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llo no se podia hacer sin acuerdo ni mandado de Hernando Cortés, y él me dijo que lo claro no habia menester glosa.

Este mismo dia en la tarde se pregonó en la plaza desta ciudad por pregonero yante escribano ciertas ordenanzas que Hernando Cortés hizo, en que parecia querer tentar los vados de los pensamientos y voluntades agenas, y en que decia : « manda el Señor Don Hernando Cortés, capitan general y gobernador desta NuevaEspaña y sus provincias por SS. MM., que por S. M. le encomendó el buen tratamiento de los naturales de la tierra, que ninguno sea osado de salir desta ciudad ni de otros lugares sin su licencia, ó de su tenientes so ciertas penas. Item que ninguno que tenga indios pueda vender maiz ni les pedir mas de lo que ha menester para su comer so ciertas penas,» y otras munchas ordenanzas que se pregonaron. Los servidores de S. M. dijeron que este pregon era crimen Majestatis y que lo hacian con intencion, que viendo que se pregonaba gobernador, el pueblo le acudiese para algo que pensaba hacer.

Estando las fortalezas del Rey como corral de vacas, y él con muncha artillería y armas y municion, y que lo del maiz seguia las mismas pisadas, por poner en necesidad de mantenimiento á la gente, teniendo él, como tenia, cuatrocientas mil hanegas de maiz entroxado que vendia, el licenciado Marcos de Aguilar comenzó á hacer luego su pesquisa, y luego aquella noche concurrió muncha gente armada á casa del dicho Hernando Cortés que dormía en ella. Asimismo los servidores de S. M. concurrieron á las casas del licenciado, del tesorero y del veedor Ꭹ durmieron

allí.

Otro dia siguiente, domingo en la tarde, el licenciado salió á la plaza y hizo llamar á Hernando Cortés, y hizo ciertos pregones en que dijo que á su noticia era venido que algunas personas se juntaban á hacer ligas y monipodios en algunas casas con gente armada en deservicio de S. M. y para turbar la paz y sosiego de la tierra, y otros habian dicho palabras osadas contra la justicia de S. M. protestando de proceder contra ellos por ellas; que les mandaba que luego se derramasen y no se juntasen mas á hacer las

'Las mismas de que se trató ya en la carta del 13 de octubre, pag. 322.

2 Metido ó guardado en las trojes.

dichas ligas, ni se armasen ni acudiesen mas á las dichas casas so ciertas penas, y mandó pregonar una provision de S. M. en que mandaba que todos diesen favor y ayuda á Luis Ponce de Leon y se ayuntasen con él á punto de guerra cada y cuando se lo mandase so ciertas penas. Después de leido hizo cierto razonamiento á los que estaban presentes en servicio de S. M.

Luego la misma tarde entró el contador Rodrigo de Albornoz, que iba á embarcarse y lo supo en el camino; y luego otro dia lunes, en amaneciendo, el licenciado dió mandamiento y fueron á casa de Hernando Cortés á sacar, y sacaron con él al fator Gonzalo de Salazar que estaba en la jaula, y nunca lo habian podido sacar hasta allí con mañas quel dicho Hernando Cortés habia tenido; y mandolo llevar á la carcel y encerrallo en una cámara, así por hacelle justicia como por esforzar la justicia. Acompañaronlo hasta allí mas de cien servidores de S. M y amigos suyos, y luego que Hernando Cortés lo supo, juntó hasta sesenta ó setenta hombres y pidió las llaves de la cámara del dicho fator. Concurrió allí luego Gonzalo de Sandoval que le estorbó lo que queria hacer, por que ya el licenciado y el tesorero venian con gente á la carcel, y así se volvió el dicho Hernando Cortés sin abrir la cámara do estaba el dicho fator.

Después de esto el dicho licenciado y los dichos tesorero y contador hicieron cierto requerimiento al dicho Hernando Cortés para que, pues S. M. le habia suspendido los oficios, dejase la dicha capitania y gobernacion y repartimiento de indios, y sobre esto hobo munchas juntas de todos ellos y de frailes, y al fin lo hobo de hacer con ciertas protestaciones que hizo.

Aquí, Señores, se han mostrado muy bien los servidores de S. M. porque sin mandarselo nadie iban á acompañar de noche y de dia al dicho licenciado y otros en casa del tesorero y contador y en la carcel donde estaba el fator, y en el aposento del veedor, á cabsa que si Hernando Cortés diese de noche en alguna parte, como hizo á Narvaez, los otros se hallasen fuertes para la socorrer. En fin, aquí estamos repartidos en dos bandos, que los unos tienen el servicio del Rey delante, y los otros el partido de Hernando Cortés.

De todas estas cosas resulta, como es notorio, que el alcayde Salazar cási toma la voz de Hernando Cortés, y por otras razones

las suyas propias. Allá diz que va el alguacil Proaño, herido desta misma yerba'; el pueblo dice contra ellos munchas cosas que dejo de escrebir. Dejó, Señores, Proaño, el alguacil mayor, por sus tenientes á Diego Valdés y á Blasco Hernandez, cuñados del dicho Hernando Cortés, y hizo su partido con Hernan Lopez Dávila, y dejole la vara de alguacil major, y fué recibido al oficio; y cómo Hernando Cortés lo supo y quel dicho Hernan Lopez se juntaba con la justicia, diz que escribió al dicho Proaño para que le revocase el poder, y lo diese á otro; y diz que envió á Gerónimo Lopez, escribano del Rey, al camino, á él, para que se hiciese. El cual lo hizo, y vino aquí la revocacion; y sabido por el licenciado, siguiendo lo que conviene al servicio de S. M. no le ha querido quitar la vara. Digo esto para que lo sepan vuestras mercedes y que todos los oficios quieren corromper aquí á dinero, y se mire no se haga así en la escribanía para tomalle las residencias. Todavia se temen aquí de sus mañas, especialmente que dicen que ha enviado por Pedro de Albarado y la gente que tiene en Guatimala. La justicia hace guardar, y convienele guardarse, y esto es muy seria cosa en tierra del Rey.

Aunque yo siento que es error querer yo dar parecer con tan poca habilidad donde tanto saber sobra, con el mismo zelo diré lo que me parece, y es que porque hay peligro en la tardanza de lo que S. M. ha de proveer, y el licenciado es hombre sabio, viejo y esperimentado y deseoso de servir á S. M., si à vuestras mercedes paresciese, pues las cosas estan en este estado, debian por su parecer decir á S. M. que hasta que proveyese lo que mas conviniese á su servicio, debia luego despachar una ó dos caravelas con duplicados poderes para el dicho licenciado, para que usase de la juridicion y provisiones quel dicho Luis Ponce traia, y una cédula para que mandase sacalle toda el artillería, armas y municion que tiene Hernando Cortés en su casa, en una sala de armas de tres naves, que es mayor quel patio de esa casa de la Contratacion, y que lo pongan en las Atarazanas, que estan sin ninguna cosa, porque no entregó mas que las paredes, habíendose hecho el artillería

1 Como si dijera herido de esta misma flecha enherbolada »ó « de esta misma ponzoña,» pues es sabido que los indios de la Nueva-España acostumbraban á impregnar la punta de sus flechas del jugo de ciertas yerbas que causaban una muerte cási instantánea.

con lo que los indios vasallos de S. M. dieron para ello, y una docena de cédulas en blanco para prender algunos destos sus criados y parciales que andan cerreros', y que si al dicho licenciado y á los oficiales de S. M. paresciese que debia ser preso el dicho Hernando Cortés, lo hiciesen así, porque mas seguramente osasen deponer los testigos lo que saben contra él.

No dejaré de escrebir á vuestras mercedes, aunque es cosa liviana en cantidad por lo que tiene de calidad, lo que pasó ayer sabado, dia de Nuestra Señora, en un juego de cañas, que salieron ciertos parciales de Hernando Cortés al juego en hábito de romeros, y echaron ciertas coplas que decian cada una :

Compliré mi romeria,

Complida la perdicion

De cuantos contra vos son.

Yo mehe acortado todo lo que he podido, aunque es larga la escritura; pero pareciome que era bien dar de todo noticia á vuestras mercedes, como á servidores de S. M. Nuestro Señor las magníficas personas, y casas de vuestras mercedes guarde y acreciente. De Méjico á 9 de setiembre.

Señores habiendo escrito hasta aquí, son venidas cartas cómo viene Pedro de Albarado. Los servidores del Rey estan muy escandalizados, porque trae toda la gente de Guatimala y toda la otra que Hernando Cortés habia llevado, en que trae quinientos españoles; creese que viene por mandado de Hernando Cortés, segund la carta que he dicho que tiene tomada, que Jorge de Albarado le escribia. Los parciales de Hernando Cortés hacen munchas alegrias, y dicen lo que piensan en sus corazones, é la justicia hará ciertos pregones sobre ello, y quieren enviar un mandamiento para Pedro de Albarado con graves penas que vuelva la gente á Guatimala, y que venga él con los vecinos que de aquí fueron. Tambien darán otra provision para Gonzalo de Albarado, que se ha mostrado siempre servidor de S. M. para encargalle la capitania de Guatimala. Plega á Dios no haga como César, cuando el pueblo romano le envió á mandar que dejase las armas; lo que sucederá, Dios lo sabe. Lo mejor seria asegurallo todo con prender á media docena de personas, que se puede hacer muy bien aquí. El socorro

Vease lo dicho anteriormente en una nota de la pag. 358.

de allá está tan lejos, cuando algo fuese, que nos habran de hacer traidores por fuerza, ó habremos de morir á mi parecer, y esto será lo mejor, Fecha el dicho dia, Señores: besa las manos de

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Magníficos Señores. Por otras dos cartas que he scrito á vuestras mercedes antes de esta, les he dado cuenta de todo lo sucedido en estas partes, y bastaba, porque lo que mas se ofrece, pleni sunt cœli et terra de la fama de ello. Con todo, aunque pienso que importuno á vuestras mercedes, no dejaré de escribir esta ter

cera.

El lunes diez de setiembre salieron nuevas de casa de Hernando Cortés que S. M. le enviaba á su muger y la gobernacion perpetua y suspension á Luis Ponce, y jugaron sus servidores á las cañas de alegría. Los servidores de S. M. vieron que era nueva falsa, y temieron que se queria hacer una novedad, y que por eso se echaba esta nueva, Del banquete que se hizo aquella noche de alegrias envíaron de casa de Hernando Cortés unos torreznos flamencos al licenciado Marcos de Aguilar, y á su nombre se los llevaron. El no quiso comer dellos, y un criado suyo, llamado Sepulveda, comió como Eva dos bocados de uno, y casi á media noche diole ardor y basca en el estomago; socorrieronle con un gran jarro de aceite; echó por alto y por bajo mucho del cuerpo y algunos cuajarones de sangre, Curolo el doctor Ojeda, y estovo muy malo tres dias. Creo que si el triste viejo los comiera hobiera ido en busca de Luis Ponce, De todo esto, Señores, no sé mas de la fama y alegrías que he dicho, y lo de los torreznos está publico, y el mismo que los comió y los otros criados del licenciado me lo dijeron á mí, Plega á Dios que se lo perdone á quien ha sido causa de todo

esto.

El licenciado está viejo y muy flaco; no sé en que ha de parar todo. Si juez viniere de allá, traiga provision que luego lo reciban en Medellin y la Villa-Rica, porque tenga las espaldas seguras para venir acá, y esto es de mi probe1 parescer para no haber menester aceite rosado.

Si fuere venido el gobernador de Pánuco hartos se habrian pa

1 Pobre.

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