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ninguna cosa puede negar al que se ha dado à si mesma : ni riquezas, ni estado, ni aun la muerte de sus propios hijos. Como se escriue de Liuia, hermana de Germanico: que auiendo dado su castidad à Seyano, hombre mas viejo que moço, plebeyo y lleno de maldades, no quiso tampoco negarle la muerte de Druso, su marido, ni la de Tiberio, hijo de Druso, que auia de ser eredero del Imperio: moço hermosissimo, nobilissimo, y de alto y generoso animo: ni, de la mesma manera, la de los hijos, que de su marido tenia. Y no ay que dudar que no reserua nada para si, la que da su castidad. Lo qual entendieron bien muchas mugeres, no solamente de las de nuestra religion, sino tambien de las gentiles. Y por no boluer à tratar de Lucrecia, à quien ayer os traxe à la memoria, creo que aureys leydo, que quando Alexandro, Rey de los Lacedemonios, ganò la ciudad de Athenas, señalò treynta hombres para que la gouernassen los quales vsauan de tan cruel officio de tiranos que, no teniendo, por esta causa, momento de seguridad la castidad de las mugeres, se matò, por guardar la suya, la muger de Nicerato. No aueys leydo tambien en el Petrarca, de las Tudescas,

Que con aspera muerte

Su honestidad Barbarica guardaron ?

Las quales, no auiendo podido alcançar de Mario la merced que le pedian, que era poder consagrar su castidad, juntamente con las otras virgenes, en el templo de la Diosa Vesta en Roma, matando aquel dia sus hijos, se ahorcaron luego esta noche..

DOROTHEA. Cruel genero de muerte.

FLAMINIO. Auiendo entrado los Thessalos con grande exercito en las tierras de los Focenses, en la guerra que con ellos tuuieron, mandò Daifanto, que era gouernador de la ciudad,

1. Exemplos de algunas mugeres que por conseruar su castidad se

mataron.

que todos los que podian tomar armas fuessen contra los enemigos, y que las mugeres y los niños y el demas vulgo, que no era para pelear, se encerrassen en algun lugar muy secreto en la ciudad: y que metiendo juntamente gran cantidad de leña y de otras cosas secas, si fuessen por desdicha vencidos, encendiessen fuego y se quemassen en el. Propuesta tan fiera ley al pueblo, no faltò quien dixo que no era razon que se executasse sin espresso consentimiento de las mugeres : y diziendoselo, les preguntaron, qual era su voluntad, las quales, todas juntamente, respondieron que aprouauan la ley y assi se hizo, como estaua ordenado, aunque no llegò à effecto, porque tuuieron vitoria.

DOROTHEA. Por cierto, gran dureza vuo en los coraçones d'essas tales.

FLAMINIO. Mirad en quanto estimauan las Gentiles la castidad, aunque biuian continamente en tinieblas y considerad, quanto la auian de estimar mas las nuestras, à quien es concedida la lumbre de aquella gracia que las otras no tuuieron. Por tanto, ya que la christiana religion no permite que ninguno se mate à si mesmo, y que esto està vedado por ley diuina, alomenos no auria de rehusar la muger que otro, con qualquier aspero genero de muerte, le quitasse la vida por guardar su castidad.

DOROTHEA. A mi me parece que la castidad les es tan necessaria à las mugeres, como ayer bien dixistes, que el hablar mucho en ella parece que es poner duda en lo cierto.

FLAMINIO. Pues concluyendo con lo mesmo que vos dezis, bueluo à dezir, que la muger no es otra cosa, con su marido, sino vn solo cuerpo.

Y viniendo à la segunda virtud ', que es la que ha de tomar en casa de su marido, la qual es el amor, digo y afirmo que es mucha razon que lo ame como à si mesma : juzgando,

1. El amor que ha de tener la muger à su marido.

REVUE HISPANIQUE.

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como he dicho, que lo tiene en lugar de padre, de madre, de hermano y de hermana, como solia dezir Andromaca de Hector. Y pues la verdadera amistad tiene, como vemos, tanta fuerça, que de dos animos puede hazer vno solo, conuiene que el matrimonio la tenga mucho mayor: el qual haze grandissima ventaja à todas las otras amistades. Porque no solamente se hazen entre el marido y la muger, dos animos y dos cuerpos, vno solo, mas aun d'estos dos ajuntamientos se forma vn solo hombre : atento que el animo de la muger ha de biuir en el de su marido, y ella honrrarlo y obedecerlo à el en todo, como à parte mejor de si mesma.

DOROTHEA. Yo creo que ninguna muger negarà ser essa deuda suya.

FLAMINIO. Es tambien la muger (si al primer origen se mira) hija del hombre y harto mas flaca que el : y assi, por esta causa, tiene de la mesma arte mayor necessidad de su ayuda. Y apartada d'el, queda sola, desamparada y sujeta à todas las offensas y trabajos d'esta vida: mas estando en su compañia, à donde quiera que se halla, està su tierra, su casa, sus parientes, sus amigos y toda su riqueza.

DOROTHEA. Assi es, sin duda ninguna.

FLAMINIO. Pero, porque no penseys que, buscando tan por menudo, lo que le conuiene à vna casada, quiero dar à entender que aya pocas castas y fieles, digo, que se hallan muchos exemplos del amor de las mugeres para con sus maridos. Como de Issicratea, muger de Mitridates, Rey de Ponto, que con habito de hombre y el cabello cortado acompañaua siempre à su marido en la guerra: y quando, vencido de los Romanos, huia por tierras estrañas, siempre se hallaua de dia y de noche à su lado, consolandolo con dulces palabras y amorosos abraços: pareciendole que alli estaua su reyno, donde estaua su marido. Tambien Flacila acompañò à

1. Exemplos de mugeres que amaron mucho à sus maridos.

Nonio Prisco en el destierro y lo mesmo Ignacia Massimila à Glicion Galo: sin curar de la perdida de las riquezas que dexauan en sus tierras : teniendo à sus maridos por todas las riquezas del mundo. Turia, escondiendo à su marido no sin gran peligro suyo, lo librò de la muerte que tan cercana tenia por orden de los tres ocupadores de la libertad Romana. Sulpicia, muger de Lentulo, engañò, vistiendose los vestidos de vna criada, la guarda que su madre le tenia puesta para estoruarle su piadosa determinacion, y se fue secretamente, para el, en compañia de dos criadas y de otros tantos criados: sin hazer caso de que la pusiessen en el numero de los otros rebeldes, à trueco de guardar la fe y amor que deuia à su marido. Y en nuestros tiempos la muger de Fernan Gonzalez, Conde de Castilla, viniendole nueuas que el Rey de Leon lo auia preso por engaño, fue adonde estaua, y so color de visitarlo alcançò licencia para entrar en la prision: y entrada, le persuadio que trocasse con ella los vestidos, y haziendolo, librò con esta industria à su marido,y ella se quedò en su lugar. Dixeronlo al Rey de la manera que auia sido el qual, loando mucho el amor que la Condessa à su marido tenia, le dio licencia que se boluiesse para el. D'esta mesma casa descendio otra que, siendo casada con Roberto, Rey de Inglaterra, acontecio que de cierto recuentro que el Rey tuuo con sus enemigos, salio muy mal herido y porque el hierro con que le hirieron estaua emponçoñado, concluyeron los medicos que no podia biuir, si no auia alguno que le chupasse con la boca el veneno. Y entendiendo el valeroso Rey que aquello no podia ser, sino muriendo el que tal hiziesse, jamas quiso consentirlo y encomendandose à Dios, esperaua con obstinada paciencia cada momento su muerte. La Reyna, que amaua à su marido quanto es razon, fue à la noche à su cama, y hallandolo dormido, le desatò muy paso la herida, y hizo ella mesma, piadosamente de su voluntad, aquel officio que ninguna otra persona hiziera, sino forçada.

DOROTHEA. Animo verdaderamente digno de Reyna: y amor propio de muger con su marido.

FLAMINIO. Estos son, como veys, exemplos de incomparable amor que las mugeres tuuieron à sus maridos en quanto biuieron como se lee tambien de Alcestes, que por escapar el suyo de la muerte, fue corriendo à meterse de su voluntad en la pena y castigo, que para el estaua aparejado.

Mas tambien vuo no pocas que, despues de muertos, no quisieron biuir mas. Laodamia, en sabiendo la muerte de su querido Prothesilao, se matò con sus propias manos. Paulina, muger de Seneca, quiso morir con el, mas auiendose hecho abrir con esse intento las venas, no consintio la crueldad de Neron que muriesse, no mas de porque ella lo des

seaua.

DOROTHEA. El fue harto cruel, por cierto.

FLAMINIO. Siendo vna hija de Democion desposada con Leosthenes, supo que era muerto y aunque nunca aun se auia juntado con ella, se matò luego en sabiendolo : afirmando que pues le auia dado à el el animo, no podia casarse con otro sin cometer adulterio. Porcia, hija de Caton y muger de Bruto, el que matò à Cesar, al mesmo punto que llegò à sus oydos la muerte de su marido, arremetio à tomar vn cuchillo para matarse, y quitandosele de la mano, metio brasas ardiendo en la boca y de aquella manera fue su anima à buscar la de aquel que auia perdido con el cuerpo. Iulia, hija de Iulio Cesar, viendo traer à vno de sus criados ensangrantada la vestidura blanca de Pompeyo, su marido, creyendo que lo auian herido ò muerto, se cubrio de tan estremo dolor, que malpario y murio de ay à muy poco. Cornelia, la postrera muger de Pompeyo, viendo cortar delante de sus ojos la honrrada cabeça, de aquel que tantos y tan famosos despojos auia ganado para el Imperio Romano,

1. Exemplos de algunas que se mataron en muriendo sus maridos.

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