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cion que hizo en Tarragona, de las donaciones hechas | tro y dar batalla al rey de Mallorca, si le aguardase, á los condes de Urgel y Pallás, y á los otros ricos hombres y caballeros, y á las ciudades y villas que seguian la union. Mas dentro de breves dias volvió para Aragon, y proveyó que los barones y caballeros y gente de Cataluña, estuviesen en órden, para defender la tierra, y se ayuntasen en Girona para ocho dias ántes de la fiesta del Espíritu santo.

CAP. XCIX.-De la entrada del rey de Mallorca en el Ampurdan, y que el rey fué con su ejército á echarle de su tierra.

Por este tiempo entró el rey de Mallorca con su ejército en el Ampurdan, y vino á cercar un castillo, llamado Cortaviñon, y sobre él asentó su real. Con esta nueva el rey en principio del mes de mayo fué para Alagon, y de allí pasó á Ebro, y tomó el camino de Lérida, á donde se habian de ayuntar con él los ricos hombres y caballeros del reino con sus gentes, porque habia determinado de salir contra el rey don Jaime y darle batalla. En esta misma sazon que la guerra se movia por Rosellon con el rey de Mallorca, confirmó el rey la tregua que el almirante asentó con los gober- | nadores que residian en el principado de Capua, y mandóse pregonar y guardar por todos sus reinos: y avisó al rey de Sicilia del estado en que los negocios estaban, pidiendo, que luego le enviase al almirante con la armada, porque con ella recibirian grande daño los enemigos, y no podrian proseguir aquella empresa. Habia ya enviado el rey á Ramon de Reus, y á don Gilabert de Cruillas, que eran de su consejo, á la Proenza, por lo que tocaba á la deliberacion de la persona del príncipe de Salerno, y firmaron treguas con los proenzales en nombre de los reyes de Aragon y Sicilia, hasta la fiesta de san Miguel siguiente, sin hacer otra cosa alguna de las que estaban acordadas sobre las rehenes y dineros que se le habian de entregar, ántes que el príncipe fuese puesto en su libertad: porque el rey de Francia no quiso dar paso, para que por su tierra se trujesen, ni dar su salvo conducto: y por esta causa el negocio tratado en Oloron, por entonces quedó sobreseido, hasta que otra cosa de nuevo se concordase. Estos embajadores llegaron á Barcelona el primero de junio, y por mandado del rey pasaron á Mequinenza, á dar razon de aquella novedad al príncipe: y declararon, que no quedaba por el rey que aquel negocio no se concluyese y llevase adelante, segun quedó concertado con el rey de Inglaterra y el rey envió á decir al príncipe, que porque entendiese la voluntad que tenia de ponerle en su libertad, para que con ella pudiese mejor procurar la paz universal, le ofrecia, que entregaria en rehenes en poder del rey de Inglaterra al infante don Pedro su hermano y á los condes de Urgel y Pallás, y al vizconde de Cardona y otros ricos hombres de Aragon, y se obligaria que siempre que fuesen enviados por mar á Cataluña los hijos del príncipe y las sesenta rehenes de la Proenza, con los treinta mil marcos de plata, y se entregasen en su poder y en la Proenza se prestasen los homenajes y se hiciesen las otras cosas, que entre los reyes habian sido acordadas, se pondria su persona en libertad: mas con todo esto para poner en ejecucion negocio tan arduo, siempre se ofrecian nuevos inconvenientes. Acabado esto, el rey daba priesa que sus ricos hombres y gente de guerra se acercasen al Gironés y Ampurdan, y fueron diversas compañías de aragoneses y catalanes, con los cuales el rey deliberaba salir al encuen

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por socorrer aquel castillo. Los ricos hombres de Aragon que fueron á servir al rey con sus vasallos á esta guerra, fuéron estos don Pedro señor de Ayerve, don Lope Ferrench de Luna, don Jimeno de Urrea, don Pedro Martinez de Luna, don Felipe Fernandez de Castro, don Guillen de Pueyo señor de Morés y Sestrica, don Jimeno Cornel, Amor Dionis, don Gombal de Benavente, don Atho de Foces, Pedro de Sese, que era señor de Mediona y lo fueron sus descendientes, y de Morata y Almonecir de la Cuba, don Rui Jimenez de Luna, don Sancho de Antillon, don Artal de Alagon, y don Blasco su hermano, don Pedro Jordan de Peña. De los mesnaderos fueron los siguientes, Blasco Maza de Ganalur, Guillen de Alcalá, señor de Jarque, y Guillen de Alcalá, señor de Quinto, Corbarán Ahones y Pedro Ahones, Lope de Gurrea, Artal Duerta, y Blasco Sanchez Duerta, Gombal de Tramacet, Rui Sanchez de Pomar, Lope Ferrench de Atrosillo, Pedro Zapata de Cintrueñigo, Rui Gonzalez de Funes, Gil Ruiz de Montuenga, Alaman de Gudal, Beltran de Naya, señor de Pinsech, Lope de Pomar, Gil de Vidaure, Pedro Maza de las Cellas, Diego Perez de Escoron, Miguel Perez de Isuerre, Lope Guillen de Oteiza y Fortuño de Vergua. Movió todo el ejército camino de Girona, á donde se detuvo el rey pocos dias, y pasó con él adelante: pero con la nueva de aquella gente, y que el rey iba en persona con propósito de pasar al condado de Rosellon, el rey de Mallorca levantó su real, y alzó el cerco que tenia puesto sobre Cortaviñon, y pasó los montes retrayéndose con su gente.

CAP. C.-De la venida del conde don Lope à Tarazona, por concordar al rey don Sancho con el rey de Aragon, y de la concordia que se concluyó por medio del legado apostólico entre el rey don Sancho y el rey de Francia. Prosiguiendo el rey de Aragon adelante, llegaron embajadores de parte del rey de Inglaterra, que con grande instancia pidieron que sobreseyese de hacer aquella jornada porque se esperaba, que los medios del asiento que se habian platicado, tendrian buena y final conclusion: y pedian de su parte, que se viesen en algun lugar en la comarca de Jaca, para tratar de concordia, en lo que tocaba á la deliberacion de los hijos del infante don Fernando, que era el artículo muy importante, para que lo tratado en Oloron se concluyese. Por otra parte el rey de Castilla, aunque trató de concordarse con el rey de Francia, como se ha dicho, todavía no cesaba de solicitar al rey de Aragon con grandes promesas y ofrecimientos por lo que tocaba á sus sobrinos, y por esta causa diversas veces instaron sus embajadores, que se viesen el rey don Alonso y él, en algun lugar de las fronteras. Lo que pretendia del rey de Aragon, no eran cosas muy fáciles, ni de poco momento, sino todo aquello que pudiera desear para asegurarse en su reino, y hacerse árbitro en las otras diferencias de Francia y Sicilia. Esto era que don Alonso y don Fernando se pusiesen en algun castillo en la frontera de Aragon y Castilla: y que fuese encomendada su guarda á dos vasallos suyos naturales de Castilla y Leon, y que no los sacasen de allí, ni fuesen puestos en su libertad, ni se determinase cerca de sus personas cosa alguna, sin voluntad y consejo de entrambos. Pretendia tambien que el príncipe de Salerno no pudiese ser suelto, ni se asentase paz con la Iglesia ni con el rey de Francia y sus valedores, sin intervenir en ella y que el príncipe estuviese de la forma

nientas libras en cada un año de renta en juro de heredad, y cuatrocientas caballerías en tierra, como se daban á los ricos hombres del reino, en villas y lu. gares comarcanos, y vecinos de Villarreal y del reino de Murcia, contando por cada caballería ochocientos maravedís, que llamaban de la moneda de la guerra. Era este concierto con tal condicion, que si don Alonso moria sin hijos, sucediese en el reino de Murcia su hermano, y no quedando dellos sucesion y muriendo en vida de doña Blanca su madre, tuviese durante su vida el reino de Murcia y á Villarreal; y despues volviese á la corona de Castilla, y se pagasen dentro de cuatro años las rentas que se le embargaron de su dote y arras con las ganancias y volviesen á Castilla los obispos de Cádiz y Segovia, y los ricos hombres y caballeros, que fueron echados della por aquella guerra, y les restituyesen sus bienes. Fué tambien declarado, que si el rey don Sancho muriese sin dejar hijos de la reina doña María su mujer, ó de otro legítimo matrimonio, sucediese en los reinos de Castilla y Leon, don Alonso su sobrino, y que el rey don Sancho fuese obligado de ayudar al rey de Francia, dentro de un mes que fuese requerido en cada un año, con mil de caballo por tres meses á su sueldo, durando la guerra contra Aragon, y habian de servir al rey de Francia, siempre que hiciese guerra en Aragon, ó en Cataluña y Valencia, ó por el condado de Rosellon: y el rey de Castilla se obligaba de dar paso y vituallas en sus tierras, si fuese necesario, al ejército francés, declarando que lo mismo se hiciese en Francia con la gen

que estaba, con que las personas que fueron deputadas para su custodia, le tuviesen en nombre de ambos reyes: y que casase el rey de Aragon con la infanta doña Isabel su hija. Por esto ofrecia, que haria donacion del reino de Murcia al rey de Aragon, y se le entregaria luego mas no condescendiendo el rey en ninguna destas cosas, ni queriendo aceptar las vistas, trabajó el rey de Castilla por concordarse con firme y segura amistad con el rey de Francia: aunque en esto habia grande division y discordia entre los de su consejo, y se partieron de su corte el conde don Lope, y otros grandes, como dicho es. Sucedió que el conde, que procuraba que el rey de Castilla se concertase con el rey de Aragon, en este tiempo se fué á ver con el rey don Sancho entre Valladolid y Cigales, donde se vieron y hablaron en una tienda, sobre cosas, en que el conde pretendia, que el rey le debia desagraviar : y allí acordaron que el rey de Castilla se viniese á Roa, á donde se veria con él el conde don Lope : y que vendria á tratar con el rey de Aragon, y procurar que se aviniese con él en el hecho de los infantes. De allí se vino el conde para Tarazona, á donde el rey de Aragon le esperaba y venia para dar órden, como se asentase aquella concordia, que el rey de Castilla movia y no la quiso aceptar el rey; y el conde se volvió á Berlanga, á donde el rey don Sancho le aguardaba, y luego se declaró en asentar su amistad y liga con el rey de Francia, y sobre ello envió á don Martin obispo de Astorga, y á Rodrigo Velazquez, canónigo de Santiago por embajadores: y fueron á la ciudad de Leon, á donde estaba el cardenal de Santa Cecilia, legado apostó-te del rey de Castilla, con tal condicion, que el rey don lico, por mandado del papa Nicolao cuarto, que fué elegido por la muerte de Honorio, al cabo de diez meses que estuvo vacante la sede apostólica. Para esto fueron enviados por el rey de Francia, á Leon, Pedro Mornayo arcediano de Sigalon, y Gil Lamberto de Liriano, con poder de firmar esta amistad y liga entre él y el rey de Castilla. Allende de la diferencia que habia sobre la sucesion de los reinos de Castilla y Leon, entre el rey don Sancho que estaba en posesion, y don Alonso su sobrino: el rey de Francia tambien ponia en juicio su pretension, y decia que le competia la sucesion en aquellos reinos, por razon de los reyes de Francia sus predecesores, que afirmaba tener derecho en ellos, por suceder de la reina doña Blanca, que fué hija del rey don Alonso, que venció la batalla de Ubeda, y mayor que la reina doña Berenguela, madre del rey don Fernando, que ganó á Sevilla. Juntamente con esto se trataba de la demanda de la infanta doña Blanca, madre de don Alonso y don Fernando, por razon de su dote, y por las rentas que el rey de Castilla le dejaba de pagar, y tenia ocupadas, despojándola de sus arras. Habia otras pretensiones particulares, y entraba tambien en aquella contienda, el agravio que el rey de Castilla hizo á don Suero obispo de Cadiz, y á don Rodrigo, obispo de Segovia, y á Garci Gutierrez, arcediano de Bribiesca, y á don Juan Nuñez de Lara, y Nuño Gonzalez, y Alejandro de Loaisa, y á Gil de Teba, y á otros muchos caballeros que habia desterrado de sus reinos, porque seguian la voz de los bijos del infante don Fernando y del rey de Francia, y les habia tomado los bienes. Trató de la concordia el legado entre estos príncipes, y concluyóse la liga con estos medios. Daba el rey don Sancho á sus sobrinos el reino de Murcia, con todas sus villas y rentas, y á Villareal, sin que en aquel señorío reconociesen superioridad alguna al rey de Castilla: y dos mil y qui

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Sancho hiciese general prohibicion en todos sus señoríos, que ninguno de sus súbditos valiese por mar ó por tierra, ni sirviese en esta guerra, so pena de la vida, al rey de Aragon, á quien ellos llamaban don Alonso de Aragon: y perdiese los bienes quien quiera que diese favor 6 ayuda á sus aliados, contra el rey de Francia, 6 contra Carlos su hermano a quien intitulaban rey de Aragon. Quedó acordado y convenido entre ellos, que el rey de Castilla trabajase con todo su poder y fuerzas, que don Alonso y don Fernando fuesen puestos en su libertad, y se entregasen al rey de Francia. Tratóse entonces en estas condiciones de asegurar al rey don Sancho de la antigua pretension que tenian los reyes de Francia; y los embajadores franceses ante el legado renunciaron cualquier derecho y accion que pudiese tener, y le competiese en la sucesion de los reinos de Castilla, por razon de la reina doňa Blanca su bisabuela, hija del rey don Alonso: porque por parte del rey de Francia se fundaba tener derecho á la sucesion: pretendiendo que entre el rey don Alonso y Filipo rey de Francia, abuelo del rey Luis el Santo, fué contratado al tiempo del matrimonio, que se hizo de Luis con Blanca, que eran sus hijos, que muriendo cualquiera de los reyes, y faltando herederos, su reino no fuese devuelto al otro y segun aquella concordia que decian los franceses, que fué confirmada por la sede apostólica, se pretendia que muerto el rey don Alonso, y el rey don Enrique su hijo sin sucesores, los reinos de Castilla y Leon volvian á la casa de Francia. Tambien se afirmaba, que al tiempo que el rey don Alonso el último deste nombre, casó al infante don Fernando su hijo, con doña Blanca hija del rey Luis, se habia declarado que si tuviesen hijos despues de la muerte del rey don Alonso su abuelo, sucediesen en sus reinos, ó quedase el derecho que el reino de Francia tenia á la sucesion, salvo: lo cual tambien se

del Temple, para tratar en la deliberacion de don Alonso y don Fernando en nombre de la infanta doña Blanca su madre, que se recogió en su reino, no se asegurando en el rey de Aragon, ni en el rey de Francia su sobrino, y ella envió principalmente aquel caballero por avisar al rey de la concordia que se habia firmado entre los reyes de Francia y Castilla, de que ella se sentia gravemente por el notorio perjuicio de sus hijos. Para impedir que aquel tratado no se concluyese, procuraba por intercesion del rey de Portugal, que el rey de Aragon sacase de la prision á don Fernando su hijo el menor, y que fuése á Francia, y con esto ella esperaba que aquella inteligencia y concordia se estorbaria y acabaria con el rey de Francia, que diese al rey de Aragon dos años de treguas. Pero como por parte de doña Blanca no se diese bastante seguridad para que el rey se determinase en mandar librar

pretendia, que fué confirmado por la sede apostólica. Con estas condiciones se contrataba matrimonio entre la infanta doña Isabel, hija del rey don Sancho, y don Alonso, hijo del infante don Fernando, quedando a cargo del rey de Francia de impetrar de la sede a postólica la dispensacion del matrimonio contraido entre el rey don Sancho y la reina doña María su mujer, madre de la infanta doña Isabel, que hasta entonces no se pudo alcanzar. Demás desto fué declarado por esta concordia, que si el rey de Aragon por causa de aquela liga moviese guerra al rey de Castilla, y entrase en sus reinos con ejército, el rey de Francia fuese obligado, fenecida la guerra que con el rey de Aragon tenia, valer al rey don Sancho con mil de caballo por tres meses en cada un año á su sueldo: y cobrándose la ciudad de Albarracin, fuese restituido el señorío della á don Juan Nuñez en el mismo estado en que estaba al tiempo que murió el infante don Fernando. Fué tam-á don Fernando, y conviniese tanto al rey que aquello biep concordado, que en caso que don Alonso y don Fernando aceptasen el reino de Murcia, y el señorío de Villarreal, y moviesen por alguna causa guerra contra el rey de Castilla, el rey de Francia fuese obligado de valerle contra ellos por diez años, con doscientos de caballo, y despues no les favoreciese ni valiese: y prometian el rey de Francia y Carlos su hermano de acabar con la infanta doña Blanca y con sus hijos, estando en su libertad, que ratificasen esta concordia. Declarose, que don Alonso y don Fernando no trujesen las armas que los reyes de Castilla acostumbraron traer, sin diferenciarlas: y quedó tambien determinado en este asiento, que en caso que el val de Ayora no fuese en lo antiguo del reino de Valencia, y pareciese que de doce años atrás se dió por el rey don Alonso de Castilla al rey don Pedro de Aragon, fuese permitido al rey don Sancho de cobrarle con los lugares de Pueyo y Ferrellon, que se decia comprehenderse en aquella donacion. Era grande la confederacion y concordia que por este asiento se confirmaba entre estos reyes, declarando que ninguno acogiese en sus señoríos algun rico hombre ó caballero enemigo, ó servidor del otro y para afirmar y ratificar este asiento, se habian de ver los reyes en el lugar que de comun acuerdo fuese señalado para las vistas. Esto se concertó por el legado, con aquellos embajadores, en la ciudad de Leon del reino de Francia á trece del mes de julio deste año. Entretanto sucedió la muerte del conde don Lope, al cual mandó matar el rey en Alfaro: y por su muerte siendo de los mayores señores de aquellos reinos, se siguieron grandes novedades: y don Diego Lopez de Haro su hijo á instancia é inducimiento de doña Juana su madre, que era hermana de la reina de Castilla, mandó hacer ayuntamiento de muchos caballeros sus deudos y vasallos, con propósito de seguir la venganza de la muerte de su padre y de concertarse de servir al rey de Aragon y comenzar luego de mover la guerra de sus castillos, y procurar con todos los medios posibles de la deliberacion de los hijos del infante don Fernando, para seguir su voz, y procuró que por la misma querella

don Gaston señor de Bearne su tio viniese à servir al rey de Aragon.

CAP. CL-De lo que se concordó por los embajadores del rey con el rey de Inglaterra, sobre la deliberacion de la persona del principe de Salerno, y de los hijos del infante don Fernando.

Despues de la muerte del conde don Lope, don Dionis rey de Portugal envió al rey de Aragon al maestre

que doña Blanca trataba, se concluyese por desbaratar las ligas y tratos que el rey de Castilla traia con sus enemigos, deliberó de enviar sobre ello sus embajadores al rey de Inglaterra, sin cuyo parecer y consejo no queria resolver ninguna cosa de aquellos negocios, á quien tenia ya en lugar de padre por ser concertado su matrimonio con doña Leonor su hija, y por esta causa fueron enviados, don Gilabert de Cruillas y Ramon de Reus arcediano de Ribagorza á Guiana. Estos embajadores fueron primero al príncipe de Salerno, para tomar asiento en lo de las rehenes de la Proenza y en la cobranza del dinero: y para que se diese órden como se trujesen por mar: porque de aquello diesen aviso al rey de Inglaterra y tratasen con él, que la princesa, mujer del príncipe, que estaba entonces con el rey en Guiana, volviese luego para la Proenza, y mandase aderezar sus galeras, y tener á punto las rehenes y el dinero: para efecto, que teniendo el rey de Inglaterra en su poder las que el rey de Aragon le habia de entregar, y siendo otorgado el sindicado y poder con los homenajes que habian de hacer las ciudades y caballeros del condado de la Proenza, se le entregasen las rehenes y dinero en su poder. Con esto se habia de comunicar al rey de Inglaterra el asiento de concordia que el rey de Castilla ofrecia al rey de Aragon, y lo que la infanta doña Blanca procuraba para que se tratase con ella, que trabajase de alcanzar del rey de Francia otros tres años de tregua de mas del tiempo que el príncipe le habia de asegurar de parte del rey de Francia y de sus aliados y con esto ofrecia el rey de poner en libertad á sus hijos, y que así lo prometiese el rey de Inglaterra en su nombre, y esto se habia de tratar antes que se confirmase aquella concordia entre los reyes de Francia y Castilla. Con esto concediéndosele aquella tregua, el rey de Aragon ofrecia que si puestos los hijos del infante don Fernando en su libertad, fuese por su parte requerido, que favoreciese la causa y derecho de don Alonso contra el rey don Sancho, y le ayudase hasta cobrar los reinos y señoríos que fueron del rey don Alonso su abuelo, lo haria siguiendo el consejo del rey de Inglaterra: y para todo le parecia haber muy buena ocasion por estar aquellos reinos, por causa de la muerte del conde don Lope, muy alterados. Llevaban particular comision estos embajadores, que de su parte pidiesen al rey de Inglaterra que no le tuviese por obligado en ninguna de las cosas tratadas y capituladas en las vistas de Oloron. Porque allende que por el rey de Francia se ponian y procuraban diversos impedimentos y estorbos, y espresa

mente los de Marsella no querian dar el poder, para ↑ diencia, y tambien le informasen de la poca culpa que

que las personas que fuesen entregadas en nombre de aquella ciudad hiciesen por ella y su puerto homenaje al rey de Aragon, ni se daba lugar que el dinero y rehenes se sacasen por su reino. Los familiares del príncipe y otras personas se alababan y mostraban estar muy confiados, que por estas prorrogaciones é impedimentos que para este efecto ellos procuraban mañosamente, por medio é intercesion del rey de Inglaterra, alcanzarian en muchos artículos enmienda y disminucion de los partidos á su ventaja, como se habia hecho en el artículo de la tregua, que habién dose platicado primero, que fuese general, sacaron della despues al rey de Mallorca, para que con el poder y fuerzas del rey de Francia, hiciese al rey la guerra por Rosellon. Cuando aquello no pudiesen conseguir los franceses, habian pensado, como es gente sútil y mañosa en sus tratos, cierta evasion, con la cual pudiese pretender que de derecho se anulaba todo el proceso y tratado sobre la deliberacion del príncipe: porque como en aquella concordia se contenia, que siendo el príncipe puesto en su libertad dentro de tres años habia de procurar la paz, y darla á voluntad del rey de Aragon, interpretaban que de derecho se entendia, que la voluntad del rey de Aragon se debia moderar y regular cerca de una paz, cual de derecho se podia y debia hacer: y si pidiese lo que contradijese al derecho y razon, se debia reducir al alvedrío de buen varon de donde inducian que si el príncipe despues de estar en su libertad, quisiese tratar de la paz con el rey de Aragon, no seria obligado de darle otra paz, sino la que conforme á derecho pudiese y debiese pedir ni volver por aquella causa á su prision, ni pagar la pena del dinero, antes de derecho el rey de Aragon en tal caso seria obligado de volver las rehenes, y restituir los treinta mil marcos de plata, en lo cual pensaban los franceses, como gente aguda y cautelosa, que babian engañado á los reyes de Aragon é Inglaterra. Por estas sospechas aquellos embajadores trataron con el rey de Inglaterra, que se asegurase mediante homenaje y juramento de cumplir todo lo capitulado sin diminucion alguna, en lo que tocaba á la libertad del príncipe, de tal suerte, que si no alcanzaba la paz á voluntad del rey, ahora fuese conforme á derecho ó no lo siendo, y el príncipe no volviese á su prision sin obstáculo ni excepcion jurídica 6 de hecho, el príncipe pagaria la pena, por la cual se habia obligado, sin que pudiese escusarse por mandamiento que le fuese en contrario hecho por la sede apostólica. En tal caso ofrecia el rey de Aragon que se veria con el rey de Inglaterra, para la fiesta de nuestra Señora de agosto siguiente en el lugar de Santa Cristina, que está en las cumbres de los montes Pirineos que parten á Aragon de Gascuña, ó mas adelante en otro lugar seguro, que no fuese sujeto al rey de Francia, para concluir lo que tocaba á la deliberacion de la persona del príncipe: y todo esto fue concertado con el rey de Inglaterra por medio destos embajadores.

CAP. CIL-De lo que envió á suplicar el rey al papa Nicolao cuarto, al tiempo de su creacion.

Ántes desto, luego que el papa Nicolao cuarto fué creado pontifice, que fué en este mismo año, el rey envió los guardianes de las casas de los frailes menores de Zaragoza y Barcelona, á la curia romana, congratularle de la eleccion que se habia hecho en su promocion y para que le prestasen en su nombre la obe

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tenia de las guerras pasadas, y le suplicasen, que tuviese por bien, si el rey de Francia le inquietase de allí adelante á él ó á sus reinos, no le diese favor, para que se usurpase el apellido y causa de la Iglesia: y suplicaron que mandase quitar el entredicho que tanto tiempo duraba en estos reinos, no habiendo él ni sus naturales y súbditos ofendido en alguna cosa á la Iglesia. Fué este pontifice, antes de ser creado cardenal por el papa Nicolao tercero, ministro general de la órden de los frailes menores, varon de gran religion y ejemplo, llamado fray Gerónimo de Esculo: y como en su tiempo se fuese acrecentando en España aquella órden, y se fundasen muchas casas y monasterios, siendo ministro general vino á ella, estando el rey don Jaime en Barcelona, y fuéle hecho gran recibimiento en aquella ciudad, y trató el rey con él con gran devocion y familiaridad diversos negocios del estado de sus reinos. Entónces sucedió una cosa, que como digna de gran consideracion, se relata por un religioso de su órden del convento desta ciudad, que fué en tiempo del rey don Pedro el cuarto, y se dijo fray Tomás Jordan. Esto fué, que al tiempo que se quiso partir el ministro general, para venir á Zaragoza á visitar la casa de aquella órden, y el lugar y sitio que se habia señalado á los frailes, donde le mudasen y se labrase su casa y monasterio, que es donde despues se edificó la iglesia y convento de San Francisco tan magnífica y suntuosamente, como hoy parece, el rey don Jaime le pidió, que le bendijese, y á todos sus hijos y nietos que allí tenia, hallándose ya en lo último de sus dias: y el ministro general estando el rey con gran humildad de rodillas, dió á todos su bendicion. Acordándose despues, siendo pontifice, deste tan piadoso auto, haciéndose grande instancia por parte del príncipe de Salerno, que continuase el proceso, que los pontifices sus predecesores habian fulminado contra el rey de Aragon y sus reinos, y de nuevo le anatematizase, en presencia de todo el colegio de cardenales, respondió, que no quisiese Dios, que él maldijese á los que una vez habia dado su bendicion. Por esto tenia el rey esperanza, que siendo este pontífice medianero en aquellos hechos, se podria alcanzar cierta y segura concordia. Mas aunque mostró desearla sumamente, y era habido por enemigo de la casa de Francia, y de la parte y bando de los güelfos, consta, que por el respeto y derecho de la Iglesia, no tuvo por buena negociacion lo del tratado y asiento de Oloron: y le pareció muy aventajado para el rey don Alonso, y despreciandolo y murmurando dello, teniendo por grave cosa, que pensasen el rey de Aragon y su hermano sacar buena y segura concordia, quedándose con el dominio y posesion de Sicilia, y con la mejor parte de Calabria: pero con todo esto, no contradecia ni empachaba, que no se cumpliese lo capitulado en aquellas vistas: y acordó de enviar al rey de Aragon á los arzobispos de Ravena y Monreal por legados de la sede apostólica, para que estos le notificasen las moniciones que se le habían de hacer en nombre de la Iglesia.

CAP. CIII.-Que el rey mandó sacar del castillo de Morella á don Alonso y don Fernando, hijos del infante don Fernando, y don Alonso fué jurado en Jaca por rey de Castilla y Leon.

Conociendo el rey de Francia, que el rey de Aragon tenia en mucha paz y union las cosas de sus reinos, y que se trataba de traer por mar de la Proenza las

rebenes, y dinero que se habian de entregar, y que el rey de Mallorca, no solo no hizo efecto alguno en su entrada por Cataluña, ántes se retrujo con su gente, y se alzó el cerco de Cortaviñon, por la instancia que la princesa de Salerno hacia, dió lugar que se trujesen por Francia las rehenes y dinero: y desto se dió aviso por el rey de Inglaterra al rey, para que se fuese acercando á la frontera, y mandase ir las rehenes que habia de dar, y que para cierto dia que tenian señalado, se viesen en Campfranch, para donde se concertaron las vistas, y allí se pusiese en libertad el príncipe de Salerno, entregándose al rey de Aragon sus hijos en rehenes, segun lo capitulado. Por esta causa el rey partió de Cataluña, para dar órden, antes de aquellas vistas, en lo que tocaba á la deliberacion de don Alonso y don Fernando, hijos del infante don Fernando: y mandó, que Guillen de Beluis y Pedro de Morella, que tenian cargo dellos, los sacasen del castillo de Morella, donde estaban, y los trujesen á Zaragoza muy acompañados y con muy buena guarda. El rey se fué para Huesca, porque con mas comodidad desde allí proveyese á todo lo que ocurriese y fuese necesario, y aun tambien porque tuvo nueva que gentes del reino de Navarra andaban desmandadas, y hacian algunas entradas por los lugares y comarca de Sangüesa, y por aquellas fronteras. En esta misma sazon se movió bando y gran contienda entre don Artal de Alagon y don Fortuño de Vergua, obispo de Zaragoza, y tomó don Artal con sus caballeros y vasallos al obispo las villas de Albalate, Ariño y Andorra y ocupóle casi todas las rentas del obispado. Como aquel prelado fuese muy sedicioso, popular y fue gran caudillo en las alteraciones pasadas, hicieron su junta para favorecerle y compeler á don Artal, que estuviese á derecho con él, y enviaron á don Jimeno de Urrea y á Jimen Perez de Salanova, y en nombre de Zaragoza á Arnao Almerich, y á Estevan de Marcuello, para que suplicasen al rey que se viniese luego á Zaragoza y se cumpliesen con su presencia algunas cosas, que estaban por efectuar de las concedidas en el privilegio: y tambien para proveer en lo que tocaba á las tenencias y custodia de los castillos que se habian puesto en rehenes: y principalmente hacian en aquello instancia, diciendo que no se guardaba lo que estaba mandado acerca de la observancia del fuero de Aragon en el reino de Valencia. El rey se escusó con el aviso que tuvo, que navarros y otras gentes extranjeras entraron por sus fronteras é hicieron algun daño en aquella entrada, y por los negocios que se habian de tratar cerca de la deliberacion de la persona del príncipe: ofreciendo que acabado aquello se vendria para Zaragoza á dar orden que se cumpliese lo que restaba de poner en ejecucion á consejo y á parecer de don Jimeno de Urrea y de don Pedro Jordan de Peña, y de los hombres buenos de Zaragoza. Estaba el rey de Aragon en la ciudad de Jaca por el estío del año de mil doscientos ochenta y ocho, y mandó llevar á su corte á don Alonso y don Fernando hijos del infante don Fernando, con propósito de favorecer á don Alonso en la guerra que se le ofrecia por el derecho de los reinos de Castilla y Leon: y hacer todo el daño que pudiese al rey don Sancho, pues quebrantó todas las alianzas que firmó con el rey don Pedro su padre. Porque era notorio que estando el rey de Francia sobre Girona, siendo requerido por parte del rey de Aragon su tio, que le ayudase en aquella guerra, segun era obligado por los asientos y concor

TOMO IV.

dia que en uno tenian, en la misma ocurrencia y sazon envió él sus embajadores al rey de Francia, para que asentasen con él nueva liga y se confederasen en estrecha amistad, con color que procuraba la paz para el rey de Aragon. Despues desto, dando á entender que deseaba concertarse con él, de la misma suerte, envió sus embajadores á Francia, y trataron nueva liga en gran perjuicio y daño del rey, desaviniéndose del, pidiendo medios injustos y muy deshonestos, como se ha referido. Precediendo estas causas de rompimiento, deliberó el rey con los reyes de Inglaterra y Sicilia sus confederados, y con los ricos hombres y caballeros que tenia en su consejo, por estorbar los inconvenientes y daños que de aquella liga se le podian seguir, de favorecer la voz y derecho de don Alonso, hijo del infante don Fernando, para que tomase titulo y nombre de rey y siguiese su querella, en la cual no podia dejar el rey de Francia à la larga de ampararle y valerle, ó á lo menos seria tenido por sospechoso por el deudo que con la infanta doña Blanca tenia. Con esto pensaba el rey, que ponia perpetua guerra y contienda en los reinos de Castilla, y la dejaba á los que despues sucediesen. Para dar primero conclusion en esto, puso su amistad y liga con don Gaston vizconde de Bearne, que era señor de la baronía de Moncada y de Castelví y Rosanes: y con don Diego Lopez de Haro, hijo del conde don Lope, que era venido á Jaca, y se juramentaron que en ningun tiempo harian paz ni tregua con el rey don Sancho sin consejo y consentimiento de todos. Era en el principio del mes de setiembre, cuando estando juntos en Jaca, con gran solemnidad y fiesta don Diege Lopez de Haro, y muchos ricos hombres y cabaHeros de Castilla que allí estaban, alzaron y juraron por rey y señor de los reinos de Castilla y Leon á don Alonso, y le besaron la mano haciéndose sus vasallos, y tomó el nombre y apellido de rey, con las armas é insignias reales, y de allí adelante el rey de Aragon y todos los príncipes de aquella liga le llamaron é intitularon rey: y se confederaron de hacer paz y guerra juntos contra sus enemigos. Mas como esta empresa careció del suceso, y fueron este príncipe y sus su→ cesores desheredados del reino, en esta obra quedará con el nombre de don Alonso, pues murió con él y por la misma causa el rey de Mallorca seria conocido con su título real, no obstante que el rey de Aragon no le tenia por tal, pues fué despues restituido en su reino. Los primeros que siguieron en Castilla esta opinion y alzaron por rey á don Alonso, fueron los vasallos de don Diego Lopez de Haro y las villas y castillos del señorío de Vizcaya tomaron el apellido por él, é hicieron guerra contra los lugares comarcanos que estaban por el rey don Sancho Tambien don Diego Lopez de Haro hermano del conde don Lope, que estaba en la frontera de los moros, como supo la muerte del conde, salió de Carmona y partió con todos sus caballeros y gente para la corte del rey, y cuando estuvo en Aranda vinose camino derecho para Aragon, con determinacion de servir á don Alonso, que ya era alzado por rey de Castilla.

CAP. CIV.-De la venida del rey Eduardo de Inglaterra y de los legados apostólicos à la ciudad de Jaca, y de lo que se tratró en Campfranch en presencia de los reyes de Aragon é Inglaterra, sobre la deliberacion de la persona del principe de Salerno.

Estaba ya don Alonso no solo en libertad, pero co→ mo rey de Castilla, y trataba el rey de Aragon en lo 40

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