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dor en aquella isla por el rey don Jaime, y con los ca- | de sus reinos y señoríos. Que siendo él fiel y católico y

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obediente á la santa madre Iglesia, y considerando que cualquiera sentencia de excomunion justa ó injusta se debia temer, habia mandado que se guardase el entredicho que se puso en sus reinos y pidió á los prelados que le absolviese el arzobispo de Tarragona de la sentencia de excomunion, ante quien se habia interpuesto la apelacion, pues estaba aparejado de jurary prometer por su fé real que estaria á lo que por derecho y justicia fuese determinado sobre aqu el hecho por la sede apostólica, é ir á escusar su inocencia delante del papa personalmente. No hubo ninguno que no se mo. viese á gran piedad, reconociendo en aquel príncipe que habia sido de mayor corazon y el mas señalado y valeroso caballero de su tiempo, tanta devocion y humildad, y el arzobispo que era muy notable prelado habido su consejo, recibió del rey juramento que estaria à lo que la Iglesia determinase y proveyese y absolvióle de la sentencia de excomunion. Estuvo aquel dia tan fatigado y agraviado del mal, que no podia hablar sino con mucha pena, y otro dia llamó al obispo de Valencia, que era gran privado suyo, y se llamaba don Jazberto y á los abades de Poblete y Santascreus de la órden de Cister a don Ugo de Mataplana preboste de Marsella que era de su consejo y muy privado, y persona de gran linaje, que fué despues obispo de Zaragoza, y vuelto al obispo le dijo que siempre habia tenido en él gran confianza, y en los mayores negocios de su estado habia seguido su parecer, y entonces le rogaba que le aconsejase en lo último de su vida, nó como á rey, sino como á un hombre muerto, ó que esperaba en breve morir y apenas podia hablar, y comunicó con ellos las cosas que tocaban al descargo de su conciencia, y luego mandó despachar letras para que se pusiesen en libertad todos los prisioneros, si no fué el príncipe de Salerno y algunos grandes barones, personas muy señaladas, por cuyo medio se espereba conseguir la paz general que tanto cumplía á toda la cristiandad, y mostrando grande arrepentimiento de sus culpas, confesóse dos veces con dos religiosos queeranel guardian de los frailes menores de Villafranca, y fray Galcerán de Tous, monge del monasterio de Santascreus, é hizo la confesion ante los dos juntos en señal de mayor humildad y contricion y recibió los sacramentos de la Iglesia devolísimamente, y aquejándole cada bora mas la enfermedad, falleció de allí á dos dias, segun Aclot dice, sábado yigilia de san Martin á la hora de completas: puesto que Montaner y otros escriben que falleció el mismo dia de san Martin. Murió en lo mejor de su edad, porque no tenia segun hallo en antiguas memorias, sino cuarenta y seis años. Habia hecho su testamento en Portfangós, el dia que se hizo á la vela con su armada á la empresa de Berbería, y no hizo otro codicilo ó testamento alguno ni dejó hecha mencion en él del reino de Sicilia, como Montaner afirma, y tan solamente nombró por su heredero al infante don Alonso su hijo primogénito en sus reinos y en el señorío y derecho que le pertenecia en el reino de Mallorca, y en los condados de Roselion y Cerdania, y en los otros vizcondados y señoríos que el rey don Jaime su hermano tenia en feudo. Substituyó en la sucesion dellos al infante don Jaime que era el hijo se

balleros y ciudadanos, que pues el rey de Mallorca habia entregado á los franceses toda la tierra que tenia en Rosellon, Cerdania y Valespir, y los castillos y fuerzas, no solamente los de su señorío, pero de los feudatarios del rey de Aragon, y en galardon de aquel beneficio ellos no le guardaban fé ni verdad y habian quemado hasta las iglesias y monasterios, no perdonando á las personas eclesiásticas y de religion, robando y matando muchos dellos, é injuriando los caballeros y gente principal, pues le debia pesar de su deshonor y mengua y de la de sus súbditos, por el deudo y naturaleza que habian tenido con el rey su padre y con él, á quien eran obligados por razon del directo señorío que sobre ellos tenia, en reconocimiento desto y de las mercedes y beneficios que del rey su padre habían recibido, hiciesen lo que buenos y leales vasallos debian, exhortándolos que en aquella voluntad perseverasen, si no querian llevar sobre si el yugo francés. Este caballero procuró de entender el ánimo que tenian, y si vendrian voluntariamente á la obediencia y servicio del rey de Aragon, recibiéndolos en su defensa y amparo, porque si tal ocasion se ofreciese, que su armada fuése á aquella isla, y se apoderasen de los castillos y principales fuerzas della. El gobernador y ciertos caballeros que tenian algunos castillos y lugares fuertes eran criados del rey de Mallorca, y destos no se pudo conocer sino que le habian de seguir y servir con toda lealtad y aficion, y en la otra gente por la mayor parte se descubria gran deseo del servicio del rey, á quien tenian por señor natural, y entendido por el rey el estado de aquella isla y la parte que en ella tenia determinó de se apoderar della, y pasar luego con la armada que tenia el almirante, y para esta empresa escogió doscientos caballeros catalanes y aragoneses y mandó que estuviesen aderezados con sus armas, para entrar en las galeras, y fuése el almirante con ellas al puerto de Salou, y que allí se recogiesen los navíos y barcas de aquella costa. Partió de Barcelona con este propósito á veinte y seis de octubre, y á cuatro leguas del camino de Tarragona le sobrevino tal enfermedad y dolencia, que sintiéndose muy agravado delia no pudo pasar adelante, y hubo de reparar muy desfallecido en una casería que llamaban el hospital de Cervellon, y allí fué de Barcelona el maestro Arnaldo de Vilanova, que era uno de los mas famosos médicos que hubo en sus tiempos, de donde le llevaron en hombros hasta Villafranca del Panadés, é iba tal, que llegó con grande trabajo y fatiga. La enfermedad le fué arreciando y revenciendo de tal suerte, que se conoció ser muy peligrosa, y mandó al infante don Alonso su hijo que se aderezase luego y pasase con su armada á Mallorca, y descubrióle su voluntad, dándole órden del modo que en la prosecucion de aquel negocio habia de seguir. Entendiendo que estaba en peligro de muerte, mandó venir ante sí á don Bernardo de Olivella arzobispo de Tarragona y á los obispos de Valencia y Huesca y otros prelados y personas religiosas y á todos los barones y ricos hombres y caballeros que allí habia, y ante todos ellos públicamente hizo un largo razonamiento relatando que él habia pasado al reino de Sicilia nó por desacato ni ofensa de la Iglesia ni en su des-gundo que estaba ya jurado por sucesor en el reino de honor, sino prosiguiendo el derecho de los infantes sus hijos, diciendo que el papa por esta causa habia procedido contra él y sus reinos muy exhorbitantemente, y contra todo derecho, publicando sentencia de privacion

Sicilia, yen defecto de hijos varones á los otros sus hijos, que fueron los infantes don Fadrique y don Pedro. Tuvoeste príncipe dos hijas, la infanta doña Isabel reina de Portugal y doña Violante que despues casó con el rey

Roberto, y otros hijos no legítimos de quien adelante en el proceso destos anales se hace mencion. Nombró en aquel testamento por sus testamentarios al arzobispo de Tarragona y al obispo de Valencia, y á don Rui Perez Ponce comendador de Alcañiz y á don Artal de Alagon que estaba casado con doña Teresa Perez su hija, y a don Artal de Foces, y á don Gilabert de Cruillas, y mandó sepultar en el monasterio de Santascreus que está en aquella comarca, adonde le llevaron con gran acompañamiento de todos los prelados y barones de Cataluña. Fué muy valiente y gran guerrero y muy venturoso en las armas, sabio y valeroso, y el mas estimado de todos los reyes cristianos y moros que reinaron en su tiempo, y entre todos los que en su edad concurrieron, fué habido por el mas excelente y de ánimo mas generoso y grande, como aquel que en los mas arduos negocios supo mejor acomodar las armas con los concejos. Era de gran estatura, robusto y á maravilla bien proporcionado, y de una magestad muy real, de quien con razon dijo Dante, que fué ceñido de todo valor, y por esta causa, y por aquella empresa que tomó contra los mayores y mas poderosos príncipes de la cristiandad, y porque hasta sus enemigos lo tuvieron por muy excelente caballero y gran capitan, por diferenciarle de los otros reyes que hubo en Aragon de su nombre, le llamaron el Grande, y conociose bien en su persona por muy cierto, que á los príncipes muy excelentes y de gran valor, casi siempre suelen suceder todas sus cosas prósperamente. Mas entre todos los buenos sucesos se puede contar por el mayor, que habiendo sido tal, que no tuvo par y hijo de padre tan excelente, fué padre de valerosísimos hijos, y los tres dellos fueron reyes, que dejaron bien fundado el reino que él adquirió. Fué este año muy señado y memorable por la muerte de tres reyes tan famosos y de un pontífice, porque dentro dél fallecieron el rey don Carlos y los reyes de Francia y Aragon, y el papa Martin.

CAP. LXXII. —Que Carlos principe de Salerno renunció al infante don Jaime el reino de la isla de Sicilia.

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muerte, y aun segun un autor siciliano de aquellos tiempos escribe, mandóles expresamente, que en caso que no pudiese otra cosa hacer, sino que les fuese forzoso rendirse, le cortasen la cabeza y le echasen á la mar. Subió el infante à visitar al príncipe y en presencia de aquellos caballeros dijo, que por obedecer el mandamiento de su padre, convenia enviarle á Cataluña, y porque tenia gran esperanza, que alcanzaria luego gracia de su libertad, le pedia, que le dijese qué paz y concordia pensaba tener con él, á quien su padre habia dejado en la posesion de aquel reino. Entonces, segun parece por instrumentos públicos, el principe renunció al infante don Jaime el derecho de la isla de Sicilia, con las islas adyacentes y le ofreció, por sí y en nombre de sus herederos, que no se intitularian reyes de Sicilia y que le casaria con doña Blanca su hija, y le confirmaria aquella cesion, y daria otra hija al infante don Fadrique su hermano, con el principado de Taranto, y con el honor del monte de San Angelo, como lo habia tenido el rey Manfredo, y que casaria á Luis, que era el segundo de sus hijos, con la infanta doña Violante su hermana, le daria en dote toda la tierra de Calabria, y pondria en poder del rey de Aragon, su padre, sus hijos en rehenes y otros principales barones de Francia, y de la Proenza é Inglaterra, y que entregaria cierta suma de dinero, obligándole que dentro de dos años se confirmaria aquel asiento y concordia por la sede apostólica, y por el rey de Francia, y si dentro de aquel término no cumpliese todo esto, volveria el príncipe á ponerse en poder de su padre. Esto juró con solemnes sacramentos interviniendo en ello la reina y el infante su hijo. Con esto se entregó el príncipe á estos tres caballeros, y con una nave muy bien armada hicieron vela la via de Cataluña.

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Ántes desto siendo creado pontífice Honorio cuarto Diversas veces habia mandadoel reyalinfante don Jai- en lugar del papa Martin, sucedió que dos religiosos, me y á la reina doña Costanza, que le enviasen al prínci- que se decian fray Prono de Aidona siciliano, y fray pe de Salerno, despues de la alteracion que hubo entre los Antonio de monte de Pulla, de la orden de los predisicilianos, cuando se trató de le condenar á muerte, y so- cadores, entraron en Sicilia por mandado del papa, bre lo mismo habia escrito á Juan de Proxita, con pa- con letras y provisiones suyas para diversas personas labras de gran sentimiento, diciendo que si no obede-eclesiásticas y seglares, y con ellas alteraron y conmocian su mandamiento, le seria forzado ir á Sicilia, y pesaria al infante su hijo de su ida. Habíalo diferido el infante, porque le aconsejaban, que no se aventurase la persona del príncipe, que tanto importaba para la conservacion de la isla de Sicilia, ni se enviase sino con armada, con recelo que no fuese á manos de quien con él hiciese su hecho de otra manera de lo que á los sicilianos convenia, y en daño y detrimento suyo. Perseverando en esta duda, á la postre por la grande instancia, que el rey hacia, y por la persuasion y consejo de Juan de Proxita, deliberó de enviar al príncipe á Cataluña, como el rey lo mandaba. Por esta causa el infante fué á Chefalu, adondeestaba el príncipe, y llevó solamente consigo tres caballeros, que eran, don Ramon Alaman, Jimeno Dazlor y Guillen de Pons, á quien habia determinado de entregarle para que le trajesen á Cataluña, y recibió de ellos primero pleito homenaje, que lo entregarian al rey ó á sus lugará sus herederos, y suplicó que el papa Martin revocase tenientes, y que en caso que se encontrasen con armada francesa ó con otros enemigos, le defenderian hasta la

vieron los ánimos de los sicilianos, contra el rey don Pedro á la misma sazon que el ejército francés estaba ya en Cataluña, y persuadieron á muchos que obedeciesen y siguiesen el nombre y voz de la Iglesia. Para mas inducirlos á esto el papa, despues de su eleccion, á diez y siete de setiembre deste mismo año, estando en Tibuli hizo cierta constitucion decretal, en que declaraba las gravezas y vejaciones que los sicilianos habian recibido en lo pasado y en el gobierno del rey Carlos diciendo, que habian sido introducidas en el tiempo del emperador Federico y de sus hijos, así en lo que tocaba á los tributos y rentas reales, como de las que debian llevar los barones del reino, y fundándose en que el rey Carlos, por sí y por sus sucesores, habia consentido, que el papa Martin reformase y corrigiese todos aquellos abusos que estaban introducidos, y estando en el artículo de la muerte habia tornado á ratificarlo, obligando á ella

y reformase todas aquellas gravezas y se restaurase el estado de aquel reino, proveyó en las cosas que en

gendraban mayor escándalo, prohibiendo todas las exacciones, sino en cuatro casos. Estos eran el primero en notable invasion del reino, ó en notoria rebelion, y el segundo para rescatar la persona del rey, si estuviese en poder de sus enemigos, y el tercero, cuando el rey se armase caballero, ó alguno de sus hermanos

en el castillo de Barcelona, hasta que se diese la órden que el rey mandaba guardar, y entretanto fueron señalados para la guarda de su persona Beltran de Canellas, Guillen Lunfort y otros caballeros de Cataluña.

CAP. LXXIV.-Que el principe don Alonso pasó con su armada á Mallorca y se apoderó de la isla.

Ántes del fallecimiento del rey, partió el infante don Alonso del puerto de Salou con la armada que allí se habia juntado, é iban en ella en su servicio don Blasco de Alagon hermano de don Artal, que fué el mas señalado y valeroso caballero de todos los que concurrieron en sus tiempos y á quien principalmente se atri

rey y del infante. Fué justiciado Juan Celamida, y al_ gunos otros, y con este castigo se apaciguó aquel escándalo y alteracion, que á no remediarse á los principios, pudiera estenderse tanto, que resultara mayores inconvenientes. Arribó el príncipe en la playa de Barcelona en el mes de noviembre, antes del falleci6 hijos, y el cuarto para casar alguna de sus herma-miento del rey, y juntamente tuvo aviso de su llegada nas, ó hijas, ó nietas, ó de su sangre, en caso que él la y que la ciudad de Girona se habia rendido, y que eran dotase. En estos casos declaraba el papa, que pudie-idos los franceses, que en ella estaban en guarnicion, sen los reyes de Sicilia imponer servicio, que llama | y habian salido de Cataluña. Fué puesto el príncipe colecta, y cobrarla de sus súbditos, con que no excediese de cincuenta mil onzas de oro por invasion ó rebelion del reino y por el rescate, y por la solemnidad de la caballería doce mil, y por razon del matrimonio quince mil, y estas sumas fuesen universales por todo el reino, así de la otra parte del Faro, como desta parte, que despues se dijo tan impropiamente Sicilia de allende y aquende el Faro, cuando comenzó á dividirse en reyes, no solo diversos, pero enemigos, porque antes solamente se intitulaban reyes de Sicilia, y el señorío que tenian en Italia se declaraba por los titulos de duques de Pulla y Calabria y príncipes de Capua y Salerno. Ordenáronse otras muchas cosas con gran equidad, que se mandaban guardar contra la opresion y molestia que los pueblos recibian, veján-buyó la alabanza de la defensa de la isla de Sicilia, don dolos y agravándolos con nuevas imposiciones y servicios, con color de la disension de la tierra, y en ayuda de los gastos que en las guerras se recrecian á los reyes. Todo esto moderaba el papa en grande favor del pueblo, creyendo que con esta reformacion se persuadirian á querer volver al señorío de la Iglesia y del príncipe de Salerno. Estos religiosos llegaron á Rendazo, y prosiguiendo su camino para el monasterio de Maniache, que está cerca de aquella ciudad, para tratarlo con el abad, á quien se daba facultad por el papa para que concediese indulgencia á todos los que se redujesen á la fidelidad de la Iglesia, y à vueltas destas gracias tenia comision de hacer largas promesas de baronías y estados á los que sirviesen al papa contra el rey de Aragon. El abad comenzó á tratarlo y ponerlo en ejecucion con gran astucia y secreto, y persuadió á muchas personas y entre ellos un caballero de gran parentela llamado Bonamico de Rendazo y á un Juan Celamida de Traina y á dos sobrinos suyos naturales de Mecina, y algunos vecinos del lugar de Rendazo. Los frailes que á este trato vinieron, habiendo explica do su comision y dejado sus provisiones al abad de Maniache, recogiéronse secretamente en Mecina en el monasterio de monjas de nuestra Señora de Scalas y llevaba el abad su empresa muy adelante, pervirtiendo mucha gente liviana, que suele ser amiga de novedades, perdida y escandalosa, pero no pudo ser tan secreto, lo que se comunicó con tantos, que no resultasen algunos indicios y llegase á noticia del infante, y cometióse la pesquisa é investigacion del negocio á Mateo de Termini. Éste con grande solicitud y diligencia descubrió en Mecina los dos religiosos y siendo llevados ante el infante, sin otra conminacion ni terror, descubrieron el hecho como pasaba y por respeto del papa y por el honor de su religion los dejaron ir libremente. Fué preso en Palermo el abad, y mandó el infante que lo llevasen al castillo de Malta, y sus sobrinos fueron enviados á Mecina, y Bonamico de Rendazo acogiéndose a los bosques de Mongibel con muchos que eran partícipes en aquel delito, declaradamente se rebeló contra la justicia, recogiendo los malhechores de toda la isla, pero dospues fué reducido al servicio del

Sancho de Antillon, Pedro Garces de Nuez, Pedro Sesse, Blasco Jimenez de Ayerve, Jimen Perez de Andosilla y otros caballeros del reino de Aragon y del principado de Cataluña fueron don Pedro de Moncada, Ramon Durg, Maimon de Plegamans y otros muchos caballeros que sirvieron al rey en la guerra de Cataluña y entre ellos Conrado Lanza, que fué un muy señalado caballero y valeroso capitan. La armada fué á surgir á la Porraza, á donde salieron á tierra todos los caballeros y gente de guerra, y el infante con su caballería y con los almogaraves mandó asentar sus estancias junto á las torres que llamaban Lavaneras, sobre la ciudad de Mallorca, y el almirante Roger de Lauria con toda su armada se fué al mismo lugar. Habia mandado el infante, que la gente no hiciese ningun daño en la vega, ni en las viñas de los mallorquines, y luego en su llegada los de la ciudad comenzaron á tratar con él por medio de Conrado Lanza de entregarse, porque la ciudad no se le pudiera defender y los ánimos de los mas de la isla estaban conformes en desear de reducirse á la corona real, por estar vejados y maltratados del rey don Jaime y de sus oficiales. Con esto fué fácil cosa reducirlos á la obediencia del rey de Aragon, que era su señor natural, y á diez y nueve de noviembre la universidad de Mallorca nombró sus síndicos, para prestar homenaje y juramento de fidelidad al infante en nombre de toda la isla, y juraron de le tener por rey y señor, y que serian á él y á sus sucesores fieles y leales vasallos, y obedecerian á sus gobernadores como buenos súbditos debian á su señor natural, y procurarian el pro y bien suyo, contra todas las personas del mundo, y de su reino y señorío, é hicieron este homenaje de manos y de boca, conforme à la costumbre de Cataluña. Allende desto, de cada lugar y parroquia de la isla, se nombraron seis procuradores que vinieron ante el infante á la ciudad de Mallorca, y en nombre de todos los lugares de la isla, hicieron el mismo juramento. Era gobernador de Mallorca, por el rey don Jaime, Ponce Zagardia, y luego que supo que la armada del rey de Aragon pasaba contra aquella isla, no teniendo confianza que los mallorquines

se pusiesen en defensa, ni el rey don Jaime le pudiese enviar socorro, recogióse con los suyos á las casas del Temple, que eran fuertes, con algunos pocos que seguian la opinion del rey de Mallorca, y despues que el infante entró en la ciudad dióse á partido, con quec le dejasen salir con su casa y familia y bienes, y con que los que con él estaban se pudiesen ir. libremente fuera de la isla, donde por bien tuviesen, y con esto se pasó el gobernador al condado de Rosellon. Los castillos de Oloron, Pollenza y el de Santueri que eran fuertes, teníanse por el rey don Jaime, y estaban en ellos algunos caballeros con gente que los defendian y no querian entregarlos aunque fueron requeridos diversas veces, y estaba en Oloron Ramon de Palaudano, y en Pollenza, Berenguer Arnal de Illa, y en Santueri Tornalbix, y contra ellos se enviaron algunas compañías de gente del ejército, y despues se entregaron á Asberto de Mediona en nombre del infante, y diéronse á partido, y Berenguer Arnal entregó á Pollenza, con condicion que el infante le diese recompensa conveniente en el reino de Valencia, de lo que tenia en Mallorca, y si el rey don Jaime por esta causa le quitase lo que tenia en Rosellon, fuese obligado el rey de le recompensar en otra tanta cantidad en el mismo reino. Tuvo el infante aviso que muchos que tenian la opinion del rey de Mallorca, cuyos bienes se habian mandado ocupar, se querian salir escondidamente de la isla y llevar sus haciendas, y proveyó, que los bailes de Soller, Bampalbahar, Sontain, Cabo, Corobal, Muza, Felanix, Manacor, Artá, Pollenza, Andraix, no diesen lugar que se embarcase sin licencia y mandamiento suyo, y detúvose en ordenar las cosas de la isla to-do el mes de diciembre, y dejó por lugarteniente general y procurador del reino á Asberto de Mediona. Entretanto que la isla de Mallorca se reducia al infante, y se ponia debajo de la obediencia del rey de Aragon, porque la isla y ciudad de Iviza que es de la misma conquista y señorío, era muy importante á las cosas de la mar por la comodidad y disposicion de aquel puerto y por la fortaleza del lugar y castillo, envió el infante para que tratasen con los vecinos della, para reducirlos á su servicio, á un caballero llamado Guillen de Loreto, y á Cervian de Riaria, y Pedro de Cardona vecinos de Mallorca. Estos avisaron á los de Iviza del supremo señorío que el rey de Aragon tenia sobre aquella isla, por razon del feudo y concordia que se asentó entre el rey don Pedro y el rey don Jaime su hermano, y que habia caido del feudo el rey don Jaime por dar ayuda y socorro al rey de Francia contra el rey, exhortándolos que pues aquella isla y reino volvían á su obediencia, que ellos como fieles súbditos hiciesen lo mismo que los mallorquines, pues estaban debajo de la misma obligacion, y nombra ron sus procuradores y síndicos, que fuésen en nombre de aquella universidad á prestar el juramento de fidelidad, y ofrecieron de seguir lo que los mallorquines hiciesen y dar la fidelidad y obediencia al infante si personalmente alla fuése.

CAP. LXXV.-De la obligacion que el infante don Alonso hizo al almirante Roger de Lauria, de valer al infante don Jaime su hermano, á defender la isla de Sicilia y los otros estados de aquella corona. Luego que se supo en Mallorca la muerte del rey, el almirante Roger de Lauria, entendiendo cuanto convenia que el infante don Alonso, que sucedia en los

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reinos de Aragon y Valencia y principado de Cataluña, estuviese muy unido y confederado con el infante don Jaime su hermano, que habia de ser rey de la isla de Sicilia, por consentimiento de los sicilianos que le habían jurado por sucesor ántes que el rey don Pedro se viniese á Cataluña, y que estuviesen muy conformes y unidos, por el grande perjuicio que se podria seguir si alguno dellos por aventajar sus cosas y negocios, olvidase lo que a entrambos y á todos estos reinos convenia, principalmente à la defensa y amparo de Sicilia, contra la cual estaban armadas y opuestas la fuerzas de la Iglesia y de la casa de Francia, procuró con grande providencia de los obligar y unir en grande amor y conformidad, y tratólo con el infante, y él como príncipe muy valeroso con grande deseo y ánimo de ayudar y valer á su hermano en las guerras que se le pudiesen ofrecer, prometió al almirante, siendo presentes Conrado Lanza, Blasco Jimenez de Ayerve, Pedro Garces de Nuez, Asberto de Mediona, Pedro de Libia, Berenguer de Castellon, que con su persona y haber, y con las gentes y vasallos y señoríos que tenia, defenderia y ayudaria al infaute don Jaime su hermano, á la defensa del reino de Sicilia y de los principados de Capua y Salerno, y del ducado de Pulla, y de los condados é islas adyacentes, contra todas las personas del mundo, de cualquiera grado, estado, dignidad y condicion que fuesen, en todo tiempo, de lo cual le dió su fé y promesa me→ diante instrumento público, y con esto se hizo á la vela el almirante con sus galeras la via de Sicilia. Luego mandó el rey escribir á los prelados y ricos hombres, y ciudades del reino de Aragon y de Cataluña, avisándoles como habia reducido á su servicio y obediencia aquella isla, y allí tomó título de rey intitulándose rey de Aragon, de Mallorca, de Valencia y conde de Barcelona.

CAP. LXXVI-Que el rey don Alonso se apoderó de la isla de Iviza y pasó con su armada á desembarcar á Alicante, y fue al monasterio de Santascreus á asistir á las exequias del rey su padre.

Embarcóse el rey en el puerto de Mallorca, y de allí se hizo á la vela en el principio del mes de ene→ ro, que fué del año de la Navidad de mil doscientos ochenta y seis, y llegó con su armada á Iviza, y los de la ciudad le recibieron y prestaron la fidelidad como á rey y señor, y le entregaron el castillo, y en él dejó por gobernador á Guillen de Loreto, y vino con su armada á desembarcar en el puerto de Alicante, de donde se vino para Gandia, y de allí mandó escribir á los ricos hombres del reino de Valencia, que para el dia de la purificacion de Nuestra Señora estuviesen en Valencia, para bacer el juramento y homenajes de fidelidad como á nuevo sucesor en el reino. Salieron á recibirle don Jaime señor de Ejérica su tio, don Jaime Perez señor de Segorbe su hermano, don Guillen Ramon de Moncada, don Bernardo de Belpuig, Amor Dionis, y Gabriel Dionis, don Pedro Jordan de Peña, don Rodrigo Sanchez de Calatayud. Pedro Zapata señor de Tous, Carroz señor de Rebolledo, Berenguer de Lanzol, Jimeno de Romaní, y otros mesnaderos y caballeros heredados en aquel reino, y sin detenerse ni dividirse á otros negocios, partió de Valencia al monasterio de Saptascreus, para hacer las exequias del rey su padre, y para que se celebrasen con toda solemnidad, y con el aparato y magnificencia que convenia, mandó escribir á los prelades, barones y caba

lleros de Cataluña, avisándoles, que para trece del mes de febrero siguiente estaria allí, encargándoles se hallasen con él á las honras, y antes que partiese de Valencia se escribió á los ricos hombres, mesnaderos, infanzones, y á las ciudades y villas de Aragon, avisando de lo mismo, y tambien les advertia que acabado lo de las exequias partiria para Zaragoza, adonde habia de tener cortes, y las pensaba comenzar el dia de pascua de Resurreccion, y que en aquella fiesta recibiria la caballería, y se coronaria como era costumbre, y que no pensaba diferirlo, y envió por esta causa á Zaragoza á don Pedro Jordan de Peña.

CAP. LXXVII-De la embajada que enviaron al rey los ricos hombres y procuradores de las ciudades y villas del reino que se juntaron en Zaragoza.

Ántes desto, luego que se tuvo nueva del fallecimiento del rey, los ricos hombres mesnaderos y caballeros, y las ciudades y villas de la jura de la union de Aragon, se ayuntaron en Zaragoza, y convocaron su ayuntamiento en el mes de diciembre siguiente, y en él ordenaron algunas cosas para el reparo y remedio de los robos y daños é insultos que se hacian por el reino. Para esto proveyeron, que los conservadores de la union fuesen obligados de dar favor y ayuda á los sobrejunteros, que eran los que tenian especial cargo de perseguir los malhechores, siempre que por ellos y por la sobrejuntería fuesen requeridos. Despues siéndoles dadas las cartas que el rey escribió despues de Mallorca, avisándoles como habia reducido aquella isla á su servicio, visto que en ellas se intitulaba rey, y entendiendo que habia hecho algunas donaciones y mercedes, parecióles cosa nueva, y que nunca los reyes sus antecesores la habian usado, y tenian en la memoria muy reciente el ejemplo del rey don Pedro su padre, que hallándose al tiempo que murió el rey don Jaime en el reino de Valencia, en la guerra de los moros que entonces se rebelaron, y conviniendo asistir á ella, pasó algun tiempo que no tomó título de rey sino de infante primogénito heredero de los reinos del rey su padre, hasta que recibió en Zaragoza la corona y caballería como dicho es. Por esta causa se juntaron en la iglesia de San Salvador á veinte y nueve de enero, que fué en la festividad de san Valero, que se celebra aquel dia con gran solemnidad, y acordaron de enviar al rey sus embajadores, y fueron para esto nombrados don Bernardo Guillen de Entenza, y don Jimeno de Urrea, para que de su parte le explicasen, que como él no fuese venido al reino de Aragon, despues que el rey su padre de buena memoria habia finado, ni hubiese otorgado ni jurado los fueros y franquezas de Aragon y las otras cosas que debía hacer, ántes de recibir la corona y caballería, segun sus antecesores acostumbraron siempre de recibirla en esta ciudad, y sin cumplir esto él se intitulase rey, y como tal proveyese en todo, que fuese la su merced, y le requiriesen de parte de todo el reino, que él viniese luego á Zaragoza, á otorgar y jurar los fueros, usos y costumbres, y las franquezas y privilegios de Aragon, y á recibir su caballería, y la corona como sus antecesores lo habian usado, y que entretanto sobrescyese en hacer donaciones, y en otras cosas que fuesen como ellos decian, menguamiento del reino de Aragon, n; usase como rey, porque hasta que aquello se cumpliese, no se debia llamar rey de Aragon, ni el reino le tenia por rey, no embargante que le tuviesen y acatasen por su señor natural, y por aquel que debia rei

nar derechamente como sucesor legítimo en los reinos y señoríos del rey su padre, y como su hijo primogénito, y porque no se causase perjuicio alguno al reino, si le llamasen é intitulasen rey ántes de tiempo, y él no se tuviese por desacatado dellos, si no le llamaban rey, segun él se intitulaba, ordenaron que aquellos ricos hombres no llevasen letras de creencia ni otra escritura, y solamente explicasen su embajada de paJabra ante el rey y su consejo. Estos ricos hombres haHaron al rey en Murviedro, y allí le refirieron su mensajería. El rey con gran mansedumbre respondió á ella, que como quiera que él se hubiese intitulado rey, no por esta causa entendia hacer en alguna manera perjuicio al reino, porque hallándose en la isla de Mallorca, le fueron enviadas letras del arzobispo de Tarragona, y de los prelados, condes y vizcondes, y de los barones, y ciudades y villas de Cataluña, en que le avisaban del fallecimiento del rey su padre, y en ellas le llamaban rey de Aragon, de Mallorca, de Valencia, conde de Barcelona, y no le pareció conforme á razon, ni á la dignidad de su persona real, que llamándole ellos rey, él se intitulase infante, mayormente que ménos era ordenada cosa, ni razonable, que habiendo ganado á su señorío nuevamente el reino de Mallorca, debiéndose intitular rey, se llamase infante de Aragon, y rey de Mallorca, pero que vueito del monasterio de Santascreus, à donde iba por celebrar las exequias del rey su padre, vendria luego á Zaragoza, para cumplir lo que ellos le aconsejasen que de razon se debía hacer.

CAP. LXXVIII.-De la batalla que venció á los navarros don Pedro Cornel, y que el rey celebró la fiesta de su coronacion.

Partió el rey de Murviedro para el monasterio de Santascreus, muy acompañado de prelados y ricos hombres de Aragon y Valencia, y saliéronle á recibir los con. des de Ampurias, Urgel y Pallás, don Ramon Folch vizconde de Cardona, don Dalmao vizconde de Rocaberti, don Guerau y don Alaman de Cervellon, don Berenguer de Entenza, don Ramon de Moncada señor de Albalate y don Ramon de Moncada señor de Fraga, don Guillen y don Ramon de Anglesola, Jazbert de Castelnou, don Guillen de Peralta, don Ramon y don Guerau de Cabrera, don Berenguer de Puchuert, Ponce de Ribellas, don Ramon vizconde de Vilanova, Arnaldo de Corzavi, Bernardo Ugo de Cabans, don Gilabert de Cruillas y otros muchos caballeros de Cataluña, que se ayuntaron á las honras del rey. Las exequias se celebraron con grande aparato y ceremonia, como se requeria, y el cuerpo del rey se puso despues en un hermoso túmulo que el almirante trajo de Sicilia, de muy excelente pórfido. De allí fué el rey á Barcelona y pasó adelante para visitar los lugares de la comarca y de todo el condado de Ampurias, y mandó fortificar algunos castillos y proveyéronse de gente las fronteras de Rosellon, porque estaba el rey de Mallorca en Perpiñan con gente de guerra francesa. Estuvo en aquella comarca hasta mediado marzo, y dejando aquello proveido, volvióse para Barcelona, y allí se detuvo hasta en fin del mes, ordenando y proveyendo las cosas de la guerra, por ser ya la primavera, y nombró por su lugarteniente general en Cataluña, á Arnaldo Roger conde de Pallás, declarando, que tuviese el regimiento y administracion de justicia, en su lugar, desde Cinca hasta el collado de Panizas. Despues se vino á Lérida y á Huesca y Jaca, por dar favor á la gente

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