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dicho. Pero, querria que me dixessedes, como se ha de entretener con el los ratos que estuuiere en casa.

FLAMINIO. Los antiguos 1, señora mia, los quales aplicauan diuersos Dioses à diuersas obras humanas, hazian à Iuno abogada de los casamientos y encomendandose las mugeres à ella con sacrificios para que las fauoreciesse con sus maridos, era costumbre de los sacerdotes sacar la hiel d'el animal que en el sacrificio matauan, y arrojarla y esconderla detras d'el altar queriendo significar que entre el marido y la muger no ha de hallar lugar ira, ni amargura alguna. Tambien hazian compañero de Venus à Mercurio: dando à entender que es menester acompañar el amor con vna agradable gracia y suauidad en las actiones. Y assi, auiendo ganado ya la muger la voluntad de su marido con amar y obedecer, es necessario tambien atarlo en esta dulce cadena con mas fuertes y apretados nudos. Que, sin duda, la gracia de las condiciones y de las palabras es natural tirana de nuestros coraçones y tan dulce tirana, que ningun Principe es mas amado ni tenido por mas justo. Agradable aliuio, pues, le serà al marido en las tristezas, que algunas vezes sobreuienen, ò despues de algun cuydadoso, pensamiento, el ser recreado de su muger con algun dulce dicho ò gracioso cuentecillo y principalınente, quando cansado de los trafagos d'el palacio ò de las ondas de los negocios ciuiles se buelue à casa, como à albergue de quietud, y puerto, de alegrissimo consuelo. Agradable le serà tambien el verse algunas vezes suauemente reprehender de algun defecto: porque las modestas reprehensiones de quien entendemos que nos quiere bien estimamoslas en mucho. Agradable, el ser loado en las cosas que merecen loor: y agradables, finalmente, le seran las palabras graciosas y burlonas. Pero, con condicion

1. Como se ha de entretener la muger con su marido.

que en todos estos terminos se tenga vn cierto medio, y aya tanto tiento, que no harten ò den fastidio.

Demas d'esto, assi como ninguna parte d'el cuerpo de la muger le es à su marido secreta, assi tampoco ningun pensamiento, ni desseo suyo le ha de ser escondido : y todos an de parar en su voluntad d'el, como saeta en el terrero. Por el contrario, si su marido guarda en su pecho alguna cosa que no quiere que ella sepa, hase de sossegar y no procurar de saberla.

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Y no solamente procure de serle siempre amiga y agradarle, mas huya tambien, quanto pudiere, de que tome enemistad con nadie por su causa, si no fuesse en caso que su honestidad corriesse peligro: aunque bien es verdad que, queriendo, podrà sin escandalo conseruarla. Por tanto, no cure de darle quenta de los agrauios ò palabras injuriosas, de qualquier arte que ayan acaecido: sino guardelas en su pecho, para no dar ocasion de discordias, de questiones y de homicidios, como hazen muchas. En lo que toca al vestido, quiera lo que el quisiere: y lo mesmo haga en los demas officios y exercicios.

DOROTHEA. Auiendo de estar sujeta la voluntad de la muger à la de su marido como à cabeça suya, assi es menester que lo haga.

FLAMINIO. Vieneme 3 ahora à la memoria la turbacion que causan en el matrimonio los zelos (cruelissima passion d'el animo), los quales son hartas vezes causa de matarse los que mas se quieren. Y estos es menester procurar que no entren en el marido, ò si entraren, que se los quiten muy presto: lo qual serà facil de hazer, si no solamente no vuiere effecto, mas ni aun sospecha de deshonestidad. D'el effecto,

1. Que ninguna cosa ha de esconder la muger de su marido. 2. Que no dè la muger ocasion à que su marido tome enemistad con nadie.

3. Que no dè la muger ocasion de zelos à su marido.

I

no ay para que tratar, pues emos hablado tanto de la castidad. La sospecha puede nacer de diuersas causas, las quales se an todas de euitar. Assi, como no admitir en casa à nadie, sino con voluntad de su marido. No hablar en ningun hombre y, ofreciendose, hablar en el poco. No mostrar mucho desseo de yr à fiestas, ni à visitas, ni à ninguna otra parte, sino por orden de su marido. No traer vestidos que excedan à su estado. No rogar con mucha instancia por otro : y semejantes cosas, las quales pueden dar olor de animo contaminado. Y no auiendo ninguna, no veo, como el marido tenga porquè sospechar. Es verdad que vn solo effecto basta por todos, y es que la muger ame à su marido y el conozca que es amado. Pero de donde nacerà este conocimiento, sino d'el ver que sus obras d'ella corresponden con su voluntad d'el? Tampoco no tenga por zelos el amor y encendido desseo, que su marido tiene de que se conserue en ser buena, ni haga escandalos entre los parientes ò las vezinas, acusandolo por ello. Que esto no solamente es señal de imprudencia y temeridad, sino tambien de no amar porque amandolo, como es razon, conoceria que aquello le procedia de amor, y procuraria que hallando el siempre su fe mas manifiesta, tanto se encendiesse cada dia mas en amarla, quanto mayor causa viesse.

No son de reprehender 2 en la muger los zelos, como no sean demasiados, ni tales, que causen renzillas y se haga intolerable porque de otra manera, antes seria indicio de lasciuia ò de embidiar el bien ageno que de amor casto y reglado. Y no es menester yr à pedir remedio à Hippocrates, ni à Galeno, para sanar d'este mal, sino hazer vna sola consideracion la qual serà, que el marido es su señor, y que no le conuiene à ella lo que à el se le permite: porque las leyes

1. Como escusarà la muger que su marido tome mala sospecha della 2. Que no son de reprehender en la muger los moderados zelos.

I

no buscan, de la mesma manera la castidad d'el hombre, que la de la muger: cuyo propio y vnico bien ella es. Despues 1 aparte de sus oydos las parlerias con que le vinieren, y no quiera escuchar ninguna: ni afrente à su marido, aprendiendo de algunas necias, sino sufra el dolor d'el animo, tomando exemplo de muchas sabias. Como de la casta Emilia, muger de Scipion Africano el mayor, la qual, aduertiendose de que su marido queria bien à vna de sus criadas, fingiendo no lo entender, lo tuuo siempre secreto: por no dezir cosa que à tan excelente Capitan y hombre de tanta virtud notasse de incontinencia, y à ella mesma de tan poca paciencia, que no pudiesse sufrir vna offensa de su querido, y honrrado marido. Sufra, pues, como digo, la muger las agudas punzadas d'estas saetas, y defiendalas de penetrar adentro con los reparos de la consideracion que le enseño: ò, por mejor dezir, cure, con la virtuosa medicina d'el sufrimiento, la peligrosa llaga, en quanto es fresca. Lo qual serà causa de que su marido, poco à poco, dexarà los amores trasordinarios y la amarà mucho mas. Y trabajando de desterrar de casa las pendencias, las destierre mucho mas de la cama, dulcissimo retraymiento de sus cuerpos, suauissimo testigo de sus honestos y sanctos ajuntamientos, y quietissimo lugar de paz y de amor. Acuerdome auer oydo contar que vuo [en] vn cierto pueblo vn cauallero, el qual, aunque tenia la muger moça y hermosissima, ardia fuera de terminos en el amor de otra, à cuya casa no podia yr sino con gran peligro de la vida. Entendiendolo su muger, porque à el no le viniesse algun mal, le rogò que, sin darsele nada d'ella, traxesse à la otra, que queria bien, à su casa: porque ella la querria y la honrraria de la mesma manera que si fuera su hermana. Holgose el marido con la oferta, y hizolo, como su muger se lo aconsejaua, no hallando en ella diferentes las obras

1. Que no ha de afrentar la muger à su marido.

de las palabras. Mas dentro de pocos dias, ò mouido d'el hastio, que naturalmente parece que nace de las cosas de que tenemos mucha abundancia, ò quiça considerando la qualidad de tan mal hecho, se apartò d'ella : y de ay adelante biuio siempre con la su buena muger amorosa y pacificamente. Qual fuesse el secreto de su coraçon d'ella, solo Dios lo sabe mas atreuome à creer que no la mouio otra cosa à lo que tan dificil es de poder sufrir, sino estremo amor, que tenia à la vida de su marido.

DOROTHEA. Señor Flaminio, yo para mi, antes animaria à mi hija à sufrir en su propia persona hambre, sed, horcas y cuchillos que tan grande injuria delante de los ojos. Y no me parece que fue muy discreta essa muger en procurar ella mesma traer à su propia casa mal, que ninguna que quiera bien à su marido, querria tener, lexos, ni cerca.

FLAMINIO. Si tal se ha de tener en ella por pecado, fue pecado de piedad: porque la pobre, por escapar à su marido de la muerte, escogio officio no muy honesto. Mas son harto dignos de reprehension y de afrenta los maridos que, dado que su muger lo consintiesse, se dexan caer en offensa tan graue y de tanto vituperio. Pero, si todavia aconteciere, ha de sufrirlo la muger buena con paciencia.

I

Acerca del vestir, puede bastar lo que ayer dixe, en general, y el auer endenantes, en particular, dicho, que sea tal, qual agrada à su marido. Faltanos ahora de tratar algo distintamente del gouierno de la casa y del cuydado de la familia. Pues digo que ha de tener la muger gran diligencia en guardar todo lo que entra en casa. Pero huyendo de la prodigalidad, no dè tampoco en la auaricia : mas tenga vna cierta templança, que ni se allegue à lo poco, ni à lo demasiado. Huelguese de ver que su marido haze gastos honrrosos y obras de caridad. Prouea que no falte nada en casa: porque

1. Del gouierno de la casa y cuydado de la familia.

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