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Á muchos muy curiosos y diligentes en inquirir las cosas antiguas á causado gran duda y sospecha este cuento, porque en él, ni se nombra el emperador, que dicen haber sido preso, ni la emperatriz que acá vino, ni entre los príncipes que en aquella ocurrencia de tiempos poseyeron el dominio del imperio griego se halla, por quien haya acaecido este tan grave caso, que fuese preso de infieles, como en esta historia se refiere, y lo han tenido por ficcion, sin hacer de ello memoria en la relacion de los hechos y vida del rey don Alonso, en cuanto tuvo dependencia con la sucesion del imperio de Alemania, que fué elegido en contradiccion de algunos de los electores, como en su lugar se dirá. Yo como no puedo afirmar ser en todo verdadero, lo que cerca desto se escribe, así estoy persuadido, que no careció de gran semejanza de verdad, aunque se fueron añadiendo cosas por via de encarecimiento, ó denotan entera noticia del hecho, porque fué cosa tan señalada que, ó fuera atrevidamente inventado, ó con descuido y negligencia sobrada de los autores no referido. Pero atrevida simpleza seria inventar lo que nunca fué, para venir á comprobar este hecho, como decir, que el emperador Balduino el segundo, fué preso por el soldan en el Bósforo; lo que ningun autor afirmó jamás, y sobraban otras muchas razones, para tener por muy verisimil, que fuese la mujer deste Balduino la que vino á Castilla, si entendieran lo que pasó en aquella sazon de tiempo y quien ella fué. Pocos años antes destas cortes sabemos, que estaba el imperio griego partido entre diversos príncipes, y los unos tenian su principal asiento y trono real en Nicea, ciudad muy famosa de la Bitinia, y en Andrinópoli, y extendian su reino por la parte de Europa por las regiones que comarcaban con los búlgaros, y por la de oriente en Asia en la Bitinia, y en el imperio de Trapisonda, y eran señores de aquellas provincias de Ásia que llamaban Natolia, y en este imperio reinaba Teodoro Lascaro hijo del emperador Calo Juan Batazo, y de Irene, hija del emperador Alexio Angelo, por cuyo derecho Teodoro sucedió en aquel imperio. Los otros príncipes tenían su reino en la ciudad de Constantinopla, y le poseian desde el tiempo de Balduino conde de Flandes, de cuya casa y linaje sucedian: y por este tiempo era su sobrino señor de aquel imperio Balduino el segundo, hijo del emperador Roberto el cual quedando muy mozo, tuvo cargo del imperio y de su persona por orden de los sumos pontífices, Juan de Brena rey de Jerusalen: y todo el tiempo que vivió y le tuvo á su cargo, fué tan señor dél, que se llamó emperador de Constantinopla. Este príncipe tuvo una hija en la emperatriz doña Berenguela su segunda mujer, hermana del santo rey don Fernando, que se llamó Marta: y ésta fué casada con Balduino, segun se averigua por relacion bien antigua de un autor portugués del tiempo del rey don Alonso, que ganó las Algeciras, que escribió las vidas de algu nos reyes de Castilla y Portugal. Habiéndose apoderado Miguel Paleólogo del imperio y reino que poseveron los Láscaros, y estando la gente de guerra del emperador Balduino en cierta expedicion en Asia, y él muy puesto en poner en órden su armada, por traicion se dió entrada á la gente de Paleólogo en Constantinopla: y aquella ciudad se alzó tan de rebato, que Balduino con el patriarca de Constantinopla, que se llamaba Justiniano, y los suyos, corrieron peligro de ser muertos ó presos: y se acogieron á ciertos navíos, y desampararon la tierra. Esto fué por el año mil doscientos

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cincuenta y nueve, y Balduino se vino à Italia, para procurar el socorro de los príncipes del imperio latino para la empresa de restituirse en aquel reino, y solicitar todos los potentados de la cristiandad, contra Paleólogo: y mucho antes de su desastrado caso habia vendido á la reina doña Blanca tia del rey de Castilla, en Francia, el condado de Nemurs: y ella luego como excelente princesa le dió á su mujer la emperatriz Marta, que era su sobrina. Tambien sabemos, y nos consta por ciertos instrumentos, que en el año de mil doscientos cincuenta y cinco estaban en Sevilla en la corte del rey don Alonso, tres hermanos de la emperatriz Marta, que se llamaban hijos del emperador de Constantinopla, y de la emperatriz doña Berenguela, á quien el rey por ser sus primas hermanas, dió vasallos y les hizo mucha merced: y el uno destos era don Alonso, que se llamaba conde Deu, que era estado de los señores de la casa de Brena, y otro se llamó don Luis, que era conde de Belmonte, y el tercero fué conde de Monforte, y se llamó Juan: y Alonso y Luis estaban en España el año mil doscientos sesenta y tres. Por los anales de Flandes parece que en el año de mil doscientos sesenta y dos estaba en aquellos estados la emperatriz Marta, y traia gran contienda sobre el condado de Nemurs; y á estas cortes de Burgos, segun dicho es, vino el conde Deu, hermano del rey Juan de Brena, como se afirma en la historia del rey don Jaime, que se ordenó en su nombre: y es la mas antigua y cierta relacion que tenemos de las cosas de aquellos tiempos. Considerando estas cosas tengo yo para mí por muy cierto, que esta princesa fué la que se refiere que vino á Castilla: y que habiéndose de celebrar las bodas del infante don Fernando, con tanta solemnidad y fiesta, y siendo tan loado el ánimo grande y generoso el rey de Castilla, que era su primo hermano, procuró de favorecerse de su liberalidad y largueza, para la empresa de su marido y es conforme á razon, que viniese el conde Deu su tio en su acompañamiento, Parece esto ser en tanta conformidad, y que satisface tanto á la razon de los tiempos, que no nos deja escrúpulo de que no se haya de entender por esta princesa lo que las historias de Castilla escriben: aunque se mudó algo en el hecho, que no habia sido, pues no falta autor que escribe, que el rey Juan de Brena, para tener cierto el socorro de la señoría de Venecia para la defensa y conservacion de la ciudad de Constantinopla, puso en empeño en poder de venecianos á su hijo, y una parte de la cruz en que nuestro Redentor padeció muerte y pasion: y así el socorro desta deuda ó rescate que se hizo por el rey de Castilla, debió ser una de las señaladas liberalidades y larguezas de aquellos tiempos. En nuestras memorias tambien es cosa muy sabida, que en los postreros años del reinado del rey don Jaime, vino á su corte doña Costanza emperatriz, que se llamaba de los griegos, que fué mujer del emperador Calo Juan Batazo, que como dicho es, fué hija del emperador Federico. Este Calo Juan Batazo tuvo el señorío de Andrinópoli, y sucedió en el derecho del imperio de Constantinopla por razon de Teodoro Lascaro su suegro, que casó con única hija del emperador Alexio Angelo: y Teodoro no dejó hijo varon sino á Irene, que casó con este Calo Juan: y hubieron un hijo llamado Teodoro Lascaro, que sucedió en este imperio legítimamente, cuyo hijo fué Calo Juan Batazo, á quien habiéndose Miguel Paleólogo apoderado de todo aquel imperio, hizo sacar los ojos, siendo de diez años, y vivió algun

tiempo en tan miserable estado por la maldad y tiranía de aquel príncipe. Casó el emperador Calo Juan Batazo segunda vez con esta princesa doña Costanza, hija del emperador Federico: y muerto su marido fué muy maltratada del emperador Teodoro Lascaro su entenado y despues de Miguel Paleólogo, que se hizo tutor de Juan, hijo del emperador Teodoro, habiendo sido preso el capitan general de Paleólogo, por cuyo valor fué entrada la ciudad de Constantinopla, por el rey de Tesalia, que se llamaba Miguel, que era suegro del rey Manfredo, padre de su segunda mujer, que se Hamó Elena: envióle el rey Manfredo su yermo, y entóuces por causa de su rescate envió Paleólogo á su hermana al rey Manfredo. Era ya en esta sazon muerto el rey Manfredo su hermano y casi todo el imperio griego vino á recaer en poder de Paleólogo y el reino de Sicilia estaba ocupado por el rey Carlos, y así se vino la emperatriz⋅ doña Costanza á Aragon para la infanta doña Costanza su sobrina: y fué bien recogida por el infante don Pedro: y diósele estado en el reino de Valencia, á donde ella moró todo el tiempo de su vida. Casi en el mismo tiempo, vino tambien á estos reinos la infanta, hija del emperador Teodoro Lascaro, que se llamó Irene: y habíala casado el emperador Paleólogo con el conde Guillen de Veintemilla: y por tener mucho deudo con el infante don Pedro de Aragon, cuanto yo creo, por parte de la reina doña María su abuela, señora de Mompeller, se vino á estos reinos con tres hijas que tuvo del conde de Veintemilla su marido de las cuales se hará mencion adelante, porque las dos dellas casaron en la casa de Moncada y en la de Ayerve. En estas fiestas, estando el rey de Aragon en Burgos, pusieron su amistad encubiertamente contra el rey de Castilla dos ricos hombres muy principales de aquel reino, que eran don Nuño Gonzalez de Lara, y don Lope Diaz de Haro, hijo de don Diego Lopez, señor de Vizcaya, y confederaron consigo los mas que pudieron. Por esta causa procuró entonces don Nuño de haber la gracia del rey de Aragon, y que le recibiese en su servicio, ofreciéndole, que siempre que lo mandase, le vendria á servir con ciento ó doscientos de caballo: diciendo que cosas podrian acaecer, que en el discurso dellas de mejor voluntad aventurase su persona por su servicio, que por el rey de Castilla y mostrôle él muy grande agradecimiento, porque conoció, que el rey don Alonso no le amaba, y se tenia por deservido dél: y tambien entendiendo que don Nuño, y otros muchos ricos hombres se confederaban, procuró de reducirle al servicio del rey de Castilla, ofreciendo de tratar, como se le hiciese enmienda de cualquier agravio: pero disimuló don Nuño con el rey, y teniendo el odia oculto, quedó la lisonja muy descubierta y respondió, que el rey su señor le habia heredado y casado y hecho todo el bien y mer ced que señor debe á vasallo, y que no tenia del ninguna queja: por esto no pasó el rey mas adelante en aquella plática, puesto que entendió bien que el infante don Felipe, hermano del rey de Castilla, y los mas principales ricos hombres, casi habian llegado á punto de se levantar contra él y las cosas del reino estaban todas en condicion de alterarse, por el mal gobierno que el rey traia en todos los negocios de su estado. Era este príncipe muy dado á la astrología, y en esta ciencia mandó componer algunos libros de grande utilidad y aunque en su tiempo se ordenaron las leyes por donde sus reinos se rigiesen, porque no tenian sino el fuero-juzgo del tiempo de los godos, y algunos

fueros municipales, y el de los hijosdalgo de Castilla, se puede muy bien decir, que supo mas en el cielo y en el órden y movimiento de los planetas, que en el gobierno de su casa y reino, como despues se mostró. Volvió con el rey de Aragon acompañándole hasta Tarazona y allí, por el amor que el rey le tenia, le comenzó á dar algunos avisos cerca de lo que le parecia que debía proveer para el pacífico estado y buen gobierno de todos sus reinos: y entre otros, de que en su historia se hace mencion, fué, que procurase de tener á sus súbditos y vasallos en su amor y gracia, y supiese ganar las voluntades de sus naturales, para tenerlos siempre que necesario fuese, obedientes en su servicio: y cuando no pudiese de los tres estados de sus reinos tenerlos á todos unidos en esta voluntad, tuviese siempre ganado el amor y aficion de los prelados y personas eclesiásticas y las ciudades y pueblos: porque con ellos destruiria la parcialidad de los ricos hombres y caballeros, cuando se le alzasen y le desobedeciesen. Otro consejo fué, que no mandase hacer justicia de ninguna persona escondidamente: porque era muy ajeno de príncipe, y se desautorizaba mostrando no tener vigor para ejecutarla donde era menester. En lo cual se conoció manifiestamente ser muy cierto lo que suelen decir, que el que conjetura y discurre prudentemente en los negocios, previniendo á lo que puede ser, este tal se puede llamar con razon buen adivino. Así lo mostró el rey en lo que aconsejó á su yerno porque por hacer lo contrario, se vió en grande trabajo y peligro: y se le rebelaron los infantes sus hermanos, y los ricos hombres y quedó desheredado en vida casi de todo su reino, lo cual se comenzó á encaminar por este tiempo. El rey de Castilla se volvió á su reino, y el rey se vino á Calatayud, á donde estuvo un mes, y de allí se vino al reino de Valencia.

CAP. LXXVI. De la venida del rey y reina de Castilla à la ciudad de Valencia, y que se vieron los reyes otra vez en Alicante.

En este medio el infante don Felipe, hermano del rey de Castilla, y don Nuño Gonzalez de Lara, y muchos ricos hombres y caballeros, y algunos procuradores de las ciudades y villas de aquellos reinos, se juntaron en Lerma, y se concordaron y juramentaron de ser todos en un consejo contra el rey, sino quisiese corregir y enmendar algunas cosas que habia hecho, que no eran en su servicio ni en provecho del reino: y allende que tenian su amistad asentada y firmada con el rey de Granada, como fuese el rey don Alonso ene→ migo del rey de Navarra, tratose que el infante don Felipe se fuése á ver con él, para procurar, que lo recibiese en su reino. Desta manera, esperando ocasion para levantarse contra él cada uno de los ricos hombres mostraban quererle servir. En el mismo tiempo pasaban á Algecira de allende grandes compañías de moros, y entraron en tierra de cristianos, y combatieron el castillo de Beger: y el rey don Alonso viendo cuanta necesidad tenia del rey de Aragon, para que defendiese el reino de Murcia, y él pudiese acudir á Castilla, por sosegar en su servicio á los ricos hombres que estaban levantados contra él, y quedar libre para hacer guerra al rey de Granada, procuró de se ver con el rey de Aragon entre Buñol y Requena, estando el rey en Valencia, remediando cierta disension que habia entre el lugarteniente general y un caballero de aquel reino, llamado Guillen Escriba. Salió el rey de

su

Aragon á recibir al rey de Castilla á Buñol, y de allí se vinieron á la ciudad de Valencia, y venia con él la reina su mujer: y fueron recibidos en la ciudad de Va-, lencia con grande aparato y regocijo: y hubo en su recibimiento muy grandes fiestas. De Valencia volvió el rey con el rey y reina de Castilla, acompañándolos hasta Villena, de donde se vino á Játiva y Denia: y pobló entonces dos lugares, el uno junto á Denia llamado Orimbloy, y el otro en el val de Albaida, que se dijo Montaberner: y con mucho ánimo tomó cargo la defensa del reino de Murcia. Sucedió por este tiempo, que don Artal de Luna traia diferencia con los de Zuera, y con una celada que se puso con alguna gente de caballo y peones que salieron de Erla, fueron desbaratados los de Zuera, y matáronles veinte y siete hombres y yendo el rey á Biar á recrearse, llegando á Ontiñena tuvo aviso desto, y luego determinó de partirse para Aragon: y llegando á Torrellas, que está junto de Camarena, aldea de Teruel, salió el infante don Jaime á recibir á su padre, y á pedirle licencia para ir á Francia: porque en este tiempo trataban de casarle con la condesa de Nives. Pero este matrimonio tampoco se efectuó, y el infante don Jaime casó, segun Montaner escribe, en vida del rey su padre, con Esclaramunda que fué hermana de Roger Bernardo conde de Fox, como dicho es. De allí se vino el rey á Zaragoza, y mandó á don Artal, que pareciese ante él en juicio, á responder á lo que contra él querellaban Jos de Zuera. Esto era en la vigilia de nuestra Señora de agosto, del año de mil doscientos setenta, y don Artal compareció á la tercera citacion, y la causa se fué prosiguiendo contra él. Entónces tornó á pedir el rey de Castilla, con grande instancia al rey de Aragon, que se viesen: porque tenia de comunicarle cosas que tocaban á ambos, que no se podian confiar de nadie: y hubo de ir el rey á Alicante, á donde se vieron. La sustancia era, que sabia por cierto que algunos ricos hombres, vasallos del rey de Aragon, hecho liga con los ricos hombres de Castilla y con los habian moros: y consultó con el rey su suegro, si se juntaria con el rey de Granada, contra los arraezes de Málaga y Guadix, 6 si haria la guerra con ellos al rey de Granada y el rey le aconsejó, que no rompiese la tregua que tenia contra el rey de Granada: y quedó entre ellos concordado, que se socorriesen en obra y consejo. En este tiempo se hacia muy rigurosa y severa inquisicion, por dos religiosos, que se decian fray Pedro de Cadreita, y fray Guillen de Colonico, que eran inquisidores contra la herética pravedad, por comision apostólica, en los reinos y señoríos del rey de Aragon: y procedieron contra los que estaban inculpados del crímen y herejía de los albigenses, y de otros errores: y con asistencia de Abril obispo de Urgel, por el mes de noviembre deste año, condenaron la memoria y fama de Arnaldo vizconde de Castelbó; y le declararon por hereje y receptador, y defensor de herejes: y mandaron que sus huesos fuesen desenterrados. La misma sentencia se dió contra Ermesenda vizcondesa de Castelbó su hija, que fué condesa de Fox, habiendo primero citado á Roger Bernardo, conde de Fox su nieto, por cuyo derecho habia sucedido el conde en el vizcondado de Castelbó.

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de armada para ir contra los moros de África, y salió él iban tres hijos suyos, y Tibaldo rey de Navarra su del puerto de Marsella el primero de marzo, y con yerno, con grande caballería del reino de Francia: y da estuvo en peligro de perderse. Salió á tierra en el tuvieron en el viaje gran tormenta, de que el armapuerto de Cartago, y de altí movió el ejército á poner cerco sobre la ciudad de Túnez, y en él estuvieron hasta el mes de agosto: y sobrevino gran mortandad y pestilencia y murió uno de los hijos del rey, que llamaban Juan y á veinte y cinco de agosto falleció el rey. Sicilia su hermano, y Enrique hijo de Ricardo que era Despues de su fallecimiento, llegaron Carlos rey de conde de Cornubia, y electo rey de romanos. Fué alzado por rey Filipo su hijo primogénito; y levantóse el cerco, con pacto que pagase el rey de Túnez en cada un año, cierto tributo á Carlos rey de Sicilia, y á los Sicilia, en la ciudad de Trapana: y luego la reina doña reyes sus sucesores. A la vuelta murió el rey Tibaldo en Isabel su mujer, hermana del nuevo rey de Francia siendo preñada, de los cuales no quedaron hijos: y en rey Filipo, hija del rey de Aragon. Los reyes de Franel mismo año falleció la reina de Francia, mujer del cia y Sicilia, y Eduardo príncipe de Gales y Enrique conde de Cornubia, con la armada que fué á África, se vinieron juntos á Viterbo, donde residia el colegio discordia muchos dias, sin poder concertarse en la elecde cardenales sede vacante, que estuvieron en gran cion y eligieron fuera del colegio al papa Gregorio décimo, que estaba en aquella sazon legado en Siria, y era lombardo natural de Placencia. Hallándose en Viterbo estos príncipes, sucedió un caso extrañamente feo y terrible, que Guido conde de Monforte, que era vicario por el rey Carlos en Toscana, no guardando la reverencia al lugar sagrado, ni el respeto all concurrido estos príncipes, mató por su mano que debia al rey de Sicilia, debajo de cuya fé habian oyendo misa en una iglesia, al tiempo que el sacerdote con un estoque á Enrique conde de Cornubia, estando sumia la hostia, en venganza de la muerte del conde Simon de Monforte su padre. No contento de haber cometido tal sacrilegio y homicidio, hay autor muy grave que escribe, que le sacó arrastrando por los caballos de la iglesia siendo muerto, porque fué adver→ tido que no se debia tener por venganza la muerte, si no hiciese lo que se ejecutó en Inglaterra contra su resultó grande infamiaal rey de Sicilia: porque el conde padre, que despues de muerto fué arrastrado: de que acompañado de mucha gente que allí tenia se salió á su salvo de Viterbo y se cogió á las tierras del conde Ruso su suegro. Por este caso se fué el príncipe de Gales muy lastimado, y con grande afrenta: porque pia la injuria y ofensa: y llevó el corazon en un vaso de el conde de Cornubia era su primo, y tuvo por prooro, y le puso debajo de una coluna á la entrada de la puente de Londres, porque quedase perpétua memoria de aquel ultraje á los ingleses; y despues sucediendo en el reino, tuvo gran odio y enemistad á la nacion francesa. En este mismo año, por el mes de octubre, el rey de Castilla concertó matrimonio del infante don Sancho su hijo, con doña Guillelma de Moncada, hija de don telvell, que era sobrina de doña Costanza de Bearne, Gaston vizconde de Bearne y señor de Moncada y Cashermana del vizconde que casó con don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, que fué madre del conde don Lope: y el rey de Castilla se obligaba que dentro de un año despues que doña Gillelma fuése. Castilla,

CAP. LXXVII. - Del fallecimiento de los reyes de Francia y Navarra, y de la reina de Francia hija del rey de Aragon.

el rey

Este año, que fué de mil doscientos setenta, san Luis de Francia habia mandado juntar muy gran

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mandaria poner en el castillo de Monzon veinte mil | cogiesen en aquella provincia, el rey Carlos envió divermaravedis de oro, para que se empleasen en heredamientos, á voluntad del rey y del vizconde, mas este matrimonio no hubo efecto: y despues doña Guillelma casó con el infante don Pedro, hijo del rey don Pedro de Aragon.

CAP. LXXVIII. — De la victoria que Carlos rey de Sicilia tuvo de Conradino, y de la sentencia de muerte que se ejecutó contra aquel principe.

sas compañías de gente de armas en defensa de los pueblos que seguian su opinion: y á su pedimiento el papa le dió poder de general pacificador y conservador de aquella provincia, que los mantuviese en paz y justicia, con esta condicion, que si aconteciese reinar emperador y rey de romanos, aprobado por la sede apostólica, dentro de un mes dejase el oficio, so pena de excomunion que promulgó contra su persona, y de entredicho en todas las tierras de su señorío. Este poder se le dió por el papa, estando en Viterbo, á cuatro dias del mes de junio del tercer año de su pontificado: y ya antes le habian recibido pacíficamente todos los florentines y poco despues se pusieron en su obe

y otros pueblos, y con esta ocasion el rey Carlos se entremetió en las cosas de Toscana, que estaba sujeta al imperio, y se le dió comision para entender en algunos cargos de Lombardía, y se hizo protector de la parte que no era de la aficion del imperio. Cuyo ejemplo siguieron los reyes de Nápoles sus sucesores: y fué esto un gran estorbo para la empresa de Conradino: y en gran ofensa y diminucion de la parte imperial de aquellas provincias de Lombardía y Toscana. Entró Conradino en Italia, llevando consigo al duque de Austria su primo: y con el favor de veroneses pasó á la ribera de Génova, y con la armada de pisanos que tuvo en su ayuda, se fué à Pisa, á donde se ajuntaron con él gran número de gentes de Romanía y Lombardía, y el conde Guido de Montefieltro. Por otra parte el infante don Fadrique, hermano del infante don En

Despues que el rey Manfredo fué vencido y muerto en la batalla de Benevento, como se ha referido, Conradino hijo del rey Conrado, que estaba en Alemania siendo favorecido de los príncipes del imperio, propuso de pasar á Italia contra el rey Carlos en pro-diencia todas las ciudades de Luca, Pistoya y Prado secucion del derecho que tenía á la sucesion del reino de Sicilia y con diversas embajadas procuró de conmover á los príncipes cristianos pubicando que los sumos pontífices sin considerar el agravio que en ello se hacia al legítimo sucesor, buscaron señor extraño, á quien dieron investidura de lo que no le podia ser quitado. Moviéronse muchos príncipes de Alemania, allende de los gibelinos de Lombardía y Toscana, para seguir á Conradino: y entre otros fué el infante don Enrique, hermano del rey de Castilla que era muy propincuo en sangre á la casa de Suevia, por parte de la reina doña Beatriz su madre, hija de Filipo, tio del emperador Federico. Era el infante de su condicion hombre vario y bullicioso: y el rey de Castilla su hermano tuvo sospecha, que traia algunas pláticas en su deservicio con los ricos hombres del reino y estando en Lebrija envió para prenderle: yrique, pasó á Sicilia con una buena armada: y brepasóse á Cádiz, de donde se fué en una nave para el reino de Valencia: y no se asegurando del rey don Jaime, ni queriéndole dar lugar, que estuviese en su reino, sin concordarse con el rey de Castilla su hermano, pasóse al reino de Túnez. De allí recelándose dél los moros, y él teniendo poca seguridad en ellos, se fué para Carlos, rey de Sicilia, que era su tio, primo hermano del rey don Fernando su padre, que poco antes se habia apoderado de las provincias de Capua, Pulla y Calabria, y del reino de Sicilia: y le habia hecho el papa Clemente vicario del imperio en Toscana, del cual fue muy bien recibido: y con su intercesion y favor alcanzó del pontífice la dignidad de senador de Roma: y con este cargo procuró de ganar la gracia y amor de muchos señores y caballeros romanos. Pero siendo inconstante, y naturalmente maligno, perseveró poco en la amistad del rey Carlos su tio. Despues con cierta ocasion, segun Bernardo Aclot y otros autores extranjeros cuentan, por haberse aprovechado el rey Carlos de gran suma de dinero que le habia prestado para pagar sus deudas, y no se le restituyendo al término señalado, determinó de vengarse dél, y púdolo hacer, confederándose con Conradino. Con esta ocasion el infante solicitaba á los del bando gibelino y á los príncipes alemanes, para que Conradino apresurase su ida á Italia, á donde tenia ganadas las voluntades de muchos príncipes. El cargo de vicario y conservador de la paz de Toscana, que se dió por el papa Clemente al rey Carlos, fué con color de estar vaco el imperio, cuya conservacion decia que tocaba al sumo pontifice para que estuviese en estado pacífico: y como la parte imperial siguiese la causa de Conradino y la defendiese, y le llamasen rey de Sicilia, y se enviasen diversas letras en su nombre, solicitando y conmoviendo los pueblos de Toscana, y todos los rebeldes del reino se re

vemente fué aquella isla por él reducida á la voluntad y opinion de Conradino, excepto las ciudades de Palermo, Zaragoza y Mecina: y esto no fué muy difícil de acabar, porque naturalmente aborrecian los sicilianos el señorío de los franceses. Poco ántes de la ida del infante, un caballero napolitano llamado Conrado de Capici, criado del rey Manfredo, habia pasado á Sicilia; y con algunos capitanes de la opinion de los gibelinos, que huian del señorío de Carlos, cobró muchos lugares y túvolos por Conradino. En este medio el ejército que Conradino llevaba, pasó á Sena, y de alli fué por el llano de Viterbo, no curando de las amonestaciones del papa, que le exhortaba, que so pena de excomunion desistiese de aquella empresa. Estaba la mayor parte de Roma puesta en armas, y casi toda Toscana en favor de Conradino, y ya el papa por esta novedad antes desta entrada, con color, como está dicho, que estaba el imperio vacante, y que tocaba á la sede apostólica procurar la paz universal de Italia, nombró por conservador general della á Carlos, en todos los lugares sujetos al imperio: porque los mas se habian declarado por Conradino, y le llamaban rey de Sicilia. En la misma sazon se rebeló contra Carlos la mayor parte de Pulla, Basilicata y Capitanata, tomando muchos barones del reino la voz de Conradino. Entónces salió Carlos á los campos de Pelenta contra sus enemigos: y estuvieron ambos ejércitos junto à un rio que los partia: y al segundo dia hubo entre ellos una muy fiera y sangrienta batalla, en la cual murieron la mayor parte de los tudescos, y volviendo las espaldas los que quedaron en el campo, fueron seguidos por los bosques y montes circunvecinos: é hízose gran estrago en ellos, con mayor pérdida y daño que se recibió en la batalla de Benevento. Esta batalla fué à veinte y tres de agosto, del año de mil

CAP. LXXIX.
losa.

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- De la muerte de Juana condesa de To

Estuvo el rey, por lo mas fuerte del estío del año de mil doscientos y setenta y uno en Torrellas, lugar de gran deleite y frescura á las faldas de Moncayo, y con algunos pocos caballeros de su casa, que eran Oliver de Turmen, Guillen de Pueyo, Armengol Durg, Bernardo Guillen de Entenza, Jofre de Cruillas atendia á cosas de su deporte, viéndose mas desembarazado y libre de novedades, aunque no pasaron muchos dias que se movió gran disension y contienda entre sus mismos hijos. En este tiempo fray Andrés de Albalate, obispo de Valencia, que era natural deste reino, y muy notable prelado, fundó en su diócesi á vista de aquella ciudad, en el término que decian de Luyllen, un monasterio de la orden de Cartuja, que florecia en gran devocion en toda la cristiandad, y llamose aquel convento Porta Celi, y es de los mas antiguos que se fundaron en estas partes. Por el mes de agosto del mismo año del nacimiento de Jesucristo de mil doscientos y setenta y uno fallecieron don Alonso conde de Tolosa, y de Putiers, hermano del santo rey Luis de Francia, y la condesa Juana su mujer sin dejar hijos, y el condado de Tolosa y otros estados quedaron al rey Filipo de Francia, en virtud de la concordia que se tomó entre el rey Luis, y el conde don Ramon de Tolosa, padre de doña Juana, de que arriba se hace mencion. Mandose enterrar la condesa en un monasterio de monjas de Santa María de Garfius, en la diócesi de París, de la órden de san Agustin, de los frailes de San Victor, que ella y el conde su marido habian fundado. Dejó á Galceranda hija de Amalrico, vizconde de Narbona su primo, el castillo y villa de la isla de Navefin, y á otra hija del vizconde, que se Hamaba Margarita, que habia sido mujer de Arnaldo Aton vizconde de Leomania, la ciudad de Cavillon para ella y sus sucesores, y á otro hijo clérigo del vizconde de Narbona otro castillo, y á Carlos rey de Sicilia y conde de la Proenza y de Angeus, y á sus hijos, y de la reina doña Beatriz su prima, hija de don Ramon Berenguer conde de la Proenza, toda la tierra y condado de Venejini, que es el estado y señorío de Aviñon. En todos los otros estados y tierras, de que podia disponer, que eran los obispados Agennense, Cahors, Albi y Rodes, instituyó por heredera universal á Filipa su sobrina, hija del vizconde Ar

y doscientos y sesenta y ocho, de la cual se escapó el infante don Enrique, y se recogió á Montecasino, donde le tuvieron algunos dias encubierto: y el abad despues lo entregó á Carlos, y por su mandado fué llevado á Canosa, donde estuvo mucho tiempo en prision. Conradino y el duque de Austria, con algunos caballeros que salieron de la batalla, siguieron la ribera del mar junto al bosque de Austra, y queriéndose meter en una barca para ir á Sena, fueron por sospecha presos, y por mandado del señor de aquel lugar se llevaron á poder de sus enemigos. A cabo de algunos dias fué condenado á muerte Conradino por cruel y fiera sentencia que mandó pronunciar el rey Carlos contra él, y fué degollado en la plaza de la ciudad de Nápoles con público pregon, por haber turbado la paz de la Iglesia, y usurpado el título de rey, y haber querido ocupar el reino. Ejecutóse la misma justicia en la persona del duque de Austria, siendo ambos mozos é inocentes; y con ellos, segun Vilano escribe, fueron degollados el conde Galvan, y el conde Gerardo de Donoratico de Pisa, y otros señores. Escribe el papa Pio una cosa bien extraña, que pronunciada la sentencia, y las causas de la pronunciacion, dijo Conradino, hablando en latin, que él no habia querido ofender á la Iglesia, salvo cobrar el reino que le pertenecia, que injusta y tiránicamente se le habia usurpado, y que confiaba, que alguno de su linaje y sangre no dejaria de vengar su muerte; y dichas estas palabras sacó un guante de la mano, y lo arrojó al pueblo, como en señal de investidura, diciendo, que dejaba heredero á don Fadrique de Castilla, hijo de su tia, y que aquel guante, fué á poder de un caballero, que despues lo dió al rey don Pedro de Aragon, que fué el gran vengador de aquellas injurias. Habida la victoria de Conradino envió luego Carlos al conde Guido de Monforte, y á Filipo de Monforte su hermano, y á Guillen de Belmonte y Guillen Estendardo, con sus galeras y armada y con la mejor parte de su ejército á Sicilia, para cobrar los lugares que se le habian rebelado. A la hora que aquella armada llegó á Sicilia, sabida la nueva que los franceses quedaron vencedores, y Conradino preso, todas las ciudades y castillos se rindieron; y quedó toda la isla debajo del yugo francés, sin contradiccion alguna, y todo lo restante del reino, en tierra firme, pacíficamente sujeto al rey Carlos, el cual dió grandes estados á los que en su conquista le sirvieron; entre los cuales se señalaron cuatro caballeros, á quien dió título de condes. Estos fueron Gualtet de Brena, condenaldo Aton, y de Margarita su mujer que estaba casade Lechia, Roger de Sanseverino conde de Marzano, muy señalado y valiente caballero, Pedro Ruso conde de Catanzaro, y Beltran de Baucio, conde de Avellino. Este desastrado fin tuvo Conradino, en el cual se acabó la casa y linaje de Suevia, que descendia de los Clodoveos, y Carlos de Francia, y de los emperadores de la casa de Baviera. Mas parecia esta venganza que Carlos tomó de Conradino, á todas las naciones, de hombre bárbaro y fiero, y fué muy condenada de todas gentes; acordándose, que los enemigos de la fé habian usado con él y con el rey de Francia su hermano, cuando estuvieron presos en Egipto, de gran piedad y clemencia, poniéndoles en su libertad; y así permitió nuestro Señor, que perdiese gran parte del reino, con la isla de Sicilia, y viese á su hijo primogénito en poder de sus enemigos.

TOMO IV.

da con Archimbaudo conde de Pieregorc, y dióle todo el derecho que pretendia en lo que ella y el conde de Tolosa su padre habian adquirido. Pero el infante don Pedro fue requerido por los de Tolosa, que se apoderase del señorío de aquel condado, y él hizo un gran apercebimiento para esta empresa. Tenia ya á punto la mayor parte de la caballería deste reino, y la mas escogida gente de guerra dél, y habia deliberado ir de manera, que aunque el rey de Francia saliese en persona á la defensa de aquel estado, le pudiese salir á dar la batalla con confianza de la gente de la tierra, y una de las principales causas que parecia incitarle á un hecho tan grande como este, era por tener en su amparo aquel estado, cuyos señores en lo antiguo fueron tan aliados y deudos de los reyes de Aragon, y por cuya defensa habia sido muerto el rey don Pedro su abuelo, que fué uno de los mas valerosos príncipes que hubo en sus tiempos. Estando ya para hacer su entrada en Francia el rey le mandó, que desistise de 25

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