Imágenes de página
PDF
ePub

versos tiempos y navíos, salvo ciento y cincuenta leguas que descubrió Nuño de Guzman en la costa de Xalixco. Fué Nuño de Guzman gobernador en Pánuco y presidente de Méjico; de donde, porque le quitaban del cargo por querellas que dél hubo, salió á conquistar á Xa-paña y Nueva-Galicia, salieron frailes por muchas partes

lixco, año de 31, con docientos y cincuenta caballos y quinientos españoles, muchos de los cuales llevó apremiados. Pasó por Mechuacan, do tomó al rey Cazoncin diez mil marcos de plata y mucho oro bajo, y otros seis mil indios para carga y servicio de su ejército y viaje, y aun lo quemó con otros muchos indios principales, porque no se pudiese quejar. Entró luego en la provincia de Xalixco, y conquistó á Centliquipac, Chiametlan, Tonalla, Cuixco, Chamola, Culhuacan y otras tierras, en que le mataron hartos españoles; ca son valientes y muchos allí. Dia le vino de pelear con veinte mil; mató tambien él y cativó asaz indios. Llamó á Centliquipac la Mayor-España, á Xalixco la Nueva-Galicia, por ser region áspera y de gente recia. Pobló allí á Compostella, porque conformase el nombre con la de España; pobló en Tonalla á Guadalajara, por ser él natural de la nuestra; pobló las villas del Espíritu Santo, Concepcion y Sant Miguel, que cae á treinta y cuatro grados. En Chiametlan visten las mujeres hasta en piés. Los hombres van con mantas cortas, y traen zapatos de cuero, y llevan la carga en palos sobre los hombros, y una vez se rebelaron porque los cargaban en las espaldas, teniéndolo por afrenta. Ellas casi en todo este reino son grandes y hermosas; ellos recios y belicosos: sus armas son como en Méjico; empero no traen los señores y capitanes arma ninguna en la guerra, sino unos bastones con que sacuden al que no pelea ó se desmanda ó no guarda órden. Cuando no tienen guerra, siguen la caza; que son gentiles flecheros. Es la tierra fértil y rica de plata, y de cera y miel. Adoran ídolos, comen hombres y usan otros malos pecados. Prendieron á Nuño de Guzman por quejas y agravios, y pusieron una audiencia de cuatro alcaldes, á la manera de nuestra Galicia. El primer obispo de Xalixco fué Pero Gomez de Malaver.

Sibola."

Ponen trecientas y veinte leguas del cabo del Engaño á Sierras-Nevadas, que son lo postrero por allí que hasta agora sabemos; las cuales descubrieron capitanes y pilotos del virey don Antonio el año de 42; y aun dicen algunos, que corrieron la costa hasta se poner en cuarenta y cinco grados; y muchos piensan que se junta por allí la tierra con la China, donde han navegado portugueses hasta los mesmos cuarenta grados, y aun mas; y puede haber del un cabo al otro, á la cuenta de marineros, mil leguas. Seria bueno para el trato y porte de la especiería, si la costa de la Nueva-España fuese á juntarse con la China; y por eso se debria costear aquello que falta por saber, aunque fuese á costa de nuestro rey, pues le va en ello muy mucho, y quien lo continuase medraria. Mas no se juntarán, por ser isla Asia, Africa y Europa, segun al principio dijimos. Estas sierras nevadas están mil leguas leste oeste del rio de Sant Anton, que descubrió Estéban Gomez, y mil y setecientas del cabo del Labrador, por donde comencé

á costear, medir y graduar las Indias. Por cuya distancia se puede conocer cuán grandísima tierra es la Nueva-España por hácia el norte. Siendo pues aquella tierra tan grande, y estando ya convertida toda la Nueva-Es

á predicar y convertir indios aun no conquistados; y fray Márcos de Niza é otro fraile francisco entraron por Culhuacan el año de 38. Fray Márcos solamente, ca enfermó su compañero, siguió con guias y lenguas el camino del sol, por mas calor y por no alejarse de la mar, y anduvo en muchos dias trecientas leguas de tierra, hasta llegar á Sibola. Volvió diciendo maravillas de siete ciudades de Sibola, y que no tenia cabo aquella tierra, y que cuanto mas al poniente se extendia, tanto mas poblada y rica de oro, turquesas y ganados de lana era. Fernando Cortés y don Antonio de Mendoza deseaban hacer la entrada y conquista de aquella tierra de Sibola, cada uno por sí y para sí; don Antonio como virey de la Nueva-España, y Cortés como capitan general y descubridor de la mar del Sur. Trataron de juntarse para lo hacer ambos; y no se confiando el uno del otro, riñeron, y Cortés se vino á España, y don Antonio envió allá á Francisco Vazquez de Coronado, natural de Salamanca, con buen ejército de españoles é indios, y cuatrocientos caballos. De Méjico á Culhuacan, que hay mas de docientas leguas, fueron bien proveidos. De allí á Sibola, que ponen trecientas, pasaron necesidad, y se murieron de hambre por el camino muchos indios y algunos caballos. Toparon con mujeres muy hermosas y desnudas, aunque hay lino por allí. Padescieron gran frio, ca nieva mucho por aquellas sierras. Llegando á Sibola, requirieron á los del pueblo que los rescibiesen de paz, ca no iban á les facer mal, sino muy gran bien y provecho; y que les diesen comida, ca llevaban falta de ella. Ellos respondieron que no querian, pues iban armados y en son de les dar guerra; que tal semblante mostraban; así que combatieron el pueblo los nuestros. Defendiéronlo gran rato ochocientos hombres que dentro estaban. Descalabraron á Francisco Vazquez y á otros muchos españoles; mas al cabo se salieron huyendo. Entraron los nuestros, y nombráronla Granada, por amor del Virey, que es natural de la de España. Es Sibola de hasta docientas casas de tierra y madera tosca; altas cuatro y cinco sobrados, y las puertas como escotillones de nao. Suben á ellas con escaleras de palo, que quitan de noche y en tiempos de guerra. Tiene delante cada casa una cueva, donde, como en estufa, se recogen los inviernos, que son largos y de muchas nieves, aunque no está mas de treinta grados y medio de la Equinocial; que si no fuese por las montañas, seria del temple de Sevilla. Los famosas siete ciudades de fray Márcos de Niza, que están en espacio de seis leguas, ternán obra de cuatro mil hombres. Las riquezas de su reino es no tener qué comer ni qué vestir, durando la nieve siete meses. Hacen con todo eso unas mantillas de pieles de conejos y liebres y de venados; que algodon muy poco alcanzan. Calzan zapatos de cuero, y de invierno unas como botas hasta las rodillas. Las mujeres van vestidas de metal hasta en piés. Andan ceñidas, trenzan los cabellos y rodéanselos á la cabeza por sobre las orejas. La tierra

[ocr errors]

es arenosa y de poco fruto; creo que por pereza dellos; pues donde siembran, lleva maíz, frisoles, calabazas y frutas; y aun se crian en ella gallipavos, que no se hacen en todos cabos.

Quivira.

Viendo la poca gente y muestra de riqueza, dieron los soldados muy pocas gracias á los frailes que con ellos iban, y que loaban aquella tierra de Sibola; y por no volver á Méjico sin hacer algo ni las manos vacías, acordaron de pasar adelante, que les decian ser mejor tier ra. Así que fueron á Acuco, lugar sobre un fortísimo peñol, y desde allí fué don Garci Lopez de Cárdenas con su compañía de caballos á la mar, y Francisco Vazquez con los demás á Tiguex que está ribera de un gran rio. Allí tuvieron nueva de Axa y Quivira, donde decian que estaba un rey dicho por nombre Tatarrax, barbudo, cano y rico; que ceñia un bracamarte, que rezaba en horas, que adoraba una cruz de oro y una imágen de mujer, señora del cielo. Mucho alegró y sostuvo esta nueva el ejército, aunque algunos la tuvieron por falsa, y echadiza de frailes. Determinaron ir allá, con intencion de invernar en tierra tan rica como se sonaba. Fuéronse los indios una noche, y amanecieron muertos treinta caballos, que puso temor al ejército. Caminando, quemaron un lugar, y en otro que acometieron les mataron ciertos españoles y hirieron cincuenta caballos, y metieron dentro los vecinos á Francisco de Ovando, herido ó muerto, para comer y sacrificar, á lo que pensaron, ó quizá para mejor ver qué hombres eran los españoles; ca no se halló por allí rastro de sacrificio humano. Pusieron cerco los nuestros al lugar; pero no lo pudieron tomar en mas de cuarenta y cinco dias. Bebjan nieve los cercados por falta de agua; y viéndose perdidos, hicieron una hoguera: echaron en ella sus mantas, plumajes, turquesas y cosas preciadas, porque no las gozasen aquellos extranjeros. Salieron en escuadron, con los niños y mujeres en medio, para abrir camino por fuerza y salvarse. Mas pocos escaparon de las espadas y caballos, y de un rio que cerca estaba. Murieron en la pelea siete españoles, y quedaron heridos ochenta, y muchos caballos; porque veais cuánto vale la determinacion en la necesidad. Muchos indios se volvieron al pueblo con la gente menuda, y se defendieron hasta que se les puso fuego. Helóse tanto aquel rio estando en treinta y seis grados de la Equinocial, que sufria pasar encima hombres á caballo Ꭹ caballos 'con carga. Dura la nieve medio año. Hay en aquella ribera melones, y algodon blanco y colorado, de que hacen muy mas anchas mantas que en otras partes de Indias. De Tiguex fueron en cuatro jornadas á Cicuie, lugar pequeño, y á cuatro leguas dél toparon un nuevo género de vacas fieras y bravas, de las cuales mataron el primer dia ochenta, que bastecieron el ejército de carne. Fueron de Cicuic á Quivira, que á su cuenta hay casi trecientas leguas, por grandísimos llanos, y arenales tan rasos y pelados, que hicieron mojones de boñigas, á falta de piedras y de árboles, para no perderse á la vuelta; ca se les perdieron en aquella llanura tres caballos y un español que se desvió á caza. Todo aquel camino y llanos están llenos de vacas corcovadas como la Serena de ovejas; pero no hay mas gente de la que las

guardan. Fueron gran remedio para la hambre y falta dee-pan que llevaban. Cayóles un dia por aquel llano mucha piedra como naranjas, y hubo hartas lágrimas, flaqueza y votos. Llegaron, en fin, á Quivira, y hallaron al Tatarrax, que buscaban, hombre ya cano, desnudo y con una joya de cobre al cuello, que era toda su riqueza. Vista por los españoles la burla de tan famosa riqueza, se volvieron á Tiguex sin ver cruz ni rastro de cristiandad, y de allí á Méjico, en fin de marzo del año de 42. Cayó en Tiguex del caballo Francisco Vazquez, y con el golpe salió de sentido y devaneaba; lo cual unos tuvieron por dolor y otros por fingido; ca estaban mal con él por que no poblaba. Está Quivira en cuarenta grados: es tierra templada, de buenas aguas, de muchas yerbas, ciruelas, moras, nueces, melones y uvas, que maduran bien. No hay algodon, y visten cueros de vacas y venados. Vieron por la costa naos que traian arcatraces de oro y plata en las proas, con mercaderías, y pensaron ser del Catayo y China, porque señalaban haber navegado treinta dias. Fray Juan de Padilla se quedó en Tiguex con otro fraile francisco, y tornó á Quivira con hastá doce indios de Mechuacan, y con Andrés Docampo, por tugués, hortelano de Francisco de Solís. Llevó cabalgaduras y acémilas con provision; llevó ovejas y gallinas de Castilla, y ornamentos para decir misa. Los de Quivi ra mataron á los frailes, y escapóse el portugués con algunos mechuacanes; el cual, aunque se libró enton→ ces de la muerte, no se libró de cativerio, porque luego le prendieron. Mas de allí á diez meses que fué esclavo, huyó con dos perros. Santiguaba por el camino con una cruz, á que le ofrecian mucho; y do quiera que llegaba le daban limosna, albergue y de comer. Vino á tierra de Chichimecas, y aportó á Pánuco. Cuando llegó á Méjico traia el cabello muy largo y la barba trenzada, y contaba extrañezas de las tierras, rios y montañas que atravesó. Muchó pesó á don Antonio de Mendoza que se volviesen, porque habia gastado mas de sesenta mil pesos de oro en la empresa, y aun debia muchos dellos, y no traian cosa ninguna de allá, ni muestra de plata ni de oro ni de otra riqueza. Muchos quisieron quedarse allá ; mas Francisco Vazquez de Coronado, que rico y recien casado era con hermosa mujer, no quiso, diciendo no se podrían sustentar ni defender en tan pobre tierra y tan lejos del socorro. Caminaron mas de nove→ cientas leguas de largo esta jornada.

De las vacas corcovadas que hay en Quivira. Todo lo que hay de Cicuic á Quivira es tierra llanísima, sin árboles ni piedras, y de pocos y chicos pueblos. Los hombres visten y calzan de cuero, y las mujeres, que se precian de largos cabellos, cubren sus cabezas y vergüenzas con lo mesmo. No tienen pan de ningun grano, segun dicen; que lo tengo á mucho. Su principal vianda es carne, y aquella muchas veces cruda por costumbre ó por falta de leña. Comen el sebo así como lo sacan del buey, y beben la sangre caliente, y no mue ren, aunque dicen los antiguos que mata, como hizo á Empedocles y á otros. Tambien la beben fria, desatada en agua. No cuecen la carne por falta de ollas, sino ásanla, ó por mejor decir, caliéntanla á lumbre de boñigas. Comiendo, mascan poco, y tragan mucho; y te

6

cuatrocientos, y tal hay que seiscientos. Cresce la caña un estado y mas, engorda mucho, y echa las hojas como nuestras cañas; pero mas anchas, mas largas, mas verdes y mas blandas. La espiga es como piña en la hechura y tamaño; el grano es grande, mas ni es redondo como garbanzo, ni largo como trigo, ni cuadrado. Viene á sazon en cuatro meses, y en algunas tierras en

niendo la carne con los dientes, la parten con navajo- | espigas, y una espiga cien granos y docientos, y aun nes de pedernal, que paresce bestialidad. Mas tal es su vivienda y traje. Andan en compañías, y múdanse como alárabes, de una parte á otra, siguiendo el tiempo y el pasto tras sus bueyes. Son aquellos bueyes del tamaño y color que nuestros toros; pero no de tan grandes cuernos. Tienen una gran jiba sobre la cruz, y mas pelo de medio adelante que de medio atrás, y es lana. Tienen como clines sobre el espinazo, y mucho pelo y muy lar-tres, y á mes y medio en regadío, mas no es tan bue

go de las rodillas abajo. Cuélganles por la frente grandes guedejas, y paresce que tienen barbas, segun los muchos pelos del garguero y varillas. Tienen la cola muy larga los machos, y con un flueco grande al cabo; así que algo tienen de leon y algo de camello. Hieren con los cuernos, corren, alcanzan y matan un caballo cuando ellos se embravescen y enojan. Finalmente, es animal feo y fiero de rostro y cuerpo; huyen dellos los caballos por su mala catadura ó por nunca los haber visto. No tienen sus dueños otra riqueza ni hacienda. Dellos comen, beben, visten, calzan y hacen muchas cosas; de los cueros, casas, calzado, vestido y sogas; de los huesos, punzones; de los nervios y pelos, hilo; de los cuernos, buches y vejigas, vaŝos; de las boñigas, lumbre, y de las terueras, odres, en que traen y tienen agua; hacen, en fin, tantas cosas dellos, cuantas han menester ó cuantas les bastan para su vivienda. Hay tambien otros animales, tan grandes como caballos, que por tener cuernos y lana fina los llaman carneros, y dicen que cada cuerno pesa dos arrobas. Hay tambien grandes perros que lidian con un toro, y que llevan dos arrobas de carga sobre salmas cuando van á caza ó cuando se mudan con el ganado y hato.

[ocr errors]

Del pan de los indios.

El comun mantenimiento de todos los hombres del mundo es pan; y no es comun por ser mejor mantenimiento, sino por ser mayor y mas fácil de haber y guardar; aunque otros tienen opinion contraria viendo que con pan y agua pasan los hombres; y es cierto que tambien pasarian con sola carne si lo acostumbrasen, ó con solas yerbas ó frutas; que nuestro estómago y naturaleza con muy poco se contenta si lo avezamos; y comiendo por necesidad, y no por gula, cualquier manjar sustenta y aun deleita. Llaman pan lo que se amasa y cuece después de ser molido el grano, aunque tambien dicen pan lo que hacen de raíces, ralladuras de madera y de peces cocidos. En Europa comen generalmente pan de trigo, aunque tambien hacen pan de centeno en algunas partes, y de mio, y aun de castañas. La mas gente de Africa come pan de arroz y cebada. En Asia usan mucho el pan de arroz; por lo cual paresce claramente que muy muchos hombres viven sin comer trigo. Tampoco tenian trigo en todas las Indias, que son otro mundo; falta grandísima segun la usanza de acá. Mas empero los naturales de aquellas partes no sintian ni sienten tal falta, comiendo pan de maíz, y cómenlo todos. Cavan á manos la tierra con palas de madera, ca no tienen bestias con que arar. Siembran el maíz como nosotros las habas, remojado; pero echan cuatro granos por lo mencs en cada agujero. De un grano nasce una caña solamente; empero muchas veces una caña lleva dos y tres НА.

no. Siémbranlo dos y tres veces por año en muchos cabos, y en algunos rinde trecientas y aun quinientas por una. Comen cocida la espiga en leche por fruta ó regalo. Cómenla tambien, después de granada, cruda y cocida y asada, que es mejor. Comen eso mesmo el grano seco, crudo y tostado; mas de cualquiera manera es duro de mascar, y atormenta las encías y dientes. Para comer pån cuecen el grano en agua, estrujan, muelen y amásanlo; y, ó lo cuecen en el rescoldo, envuelto en sus hojas, que no tienen hornos, ó lo asan sobre las brasas; otros lo muelen el grano entre dos piedras como mostaza, ca no tienen molinos; pero es muy gran trabajo, así por la dureza como por la continuacion, que no se tiene como el pan de trigo; y así, las mujeres pasan trabajo en cocer cada dia; duro pierde el sabor y enduréscese presto, y á tres dias se mohesce y aun pudre. Ensucia y daña mucho la dentadura, y por eso traen gran cuidado de alimpiarse los dientes. La harina del maíz adoba la agua corrompida, quitándole aquel mal sabor y olor, y por eso es buena para la mar. Es de mucha sustancia este pan, y aun dicen que harta y mantiene mejor que pau de trigo; pues con maíz y aji están gordos los hombres, y tambien los caballos, y no enflaquecen como acá, aunque caminen, comiendo maíz verde. Hacen asimesmo del maíz vino, y es muy ordinario y provechoso. Es, en fin, el maíz cosa muy buena, y que no lo dejaran los indios por el trigo, segun tengo entendido. Las causas que dan son grandes, y son estas que están hechos á este pan, y se hallan bien con él; que les sirve el maíz de pan y vino; que multiplica mas que trigo, que se cria con menos peligros que trigo, así de agua y sol como de aves y bestias; que se hace mas sin trabajo, pues un hombre solo siembra y coge mas maíz que un hombre y dos bestias trigo. Tambien usan los indios otro pan que hacen de unas raíces, dichas en lengua de Santo Domingo yuca y ajes, de los cuales traté en otro parte.

Del color de los indios.

Una de las maravillas que Dios usó en la composicion del hombre es el color; y así, pone muy grande admiracion y gana de contemplarlo, viendo un hombre blanco y otro negro, que son del todo contrarios colores; pues¿ si meten un bermejo entre el negro y el blanco? ¡qué divisada librea paresce! Cuanto es de maravillar por estos colores tan diferentes, tanto es de considerar cómo se van diferenciando unos de otros, casi por grados; porque hay hombres blancos de muchas maneras de blancura, y bermejos de muchas maneras de bermejura, y negros de muchas maneras de negrura ; y de blanco va á bermejo por descolorido y rubio, y á negro por cenizoso, moreno, loro y leonado, como nues

19

tros indios, los cuales son todos en general como leonados ó membrillos cochos, 6 tiriciados ó castaños, y este color es por naturaleza, y no por desnudez, como pensaban muchos, aunque algo les ayuda para ello ir desnudos; de suerte que así como en Europa son co→ munmente blancos y en Africa negros, así tambien son leonados en nuestras Indias, donde tanto se maravillan de ver hombres blancos como negros. Es tambien de considerar que son blancos en Sevilla, negros en el cabo de Buena-Esperanza, y castaños en el rio de la Plata, estando en iguales grados de la Equinocial; y que los hombres de Africa y de Asia que viven so la tórrida zona sean negros, y no lo sean los que viven debajo la mesma zona en Méjico, Yucatan, Cuauhtemallan, Nicaragua, Panamá, Santo Domingo, Paria, cabo de Sant Augustin, Lima, Quito, y otras tierras del Perú que tocan en la mesma Equinocial. Solamente se hallaron ciertos negros en Cuareca cuando Vasco Nuñez de Balboa descubrió la mar del Sur, por lo cual es opinion que va en los hombres, y no en la tierra; que bien puede ser, aunque todos seamos nascidos de Adan y Eva; bien que no sabemos la causa por qué Dios así lo ordenó y diferenció, mas de pensar que por mostrar su omnipotencia y sabiduría en tan diversa variedad de colores que tienen los hombres. Tambien dicen que no hay crespos, que es otro notable, y pocos calvos, que dará cuidado á los filósofos para rastrear los secretos de natura y novedades del Mundo-Nuevo, y las complisiones del hombre.

De la libertad de los indios.

Libres dejaban á los indios al principio los Reyes Católicos, aunque los soldados y pobladores se servian dellos como de cativos en las minas, labranza, cargas y conquistas que la guerra lo llevaba. Mas el año de 1504 se dieron por esclavos los caribes, por el pecado de sodomía y de idolatría y de comer hombres, aunque no comprehendia esta licencía y mandamiento á todos los indios. Después que los caribes mataron los españoles en Cumaná y asolaron dos monesterios que allí habia, uno de franciscos y otro de dominicos, segun ya contamos, se hicieron muchos esclavos en todas partes sin pena ni castigo, porque Tomás Ortiz, fraile dominico, y otros frailes de su hábito y de san Francisco, aconsejaron la servidumbre de los indios, y para persuadir que no merecian libertad presentó cartas y testigos en consejo de Indias, siendo presidente fray García de Loaisa, confesor del Emperador, y hizo un razonamiento del tenor siguiente: «Los hombres de tierra firme de Indias comen carne humana, y son sodométicos mas que generacion alguna. Ninguna justicia hay entre ellos, andan desnudos, no tienen amor ni vergüenza, son como asnos, abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse ni matar; no guardan verdad sino es en su provecho; son inconstantes, no saben qué cosa sea consejo; son ingratísimos y amigos de novedades; précianse de borrachos, ca tienen vinos de diversas yerbas, frutas, raíces y grano; emborráchanse tambien con humo y con ciertas yerbas que los saca de seso; son-bestiales en los vicios; ninguna obediencia ni cortesía tienen mozos á viejos ni hijos á padres; no son capaces de doc

trina ni castigo; son traidores, crueles y vengativos, que nunca perdonan; inimicísimos de religion, haraganes, ladrones, mintrosos, y de juicios bajos y apocados; no guardan fe ni órden, no se guardan lealtad maridos á mujeres ni mujeres á maridos; son hechiceros, agoreros, nigrománticos; son cobardes como liebres, sucios como puercos; comen piojos, arañas y gusanos crudos do quiera que los hallan; no tienen arte ni maña de hombres; cuando se olvidan de las cosas de la fe que aprendieron, dicen que son aquellas cosas para Castilla, y no para ellos, y que no quieren mudar costumbres ni dioses; son sin barbas, y si algunas les nascen, se las arrancan; con los enfermos no usan piedad ninguna, y aunque sean vecinos y parientes los desamparan al tiempo de la muerte, ó los llevan á los montes á morir con sendos pocos de pan y agua; cuanto mas crescen se hacen peores; hasta diez ó doce años parece que han de salir con alguna crianza y virtud; de allí adelante se tornan como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad ó policía. Juzguen agora las gentes para qué puede ser cepa de tan malas mañas y artes. Los

que los habemos tratado, esto habemos conoscido dellos por experiencia, mayormente el padre fray Pedro de Córdova, de cuya mano yo tengo escripto todo esto, y lo platicamos en uno muchas veces con otras cosas que callo.» Fray García de Loaisa dió grandísimo crédito á fray Tomás Ortiz y á los otros frailes de su órden; por lo cual el Emperador, con acuerdo del consejo de Indias, declaró que fuesen esclavos, estando en Madrid, el año de 25. Mudaron de parescer los frailes dominicos. Reprehendian mucho la servidumbre de indios en los púlpitos y escuelas, por donde se tomó otra informacion sobre esta materia el año de 31, y fray Rodrigo Minaya procuró mucho la libertad de los indios, y sacó una bula del papa Paulo III, en declaracion que los indios eran hombres, y no bestias, libres, y no esclavos. Insistió después en esto fray Bartolomé de las Casas, y mandó el Emperador al doctor Figueroa tomar otras informaciones de religiosos, letrados y gobernadores de Indias que habia en corte, por los cuales, y por otras muchas buenas razones que dieron los trece que ordenaron las ordenanzas, de las cuales ya en otra parte se dijo, libertó el Emperador los indios, mandando, so gravísi mas penas, que nadie los haga esclavos, y así se guarda y cumple. Ley fué santísima cual convenia á emperador clementísimo. Mayor gloria es de un rey hacer buenas leyes que vencer grandes huestes. Justo es que los hombres que nascen libres no sean esclavos de otros hombres, especialmente saliendo de la servidumbre del diablo por el santo baptismo, y aunque la servidumbre y captiverio, por culpa y por pena, es del pecado, segun declaran los santos doctores Augustin y Crisóstomo, y Dios quizá permitió la servidumbre y trabajo destas gentes de pecados para su castigo, ca menos pecó Can contra su padre Noé que estos indios contra Dios, y fueron sus hijos y descendientes esclavos por maldicion.

Del consejo de Indias.

Luego que se hallaron las Indias, y que comenzaron á descubrir tierra firme, se conoció ser grandísimo nego

[ocr errors]

cio, aunque no cuanto agora es, y procuraron los reyes de gran memoria, don Fernando y doña Isabel, que eran sabios en la gobernacion, de cometer los pleitos y negocios de aquellas nuevas tierras á personas de confianza, que despachasen con brevedad lo que ocurriese. Mas no hicieron chancillería dello en forma por sí. El que lo gobernaba todo era Juan Rodriguez de Fonseca, que comenzó á entender en ello siendo dean de Sevilla, y acabó obispo de Búrgos, y aun acabara arzobispo de Toledo si no fuera escaso. Fernando de Vega, señor de Grajales y comendador mayor de Castilla, que trataba todos los negocios del reino, entendió mucho tiempo en las cosas de Indias, y aun Mercurino Gatinara, gran chanciller, entendió tambien en ellas, y mosiur de Lassao, que era de la cámara del Emperador, y el licenciado Francisco de Vargas, tesorero general de Castilla, y otros grandes letrados. Mas como no habia personas ciertas, sino que se nombraban los que el Rey ó sus gobernadores querian, y era necesario estar estantes á tanta negociacion y tan importante, ordenó el emperador don Cárlos nuestro señor, el año de 24, un consejo real de Indias, que despachase las causas, mercedes, y todas las otras cosas de aquellas partes, por sello y registro, conforme al estilo de los otros consejos de Castilla. Hizo presidente dél á fray García de Loaisa, natural de Talavera, que siendo general de la órden de santo Domingo, le tomó por su confesor, el cual murió cardenal y arzobispo de Sevilla, inquisidor general, comisario general de la Cruzada y presidente de Indias, aunque cuando fué visitado, quisieran que dejara el cargo. Fueron oidores, el obispo de Canaria, el doctor Beltran, el licenciado Maldonado y Pedro Mártir. Por absencia del Cardenal, presidió tres ó cuatro años en este consejo don García Manrique, conde de Osorno, que era presidente de consejo de Ordenes. El secretario Francisco de los Cobos, que fué comendador mayor de Leon, tuvo la secretaría de Indias con grandísimos provechos. Largo seria contar todos los oidores y personas que han entendido en los negocios y consejo de Indias. Solamente digo que han sido muy singulares hombres, y de la calidad que habeis oido. Por muerte del cardenal Loaisa, entró en la presidencia deste consejo don Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, que habia sido virey de Granada y de Navarra, caballero de grandes partes y virtudes, y que trata cuerdamente los negocios de guerra y estado. Son al presente oidores el doctor Gregorio Lopez, el licenciado Francisco Tello de Sandoval, el doctor Hernan Perez Belon, el doctor Gonzalo Perez de Rivadeneyra, el licenciado García de Birbiesca, el licenciado don Joan Sarmiento. Es fiscal el licenciado Martin de Agreda; varones gravísimos y que merescidamente tienen el oficio y cargo de gobernar las Indias, y las gobiernan con mucho juicio y prudencia. Es secretario Joan de Sámano, caballero de Santiago, hombre muy cuerdo y de negocios. Hay tambien allá en las Indias muchas audiencias y gobernaciones, pero de todas vienen al Consejo como á supremo juicio. En Santo Domingo hay chancillería y en Cuba gobernador, que son las mayores é principales islas. En Méjico reside la chancillería de la Nueva-España, y preside don Luis de Velasco, virey de aquella provincia. En

la Nueva-Galicia está otra audiencia de cuatro alcaldes mayores. Guatimala y Nicaragua tienen asimesmo una chancillería, y la Nueva-Granada otra. En la ciudad de los Beyes hay otra chancillería para todas las provincias del Perú, donde preside el virey don Antonio de Mendoza, que tambien fué virey de Méjico. Hay tambien gobernadores en muchas partes, como en el Boriquen, Panamá, Cartagena y Venezuela, y adelantados que gobiernan, como Francisco de Montejo en Yucatan. Hay sin esto alcaldes ordinarios en cada pueblo y corregidores en los grandes, que proveen los vireyes en su jurisdicion. Los obispos administran justicia en lo eclesiástico, y son muchos. Santo Domingo es arzobispado y tiene por sufraganos á los obispos de Cuba, Boriquen, Honduras, Panamá, Cartagena y Santa Marta. Méjico. es arzobispado, y acuden á él los obispos de Xalisco, Mechuacan, Guaxaca, Tascala, Guatimala, Chiapa y Nicaragua. La ciudad de los Reyes en el Perú es arzobispado, cuyos sufraganos son los obispados del Cuzco, Quito y Charcas. Es patron de todos los obispados, dignidades y beneficios, el rey de Castilla; y así, los provee y presenta; por manera que es señor absoluto de las Indias, que son tanta tierra como habemos mostrado; por lo cual podemos afirmar ser el rey de España el mayor rey del mundo.

Un dicho de Séneca acerca del Nuevo-Mundo, que paresce
adevinanza.

Decir lo que ha de ser mucho antes que sea, es adevinar, y adevino llaman al que acierta lo porvenir, y muchas veces aciertan los que hablan por conjetura y por instinto y razon natural; que los que hablan por revelacion y por espíritu de Dios, profetas son, de los cuales creo enteramente cuanto escribieron. A los demás no creo, ni se han de creer, por mas apariencia, semejanza, razones ui demonstracion que tengan, aunque mucho es de maravillar cómo aciertan alguna vez; pero, como dicen, quien mucho habla, en algo acierta. Todo esto digo, considerando lo que dijo Séneca el poeta, en la tragedia Medea, acerca del Nuevo-Mundo, que llaman Indias; ca me paresce cuadrar puntualmente con el descubrimiento de las Indias, y que nuestros españoles y Cristóbal Colon lo han sacado verdadero. Dice pues:

«Vernán siglos de aquí á muchos años que afloje las ataduras de cosas el Océano, y que aparezca gran tierra, y descubra Tifis, que es la navegacion, nuevos mundos, y no será Tile la postrera de las tierras. >> Y en latin:

[blocks in formation]
« AnteriorContinuar »