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sortes no pesa mas que un décimo de grano (demisentigramme,) y cuando está bien ejecutado puede venderse en 24 reales. Con las dos libras de hierro pueden fabricarse, aun concediendo algo de merma 180.000 de estos resortes, subiendo por consiguiente una materia que vale dos reales á un valor de 4 millones. El lino convertido en encaje, llega á ser 10 y aun 1000 veces mas precioso, y un campo donde no se cultivará mas que esta planta, podria llegar á producir una renta tan crecida como la de toda una provincia.

No hay clase alguna de la sociedad que no pueda aprovecharse de la technología; esta ciencia está íntimamente ligada con nuestros intereses, ¿que digo? con todas nuestras necesidades. Efectivamente, todos vivimos por medio de las artes, y estamos interesados en su prosperidad, á la que podemos contribuir mas ó ménos. Los que por su fortuna ó por la confianza de los pueblos son dueños del poder y ejercen el mayor influjo, como los príncipes, los legisladores, los administradores &c., son precisamente los que mas necesitan tener esta clase de conocimientos. Colocados en un puesto tan elevado, ¿como podrian dispensar á las humildes labores de las artes toda la consideracion que se merecen? ¿como protejerlas y fomentarlas eficazmente careciendo de toda idea de technología? ¿No seria de temer, al contrario, que sus actos, léjos de ser favorables á la industria, le fuesen perjudiciales, ó que por desgracia llegasen á despreciar profesiones que no conocieran, distribuyendo sus favores á las clases improductivas de la nacion, con perjuicio de las industriosas? El sistema bajo del cual ha permanecido la industria aletargada durante tantos siglos, no está ya tan léjos de nosotros para que no deseemos que nuestros hombres de estado unan á su ilustracion esta clase de conocimientos. Estas son, no lo dudemos, las graves consideraciones que han determinado al legislador á declarar, que los comerciantes y los industriales no habian de ser juzgados en sus diferencias mas que por sus iguales; efectivamente; los tribunales de comercio no se componen mas que de banqueros, mercaderes y fabricantes que han ejercido honrosamente su profesion por espacio de cinco años cuando menos (3) Ellos solos pueden apreciar las cuestiones de propiedad industrial y comercial, conciliando los derechos de los inventores con el interes público. ¿Y lo que dichos jueces deben de såber, habrán de ignorarlo los jurisconsultos? ¿Qué contestará un abogado al que vaya á quejarse de que se le priva del disfrute de su privilegio de invencion, ó de que se abusa de los dibujos de las máquinas de su fábrica? ¿Qué consejo dará cuando otro le haga presente que se

(3) Disposiciones anàlogas son las que rigen en España, pues los tribunales de comercio se componen de un prior, dos cónsules y dos sostitutos de cónsules, todos comerciantes de por mayor, matriculados y que han de tener las circunstancias prescritas por las leyes.-(Artículo 1183 del Código de comercio.)

empeñan en suprimir su establecimiento, bajo de pretesto de insaJubridad? Unicamente la technología puede salvar estas dificultades; y si el abogado no posee nocion alguna de ella, sus consejos imprudentes arruinarán á su cliente.

El ejercicio de la medicina que á primera vista, parece totalmente ageno de la technología, tiene sin embargo numerosos puntos de contacto con ella: en efecto la poblacion, cuya asistencia está al cuidado de los médicos, se compone en gran parte de labradores, jornaleros, fabricantes &c., en cuya salud influye poderosamente la naturaleza de sus tareas ó los vapores y miasmas que se exhalan en sus talleres. Dificilmente podrá el médico averiguar las causas de la enfermedad, si desconoce los procedimientos de las artes y sus efectos sobre la economía animal, siendo harto afortunado si su ignorancia, no cuesta entonces la vida á muchos obreros ó á los fabricantes que los mantienen.

Estos motivos se aplican todavía mas rigorosamente á las clases industriales, pues para ellas es de absoluta necesidad el estudio de la technología, y el fabricante, el maquinista y el labrador deben conocer no tan solo las artes que practican, sino todas aquellas que se valen de procedimientos análogos, á fin de compararlos entre sí para adquirir nuevas ideas. D ben sobre todo estar al corriente de las invenciones que pueden aplicarse al ramo de industria que ejercen, pues todas las ártes están enlazadas íntimamente y tienen relaciones inmediatas, cuyo conocimiento ha de contribuir á su perfeccion comun. Y asi no basta que el agricultor sepa como se cultiva tal ó cual planta, si no sabe igualmente que, uso puede hacerse de ella, de que diversidad de medios puede valerse para proporcionar fácilmente la salida, que grado de perfeccion debe darle con respecto á los usos, ó á las trasformaciones ulteriores á que el fabricante la destina. No basta que este conozca bien la marcha de sus operaciones, si no sabe ademas elegir las materias primeras que le suministra la agricultura, y si no tiene ideas de las ventajas que pudiera proporcionarle una buena eleccion; y por último, si ignora á que pais, á que consumidores están destinados los artefactos que elabora, por qué señales puede prever el aumento ó disminucion de los pedidos, para fijar en consecuencia los límites de su fabricacion. Tampoco bastan al comerciante las noticias del aprecio de las mercancías en las principales plazas del mundo, si no sabe apreciar la calidad de los géneros, ya haciendo pruebas directas, ya valiéndose del conocimiento de las operaciones, de los medios ó de las máquinas que han debido servir para fabricarlos: en fin, todo empresario industrial, á mas de los conocimientos propios de su estado, debe tener, cuando ménos, nociones generales de las otras àrtes.

Por este medio el labrador, el artista y el comerciante, con

curriendo á un mismo fin, podrán perfeccionarse juntamente y prestarse un socorro mútuo, pues se considerarán entónces como SOcios de la gran manufactura pública. En efecto, solamente ilustrando al labrador sobre el despacho y uso de sus productos, es como se acelerará la estension y progresos del cultivo, y proponiéndose por objeto la reduccion de las primeras materias al estado en que las desea el comercio, es como hallará el fabricante mas facilidad en su salida: el tratante á su vez deberá tambien conformarse con el gusto, usos y costumbres del consumidor. Cuando el fabricante conozca suficientemente las producciones y operaciones de la agricultura, entonces sabrá elegir hábilmente las materias primas y podrá indicar al cultivador las variaciones, las mejoras y la estension que debe dar á sus productos, con el obje. to de apropiarlos á los usos que requieren. En fin, cuando el comerciante tenga nociones suficientes de la pràctica de las ártes, podrá hacer adoptar á los fabricantes nacionales las operaciones, las formas, los colores, los adornos y demas calidades preferidas en los diversos pueblos, segun los caprichos del gusto y de la moda, las influencias del clima &c.

El estudio de las ártes en general es pues indispensable á cuantos se dediquen á cualquier ramo de industria; y al que de ella se hace con tanto esmero en Inglaterra, se debe el éxito tan notable que ha obtenido aquella nacion y obtiene diariamente en sus manufacturas. Ningun pueblo sabe hallar tantos recursos para acomodarse á las costumbres y caprichos de los consumidores, sus manufacturas surten de paños y sombreros á todas las naciones de la tierra, porque saben aplicarlos á sus necesidades y á sus gustos. Alli los comerciantes y fab icantes se ponen de acuerdo para dar á sus artefactos las preciosas calidades que los hacen apreciables á los compradores, porque alli es donde la industria ha hallado en el gobierno, mucho tiempo hace, la libertad y proteccion que le falta en otras partes.

El estudio de las artes no es ménos esencial al comercio, en cuyo beneficio se han emprendido la mayor parte de los viajes útiles. El comerciante es quien puede enriquecernos con los descubrimientos, con las operaciones y con las materias esparcidas por todo el orbe. ¿Y como podrian los comerciantes beneficiar una mina tan abundante de riquezas, si solo tuvieran nociones imperfectas acerca de la agricultura y de las ártes? No nos sorprendamos pues al ver que de tantos viajes como se han emprendido en todas las partes del globo, haya tan pocos que nos instruyan con especialidad del estado de los procedimientos de las ártes. Los sabios viajeros han dirijido su atencion á las ciencias y antigüedades, con preferencia á las ártes útiles, las cuales yacen en un olvido injusto. Popularizando el estudio de las ártes y de la agricultura, y

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alumbrándolas con la antorcha de la teoría, es como se harán las combinaciones con mas seguridad, y llegarán á ser mucho mas numerosas, lo que aumentará las utilidades de los particulares, acrecentando la riqueza pùblica, pues la industria, ilustrada y perfeccionada de este modo, sacaria partido de muchas mas cosas, proporcionaría mayores comodidades, y hacia la felicidad de las naciones con mucho menos gasto.

Parece pues que no debe quedar duda alguna acerca de la inmensa utilidad que puede sacarse de la technología; pero ¿cual es la marcha que se haya de seguir para dedicarse á un estudio tan importante? ¿como vencer los obstáculos que presenta y cuales son los conocimientos preliminares que requiere? La solucion de estas cuestiones la halla émos en la naturaleza misma de la industria: esta se aplica á todas las sustancias vivientes é inertes que los tres reinos de la naturaleza suministran á nuestra actividad laboriosa; ellas las recoge en todas las partes del mundo, y vá á buscarlas hasta en el fondo de las aguas y en las entrañas de la tierra. El primer cuidado del que se dedique al estudio de las ártes consistirá, por consiguiente, en tomar conocimiento de los materiales y de las sustancias de toda especie que posee en obra la industria; siendo la historia natural la que ha de desenrollarle el cuadro brillante de las riquezas várias que la naturaleza abandona á las ártes, y que estas consiguen hermosear.

Pero el hombre no ejecuta las labores y operaciones de las ártes industriales únicamente con sus fuerzas fisicas; pues valiéndose de su entendimiento ha sabido hacer cooperar al mismo fin otras fuerzas que ha sacado de los objetos que le rodeaban. Por consiguiente, verificado el estudio de las primeras materias, nada nos interesa tanto como el conocimiento de los distintos medios de jecucion de que podemos disponer: estos son, en general, las fuerzas del hombre y de los animales, la gravedad de los cuerpos, la accion de los vientos, la de los fluidos elásticos, los efectos del ca'or, de las afinidades &c. La mecánica y la fisica nos enseñan á medir las primeras de estas fuerzas y á hacer el uso mas provechoso de ellas: la química nos esplica la teoría de las últimas y nos dirije en su aplicacion fructuosa y bien calculada. Por tanto, el segundo cuidado del hombre que se dedique al estudio de las ártes, se reducirá á familiarizarse con estas ciencias, si quiere penetrar á fondo los secretos de la industria y lograr nuevos adelantamientos. Por último, la delineacion y la geometría descriptiva le serán indispensables para señalar y conservar la figura y las formas de los instrumentos, de las máquinas y de los aparatos que llamen su atencion, mientras que, valiéndose del cálculo, podrá valuar y comparar los efectos de las máquinas y de los motores, juzgar de su mérito ó de sus defectos, corregir las mas y perfeccionar los otros. Tal es el

plan que ha de seguir, el que quiera hacer un estudio completo de la technología.

(Prop. de con. útil. del Sr. D. J. L. Casaseca.)

ESPEDICIONES CIENTIFICAS.

Progresos de la navegacion.

EL MAR ARTICO.

(Artículo primero.)

La noticia de otro Océano al Oeste del Darien habia llegado á España en 1515, pero el estado imperfecto en que se hallaba todavia la geografia del globo no permitia hacer conjeturas sobre su estension. En aquel tiempo no habia noticias ni aun de la existencia de Méjico por el Norte, ni del Perú y Chile por el Sur, y por consiguente la costa del Pacífico, á escepcion de las cercanias de Panamá estaba totalmente ignorada. De la costa Oriental de América habia mayor conocimiento, por haber descubierto Sebastian Cabot, la costa de Terranova, hácia el Norte; Ojeda y Américo Vespucio la costa de S. Salvador hácia el Sur; el portugues Cabral habia examinado casi toda la estension del Brasil, y el español Solis habia estendido sus descubrimientos hasta el interior del rio de la Plata, pero ningun pasaje se babia hallado hácia el Oeste. Esta empresa requeria un hombre de prudencia, resolucion y respeto, y el almirante Magallanes, reunia á estas cualidades la de su ilustre nacimiento. Este grande hombre partió de España con una escuadrilla de descubrimiento en el año 1518, y dirigiéndose hácia el Sur, continuó la costa de América hasta su último punto, y hallando un estreche, siguió por él con muchas fatigas y peligros hasta fondear sus barcos en la costa del Pacífico. Esta empresa, mirada ahora como indiferente, fué sin duda una de las mas árduas y felices hechas hasta entónces; un canal dilatado, lleno de peligros y tan borrascoso, que en el estado de perfeccion en que se halla ahora la navegacion, no se atreven los navegantes á entrar, fué esplorado y atravesado por Magalla

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