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que estaba en guarnicion en la frontera de Navarra, porque en el mismo tiempo los navarros, siendo su capitan don Juan Corbarán de Lehet, se habia juntado para hacer guerra contra los aragoneses, y don Pedro Cornel, que fué nombrado por la union por capitan general de la gente del reino, salió á ellos, y vinieron á trance de batalla, en la cual los navarros fueron vencidos, por el gran valor y esfuerzo de don Pedro, y quedó don Juan Corbarán en su poder preso. Fué esta batalla á diez y nueve de marzo deste año, y no se halla memoria mas en particular del hecho ni del lugar. Solamente hallo mencion della en el libro de los consejos, que se compuso en nombre del rey don Sancho, para enseñamiento y aviso del infante don Fernando su hijo primogénito, en el cual se refiere que el mismo don Juan Corbarán le contó el suceso de esta batalla, y que siendo bien andante en la lid contra los aragoneses, y llevándolos vencidos, tuvo cierta vision de un sacrilegio, con que habia ofendido á nuestro Señor, y que sucedió de manera, que quedó vencido y preso, y que estuvo mucho tiempo en prision, hasta que se rescató por gran suma de dinero. Despues mandó el rey que don Pedro estuviese en Jaca por capitan general de aquellas fronteras. Ordenado esto, el rey se vino á Zaragoza, y entró en ella el jueves santo á doce de abril, y el domingo siguiente que fué la pascua de Resurreccion, con gran solemnidad y fiesta recibió en la iglesia de San Salvador la corona de rey de mano de don Jaime obispo de Huesca, en ausencia del arzobispo de Tarragona, y por estar sede vacante la iglesia de Zaragoza, y aquel mismo dia se armó caballero, como lo acostumbraron los reyes sus predeceso- | res. Al tiempo de su coronacion hizo el rey la protes-bria cosa que sobre otras fuese superior. Mas aunque tacion, que el rey su padre, estando a ella presentes, el conde de Pallás, el vizconde de Cardona, don Bernardo Guillen de Entenza, don Pedro Fernandez señor de Ijar, don Blasco de Alagon, don Lope Ferrench de Luna, don Sancho de Antillon, don Rui Jimenez de Luna, y otros muchos ricos hombres y caballeros, declarando, que no recibia la corona de mano del obispo, ni era su intencion de recibirla en nombre de la Iglesia romana, ni por ella, ni ménos contra ella, por no se perjudicar en el conocimiento del tributo y censo que el rey don Pedro habia reconocido al papa Inocencio, haciendo su reino de exento censatario, como está ya dicho. Protestaba tambien, que por recibirla | en aquel lugar, no se causase perjuicio á él ni á sus sucesores, y la pudiesen recibir en otro cualquiera del reino de Aragon, cual á ellos pluguiese, y desta tan gran novedad se recibió por los aragoneses general descontentamiento. Fueron muy grandes las fiestas que hubo en la coronacion, y en ellas se señaló sobre todos el almirante, que era vuelto en este tiempo de Sicilia.

tenian el gobierno, siendo junta la corte, y hallándose presentes don Bernardo Guillen de Entenza, don Pedro Cornel, don Jimeno de Urrea, don Artal de Alagon, don Atho de Foces, don Pedro Jordan de Peña señor de Arenos, Amor Dionis, don Guillen de Peralada, don Guillen de Anglesola, don Lope Guillen de Oteiza, Bernardo de Mauleon y los jurados de la ciudad de Zaragoza, y los procuradores de las ciudades y villas del reino en su nombre se propuso, que eran notorios los grandes desórdenes que en la casa del rey se hacian, de que se podian seguir muchos daños é inconvenientes al rey y al reino, especialmente por las guerras que habian y se esperaban con la Iglesia y con el rey de Francia, diciendo, que movidos por la naturaleza, en que eran obligados al rey, y por ensalzar su honor, acatando su provecho, y de todo el reino, le | pedian por merced, que tuviese por bien de ordenar su casa y consejo con acuerdo y deliberacion de la corte. Esta demanda se contradijo por muchos ricos hombres y caballeros, y los principales eran, don Pedro señor de Ayerve, don Artal de Luna y don Lope Ferrench de Luna, don Rui Jimenez de Luna, don Sancho de Antillon y gran parte de mesnaderos y caballeros de la jura y union. Estos decian, que no se contentaban aquellos ricos hombres, de tener la mano en los hechos y negocios públicos de la paz y de la guerra, como le habian tenido en los tiempos pasados sus predecesores, pero ya la estendian á ponerla en el gobierno de la persona y casa real, y si los reyes no defienden sus reinos con tanta prudencia y cuidado, cuanto los pueblos suelen procurar la libertad, que de suyo es muy apacible y dulce, lo inferior igualaria con lo mas alto, y no ha

CAP. LXXIX.-De lo que se trató en las cortes que el rey tuvo en Zaragoza á los aragoneses, cerca del ordenamiento y gobierno de su casa, en contradiccion de algunos ricos hombres,

Concluida esta solemnidad y fiesta, juró como rey públicamente en presencia de la corte, que estaba allí congregada de guardar y mantener los fueros, usos, costumbres, y las libertades y franquezas y privilegios de Aragon en todos tiempos. Otro día siguiente, estando en gran parcialidad y division los ricos hombres de Aragon, pretendiendo algunos en el principio del reinado del rey, echar de su casa y consejo los que

TOMO IV.

esto parecía cosa popular y movida con algun celo, al parecer del bien público, conocióse haberla inventado aquellos ricos hombres, porque quisiera tener mas parte y lugar en la gracia y favor del rey, que los que aquello les contradecian. A esta demanda respondió el rey, que él no debia, ni era tenido por fuero ni por el privilegio de Aragon ordenar ni asentar su casa á demanda ni requisicion de aquellos que lo pedian, ni tal cosa se pidió á los reyes sus antecesores, ni se habia hecho jamás, y parecia ser mas novedad y ocasion de suscitar escándalo y alteracion en el reino, que celo de la conservacion de la libertad y de sus privilegios, mayormente habiéndose propuesto no en conformidad de la corte, sino en contradiccion de tantos. Pero no obstante esto ofreció, que él queria por sí con los de su consejo ordenar de tal manera, que los ricos hombres y la union y reino se tuviesen por contentes. No quedaron satisfechos con esta respuesta aquellos ricos hombres, y replicaron, que se debia hacer aquel ordenamiento con consejo de la corte de Aragon, ó de la mayor parte, por las razones que habian propuesto segun la costumbre antigua, y por la forma del privilegio general de Aragon. Porque decian ser muy cierto y notorio, que siendo el rey don Jaime su abuelo de buena memoria, de muy poca edad, cuando sucedió en el reino, porque por causa de los tutores, y de los que tenian el gobierno de su casa, y por mal consejo no se entregase, y empeorase el estado del reino, antes se fuese aumentando, en honor y ensalzamiento suyo, y en utilidad del reino, los aragoneses le dieron consejeros de Aragon y los catalanes de Cataluña, y con su acuerdo y consejo se gobernó el reino, y el condado de Barcelona, y proveyó en los mas árduos negocios é importantes que se ofrecieron. Allende desto decian

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lá señor de Quinto, don Fernan Perez de Pina, don
Rui Sanchez de Pomar, y don Artal de Azlor. De los
caballeros fueron nombrados Jimen Perez de Salanoba,
Miguel de Ahe, Jimen Perez de Vera, Rui Perez de Ca-
seda, Gonzalo Perez de Samper, Bartolomé de Eslava,
Jimeno de Coscollan, Sancho Lopez de Sencia, García
de Pueyo, y Alonso de Ayvar. Por Zaragoza se nom-
braron Arnaldo Aimerich, Pedro de Calatayud, Juan
de Figueras, y Jaime de Aliaga. De Huesca, Ramon Pe-
rez Gilabert, y de Tarazona Juan Perez de Molinos, de
Jaca Durant de Generes, de Barbastro Ponce de Jije-
na, de Calatayud Soriano, de Teruel Sancho Muñoz,
de Daroca Miguel Perez Sanchaznar, y no hubo me-
nor diversidad y contienda entre los ricos hombres.
En esta sazon se partió el rey para Huesca, á donde
mandó restituir á don Felipe Fernandez su primo, hi-
jo de don Fernan Sanchez los lugares y castillos de
Estadilla y Castro con sus aldeas, y el castillo de Po-
mar, que habian sido ocupados á nombre del rey des-
de la muerte de don Fernan Sanchez su padre, y le
hizo donacion de nuevo de aquella baronía de Castro,
y della tomó el apellido, y quedó á los de su linaje,
que sucedieron en ella. Tambien confirmó á la empera-
triz de Grecia doña Constanza su tia, y á la infanta
Lascara, las donaciones y rentas que el rey su padre
les habia dado, y mandó restituir á Miguel Perez de
Gotor la villa y castillo de Illueca, y le hizo de nuevo
gracia y donacion della para él y sus sucesores, por-
que el rey don Jaime la habia dado en cambio á Blasco
de Gotor su padre y el rey don Pedro se la habia qui-
tado al principio de su reinado, y se satisfacieron
otros agravios de diversas personas particulares.
CAP. LXXX.—De las embajadas que se enviaron por los
reyes de Castilla è Inglaterra, estando el rey en Huesca.
Ántes que el rey se coronase, estando en Barcelo-

:

que por el privilegio general de Aragon debia, y era | llen de Alcalá señor de Jarque, y don Guillen de Alcatenido de ordenar su casa á consejo de la corte, segun que le era pedido, porque en él se disponia, que el rey en sus guerras, y en los hechos que tocaban al reino en general, tuviese en su consejo á los ricos hombres, mesnaderos, caballeros, ciudadanos, y hombres buenos de las villas del reino, y estuviesen en él como solían en tiempo de su padre. A todas estas razones respondió el rey lo mismo y teniéndose por muy importunado, porque le pedian que satisfaciese á esta demanda, salióse de Zaragoza, y fuése á la villa de Alagon. Entonces los que habian tomado esta querella, enviaron por diversas veces sus mensajeros á pedir al rey, que tuviese por bien de venir á Zaragoza, para entender en ordenar su casa con concejo de la corte de Aragon, segun que lo tenian pedido, y requerian á los ricos hombres, mesnaderos y caballeros, que eran de contrario parecer, que viniesen á las cortes para asistir en aquella demanda, que tan provechosa era, segun ellos entendian, al rey y á todo el reino, diciendo que así se disponia por privilegio jurado por ellos, y por toda la union, ó mostrasen alguna escusa razonable y justa, porque no se debiese aquello cumplir. A estas embajadas el rey respondió, que no pensaba hacer tal ordenanza, como ellos pedian, ni por entonces volveria á Zaragoza, porque iba de camino apresuradamente para Cataluña, por causa de algunos negocios muy árduos, que requerian su presencia, que si brevemente no se desembarazaban y proveian, podria ser en grande perjuicio y daño suyo, y de sus reinos. Tambien los ricos hombres que estaban con el rey respondieron, que no querian ser en aquella demanda, porque era nueva y muy injusta, y contra toda orden y razon, y fuera de lo que el privilegio disponia, y que no querian hallarse con ellos en tan inicua y perjudicial pretension. Pero įsiendo en aquel ayuntamiento muy discurrido, y disputado este artículo, que tocaba á la reformacion de la casa y concejo del rey, y habiendo sobre ello entre los ricos hombres y caballeros que estaban divisos y discordes grande altercacion y contienda, finalmente vinieron á conformarse en un medio, que se eligiesen doce mesnaderos, seis de cada parte, y por cada un rico hombre de la una, y de la otra parte un caballero, de manera que si todos los ricos hombres que contendian sobre esta demanda eran diez, se nombrasen otros tantos caballeros, y por la ciudad de Zaragoza cuatro personas, y por las otras ciudades, y villas del reino sendos, y que fuesen todos personas de bondad y prudencia, para que pospuesta toda aficion, mediante juramento, declarasen aquello que á su entendimiento pareciese razonable y justo, y lo que se debia seguir en aquella demanda, segun lo que se disponia por el privilegio general de Aragon, de tal suerte, que lo que estas personas, que eran treinta y tres, como árbitros, ó las dos partes en concordia declarasen hasta la fiesta de san Juan Bautista del mes de junio siguiente, para el cual dia estuviese ayuntada corte general en Zaragoza de toda la union, aquello se siguiese y ordenase en aquella cuestion y diferencia que tenian, y se guardase por todos los de la jura de la union para siempre, so las penas que tenian estatuidas. Luego se escogieron los mesnaderos por ambas partes y fueron nombrados estos, don Gombal de Tramacet, don Gil, y don Pedro Ladron de Vidaure, don Pedro Garces de Nuez, don Lope de Gurrea, don Gareia Fernandez de Pina, Ponce de las Cellas, don Gui

na,

fuéron á su corte de parte del rey de Castilla, don Diego Lopez de Haro y Miguel Jimenez de Ayerve, dean y tesorero de la iglesia de Toledo, por confirmar las alianzas que tenian con el rey su padre: y procurar de asegurarlas con mayores vínculos y nuevas firmezas. Esto procuraba el rey de Castilla por haber á su poder a don Alonso y don Fernando, que estaban en el castillo de Játiva, para acabar de confirmarse en la posesion del reino, porque despues de muerto el rey don Alonso, no solo los lugares que estaban fuera de su obediencia en los reinos de Castilla y Leon por la mayor parte se habian reducido á su opinion, pero en la curia romana no se hacia tanta contradiccion, ántes el papa Honorio, despues de la muerte del rey don Alonso, niandó alzar el entredicho que estaba puesto por los ejecutores que el papa Martin nombró. A esta embajada respondió el rey generalmente, porque se ibandescubriendo mas los tratos é inteligencias que el rey de Castilla traia en Francia, y sobreseyó de confirmar las posturas que tuvo con el rey don Pedro su padre, pidiendo nuevas seguridades: y con este color habia enviado desde Barcelona con aquellos embajadores del rey de Castilla á Ramon de Reus arcediano de Ribagorza, que era de su consejo, y con él un caballero de su casa llamado Garci Garces de Arazuri. Despues estando en esta sazon en Huesca, sobre la misma demanda, fué enviado por rey de Castilla don Rui Perez Ponce maestre de Calatrava, que fué comendador mayor de Alcañiz, como persona muy acepta al rey; y oida su mensajería, respondió que

habido su acuerdo con los ricos hombres de su reino, le respondiera con sus embajadores, entreteniendo el negocio por no asentar nueva concordia con el rey don Sancho, por la ingratitud de que habia usado con el rey su padre, en el tiempo que sus enemigos entraron por Cataluña, no teniendo otro socorro, y estando tan confiado del suyo. Allende desto, tenia por muy cierto que el rey don Sancho traia sus pláticas con el rey de Francia dias había, y trabajaba por se confederar con él, porque desistiese de amparar la causa de don Alonso: y porque no le estorbase la dispensacion que pedia al papa sobre el matrimonio que habia contraido con la reina doña María su mujer, siendo deudos en grado prohibido, lo cualle denegaba el papa por contemplacion del rey de Francia y sobre ello habia enviado postreramente á don Martin obispo de Calahorra y á don Gomez de Toledo abad de Valladolid de su consejo, y se habian concertado de ver ambos reyes y hubo ayuntamiento de prelados y ricos hombres castellanos y franceses en Bayona para confederarlos y allí se trató que el rey de Castilla, por declaracion del papa, se apartase de la reina su mujer, porque casase con una hermana del rey de Francia. Por estas novedades habia enviado en esta sazon el rey á los reyes de Granada y Tremecen, á Ramon de San Licerio, para que se revocasen las treguas y alian-gregados los barones y caballeros de Sicilia en Palermo zas que el rey don Pedro habia puesto con el rey de Granada, y de nuevo las concertasen con el rey de Tremecen que era enemigo del rey de Castilla. Tambien vinieron en este tiempo á Huesca embajadores de Eduardo rey de Inglaterra, que eran Antonio obispo dunelinense y Juan de Vesey, y en nombre del rey de Inglaterra, ofrecian que seria medianero para tratar la paz y concordia entre él y el rey de Francia, y que fuese admitido al amor y devocion del papa y de la Iglesia. En respuesta desta embajada, se enviaron al rey de Inglaterra Pedro Martinez de Artasona y Juan Zapata, que eran del consejo del rey, para que platicasen de los medios que al rey de Inglaterra pareciese se debian mover en esta negociacion, y dióles poder para firmar la paz ó treguas, y concordarlas por él y sus valedores.

á levantarse, y á orza forcejando las galeras se esparcieron unas de otras, llevando las proas entre levante y jaloque, y prosiguieron su viaje con gran- |· de fatiga, y por la violencia del temporal se abrieron dos galeras, una de Mecina y otra del almirante, cuyo capitan era Federico de Ansalon, y perdiéronse otras cuatro, las dos de Agosta y una de Catania y otra de Jaca y con ellas se perdió grande tesoro de joyas y dinero que se habia ganado en las presas y victorias que hubo el almirante de las armadas de Francia y estuvo toda la armada á punto de perderse. Fué grande parte que se salvase la industria y gran diligencia de los comitres y pilotos, y por la noticia y tino de la aguja de marear, que ya en aquellos tiempos segun por aquel autor parece, se habia descubierto. Duró aquella tormenta tres dias y tres noches, y habiendo abonanzado, las galeras que eran cnarenta, arribaron á Trapana muy mal paradas. El almirante por tierra llegó á Palermo á doce de diciembre, y allí supo la reina la muerte del rey su marido, y se dió aviso della al infante, que estaba en Mecina: y á diez y seis del mismo, el infante tomó luego título de rey, intitulándose rey de Sicilia y del ducado de Pulla y del principado de Capua, y despues à dos de febrero deste año, dia de la Purificacion, siendo con

CAP. LXXXI.-Que el infante don Jaime tomó titulo de rey de Sicilia y del ducado de Pulla y del principado de Capua y se coronó en Palermo.

En este medio habiéndose partido el almirante Roger de Lauria de la isla de Mallorca, hizo vela con sus gaJeras la vía de Sicilia á veinte y tres de noviembre del año pasado, y por ser tiempo contrario volvió á Menorca á veinte y ocho del mismo, adonde fué bien recogido por el arraez Bonjucef, é hízose á la vela á tres de diciembre contra el parecer de un caballero genovés que llevaba consigo, que habia venido por servir en la guerra al rey de Aragon con una galera suya, hombre muy plático y que tenia grande noticia de las cosas de la mar, llamado Francisco Scarchafico. Éste, segun escribe un autor siciliano de aquel tiempo, pronosticando que sobrevenia temporal de la parte de septentrion, por ser la luna séptima y haberse puesto el sol enfoscado y nebuloso, estando en el golfo de Leon, le requirió con muy grande instancia que se volviese la via de Menorca, antes que el temporal se reforzase y se engrosase la mar: pero ni el almirante ni los que tenia en su consejo le quisieron dar crédito, y siguieron el viaje de Sicilia. En la noche siguiente creció el viento de la parte del norte y comenzó la mar

y los obispos de Chefalu, Esquilache y Nicastro y el archimandrita de San Salvador del Faro de Mecina y otros abades y sufragáneos suyos, fué coronado con grande fiesta y regocijo del pueblo y en aquella coronacion fueron armados cuatrocientos caballeros de los nobles y principales del reino. Este príncipe fué el primero de los reyes de Sicilia, de la casa de Aragon, que mandó divisar las armas reales de otra manera, que sus predecesores, porque partió el escudo á cuarteles, y puso en el primero la águila en campo de plata, que fueron las armas que tuvo Manfredo, y en el otro cuartel se añadieron los bastones de Aragon, y despues se mudó por el rey don Fadrique su hermano, partiendo á lisonja el escudo, como hoy se divisan las armas reales de Sicilia. Despues de la coronacion, partió el rey de Sicilia para Mecina, á donde determinó de residir, para proveer en las cosas de la guerra, gobernador de aquella provincia á don Guillen Galceque ocurriesen de la parte de Calabria, y envió por rán de Cartella, de quien se ha dicho, que fué uno de los mas señalados caballeros en armas que hubo en sus tiempos, y dióle el cargo de general de su ejército, y le hizo mariscal de la gente de guerra de sueldo del reino de Sicilia. Entónces deliberó enviar una solemne embajada al papa, y fueron por sus embajadores un baron de Cataluña, llamado Gisbert de Castellet y Bartolomé de Nicastro de Mecina, juez, para que de su parte prestasen la obediencia; pero no fueron del papa bien recibidos, y despidiéronlos luego muy desgraciadamente. Al principio deste año Taranto, Castrovilar y Murano, que estaban en la obediencia del rey de Aragon, por los excesos y robos y algunas opresiones que los almogáraves y gente de guerra hacian en los pueblos de la provincia de Calabria, se rebelaron y se dieron á los enemigos, y en el mismo tiempo otra compañía de almogáraves tomaron el castillo Abad, que dista de Salerno treinta millas: y se puso debajo de la obediencia del rey don Jaime. Por esta novedad acudió don Guillen Galcerán con su ejército por cobrar á Castrovilari y Murano, y redujéronse á la obediencia del rey, pero poco despues por la liviandad é incons

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tancia de aquella nacion, se tornaron á confederar con los enemigos. Por este tiempo fué preso por los franceses á trato, Manfredo de Claramonte baron principal de Sicilia, que estaba con gente en aquella comarca, y fué engañado con unas vanas promesas de la señora del castillo de Murano, y yendo para allá á recuesta suya solo, fué detenido, y despues se hubo de rescatar en buena suma y cantidad de dinero. Poco despues de la coronacion del rey de Sicilia, fué enviado el almirante por el rey don Jaime, al rey de Aragon su hermano, para que le diese noticia de los negocios y estalo de aquel reino, y de las cosas que en Calabria habian sucedido, el cual partió con dos galeras, y llegó á la ciudad de Barcelona á ocho de marzo. Esto hizo el rey de Sicilia porque en los medios de paz que se trataban de parte del papa y del rey de Francia interviniese el almirante, y no se tomase concordia ni se viniese á ningun género de concierto, sin órden y sabiduría suya, declarándose, que no era de su voluntad é intencion, que por razon de ninguna manera de asiento y concordia, que se tomase de cualquiera calida que habian propuesto: porque algunos de los árdad y sustancia que fuese, se dejase el dominio y posesion de la isla de Sicilia. Luego que el almirante llegó á Barcelona, el rey envió a decir al príncipe de Salerno, que estaba en el castillo de Siurana, lo que el rey su hermano determinaba y que él desistia de tratar en los medios de paz, que hasta entónces se habian platicado, y envió á mandar á Hugo de Mataplana, que era ido para tratar con el príncipe cerca desta concordia, que se volviese luego á su corte.

denanzas, para remediar los desórdenes que hasta allí habia. Tratóse en la misma sazon por medio de don | Pedro señor de Ayerve, que estaba en la frontera de Navarra, de asentar treguas de un año con los navarros, los cuales poco antes habian venido sobre Tiermas con grande número de gente, y los de la villa se defendieron con grande ánimo y no pudieron hacer daño alguno, y el rey proveyó de mas gente, y mandó que estuviesen en aquella frontera y tuviese cargo della don Rui Jimenez de Luna. La tregua se concertó con esta condicion, que los del un reino no entrasen en el otro sin licencia del gobernador: y si lo hiciesen pudiesen ser muertos, y se señalasen dos caballeros, uno de Aragon y otro de Navarra, que durante el tiempo de aquella tregua mandasen enmendar los daños y males que se hiciesen. Con esto se vino el rey de Huesca para Zaragoza á veinte de mayo, por concluir las cortes que se habian convocado, y para tratar que aquellos ricos hombres que seguian la voz de la union desistiesen de la nueva deman

CAP. LXXXII. De lo que el rey proveyó para la buena expedicion de los negocios y de su ida á las fronteras de Rosellon.

Hasta en fin de mayo se detuvo el rey en Huesca, ordenando las cosas del gobierno de su casa, y proveyendo en la órden del consejo de guerra, y estando asistiendo en los negocios con grande cuidado y diligencia como convenia, tratándose de tan árduos é importantes negocios que tocaban á sus reinos y señoríos, y del rey de Sicilia por una misma causa y que rella. Por dar alguna manera de satisfaccion y contentamiento á sus súbditos, y á las personas que desea ban la buena órden y reformacion de su casa y consejo, tomó cierta órden con los ricos hombres, que con él estaban, y con las personas que entendian en las cosas de su estado, y fué determinado que los lúnes, el rey estuviese en lugar público para oir las peticiones y demandas que hubiese: y los martes y viernes tuviese consejo por las mañanas, y aquellos dias se determinasen sus hechos propios, y los de sus reinos. En los otros dias no habia consejo ordinario, si no concurrian tales negocios que conviniese proveer sin dilacion en ellos. Fué así mismo determinado, que los jueces cada mañana oyesen los pleitos en plática, y los del consejo del rey cada dia se ayuntasen allí para deliberar en las cosas que conviniese proveer y en los pleitos y casos dudosos se deputó una persona muy principal, que tuviese cargo de comunicarlos con el rey. Tambien se acordó, que se guardase la ordenacion de la casa, que el rey don Pedro su padre hizo y determinóse, que cualquiera que hubiese de dar cuenta, la diese delante de tres personas que el rey nombrase, á la cual se habia de hallar presente el rey y los de su consejo al tiempo de fenecerla y fué ordenado que cada dia diesen cuenta los oficiales de la casa, delante el mayordomo y escribano de racion, y se publicaron otras or

bitros que fueron nombrados, no quisieron hacer juramento y quedaron muy discordes y divisos entre sí. Estando en esta ciudad, tuvo nueva que el rey de Mallorca habia ayuntado muchas gentes en Rosellon con determinacion de entrar por Cataluña: y estaba cercado Castelnou y lo tenian en grande estrecho, y hacian máquinas y bastidas para combatir el lugar. Habida esta nueva, ante la corte dijo que luego cumpliria los privilegios que tocaban en generat al reino y en particular á otras personas, y lo que entonces no se pudiese cumplir, lo dejaria cometido al infante don Pedro su hermano, que quedaba en Zaragoza, para que él lo cumpliese con acuerdo y consejo de la corte: y partióse muy apresuradamente para Cataluña, y mandó despachar letras para la ciudad de Lérida', y á los concejos de Camarasa, Cubells, Mongay, Tamarit, Santistevan, Almacellas, Almenara, Belloc, Tárrega y Villagrasa, y á otros lugares de aquella comarca, que enviasen sus gentes á Barcelona y estuviesen en ella para el principio del mes de julio, y porque antes estando en Huesca habia mandado ayuntar y llamar para la ciudad de Valencia á los ricos hombres y caballeros, y universidades de aquel reino, para celebrar cortes, mandólas prorogar hasta la fiesta de Todos Santos, y ántes que saliese de Zaragoza, se mandó hacer llamamiento general de los ricos hombres y caballeros de Aragon, para que estuviesen en Barcelona, para ocho dias despues de san Juan, porque deliberó el rey de salir con su ejército contra el rey don Jaime su tio. En Barcelona se detuvo pocos dias y pasó á Figueras, á donde llegaron embajadores del rey de Castilla para tratar que se viesen ambos reyes, y sobre esto el rey de Aragon envió á don Galcerán de Timor, comendador de Caspe, para que se concertasen las vistas en algun lugar que fuese á la raya de Aragon y Castilla. Con la nueva de la ida del rey, la gente del rey de Mallorca que habia entrado en el Ampurdan, se fué retrayendo, y el rey se detuvo en aquella frontera lo que restaba de junio y todo el mes de julio, proveyendo en la defensa y fortificacion de aquellas fron→ teras,

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No se concordaron entre sí los árbitros, y no queriendo hacer algunos dellos el juramento conforme á lo que se habia determinado, como dicho es, quedó aquella demanda y diferencia indecisa, y teniendo la guerra tan cierta y los enemigos á las puertas, quedando entre sí discordes, estaba el reino en parcialidad y bando por la pasion que entre los de una y otra opinion se habia movido: lo cual menospreciaban en respeto de la utilidad é interés particular el cual siempre dañó y dañará al bien comun y público. Juntáronse los ricos hombres y caballeros y procuradores de las villas del reino, que estaban en Zaragoza en principio del mes de junio deste año, y teniéndose por agraviados de la partida tan arrebatada que el rey hizo, acordaron de enviar con embajada en nombre de la corte que estaba junta, á don Jimeno de Urrea y á don Pedro Jordan de Peña señor de Arenos, y con estos ricos hombres á Arnau Aimerich y Arnau de Luch, procuradores de Zaragoza, á pedir y suplicar al rey, que pues no se habia cumplido lo que al tiempo de su partida quedó acordado, ni por el infante don Pedro su hermano, y se tuviesen por muy agraviados dello, y hubiese muchas cosas que no podian ser cumplidas sino en su presencia, y convenia que se remediasen, viniese á aquella ciudad: y si no lo tuviese por bien, le dijesen, que no se podia dejar de proceder conforme à la jura, de embargar sus rentas hasta que se cumpliesen los privilegios, y requiriesen y amonestasen en pena de la jura á todos los ricos hombres y caballeros que estaban en servicio del rey, que viniesen á la corte á Zaragoza para ordenar los hechos del reino, y por cumplir en general y en particular en lo que eran obligados conforme à la jura, y pidiesen se restituyese las expoliaciones hechas en tiempo de los reyes don Jaime y don Pedro, que eran notorias y manifiestas. Tambien pedian que como no se hubiese guardado que los ricos hombres y las otras personas contenidas en el privilegio general, fuesen de su consejo y se hubiesen enviado por el rey embajadores al rey de Castilla, y á Abenjucef rey de Tremecen, y al rey de Granada, y á la curia romana, y á Francia, y á Inglaterra, y hecho algunas donaciones y enajenaciones y empeños de cosas que tocaban á la comunidad del reino, sin preceder consejo, le pidiesen que fuesen revocadas. Con esto, porque el rey habia dado el oficio de la sobrejuntería de Ribagorza al bastardo de Pallás, que era veguer de Cataluña, pretendiendo que no lo podia ser, iustaban que fuese revocado: mayormente como aquel sobrejuntero que tenia aquel oficio, citase y oyese pleitos contra tenor del privilegio general, y que no fuese prohibido á los aragoneses por los oficiales reales, que usasen de la sal cual quisiesen del reino y pedian que las donaciones ó empeños que se habian hecho de las ciudades y villas de Aragon, que solian ser honores de los ricos hombres, se revocasen y volviesen á los honores: y fuese privado del oficio, don Muza, que era mayor sobre los bailes, no debiendo tener aquel cargo, conforme á lo que se habia estatuido siendo judío. Siendo enviados estos caballeros con aquellas demandas, tornaron á innovar la jura de la union y propusieron en ella, que el rey debia ordenar y proveer los hechos y

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negocios del reino, y de las comunidades, y de Ribagorza y Teruel, y del reino de Valencia, en los lugares que usaban del fuero de Aragon, con consejo y acuerdo de la cortè á provecho suyo, y de todo el reino y atendido que sin él hizo algunas donaciones en sus reinos que eran en grande daño y perjuicio suyo, y en vejacion de los pueblos, acatando lo que habian jurado, y teniendo respeto á la utilidad del rey y del reino, declararon que debia recibir y tomar en su consejo para que asistiesen en él las personas que la corte nombrase. Fueron entónces señalados cuatro ricos hombres, don Pedro señor de Ayerve, tio del rey don Pedro Cornel, don Artal de Alagon, y don Pe→ dro Martinez de Luna: y de los mesnaderos, don Gil de Vidaure, Rui Sanchez de Pomar, Alonso de Castelnou, Fernan Perez de Pina: y cuatro caballeros que fueron Fortun Sanchez de Vera, Jimen Perez de Salanova, Jimen Perez de Vera, y Arnaldo de Castro; y por el reino de Valencia dos caballeros que fuesen elegidos por la caballería del mismo reino. Por la ciudad de Zaragoza dos ciudadanos y sendos de las ciudades y villas de Huesca, Tarazona, Jaca, Barbastro, Calatayud, Teruel y Daroca, segun que por los consejos fuesen nombrados. Ordenábase de manera, que mientras el rey estuviese en Aragon y Ribagorza, y en tierras de Valencia, continuamente siguiesen su corte dos ricos hombres, y dos mesnaderos, y dos caballeros del reino de Aragon: y uno de los caballeros de Valencia, y cuatro por las ciudades y villas del reino, guardándose esta órden, que cuando se partiesen de la corte los unos, y los otros fuesen allá en su lugar, con cuyo acuerdo y consejo del rey, do quiera que se hallase, ordenase y proveyese todos los negocios y hechos del reino, y que aquel consejo durase de allí á la corte de mayo primero viniente, y de allí adelante hasta que por la corte fuesen nombrados otros en su lugar. Declararon que fuesen revocadas cualesquiera donaciones, que se hubiesen hecho de villas y castillos despues de la muerte del rey don Pedro: y si por ventura el rey no lo quisiese cumplir 6 pusiese dilacion en ello, prometian que no servirian al rey, ni le acudirian con las rentas y si por aquella causa procediese contra ellos, ó contra algun particular de la jura, todos fuesen obligados de se valer y ayudar con sus personas y haciendas. Esto juraron so las penas en las juras contenidas y que procederian á destruir todos aquellos que contra esta ordenacion viniesen, obligándose cada uno de ir contra el que lo contrario atentase á sus propias costas. Los ricos hombres y caballeros que en este ordenamiento se hallaron, fueron estos: don Bernardo Guillen de Entenza, don Artal de Alagon, y don Blasco su hermano, don Jimeno de Urrea, don Pedro Cornel, don Pedro Jordan de Peña, señor de Arenos, don Bernardo de Mauleon, Ponce de las Cellas, Blasco Martinez de Lagunilla, Miguel Perez de Gotor, Gonzalo Perez de Samper, Pero Ramirez de Cascante, Pedro Jordan de Alcolea, Gonzalo de Fontava, Sancho Perez de Navascues, y otros muchos caballeros, y Martin de Ablitas, y Gonzalo Jimenez de Pancisas, procuradores de la caballería del reino de Valencia, y con ellos se conformaron todas las ciudades y villas, y comunidades de Aragon, conforme á la costumbre antigua del reino, cuando estas uniones eran permitidas en conservacion de la libertad. De esta determinacion y acuerdo, y de la nominacion de las personas del consejo, avisaron al rey los de la corte, con Fortun Sanchez de Vera, y Sancho Martinez de Lagunilla, y con síndicos

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