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que segun se escribe en la historia del rey, era el mas

fanta doña Leonor, hermana de la reina doña Berenguela de Castilla y de Leon.

anciano y el mas poderoso de los que tenian aquella | CAP. LXXV.—De las bodas que el rey celebró con la inopinion, despues del infante don Fernando, y tratóse entonces matrimonio entre don Pedro Ahones y una sobrina de don Jimeno Cornel, la cual fray Pedro Marsilio, que en tiempo del rey don Jaime el segundo tradujo en latin la historia vulgar deste príncipe, dice que era hermana de don Pedro Cornel, y que el casamiento se efectuó, y mediante él se juntaron con el rey. Por este levantamiento destos ricos hombres, el rey se determinó de hacer guerra contra don Pedro Fernandez, que era el mas poderoso, y fué por el mes de julio del año mil doscientos y veinte sobre Albarrazin, con los ricos hombres y gente de guerra que se pudo juntar, y puso su real en la sierra, contra la torre que decian del Andador, adonde estuvo casi dos meses, y en este tiempo se labraron algunos ingenios y trabucos para batir aquella torre, y hicieron allí su baluarte y palenque. Estaban dentro en la ciudad de Albarrazin, hasta ciento y cincuenta de caballo, entre castellanos, aragoneses y navarros y con ellos don Pedro Fernandez y don Rodrigo de Lizana, y con el rey se hallaron en este cerco don Jimeno Cornel, don Guillen de Cervera, don Pedro Cornel, don Valles de Antillon, don Pedro Ahones y don Pelegrin su hermano y don Guillen de Pueyo, con las gentes de los consejos de Zaragoza, Lérida, Calatayud, Daroca y Teruel, y entre todos los que allí estaban, no llega ban á ciento y cincuenta de caballo. Mas como el rey era tan mozo, que no tenia sino once años, y era gobernado por tantos, don Pedro Fernandez tenia aviso de lo que se trataba por medio de sus parientes y amigos, que eran del consejo del rey, y esto se hacia tan rasa y descubiertamente, que de noche y de dia entraban dentro á vista del ejército muchos caballeros y escuderos, y llevaban bastimentos y armas, sin poder el rey remediarlo, y refiérese en su historia, la cual á la letra sigo en estos hechos, que fué tan mal servido en aquel cerco de los ricos hombres, cuanto pudo bastar su malicia, si no fué de don Pedro Ahones, y de don Pelegrin su hermano, y de don Guillen de Pueyo, que le servian con grande fidelidad. Teniendo los de Albarrazin aviso de todo lo que pasaba en el consejo del rey, supieron que una noche era de guarda de aquella artillería que se usaba en aquellos tiempos, don Pelegrin Ahones, y con él salia don Guillen de Pueyo, y á hora de media noche salieron á los reparos que se hicieron contra la ciudad con haces de sarmientos y tea encendidos, para pegar fuego á las defensas, y acometieron á don Pelegrin Ahones y á don Guillen de Pueyo, y fueron desamparados de los suyos por temor de la gente que vieron salir de Albarrazin, pero el'os haciendo su deber como muy buenos caballeros, fueron muertos peleando varonilmente, y pegaron fuego á una máquina, sin que saliesen los del real á socorrer aquella necesidad. Como el rey vió que era engaño de los ricos hombres que le debian servir, y quele faltaba gente para poder combatir aquella ciudad, determinó de levantar su real, y don Pedro Fernandez tuvo buenos terceros para que el rey le perdonase, y trató de reducirse á su obediencia, pero quedaban siempre los ricos hombres, en sus bandos y parcialidad, y procuraba cada una de las partes, de apoderarse de la persona del rey, aunque era este príncipe tan generoso y de tanto valor aun en su mocedad, que todos andaban con gran recelo dél, y no se aseguraban.·

Despues del cerco de Albarrazin, se trató matrimonio al rey con la infanta doña Leonor, hermana de la reina doña Berenguela mujer del rey de Leon y Galicia, que poco antes habia sucedido en el reino de Castilla, por muerte del rey don Enrique su hermano. El conde don Alvar Nuñez de Lara, que tuvo cargo de la crianza del rey por se apoderar dél, contra voluntad de la reina doña Berenguela su hermana, habia tratado de casarse con doña Mofalda, hija de don Sancho rey de Portugal, y fué traida á Castilla; pero no hubo el rey don Enrique hijos de ella, y sucedió la reina doña Berenguela, que pretendia habia sido jurada en tiempo del rey don Alonso su padre, y allende destas hijas tuvo á doña Blanca, que casó con Luis hijo primogénito de Filipo rey de Francia, y fué madre del rey Luis canonizado por santo, y a doña Urraca, que casó con don Alonso segundo, rey de Portugal, y á doña Constanza, que fué monja y abadesa de las Huelgas de Burgos. Puso luego la reina doña Berenguela al infante don Fernando su hijo en la posesion del reino, y celebráronse sus bodas en la ciudad de Burgos, con doña Beatriz, hija de Filipo, que fué elegido en emperador de los romanos, y era prima del emperador Federico el segundo; y el mismo dia, que fué en la fiesta de san Andrés, del año de mil doscientos veinte, se armó caballero. Aunque tuvo gran contradiccion la reina en esta sucesion, porque los condes don Alvar Nuñez de Lara y don Fernando despues de la muerte del rey don Enrique, pretendieron que debia suceder la reina de Francia, que era la mayor de las hijas del rey don Alonso, y no le querian entregar los castillos que tenian en su poder por el rey don Enrique, y sobre esto hubo guerra entre la reina y los condes, que duró mucho tiempo, y enviaron á requerir á la reina de Francia, que viniese á tomar la posesion de su reino, y por estar las cosas del reino de Francia en gran turbacion, y tener lo de aquel reino en aventura de perderse, quedando el rey Luis de Francia su hijo muy niño, dió licencia que los condes entregasen las fuerzas, y les alzó el homenaje que habian hecho al rey don Enrique su hermano, y por esto y por no dar lugar que el reino de Francia se juntase con el de Castilla, y quedase unido con el de Leon, olvidaron la fé y naturaleza que debian á la legítima sucesora, y en esto estuvieron los mas conformes, en tanto grado, que muchos afirmaban que la reina doña Berenguela fué la mayor, y recibieron por sus señores á la reina y al infante don Fernando su hijo, porque Castilla no se sujetase á Francia. Por el mismo tiempo se concordó el matrimonio de la infanta doña Leonor hermana de la reina doña Berenguela con el rey de Aragon, y se efectuó por consejo de los ricos hombres y caballeros que estaban cerca del rey y amaban su servicio, que lo procuraban con recelo que no se apoderasen de la tierra el conde don Sancho y el infante don Fernando, que descubiertamente pretendian reinar, y estaba á gran peligro la vida del rey siendo de tal edad, que estaba muy sujeta á cualquiera ofensa. Por esta causa don Jimeno Cornel y don Guillen de Cervera, que eran los principales de su consejo, y don Guillen Ramon de Moncada, senescal de Cataluña, que estaba casado con doña Constanza,

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Perez de Meitat, Asalido de Gudal, Pedro Perez justicia de Aragon, Pedro Sese, Pedro de Alcalá, Ruy Jimenez de Luesia, Blasco Perez de Gotor, Gil Garces de Azagra, y otros caballeros. El rey tuvo cortes en Daroca, por el mes de marzo, del año del nacimiento de nuestro Señor de mil doscientos viente y dos á donde vino á le hacer reverencia don Guerao de Cabrera, conde de Urgel y vizconde de Cabrera, porque se trató que se redujese al servicio del rey. En este mismo año murió la emperatriz doña Constanza tia del rey en la ciudad de Catania, y fué sepultada en la iglesia mayor de Palermo; la cual dejó un solo hijo que llamaron Enrique, á quien dió despues el emperador su padre título de rey de romanos, y le

de los príncipes y ciudades del imperio. Anduvo visitando el rey por este tiempo, las ciudades y villas de Aragon y Cataluña, y procurando cada uno de los ricos hombres poner la mano en el gobierno como ántes, y tener lugar de privado, y ser principal en la casa del rey: sucedió que se movió gran disension entre don Nuño Sanchez, hijo del conde don Sancho y don Guillen de Moncada, vizconde de Bearne, siendo primero grandes amigos, por ciertas palabras que hubo entre ellos, porque don Guillen de Cervellon, no quiso dar un azor torzuelo á don Nuño; y como suele acontecer, hubo tan buenos despartidores, que refirieron otras palabras que indignaron mas sus áni

hermana del rey, que eran del mismo acuerdo, ins- en principio del mes de julio del mismo año, y setaron en que el matrimonio se efectuase. Partió el rey guian su corte don Nuño Sanchez, don Blasco de Alacon los ricos hombres y caballeros de su corte, paragon mayordomo del reino, Valles de Vergua, Garci la villa de Agreda para recibir á la reina; y fueron con él don Sancho obispo de Zaragoza, don García obispo de Huesca, fray Guillen de Allaco, maestre del Temple, fray Folch, maestre del Hospital, don Nuño Sanchez hijo del conde don Sancho, don Guillen Ra mon de Moncada senescal de Cataluña, don Jimeno Cornel, don Blasco de Alagon mayordomo del reino, don Pedro Ahones y otros muchos ricos hombres y caballeros. El rey de Castilla y la reina su madre trajeron á la reina doña Leonor muy acompañada, y vinieron en su acompañamiento don Lope Diaz de Haro, alférez del rey de Castilla, don Gonzalo Ruiz mayordomo, don Alvar Diaz, don Martin Muñoz, don Rodrigo Rodriguez, don Garci Fernandez, mayordomo de la reina de Castilla, don Gon-envió á Alemania, para asentar las cosas y negocios zalo Gonzalez, don Ruy Gonzalez, don Pedro Ponce y otros muchos ricos hombres y caballeros de Castilla y Leon. Celebráronse las bodas con grande solemnidad en aquella villa de Agreda, á seis del mes de febrero del año de la Natividad de mil doscientos veinte y uno, y señaló el rey en arras á la reina las villas de Daroca y Epila, Pina, Uncastillo, con la ciudad de Barbastro y Tamarit de San Estevan, Montalvan, Cervera, con las montañas de Siurana y Prades. De Agreda se vino el rey con la reina á Tarazona, y en aque lla ciudad se veló en la iglesia de Santa María de la Vega de Tarazona, y fué armado el rey caballero, ciñéndose él mismo la espada que estaba sobre el altar. Tenia entonces doce años, y entraba en estos mismos, y dijo don Guillen de Moncada á don Nuño, que mos dias de las fiestas de su matrimonio y caballería en el treceno año; y convocáronse cortes á los aragoneses para la ciudad de Huesca, y tuvo en Fraga la fiesta de la Anunciacion de nuestra Señora, é iban en su acompañamiento don Blasco de Alagon, ma-parcialidad de don Pedro Ahones. Siendo llamadas yordomo del reino, don Ladron, don Atho de Foces, don Guillen de Cervera, don Ramon de Moncada, don Bernardo Guillen, tio del rey, hermano de la reina doña María, don Guillen de Cervellon, don García Perez de Meitat, Roldan Lain, Pedro de Alcalá y Sancho Duerta. Aquel mismo dia dió el rey la villa de Monreal á Daroca, que se habia dado por cámara á la reina doña Leonor. En este mismo año el emperador Federico y la emperatriz doña Constanza su mujer, que era tia del rey de Aragon, fueron coronados por el papa Honorio en Roma, de la corona imperial, con mucha solemnidad y fiesta, aunque despues se convirtió en grande enemistad.

CAP. LXXVI-De la division que hubo entre don Guillen de Moncada vizconde de Bearne y don Nuño Sanchez.

Partió el rey para Huesca por el mes de abril de mil doscientos veinte y uno, á donde se habia llama do á cortes los aragoneses; y estuvieron con él la reina doña Leonor, don Sancho Ahones, obispo de Zaragoza, don García, obispo de Huesca, don GuiHen, obispo de Tarazona, fray Guillen de Allaco, maestre del Temple, Fray Folch, maestre del Hospital, don Nuño Sanchez, don Jimeno Cornel, don Blasco de Alagon, mayordomo del rey, don Atho de Foces, Asalido de Gudal, don Guillen de Alcalá, y en ellas confirmó por siete años la moneda jaquesa que el rey su padre mandó labrar. De Huesca se vino á Zaragoza, y pasó á Daroca, á donde estuvo

no queria su amistad de allí adelante, y así quedaron declarados enemigos; y don Guillen de Moncada se confederó con don Pedro Fernandez de Azágra, y con los de su bando, y don Nuño se procuró valer de la

cortes para Monzon, fuéron á ellas don Guillen de Moncada y don Pedro Fernandez, con los caballeros que pudieron ayuntar, que fueron hasta trescientos de caballo, y llegaron á una villa del Temple, que dicen Valearza. El infante don Fernando era de su condicion muy inquieto y bullicioso; y aunque el rey don Alonso su padre, ordenó que fuese religioso de la órden del Cister y se le dió el abadía de Montaragon, que era una principal prelacía de canónigos reglares; pero como se escribe en la historia general de Aragon aunque era abad, se trataba como caballero y soldado, y le seguian los mas de los ricos hombres del reino. Sucedió que él y don Pedro Ahones con su gente llegaron á Castellon de la Puente de Monzon, y allí esperaron al rey que habia partido de Lérida para venir á las cortes, y salióle al camino don Nuño, y suplicóle por el deudo que con él tenia, le favoreciese contra don Guillen de Moncada, que habia ayuntado grandes compañías de gente de caballo, y estaba en Valcarza para salir contra don Nuño, por satisfacerse de su honor, ó hacerle alguna afrenta, y el rey que no tenia mas de catorce años le animó ofreciendo, que no daria lugar que se le hiciese ultraje, y que lo mandaria remediar en las cortes. Estando en Monzon, mandó ayuntar los hombres principales de la villa, y encargóles que se apoderasen de las puertas y torres, y pusiesen en ellas gente armada que las guardasen, y no consintiesen entrar sin su licencia á ningun rico hombre, ni caballero; y proveyó que solamente pudiesen entrar jun

tos con cada rico hombre dos caballeros. Desta manera entrando en la villa los unos y los otros sin sus gentes, don Guillen de Moncada se partió de las cortes con don Pedro Fernandez de Azagra, con gran sentimiento, porque no se pudieron honrar de don Nuño; y el rey comenzó á hacer guerra contra diversos castillos y lugares de los ricos hombres que andaban asonados | fuera de su servicio. Los que en esto principalmente le servian eran en esta sazon del cerco de Castellon, el infante don Hernando su tio, don Ramon de Moncada, don Guerao de Cervellon, don Pedro Cornel, Ato Orella, don Jimeno de Urrea, Guillen de Alcalá, Pedro Arnal de Cervera, Ramon de Sobirats, Roldan Lain y García de Castellezuelo. A diez y seis del mes de agosto de mil doscientos veinte y dos, estando el rey con su ejército sobre Castellon y siendo tomado el lugar, confirmó á don Guillen Ramon de Moncada senescal de Cataluña, la donacion que el rey su padre le hizo de las villas de Seros, Aitona y Soses, al tiempo que casó con doña Constanza, que fué hija del rey don Pedro, y entregó á su hermana y á don Guillen Ramon su marido, á Seros; y porque Aitona estaba en poder de los herederos de Ermesenda de Castellezuelo y de Arnaldo de Beluis, y de Ponce Soler, que pretendia tener derecho en aquella villa; y Ramon Galcerán de Pinos y Ramon Alaman, con sus gentes se habian alzado con Soses, y la tenian á su mano, el re y les hizo promesa que llanamente cobraria estos lugares de aquellos caballeros por compra ó cambio, y se los entregaria para ellos y sus sucesores, y entretanto en recompensa de ellos, dióles á Camarasa, Cubells, Mongay y Villagrasa, obligándose don Nuño Sanchez, don Guillen de Moncada, don Guillen de Cervellon, Ramon Alaman,ly Guillen de Claramonte, que se les guardaria y cumpliria este asiento. Pero el infante don Fernando y don Guillen de Moncada y don Nuño Sanchez, que eran muy poderosos traian cada uno por sí gran artificio, por tener á su mano el gobierno de la persona del rey, y repartian entre los de su parcialidad los honores de Aragon á su modo.

CAP. LXXVII. Que el rey redujo á su servicio à don Guerao vizconde de Cabrera, y de la concordia que con él se tomó por el condado de Urgel.

Referido se ha en lo de arriba, que hubo guerra entre el rey don Pedro y el vizconde don Guerao de Cabrera, por la sucesion del condado de Urgel; y que el rey despues que el vizconde fué preso, se apoderó de la mayor parte de aquel estado. Muerto el rey don Pedro, quedando el reino en tanta turbacion y sin tener gobernador cierto, el vizconde tornó á cobrar diversas villas y castillos y hacer muy gran daño en aquella tierra, apoderándose por su mano de todo lo que pudo haber del condado. Pero en este tiempo estando en Terrer á veinte y uno del mes de diciembre deste año de mil doscientos veinte y dos con consejo de la reina doña Leonor su mujer, y del conde don Sancho y del infante don Fernando sus tios, y de don Nuño Sanchez y de don Artal de Luna mayordomo del reino, y de don Pedro Ahones y de otros ricos hombres, perdonó al vizconde y á sus valedores amigos y vasallos, los robos, daños y males que se habian hecho por esta guerra, y permitió que se guardase lo que se le habia ofrecido al principio de su reinado, con consejo de los nobles varones y procuradores de las ciudades y villas de Aragon y Cataluña, que era dejarle el condado de Urgel

con título de conde y todos los lugares que estaban en poder del rey, exceptuando los castillos que estaban obligados à don Guillen de Cardona, en los cuales cedia el rey su derecho á don Guerao. Dábasele el condado de Urgel con condicion que tuviese por el rey en feudo los castillos y lugares que en él y en el vizcondado se habian tenido por sus antecesores, con reconocimiento de fidelidad á los reyes y condes de Barcelona y en caso que Aurembiax, hija del conde Armengol pidiese que se le hiciese justicia, por su pretension estuviese á derecho con ella ante el rey á conocimiento de su corte, y si se declarase pertenecer aquel estado á la hija del conde de Urgel, pagase á don Guerao treinta mil maravedís que se debian al rey, los cuales el rey cedia á don Guerao, y con estas condiciones se concordó paz entre el rey y don Guerao, quedando en su fuerza todas las otras concordias que estaban asentadas entre los reyes de Aragon y los condes de Barcelona y Urgel y con los vizcondes de Cabrera. En este año por el mes de julio, murió Bernardo Roger conde de Fox, habiendo tenido cercado el castillo de Miralpex contra Roger y Isarno su hijo, señores de aquel lugar que eran sus feudatarios, y se le habian rebelado y se tenia por el conde Simon de Monforte, y sucedió en el condado de Fox, Roger Bernardo su hijo, y por el mes de agosto siguiente murió el conde de Tolosa, y aunque llevaron su cuer po los caballeros del Hospital á la casa que tenia en Tolosa, no pudo acabar su hijo que se le diese eclesiástica sepultura.

CAP. LXXVIII. De la guerra que el rey hizo en Cataluña contra don Guillen de Moncada vizconde de Bearne, y contra los de su bando.

Entretanto don Guillen de Moncada ayuntó mucha gente de sus parientes y amigos en Cataluña, para entrar á correr el condado de Rosellon y hacer guerra en la tierra del conde don Sancho, porque el conde no se hallaba con gente para poder resistir, y vino á quejarse al rey diciendo, que estaria á derecho en su corte por cualquiera demanda que contra el don Guillen tuviese, ó contra cualquier persona por razon del señorío que durante su vida tenia en Rosellon, Conflente y Cerdania, y dió por fiadores á don Atho de Foces, y á don Blasco Maza. El rey, habido consejo en cortes, mandó requerir á don Guillen de Moncada, que desistiese de proseguir su pretension por aquella via, pues el conde y su hijo estarian á derecho con él. Mas don Guillen era muy poderoso y gran señor en Cataluña, y tenia el señorío de Bearne porque casó con la condesa Gersenda señora del vizcondado de Bearne, y fué hijo de don Guillen Ramon de Moncada, y de doña Guillerma de Castelvell, y era el mas emparentado varon que habia en Cataluña, y no curó de lo que el rey mandaba, y entró por Rosellon con los varones y caballeros de su linaje, y combatió un castillo que se llamaba Alvari, que era de don Ramon de Castel Rosello, y tomólo por combate de lanza y escudo y pasó á Perpiñan, á donde se fué á poner un caballero llamado Gisberto Barberá por servirá don Nuño, y con sobrado ánimo aventurándose mas de lo que sus fuerzas bastaban, salió con los perpiñaneses á pelear con don Guillen de Moncada, y fué vencido y preso. Púsose por esta causa todo el principado en armas, porque don Ramon Folch vizconde de Cardona, que era gran señor en Cataluña, era enemigo del vizconde de Bearne, y acudió con los de su bando

á

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a valer al conde y á don Nuño en esta guerra, y el rey | Fernando señor de Serpa, que casó con doña Sancha, determinó de ir á remediar este daño, y mandó juntar sus huestes en Aragon, y fué para Cataluña contra don Guillen. Ganaron desta vez los del rey, ciento y treinta fuerzas entre torres y castillos, que eran de don Guillen de Moncada, y de los de su linaje y parentela, y de sus valedores, y en fin del mes de agosto, de mil doscientos veinte y tres, puso cerco sobre el castillo de Cervellon, que es muy enriscado y fuerte junto á Barcelona, y ganólo en catorce dias. De allí partió el rey para poner cerco al castillo de Moncada, en el cual se habia puesto don Guillen, y estaban con él don Pedro Cornel, don Podrigo de Lizana, don Valles de Antillon, Bernardo de Santa Eugenia, hermano de don Ponce Guillen, y hasta ciento y treinta caballeros. En aquel cerco se hallaron con el rey, el conde don Sancho, don Nuño su hijo, el infante don Fernando, don Pedro Ahones, don Atho de Foces, don Artal de Luna, y otros caballeros de la casa del rey, que todos podian ser hasta cuatrocientos. Mandó el rey requerir á don Guillen de Moncada, que le acogiese en el castillo, y él respondió, que de buena voluntad le recibiera, si se le demandara de otra manera, mas visto que el rey habia hecho tanto daño en su tierra, é iba con ejército contra él, no era obligado de entregarle el castillo. En este cerco, aunque el rey era muy mozo, que no tenia mas de catorce años, mandaba proveer con diligencia todo lo necesario, y puso su real en un cerro que está sobre la villa, a donde estuvo casi por espacio de dos meses. Estaban tan desposeidos de vituallas los del castillo, que no pudieran defenderse muchos dias, si no fuera por algunos caballeros del ejército que los proveian, porque á todos desplacía mucho, que recibiesen daño don Guillen de Moncada, y los que con él estaban excepto al conde don Sancho, y á su hijo, y á don Pedro Ahones. Era el castillo de Moncada tan fuerte, que si no fuera por falta de bastimentos, con gran dificultad se podia entrar, y á un lado dél tenia una fuente muy abundosa, y el agua della no les podia ser quitada, sino ganando el castillo, y visto por el rey y los de su consejo, que perdia tiempo en aquella porfía, mandó alzar el cerco y determinó de volverse para Aragon. Por el mes de julio, del año de nuestra redencion de mil doscientos veinte y tres, murió el rey Filipo de Francia, y sucedió en el reino el rey Luis su hijo que estaba como dicho es, casado con doña Blanca hija del rey don Alonso de Castilla, hermana de la | reina doña Leonor, que casó con el rey don Jaime, fué madre del santo rey Luis de Francia, que sucedió á su padre. En este mismo año el conde Aimerico, hi-sejo, era fuerza y necesidad, á que el rey no podia rejo del conde Simon de Monforte, entendiendo que no era poderoso de sostener aquel estado contra el conde de Tolosa, y contra la gente de la tierra que seguia con gran aficion ásu señor natural, y que no tenia poder para defender las fuerzas y castillos que le quedaban, resignó en el reino de Francia el condado de Tolosa, y toda la otra tierra que su padre habia ganado de los herejes en el Ajenes, Albi, Cahors, Carcases y Narbona, y cedióle su derecho, y el rey le dió el oficio de condestable en todo el reino de Francia. En este tiempo murió don Alonso segundo deste nombre de los reyes de Portugal, que fué casado con doña Urraca, hija de don Alonso rey de Castilla, y hubieron á don Sancho, que sucedió en el reino, y á don Alonso que casó con Matildis condesa de Bolonia, ciudad que está junto à la ribera del mar en Picardía, y a don

hija del conde don Fernando de Lara, y á doña Leonor, que segun en los anales de Portugal se refiere, casó con el rey de Dacia.

CAP. LXXIX.-De la confederacion que entre si hicieron el infante don Fernando y don Guillen de Moncada, y don Pedro Ahones y como trataron de concordarse con don Nuño y su bando, y se apoderaron de la persona del rey en la villa de Alagon.

Vuelto el rey á Aragon salió don Guillen de Moncada á correr la tierra de don Nuño, y fué sobre Tarraza, y ganóla con otro lugar que se decia Sarbos, y de allí fué sobre Piera y no la pudo entrar. Trujeron sus tratos secretamente don Guillen y el infante don Fernando y don Pedro Abones, y vínose don Guillen para Aragon | á la villa de Tahuste, la cual tenia don Pedro por el rey en tierra de honor. Juntáronse con estos ricos hombres las ciudades y consejos de Zaragoza, Huesca y Jaca, y estaba en aquella sazon en Alagon con el rey don Nuño, don Pedro Fernandez de Azagra, que se ha bia reducido á su servicio, don Blasco de Alagon, don Artal de Luna, don Rodrigo de Lizana, y don Atho de Foces y allí se trató paz y confederacion y liga entre el infante don Fernando, don Guillen de Moncada y don Pedro Ahones, que estaban ausentes, con don Nuño Sanchez y don Pedro Fernandez, por medio de don Lope Jimenez de Luesia, vasallo de don Nuño, y hermano de don Ruy Jimenez, y enviaron sus mensajeros al rey, haciéndole saber que venian á su servicio, y llegando cerca de aquella villa, salió el rey á recibir al infante y a don Guillen y á don Pedro, y entraron juntos en Alagon, y teniendo el rey proveido que no entrasen sino con cuatro ó cinco caballeros, y su gente se aposentase por las aldeas, don Nuño y don Pedro Fernandez, á quien el rey habia encomendado, que se encargasen de las puertas, dejaron entrar con ellos hasta doscientos caballeros, sin sabiduría del rey. Otro dia el infante don Fernandez, don Guillen, don Pedro Fernandez, don Pedro Ahones y don Nuño, que estaban ya conformes, para apoderarse de la persona del rey, que era de hasta quince años, y ordenar del reino, como bien visto les fuese, procuraron de persuadirle, que no amaban cosa mas que su honor y ser vicio, y que por él pondrian á cualquier peligro sus personas y estados todas las veces que menester fuese contra todas las personas del mundo, como por su señor natural, y que se viniese á Zaragoza á donde podria mejor ordenar las cosas y negocios del reino y de su estado, y aunque parecia serle referido por via de con

sistir, por haberse unido aquellos ricos hombres para se apoderar dél. El dia siguiente entró en Zaragoza, y fuése á aposentar á su palacio que llamaban el Azuda, junto á la puerta de Toledo, y aquella noche pusieron nueva gente de guarda armada dentro, que hacian vela en torno del muro, y por las puertas de palacio, y eran los capitanes Guillen Boy, Pero Sanz de Martel, á quien se dió cargo de la guarda de la persona del rey, y tenian sus camas muy junto de la suya. Estuvieron desta manera tres semanas, sin dar lugar que don Atho de Foces, que era muy favorecido y privado del rey, pudiese hablar con él, ni aconsejarle en aquel hecho, y húbose de ir á su casa á tierra de Huesca. Visto por el rey que estaba en poder de aquellos ricos hombres, apremiado y fuera de su libertad, como era de buen entendimiento y de muy gran corazon, apartó

estado, y quedase pacífico. Proponian, que su intento era, que el estado del reino se reformase, y se asentase entera concordia entre el rey y los ricos hombres, y hubiese paz y sosiego en la tierra, para lo cual se conformaron de tratar y acabar que el rey echase de su corte y reino aquellas personas que le aconsejaban mal, y siguiese el parecer de los ricos hombres que él y ellos entendiesen ser mas convenientes á su servicio, que fielmente le aconsejasen. Con esta demanda estos prelados y ricos hombres con los de su bando se confederaron entre sí, prometiendo de se valer y ayudar con

un dia á don Pedro Ahones, y díjole, que habiéndole | darian órden como su reino fuese reducido en buen amado tanto y hecho merced, y favorecido contra don Artal de Luna, siendo su adversario, no hacia lo que debia en le responder con aquella ingratitud en su deshonor y deservicio, que desde entonces se salia de su amistad para siempre, pues era de consejo, que él recibiese daño y afrenta en aquella opresion que le tenian. Tras esto procuró con la reina por salir de poder de aquellos ricos hombres, que saliese una noche con él por una ventana del palacio, y no se pudo con ella acabar, y así se detuvo hasta que el infante don Fernando hizo muy gran instancia, en que se hiciese enmienda á don Guillen de Moncada, de los daños que se le hi-homenajes y juramentos contra sus enemigos y advercieron en Cataluña, y que le diese veinte mil marave

sarios que lo quisiesen contradecir. Para mayor segu

dís, puesto que el rey rehusaba de lo hacer, y pensan-ridad desta confederacion pusieron castillos en rehedo que se apartarian de la confederacion y liga que tenian prometió de se los dar. Con esto quedó el rey de allí adelante con mas libertad, aunque estaba apoderado del gobierno el infante don Fernando su tio, en contradiccion de muchos ricos hombres.

CAP. LXXX.-Que los ricos hombres que eran de diversos bandos se confederaron y de la tregua que el rey asentó con Zeit Abuzeit rey de Valencia y de la muerte de don Pedro Ahones.

nes, el infante don Fernando entregó el castillo de Angues en tercería en poder de Arnaldo de las Cellas, don Pedro Ahones y Pedro Jordan, el castillo de Boil en tenencia de Pedro de Pueyo, el vizconde de Bearne, y don Ramon de Cervera, don Ramon de Moncada, y el senescal su hermano, Castelseras, y Cubells, en poder de Bernardo de Perexens, y de Guillen de Fluvia. En esta confederacion entraron don Ramon Alaman, don Guillen de Cervellon, don Atorella, don Pedro Cornel, y muchos caballeros que comprendieron la mayor parte del reino, y pusieron mayor turbacion y contienda en él, y su amistad paró en repartirse los honores del reino á su voluntad. El rey despues desto se vino á Zaragoza, y residian en su con

Parece en anales antiguos que se ordenaron por este tiempo, que nos dejaron relacion de cosas muy señaladas de que no se halla mencion en las historias, que vino á España, en el año mil doscientos veinte y cuatro el rey Juan de Brena, que en este tiempo se llama-sejo don García de Gudal obispo de Huesca, don Sanba rey de Acre, y pasó á la ciudad de Toledo, á donde fué recibido por el rey don Fernando con grande honor y fiesta, y entró en aquella ciudad un viernes á cinco del mes de abril deste año, con muy solemne aparato de recibimiento, y de allí pasó en peregrinacion á Santiago, y á la vuelta se celebró su matrimonio, y de la infanta doña Berenguela, hermana del rey de Castilla. Este príncipe fué muy valeroso, y era rey de Jerusalen, por razon del derecho de su primera mujer, y quedando el imperio de Constantinopla, en la sucesion del emperador Balduino, el postrero, que sucedia al emperador Enrico del primer Balduino conde de Flandes, y siendo muy niño tuvo á su cargo aquel imperio, y casó despues al emperador Balduino con una hija suya y de la reina doña Berenguela, de la cual hubo otro hijo, como en estos anales se hace mencion, y el rey Juan de Brena, todo el tiempo que vivió, estuvo en la posesion de aquel imperio como tutor de Balduino, y le defendió de los príncipes griegos sus adversarios con grande valor mucho tiempo. Estando el rey en Monzon por el mes de octubre del mismo año, don Sancho obispo de Zaragoza y el infante don Fernando, don Pedro Ahones y Pedro Jordan que eran de una parcialidad, y don Berenguer de Eril obispo de Lérida, el vizconde de Bearne, y don Guillen, y don Ramon de Cervera, don Ramon de Moncada y don Guillen Ramon su hermano, senescal de Cataluña, que eran de la otra, con acuerdo y deliberacion de otros ricos hombres y caballeros sus amigos y valedores aragoneses y catalanes, se confederaron con color y voz de tratar del remedio de las guerras y daños que se esperaban en opresion del rey y del reino, por culpa de los del consejo que se habian apoderado de su persona, y la tenian á su gobierno y disposi cion. Publicaban de tratar ante todas cosas, que asegurarian de todo daño la persona del rey, y que procurarian de guardarle de todo peligro y deshonor, y que

cho Ahones obispo de Zaragoza, don Berenguer de Eril obispo de Lérida, don Guillen obispo de Tarazona, el infante don Fernando, don Nuño Sanchez, don Guillen de Moncada vizconde de Bearne, don Ramon de Moncada senescal de Cataluña, don Pedro Fernandez señor de Albarrazin, don Pedro Ahones, don Atho de Foces, don Atorella, don Pedro Cornel Valles de Vergua, Ruy Jimenez de Luesia, Aznar de Osera, Roldan Lain", Pedro Perez justicia de Aragon, y á catorce del mes de marzo del año de la navidad de nuestro Señor, de mil y doscientos y veinte y cinco confirmó á la ciudad de Zaragoza los privilegios que tenian de sus antecesores y á fray Gonzalo Yañez, maestre de la órden y caballería de Calatrava, la donacion del castillo y villa de Alcañiz, con sus términos y todo lo que se habia dado á esta orden en el reino de Aragon por el rey don Alonso su abuelo, y en tiempo del rey don Pedro su padre. De Zaragoza se fué el rey á Tortosa y á cabo de algunos dias que estuvo en aquella ciudad, salióse della escondidamente, sin que lo supiese el infante, ni los del consejo, y fuése á un lugar que está allí cerca, que era de la orden del Temple y se llama Horta, de donde mandó despachar letras de llamamiento para los ricos hombres que tenian las villas y lugares en honor para que á cierto dia estuviesen en Teruel, con los caballeros que cada uno era obligado, segun la tierra que tenia en honor, porque determinó de entrar á cercar algun lugar principal del reino de Valencia. No se hace mencion en su historia, que es la mas copiosa y cierta relacion que tenemos de las cosas de aquellos tiempos, que entrase esta vez en el reino de Valencia, y parece en memorias auténticas, que el primer dia del mes de octubre, deste año de mil doscientos y veinte y cinco tenia cercado el lugar de Peñíscola, y estaban con él los obispos de Lérida, Zaragoza y Barcelona, don Guillen de Moncada, vizconde de Bearne, don Ramon de Moncada, don Ramon de Cervera, don Guilen

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