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LIBRO TERCERO Y VLTIMO

EN QUE SE TRATA DE LA DOTRINA ·
DE LA BIUDA

FLAMINIO. DOROTHEA.

Todas las vezes que veo, señora Dorothea, y considero la hermosura d'este vuestro Laurel, bendigo las manos que lo cultiuaron. Y creo firmissimamente que, assi como aquel que el Petrarca plantò sobre la ribera de Sorga crecio mas por la virtud de su pluma que por la vmedad d'el cercano rio, assi tambien este aya llegado à tanta altura por la nobleza de vuestro ingenio, harto mas que por la fertilidad de la tierra, ni por la bondad d'el ayre, de que este lugar es dotado. Y assi como el yelo del inuierno, que tantos arboles desnuda y seca, no tiene fuerça para despojar de sus hojas à esta venerable planta, de la mesma manera, tampoco ha podido el golpe de aquella que destruye, no solamente los hombres, sino tambien las ciudades, quitandoos vuestro carissimo marido, penetrar en la fortaleza de vuestro animo, de arte que muerto no biua en vuestro coraçon, quien mientras biuio, tuuo en el entero señorio.

DOROTHEA. Seruios, señor Flaminio, de començar à enseñarme la vida que ha de tener vna biuda como yo soy, y dexad aparte el loarme con essas nueuas poesias.

FLAMINIO. No por esto me aparto del riesgo que quereys que corra: antes quiero que sobre estas palabras vltimas se funde lo que ahora he de tratar.

DOROTHEA. Primero me declarad, qual de los tres estados agrada mas à Dios.

FLAMINIO. Ayer 1, si bien me acuerdo, os dixe que dexaua el juyzio de esso à los Theologos. Y todavia el dia antes auia venido à proposito dezir que el estado virginal era mas semejante à los Angeles, y assi tambien mas perfeto. Pues afirmando ahora lo mesmo, os pondrè delante todo quanto oy dezir al señor Fortunio, à quien en apartandome ayer de vos preguntè sobre ello su parecer, y me respondio con la afabilidad que siempre suele estas palabras : « Tanto es mas digna, Flaminio, la virginidad, quanto està mas lexos de nuestras fuerças, y es don, que Dios concede à pocas gentes. Pero, no por esso, se les ha de quitar à los otros dos estados su honor de los quales, el primer lugar tiene la biudez, y el segundo, el matrimonio. Y de qualquier arte que lo mireys, hallareys que es assi, y no por preferir el vno se haze agrauio al otro porque no se prefiere la virginidad al matrimonio de la manera, que el oro al plomo, sino como piedra preciosa à oro. Y de tal manera excede, tambien, al estado bidual, qual Rubi à Perla. Con todo esso, comparando la Perla con el Rubi, si ambos estan en ygual grado de perfection, dudarà la mano, à qual de los dos se incline. Pues engastaldos juntos, y vereys, que entonces creceran en precio, no menos que en hermosura. Tiene tambien cada vno d'estos estados su propia y particular virtud, por la qual es razon ser estimado: porque en el matrimonio loa el Apostol sant Pablo la generacion de los hijos y el dotrinarlos en la religion d'el Señor, prometiendo à este tal merito la bienauenturança soberana. De donde claramente se vee que es officio santo, seruir à Dios en el matrimonio y adquirirle nueuas criaturas con buenas dotrinas y por esta razon podria la casada anteponerse à la biuda. A lo qual tambien se junta que el

1. Discurso sobre qual de los tres estados agrada mas à Dios.

matrimonio fue celebrado por boca de Dios en el parayso: y si la nobleza consiste en antiguedad y en auer tenido origen y nacimiento mas en vn lugar que en otro, tambien el matrimonio se auria de tener por mas noble que la virginidad. Por otra parte, agradò tanto la virginidad al eterno padre y criador nuestro, que desde el principio la consagrò en su madre, y de virgen quiso tomar carne humana. Mas por que ninguno pueda, malignamente, torcer esto en vituperio del matrimonio, aueys de aduertir que quiso el Saluador ser hijo de vna virgen, pero de virgen llegada à marido. De manera que, aunque no fue produzido de matrimonio (como aquel que fue concebido d'el Spiritu santo) nacio, alomenos, debaxo de las leyes d'el matrimonio. Y si miramos al juyzio de la Iglesia, veremos que, aunque atribuye el principal honor à la virginidad, no por esso dexa de honrrar el matrimonio entre los siete Sacramentos. Pero yo digo que assi como la virginidad es mas digna y mas honrrada, assi el matrimonio es para algunos mas seguro. Tambien el estado bidual tiene sus dotes muy dignos de estimacion porque assi como tiene la continencia comun con las virgenes, assi tambien tiene la criança de los hijos comun con las casadas. Y no dirà tambien qualquiera ser digno de mayor loor el abstenerse d'el plazer, que ya se ha començado à gustar, que menospreciar, el que nunca se prouò? Y que sea officio de mayor humanidad el tener todo el cuydado de los hijos, priuados y huerfanos de padre que, biuiendo su marido, estar descargada de la mayor parte d'el ? Deuda natural y de madre es criar los hijos, y suma piedad, dotrinar los menores, que no tienen otro arrimo, sino el de la madre. La qual piedad le es à Dios vno de los mas aceptos sacrificios que ay. Veese tambien que no son estos tres estados tan diferentes en dignidad, quanto en grados. Y pensando en esto, se me ponen delante las tres edades de la vida humana en las quales, la primera que en los niños es como flor,

la preciamos y tenemos cuydado d'ella. La viril, porque es dispuesta para los trabajos, la honrramos. La de la vejez, porque teniendo esperiencia de las otras dos es mas auisada y de mas maduro consejo, la reuerenciamos y obedecemos. Assi en Roma, las virgenes que hazian sacrificio à la Diosa Vesta, diez años tenian cuydado de aprender los sacrificios de aquella Diosa, y diez, de exercitarlos, y otros tantos, de enseñar à las otras virgenes que sobreuenian: y despues estaua en libertad de cada vna casarse, si queria. Pero à todas se hazia grande honrra: y no auia otra diferencia sino que en las que aprendian, como eran mas moças, se descubria mayor gracia. A las segundas, era costumbre hazerles mas reuerencia, por el trato de los sacrificios. Las vltimas por el officio de enseñar, tenian mas autoridad. Veys aqui que cada vno d'estos tres grados tiene, como digo, su virtud: y no por estimar el vno, se an de menospreciar los otros. Tengase por admiracion la virgen, como cosa toda sincera, toda celestial, y toda diuina: mas honrremos à la casada y à la biuda, à aquella como à madre y à esta como à maestra: dos effectos, no solamente necessarios, sino tambien prouechosos, para la conseruacion de los hombres y de la vida honesta y ciuil. Aunque no consiste tanto el loor de cada vna d'ellas en la qualidad d'el estado, quanto en la bondad d'el animo de la que lo possee: el que podria ser tal, que las segundas y terceras bodas de alguna agradarian mas à Dios que la virginidad de vna monja. Y si à los exemplos miramos, pocas mugeres hallaremos celebradas en los libros de Moysen por titulo de virginidad: pero en los de nuestra religion pondrasenos delante vna grande y hermosissima compañia de virgenes santas que, inflamadas d'el Spiritu santo, menospreciaron por amor de Iesu Christo, no solamente los mundanos plazeres, mas tambien su propia vida. D'esta compañia '

I. Que con la sanctissima Virgen se han de honrrar virgenes, casadas y biudas.

veremos que es Reyna y señora aquella que pario nuestra salud por lo qual es justo que se glorien y estimen todas las virgenes. Mas no por esso solas ellas son dignas de estima, porque tambien quieren su parte las casadas: atento que ella tambien tuuo marido. Y no menos pretenden otro tanto las biudas que aunque no se sepa que Ioseph acabasse sus dias antes que la santissima virgen, està con todo esso bien claro que, si el biuia despues de la muerte d'el vnico hijo de Dios, lo mesmo le era à ella, que si no lo tuuiera por marido: no solamente quanto à la virginidad (rayo, que en aquel santissimo cuerpo jamas perdio su luz) mas tambien, quanto à su vida porque de contino estaua entre los Apostoles y seruia y ayudaua en todas las cosas que auian menester, juntamente con las otras biudas. Assi en el testamento viejo, es Sarra cabeça de las casadas: y en el nueuo, santa Isabel, madre de aquel gran Propheta S. Iuan Bautista, que fue el mejor y mas honrrado hijo que despues de Christo las madres tuuieron. Tambien las biudas tienen de su parte muchas mugeres Illustres, como à Iudich en la antigua scriptura: la qual ganò dos señaladas vitorias: la vna, para la salud de su patria (que estaua desesperada d'ella) matando à su enemigo : y la otra, para la suya propia, guardando su honestidad: porque engaño y quitò la vida al mas fuerte y mas deshonesto capitan de aquel tiempo. Tienen tambien à Delbora, que hizo officio de tres personas señaladas de Profeta, de Iuez y de Capitan. Tienen à la biuda Sareptana, que cortes y piadosamente, dio pasada y de comer, à Helias. Tienen à Noeme, que fue juntamente lastimada con el destierro y muerte de su marido y tambien con la de sus hijos. Y en la primera entrada d'el Euangelio, se os pondrà delante de los ojos santa Anna, vieja de suma reuerencia: la qual, quedando biuda harto moça, perseuerò en el estado bidual

I

I. Que las biudas tienen de su parte muchas mugeres señaladas.

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