Teatro español: colección escogida de las mejores comedias castellanas desde Cervantes hasta nuestros días

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Velhagen y Klasing, 1846 - 621 páginas
 

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Página 238 - Al Rey la hacienda y la vida Se ha de dar ; pero el honor Es patrimonio del alma, Y el alma sólo es de Dios.
Página 197 - ¿Qué os admira? ¿Qué os espanta, si fue mi maestro un sueño, y estoy temiendo en mis ansias que he de dispertar y hallarme otra vez en mi cerrada prisión?
Página 187 - Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando: y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!: ¿que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?
Página 169 - Cuentan de un sabio, que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas yerbas que cogía. ¿Habrá otro (entre sí decía) más pobre y triste que yo?
Página 169 - SEGISMUNDO. —Tu voz pudo enternecerme, tu presencia suspenderme, y tu respeto turbarme. ¿Quién eres? Que aunque yo aquí tan poco del mundo sé que cuna y sepulcro fue esta torre para mí; y aunque desde que nací -si esto es nacer- sólo advierto este rústico desierto, donde miserable vivo, siendo un esqueleto vivo, siendo un animado muerto; y aunque nunca vi ni hablé sino...
Página 181 - ¿Que quizá soñando estoy, aunque despierto me veo? No sueño, pues toco y creo lo que he sido y lo que soy.
Página 434 - Entre las opacas sombras y opacidades espesas que el Soto formaba de olmos, y la noche de tinieblas, se ocultaba una cuadrada, limpia y olorosa mesa, a lo italiano curiosa, a lo español opulenta.
Página 196 - ... la fortuna no se vence con injusticia y venganza, porque antes se incita más; y así, quien vencer aguarda a su fortuna, ha de ser con cordura y con templanza.
Página 180 - Sin ellos me podré estar como me he estado hasta aquí ; que un padre que contra mí tanto rigor sabe usar, . que su condición ingrata de su lado me desvía ; como a una fiera me cría, y como a un monstruo me trata, y mi muerte solicita, de poca importancia fue que los brazos no me dé cuando el ser de hombre me quita.
Página 318 - Era un hombre de opinión: su bonetazo calado, lucio, grave, carilleno, muía de veintidoseno, el cuello torcido a un lado; y hombre, en fin, que nos mandaba a pan y agua ayunar los viernes, por ahorrar la pitanza que nos daba: y él, comiéndose un capón (que tenía con ensanchas la conciencia, por ser anchas las que teólogas son). quedándose con los dos alones cabeceando. decía al cielo mirando: "¡Ay ama, qué bueno es Dios!

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