Tesoro de los romanceros y cancioneros españoles, históricos, caballerescos, moriscos y otros

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Eugenio de Ochoa
Baudry, 1838 - 582 páginas
 

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Página 502 - Amarrado al duro banco de una galera turquesca, ambas manos en el remo y ambos ojos en la tierra, un forzado de Dragut en la playa de Marbella se quejaba al ronco son del remo y de la cadena: "¡Oh sagrado mar de España, famosa playa serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias!
Página 209 - Por el mes era de mayo, cuando hace la calor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor, sino yo, triste cuitado, que vivo en esta prisión, que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba al albor. Matómela un ballestero ¡Déle Dios mal galardón!
Página 312 - La más bella niña De nuestro lugar, Hoy viuda y sola Y ayer por casar, Viendo que sus ojos A la guerra van, A su madre dice, Que escucha su mal: Dejadme llorar Orillas del mar.
Página 309 - María, vencido del sueño, por tier.ra fragosa per;dí la carrera do vi la vaquera de la Finojosa. En un verde prado d|e rosas e flores guardando ganado con otros pastores la vi tan graciosa que apenas creyera que fuese vaquera de la Finojosa.
Página 496 - Y no quiero por rescate que tu dama me presente ni las alfombras más finas ni las granas más alegres. Anda con Dios, sufre y ama. y vivirás si lo hicieres, con tal que cuando la veas pido que de mí te acuerdes.
Página 2 - ¡Quién hubiese tal ventura sobre las aguas del mar, como hubo el conde Arnaldos la mañana de San Juan! Con un falcón en la mano la caza iba a cazar, vio venir una galera que a tierra quiere llegar.
Página 185 - Otros tantos ha, señora, que os tengo dentro en mi alma. Ellos estando en aquesto, el buen Cid que asomaba. — Adiós, adiós, mi señora, la mi linda enamorada, que del caballo Babieca yo bien oigo la patada.
Página 56 - Allí habló su camarera, bien oiréis lo que dirá: — Aquese sueño, señora, bien os lo entiendo soltar: el azor es vuestro esposo, que viene de...
Página 286 - Manda Amor, en su fatiga, que se sienta y no se diga, pero a mí más me contenta que se diga y no se sienta.
Página 495 - Triste camina el alarbe, y lo más bajo que puede ardientes suspiros lanza y amargas lágrimas vierte. Admirado el español de ver cada vez que vuelve que tan tiernamente llore quien tan duramente hiere, con razones le pregunta comedidas y corteses de sus suspiros la causa, si la causa lo consiente. El cautivo, como tal, sin excusarlo, obedece, ya su piadosa demanda satisface desta suerte: "Valiente eres, capitán, y cortés como valiente; por tu espada y por tu trato me has cautivado dos veces.

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