los gloriosos santos, que por devocion del pueblo eran los abogados y defensores de la cristiandad; y así segun el arzobispo don Rodrigo escribe, luego que el rey su padre fué muerto y fué alzado por rey, mandó que se trujese á su real el cuerpo de san Victorian, y encomendándose con grandes oraciones al santo martir, salió á dar la batalla á los moros y siendo animado por vision divina, como el mismo arzobispo don Rodrigo escribe, persistió en la batalla y venció aquella innumerable multitud de gente y quedó su ejército con gran triunfo y muy rico del despojo. Tambien en la historia de San Juan de la Peña se contiene, que se apareció aquel dia á los cristianos san Jorge, y que trajo un caballero aleman en su caballo, que en el mismo dia se halló en la batalla de la toma de Antioquía, y algunos autores modernos añaden á esto que aquel caballero era del linaje de Moncada y que se halló en la batalla de Alcoraz un hijo del emperador de Alemania, que volviendo de Santiago, á donde era venido en peregrinacion, se quedó á servir al rey, y que era opinion que descendieron deste los ricos hombres del linaje y apellido de Urrea. Pero así como es muy notoria verdad, que nuestro Señor obraba milagrosamente por sus siervos en aquellas necesidades, siendo tan pocas y tan débiles las fuerzas de los cristianos que peleaban con innume rables copias de infieles, y que en las batallas por su gran clemencia y misericordia eran confortados por diversas visiones de santos abogados de la cristiandad, así en lo demás bastara, si lo que parece verisimil se admite por verdadero, y fuera desto lo que fuere mas apacible á la opinion del vulgo, que se deleita de cosas extrañas, ni pienso afirmarlo por constante, ni contradecirlo. Mayormente que el principio de los linajes de Moncada y Urrea, es de tanta antigüedad y nobleza en Cataluña y Aragon, que no hay para qué ensalzarlos con opiniones que no sean muy fundadas y verdaderas. En memoria desta tan grande y señalada victoria, mandó el rey edificar en aquel mismo lugar, una iglesia á honra y gloria de san Jorge patron de la caballería cristiana, y escriben los autores modernos que entonces tomó el rey por sus armas y divisas la cruz de san Jorge en campo de plata, y en los cuadros del escudo cuatro cabezas rojas por cuatro reyes y principales caudillos que en esta batalla murieron, y estas armas quedaron de allí adelante á los reyes de Aragon. Siendo la batalla vencida, volvió el rey sobre la ciudad, y luego se le rindió y entró en ella, á veinte y siete del mismo mes con grande gloria y triunfo de haber alcanzado la mas señalada victoria y ganado la mas principal ciudad que otro ninguno de sus antecesores despues de la entrada de los moros. Dió el rey franqueza y grandes libertades á los que viniesen á poblar esta ciudad, y el mismo dia de su entrada dió la capilla del palacio real que se llamaba la Azuda, á Frotardo abad de San Ponce de Tomeras, porque el rey don Sancho su padre lo habia así ofrecido, en caso que se gapase de los moros: y queriendo don Pedro obispo de Jaca consagrar la mezquita principal, que era uno de los mas excelentes edificios que los moros tenian en España, para que se restaurase en ella el culto divino y la silla episcopal, a donde habian presidido sus pastores y prelados desde la primitiva Iglesia, hubo sobre esto grande alteracion y

[ocr errors]

contienda con Simon abad del monasterio de Jesús Nazareno de Montaragon, y favorecíale el rey, porque el rey don Sancho le habia prometido que se anexaria á la abadía de Montaragon, en presencia de don Berenguer arzobispo de Tarragona y de don Pedro obispo de Pamplona, y de don Diego obispo de Santiago. En esto se detuvieron hasta diez y siete del mes de diciembre, y se concordaron, con intervencion del rey y de los barones y grandes de su reino, que al obispo de Jaca se diese la mezquita para que se fundase en ella la sede episcopal, y el abad y monasterio de San Ponce de Tomeras, tuviesen una iglesia que se habia conservado desde antes de la entrada de los moros con gran devocion de los cristianos que habian quedado debajo de su servidumbre, que llamaban en aquel tiempo la iglesia antigua de San Pedro, y el monasterio de Jesús Nazareno tuviese la capellanía de la Azuda, y así siendo congregados don Berenguer arzobispo de Tarragona, Amato arzobispo de Burdeos, Pedro obispo de Pamplona, Folch obispo de Barcelona, Sancio obispo de Lascares, interviniendo con ellos el mismo obispo de Aragon y Jaca, que de allí adelante se intituló de Huesca; fué consagrada la mezquita y dedicada á honor de Jesucristo Nazareno y de santa María su Madre, y de san Pedro príncipe de los apostóles, y de los glorisos san Juan Bautista y san Juan Evangelista, y dotó el rey la iglesia de todas las posesiones y rentas que la mezquita tenia en tiempo de los moros, y luego le asignó y apropió el castillo y villa de Famañas, que está junto a Alcalá, que llaman del Obispo, con todos sus términos, y el castillo y villa de Tabernas y Bañares. Habia tornado de nuevo la querella de los prelados sobre las rentas que se anexaron á diversos monasterios, en tiempo del rey don Sancho, porque se le concedió por la sede apostólica, que las distribuyese á su alvedrío, y por esto fue enviado por el rey á la corte romana, el abad Aimerico, y con él se dió aviso al papa Urbano segundo, de la victoria que de los infieles le habia dado nuestro Señor, y confirmó lo que Alejandro segundo y Gregorio séptimo concedieron al rey don Sancho, para que pudiesen los reyes distribuir las rentas de las iglesias, de los lugares que se ganasen de los moros y de las que de nuevo se edificasen en su reino, ó por capellanías 6 monasterios, exceptuando las iglesias catedrales, dando la misma facultad á los ricos hombres, que pudiesen anexar á cualquier monasterio, ó reservarse para sí y sus herederos, cualesquier iglesias de lugares de moros, que ganasen en la guerra, ó las que fundasen en sus propios heredamientos, con las décimas y primicias con que hiciesen celebrar los oficios divinos por personas convenientes, ministrando las cosas necesarias. Extendióse la fama desta victoria que el rey don Pedro hubo de los infieles, por toda la cristiandad, y dió grande esperanza segun el papa Urbano escribe en sus letras apostólicas, á la empresa que se habia tomado en el concilio que tuvo en Claramonte, ciudad principal de Alvernia, en el reino de Francia, para la expedicion de la Tierra Santa cuando casi en un instante todos los reinos de la cristiandad, en este mismo año tomaron las armas contra los infieles, y concurrieron á seguir esta empresa, por la cual se afirma haberse juntado tan grandes ejércitos, que pasaban de trescientos mil combatientes y hubicron muy señaladas victorias contra los infieles, que en las letras de Urbano llama turcos, y en ellas se dice que fueron sumamente animados aquellos príncipes,

y del emperador Enrico quinto, y parece verosímil que esta reina Berta sucediese de aquella casa de los marqueses de Italia. Tuvo el rey don Pedro de la reina su mujer, una hija, que se llamó doña Isabel, que en la historia de San Juan de la Peña se afirma haber fallecido el mismo dia que falleció el infante don Pedro su hermano.

por esta victoria tan señalada que alcanzaron los nuestros en estas partes tan remotas del occidente. Era tan grande la devocion de aquellos tiempos, que aunque tenian en España, los enemigos de la fé, casi como dicen, de sus puertas adentro, y era tan fiera y obstinada gente en la guerra, pero por mayor mérito se movieron muchos señores muy principales, para ir á servir á nuestro Señor, en aquella tan santa expedicion, y entre ellos fueron los mas señalados Guillen, conde de Cerdania, que murió en ella herido de una saeta, y por esta causa le llamaron de sobrenombre Jordan, y Guitardo conde de Rosellon su primo, y Guillen de Canet.

CAP. XXXII.-De la conquista quo emprendió el¿Cid, de la ciudad de Valencia.

En este mismo año, se escribe en anales antiguos, que el Cid ganó de los moros la ciudad de Valencia, y que se le entregó el postrero de junio. Fué la mas hazañosa obra esta empresa, que otra que sepamos en España de persona ninguna, que rey no fuese. Duró el cerco nueve meses, y puédese bien considerar el gran estado deste caballero, juntamente con su valor y es fuerzo, porque aun que el rey de Castilla, que era de los mas poderosos reyes que entonces habia en la cristiandad, hubiera ayuntado su poder para emprender la conquista desta ciudad, fuera muy difícil empresa por estar tan adentro de toda la morisma de España, y ser una de las mas pobladas que en ella habia. Todo esto venció el ánimo y valentía de este caba llero. En la historia de San Juan de la Peña, se refiere, que valió al Cid en esta guerra un rico hombre muy valeroso y principal llamado don Pedro Ruiz de Azagra, señor de Albarrazin, y aquel autor en esto recibió engaño, porque don Pedro Ruiz, el que él escribe, no fué en este tiempo, sino mucho despues del Cid, que fué gran amigo del rey Lobo de Valencia. Llegaron en socorro de la ciudad de Valencia innumerables compañías de alárabes de allende, con el rey Bucar, y los almoravides, y entonces se escribe en aquella historia antigua de Aragon, que fué el rey don Pedro á socorrer al Cid con el ejército de aragoneses y navarros que consigo tenia, y con el infante don Alonso, y dejó en la ciudad de Huesca á Fortun Garces de Biel, hijo de don Gaston de Biel, el cual, segun allí se refiere, fué el primero que hizo por armas cinco cornejas en campo de oro, y de allí adelante tomaron el nombre de Corneles, y quedaron con él en defensa de la ciudad otros dos ricos hombres de Aragon, don Ferriz de Lizana, y don Pedro de Vergua. Fué vencido el rey Bucar en esta batalla, y sobreviniendo dentro de pocos dias la muerte del Cid, la gente que con él se hallaba se derramó y la ciudad volvió á estar otra vez debajo del yugo de los moros. Fué casado el infante don Sancho, que segun otros dicen, se llamó como el padre, con una hija del Cid, segun los mas afirman, al cual hubo el rey en la reina su mujer llamada Berta, que no se escribe cuya hija fuese, no embargante, que tambien se halla mencion en escrituras antiguas de la reina doña Inés su mujer, y no se puede afirmar, si fué una con estos nombres, ó dos mujeres, y en las historias de Castilla tambien se hace mencion, que entre las otras mujeres que el rey don Alonso que ganó á Toledo tuvo, fué una, llamada Berta, que era natural de Toscana. Casi por el mismo tiempo parece por historias extranjeras, que el emperador Enrico habia casado con Berta bija de Oto, marqués de Italia, que fué madre del rey Conrado,

CAP. XXXIII-Que el rey don Pedro tornó á ganar de los moros la ciudad de Barbastro.

Continuó el rey don Pedro, todo el tiempo que vivió, la guerra contra los moros, y en el año de mil y noventa y ocho tuvo cercado un castillo que se decia Calasanz, junto á Bolea, y por ser muy fuerte se le habia defendido, y en el año siguiente por el mes de setiembre, mandó labrar y fortificar un castillo que se llamó Traba, y hizo muy cruel guerra contra Barbastro, que se tornó á ganar por los moros, y para cobrar aquella ciudad, ayuntó muy poderoso ejército, y ganóse entónces Pertusa, lugar antiguamente poblado en la region de los ilergetes, que está en la ribera de Alcanadre. Pasó el rey á poner su real sobre Barbastro, año de mil ciento y uno. Los moros se rindieron, y entregáronle el castillo de Vililla, que está junto de Ballobar, que era en aquel tiempo muy importante, y otros castillos y fortalezas de la comarca, y por la antigüedad y nobleza de aquella ciudad, procuró el rey que se erigiese en ella silla episcopal, y por esta causa fué enviado á Roma Poncio obispo de Roda, que se llamó obispo de Barbastro. Eran los ricos hombres que le sirvieron en esta guerra Pipino Aznarez, Ato Galindez, Jimen Galindez, y Fortun Galindez, Jimeno Garces, Fortun Velazquez, Sancho Panzons, Galindo Galindez, Fortun Dat, Enrique Dat, Sancho Sanchez, Lope Aluces, y otros ricos hombres, y por el mes de octubre deste año, dió grandes inmunidades y franquezas á los que poblasen en aquella ciudad, declarando, que fuesen infanzones. Estaban las cosas deste príncipe en grande reputacion, por muy señaladas victorias que hubo de los infieles, y intitulábase reinar por este tiempo, desde los confines de Castilla y Navarra, hasta lo último de Pallás.

[ocr errors]

CAP. XXXIV. Que la ciudad de Carcasona se redujo à la obediencia del conde de Barcelona, y sucedió en el condado de Besalú.

Ramon Berenguer, hijo de Ramon Berenguer, conde de Barcelona, que al tiempo de la muerte de su padre quedó tan niño, como se ha dicho, fué defendido y amparado contra la tiranía de su tio, por la fidelidad y gran lealtad de los catalanes sus naturales, y aunque se siguieron en Cataluña grandes alteraciones y guerras, le guardaron y criaron como á su señor natural. Salió muy valeroso y esforzado caballero en armas.. Este príncipe casó con una hija de Giberto conde de la Proenza y de Aimillan, que se llamó Dulce, que sucedió á su padre en aquellos estados, y habiendo tomado la posesion del condado y la orden de caballería, como era costumbre, queriendo cobrar la ciudad de Carcasona y su condado del vizconde Bernardo Athon, á quien, como dicho es, estaba encomendada la tierra, confiado en las alteraciones que habia en Cataluña, se alzó con aquel estado, y no le quiso restituir como lo habia jurado. Considerando los de Carcasona su malvada determinacion, no quisieron dar lugar á su tiranía, y habido entre sí su acuerdo, con los pueblos de aquel estado, tomaron las armas contra el vizconde, y

« AnteriorContinuar »