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terios y guardan perpetua fe. Y de aqui vino que en la ley vieja queria Dios que la primera vez que las casadas parian, ofreciessen, en el santo altar palomas y tortolas en señal de que el niño, que ante el se presentaua, era nacido de casto y amoroso matrimonio. Lo mesmo se lee tambien de las cornejas, que se aman con tanto estremo, macho y hembra, las que la suerte juntò, que despues de muerta la vna, jamas la otra, en quanto biue, se junta à otra compañia. Y por esto solian los antiguos, despues d'el hymno que cantauan à Hymeneo, inuocar à vozes (como en prenda y testimonio de concordia) el nombre de la Corneja.

Justa causa, pues, tiene la biuda, para dolerse de la muerte de su marido y muchos sabios y graues hombres lloraron, no solamente la de sus mugeres y la de sus parientes, sino tambien la de sus amigos. Solon, que dio las leyes à los Athenienses y fue vno de los siete sabios de Grecia, mandò que sus exequias se celebrassen, con las lagrimas de los que mas le querian porque con semejantes señales mostrassen, quanta tristeza auian recibido con su muerte. Y en Roma, despues que Lucrecia se matò, auiendo Bruto, vengador de su muerte y de su violada castidad, quitado el dominio de los Reyes y mouido, por esta causa guerra los Tarquinos à los Romanos, fue en la primera jornada muerto Bruto: cuya muerte lloraron las Matronas Romanas vn año entero, como de caudillo de su honestidad.

Mas assi como el dolerse y el llorar la muerte de su marido es officio de muger buena y honesta, assi tambien el no saber poner fin al dolor y à las lagrimas, es señal de animo muy debil y oluidado de la comun necessidad. Es menester 1 que el dolor, despues que el coraçon se vuiere algo desahogado, dè lugar à la razon, y que la biuda considere que està

I. Lo que ha de considerar la biuda en desahogando algo el coraçon.

priuada de marido, solamente en quanto à la carne. Mas quanto al spiritu, biua siempre en ella su marido, biua en su memoria, y biua en la imagen de sus hijos, si los tuuiere: que no teniendolos y siendo muy moça, bien puede, sin ninguna reprehension, por escusar mala fama y el peligro de la castidad, tomando la licencia que le da sant Pablo, boluerse à casar. Pero teniendo hijos, no solamente serà para con su marido poco amorosa, sino aun tambien impia y cruel para con ellos, si no biue perpetuamente biuda. Duelase, pues, como he dicho, mas no se entregue al dolor para que la acabey piense entre si mesma, no quiero dezir, que las ciudades perecen y que los Reynos se acaban, mas que todos los hombres an nacido mortales y biuen con obligacion de pagar la deuda d'esta tierra caduca à la naturaleza, madre vniuersal, que se la prestò, cada y quando que (como haze el acreedor lo que le deuen) la pidiere: vnos mas tarde y otros mas temprano : mas todos con vna comun condicion, assi de nacer, como de biuir y de morir.

Por otra parte, traya à la memoria ser las animas immortales y que el apartamiento que hazen d'este cuerpo (que nosotros llamanos morir) no es muerte, sino vn passar de la vida perecedera à la verdadera, y de los tormentos, à la bienauenturança, que està aparejada, arriba en el Cielo para los que, en quanto peregrinaron acà baxo, en la tierra, llamados y alumbrados de la diuina piedad, caminaron por el camino de Christo y purificados en la sangre d'el cordero immaculado, desnudaron la suzia vestidura. La esperança de lo qual estaua con tan fuertes clauos fixa en el coraçon de sant Pablo, que lo mouio à dessear verse libre y desatado de los lazos de la carne. Tal consuelo entre en su animo y espere que, quando Dios fuere d'ello seruido, lo boluerà à ver, en aquella patria, adonde llegò primero que ella. Entre tanto,

1. Que si la biuda queda moça y sin hijos, puede boluerse à casar.

biua, como he dicho, su muerto marido en su memoria : acordandose la mi biuda de la respuesta de Valeria Messalina que, preguntandole su hermano, despues de muerto Sulpicio, con quien era casada, si queria boluerse à casar, respondio (aunque estaua entonces en la flor de su edad y hermosura) que no tenia necessidad de otro marido, que siempre biuiria en ella Sulpicio. Buena respuesta de muger que era Pagana y que no tenia certeza de la immortalidad de las animas. Pues què deue hazer la Christiana? honrre esta tal à su marido, no como muerto, sino como ausente : y mas con obras de piedad que con llantos. Y boluiendose à sus queridos hijos y reconociendo en ellos la imagen de su marido, junta en vno con la suya, trabaje de mostrarse con las obras tal para con ellos, que con verdad puedan juzgar que no les falta padre: tal, para con la familia, que entienda, no tener necessidad de cabeça, y tal, finalmente, para con el eterno Dios, que tenga causa ligitima (si se sufre dezirlo) de mostrar en ella, quan fuerte defensor y amparador sea siempre de las biudas. Y esto serà puntualmente el tema de mi

sermon.

DOROTHEA. D'este principio colijo que quereys pintar vna biuda de excelente perfection.

FLAMINIO. Assi lo entiendo hazer, si pudiere y si supiere. Y porque, despues de las lagrimas y llantos, se acostumbra lleuar los cuerpos à las sepulturas con las mayores pompas, que se pueden hazer, no quiero passar esta parte sin hablar algo en ella. Esta costumbre, tambien como otras algunas, nos ha venido à nosotros de los Gentiles : porque ellos, como supersticiosos que eran, tenian opinion. que las animas de los cuerpos que carecian de sepultura,

1. Respuesta de Valeria biuda, preguntandole si queria boluerse à

casar.

2. De donde tuuo origen el enterrar los muertos con grande aparato

padecian ciertas penas en el infierno y assi vsauan largas y pomposas exequias à gloria d'el muerto. Aunque es verdad que vuo algunos que se reyan de tales desatinos: como Virgilio, que en persona de Anchises dixo que no era de ningun momento la perdida de la sepultura y Lucano que dexò

escrito :

Naturaleza acoge en blando seno

Al que muere qualquier: y al que no cubre
La tierra, le es el Cielo ancha cubierta.

Tambien aquellos verdaderos inuestigadores y amadores de la sabiduria, Diogenes, Theodoro, Seneca y Ciceron, y primero que ellos Socrates, à quien con razon juzgò por sabio el oraculo de Apolo, enseñauan con efficacissimos argumentos, no ser de importancia que vn cuerpo se podreciesse mas en vn lugar que en otro. Marco Emilio Lepido, varon Illustrado con muchas honrras y dignidades, mandò à sus hijos poco antes que muriesse, que pusiessen su cuerpo sobre vn lecho, y que no solamente no lo cubriessen con cubierta de carmesi, mas ni aun con otra ninguna: y que en el demas aparato d'el mortuorio no gastassen mas de tres dineros: diziendo que las exequias de los hombres señalados, por la gloria de sus hechos se ennoblezian, y no por la grandeza de los gastos que se hazian en semejantes vanidades. Valerio Publicola y Agrippa Menenio, dos claras lumbreras de la Republica Romana, y otros excelentes hombres tuuieron tan de veras por cosa vil la honrra de la sepultura, que aunque siempre biuieron gloriosamente en los sumos Magistrados de aquella Republica y fueron muy ricos, no curaron, con todo esso, de comprar en sus vidas sitio, donde los enterrassen, despues de muertos ni menos dexaron escrita palabra d'ello en sus testamentos. A lo qual, sin ninguna duda, vuieran tenido respeto, si entendieran que para las almas auia tanto bien en las sepulturas, quanto el vulgo creya. Si boluemos la consideracion à los nuestros, hallaremos

que aquellos santos Martyres, que tan de buena gana menospreciauan la vida por Iesu Christo, menospreciauan mucho mas la sepultura d'el cuerpo, sabiendo que el mesmo Christo, Redemptor nuestro, sabrà muy bien el dia que boluerà las almas à los cuerpos, recoger y juntar todas quantas menudas partes de infinitos millares de hombres estuuieren en diuersos lugares por gran distancia de tierras diuididas y apartadas. Acuerdome auer leydo en S. Augustin', que el cuydado de los mortuorios, la sumptuosidad de las sepulturas y el aparato de las exequias, es mas consuelo de biuos que beneficio de muertos. Y no ay que dudar, de que si la honrrosa sepultura hiziesse prouecho à l'anima d'el malo, que la vil, ò el no tener ninguna, haria daño à la d'el bueno. Mas veense muy al rebes los exemplos: porque grita entre las penas de los condenados, como tenemos en la sagrada escriptura, el Rico de Azoto, por mas soberuias exequias y rica sepultura que su cuerpo tuuiesse : y gozasse en el seno de Abraham Lazaro, que pobre y menospreciado fue puesto en poca tierra. O, me podriades dezir, luego vos condenays las sepulturas y querriades, como otro nueuo Creonte, que los cuerpos humanos quedassen por enterrar ? Respondo que seria yo muy impio, si tal voluntad tuuiesse: porque aquellos santos y antiguos padres, Abraham, Isaac, Iacob y Ioseph, dexaron muriendo alomenos alguna memoria de las sepulturas de sus cuerpos : y loò el Angel d'el Señor à Tobias, porque enterraua los muertos. Mas querria que, entendiendo serles à los difuntos inutiles los marmoles, los bronzes, el oro, los relieues, los grandes epitaphios y las estatuas, de que se fabrican y adornan las sepulturas, el gasto, que en estas vanidades y señales de nuestra soberuia se haze, lo empleassen en obras de cari

2

1. Dicho de sant Augustin acerca del aparato de los mortuorios. 2. Què à los difuntos no les son de prouecho los soberuios enterramientos, y lo que en su lugar se ha de hazer.

REVUE HISPANIQUE.

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