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esta es parte, que toca mas à la muger que al marido. Pero, haziendolo siempre por orden y consentimiento suyo, ò alomenos de la manera, que entiende darle contento: teniendo siempre el ojo de la consideracion firme y atento en su voluntad, como el marinero en el Norte. No sea aspera ni dura con los criados, sino benigna y humana: porque su obediencia y respeto mas nace de la mansedumbre de los señores que de la seueridad. Y mas autoridad tiene acerca d'ellos la destreza, la razon, la grauedad de las condiciones y de las palabras, que el rostro ayrado, ni las vozes, ni los golpes : mejor se rigen con prudencia que con ira, y mas fuerça tiene el dominio templado que el muy graue. No digo tampoco que no se acuerde de que en el gouierno de su casa representa persona de señora y de reyna mas querria que fuesse seuera sin aspereza, y diligente sin violencia considerando que aquellos mesmos, à quien la injuria de la fortuna quiso traer à seruidumbre, son tambien hombres racionales, y que los criò Dios con anima immortal de la mesma manera que à los Reyes y à los Emperadores. Tenga la familia bien acostumbrada, casta, religiosa, continente y tal, que no menos tomen los hijos buen exemplo de los criados que de los padres. Y piense que las mas vezes se suelen juzgar los señores por las familias porque, quien ay que, viendo la corte de algun Principe virtuosa, noble, honesta, llena de christiandad, llena de justicia, llena de caridad y llena de todas buenas costumbres, no juzgue por mucho mas noble, mucho mas christiano, mucho mas justo, cortes y bien acostumbrado al Principe, cuya es? Aduierta tambien que ninguna parte de su casa, ningun lugar, ninguna alhaja, le sea oculta, sino que todo lo mire, todo lo considere y por todo ande: assi por el prouecho que de aqui se sigue, como porque quando fuere menester algo, le ocurra à las manos, y à los ojos presto y sin trabajo como haze el Capitan que mira y considera muchas vezes el numero de sus soldados. Buelua los ojos

à la qualidad de la hazienda familiar, à lo que es necessario para el biuir, y à lo que es menester para el vestir. Y entre tanto que està sentada, ò labrando, ò haziendo otro exercicio en su aposento, discurra con el animo por toda la casa : y considere, si falta ò sobra alguna cosa, lo que es menester adereçar, lo que comprar y lo que vender. Creedme, señora Dorothea, que esta diligencia es muy prouechosa para conseruar y aumentar la hazienda y mueble de casa: pero, la orden es la principal (aunque todavia nace de la diligencia) porque ella es la que da vitoria à los exercitos, la que conserua las ciudades, y mantiene las casas particulares : y sin ella, los elementos y el mundo perecerian. Hallese tambien en diuersos tiempos presente à todas las labores y officios de su casa: porque siempre delante de los señores se hazen mas presto y mejor y mas à prouecho. Y assi es refran antiguo que ninguna cosa engorda mas el cauallo, ni haze mas fertil la tierra, que el ojo de su señor.

I

Esta parte de gouernar la casa, le es tan necessaria à la muger que, assi como faltandole castidad y amor para con su marido, no puede ser el matrimonio bueno, ni quieto, assi, tampoco, faltandole ella, no puede durar mucho la hazienda familiar. Por lo qual, el Apostol S. Pablo, que ninguna amonestacion dexa de las que pueden aprouechar para apartar al hombre de las tempestades de los negocios mundanos, añade à la castidad y à la prudencia de la muger el cuydado de las cosas de la familia. Iuzgaua, por ventura, aquel santissimo vaso de election que, en la casa bien regida y moderada conforme à las leyes de Dios, halla la diuina gracia mas espacioso y seguro lugar para habitar : y que aquella, donde ay confusion, la tiraniza continamente el Principe de las tinieblas. El buen gouierno es señal de buen animo, y quien tiene el entendimiento bien compuesto, no

1. Que le es muy necessario à la muger saber gouernar su casa.

puede ver ninguna cosa desordenada. Tambien la muger que està ocupada en la administracion de su casa, no puede facilmente dar lugar à los passatiempos, à las fiestas, y à las vanidades d'el mundo de lo qual le vendrà, el ser siempre mas continente y mas casta. De aqui salio aquella excelente respuesta de vna moça Lacena que, cautiuandola en la guerra y preguntandole el que la cautiuò, què sabia hazer, respondio, que gouernar vna casa. Por tanto, no serà fuera de proposito traer lo que en este particular escriuio d'esta materia Aristoteles en el segundo libro de su Economica: lo qual serà como conclusion de lo que he dicho hasta aqui.

DOROTHEA. Bien veys, señor Flaminio, que la largueza d'el dia combida à no apressuraros, pues aun ay tanto que teneys espacio de quatro horas.

FLAMINIO. El venir oy aqui fue algo mas temprano que ayer mas querria que no os diesse desgusto que, assi como ayer acabè en la dotrina de la donzella, acabasse oy en la de la casada.

DOROTHEA. Sea como vos lo quereys. Y tanto me huelgo mas d'ello, quanto, siendo assi, aureys de alargaros mas.

FLAMINIO. Antes me falta poco, porque lo que Aristoteles 1 -escriue es cosa de pocas palabras, y à mi, fuera d'ello, quedame poco mas por dezir.

Escriue, pues, este Filosofo que le conuiene à la muger buena entender en el gouierno de todas las cosas que ay dentro de su casa : y trae para ello la autoridad de las leyes: las quales (como el en el primer libro pone) quieren que sea officio tocante al marido, el ganar, y à la muger, el guardar. Escriue que no ha de permitir que ninguno entre en casa, sino con voluntad de su marido parte, por escusar la infamia que le puede venir, y parte, porque los secretos de casa no se manifiesten, nisean publicos, y que d'el mal, que de alli

1. Lo que escriue Aristoteles que ha de hazer la muger casada.

se recreciere, se quede la culpa en el. Dize, que en los gastos que se hizieren, assi en todo lo necessario para el biuir, como para el vestir, no tome mas licencia de la que su marido le diere. Y que traya el vestido de su persona menos pomposo de lo que las leyes de su patria le permiten, considerando que no consiste tanto el ornamento de la muger en los vestidos bordados, en la hermosura d'el cuerpo, ò en tener muchas joyas, quanto en la modestia, en las buenas costumbres y en la honestidad de la vida : porque este es atauio, que nunca, por vejez, se gasta, y aun lo eredan tambien los hijos. En los officios y caserias de su casa, ha de estar siempre cuydadosa y solicita: de tal manera que gane honrra, porque al marido no le pertenece el cuydado de las cosas caseras. En los demas negocios no salga de los terminos que à la muger conuienen; como, en no entremeterse en los cuydados de los casamientos: mas quando fuere tiempo de buscar marido para sus hijas ò muger para sus hijos, dexe el cargo d'ello à su marido, y sigua lo que el determinare. Ni en procurar saber lo que se trata en la Republica : entendiendo, que le es mas afrenta à la muger querer (como espia inutil) saber las cosas que se hazen fuera de su casa, que le seria al hombre, hazer las que son menester dentro d'ella. Ha de pensar, con verdad, que las condiciones de su marido le son ley de su vida la qual le puso Dios con la atadura y ajuntamiento d'el matrimonio. Si las sufriere con buen animo, serale muy facil regir la casa si no, tendrà à cuestas carga de mucho peso. Y assi conuiene que no solamente obedezca à su marido y le sea diligente amiga en el tiempo prospero, sino tambien en el contrario. Y si le sobreuiniere pobreza, ò alguna aduersidad, ò defecto d'el cuerpo, ò d'el animo, siempre se estè ella queda en su officio, que es amarlo y seruirlo : en caso que el no exceda de lo honesto. Y si acaso, por alguna perturbacion de entendimiento, incurriere en algun yerro, ha de reprehenderlo con buen termino y destreza: porque,

quando boluiere en su sano juyzio y conociere su falta, le tendrà doblada obligacion y la querrà mucho mas. Pero tambien la anima à no obedecerle en las cosas deshonestas: mas en todas las otras, dize que es mas obligada à seguir la voluntad de su marido, que si la vuiera el comprado. Y añade que con gran precio fue comprada, mirando à la compañia de la vida y à la generacion de los hijos: que es vna de las mas gratas y santas obras, que ay entre los mortales. Escriue que ha de considerar tambien que, si fuera casada con hombre rico y abundante de los bienes que la poderosa fortuna da y quita como quiere, no vuiera hallado su virtud tan biuas centellas, en que encenderse para resplandecer. Porque, aunque no sea digno de poco loor el vsar bien de las prosperidades, con todo esso le haze muy gran ventaja el sufrir con animo modesto las miserias. Y tener sano y entero el entendimiento en los golpes de las desuenturas y injurias d'el mundo, es señal de coraçon fuerte y magnanimo. Es verdad, que ha de rogar à Dios que no le vengan tales aduersidades: mas quando vinieren, ha de entender que le viene juntamente ocasion para poder subir à grande honrra, gouernandose bien en ellas y considerando que no vuiera adquirido Alcestes tan gran gloria, ni se vuiera illustrado Penelope de tan resplandecientes loores, si sus maridos vuieran sido bien fortunados. Que los trabajosos y contrarios sucessos, que ambos à dos tuuieron, fueron causa de que ellas biuiessen, como biuen, en la memoria de las gentes, adornadas de noble immortalidad: porque en las desuenturas mostraron su claridad la fe y amor que à sus maridos tenian, como oro en el fuego, mas biua y resplandeciente. En el tiempo de las dulces prosperidades facil le es à qualquier muger hazer compañia à su marido pero en el infeliz y contrario, ninguna, sino la buena, quiere parte de las amarguras. Por las quales cosas todas, concluye tener mucha mas obligacion de siempre honrrarlo y reuerenciarlo. Pocas

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