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intencion, segun Vilano escribe, de mandarla quemar: y en aquel pensamiento duró gran espacio hasta que vencido de los ruegos de un legado apostólico, y por contemplacion de muchos buenos y fieles ciudadanos, los perdono, y mandó ahorcar ciento y cincuenta de los mas culpados en aquel alboroto: y por continuar la guerra contra la isla de Sicilia, fué parte de su armada á Pulla, y por no pasar el Faro dieron vuelta á la isla por la parte de poniente, y alejados de la costa navegaron la via de Pulla al puerto de Brindez, adonde fué por tierra la mayor parte de su ejército. Aquellas galeras con otras cuarenta que estaban en Brindez, y veinte y dos taridas vinieron por la costa de Calabria, hasta entrar en el Faro contra Rijoles: y el rey Carlos por tierra movió con tan grande y poderoso ejército, que afirman ser diez mil de caballo italianos y franceses. y cuarenta mil peones. Habíanse ganado en Calabria por los capitanes del rey de Aragon muchos lugares, y poco antes de la prision del príncipe se entendian con el almirante cuatro castillos fuertes y muy importantes en la costa de Calabria, que eran la Escalea, Chitrato, Santolucido, y la Mantia, y cada dia se iban mas aficionando á los nuestros los ánimos de los calabreses, con los buenos sucesos y victorias del almirante, y estaban con esto los del principado vacilando, y atentos á cualquiera ocasion. Estaba en Rijoles por gobernador y capitan Guillen de Pons con trescientos soldados y la mayor parte de los mecineses, y púsose el cerco por mar y por tierra sobre aquel lugar: y comenzóse á defender, y en los combates se hubieron por los de Rijoles y la gente de guerra may animosamente, y fueron perdiendo el miedo á los enemigos. Con esto como faltase puerto para tan grande armada y estuviese en peligro, y algunas galeras y saetías hubiesen dado al través en la playa de Rijoles, salieron del Faro las galeras del rey Carlos, y hicieron vela la via de Pulla, y el real se levantó y se puso sobre la Catona á catorce de agosto deste año.

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que está desta parte del Faro, entre Agropoli y la Bañara, á donde estaba en guarnicion con gente francesa el conde de Catanzaro, con quinientos caballos y dos mil soldados, sin la gente de la tierra y siendo media noche, estando sin recelo ninguno, por estar tan vecina la armada francesa y su real, halló el almirante las guardas muy descuidadas, y saliendo á tierra con su gente, escalaron el lugar y discurrieron por las calles con gran estruendo de trompetas, robando y quemando, y haciendo grande estrago y matanza en los vecinos y soldados que salian á la defensa. El conde se acogió á lo fuerte y el almirante mandó recoger los suyos porque no recibiesen daño. Fué allí preso un caballero natural de aquel lugar, llamado Pedro Pellicia, el cual siendo gobernador en Rijoles, por odio y enemistad que tenia con los principales de aquel lugar, que eran fieles al rey de Aragon, alborotó el pueblo contra ellos, y fueron muchos muertos, y siendo por ello preso, se escapó de la prision y pasó á servir al rey Carlos y despues fué entregado á los de Rijoles, que ejecutaron en su persona cruel venganza. Este salto se hizo en tan breve tiempo, que alalba el almirante estaba en el cabo del Pellerin, y siendo otro dia siguiente partida la armada de Carlos, siguió en pos della y llegó á puesta de sol á la playa de Castelvetro, que dista de la marina por seis millas, y á tres horas de la noche acometió con trescientos almogáraves á escala vista el lugar, y fué escalado y entrado tan de improviso, que fué puesto à saco. La armada del rey Carlos prosiguió su viaje la via de Pulla, y el almirante dió la vuelta con la suya, costeando las marinas de Calabria desta parte del Faro, y salió á tierra con mil almogáraves, gente muy escogida, y que tenia noticia de aquella comarca, y caminó de noche la via de Castrovilari, que dista de la mar por treinta millas, y llegó sobre el lugar cuando amanecia, tan de sobresalto, que la gente que en él habia no se pudo poner en defensa, y entregáronse al almirante. Siguieron otros pueblos á los de Castrovilari, y alzáronse por el rey de Aragon, y despues fué contra Cotron, y con miedo que tuvieron los vecinos de aquel lugar de no ser puestos á saco, se rindieron y pusieron debajo de la fidelidad y obediencia del rey de Aragon. Algunos lugares de la provincia Basilicata, despues de la toma de Castrovilari se rebelaron contra el rey Carlos y residiendo en ella Mateo Fortun, que era adalid de dos mil almogáraves, haciendo guerra contra los franceses que estaban en aquella comarca, una noche de grandes aguas partió con su gente contra Murano, y no hallando guarda ni defensa en el castillo, le ganaron juntamente con el lugar, y prendieron la señora dél y entonces se de

Cuando el rey tuvo nueva de la victoria que el almirante hubo de sus enemigos, y de la armada grande que el rey Carlos tenia junta para acometer por la parte de Mecina, visto cuanto cumplia fornecer su armada, envió con Ramon Marquet catorce galeras al almirante, que habia mandado armar en las costas de Cataluña. Arribaron estas galeras á Melazo: adonde estaban don Berenguer de Vilaragut, que tenia cargo de aquel castillo, que era una declararon por el rey de Aragon, Montalto, Renda, Bralas mayores y mas principales fuerzas del reino, y la defensa y guarda de los lugares de la marina del val de Emina, y pasó adelante Ramon Marquet con sus galeras. En aquella sazon, porque el tiempo era tem

cha y otros lugares del val de Crate, Lainola Rotunda, Castelluzo y Lauria, que habia sido de los predecesores del almirante y con ellos Lagonigro y otros lugares de Basilicata. Tras esto se rindieron los vecinos de Estronpestuoso, y comenzaba el invierno, y por muy gran-gilo, Marturano, Nicastro, Esquilache: y de comun des aguas que hacia, el rey Carlos partió con su ejér- acuerdo enviaron sus mensajeros, para ponerse debacito de la Catona la via de Pulla, para donde su arma-jo de la obediencia y servicio del rey y envió el infanda habia hecho vela y el almirante con la suya salió del puerto de Mecina, y halláronse casi en un tiempo ambas armadas juntas al cabo que llamaban de Pellerin, que dista de Rijoles por doce millas. En aquel lugar estuvieron á vista las armadas, los nuestros de parte de poniente, y la armada de Carlos mas allegada á tierra y siendo anochecido, el almirante escogió diez galeras de las suyas, y con ellas vino á Nicotera,

te don Jaime por gobernador de aquella parte de Calabria á Enrique Perez de la Barca, que era un caballero de gran valor y esfuerzo y en la misma sazon Guillen de Alliaco francés, señor de Fiumofrido se pasó á los nuestros, y el infante le confirmó la posesion de aquel lugar y castillo, y le hizo otras mercedes. Despues de haber conquistado gran parte de la Calabria, y algunos lugares de Basilicata, partió el almirante de aquella

CAP. L.-De la sentencia de muerte que los sicilianos dieron contra Carlos principe de Salerno, y que la reina de Aragon le salvó la vida.

En aquella misma sazon sucedió, que los mesineses, ó por liviandad y alteracion del pueblo, ó por inducimiento de algunas personas principales, que á ello les instigaban, ayuntándose la gente popular con grande movimiento y alboroto, se levantaron con un terrible furor é ímpetu, quebrantando los lugares y torres donde estaban muchos barones principales de Francia y de la Proenza, que habian sido presos en las batallas de mar, y en los reencuentros pasados con fin de pasarlos á cuchillo. Fué tan repentino este levantamiento, que antes que se pudiesen apaciguar por los oficiales reales, fueron cruelísimamente muertos mas de sesenta caballeros, personas muy principales, mostrando tener naturalmente con aquella nacion, cruel é implicable enemistad. De aquí se siguió, que luego se comenzó á tratar en la ciudad de Palermo por los síndicos de las ciudades del reino, lo que se debia hacer de la persona del príncipe de Salerno, que estaba en prision y siendo mandada ayuntar corte á los sicilianos en Mecina, para que deliberasen en esto, determinaron, que al príncipe se diese aquella muerte que el rey su padre habia mandado ejecutar en Conradino, y así se determinó con sentencia en nombre de todo el reino, y se notificó al príncipe. Conforman en esto con Montaner Vilano, y uno de los autores sicilianos antiguos, que escribieron las cosas del rey don Pedro, y afirman por muy constante, que siendo en esto los sicilianos conformes, la reina y el infante don Jaime no dieron á ello lugar, usando mas de clemencia que de ven→ ganza, considerando que en salvarle la vida, se po

costa, con propósito de pasar á Berbería contra los moros que estaban en la isla de los Gerbes, que la divide un muy estrecho canal de la tierra firme, á donde llegó de noche con su armada á doce de setiembre deste año, y dejó algunas galeras entre la isla y la parte de la tierra, porque no pudiesen los moros salirse por aquel estrecho, ni ser socorridos. Saltó la gente en tierra muy en órden, y fueron discurriendo por ella, saqueando y quemando las alquerías, y fueron muchos muertos y cautivos. Siendo de dia, como los moros anduviesen esparcidos, y muchos que tentaron de pasarse á tierra firme fuesen presos y muertos, y otros se encerrasen y acogiesen á los lugares muy secretos y escondidos por las cuevas y escondrijos que hay en aquella isla, casi sin hallar resistencia alguna fué ocupada y puesta debajo del dominio del rey de Aragon, y hubieron los soldados gran despojo y fueron ca utivos cerca de seis mil moros, y murieron bien cuatro mil. A los que estaban escondidos se dió seguro, y muchos de ellos se rescataron y otros quedaron esclavos, y el almirante mandó labrar un castillo en el paso y canal de tierra firme, á donde dejó una compañía de soldados con su capitan para la defensa y gobierno de la isla, la cual le fué dada para él y sus sucesores. Acaeció en aquella misma sazon que Margano rey de los moros alárabes de las montañas vecinas á Tripol, que se llamaba rey de Túnez, bajan do á la costa con poca gente con propósito de pasar á Túnez, ciertos catalanes que iban en una galera de armada, teniendo puesta gente en tierra, escondidamente dieron en los moros, y le prendieron, y fue llevado á Sicilia: y el infante le mandó poner en el castillo de Matagrifon. Con este vencimiento y presa, volvió el almirante á Sicilia, y luego entendiendo en proveer los lugares y castillos de Calabria, pasó la gente de caballo que tenia á aquella provincia, y de aquella vuel-dria seguir buena paz y union entre estos reyes, y ta Grateria y la Rochela se pusieron en ja obediencia del rey. Entonces Simon de Calatafimia, que era baron principal de Sicilia, y siempre habia favorecido la parte y opinion francesa, no pudiendo sufrir con buen ánimo el estado y mudanza que las cosas de aquel reino habían hecho, trocándose el dominio dél, porque no podía disimular su intencion, ni tolerar el gobierno de los que aborrecia, pidió licencia al infante para salir de Sicilia, é irse á servir al rey de Inglaterra con su mujer y familia, y habiendo prestado primeramente juramento que no se pasaria á los del rey, embarcóse en una nave y navegó la via de Nápoles, y siendo no lėjos del puerto fué preso por ciertos catalanes y llevado á Mecina, á donde por mandado del infante le fué cortada la cabeza. Tras esto se descubrieron otros, que traian secretas pláticas con el rey Carlos, y entre ellos uno llamado Proracho de Agosta, que fué condenado á muerte, no sin sospecha que intervenia en ellas Alaimo de Lentin maestre justicier del reino, á quien por el mes de noviembre deste año, la reina y el infante don Jaime abian enviado á Cataluña, con nueve galeras, para hacer algunas compañías de gente de guerra, que era muy necesaria para la defensa de la isla, y de los lugares que estaban en Calabria y Basilicata debajo de la obediencia del rey. Por esta causa fué presa Machalda, mujer de Alaimo, con sus hijos, y era mujer tan soberbia, que estando presa dijo al almirante, que buen galardon les habia dado el rey don Pedro, á quien habian llamado por compañero y nó como á rey, y despues que se vió apoderado del reino, trataba á sus amigos y confederados como si fuesen siervos.

TOMO IV.

persuadieron á los sicilianos, que no era justo, que aquello se tratase ni pusiese en ejecucion, sin consultarlo primero al rey, porque en cosa tan ardua y de tanta importancia, de que podrian resultar mayores daños, no se debia proceder por aquella via, y por escusar el escándalo que se temia, y la persona del príncipe no tuviese peligro, mandáronie sacar del castillo de Matagrifon, y que le llevasen al castillo de Chefalu, que era muy fuerte, á donde estuviese en buena guarda, hasta que el rey ordenase lo que conviniese. Cuando el rey fué avisado de la alteracion de los mecineses, y con cuanta crueldad fueron muertos los prisioneros, mandó soltar todos los que habian quedado en prision y que fuesen puestos en su libertad, jurando que no serian en hacer guerra contra él, ni ofenderle, lo cual ellos no cumplieron, sino solo Reinaldo Gallardo, uno de los almirantes del rey Carlos, cuya fé y verdad fué muy loada en aquellos tiempos.

CAP. LI. -Que los reyes de Aragon y Castilla se vieron, y el rey de Castilla ofreció de valer al rey de Aragon contra el rey de Francia.

Despues que el rey don Pedro cobró la ciudad de Al→ barracin, dejando fortificado y puesto el castillo en buena defensa con gente de guarnicion, partió con su gente para la ciudad de Tarazona, adonde habia de juntar su ejército, para hacer la guerra por aquella parte contra Navarra, y trató con el rey don Sancho, que se acercase bácia la frontera con algunas compañías de gente de armas, segun era obligado por la confederacion

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que entre sí tenian. Habíase ya pregonado en Francia la guerra contra estos reinos y con muy poderoso ejército determinaba el rey Filipo de entrar por Cataluna, como en conquista que el papa habia concedido á su hijo, y el rey de Castilla llegó á Soria, y de allí se vino á Ciria, adonde se vieron ambos reyes, y se partieron juntos para Borovia, adonde se tornaron á renovar y conformar sus amistades, y ofreció el rey de Castilla que le ayudaria con su persona contra el rey de Francia, si entrase por sus reinos, y que se hallaria en la batalla con él, y con esta confianza deliberó el rey hacer tal ayuntamiento de gentes, que pudiese salir en campo contra los franceses y darles la batalla. Habia entonces enviado sus embajadores al rey de Inglaterra, para que le declarasen los agravios que el papa le hacia, y los fundamentos de tan injusta sentencia como habia dado, y la empresa que que, ria seguir el rey de Francia, pidiéndole, que por el deudo y grande alianza que los reyes sus predecesores tuvieron de tan antiguo, le valiese contra su comun adversario, pues era causa y querella, en que á los príncipes convenia señalarse contra cualquiera rey ó príncipe, que sin preceder ninguna causa legítima ni honesta, procurase el desheredamiento y privacion de otro rey. Mas como el rey Eduardo, que fué el primero de los reyes de Inglaterra deste nombre, no hubiese rompido la guerra con Francia, entendiendo, que no le convenia señalarse por ninguna de las partes sin mayores prendas, no queria que el matrimonio de su hija doña Leonor con el infante don Alonso se concluyese, y estaba en la misma sazon en Guiana con ejército que habia juntado por castigar cierto levantamiento de la ciudad de Burdeus, y de algunos otros pueblos de Gascuña.

CAP. LII.-De la confederacion que se trató entre el rey y el emperador Rodolfo.

Por la misma causa estando el rey sobre Albarracin, envió al emperador Rodolfo por su embajador á Ramon de Botonach, para confirmar con él la union y liga que entre sí tenian con la parte gibelina de Italia. Fué este caballero con órden de tratar entre estos príncipes de algunos medios de mayor amistad con vínculo de parentesco, y para esto el rey le declaraba el derecho que sus hijos tenian al condado de Saboya, el cual ofrecia de renunciarle por alguna equivalencia que se le diese en sus reinos, de algunos lugares y villas que en ellos tenian los templarios, como se habia comenzado á tratar entre ellos. Este derecho que competia á la reina doña Costanza, era por razon de la reina doña Beatriz su madre, mujer del rey Manfredo, que fué hija de Amadeo conde de Saboya, y ofreció el emperador de ayudar al rey por la parte de Italia, á donde pensaba brevemente ir para recibir la corona del imperio, en la cual le pusieron grandes dificultades Inocencio, Adriano y el papa Juan vigésimo primo, y Nicolao y postreramente Martino, y por muerte de los pontífices se oponian los cardenales sede vacante á contradecirlo, con color que se tratase primero cerca del pacífico estado y conservacion de las tierras de la Iglesia, especialmente del exarcado de Ravena y Pentapoli, y querian que no se entremetiese Rodolfo en ninguna cosa de aquellos estados. Desto estaba el emperador gravemente indignado, y proponia de pasar á Italia fenecida la guerra que tenia con suizos por aquella parte del señorío que estaba sujeta al conde de Saboya, y recibir las coronas del imperio y ordenar las cosas en

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los estados que le eran feudatarios. Tambien envió en la misma sazon el rey á Margarita reina de Francia mujer del rey Luis al obispo de Valencia para que tratase con el rey su hijo de algunos buenos y razonables medios de concordia, y no le dieron lugar que la viese ni pasase de París, porque la tenian por muy aficionada á la casa de Aragon, y estaba indignada contra el rey Carlos, por haberle ocupado el condado de la Proenza por título de su mujer, siendo ella la mayor de las hijas de don Ramon Berenguer conde de la Proenza.

CAP. LIII.-De la entrada que el rey hizo con su ejército en el reino de Navarra, y de la muerte del rey Carlos de Sicilia.

Salió el rey con la gente que estaba ajuntada en las comarcas de Tarazona, para hacer guerra en el reino de Navarra, y fuése acercando á la frontera de Tudela, á donde tenian los franceses toda la fuerza de su gente, que era mucha, porque este año por el mes de agosto Filipo hijo primogénito del rey de Francia, habia celebrado el matrimonio con Juana hija del rey Enrico rey de Navarra, y se coronó en rey, y entró mas gente de armas de la que solia en él residir. Mandó el rey asentar su real cerca de la villa, á la parte de la yega desta parte del rio Ebro, y tenia mil y quinientos hombres de caballo y entre ellos mas de mil armados de todas piezas con los caballos encubertados de lorigas y launas de acero, y pasaban de diez mil peones, y fuése el ejército acercando al lugar sin que saliese ninguno de los de dentro á escaramuzar con los nuestros aunque tenian gente de armas francesa y estaba allí don Juan Nuñez de Lara con mas de trescientos de caballo, y con harto número de gente de pié. Estando el rey en esta empresa, siendo servido en ella de los ricos hombres y caballeros, y villas del reino de Valencia, en aquella vega de Tudela á veinte y ocho del mes de setiembre concedió á todo el reino, que pudiesen hacer entre sí hermandad mediante sacramento y jura, con color que se enderezase para con seguir paz y tranquilidad general y para conservarla, lo cual fue despues causa de muchas turbaciones y males en este reino, y se revocó despues en tiempo del rey don Pedro su bisnieto con los otros privilegios que llamaron de la union, como cosa tan perjudicial y dañosa para la paz universal. Despues de algunos dias en que se asentó el real, mandó el rey pasar el rio cierta parte del ejército en las barcas que mandó llevar, y á este tiempo don Juan Nuñez salió con la gente de caballo, y con muchos peones por hacer daño en la parte del ejército que estaba por pasar, y recibiérase en aquel reencuentro grande daño, si el rey no mandara socorrer los suyos. Entónces tomó don Juan una gran recua de acémilas, que iban al real y con aquella presa se entró en la villa. Desde allí como el invierno estuviese adelante, y fuese muy recio, convino levantarse la gente de aquel cerco, y con ella entró rey discurriendo por el reino de Navarra, talando y quemando, y haciendo mucho daño, y volvióse para Aragon, y dejando en guarnicion la gente que pareció necesaria en Tarazona y Ejea, y en los otros lugares de la frontera, se vino á Zaragoza por el mes de noviembre, y partió para Monreal, y desde allí se quiso certificar por letras de los ricos hombres de Aragon, que tenian lugares en honor, y de los caballeros mesnaderos, si le servirian por los dineros que dél tenian. Todos le respondieron que le servirian como eran obligados lo me

jor que pudiesen, excepto don Pedro Fernandez, señor de Ijar su hermano, don Artal de Alagon su yerno y don Pedro Jordan de Peña: á los cuales el rey envió por tres veces sus mensajeros, y no le respondieron tan clara y resolutamente, como el caso y necesidad lo requeria, y entonces mandó el rey á los de Magallon, y á otros lugares que sobreseyesen de pagarles todo aquello, que por razon de caballerías y pechos solian cobrar, y de Monreal se vino el rey para Zaragoza en fin del mes de enero á las cortes. En principio deste año del nacimiento de nuestro Señor de mil doscientos ochenta y cinco otro dia despues de la Epifanía murió el rey Carlos en Fogia, lugar de Puila, del gran dolor y sentimiento que tuvo de la prision de su hijo, y de los casos adversos que le sucedieron en la empresa de Sicilia. Fué príncipe de gran valor, y por quien mayores hechos y trances pasaron en diversas y grandes empresas que tuvo con fieles y paganos: digno de gran renombre, aunque el remate de su vida despues de grandes trabajos y peligros, estando en el mayor grado de su gloria, la fortuna le fué contraria, porque no se sabe de príncipe ninguno, que tras tantas prosperidades y buenas fortunas, le sobreviniesen tales y tantas adversidades, ni tan fatigado y postrado se viese al fin de sus dias. Sabida la nueva de su muerte, dicen, que la tuvo el rey secreta, y que dijo en presencia de muchos, que habia muerto el mejor caballero del mundo, lo cual redundó en mayor gloria suya, pues como Dante dice, discantó su cancion con él tan acordadamente. Entonces trató de rendirse al rey de Aragon Galipoli lugar principal de Pulla, y Chitraro, y Santolucido, lugares del val de Crata, se entregaron á Enrique Perez de la Barca, y comenzaron á alterarse muchos lugares de Pulla, y de Tierra de Labor y del principado, y tomó Carlos, hijo primogénito del príncipe, el regimiento de aquellos estados, debajo del gobierno de Roberto conde de Artoes, que era primo hermano del príncipe, y nombróse por capitan de la Iglesia Gerardo de Parma, legado de la sede apostólica, porque aquellos estados corrian grande peligro.

CAP. LIV. De las cortes que los aragoneses tuvieron en Huesca y Zuera, y de las sentencias que se dieron por el justicia de Aragon, como juez entre el rey y los querellantes.

Siendo ayuntadas las cortes en Zaragoza en la iglesia de San Salvador, en presencia del rey se propusieron y declararon las demandas y agravios en nombre de la union, que en particular y generalmente pretendian deberse enmendar, y respondióse satisfaciendo por parte del rey á cada uno dellos, y habido acuerdo por los ricos hombres y la corte general, en cuál manera debían ser sentenciados aquellos hechos, fué prorogada la corte para el noveno de marzo, que se habia de tener en Huesca, á donde se determinasen y feneciesen sus pretensiones. Para aquel dia estuvo el rey en Huesca, y concurrió en aquellas cortes gran número de gente; asistió á ellas don Juan Gil Tarin justicia de Aragon, y halláronse estos ricos hombres, don Bernardo Guillen de Entenza, don Jimeno de Urrea el viejo, y don Jimeno su hijo, don Artal de Luna, don Pedro señor de Ayerve, don Pedro Cornel, don Lope Ferrench de Luna, don Atho de Foces, don Sancho de Antillon, don Guillen de Pueyo, don Gombal de Benavente, Amor Dionis y don Pedro Martinez de Luna. De los mesnaderos, estuvieron Guillen de Alcala, señor de Jarque, Gombal de Tramacet, Gil de

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Vidaure, Pedro Maza de las Cellas, Guillen de Alcalá señor de Quinto, Pedro Sesse, Artal Duerta, Diego Perez de Escoron, Lope Ferrench de Luna, señor de Lurcernich, Pedro Garces de Nuez, Lope Gurrea, Rui Sanchez de Pomar, Jimen Perez de Pina, Alonso de Castelnou y Pedro de Pomar, y por toda la caballería del reino de Valencia, estuvieron Jimen Sanchez Darradre y Fernan Sanchez de Aivar, y de los caballeros é infanzones de los reinos de Aragon y Valencia y Ribagorza, concurrieron muchos con los síndicos y procuradores de las ciudades y villas del reino. Otro dia, que fué á diez de marzo, se congregaron las cortes en las casas del obispo, y estando el rey presente, hubo grande alteracion y duda, en el modo que se habia de tener en el proceder, porque el rey demandaba á los de Zaragoza, que le pagasen el monedaje, y ellos pretendian por sus privilegios que no lo debian, y sobre otras demandas que ellos hacian al rey, y por las que de parte del rey se ponian contra otros lugares del reino, se pretendia de parte del rey que en aquellos pleitos ó demandas él debia 6 podia dar juez que los determinase. Pero los de la ciudad de Zaragoza por sí y por los otros lugares del reino, alegaban, que el justicia de Aragon debia conocer destas causas y de todas las otras demandas que á la corte del rey viniesen, y las debia determinar con consejo de la corte de Aragon. Siendo esto muy altercado con grande deliberacion y consejo que sobre ello hubo, de concordia general de todos, visto el tenor del privilegio general, ordenaron y proveyeron, que todos los pleitos ó demandas que hubiese entre el rey y sus sucesores, y los ricos hombres, mesnaderos, caballeros é infanzones y otros cualesquiera particulares del reino de Aragon y Ribagorza,'que por el tenor del privilegio general se habia declarado que estuviese debajo de las leyes y fueros de Aragon, como cosa tan principal del reino, y los del reino de Valencia que quisiesen seguir el fuero de Aragon, en los cuales el rey les pusiese demanda ó entendiese intentarla, segun las personas y calidad dellas, así como en demanda de fé ó de castigo ó perdimiento de bienes ó de la mayor parte ó por lesion de miembros y justicia corporal, ó por razon de franquezas y libertades, y tambien en caso que el rey entendiese poner cualesquiera demandas contra alguna ciudad ó villa del reino de Aragon y Ribagorza, y de los del reino de Valencia, que estuviesen al fuero de Aragon y le quisiesen seguir, que en todos estos casos el justicia de Aragon con consejo de los ricos hombres, mesnaderos, caballeros é infanzones, y de los hombres buenos de las ciudades y villas del reino, juzgase y determinase los pleitos, y nó otro juez alguno dado por el rey, porque en el privilegio general se contenia y determinaba así, declarando especialmente que en los pleitos que entonces habia entre el rey y Zaragoza, fuesen juzgados y determinados por el justicia de Aragon, con consejo de los ricos hombres y de la corte de Aragon. Pero no se tomó resolucion en otras demandas y negocios, y fué ordenado por los ricos hombres y por la corte, que el papa el veinte y seteno dia del mismo mes se juntasen en Zuera, y de parte de la corte notificaron al rey, don Jimeno de Urrea el viejo, don Artal de Luna, don Pedro Cornel, don Lope Ferench de Luna, don Gombal de Benavente, don Sancho de Antillon, don Pedro Martinez de Luna y don Juan Gil Tarin, justicia de Aragon, que para aquel dia él ó procurador suyo se hallase en aquel lugar para asistir en el proceso de aquellos negocios. A esto respon

CAP. LV. De los aparatos de guerra que el rey de Francia hizo por tierra y por mar para entrar en nombre de la Iglesia á tomar la posesion de Cataluña, y de la ida del rey à Barcelona.

Eran muy grandes los aparejos que por el rey de Francia se hicieron para la guerra que se habia pregonado contra el rey de Aragon y sus estados, así por todas las riberas del Rone, como en las costas y puertos marítimos de Francia y de la Proenza, porque en todos los lugares dellas hasta la ribera de Génova, se armaron y pusieron en órden grande número de galeras y naos y otros navíos con increible y excesivo aparato. Llegó el rey de Francia á tener con la armada que vino de las costas de Nápoles y Pulla, ciento y cuarenta galeras, y sesenta taridas para pasar caballos sin otros muchos navíos. Allende de los soldados y gente de guerra de su reino, se habian hecho muchas compañías de otras naciones del Piamonte y suizos, y de Toscana y de las tierras de la Iglesia, y en muy breve tiempo la armada estuvo á punto con gran número de gente de guerra, picardos y proenzales, pisanos y genoveses y de Lombardía, y de la gente noble de su reino, y habia ayuntado tan gran ejército para entrar por tierra, que de grandes tiempos atrás no se habia visto tan poderoso. Afirma Aclot, que eran diez y ocho mil y seiscientos caballeros de paraje, y ciento y cincuenta mil de pié gente de guerra, sin los que venian con el bagaje, que eran otros cincuenta mil, y entre los soldados venian diez y siete mil ballesteros. Los aderezos de municiones y máquinas bastaban para muy larga conquista, y tenia provision de bastimentos para guerra de dos años, y la mayor parte se repartió en las comarcas de Narbona, Tolosa y Carcasona. Salió el rey Filipo de París con la oriflama, 'que ellos llamaban, que es el estandarte real, que solian sacar de la iglesia de San Dionis, patron de Francia, como cosa sagrada, con grande veneracion y ceremonia, y vínose á Tolosa, á donde estuvo hasta la fiesta de la

dió el rey, que por proveer á tan grandes cosas, como se le ofrecian, segun les era notorio, no se podria hallar con ellos en aquellas cortes, y que no enviaria procurador á ellas. Siendo para el dia señalado en Zuera, los ricos hombres y caballeros y procuradores de las ciudades y villas del reino, y no viniendo el rey, ni hasta el tercero de abril, que le aguardaron, ni pareciendo procurador suyo, todos los de la union del reino pidieron al justicia de Aragon, que en contumacia del rey sentenciase en aquellos hechos, segun que le era aconsejado y cometido por toda la corte. Con esta comision el justicia de Aragon procedió á declarar y pronunciar sus sentencias en las demandas y agravios que se habian puesto ante la corte, condenando 6 absolviendo al rey, como le parecia que era fuero y justicia. El tenor de las sentencias era, que vistas aquellas demandas y las respuestas que por parte del rey se habian ya dado en Huesca, con consejo y acuerdo de la corte de Aragon que estaba congregada en Zuera, en contumacia del rey pronunciaba su sentencia, absolviendo ó condenando al rey. Los ricos hombres que allí quedaron para acordar en estos hechos fueron, don Bernardo Guillen de Entenza, don Artal de Luna, don Pedro Fernandez señor de ljar, y don Pedro señor de Ayerve, don Pedro Cornel, don Lope Ferrench de Luna, don Atho de Foces, don Artal de Alagon, don Sancho de Antillon, Amor Dionis, don Pedro Jordan de Peña, don Gombal de Benavente, don Pedro Martinez de Luna, Pedro Sesse y otros muchos caballeros mesnaderos. Mas á las otras demandas y agravios que despues se dieron á los de la corte, el rey envió sus respuestas, con las cuales el justicia de Aragon pronunciaba y daba sus sentencias con consejo y acuerdo de los ricos hombres y mesnaderos, y de toda la corte que estaba allí congregada. Desta manera, y con esta órden se determinaron muchas querellas y agravios, así de los consejos de las villas y lugares del reino, como de personas particulares. Pidióse entonces por parte de la universidad del reino, que atendido que el rey les habia otorgado de poner por justicia general en el reino de Valencia un caba-pascua de Resurreccion, esperando que sus gentes Hero aragonés, que conociese y determinase todos los pleitos, que fuésen ante él, y los juzgase por fuero de Aragon, que fuese la su merced de lo mandar así cumplir, y de la misma suerte todos los otros jueces de las ciudades y villas del reino sentenciasen los pleitos por el mismo fuero, á los infanzones y vasallos, y á todos los que en el reino de Valencia quisiesen ser juzgados por fuero de Aragon, y el rey lo otorgó, y puso por justicia general de aquel reino, un caballero aragonés llamado Alonso Martinez. Tambien fué determinado en aquellas cortes, que de allí adelante el rey pusiese justicia en Ribagorza, que continuamente residiese en Graus, segun fué acostumbrado en tiempo del rey don Jaime, y las primeras apelaciones dél fuesen Barbastro ó al justicia de Aragon, como mas quisiesen, y las segundas fuesen al rey, y las sentencias definitivas se ejecutasen por aqueIlos jueces que el rey nombrase. Hubo algunas demandas, que fueron por parte del rey intentadas contra algunas personas ante el justicia de Aragon, en las cuales pronunció sus sentencias con consejo y acuerdo de la corte, lo cual se hizo en ausencia del rey, y por esta causa se pidió despues que el rey las confirmase.

se ayuntasen en los lugares de aquella frontera. Era partido de Huesca el rey en esta sazon, y dejó prorogadas las cortes para Zuera, encargando á los aragoneses la defensa de la tierra, y que proveyese la corte en lo que pudiese suceder por parte de las fronteras de Navarra, y pasó por Jijena, de donde sacó á doña Costanza hija del conde de Fox, que tenia en rehenes, y mandóla poner en el castillo de Lérida, y prosiguió su camino a grandes jornadas para Barcelona. Habia entonces en aquella ciudad, segun Aclot y uno de los autores sicilianos antiguos cuentan, un hombre muy sedicioso y popular que tenia gran parte en el pueblo, llamado Berenguer de Oller, y con haber recogido otros de su condicion, haciéndose cabeza y protector del pueblo, llegó á tener gran parte y dominio sobre la gente baja y comun, y con ser hombre vil y de baja suerte, era temido comunmente de todos, porque es muy ordinario que para revolver sedicion y discordia y ser causa della basta la soltura y atrevimiento de cualquier por bajo que sea, mas la concordia y paz no se puede alcanzar sino por medio de quien tenga valor con autoridad y prudencia. Éste so color de procurar la cosas del bien público, y remediar las fuerzas y agravios que se hacian al pueblo, habia hecho grandes robos é insultos en perjuicio del concejo y comun de aquella ciudad y de la jurisdiccion y pree

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