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para renovar en su nombre la paz y concordia que entre los reyes sus antecesores habia. Poco antes habia ta nbien hecho tregua el rey de Castilla con Abenjucef rey de Marruecos y con el rey de Granada, y por el mismo tiempo el infante don Sancho con los ricos hombres que con él estaban, viniendo á Toledo á ver al rey su padre, por medio de don Lope Diaz de Haro, trató que se declarase ser él heredero y sucesor en los reinos de Castilla y Leon. Conociendo el rey don Alonso el valor del infante don Sancho su hijo, y con cuanto esfuerzo y ánimo se opuso á la guerra contra el poder y ejércitos de los reyes de Granada y Benamarin, despues de la muerte del infante don Fernando, en tiempo que estuvo la Andalucía en grande aventura de perderse, y considerando que era muy amado de los ricos hombres y caballeros, y generalmente de todos sus súbditos, porque le tenian por muy valeroso y de gran corazon, y bastantísimo para sostener el peso del gobierno, por conconsejo del infante don Manuel, que le persuadió, que la sucesion y línea de los reyes debe siempre que dar en el mayor, mandó juntar cortes en Segovia: Y por su mandado todos le hicieron pleito homenaje, que despues de los dias del rey su padre, le tendrian por su rey y señor. Desta novedad el infante don Pedro se sintió gravemente, pareciéndole duro y muy áspero, que don Alonso siendo hijo mayor del infante don Fernando primogénito del rey de Castilla su sobrino, quedase desheredado con autoridad del rey de Castilla su abuelo, pero sin mas declarar por entonces su ánimo, respondió benigna y graciosamente á esta embajada: diciendo, que hasta que hubiese recibido la corona del reino, no podia acordar en ninguna cosa de tanta calidad: y que desde Zaragoza, habido consejo con los ricos hombres de su reino enviaria sus embajadores al rey de Castilla: y confirmaria los buenos deudos y amistad que hasta allí tenian. Entonces mandó soltar de la prision ciertos embajadores del soldan, que pasando para Castilla en vida del rey su padre, por su mandado fueron detenidos, porque se decia que iban para tratar casamiento del infante don Sancho su nieto, con hija del soldan: y que con ellos venian asasines, que era una nacion de Asia, y en aquel tiempo eran muy temidos, y los tenian por gente tan bárbara y fiera, que por dinero emprendian cualquier hecho por muy feo y enorme que fuese. Pero no dió crédito el infante á lo que se habia publicado del martrimonio, y dado á entender al rey su padre, y permitió que fuésen al rey de Castilla. En todo el tiempo que estuvo en el reino de Valencia ordenando las cosas de la guerra contra los moros, no quiso antes de coronarse y tomar las insignias reales, usar del título de rey, é intitulábase tan solamente infante primogénito heredero del rey don Jaime, segun lo usaron sus antecesores: y aunque era sucesor en el reino de Valencia, no quiso recibir la corona ni título real, hasta que fuese primero coronado en Zaragoza. Por esta causa en fin del mes de octubre partió de Valencia y víno á Teruel y á Zaragoza, á donde estaban ajuntados los ricos hombres y caballeros, y los procuradores de las ciudades y villas del reino, á las cortes que se habian de celebrar en la coronacion y á diez y seis de noviembre, fué coronado y ungido por rey en la iglesia mayor de San Salvador de Zaragoza: y despues la reina doña Costanza su mujer, por manos de don Bernardo de Olivella arzobispo de Tarragona. Fueron estos príncipes los primeros que con nueva solemnidad recibieron en es

ta ciudad la corona del reino, conforme á la concesion que el papa Inocencio habia otorgado: mas por no perjudicar á sí, ni á sus sucesores en reconocer el tributo y censo que el rey don Pedro su abuelo concedió á la Iglesia en tiempo de su coronacion, ni declarar ser vasallo della, recibiendo la corona como el papa lo habia concedido, por esto ante algunas personas principales, manifestó que no recibia la corona de mano del arzobispo en nombre de la Iglesia romana, ni por ella, ni contra ella. Esto fué siendo sumo pontifice Juan vigésimo primo, que era de nacion español, y sucedió á Adriano quinto: y acabada la fiesta de la coronacion, los ricos hombres, mesnaderos y caballeros, y los procuradores de las ciudades y villas del reino prestaron homenaje y juramento de fidelidad al infante don Alonso su hijo, como á legítimo sucesor, prometiendo de le tener por señor despues de los dias del rey su padre: y esta solemnidad se hizo, siendo el infante menor de edad y el rey volvió á la ciudad de Valencia en el mes de diciembre, para proseguir la guerra contra los moros.

CAP. III. — De la venida de la reina doña Violante á Aragon, con don Alonso y don Fernando sus nietos; y de las novedades que sucedieron en Castilla.

Sucedió por este tiempo, que la reina de Castilla, que se habia hallado en las cortes de Segovia al juramento que se hizo al infante don Sancho su hijo, sintiendo gravemente que don Alonso y don Fernando sus nietos, á quien decia, que de derecho pertenecia la sucesion de los reinos de Castilla y Leon, quedasen desheredados, considerando el peligro grande que se les podria seguir, si quedasen en Castilla debajo del poder del infante su tio, que estaba apoderado en todo el gobierno, determinó de traerlos al reino de Aragon y venirse con ellos, y con la infanta doña Blanca su nuera: escribió al rey de Aragon su hermano, que se fuése á ver con ella al monasterio de Huerta, y so color de venir á Guadalajara, que era suya, sin detenerse vino á Sigüenza, y á Medinaceli,, y pasó á Hariza, á donde se fué á ver con ella el rey su hermano. Esto fué á ocho de enero de mil doscientos setenta y siete, y desde Hariza escribió el rey al obispo de Segovia que vistas las cosas que habian precedido á la salida de la reina y de los infantes, habia procurado con ella, por la seguridad de su persona y de sus nietos, que estuviesen fuera del poder y tierras del rey de Castilla: y por esto y por lo que despues sucedió, sospecharon el rey don Alonso y el infante don Sancho, que el rey de Aragon habia procurado esta salida, y dado favor á ella, por tener á sus nietos en su poder, y asegurar sus cosas como le convenia, para cualquier empresa que se le pudiese ofrecer, por dificultosa y grande que fuese. Con esto dejando asentadas las cosas de la reina de Castilla y de sus sobrinos, en el mismo mes de enero, se volvió el rey á la frontera de los moros del reino de Valencia, y fué á Segorbe, Murviedro, Cocentaina y Algecira, proveyendo en lo necesario de la guerra. Cuando el rey de Castilla supo que la reina doña Violante su mujer se venia al reino de Aragon, envió á gran priesa á mandar que los consejos de los lugares, por donde habia de pasar, la detuviesen, y fuése de Segovia para Burgos con el infante don Sancho: porque entendió que la reina se habia movido á emprender lo que hizo por consejo del infante don Fadrique su hermano, y de don Simon Ruiz señor de los Cameros, y que trata

ban algunas cosas en su deservicio, mandó al infante, y con gran celeridad la comenzaron á combatir, te

que prendiese á don Simon Ruiz, y luego lo mandase matar: y fué preso y llevado á Treviño, á donde le mandó el infante quemar, siendo de los principales ricos hombres del reino. El mismo dia que el infante salió de Burgos, Diego Lopez de Salzedo por mandado del rey prendió al infante don Fadrique y fué Juego ahogado. Estas muertes se hicieron escondidamente sin ser oidos, de que se siguió grande alteracion y escándalo por toda la tierra, y fué una de las principales causas, porque despues se quitó al rey de Castilla la administracion de sus reinos. Escribe un autor antiguo portugués una cosa que es bien de considerar, que la causa de la muerte del infante, fué que como el rey quiso saber por los mas enseñados en astrología, á quien él daba crédito, fuera de lo que debia, cuál habia de ser sú fin, y le dijesen que habia de morir desheredado del reino de Castilla y Leon. por hombre de su sangre, por esta razon mandó matar al infante su hermano, y á don Simon Ruiz de los Cameros, que estaba casado con hija del infante, temiendo que de allí le habia de venir el daño. Por estas novedades envió el rey don Alonso al rey de Aragon á don Gutierre Garcés arcediano de Treviño, y á Juan Arias, y fuéron á Algecira, por el mes de marzo, y esplicaron el grande sentimiento que el rey tenia, que se hubiese salido la reina con sus nietos de su reino, contra su voluntad, de que se esperaban seguir grandes turbaciones y guerras por su causa. El rey en respuesta desta embajada, envió á Castilla á Blasco Perez de Azlor, y á Garci Garcés de Arazuri, para que le escusasen de la venida de la reina, pues no podia estorbar á ninguna persona de las que á sus reinos se quisiesen recoger, que no lo hiciesen, y ménos á la reina su hermana y á sus sobrinos: mayormente que lo que tocaba á la reina, muy presto se podria tratar, como volviese á su gracia y servicio y que en su quedada ninguna cosa se habia hecho con ánimo de le desplacer, ni dar descontentamiento: y le rogaba, que por estar tan afligida de las muertes del infante don Fernando su hijo, y del arzobispo de Toledo su hermano, tuviese por bien que sus nietos estuviesen con ella, para su consuelo todo el tiempo que en Aragon se detuviese.

CAP. IV. De la guerra que el rey hizo contra los moros del reino de Valencia, que se habian rebelado y alzado en Montesa, y como fueron vencidos.

Despues el rey comenzó en dar priesa en la guerra de los moros, y fuése para las montañas de Turbena con la gente de los consejos de Murviedro, Burriana, Castellon, Liria, Algecira, Játiva, Culla, Cullera, Onda. Morella, Sanmateo, y Peñíscola, que él habia mandado ajuntar estando en Algecira. Eran mil y setecientos hombres los que ocurrieron en aquella villa, con los cuales mandó talar los campos y vegas de los lugares que se habian alzado. Esta tala se hizo por el mes de abril, y en ella recibieron grande daño todos los lugares que se habian rebelado, y los que se defendian en los castillos de aquella sierra, poco a poco desampararon los Jugares, y se recogieron á una villa muy fuerte, que llamaban Montesa, en número de treinta mil personas sin mujeres y niños, á donde se hicieron fuertes. Cuando el rey supo que los moros se habian recogido á Montesa, y se fortalecian en ella y hacian mucho daño y estrago en sus comarcas, sin esperar mas gente de la que tenia, ni dar lugar que los moros confiasen en el socorro, deliberó de ir á cercar á Montesa,

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niéndola cercada por todas partes. Los moros con grande ánimo, siendo tantos, salian muy amenudo á dar rebato á los nuestros, é hicieron harto daño on ellos y los mas dias habia escaramuzas, en las cuales murieron muchos de ambas partes: pero iban los moros perdiendo el ánimo, y fueron tan apremiados, que no atendian sino á defenderse. En la villa y castillo habia dos alcaides, por quien se gobernaba toda aquella gente, que llamaban Mahomet Benzaihe y Benaiza, y por entretener con alguna esperanza al rey hasta que les llegase el socorro que esperaban del reino de Granada, ofrecieron, que entregarian la villa y castillo a un caballero de la casa del rey, que llamaban Jimeno Zapata, para cierto dia: pero cuando llegó el plazo, como tuviesen nueva que venia en su ayuda Abenjucef, no quisieron cumplir lo que estaba tratado. Teniendo el rey aviso, que el rey de Marruecos pasaba á España por socorrer á los moros de Montesa, mandó hacer llamamiento general de los ricos hombres y caballeros que le debian servir en la guerra, por estar heredados en el reino de Valencia y á los concejos de las ciudades y villas de Aragon, y algunas del principado de Cataluña, para que se hallasen en Játiva con él para ocho de julio, aderezados y en orden de guerra por cuatro meses. En este medio se fué estrechando el corco, y porque en la villa habia mucho número de gente de pié y caballo, y era el lugar y sitió de su naturaleza muy fuerte, pareció ser necesario ántes de dar el combate, tomar el cerro mas alto, que llamaban la Muela, porque desde allí se podia hacer grande daño en el castillo, como de lugar mas alto. Entretanto se proveyó de asegurar la costa de la mar, porque no entrase gente de socorro de Berbería, ó del reino de Granada: y el rey hizo almirante de la armada de las galeras á don Pedro Queralt : y con grande solicitud anduvo discurriendo por aquellas costas. Vinieron á esta guerra del reino de Murcia, con color de servir al rey en ella, algunos almocatenes: que eran los que ahora decimos capitanes de infantería, y venian con sus compañías de gente de pié: y entrando por Cocentaina hicieron homenaje á Roger de Lauria, que tenia el castillo, que no harian daño sino en los lugares alzados que estaban en guerra, y robaron el arrabal de la villa, y cautivaron los moros y moras que hallaron, y volviéronse con la presa para el reino de Murcia. Por esta novedad envió contra aquella frontera el rey, para que se tomase enmienda del daño que aquella gente hizo á don Rui Jimenez de Luna, que era procurador general del reino de Valencia, y á Roger de Lauria con alguna gente de caballo y de pié: y Gonzalo Ruiz Giron maestre de Santiago, adelantado de la frontera por el rey de Castilla, envió á Dia Sanchez de Bustamante, alcaide de la ciudad de Murcia con oferta de entregar los principales delincuentes: y que se haria enmienda y satisfaccion, y volviéronse aquellos caballeros con su gente al cerco de Montesa. Era por el mes de agosto, cuando el rey tuvo nueva cierta que Abenjucef no pasaba en socorro de los de Montesa, como se temia, por causa de una grande armada de galeras y naos que el rey don Alonso mandó hacer para enviarla al estrecho de Gibraltrar contra la villa de Algecira, en la cual estaba mucha gente del rey de Marruecos, y propuso de la cercar por mar y por tierra, y echar de allí tan poderoso enemigo. Sabido esto, proveyó el rey que la gente de Cataluña se volviese, porque los moros esta

ban ya en tanto estrecho, que ninguna esperanza les quedaba de defenderse: y viendo que era tiempo de poner en ejecucion su propósito, mandó apercibir toda la gente, y que estuviesen en orden de batalla para el dia siguiente, y al alba con las tres partes del ejército á pié y á caballo mandó combatir la villa por todas partes, y todos los moros concurrieron á donde se ofrecia el mayor peligro. El rey con la gente que habia escogido, subió por la cuesta hasta llegar al pié de la Muela, y los moros que estaban en su defensa comenzaron de tirar piedras y saetas, y trabóse por todas partes gran batalla: pero peleando el rey con grande ánimo y vigor contra los enemigos, ganaron los nuestros algunos portillos que tenian los moros, y fueron desamparando aquel lugar, y cobrole la gente del rey, y despeñaron dél los que habian quedado. Cuando los moros que estaban en el combate sintieron el ruido: y vieron el estandarte real en la Muela, entendiendo que no les quedaba otra guarida ni defensa, perdieron el ánimo y rindiéronse al rey sin condicion alguna. Esto fué, segun hallo en antiguas memorias, en el mes de setiembre dia de san Miguel. Fué de muy gran valor el tesoro que allí hallaron los nuestros : porque era el despojo de lo mejor que los moros tenian. Entregada Montesa, los que tenian los castillos mas fuertes, vinieron á la merced del rey, y los mas desampararon la tierra, y con esto se acabó de cobrar lo que estaba rebelado: y se fortificaron los castillos fuertes, porque no se pusiesen en otra tal aventura: pues si no fuera por el esfuerzo y valor del rey, estuvo en condicion de perderse, y fuera de mas trabajo cobrarlo, que se tuvo en conquistarlo. En este año por el mes de mayo murió el papa Juan en Viterbo desastradamente, cayendo sobre él la cubierta de una estancia, que nuevamente habia mandado labrar, y fué elegido en su lugar Nicolao tercero.

CAP. V. De la alteracion que se movió por los condes de Fox, Pallás y Urgel, y algunos barones de Cataluña, estando el rey ocupado en la guerra de los moros en el reino de Valencia.

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vera y Urgel. Tras esto la mayor parte de Cataluña se puso en armas, publicando los catalanes, que el levantamiento era porque el rey despues que se habia coronado, no había querido tener cortes en Barcelona, ni les confirmó las libertades, usos y costumbres que los condes de Barcelona les habian concedido, que has ta entonces se guardaron inviolablemente. Escribe Bernardo Aclet, autor catalan de aquellos tiempos, que muchos de los usajes eran perjudiciales y malos y en grande detrimento de la tierra, y que el rey queria, que aquellos, por cuyo uso el principado de Cataluña era muy oprimido, fuesen revocados, y que los otros se les confirmasen, mas por convenir tanto su presencia para fenecer la guerra de los moros, envió á don Estévan de Cardona repostero mayor de la reina, para que tratase con el conde de Pallás y con los barones de Cataluña, que deseaban su servicio, que eran don Guillen de Anglesola, don Ramon de Peralta, don Ramon de Cervera, don Guerao de Cabrera, don Ramon de Moncada, Ponce de Ribellas, don Bernardo y don Ramon de Anglesola, que diesen favor y ayuda al obispo, contra el conde de Fox, y mandó que los con→ cejos de Lérida, Tamarit, Almenara, Camarasa, Cubells, y Mongay se ayuntasen para resistirle, y escri➡ bió á todos los barones y caballeros que tenian feudos en Cataluña, que para todo el mes de marzo siguiente estuviesen juntos, para le ir á servir contra el conde de Fox, y mandó, que don Ferriz de Lizana, que era procurador general de Cataluña, desafiase al conde, y le sacase de la paz y tregua que con el rey tenía, que él entonces le habia quebrantado. Por estas alteraciones, acabada la guerra de los moros, porque convenia poner en órden lo de las fronteras del reino de Aragon y Castilla, y sobre ello fueron enviados à Valencia por Martin Romeu de Vera, justicia de Calatayud, y por el concejo de aquella villa, dos caballeros principales della, que eran don Soriano de Liñan y Guillen Dor mir, acordó el rey con ellos, que iria luego en perso→ na, á proveer lo que convenia á la defensa de aquellas fronteras, y despidiólos á veinte y tres del mes de diciembre deste año de mil doscientos setenta y ocho. Pa❤ sadas las fiestas de Navidad, se partió de Valencia para Calatayud, y atendióse principalmente á proveer los lugares y castillos fuertes de las fronteras de Castilla y Navarra, y mandóse á Rui Gonzalez de Funes alcaide de Hariza, que fortificase el castillo y pusiese gente de guarnicion en él, de manera que no pudiese recibir daño de las gentes del infante don Sancho, que estaban en aquella frontera. Lo mismo se mandó á Pedro Ji→ menez de Samper, que tenia cargo del castillo de Somet, y á Gil Ruiz de Montuenga por los castillos de Monreal y Bordalva, y á Lorenzo Martinez de Artieda, por el castillo de Godojos, y al comendador del Hospital, y al consejo de Villaluenga, y á todos los luga→ res de aquella comarca, allende desto porque los vecinos de Sos y Filera, tenian gran division y contienda con los vecinos de Sangüesa y se hacian guerra de aquellas fronteras, asentó tregua con Eustacio de Belmach, gobernador del reino de Navarra. Estando el rey en la villa de Calatayud, vino á su corte la infanta doña Lascara, hija del emperador Teodoro Lascaro mu→ jer que fué del conde Guillermo de Veintemilla, y de allí volvió el rey para la ciudad de Valencia: y estan

Durando la guerra de los moros que se habian rebelado en el reino de Valencia, y estando el rey en Játiva en frontera, y teniendo en grande peligro aquel reino, Roger Bernardo conde de Fox, y Arnao Roger, conde de Pallás, y Armengol, conde de Urgel, y don Alvaro su hermano, Ramon Folch, vizconde de Cardona, don Bernardo Roger de Eril, don Ramon Roger, don Ramon de Anglesola, y don Guillen Ramon de Jossa, otros varones y caballeros, se juramentaron y confederaron entre sí, de hacer guerra al rey estando ausente y ocupado en la guerra de los moros: y comenzaron á hacer mucho daño en los lugares y vasallos del rey, combatiendo muchos dellos, talando y destruyendo la tierra. Entró el conde de Fox en el condado de Urgel por se apoderar de algunos lugares que estaban en la obediencia del rey, pretendiendo ser del conde Armengol su sobrino, hijo del conde don Alvaro, y con color de ir contra el obispo de Urgel, entró robando y estragando algunos lugares. Sabiendo el rey esta novedad, envioles á requerir, que dejasen de seguir aquella demanda, pues en lo que el conde de Fox y su sobrino pretendian, el obispo estaria á derecho con ellos, y mandó á don Ramon de Moncada procudo en aquella ciudad á trece del mes de abril de mil rador del reino de Aragon, que con la gente que tenia fuése en ayuda del obispo, y lo mismo mandó á los

doscientos setenta y ocho mandó á los prelados de sus reinos, y á los ricos hombres que se juntasen en la

bailes de Ribagorza y Pallás, y á los vegueres de Cer-ciudad de Tarragona, para tres semanas después de la

pascua de Resurreccion: porque habian de ir á aquella ciudad, y llevar á sepultar el cuerpo del rey su padre al monasterio de Poblete: y así se hizo con grande pompa y magestad, como lo requeria la gloria de las victorias y hazañas del príncipe mas señalado que hubo en aquellos tiempos.

CAP. VI.-Que el rey de Aragon y el infante don Sancho se concordaron, y don Alonso y don Fernando nietos del rey de Castilla, quedaron en poder del rey de Aragon.

Porque el rey de Castilla con grande porfía procuraba que la reina su mujer y don Alonso y don Fernando sus nietos volviesen á sus reinos, el rey de Aragon fué á Tarazona, á donde vinieron á él de parte del rey de Castilla y del infante don Sancho, el infante don Manuel y Fernan Perez Dean de Sevilla: y despues de diversos tratos y apuntamientos que sobre esto hubo, el rey de Aragon envió á Castilla al maestre del Temple, y á Ugo de Mataplana, Preboste de Marsella: y fué concordado, que la reina doña Violante volviese á Castilla y sus nietos quedasen en poder del rey de Aragon y estuviesen debajo de su gobierno, que era lo que deseaba el infante don Sancho, porque no se pasasen en Francia, de que se le podia seguir grande daño, y siendo partida la reina de Aragon, mandó poner en buena guarda el rey don Pedro á los infantes. Tambien el rey de Francia procuraba tomar con el rey de Aragon tal asiento, que sus sobrinos fuesen amparados y favorecidos, de suerte, que don Alonso quedase sucesor despues de los dias del rey don Alonso en su reino porque era ya público, que el rey de Castilla y el infante don Sancho hacian grande instancia por haberlos á su poder: y ofrecían á doña Blanca su madre que les darian heredamientos y estados en Castilla en las fronteras de Aragon, porque mas fácilmente los pudiesen defender: mas el infante don Sancho con grande astucia y vigilancia iba ganando las voluntades de los ricos hombres del reino, y solícitamente trabajaba por tener al rey de Aragon de su parte. Por este tiempo estando el rey sobre Agramonte, que era una villa principal del condado de Urgel, envió á requerir á Enrique conde de Rodes, que viniese á su corte, á hacer el reconocimiento por el feudo del vizcondado de Carlades, y pagase el tributo que por él hacia, y para que le sirviese en la guerra contra el conde de Fox. Es to fué á nueve del mes de junio deste año de mil doscientos setenta y ocho, lo cual se hizo por torcedor contra el rey de Mallorca, que no queria reconocer el feudo al rey por aquel estado, y por los otros que le dejó el rey su padre y para mejor concordar las diferencias que el rey tenia con el conde de Fox, y reducirle á su servicio, porque era muy poderoso y gran señor y tenia muchos vasallos en Cataluña, y era emparentado en estos reinos, se trató de casar al infante don Jaime, que era hijo segundo del rey con doña Constanza hija primogénita del conde: y estando el rey en Agramonte á once del mes de diciembre, deste año, hizo donacion á Armengol, hijo de don Álvaro conde de Urgel, de todo el condado en feudo, por contemplacion del conde de Fox: y pasándose á Lérida, á catorce del mismo mes, el rey hizo donacion al infante don Jaime su hijo de las tierras que tenia en Ribagorza y Pallás, desde la Gesa arriba, que es la sierra que está sobre Tamarit, y se estiende desde Cinca hasta Noguera Pallaresa con todos los castillos y fortalezas que eran de la corona real, en caso que el matrimonio se

efectuase: y el conde de Fox daba á su bija en contemplacion de matrimonio, el vizcondado de Castelbo: y no teniendo hijos varones, habia de heredar el condado de Fox, casando con el infante. En esto intervinieron entre el rey y el conde, Ponce Ugo conde de Ampurias, Arnal Roger conde de Pallás, don Ramon de Peralta, Ponce de Ribellas, y Pedro Martinez de Artasona: pero este matrimonio no se efectuó, y el conde de Fox quedó desavenido como antes del rey.

CAP. VII. Del conocimiento que el rey de Mallorca hizo al rey de Aragon su hermano por el reino de Mallorca y por los condados de Rosellon y Cerdania, y por los vizcondados de Omelades y Carlades, y por el señorio de Mompeller, que tenia en el reino de Francia. Concluido esto acordó el rey de pasar á Rosellon, para concordar la diferencia que tenia con el rey de Mallorca su hermano, con quien estaba muy desavenido, despues de la muerte del rey su padre: porque pretendia, que la donacion que le habia hecho de las islas con los condados de Rosellon y Cerdania, y de los derechos que le competian en los feudos que los condes de Fox y Ampurias tenian en aquellos estados, y que el derecho que se le habia cedido en la villa y señorío de Mompeller, era en su perjuicio y que por ser inmensa y excesiva no se pudo hacer: y sobre estu se vieron ambos reyes en Perpiñan. Estaba con el rey de Mallorca Roger Bernardo conde de Fox su cuñado, al cual pensó entonces el rey de Aragon reducir á su servicio, pero no lo pudo acabar: y con el rey su hermano se concordó, que hiciese reconocimiento de tener en feudo el reino de Mallorca, con las otras islas adyacentes, y los condados de Rosellon, Cerdania, Conflent, Valespir y Colibre y los vizcondados de Omelades y Carlades: y por todos los castillos y villas que tenia en el señorío de Mompeller, exceptuando el feudo que tenia por el obispo de Magalona y el de algunos lugares, que de nuevo se habian adquirido y comprado. Reconoció entonces el rey de Mallorca por sí y sus herederos, ser feudatarios de los reyes de Aragon: declarando, que fuesen obligados de les prestar homenaje, y de entregar siempre que fuesen requeridos la ciudad de Mallorca en nombre del rey, y á Puigcerdan por el condado de Cerdania, y Perpiñan por el de Rosellon: y en cada un año fuesen obligados de ir á sus cortes á Cataluña, siendo llamados sino estuviesen en Mallorca, con que el rey don Jaime mientras viviese, no fuese tenido de prestar el homenaje, ni entregar los lugares en reconocimiento de señorío, ni irá sus cortes, mas obligóse de valer y ayudar al rey de Aragon y á sus sucesores con todo su poder, contra cualesquiera príncipes y personas del mundo, y'que en el condado de Rosellon se guardarian los usajes y leyes de Cataluña, y no correria otra moneda que la de Barcelona. Con esto aprobó el rey de Aragon la donacion que se hizo al rey don Jaime su hermano, y se obligó de le ayudar y valer, y recibió el reconocimiento de la infeudacion en el monasterio de predicadores de Perpiñan á veinte del mes de enero del año de

navidad de nuestro Señor de mil doscientos setenta y nueve, y obligáronse en nombre del rey de Mallorca, que así lo harian guardar y cumplir él y sus sucesores, el conde de Fox y Ponce Ugo conde de Ampurias, don Dalmau de Rocaberti, el vizconde de Castelnou, Ramon Durg, Guillen de Canet, Bernardo Ugo de Serralonga, Dalmau de Castelnou, Ponce Zagardia, Ar

naldo de Corsabi, Guillen de So, y los síndicos de la | ban verse con él, cada uno por se aliar y confede→ villa de Perpiñan y de la ciudad de Mallorca, pero quedó el rey don Jaime con gran sentimiento del rey su hermano, y con mucha queja por esta novedad, porque se intentó contra la voluntad y disposicion del rey su padre, y así se entendia comunmente, y que fué opresion y fuerza, y en sus cosas se mostraron siempre mal avenidos y muy discordes.

rar contra sus adversarios. Aquel dia hizo el rey merced a don Jaime Perez su hijo natural de la ciudad de Segorbe, y casólo con una señora que se llamó doña Sancha Fernandez, hija de don Fernando Diaz. El año siguiente de mil doscientos y ochenta vinieron á la corte del rey embajadores de don Dionís rey de Portugal, hijo del rey don Alonso el tercero, porque siendo muerto el rey de Portugal, que falleció el año pa

CAP. VIII. —De las vistas que hubo entre el rey de Ara-sado, luego procuró el rey don Dionís de casar con gon y el infante don Sancho de Castilla, y que en ellas quedaron muy confederados.

Residiendo el rey en Valencia recibió nueva embajada del infante don Sancho de Castilla su sobrino, con la cual fuéron Enrique Perez de Farana, y Aldemaro

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hija del rey de Aragon, y envió por esta causa sus embajadores, que fueron Juan Bello, Juan Martinez y Blasco Perez, y pidieron la infanta doña Isabel, que era la hija mayor del rey, y respondió que enviaria sus embajadores para tratar del matrimonio.

CAP. IX.-— Del cerco que el rey puso sobre Balaguer

contra los condes de Fox, Pallás y Urgel, los cuales se le rindieron.

electo obispo de Avila, fraile de la orden de los predicadores, y el dean de Astorga, y en nombre del infante pidieron que se viesen en algun lugar á los confines de los reinos, yacordaron de verse entre Raquena y Bu. ñol. Viéronse en aquel lugar el dia de la exaltacion de Acabado esto el rey se partió para Cataluña, pala cruz del mes de setiembre de mil doscientos seten- ra hacer la guerra al conde de Fox y á los otros bata y nueve, adonde se concordaron en grande amistad, rones que se habian juntado con él. Mas ante todas coy se obligó el infante don Sancho, que se confederaria sas requirió á los condes y barones que estuviesen á con ellos el rey don Alonso su padre. Acabado esto derecho con él, ofreciéndoles, que los desagraviaria volvióse el rey para Cataluña por sosegar las altera- en cualquiera pretension que tuviesen, y que estaria ciones della, y reducir á su servicio los barones que con ellos á justicia, y siendo legítimamente requeridos andaban alterados y levantados contra él, ó echarlos y citados, lo rehusaron y fueron por el rey y sus vede la tierra. En este tiempo Conrado Lanza, que era un guerías sacados de la tregua y paz en que el rey escaballero pariente de la reina de Aragon, á quien el rey taba con ellos, puesto que pretendia el rey que la don Pedro dió estado en estos reinos, y le hizo almi- habian quebrantado. Por esta guerra que los barones rante de sus galeras, habia mandado armar en sus hacian en Cataluña, fué forzado para en defensa de costas diez galeras para ir con ellas á la costa de Ber- la tierra hacer contra ellos la ejecucion de justicia que bería contra los lugares y tierras de los reyes de Tú- se requeria, y ayuntar las huestes, y poner guarnicion nez y Tremecen, porque mucho tiempo habia, que no en diversos castillos y lugares. En este medio don Rapagaban el tributo que eran obligados dar al rey de mon Folch vizconde de Cardona con los suyos, llegó Aragon: y principalmente segun Montaner escribe para una noche á Llobregat, y otro dia corrió hasta las puerrestituir en el reino de Túnez á Mirabusa, que fué echado tas de Barcelona, y llevaba muchos prisioneros que ha dél por un hermano suyo, y segun este autor escribe lló por el campo, y recogióse con la presa. Mas los vefué entonces puesto en la posesion de su reino,y mandó cinos de la ciudad salieron contra él y alcanzaronlo á Conrado Lanza poner el estandarte real en una torre dos leguas, y como los del vizconde con la presa fuesen principal del muro, y no quiso que entrase por ninguna desordenados y muy esparcidos, fueron desbaratapuerta de la ciudad. Fué despues con cuatro galeras dos, y faltó muy poco que no quedó el vizconde preso corriendo las costas de Berbería, y hizo mucho daño, y fuera el daño mayor, si no lo estorbara Gombal de robando y quemando los navíos que halló por ellas, Benavente, que era veguer de la ciudad, que no cony dando vuelta por las costas del reino de Tremecen, sintió, que la gente de Barcelona pasase a Llobregat, y llegó á una isleta que llamaban Alhabiba para tomar el vizconde, y los que con él iban tomaron el camino agua, adonde se descubrieron diez galeras de moros, de Cervera. Siendo juntos los caballeros y gentes que que eran del rey de Marruecos, que se habian armado el rey habia mandado apercibir, con los concejos de en Ceuta, y habian corrido las costas de España, y he- las villas y pueblos de Cataluña y Aragon, que en escho grande daño en ellas, y los moros con mucha fu- ta guerra le sirvieron, movió contra el conde de Fox. ria vinieron para ellos, teniendo la presa por cierta. Era la gente que seguia al conde en número de tresMas Conrado Lanza y los suyos movieron contra los cientos de caballo, y siete mil peones, que se habian enemigos sin hacer ruido ni levantar grita con grande juntado en la ciudad de Balaguer, que era del conde orden y concierto, y mezclóse entre ellos muy cruel de Urgel, é iban con el rey quinientos de caballo, y á batalla, en la cual el esfuerzo y destreza de los nues-- grande priesa pasó por Lérida, y mandó á los de aquetros fué tal, que los moros fueron vencidos, y ganaron la ciudad que le siguiesen, y llegó con los suyos solas diez galeras. Residia el rey lo mas del tiempo en el bre Balaguer, cuando amanecia, y luego el mismo dia reino de Valencia, por dar favor á los suyos que esta- se puso cerco á la villa. Llegaron los de Lérida y otros ban en frontera de Castilla y del reino de Murcia, y concejos con tanto número de gente de Aragon y Capara resistir á cualquier armada que pudiese venir taluña, que se juntó para servir en esta guerra, que contra las costas de Valencia, con cuya ocasion los afirman haber sido uno de los mayores ejércitos que moros de aquel reino, como gente fácil é infiel, no in- hubo en aquellos tiempos. Esto era por la fiesta de san tentase alguna nueva rebelion. Estando en aquella | Juan del mes de junio del año de mil y doscientos y ciudad en la festividad de la Presentacion de nuestra | ochenta, y el cerco se puso por todas partes y comenSeñora del mes de noviembre de mil doscientos seten-zóse á batir con las máquinas y trabucos que el rey ta y nueve, vinieron á su corte embajadores de los re- mandó llevar, sin que cesasen noche ni dia. Los ceryes de Francia y Castilla, porque ambos reyes desea-cados, como era gran caballería, se ofrecian muy ar

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