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PIÈCES JUSTIFICATIVES

I

Vie de Rodrigue de Villandrando, par Hernando del Pulgar, titre VIIIde l'ouvrage intitulé: Los claros varones de Castilla, dirigido a la muy alta reyna doña Isabel, reyna de Castilla, Alcala de Henares, 1524. Une nouvelle édition a été donnée en 1775, à la suite du Centon epistolario del bachiller Fernan Gomez de Cibdareal, Madrid, in-4°.

Don Rodrigo de Villandrando, conde de Ribadeo, fué fijo de un escudero fijodalgo natural de la villa de Valladolid, hombre de buen corpo, bien compuesto en sus miembros é de muy recia fuerza. Las faciones del rostro tenia fermosas é la catadura feroce.

Seyendo de pocos dias, su gran corazon é su buena constelacion le llevaron mozo é pobre é solo al reyno de Francia, en el tiempo que en aquellas partes avia grandes guerras é divisiones é compañias de gente de armas. É como en aquellos tiempos de guerras concurian en aquel reyno hombres estrangeros de todas partes, este caballero por ser dispuesto para los trabajos de la guerra falló luego capitan que le rescibió en su compañia, en la qual aprobó tanbien, seyendo mozo, é despues en las cosas que hombre mancebo deve facer, que gañó por las armas estimacion de hombre valiente y esforzado; é su capitan le reputava por hombre singular entre todos los otros de su capitania. Acaesció algunas veces que estando las batallas en el campo, quando algun hombre de armas de la parte contraria, confiando en sus fuerzas, queria facer armas é demandaba batalla uno por uno, este caballero se esmeraba entre todos los otros de su parte, é presentes las batallas de la un parte é de la otra, salia á pelear con el contrario, é le vencia, é derribaba é traía sus armas é despojo à su capitan; é esta vitoria que algunas veces ovó, le dió onra. Laqual, así como le pusó en

gran estimacion de algunos, así le traxó en odio y embidia de otros. Laqual cresció tanto que, por ser estrangero, fué constreñido de se apartar de su capitan, é como quier que le fué grave de sofrir; pero como veemos muchas veces que los infortunios de presente son causa de la prosperidad futura, segun que los casos de la providencia las suele rodear, este caballero veyendose solo de parientes, deffavorescido de compañeros, sin arrimo de capitan, pobre de dinero é sin amigos é en tierra agena, no tovó otro refugio sinó á su buen seso é grand esfuerzo; é con otro é otros dos que se llegaron á él, se avanturaba con buena destreza é grand osadia á facer saltos en la tierra de los contrarios en lugares peligrosos, é facia les guerra, é tomaba alguna prese con que se podia sustener.

Esto fizó muchas veces é con tanta sagacidad é esfuerzo que siempre salia en salvo; é como la fama de su valentia é de las presas que tomaba se divulgó por la tierra, allegaronse á el algunos hombres; é cresciendo de dia en dia el corazon con las hazañas, y las hazañas con la gente, y la gente con el interese, allegaronse á él muchas mas gentes, fasta que alcanzó á ser capitan una vez de mill hombres, é despues de grado acresentó en grado su capitania fasta ser capitan de diez mil hombres; é su poder fué de los mayores que tenia ninguno de los otros capitanes del rey de Francia á quien sirvia, é con aquel su grand poder, rʊbó, quemó, destruyó, derribó, despobló villas é lugares é pueblos de Borgoña é de Francia, en tiempo que aquel honorable reyno padescia guerras crueles que duraron por espacio de cinquenta años.

Andava lo mas del tiempo en el campo é ponia grand diligencia en la guarda de los reales para que su gente no rescibiese daño. Era hombre ayrado en los lugares que convenía serlo, é mostraba tan gran ferocidad con la ira, que todos le avian miedo.

Tenia dos singulares condiciones: la una que facia guardar la justicia entre la gente que tenia é no consentia fuerza, ni robo, ni otro crimen; é si alguno lo cometia, el por sus manos lo púnia. É con esto todas las gentes de su hueste, aunque eran muchas é de diversas naciones é tenian officio de robar, le temian y cstaban en paz é no osaban cometer fuerza ni crimen uno contra otro. Facia assimismo repartir las prezas ygualmente segun que cada uno lo debia aver; é de tal manera dividia lo robado por justicia, que facia durar los robadores en concordia. Era assimismo hombre de verdad, é el seguro que dava á qualquier villa, lugar o provincia, o qualquier pacto que ponia con ellos, guardabalo estrechamente;

é si alguno robaba o facia daño al que el seguraba, facia le buscar con grand diligencia é executar en el justicia; é con esta condicion que en el veian, muchos pueblos, é provincias, é otras personas singulares, se fiaban de su palabra é la compraban con grandes precios á fin de ser seguros de sus gentes. É con esto tenia sus reales bien bastecidos de viandas é armas é de todas las cosas neccssarias, porque mandava pagar y guardar á los que venian á ellos con provision; é su mandado era muy temido y complido.

Ovó muchas batallas con Ingleses y Borgoñones, en las quales Dios le libró por muchos casos de ser perdido é le ayudo por muchas maneras á ser vencedor; especialmente venció una batalla que ovó con el principe de Oreyna, donde concurrió mucha gente de ambas partes. Esta batalla fue muy ferida y sangrienta: en la qual los que le vieron pelear le compararon á leon bravo en el estrago que facia en los contrarios, é el ayuda é esfuerzo que daba a los suyos. É acabado de aver el vencimiento, tuvó esta astucia. Fabló con uno de los prisioneros que tenia é prometióle libertad si le descubriesse el valor de los prisioneros que las otras sus gentes avian tomado en la batalla. E como se informó secretamente de lo que cada uno podia valer, compró los todos dando por cada uno mucho menor precio de lo que valian; é como fueron puestos en su poder, rescatólos á todos por muchos mayores precios de lo que le costaron, é con esta astucia ovó gran tesoro.

La fortuna le pusó en tan gran reputacion, que alcanzó casar con la hija del duque de Borbon, que era de la sangre real de Francia; é fue señor de veinte y siete villas en la tierra de Borbones, dellas compradas y dellas gañadas. É en veynte años que siguió aquella guerra, fizó otras notables fazañas, entre las quales acaesció que un dia, estando á punto de batalla con un gran capitan de Inglatierra que se llamaba Talabot, en la provincia de Guiana, el capitan ingles, que por oydas conoscia las condiciones d'este caballero, desseava assimismo conoscer su persona por ver que cuerpo é que faciones tenia hombre que de tan pequeña manera avia subido á tan gran estado; é como per medio de sus farautes acordassen de se fablar, dexadas el uno é el otro sus huestes en buena guarda, estos dos capitanes solos se juntaron é vieron en la ribera de un rio llamado Lera. É el capitan Talabot le dixó: «< Desseava ver tu persona. Pues tengo conoscida tu condicion, ruego te,» dixó el, « pues los fados nos truxeron juntos á estc lugar, que comamos sendos bocados de pan, y bebamos sendos

veces de vino; é despues será la ventura de la batalla como á Dios pluguiere é señor sant Jorge ayudare. » Este capitan Rodrigo le respondió: « Si otra coza no te plaze, esta por cierta no la quiero facer; por que si la fortuna dispusiere que hayamos de pelear, perderia gran parte de la yra que en la fazienda debo tener, é menos feriria mi fierro en los tuyos, membrando me aver comido pan contigo. » É diciendo estas palabras, bolvió la rienda á su caballo, é tornó para sus batallas; é el capitan Talabot, aunque era caballero esforzado, concibió de aquellas palabras tal concepto que, assi por ellas como por la disposicion del lugar dó estaba, acordó de no pelear aunque tenia mayor numero de gente que el. Affirmóse aver dicho este capitan en su lenguage: «Non es de pelear con cabeza española en tiempo de su yra. >>

Despues de muchos tiempos de guerras é destruiciones avidas en aquella tierra, ovó Dios piedad de los moradores d'ella, y dió tales victorias al rey Carlos de Francia, que lanzó de todo su reyno al rey Eduarte de Inglaterra, su enemigo, é toda su gente; é fueron cessando las crudas guerras que en aquel reyno avia. É en aquel tiempo acaesció aver en Castilla grandes debates é dissensiones; para las quales el rey don Juan embió á mandar á este caballero, su natural, que viniesse en Castilla á le servir con la mas gente que pudiesse. El qual vinó a su llamado con quatro mil hombres á caballo; é el rey le rescibió muy bien é le hizó mercedes de la villa de Ribadeo, y dióle titulo de conde della, é fizóle otras mercedes.

Muerta la primera muger francesa, casó en Castilla con muger noble de linaje de Stuñiga, é el rey le pusó en su consejo é facia d'ei gran confianza, especialmente de aquellas cosas que concernian á la guerra que por entonces avia en sus reynos. Acaesció que como el rey en tiempo de aquellas dissensiones fuesse á la cibdad de Toledo, é los de aquella cibdad se rebellassen contra el é le cerrassen las puertas, puesto el rey en algun recelo de la gente de armas que á la hora estaba apoderada de aquella ciudad, este conde de Ribadeo fizó improviso en la yglesia de Sant Lazaro, que es bien cerca de la cibdad, un palenque con tan gran deffensa, que la persona del rey con la poca gente que por entonces con el rey estaba, podia ser segura é sin daño, fasta que los otros sus capitanes é gentes de armas que venian en la zaguera ovieron tiempo de llegar. É por memoria perpetua d'este servicio que fizó en el dia señalado de la Epiphania, el rey fizó merced á el é

á sus descendientes de la ropa que el é los reyes de Castilla, sus successores, vistiessen aquel dia, é que comiesse con el á su mesa. De laqual merced goza oy su successor.

É al fin veiendo se ya viejo é enfermo de dolencia tal que no podia escapar, Dios que ni dexa al hombre sin punicion, ni le niega su misericordia, le dió tiempo en que se corrigiesse arrepintiendose. É por cierto cosa fué maravillosa é exemplo digno de memoria á los mortales la gran contricion que ovo é el arrepentimiento de sus peccados, é el derramar de las lagrimas que fizó continuamente muchos dias antes que muriesse, llamando á Dios y pidiendole con todo corazon que le perdonasse é aviesse merced de su anima. É con esta contricion, fenesció sus dias en edad de setenta años. por esta fin que con tal contricion ovó, se pone aqui en el numero de los claros varones.

É

II

Mandement de Charles VII pour l'exécution d'une ordonnance cassant les compagnies de gens d'armes et de trait, d'après une copie de la collection Doat, t. IX, p. 279, aux Manuscrits de la Bibliothèque nationale. Cette pièce a été citée par D. Vaissete, t. IV, p. 462, de l'Histoire de Languedoc. J'en ai rapporté un extrait dans mes Aperçus nouveaux sur Jeanne d'Arc, p. 19. (30 janvier 142.)

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Nostre amé et féal, pour les grans et griefs complaintes que avons eues, à ce present conseil de Selles et autrement, des oppressions et dommaiges et aultres maulx innumérables que font les gens d'armes et de traict qui sont sur les champs et vivent sur le peuple à nous obéissant, parquoy il est tant vexé et si travaillié que plus n'en puet bonnement souffrir, et à ceste cause est fort indigné et ne puet plus riens paier des revenues qu'il doit, ne les aides dont nous le chargeons pour le fait de la guerre et autrement, et moins le pourroit faire ou temps advenir, se il n'estoit suporté et deschargié des dictes gens d'armes et de traict, tout en nostre très grant préjudice et dommage inestimable: Nous, par l'advis dudit conseil, avons commis et ordonné nos amés et féaulx le mareschal de la Fayete, le maistre des arbalestriers et l'admiral à quatre cens hommes d'armes, c'est assavoir ledit mareschal

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