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tado lugar. Viven mucho estos yucateneles, y Alquimpech, sacerdote del pueblo do es agora Mérida, vivió más de ciento y veinte años, el cual, aunque ya era cristiano, lloraba la entrada y amistad de los españoles, y dijo a Montejo cómo había ochenta años que vino una hinchazón pestilencial a los hombres, que reventaban llenos de gusanos, y luego otra mortandad de increíble hedor, y que hubo dos batallas, no cuarenta años antes que fuesen ellos, en que murieron más de ciento y cincuenta mil hombres; empero, que sentían más el mando y estado de los españoles, porque nunca se irían de allí, que todo lo pasado.

LV

Cabo de Honduras.

Descubrió Cristóbal Colón trecientas y setenta leguas de costa, que ponen del río grande de Higueras al Nombre de Dios, el año de 1502. Dicen algunos que tres años antes lo habían andado Vicente Yáñez Pinzón y Juan Díez de Solís, que fueron grandísimos descubridores. Iba entonces Colón en cuatro carabelas con ciento y setenta españoles a buscar estrecho por esta parte para pasar a la mar del Sur, que así lo pensó y dijo a los Reyes Católicos. No hizo mas que descobrir y perder los navíos, según en otro cabo lo tengo dicho (1). Llamó Colón puerto de Caxinas a lo que agora dicen Honduras, y Francisco de las Casas fundó allí a Trujillo el año de 25, en nombre de Fernán Cortés, cuando él y Gil González mataron a Cristóbal de Olit, que los tenía presos y se había alzado contra Cortés, como lo diremos muy largo en la conquista

(1) Véase página 62.

de Méjico, hablando del trabajosísimo camino que hizo Cortés a las famosas Higueras. Es tierra fértil de mantenimientos y de mucha cera y miel. No tenían plata ni oro, teniendo riquísimas minas dél, ca no lo sacaban, ni creo que lo preciaban. Comen como en Méjico, visten como en Castilla de Oro (1), y participaban de las costumbres y religión de Nicaragua, que casi es la mesma mejicana. Son mentirosos, noveleros, haraganes; empero obedientes a sus amos y señor. Son muy lujuriosos, mas no casan comúnmente sino con una sola mujer, y los señores con las que quieren. El divorcio es fácil entre ellos. Eran grandes idólatras, y agora son todos cristianos, y es su obispo el licenciado Pedraza. Fué por gobernador a Honduras Diego López de Salceda, al cual mataron los suyos con yerbas en un pastel. Fué luego Vasco de Herrera, y arrastráronle después de haberlo muerto a puñaladas. Entró a gobernar Diego de Albítez, y diéronle yerbas en otro pastel. Como andaban tan revueltos, no poblaron, antes despoblaron y destruyeron pueblos y hombres. Gobernó tras éstos Andrés de Cereceda, y por su muerte, Francisco de Montejo, adelantado de Yucatán, el cual fué allá el año de 35 con ciento y setenta españoles entre soldados y marineros. Cercó luego el peñol de Cerquin, y ganóle en siete meses, con pérdida de muchos españoles, ca el peñol era fuerte y los indios animosos, los cuales ahorcaron a la vela porque se durmió en el mayor hervor del combate. Castigo fué de hombres de guerra. Tomó también por hambre el peñol de Jamala, ca les quemó quince mil hanegas de maíz Marquillos, negro. Pobló muchos lugares, y entre ellos a Cumayagua y a Sant Jorge, en el valle de Blanco, y reformó algunos otros, como fueron Trujillo

y

(1) Llamaron, en un principio, Castilla del Oro a Darién más tarde (1513) el nombre se hizo extensivo a la costa septentrional de América del Sur, junto al Golfo de Maracaibo. (Nota D.)

y Sant Pedro, cerca del cual hay una laguna donde se mudan con el viento de una parte a otra los árboles con su tierra, o mejor diciendo las isletas con los árboles.

LVI

Veragua y Nombre de Dios.

Estaba Veragua en fama de rica tierra desde que la descubrió Cristóbal Colón el año de 2, y así pidió la gobernación y conquista della al Rey Católico Diego de Nicuesa, el cual armó en el puerto de la Beata de Santo Domingo siete naos y carabelas y dos bergantines, año de 8 (1). Embarcó más de setecientos y ochenta españoles, y para ir allá echó a Cartagena, de quien más noticia se tenía, por seguir la costa y no errar la navegación. Cuando allí llegó halló destrozados los compañeros de su amigo Alonso de Hojeda, que poco antes había ido a Urabá. Consolóle de la pena y tristeza que tenía por haberle muerto los indios a Juan de la Cosa y a otros setenta españoles en Caramairi, y concertaron entrambos de vengar aquella pérdida. Así, que fueron de noche por tomar descuidados los enemigos, adonde fuera la batalla. Cercaron una aldea de cien casas y pusiéronle fuego. Había dentro trecientos vecinos y muchas más mujeres y niños, de los cuales prendieron seis mochachos y

(1) En el año de 1508, el rey D. Fernando concedió a Hojeda (Alonso de) y a Diego de Nicuesa autorización para fundar colonias en Tierra Firme. Le fué concedida a Hojeda parte de la costa septentrional de América del Sur; desde el Cabo de Vela al Golfo de Urabá (Darién)- bajo el nombre de Nueva Andalucía-, y a Nicuesa, desde el Golfo de Urabá al oeste, hasta más allá del Cabo Gracias a Dios (Honduras) con el nombre de Castilla del Oro, hoy Istmo de Panamá y sus costas. (Nota D.)

mataron a hierro o a fuego casi todos los demás, que pocos pudieron huir; escarbaron la ceniza y hallaron algún oro que repartir. Con este castigo se partió Nicuesa para Veragua. Estuvo en Coiba con el señor Careta, y de allí se adelantó con los dos bergantines y una carabela. Mandó a los otros navíos que le siguiesen hasta Veragua. Esta prisa y apartamiento le sucedió mal, ca se pasó de largo, sin ver a Veragua, con la carabela. Lope de Olano, como iba en un bergantin por capitán, se llegó a tierra y preguntó por Veragua. Dijéronle que atrás quedaba. Volvió la proa, topó a Pedro de Umbría, que traía el otro bergantín, aconsejóse con él y fueron al río de Chagre, que llamaron de Lagartos, peces crocodilos, que comen hombres. Hallaron allí las naos de la flota, y todos juntos se fueron a Veragua, creyendo que Nicuesa estaría allá. Echaron áncoras a la boca del río, y Pedro de Umbría fué a buscar dónde salir a tierra con una barca y doce marineros. Andaba la mar alta, y perdióse con todos ellos, excepto uno, que por nadador escapó. Viendo esto, acordaron los capitanes de salir en los bergantines y no en las barcas. Sacaron luego a tierra caballos, tiros, armas, vino, bizcocho y todos los pertrechos de guerra y belezos que llevaban, y quebraron los navíos en la costa, para desafiuzar los hombres de partida, y eligen por su capitán y gobernador a Lope de Olano hasta que viniese Nicuesa. Olano hizo luego una carabela de la madera de las quebradas o carcomidas, para si le ocurriesen algunas necesidades. Comenzó un castillo a la ribera del río Veragua. Corrió buen pedazo de tierra, y sembró maíz, y trigo también, con propósito de poblar y permanecer allí, si Diego de Nicuesa quisiese o no pareciese. Entendiendo en estas cosas y en haber noticia de la tierra y su riqueza, con inteligencias de indios naturales, llegaron tres españoles con el esquife de la carabela de Nicuesa, que le dijeron cómo el gobernador

quedaba en Zorobaro sin carabela, que con mal tiempo se perdió, porfiando siempre ir adelante por tierra sin camino, sin gente, llena de montes y ciénagas, comiendo tres meses raíces, yerbas y hojas, y cuando mucho frutas, y bebiendo agua no todas veces buena, y que ellos se habían venido sin su licencia. Olano envió luego allá un bergantín con aquellos mesmos tres hombres para sacar de peligro a Nicuesa y traerle al ejército y río de su gobernación. Diego de Nicuesa holgó con el bergantín como con la vida, embarcóse y vino; en llegando echó preso a Lope de Olano, en pago de la buena obra que le hizo, culpándole de traición por haber usurpado aquel oficio y preeminencia, por haber quebrado las naos y porque no le había ido antes a buscar. Mostró enojo de otros muchos y de lo que todos hicieron, y dende a pocos días pregonó su partida. Rogáronle todos que se detuviese hasta coger lo sembrado, pues no se tardaría a secar, ca en cuatro meses sazona. El dijo que más valía perder el pan que no la vida, y que no quería estar en tan mala tierra. Creo que lo hizo por quitar aquella gloria al Lope de Olano. Así, que se partió de Veragua con los españoles que cupieron en los bergantines y carabela nueva y fué a Puerto-Bello, que por su bondad le dió tal nombre Colón, y como todos acabaron de llegar, tentó la tierra, buscando pan y oro. Matáronle veinte compañeros los indios con saetas de yerba. Dejó allí los medios españoles, y con los otros medios fué al cabo del Mármol, donde hizo una fortalecilla para repararse de los indios flecheros, que llamó Nombre de Dios (1), y este fué su principio de aquel tan famoso pueblo. Mas con el trabajo de la obra y camino, y con la hambre y escaramuzas, no le quedaron cien españoles, de setecientos y ochenta que llevó. Venido, pues, a tanta disminución Nicuesa y su ejér

(1) Cerca del actual Aspinwall. (Nota D.)

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