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clusivamente en sus manos este lucroso tráfico, que fomentaban por sostener su lujo y magnificencia. Los venecianos comenzaron á principios del siglo 1x á hacer este comercio con aumento de su marina; y al mismo tiempo le hacian tambien los amalfitanos, y la rivalidad y el interes empeñaron sucesivamente en la misma carrera á los de Ancona y á los pisanos y genoveses. Estas dos repúblicas ó estados frecuentaron la comunicacion con Cataluña entrado ya el siglo XII, y la marina y comercio de Barcelona, que empezó á robustecerse desde entonces, y principalmente desde que se recobraron las Baleares, llegó no solo á competir con las marinas de las repúblicas de Italia, sino á tenerlas en ocasiones como feudatarias ó necesitadas de su alianza y proteccion; llegando á ser aquella ciudad el depósito de las mercaderías de oriente para lo interior de España, de cuyo tráfico y de la exportacion que en cambio hacia de sus producciones y manufacturas, resultó la opulencia que conservó hasta principios del siglos XVI .

7. Entre la multitud de escritores geógrafos que cuentan los árabes merecen particular consideracion Alcazuino, que no quiso empezar á escribir su geografía hasta que visitó personalmente muchas regiones de Asia y Africa: el sevillano Alzeyat, cuya cosmografia, que se conservaba en el Escorial, estaba adornada con bellísimas cartas geográficas y astronómicas: Abu Obaid, natural de Cordóba, que hizo una excelente descripcion del Egipto, del Africa y aun del Asia y España: el valenciano Abu Mohamad Alabderita que escribió un exacto Itinerario de Africa, dando á conocer las ciudades, las costumbres de los naturales, los hombres de letras que el autor visitó en su viage; y Abu Rihan, escritor del siglo x, mas conocido por Albiruni, que despues de haber viajado y reconocido muchos paises, durante cuarenta años, escribió una obra completa de geografía que sirvió

I Capmany, Ant. Com. de Barc., tom. 1, páginas, 9, 10, 11 y 12. Disertac, sobre las Cruzadas, §§ 40 á 47, y 56 á 78.

á Abulfedá para fijar las latitudes y longitudes de muchos pueblos, componiendo la obra mas perfecta que conocian los árabes, y que entre los europeos mismos ha sido tan apreciada que Ramusio confiesa que sin su auxilio no hubiera entendido la relacion del viage que hicieron al oriente el padre y el tio de Marco Polo, á mediados del siglo XIII. Con mayor estudio y empeño adelantaron la parte especulativa de la geografía, aplicando á esta ciencia sus conocimientos astronómicos, ya para medir la tierra y la extension de los grados, ya para observar la altura del polo, ya inventando medios para determinar la longitud, ya traduciendo é ilustrando entre otras la obra de Tolomeo, que era la base y fundamento de su doctrina. Finalmente, los árabes, dilatando con suma rapidez su dominacion desde las riberas del Indo hasta las costas del océano atlántico, y apropiándose las invenciones y la industria de los pueblos conquistados, extendieron su comercio por todo el mundo, y propagaron aquellos conocimientos, no solo por el interior de los continentes del Asia y del Africa, sino aun en las islas del océano índico, en las cuales hasta en las Molucas se hallan todavía vestigios de su influencia '.

8. Esta no fue, sin embargo, tan inmediata y general en los paises de Europa que los árabes no pudieron sojuzgar; y fue menester otro acontecimiento y otro impulso mas eficaz y extraordinario para abrir á los europeos occidentales la comunicacion y el conocimiento de los paises del oriente. Las Cruzadas que excitó el zelo de la religion para reconquistar los santos lugares, la piedad y compasion á los peregrinos que con tantos riesgos los visitaban, y el odio á la secta mahometana, trasladaron al Asia los principales caudillos y mas floridos ejércitos de la Europa, y en medio de la varia fortuna de las armas, durante dos siglos, facilitaron á los latinos

I Casiri, Bibliot. Arabico-Escurialense, tom. 11, páginas 2 y 165. Andres, Hist. de la Literat. tom. vi, lib. 3, cap. 2. Heeren, Essai sur l'influence des Croissades, considérat. gen. § 2. Robertson, Rech. sur l'Inde, sect. 3.

los viages largos á las regiones orientales hasta las extremidades del Asia. Aunque los primeros cruzados encontraron en la Palestina muchas mercaderías de Europa, llevadas por los amalfitanos, no hay duda que aquellas sagradas expediciones, ya para el trasporte de tropas, de armas y provisiones, ya para el continuo remplazo que de todo necesitaban, ya para la defensa de las costas, se valieron de los bajeles de las repúblicas italianas, que por estos medios aumentaron, con la actividad de su comercio é industria, las riquezas y el poder que las hizo tan respetables en aquellos siglos. Cuando los Mogoles fundaron su inmenso imperio y sus príncipes ostentaron un lujo y una magnificencia desconocida entonces, protegieron el comercio, y las carabanas caminaron con seguridad desde la Siria hasta la China. Los mercaderes que despachaban allí sus géneros aun los mas preciosos con gran ventaja y facilidad, se alentaron á emprender estos viages largos. Los italianos fueron los primeros que penetraron en aquellos paises. A las especulaciones del comercio se unió tambien el zelo de la religion'.

9. El judío Benjamin de Tudela fue el año 1160 á visitar á sus hermanos del oriente, creyendo hallar allí su secta en gran crédito y prosperidad; y pasando desde España á Constantinopla, atravesó hasta la Tartaria China y diferentes provincias del interior de la India; reconoció muchas islas del Océano índico, y volvió á su patria al cabo de trece años con muchas noticias propias y adquiridas, que dieron á conocer una gran parte de nuestro globo, desconocido entonces de los pueblos occidentales. Las esperanzas de que abrazasen el cristianismo los príncipes y pueblos del Mogol, fundadas en noticias vagas é inciertas de conversiones ya cumplidas, y especialmente la de un monarca poderoso de lo interior del

I Heeren, Essai sur l'influence des Croissades, part. 3, p. 428.Capmany, Mem. Hist. sobre la Mar. com. y artes de Barcelona, part. 2,

lib. 1.

2

Disertac. hist. sobre las Cruzadas, § 20. Memorias de la Real Academia de la Hist., tom. v.

Asia, llamado por los europeos el Preste-Juan, acaloraron el zelo de algunos príncipes cristianos, que con este santo propósito enviaron varios misioneros al oriente hácia mediados del siglo XIII. Dos religiosos italianos de S. Francisco fueron al príncipe Baton-Kan, que residia en Kaptchak: el uno llamado Juan de Plan Carpin, en 1246; y el otro conocido por Ascelino, en 1254, tomó otra direccion y atravesó despues la mayor parte del continente del Asia hasta Caschgar. Por el mismo tiempo despachó S. Luis al franciscano Guillermo Rubruquis, natural de Brabante, á visitar al Gran Kan Mangou, que se decia haber abrazado la religion cristiana, y con este motivo recorrió los desiertos del centro del Asia. Hácia principio del siglo siguiente Oderico de Pordeno, de la misma orden, emprendió un viage á Persia y á Ormuz, por Constantinopla : llegó hasta la India, donde se embarco para la China, visitando las islas del gran archipiélago indio, y pasó tres años enteros en Pekin, corte á la sazon del gran Kan '.

IO. Entretanto las especulaciones del comercio coad. yuvaban á conocer mas estos paises, y á multiplicar sus relaciones, especialmente con las repúblicas de Italia. En el año 1250 Nicolas, padre del célebre Marco Polo, y Mafeo, su tio, hicieron un viage desde Venecia á Constantinopla, á la Crimea y á la corte del Gran Kan; y en 1270 lo repitieron en compañía de su hijo, quien permaneció veinte y seis años visitando la mayor parte de aquellos paises hasta la China, y las islas del Océano índico. Prisionero de los genoveses al regresar á Italia, coordinó en su prision una noticia histórica de su viage, que se tuvo largo tiempo por un libro clásico para la geografía del oriente, aunque desfigurado por la ignorancia de los copiantes. De esta manera, y con noticias tan repetidas, se empezaron á conocer la Gran Tartaria, los vastos desiertos que por el norte y el oeste rodean á la China, y la extension y grandeza de este imperio,

Ι

I Heeren, Essai sur l'influence des Croissades, pág. 430 y sig.

la naturaleza de su suelo y producciones, y las costumbres de sus habitantes.

11. El influjo de las cruzadas en la cultura y en las relaciones comerciales de los pueblos de la Europa entre sí y con los paises de ultramar, es asunto que ha merecido la atencion y el examen de las mas célebres academias y de los hombres mas doctos de nuestros tiempos; y por lo relativo á España nos propusimos suplir la escasez y aun la inexactitud de las noticias que tienen los extrangeros cuando hablan de nuestros hechos, en una disertacion, que aprobada por la Real academia de la Historia, se incluyó en el tomo v de sus Memorias. Allí manifestamos la parte que los españoles castellanos, aragoneses y navarros tuvieron en aquellas sagradas expediciones durante los siglos XII y XIII; cómo influyeron estas para abrir las comunicaciones de nuestro comercio con los paises de ultramar y con los del norte, que habian concurrido al Asia; cómo nuestras marinas del Mediterráneo y de la costa cantábrica sostuvieron esta concurrencia, , ya en los paises de levante, ya en los del norte, especialmente con la Flandes y las ciudades anseáticas; y en fin, cómo la naútica y la hidrografia, la arquitectura naval y la maniobra, la legislacion y el derecho marítimo se adelantaron con esta emulacion, con esta actividad y con tan repetidas experiencias.

12. Mientras los reyes de Aragon se hacian respetar de las repúblicas de Italia, con el fomento y poder de su marina, y con la opulencia que les proporcionaba su extendido y acreditado comercio á todos los paises de ultramar, los reyes de Castilla iban acrecentando su poder marítimo en proporcion que recobraban de los moros las provincias litorales del mediodía. Ya S. Fernando habia procurado fomentar la pesquería é industria de mar en varios pueblos de la costa setentrional, como se advierte en el fuero que dió á Zarauz en 28 de Setiembre de 1237, mandando que por tributo diesen al rey, de cada ballena que matasen, un tajo desde

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