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dixo que seria muy grande afrenta, si auiendo ella visto matar à su marido, solo el dolor no bastasse à matarla à ella. Artemisia, Reyna de Lydia, beuio las cenizas d'el muerto Mausoleo, para ser, en vida, sepultura de su marido.

DOROTHEA. Mucho contento me dan, señor Flaminio, estos exemplos, y tanto mas, quanto es opinion de algunos necios (como endenantes temistes vos que os contasse en el numero d'ellos) que amen pocas à sus maridos.

FLAMINIO. Pues no quiero callar otro que es digno de ser escrito con letras de oro.

Vuo en Galacia ', entre las principales cabeças de aquella region, dos carissimos amigos y estrechos parientes: al vno llamauan Sinato y al otro Sinorige. Tenia Sinato por muger vna hermosa moça llamada Gamma, hermosa de cuerpo, pero mucho mas de animo: porque no solamente era modesta y amaua vnicamente à su marido, mas era tambien prudentissima y de mas alto coraçon, que, por ventura, suelen tener las mugeres: por lo qual era querida y honrrada de todos sus subditos. Iuntauase con esto, que era Sacerdotissa de Diana, Diosa que aquel pueblo tenia en gran reuerencia, que le acrecentaua no poca reputacion. Acontecio que Sinorige se enamorò tan ardientemente de Gamma, que no pudiendo, ni con ruegos, ni con amenazas, atraerla à su voluntad, matò à traycion à Sinato y muerto, la pidio de ay à poco por muger. La valerosa moça, que no auia honrrado la muerte de su querido marido con lagrimas fingidas, antes pensaua como poder vengarla con la de Sinorige, pareciendole aquella buena ocasion para su intento, rehusò ligeramente al principio, y despues dio à entender que lo queria. Y importunandola cada dia mas Sinorige, se fue con el al templo de la Diosa, diziendo que, siendo ella testigo, queria que se celebrassen aquellas bodas. Arrodillada delante d'el altar

1. Historia de Gamma que vengò la muerte de su marido.

y Sinorige junto à ella, despues de acauado el sacrificio (como era costumbre de aquella tierra) tomò vna gran taça de vino en la mano, adonde auia echado, mesclada con el, ponçoña, y beuiendo gran parte, dio la taça à Sinorige, el qual beuio lo que auia quedado. Viendo esto Gamma, alegre de que su honesto desseo yua teniendo effecto, mirando à la imagen de la Diosa, dixo, con voz alta, estas palabras : « Yo te pongo, ò santa Diosa, por testigo, de que despues que mi marido murio, no he quedado por otra causa en la vida, sino por vengar su muerte, con la d'este y pues se ha cumplido mi desseo, ahora yrè contenta, à buscar al mi Sinato. » Despues, boluiendose à Sinorige, prosiguio, diziendo: « Y tu, hombre cruel y malo, bien puedes mandar à tus criados, que en lugar d'el aparato de las bodas, que tan mal as desseado, aparejen à tu cuerpo sepultura. » El oyr Sinorige estas palabras y el sentir que el tosigo auia ya penetrado por todas sus venas, fue à vn mesmo tiempo. Mandò, que lo echassen en la cama y le hiziessen algun remedio, y auiendole hecho muchos, que no aprouecharon de nada, murio dentro de muy poco. Dixeronlo à Gamma, que aun era biua, y en sabiendolo, despidio l'alma d'el cuerpo, con grande alegria y contento.

DOROTHEA. Por cierto, muger fue essa de grandissimo valor y acuerdome auer leydo muchas vezes debaxo de otros nombres este exemplo.

FLAMINIO. El es tan noble, que muchos autores no lo an querido callar. Pero, como dixe endenantes, no aconsejo à nuestra esposa que por su marido se mate, que esto no lo permite la ley: mas animola à estimar siempre en mas su vida d'el que todos sus propios comodos: juzgando que todas las aduersidades de su marido vengan en su cuerpo d'ella. Ningun indicio, señora mía, ay mayor ni mas cierto de castidad, que ver que la muger ania sinceramente y de todo coraçon à su marido.

Es, pues, el principal officio de la muger, amar à su ma

rido, y haziendolo assi, tambien el la amarà à ella : porque es impossible que, tarde ò temprano, no ame, quien entiende què es amado. Y de aqui nacio, aquel verso de Dante :

Amor que no perdona al que es amado.

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Y no penseys que se ha de amar el marido de la manera que vn pariente ò vn hermano porque es menester que con el amor que se le tiene aya juntamente vna suma reuerencia y vna obediencia mas que perfeta pues no solamente las leyes humanas, sino tambien las diuinas, mandan que la muger sea sujeta à su marido. Y no solas las leyes, pero hasta la mesma naturaleza nos muestra esta sujecion feminil: dando en todas las especies de animales menos fuerça à las hembras que à los machos, y criandolas de mas tierna carne y mas blando pelo. Demas d'esto, quitò à muchas aquellas partes que à ellos les dio para defensa, como son los dientes, los cuernos, los picos y otras assi. Y si en algunas las concedio tambien à las hembras, no fueron tan rezias: como lo vemos en las vacas, que tienen los cuernos mucho menos maciços que los toros. Esto, como digo, haze la naturaleza en los animales brutos, y por tanto la hembra obedece al macho, lo acompaña, lo acaricia y con mucha paciencia sufre que la maltrate. Lo qual, si se vee guardar assi entre las bestias, quanto es mas justo que lo guardeys las mugeres, que allende de la natural costumbre, allende de la razon y allende de la debilidad de vuestro genero, teneys los preceptos de la ley, que manda que obedezcays al hombre ? Y à quien os manda obedecer ? à vuestra cabeça, à vuestra mitad y à vuestra alma: porque los que dixeron que el marido y la muger son vna mesma cosa, añadieron, ser la muger el cuerpo y el marido l'alma. Por tanto, assi como conuiene que l'alma

I. Que amando la muger à su marido, tambien el la amarà à ella. 2. Como ha de ser amado el marido.

gouierne al cuerpo, assi tambien es cosa justa que el gouierno de la muger sea el marido. Con mal andarian las cosas humanas, si la Luna, no contentandose con su baxo cielo, quisiesse subirse al d'el Sol y si Venus, desdeñandose tambien d'el suyo, se subiesse al de Marte, al de Iupiter, ò al de Saturno : y todos trocassen lugar, de manera que el planeta mas baxo fuesse en orden el mas alto, y el mas alto viniesse à ser el mas baxo. Por ventura, no seria esto boluerse de nueuo el mundo à su antiguo Caos? Es, pues, menester que todas las cosas se conseruen en sus terminos y propiedades y assi puede concluyrse que le es tan necesasrio à la muger el gouierno d'el hombre, como à cada cielo el effecto de quien Jo mueue.

DOROTHEA. D'esse mesmo parecer soy yo. Mas ruegoos que dexando aparte los cielos, digays, como se ha de vsar de la obediencia, para ganar la voluntad del marido y si se le ha puesto ò señalado algun termino.

FLAMINIO. Ya, señora mia, os he dicho, que amor se adquiere con amor: mas para que la muger pueda obedecer mas bastantemente à su marido y hazer que todas sus obras correspondan con su voluntad d'el, es menester 1 que primero conozca muy por estenso sus condiciones y natural. Y no ha menester, para alcançar esta sciencia, reboluer los libros de los que escriuieron de Phisiognomia, que ella podrà por si mesma hazerse dentro de pocos dias esperimentada y docta. Verdad es, que no es menor la diuersidad de las condiciones que el numero de los hombres. Y de aqui nace que se hallan maridos de diuersos gustos, los quales todos se an de amar, honrrar y seruir, mas no todos de vna mesma manera. El nauegante, segun son los vientos, muda las velas : y el capitan, de vna arte se suele armar contra Turcos, de

1. Auisos de como corresponderan las obras de la muger con la voluntad de su marido, y como lo ha de obedecer.

otra contra Moros, y de otra contra Sofianos. Pero todavia en estas diuersidades ay vno solo que siempre gouierna, el qual es el animo: y siendo el Capitan prudente, de qualquiera empresa, ò venciendo, ò vencido, saca honrra. El biuir humano es como el juego de los dados, adonde quando falta ventura, es menester que el jugador se aproueche de l'arte. Por tanto, si el marido fuere tal, qual ayer dixe, facil cosa le serà à la muger poder cumplir su voluntad: y no ha menester mas artificio sino seguir el viento prospero. Si fuere diferente, conuienele nauegar con diferentes velas las ondas d'el matrimonio : y procurar adquirir con la industria lo que no le dio la suerte. Serà, pues, el marido, fortunado ò infortunado: llamo ahora fortunado, al que tiene algun bien, ò de vida, ò de cuerpo, ò de animo infortunado, al que le falta, ò hazienda, ò salud, ò virtud. Con el vno, facilmente se puede cumplir: porque en las felicidades, todos muestran la cara alegre, y en la bonança, con poco trabajo, se gouierna el nauio. Con el otro, es menester armarse de paciencia y de consejo.

Mas primero, ha de saber que el amor de la muger buena ha de estar apoyado, no sobre la fortuna d'el marido, sino en el marido que de otra manera, estaria fabricado como en blanda arena y no tendria donde estribar: antes con qualquier pequeñito soplo de fortuna pondria, como arbol sin rayzes, la cabeça en el suelo, como suelen hazer los falsos amigos. Pues no amarà à su marido por la gentileza, Ò por las riquezas, ò por el estado, sino porque es su marido. Y si le viniere alguna desgracia, teniendola por suya propia, ha de sentir ella mesma la pena que su marido siente. Y si es pobre, tolerar la pobreza con paciencia, sabiendo que està obligada à biuir con el, con vna suerte mesma, à lo qual la combida el nombre que adquiere en el matrimonio porque no quiere dezir otra cosa Consorte, sino participante de

1. En que ha de estribar el amor de la muger buena.

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