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crimen llegaron á tal estremo de ferocidad que despues de las carnicerías de los pueblos se robaron las jóvenes mas hermosas paraviolarlas y traerlas luego en cinta á sus maridos ó padres, previo un crecido rescate. Documentos autógrafos que con algun trabajo he podido encontrar aseveran estas verdades.

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Se han suavizado sobradamente las costumbres de sus vecinos; y apoyado en esto me atrevo á asegurar que con el tiempo será uno de los pueblos mas ilustrados del partido, y el mas florenciente por el esfuerzo de sus hijos.

La iglesia de este pueblo tiene de largo 62 varas y 16 de ancho formada de cedro y el techo de zácate. Sus paramentos son buenos, algunos de rica tela, y todo el servicio de plata trabajada á martillo.

El pueblo de Sur á Norte tiene 442 varas y de oriente á poniente 428, en las que se advierten 104 palmas de coco y mas de 400 árboles frutales. Su sitio es llano y arenoso por cuyo motivo se llama Jaltipan á distancia de un tiro de piedra, desde la iglesia á la parte del poniente, esta un cerrito formado á mano en el año 19 de la conquista en memoria de la Malinche, oriunda de este pueblo; pues aunque se dice ser originaria de Goazacoalcos; es solo haberle tomado en despojos de la guerra por la victoria que poco ántes habian conseguido contra Minzapam, y este pueblo segun consta en el archivo de esa gefutora, y en el de Cuilapan tres leguas distante de Oajaca, donde están enterrados el hijo de Cortes y la referida Malinche.

por

La mojonera por parte del Norte es el sitio llamado Eucino largo y por la del Sur en la Horqueta; cuya distancia es de mas de 30 leguas, y de oriente á poniente 18, y sus linderos son por la parte de oriente con Mistan, Ocosuapan y por el poniente el rio Chacalapan.

Por parte del norte lindaba este pueblo con el rio de la fábrica, mas el año de 15 del siglo anterior que se formó el pueblo de Chinameca, y el de 17 el de Oteapan y Cosoleacaque se posecionaron de todas esas tierras, segun consta en el archivo de esa prefectura que lo han declarado un indígena de Cosoleaçaque, que vive aun y la madre política de Antonio Martin que murió hace tres meses de 137 años ambos fundadores de dicho pueblo.

En su comprension solo se encuentran nueve sábanas; todo lo demas es monte y sabanetas. En ellas se advierten la laguna de Tegatmichapam, la de Casas viejas, la de Cuacuyulapam y la Ciénaga, todas de pesqueria aunque poca.

Riachuelos, Ocasuapam, Blanquillo, Lapoapan, Juchinitanapam, Cualtepec, Acotepec y Cosiñuapam: todos tienen su naciiniento en esta misma tierra, y de saguan en Monzapan, rio caudaloso, navegable y de mucha pesca, y que se reune con el de Goaza

coalcos en el sitio llamado Zopilote, habiendo ánte dividídose la madre en el sitio llamado la Horqueta. Para la pesqueria solo bay 28 cayucos, y dos canoas viageras.

A la parte del norte y distante de la poblacion poco mas de una legua, se encuentra una mina de yeso, sumamente asufrosa, otra de cal de la mejor, y á poca distancia, una salina, la que dicen los inteligentes que si se beneficiara produciria mil y mas cargas anuales.

EL DOCTOR EDUARDO GENNER. (*)

Cuanto mas han examinado los filósofos el origen de las acciones del hombre y la tendencia de sus sentimientos, tanto mas se han admirado al ver la incoherencia entre su razon y sus inclinaciones, sin poder hallar la causa del frecuente triunfo de sus pasiones sobre la recta direccion de su juicio, ó sobre los dictados de su conciencia. No se hallará persona, por mas ruda que sea, que dude en confesar abiertamente, que un bienbechor del género humano es un verdadero vice-dioses en la tierra, y apénas se hallará un hombre, por mas bien instruido y dispuesto que sea, que no admire y celebre á todo destructor de la especie humana. Bien pudiéramos mostrar esta anomalía de la razon en las Santas escrituras, pero dejarémos á parte la historia de Josué, Gedeon, Sanson y otros héroes israelitas para citar ejemplos en la historia profana; ni mencionarémos los nombres de Alejandro, de los Escipiones, de Julio César, Annibal, ni del Cid, cuya fama es debida solamente á la sangre que hicieron derramar, y á la devastacion de los pueblos, para contraernos á los héroes de nuestros dias. No hay rincon en la tierra donde el nombre de Napoleon Bonaparte no sea conocido, admirado y estimado su busto ó pintura; pues todo el

(*) No obstante de que nunca esquivariamos ocupar nuestra pàginas con las noticias referentes á este hombre grande, no es esto sin embargo, lo que nos ha determinado principalmente a estractar el presente artículo del Registro semanal. Los datos históricos que contiene sobre aquella horrorosa enfermedad, cuyos estragos ha contenido tan estraordinariamente el preservativo del inmortal Gener, y las noticias curiosas que sobre esto contiene, es lo que mas parte ha tenido en la eleccion. Por otro lado, suele adormecerse en el pais este seguro y positivo medio pracautorio, teniendo á veces que hacer invitaciones, los mismos profesores que con tan infatigable como ilustrado celo, conservan y reparten al mismo tiempo el preservativo de la vacuna. Conviene pues aprovechar siempre las circunstancias que se presenten, para recordar un objeto tan útil al género

humano.-EE.

mérito de este héroe como general, consiste en haber destruido - con el plomo y el acero dos ó tres millones de habitantes, en su carrera militar de solo 15 años. Veamos ahora su contraste. El Dr. Genner descubrió un preservativo admirable contra la mas destructora enfermedad que ha afligido al género humano, y por su medio ha salvado la vida de muchos millones de personas en la flor de sus vidas, no solo en su pais, sino en todo el mundo; su nombre, sin embargo, está casi ignorado fuera de Inglaterra, y aun apénas es mencionado en su misma patria. Plazas, calles y monumentos magníficos recuerdan en todos los pueblos del imperio ingles el nombre de Wellington, por haber ganado sangrientas batallas, mientras que en ninguna parte se halla ni una simple inscripcion pública que recuerde la memoria de Genner, á quien tante debe la humanidad. Paguemos nosotros aquí un tributo á este ilustre médico, dando una breve noticia de su vida, y de la enfermedad que con su remedio ha quedado casi estinguida.

Eduardo Genner nació en Berkeley en 17 de mayo de 1749. Su padre, que era cura de aquel lugar, murió dejando tres hijos, el menor de los cuales es el sugeto de esta memoria. Su hermano mayor, que sucedió á su padre en el curato, cuidó de la educacion del jóven Eduardo, aplicándole al estudio de la medicina, recibiendo su primera instruccion en Bristol, y practicando despues en Londres, como pupilo del célebre cirujano Hunter, entre los que se formó una íntima amistad que duró por toda su vida. La aficion de Genner por la Historia natural, y la habilidad con que arregló el Museo de Sir Joseph Bankes, el primero en Inglaterra, le hicieron conocido en las sociedades científicas. El gobierno le ofreció el empleo de naturalista en la segunda espedicion del capitan Cook, que no admitió por no ser de su gusto la vida marítima. La compañía de la India oriental le ofreció despues otro empleo muy lucrativo en la India, é igualmente fué rehusado. Su amigo y maestro Hunter le propuso establecer en Londres una es-cuela de Historia natural, en la que hubiera adquirido, sin duda, mucho crédito, y ganado emolumentos considerables; pero Genner, quiado por la providencia, prefirió retirarse al campo, practicar allí la medicina con mas quietud que en la capital, y dedicarse á investigar la conexion que podia haber entre las viruelas de infeccion y las viruelas de vaca, como se llama una erupcion que solian esperimentar las personas que ordeñaban las vacas. Antes de entrar en las investigaciones del Dr. Genner, mencionarémos el orígen, la propagacion y estragos de aquella enfermedad.

Segun los autores árabes, las viruelas, asi como el sarampion, pasaron de Etiopia à la Arabia en 572 de la era cristiana, y un siglo despues pasó la enfermedad á Egipto, llevados los europeos á las regiones de Levante por el fanatismo de las Cruzadas en el

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siglo XIII, contrajeron la enfermedad, introduciéndola en Francia y España primeramente, y despues en los demas paises de Europa. De Europa fué trasplantada á las islas occidentales por los conquistadores, entre los que desgraciadamente se fué propagando durante el viaje hasta llegar à la Isla española donde principiaron á infeccionarse los Indios americanos. Los dinamarqueses llevaron despues el fatal contagio á Grinlandia en 1733, estendiéndose así por todo el Nuevo mundo. Se ha observado, que á la primera introduccion de esta plaga ea cualquier pais, causa mas destruccion que despues de haber prevalecido por largo tiempo, lo que no puede atribuirse sino á la falta de precaucion en evitarla cuanto es posible, y á la ignorancia de los medios para suavizar su malignidad. Sin embargo, el estrago que ha hecho en Europa hasta el fin del siglo pasado, á pesar de los adelantamientos en la medicina, ha sido horroroso, como debemos inferir de los siguientes registros de Prusia é Inglaterra. Por estos documentos sabemos, que los muertos de viruelas en las diez décadas del siglo pasado eran, 1 en 16, en las ciudades, y 1 en 12 en los pueblos del campo en Prusia; y 1 en 10, en la mayor parte de Inglaterra, aumentándose en los pueblos grandes, hasta llegar á morir por muchos años 1 en 5 en Londres. Despues de la introduccion de la vacuna, hallamos en los registros de Prusia, que en los quince años acabados en 1834, los muertos de viruelas no fueron mas de 1 en 122, pero en Inglaterra fué algo mas, á causa de la aversion de la gente pobre á la vacuna, y que en gran parte existe hasta ahora. Birmingham es todavia un ejemplo de esta aciaga ignorancia, en donde segun las tablas de registros por Mr. Pare, hasta 31 de diciembre de 1837, los muertos de viruelas eran 1 en 16, una mortandad tan grande como la causada ántes de la práctica de la vacuna.

Por los registros citados, á escepcion de alguno u otro pueblo, resulta que por ciento que morian ántes de viruelas, no muere ahora mas de uno; y si calculamos esta salvacion debidas en los paises de Europa y América, nos admiraremos al hallar los millones de habitantes que han debido y deben su vida al feliz descubrimiento del Dr. Genner.

Que las viruelas se propagan por infeccion es una circunstan cia sabida desde tiempo antiguísimo, asegurando muchos que fué conocida de los Chinos 1120 años antes de Cristo. Despues de haber hecho muchos estragos en aquel populoso imperio por seis siglos, inventaron la inoculacion 590 años ántes de nuestra era. Ignorada aquella práctica en Europa, cuando los arracenos introdujeron la enfermedad, no se creyó posible otro remedio para esterminarla, ó á lo menos para evitarla, sino una estricta separacion del enfermo;, pero tales fueron los obstáculos que se ofrecieron en la presente situacion de las naciones, que

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se halló ser absolutamente impracticable el plan de sépara

cion.

Introducida la enfermedad entre los turcos establecidos en Europa, á informados por alguna tradicion de la China, de que· era menor la violencia del desórden introducida la enfermedad artificialmente, adoptaron la práctica de inocular à los jóvenes en estado de sanidad. Siendo la hermosura el único mérito que los sensuales turcos hallan en las mugeres, la práctica de inocular á las niñas ha sido por muchos años general en Constantinopla, y con tan feliz suceso, que apenas se hallaba en aquellos paises una mujer desfigurada por las viruelas. En 1717, la celebrada inglesa Lady María Wortley Montagu, que se hallaba en Constantinopla con su marido, embajador entonces en la Puerta Otomana, convencida de las ventajas de la inoculacion, hizo inocular á su hijo, de edad de 6 años, con el pus de un virulento por un hàbil médico turco, esperimentando el feliz, éxito de aquella, al parecer; estraña práctica. Regresada á Inglatera Lady Montagu, procuró introducir la inoculacion en su pais, pero halló tanta oposicion, que solo pudo conseguir que siete presos de pena capital se sometiesen á ser inoculadus, los que habiendo tenido las viruelas con la mayor benignidad, quedaron convencidos los mas obstinados médicos de la utilidad de la inoculacion, y los reos curados de las viruelas y perdonados sus delitos. Pasados algunos años fueron inoculados los niños de la Real familia. La inoculacion, sin embargo, estuvo léjos de hacerse universal, porque si bien en muchos casos producia unas viruelas benignas, en no pocos casos era fatal la enfermedad, tanto que los inoculados corrian casi tanto riesgo como los lo estaban, no siendo la mortandad menor que antes; y por consiguiente pocos querian ofrecerse voluntariamente á introducir en sus venas el virus de la enfermedad.

que no

Por mas de un siglo se habia observado en Inglaterra, y tal vez lo mismo en Suiza, que las lecheras que ordeñaban las vacas para hacer queso ó sacar manteca, contraian una especie de viruela por el contacto de las manos con las tetas de las vacas. Bien sabido era de los médicos, asi como de los ignorantes, que en la ubre de las vacas se criaban unas pústulas semejantes á las viruelas, y que las mugeres que ordeñaban, y solian tener grietas ó araños en las manos, contraian aquella enfermedad vacuna. A los cinco ó seis dias de contraer el contagio, sentian levantarse en várias partes del cuerpo las mismas vejiquillas virulentas, calentura ligera por dos ó tres dias, la que desaparecia mientras se formaban las poslillas, quedando las personas no solamente sanas, mas libres de inficionarse despues con las viruelas. Esta última circunstancia era conocida de los médicos ingles por todo el siglo pasado, y el mismo Hunter solia aludir á ella en los discursos que hacía en Su

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