Imágenes de página
PDF
ePub

vna mesma suerte. Si es feo, ame su animo. Si està enfermo, aqui es mucho mas menester que haga officio de verdadera muger, consolandolo, curandolo y ayudandolo en todo lo que pudiere. Y no le ha de tener menos amor, estando enfermo que le tenia estando sano, sino el mesmo y pensar que su cuerpo d'ella padece tambien en el suyo d'el que d'esta manera sentirà menos el marido el trabajo, entendiendo que la muger participa de su mal. Estè siempre (llena de amorosa piedad) à la cabecera de su cama y haga juntamente officio, no solamente de muger, sino tambien de medica y de cozinera, y (sin auergonçarse d'ello) de criada. Esto hizo bien la muger de Themistocles, Principe no de sola Athenas, sino de toda Grecia. Lo mesmo Stratonica, muger del Rey Diotaro; y lo mesmo hizieron todas las mugeres principales Romanas : pareciendoles cosa muy indigna que otras manos, sino las suyas propias, llegassen à la persona de sus enfermos maridos. Y en esta ciudad rica de toda virtud y abundante de todas loables costumbres, biue oy dia vna honesta muger que, casandose hermosissima y muy niña, la primera noche que se acostò con su marido, sintio que tenia faxados los muslos con vnos paños. Y enfermando el marido de ay pocos dias, se descubrio que tenia aquel mal que ha echado à perder à tantos por toda Europa: y passando adelante, lo tuuo en la cama diez años y lo traxo à estado, que el desdichado parecia harto mas cuerpo muerto que hombre biuo. Y en todo este tiempo, atendia ella con tanto cuydado à la cura de su marido y entendia con tanta diligencia en todas las cosas necessarias de su casa, que no tenia hora, ni momento de tiempo para alentar. Con su mano le curaua las llagas, le guisaua la comida y, sin rehusar poco ni mucho, mas piadosa para con el que para consigo mesma, trataua siempre y limpiaua aquellas partes, que aun para solo mirar eran horribles. Al fin el marido murio, y ella quedò con dos hijitos, hermosa, y sana, como el dia en que nacio.

DOROTHEA. Yo conozco essa muger y tambien otras muchas, que en esse particular hazen amorosamente su ofà la que este le falta, le faltan todos los otros.

I

ficio y FLAMINIO. Sin duda assi como el fruto de la fe son las obras, de la mesma manera el fruto d'el verdadero amor, es la caridad y si esta le falta à la muger, le faltan juntamente el nombre y el effecto de muger.

Si el marido fuere soberuio 2, es menester que contra esta soberuia, oponga la muger el escudo de la vmildad, y si ayrado, el de la paciencia: porque querer competir con el, en soberuia, ò en ira, seria acrecentar el fuego y no apagarlo, y pensar limpiar lodo con lodo. Dirà, por ventura, alguna que son buenos consejos estos, mas dificiles de poner por obra. Què cosa ay mas dificil que conocer el origen de vna enfermedad y restituyr al enfermo la salud ? por ser la razon y la esperiencia (dos cosas que le son al médico necessarissimas) la vna, de estrema dificultad, y la otra, de no menor peligro. Pero, con todo esso, venido en conocimiento de la complexion del enfermo, y de alli, de los vmores que le hazen la guerra, mirando à la edad, al lugar y al tiempo, haze de arte que poco à poco lo sana. Ninguna cosa puede serle à la muger dificil, si ama à su marido : porque amandolo, elarsea toda en sus propios desseos, y arderà en su voluntad d'el. Y de aqui 3, boluiendose con el pensamiento à aquellas mugeres, à quien su desgraciada suerte dio peores maridos que el suyo, se aproueche de las desuenturas comunes para consuelo de los trabajos particulares. No considere tanto las malas partes que su marido tiene, quanto muchas mas que pudiera tener. Ni mire à las otras casadas, que parecen mas dichosas porque esto haria mayores sus pesares. Aunque

1. Que la muger ha de tener caridad con su marido.

2. Lo que ha de hazer la muger, si su marido fuere soberuio, etc. 3. Como aliuiarà algo su pena la que tiene ruyn marido.

quien puede saber lo que està escondido debaxo de los tejados de tantas casas ? quantas son tenidas por dichosas, que son desdichadissimas. Sea pues, siempre, vmilde y sufrida. Y quando entendiere que el animo de su marido està sossegado y que no tiene alteracion ninguna, entonces le ha de poner con regaladas palabras diestramente delante los errores passados, y amonestarle y rogarle que vse de mas templança en sus cosas. Si viere que la escucha, tenga esperança que se emendarà. Y si acaso se enojare, al momento ha de callar y auiendo hecho su officio, sufra y passe qualquiera mala palabra: de lo qual ganarà honrra entre las gentes y merito para con Dios. Y si por ventura (lo que es mas dificil de sufrir) lleuado de algun enojo ò de alguna passion d'el animo, se mouiesse à poner en ella las manos, crea entonces que aquello le viene de la mano de Dios por castigo de sus pecados: aunque pocas vezes, ò ninguna, acontecerà poner el marido las manos en la muger buena y prudente. Y digo que los trabajos, las pesadumbres y las desuenturas se an de tener encerradas y enterradas dentro en casa y no descubrirlas à nadie : porque claro està que le viene infamia d'ello al marido, y parece que es buscar juez entre los dos. Pero tambien es verdad que no se pueden dexar de sentir las penas mas como dize el nuestro prudentissimo Poeta :

2

No es menor el dolor, por encubrirlo,
Ni mayor, por andarse lamentando.

Y podrà ser que viendo el marido à la muger moderada y sufrida, se haga mejor y haziendo lo contrario, lo hallarà siempre peor.

Ay tambien algunos maridos 3, hombres ignorantes, de

1. Quando y como ha de amonestar la muger à su marido.

2. Que las pesadumbres de entre marido y muger se an de estar secretas entre ellos.

3. Como se ha de auer la muger con el marido que fuere ignorante.

[ocr errors]

poco discurso y mas necios que discretos. Con el que fuere semejante, vse la muger buena de arte y de destreza, proponiendo en su animo de hazer siempre lo que el le mandare y entendiere que le da contento. Y vsando de prudencia, con poco trabajo, lo atraerà à lo honesto. Finalmente, tal se muestre para con el, qual se suelen mostrar las buenas madres con semejantes hijos: porque primero las mueuen à compassion sus desuenturas, y despues, la compassion à caridad, de manera que muchas vezes quieren mas à los simples, enfermos, feos y mancos que à los ingeniosos, sanos y bien dispuestos. Pero, al fin, qualquiera que sea, es marido, cabeça y señor de la muger: el qual le fue dado de Dios, de la Iglesia y de sus parientes. Y pues esta es la suerte y la parte que le cupo de tanto numero de hombres, es menester que se contente y que sufra con buen animo al que ya no puede trocar. Es menester que lo ame, que lo honrre y que lo obedezca si no por el (aunque por el, por ser marido, lo ha de amar, honrrar, y obedecer) por los que se lo dieron y por la fe à que se obligò casandose : de la mesma manera que solemos, muchas vezes, hazer bien à alguno que no lo merece, no mas de por hazer plazer à nuestros amigos. Y quantos se mueuen à hazer alguna cosa por auerla prometido, que de otra arte no se mouieran ? Mas sobre todos los auisos, se tenga este por principal, que lo que ha de ser de fuerça, sea de grado. Y assi, vendrà la muger à hazerse suaue y liuiana la carga que, de otra arte, le fuera muy pesada y enojosa. La fuerça, teniendo consideracion à ella, le enseñarà à sustentar la obligacion con fortaleza, y el vso harà facil la dificultad porque la costumbre haze liuianas la pesadumbres de los trabajos, haziendonoslos familiares.

Preguntastesme endenantes, señora Dorothea, hasta donde era obligada la muger à obedecer à su marido, y quiero

1. El dominio que tiene el marido en su muger.

deziros mas claramente, quanto es el dominio, que sobre ella tiene.

DOROTHEA. Esso mesmo desseaua.

FLAMINIO. Ninguna duda ay de que en las cosas honestas, y aun tambien en las que de suyo no son malas, ni buenas, ha de tener la muger los mandamientos de su marido en lugar de vna ley diuina: porque la obediencia que le deue es, como emos dicho, ordenada de Dios y despues de Dios, el marido es vnico señor suyo. Què se puede dezir mas de la muger que el cuerpo y el animo ? y que estos no sean suyos, testificanoslo la sagrada escriptura. Por lo qual, concluyo que quantas vezes el marido tiene necessidad de la ayuda de su muger, tantas es ella obligada à dexar de yr, no solamente à holgarse, mas aun à la Iglesia : pues à Dios, à quien le son aceptas las oraciones, le es aceptissima la obediencia, y no quiere que ninguno vaya al altar, sino con el animo quieto: el qual no puede tener la muger, si primero no vee que lo està el de su marido. Si ella busca à Dios, sepa que està en todas partes, y principalmente à donde està la paz, la concordia y la caridad. Pero no le quito por esto el yr à la Iglesia mas digo que no ha de yr, sino con consentimiento de su cabeça y que ha de anteponer siempre à las deuociones esteriores (las quales todavia son buenas y exemplares) el gouierno de su casa. Porque ay algunas que, mouidas mas de costumbre que de christiandad, suelen frequentar de manera las Iglesias, que no saben salir d'ellas ni curan de que, boluiendo despues à su casa, lo hallen todo sin orden, ni de que sus maridos (parte principal de si mesmas) padezcan, por donde la que auia de ser casa de paz y de amor se haze morada de odio y de discordia.

DOROTHEA. Por cierto, que quien tiene marido y familia, puede muy bien exercitar en su casa todas las obras de caridad, virtud mas preciada y amada de Dios que otra ninguna.

« AnteriorContinuar »