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tenido el placer de saborear sus dramas, era un gran poeta épico que escribía poemas representables; tenía también excepcionales dotes de poeta drámatico, y las elevó á su mayor altura en Wallenstein, pero aun siendo éste el mejor drama suyo, vale en él mucho más lo épico que lo puramente teatral.

7. En las obras de Schiller vemos ya el arranque del movimiento romántico alemán, dado que no es justo calificar de románticos á Klopstock, ni á Goethe y sí sólo de precursor del romanticismo, no en Alemania, sino en toda Europa, al gran Lessing.

El estético del romanticismo es Juan Pablo Richter (1763-1825), ó simplemente Juan Pablo, como le llaman los alemanes; y por ser estético del romanticismo, es un gran humorista, en quien hallamos las raíces del humorismo de nuestro inmortal Campoamor. Juan Pablo es, sencillamente, un nieto de Cervantes y de Quevedo; en sus numerosos libros novelescos y críticos (Héspero, Quinto Fixlein, Flores, frutos y espinas, Titán, Lerana ó la educación, Introducción á la Estética, etc.), se ve que la realidad se le resiste, le viene estrecha, y que su personalidad se trasluce siempre, con gran imperio y fuerza, al través de lo que escribe. Es un espíritu caprichoso, independiente, personalísimo, con arranques y salidas sarcásticas. Su lectura ha de hacerse á saltos, como él componía; grande hombre, inquieto pensador, poeta por dentro más bien que por fuera. El cuentista fantástico Hoffmann (1776-1822) le aventaja en el arte de causar impresiones rarísimas y extrañas á sus lectores; famosísimos son sus cuentos Don Juan, El violín de Cremona, etc.

El entusiasmo que la lectura del teatro clásico español inspira á los dos críti cos é historiadores hermanos Augusto Guillermo Schlegel (1769-1845) y Federico Schlegel (1772-1829), origina una nueva dirección en la escuela romántica. El poeta Luis Tieck (1773-1853), se deja llevar por ese entusiasmo, y de la poesía española y de la provenzal saca sus dramas y novelas, traduce el Quijote y aviva un poco el paso lento de los alemanes al través de la poesía romántica. Sigue el mismo camino Carlos Immermann, volviendo los ojos á las leyendas de Merlín y de los caballeros de la Tabla Redonda, y creando en las Aventuras del barón de Münchhausen un reducido, empequeñecido, fantástico y ridículo Don Quijote alemán.

Más afortunados que nosotros poéticamente, quizás por lo mismo que no fueron tan patriotas ni lo olvidaron y abandonaron todo para rechazar al invasor francés, los alemanes hallaron en su guerra de la Independencia, á principios del siglo pasado, inspiración muy robusta para magníficos cantos patrióticos. El poeta más grande de esta guerra fué un hijo espiritual de Schiller, el noble y valiente joven Teodoro Koerner, muerto heroicamente en la batalla de Gadesbuch el día 26 de Agosto de 1813, antes de cumplir los veintidós años. Desde los tiempos de Tirteo no ha llegado á mayor altura ni alcanzado más brava y enérgica fogosidad la poesía patriótica que en los cantos de Koerner, populares aún hoy en Alemania, como la Marcha de los cazadores de Lützow, la Oración de la batalla y el Canto de la espada, en que el poeta cants sus amores y dice mil ternezas al acero con que defiende la patria. La misma inspiración de Koerner dictó á Federico Rückert (1788-1866) sus Sonetos

acorazados, obras de indomable energía en que incita á sus compatriotas á la defensa.

Sabio y erudito, nutrido con la lectura de los antiguos poetas alemanes, de los provenzales y quizá de los romanceros españoles, el gran poeta Luis Uhland, hizo revivir en Alemania el lied, es decir, la antigua canción trovadoresca, y la balada; y acertó á renovar las formas arcaicas de estos dos géneros de poesía, creando una manera de lirismo profundamente nacional, suave, vago y misterioso. Manuel Geibel, poeta sentimental, tradujo muchos romances españoles. Pero por sobre todos estos poetas se alza el mayor genio que haya producido Alemania después de Goethe: Enrique Heine (1799-1856), á quien su patria ha odiado y odia todavía, porque no hubo jamás un escritor más valiente para señalar los defectos, vicios y torpezas de sus conciudadanos. Heine es la más acabada representación del espíritu moderno y el más grande humorista del siglo XIX. Nadie ha descubierto con mayor franqueza, mostrado con mejor arte, ni satirizado con más gracia, todas las llagas de la sociedad actual. Sus libros filosófico-poéticos La Alemania, Cuadros de viaje (Reisebilder), La situación en Francia, sus Salones, sus estudios sobre Las mujeres del teatro de Shakespeare y su epopeya humorística Atta Troll, nos lo muestran como un satírico de la altura de Quevedo; pero, además, como el mismo Quevedo, era Heine tierno y apasionado poeta, y en su Romancero, en su Intermezzo, en su Libro de los cantares, poesías cortas, pero incisivas y punzantes, que llegan al fondo del alma y hacen vibrar las cuerdas más íntimas del sentimiento, se ve que es un poeta universal, eterno, de los que no trabajan para un siglo ni para una patria. Es indudable la influencia de Heine en Bécquer, en Campoamor y en otros poetas españoles modernos.

Desde Heine hasta nuestros días, Alemania ha producido pocos, pero grandes ingenios, con la particularidad extraña de que, lo mismo que Heine, casi to dos han sido malos patriotas y han odiado al país que les vió nacer; así los dos grandes filósofos y literatos, Arturo Schopenhauer y Federico Nietzsche; así el excelente dramaturgo Gerardo Hauptmann, que ha interpretado maravillosamente los sufrimientos y los anhelos de las clases obreras en su amplio y magnífico drama de Los tejedores, ya arreglado ó traducido á todos los idiomas.

En los momentos actuales no puede afirmarse que nación alguna posea el cetro ni lleve la dirección del movimiento literario. Vamos acercándonos pacífica y so segadamente á una Edad en que no habrá fronteras para el Arte ni patrias para la Literatura, y en que, al menos en lo que toca á la Poesía y á la Ciencia, llegarán á entenderse en la tierra todos los hombres de buena voluntad.

FIN

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XV.
XVI.

Literaturas semiticas. Literatura arúliga. Didáctica. 129
Literatura arábiga. Poesia. Literatura judaica. Los
judíos españoles..

140

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Época clásica. Segundo período. Poesía épica. Poe-
sía lírica...

331

Época clásica. Segundo período. Poesía dramática.. 342
Época postclásica ó de decadencia: desde la muerte
de Calderón hasta la de Moratín. Didáctica. Ora-
toria. Poesía. . . . . .

354

Época novísima: desde la muerte de Moratín hasta
la de Campoamor. Didáctica. Oratoria. Poesía... 370
Literatura italiana. Épocas primitiva y preclásica.. 392
Epocas clásica, postclásica y novísima

Literatura francesa. Épocas primitiva, preclásica y

XXXIV.

XXXV.
XXXVI.
XXXVII.

XXXVIII.

XXXIX.

Literatura portuguesa....

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clásica....

Épocas postclásica y novísima

405

419

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