Las obras del famoso poeta Juan de Mena

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Repullés, 1804 - 312 páginas

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Página 85 - Ofende con dichos crueles al cielo, Con nuevos dolores su flaca salud, Y tantas angustias roban su virtud, Que cae la triste muerta por el suelo.
Página 74 - Ni la corneja no anda señera por el arena seca paseando, con su cabeza su cuerpo bañando por preocupar la lluvia que espera; no vuela la garza por alta manera, ni sale la fúlica de la marina contra los prados, ni va ni declina, como en los tiempos adversos hiciera.
Página 74 - Ni baten las alas ya los Alciones, ni tientan, jugando, de se rociar, los quales amansan la furia del mar con sus cantares y lánguidos sones, y dan...
Página 57 - España y del siglo presente; oh ínclito sabio, autor muy sciente, otra, y aun otra vegada te lloro, porque Castilla perdió tal tesoro no conocido delante la gente. Perdió los tus libros sin ser conocidos, y como en exequias te fueron ya luego unos metidos al ávido fuego, y otros sin orden no bien repartidos...
Página 85 - El mucho querido del señor infante Que siempre le fuera señor como padre : El mucho llorado de la triste madre, Que muerto ver pudo tal hijo delante. ¡ O dura fortuna, cruel, tribulante ! Por ti se le pierden al mundo dos cosas, Las vidas y lágrimas tan piadosas Que ponen dolores de espada tajante.
Página 85 - Aquel que allí ves al cerco trabado, que quiere subir, y se halla en el ayre mostrando en su rostro doblado donaire, por dos deshonestas feridas llagado, es el valiente no bien fortunado muy virtuoso mancebo Lorenzo, que hizo en un día su fin, y comienzo, aquel es que era de todos amado.
Página 86 - Si ántes la muerte me fuera ya dada, Cerrara mi hijo con estas sus manos Mis ojos delante de los sus hermanos, E yo no muriera mas de una vegada; Moriré así muchas desaventurada, Que sola padezco lavar sus heridas Con lágrimas tristes y no gradecidas, Maguer que lloradas por madre cuitada.
Página 78 - ... entrar, la barca con todos se ovo de anegar, de peso tamaño no sostenedora. Los míseros cuerpos ya no respiraban, mas so las aguas andaban ocultos, dando y trayendo mortales singultos de agua, la hora que más anhelaban ; las vidas de todos asi litigaban, que aguas entraban do almas salían, la pérfida entrada las aguas querían, la dura salida las almas negaban.

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