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de la vida al enemigo de la ciudad santa y de la religion diuina. Grande fue el amor que à su patria tuuo, y grande la autoridad acerca de los Principes y sabios de aquella ciudad: à los quales quitò con la virtud de sus palabras la ygnorancia y les dio esperança y consejo. Grande, finalmente, fue el esfuerço, con que siendo muger, sola y desarmada, alcançò vitoria de aquel à quien tantos hombres armados desesperauan de poder vencer. Hermosissimo fue el trofeo que trajo de los despojos que ganò al enemigo que dexaua muerto: y con todo esso attribuyò à solo Dios todo aquel triunfo. Y al momento que acabò la gloriosa empressa, boluio à vestir sus grosseros vestidos. Veys aqui suma fortaleza de animo, junta con suma modestia, y suma prudencia, con suma piedad. Gran fuerça, por cierto, tiene la virtud: que adonde està, pone reuerencia y autoridad. Era Iudith muger, era biuda, à ningun trato, ni gouierno publico se estendia su mano: y con todo esso, no se desdeñauan los mas ancianos de aquel pueblo y el mesmo principe Ozias de yr à tomar d'ella consejo. A los quales hablò d'esta manera, con voz llena de grauedad y con palabras dignas de aquel alto animo : « Mucho me marauillo que ayais determinado de entregar la ciudad à vuestros enemigos, si de aqui à cinco dias el socorro no viene, y que Ozias consienta en ello. Hay, por Dios immortal, quien soys vosotros, que quereys tentar al Señor ? Essas no son palabras para mouerlo à misericordia, sino à yra y indignacion, Vosotros hombrezillos señalays tiempo à Dios para vsar de su piedad ? vosotros le señalays, à vuestro aluedrio, el dia en que os venga à socorrer con su ayuda? » Marauillosa cosa es que, viendose aquellos hombres, graues de años y grandes en el mando de la ciudad, reprehender de vna simple biuda, enmudeciessen y, mirandosse el vno al otro à la cara, de berguença no sabian que dezir. Pero ella los animò, benignamente, à mudar su mal consejo y à poner toda su esperança en Dios, cuya piedad jamas desampara

ninguno que en el confia: mostrandoles que las passadas y presentes calamidades las auian de atribuyr à sus pecados, y que no auian de prouocar la vengança d'el señor, sino pedirle humilmente misericordia. Respondiole Ozias que todo quanto dezia era verdad, y que ninguna cosa se le podia negar pero que ella, que era muger santa y temia à Dios, rogasse por ellos. «Pecadora soy, dixo Iudith, y si alguna cosa buena en mi hallays, dad los loores à la bondad d'el señor y rogad todos comigo à su piedad que sea fauorable à mi disigno. Y vosotros, poned la esperança de la vitoria, no en vuestros braços, sino en su mano diestra. » Assi se apartò de todos, y assi, acompañada la animosa moça de la mano de Dios, entrò en la tienda de su enemigo : adonde, con la prudencia, lo vencio, y con la fortaleza, lo matò. Y tornando vencedora à la ciudad con la horrible cabeça en la mano, persuadio al pueblo que tomasse las armas y arremetiesse à los enemigos, que sin su capitan, temorosos y derramados, huian. Al fin, alcançada tan famosa vitoria, no puso su cuydado en que la fabricassen estatuas, ni aparejassen triunfos: mas juntamente con sus virgenes y criadas cantaua à Dios, como à otorgador de la vitoria, triunfales loores. Los vasos de oro y de plata, que se hallaron en la tienda de Holofernes, los presentò el pueblo à Iudith, por honrrar la vencedora pero ella, que no menospreciaua menos las riquezas que las honrras d'el mundo, los consagrò (al vso Aleman) al oluido, y se boluio à su casa, ni mas rica, ni mas soberuia.

DOROTHEA. O muger digna de biuir siempre.

FLAMINIO. Ya vemos, con quan cortadas y bien compuestas razones suelen algunos eloquentes hombres celebrar la virtud de ciertos capitanes valerosos, que ninguna otra cosa à sus casas traian de los vencidos exercitos y de las ganadas ciudades sino la gloria de la qual eran tan ambiciosos, que no solamente se adornauan de grandes renombres, sino aun tambien algunos de la Deidad. Mas la nuestra biuda, que

ygualmente menospreciò las riquezas y las honrras, con què copia de graues y elegantes palabras se podria bastamente loar? Allende d'esto, aunque biuio cien años y mas, no dio lugar jamas al pensamiento de boluerse à casar : y llegada à lo vltimo de sus dias, tal quiso que fuesse su sepultura qual auia sido su vida y hizo que sin titulo ninguno pusiessen su cuerpo junto con el de su marido. Puedesse, señora Dorothea, hallar exemplo entre los antiguos ni modernos escritores, que mas deuan imitar las biudas que este? Vuo jamas muger, ni mas casta, ni mas sincera ? Adonde resplandecen con mas clara luz la vida actiua y la contemplatiua? Mas ya que las biudas no tienen, ni querrian tener, ocasion de ponerse en riesgo con Holofernes, procuren la vitoria que Iudith alcançò d'el, alcançarla ellas de nuestro aduersario que es mas fuerte enemigo que Holofernes y atiende continamente à las ofensas de l'alma.

I

Pero no penseys que en nuestros tiempos nos faltan, para las biudas, exemplos de mugeres Illustres y de exemplar y honestissima vida, que muchas ay: de las quales yrè trayendo alguna à la memoria, breuemente y como de passo. Y la primera, que me ocurre, es la señora Anna Lanconia, que quedando en su mas florida edad biuda d'el señor Guillermo, Marques de Monferrato, con dos hijas hembras y vno varon, sufrio con tanta paciencia y fortaleza de animo la muerte de su marido y la desdicha de su hijo (que siendo moço de gran valor y de mayor esperança, cayò por desastre de vn cauallo y murio) que ninguna de las mas celebradas y famosas antiguas se le puede anteponer: y lo mesmo hizo, muriendosele la hija mayor. Y assi permitio la benignidad de Dios que aquellas aduersidades, se recompensassen con otro tanto contento porque la otra hija, que estaua casada con el excelentissimo Federico, Marques de Mantua, tuuo

1. Loores de algunas biudas de nuestro tiempo.

d'el quatro hijos varones y dos hembras, todos ygualmente dotados de valor, y de virtud mas que humana. Y aunque el Marques murio pocos años despues, ella ha biuido siempre, à imitacion de su madre, con tanta honestidad, y gouernado con tanta prudencia sus subditos, que està en duda, qual sea mas digno de admiracion en ella, ò la religion, ò la justicia, ò la piedad, ò las otras virtudes, no solamente dignas de Princesa, sino de excelente Principe. Y assi como la prudencia de la madre librò, en las guerras passadas, muchos lugares de las armas, de los fuegos, de los robos, de los homicidios y de los estupros de los enemigos, assi tambien la modestia de la hija, procurando siempre el bien y prouecho publico, reconciliò todos los animos de sus tierras de tal manera, que cada vno se huelga y goza, debaxo de justo dominio. y lleno de paz y sossiego. Y assi, gouierna la vna à Monferrato, y la otra à Mantua, con increyble contento y satisfacion de aquellos pueblos. Tampoco es de oluidar la señora Margarita de sant George, madre d'el señor Guillermo, Presidente de Monferrato, honestissima y virtuosissima señora, y digna de tan justo, prudente y valeroso hijo. Bonissimo exemplo teneys tambien en la señora Bona Maria Soarda y en la señora Cicilia de sant George, de quien hablè el primer dia, y en la señora Anna de Prado. Y no poco pueden aprender las biudas de la señora Violante de Bentiuogli, muger que fue d'el señor Iuan Paulo Sforza, hermano d'el Duque Francisco segundo. Y otro tanto, de la señora Morona de Botti, cuyas virtudes he oydo muy largamente loar. Y ambas estan adornadas de tantas y tan señaladas, que ha cabido harta parte al señor Mucio y al señor Brogonzo, sus hijos. En este numero estan tambien la señora Amabilia Morona, la señora Leonor Visconte, de Pauia, y otras muchas, que por no ser largo callo, y por boluer à la señora Vittoria, Marquesa de Pescara, y à la señora Veronica Gambara, Condesa de Correggio: que no solamente son espejo de las biudas,

ygualmente menospreciò las riquezas y las honrras, con què copia de graues y elegantes palabras se podria bastamente loar? Allende d'esto, aunque biuio cien años y mas, no dio lugar jamas al pensamiento de boluerse à casar y llegada à lo vltimo de sus dias, tal quiso que fuesse su sepultura qual auia sido su vida y hizo que sin titulo ninguno pusiessen su cuerpo junto con el de su marido. Puedesse, señora Dorothea, hallar exemplo entre los antiguos ni modernos escritores, que mas deuan imitar las biudas que este? Vuo jamas muger, ni mas casta, ni mas sincera? Adonde resplandecen con mas clara luz la vida actiua y la contemplatiua? Mas ya que las biudas no tienen, ni querrian tener, ocasion de ponerse en riesgo con Holofernes, procuren la vitoria que Iudith alcançò d'el, alcançarla ellas de nuestro aduersario que es mas fuerte enemigo que Holofernes y atiende continamente à las ofensas de l'alma.

Pero no penseys' que en nuestros tiempos nos faltan, para las biudas, exemplos de mugeres Illustres y de exemplar y honestissima vida, que muchas ay: de las quales yrè trayendo alguna à la memoria, breuemente y como de passo. Y la primera, que me ocurre, es la señora Anna Lanconia, que quedando en su mas florida edad biuda d'el señor Guillermo, Marques de Monferrato, con dos hijas hembras y vno varon, sufrio con tanta paciencia y fortaleza de animo la muerte de su marido y la desdicha de su hijo (que siendo moço de gran valor y de mayor esperança, cayò por desastre de vn cauallo y murio) que ninguna de las mas celebradas. y famosas antiguas se le puede anteponer: y lo mesmo hizo, muriendosele la hija mayor. Y assi permitio la benignidad de Dios que aquellas aduersidades, se recompensassen con otro tanto contento porque la otra hija, que estaua casada con el excelentissimo Federico, Marques de Mantua, tuuo

1. Loores de algunas biudas de nuestro tiempo.

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