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estas ligeras observaciones nacidas del deseo de ser útil al Estado y á la administracion de los tesoros forestales que el Archipiélago encierra.

La Memoria sobre la produccion de aquellos montes, presentada por mi digno jefe el Inspector D. Ramon Jordana y últimamente publicada en el Boletin oficial del Ministerio de Ultramar (1), podria quizás dispensarme de este ligero trabajo y ciertamente lo hará tan fácil como breve. En aquel notable escrito, cuyo mérito aprecia en su justo valor quien conoce los escasos medios de que el autor ha podido disponer y las dificultades de todo género que en el país surgen al tratar de adquirir los preciosos datos que en él figuran, se reseñan por provincias las especies arbóreas, que principalmente pueblan sus montes, y se detalla la renta en dinero obtenida, comparándola con la que se alcanzó en el ejercicio anterior; nótase desde luego un aumento, si no considerable en absoluto, de grande importancia al ménos, tenidas en cuenta las condiciones en que se halló la Inspeccion durante el período á que se contrae el trabajo, condiciones bien precarias por cierto, pues el personal disponible para todos los trabajos ordinarios se redujo en el primer semestre á dos Ayudantes, y en el segundo á un Ingeniero y dos Ayudantes, teniendo aquél que ausentarse durante tres meses, así que llegó á las islas, con motivo de una Comision extraordinaria que por el Gobierno superior civil le fué conferida.

(1) Números 2, 3, 4 y 5 de los dias 27 de Noviembre, 12 y 27 de Dicicmbre de 1873 y 12 de Enero de 1874.

Penetrado el Gobierno de la insuficiencia de elementos para atender á las exigencias del servicio, y de la urgente necesidad de reglamentarlo, segun en distintas ocasiones lo habia hecho presente el Ingeniero que suscribe, dispuso que se aumentára el personal facultativo y pericial de las islas, dictando al propio tiempo un reglamento provisional que contiene las principales bases de una legislacion forestal más completa y perfecta que la anterior.

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En la presente Memoria me propongo evidenciar la verdadera importancia que el fomento del ramo de montes tiene en el Archipiélago, considerado en sí y en sus relaciones con el desarrollo de la agricultura naciente aún, pesar de haber transcurrido más de tres siglos desde que nuestros atrevidos navegantes clavaron el pendon de Castilla en sus playas y de ser aquellas tierras de una fertilidad prodigiosa y estar suficientemente pobladas para que la falta de brazos no impidiera su colonizacion.

Asentado ya esto, entraré en el estudio de los problemas cuya solucion compete á la Inspeccion de montes examinándolos, si no de un modo muy extenso, al menos con la detencion suficiente para que se pueda apreciar su trascendencia y reconocer la necesidad de introducir nuevas reformas que vendrán á ser la ampliacion y complemento necesario de las inauguradas con el Reglamento de 8 de Febrero de 1873; reformas, cuya pronta ejecucion es tanto más de desear, cuanto que de ellas depende la justa aplicacion de las disposiciones contenidas en aquél, y de las que se han de obtener grandes y neficiosos resultados para la prosperidad del país.

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V. E. notará que en el presente trabajo se trata poco

de la produccion de los montes: es causa de ello el deseo de evitar repeticiones, toda vez que por el Ministerio de su dignísimo cargo se previene á la Inspeccion que redacte anualmente una Memoria en que se consignen todos los datos referentes á este particular. Prescindiendo, pues, de parte tan interesante y tratada especialmente en trabajos á ella dedicados, me limitaré á hacer sólo observaciones generales acerca de las masas de monte, consideradas bajo el doble punto de vista de su importancia económica para subvenir al consumo de maderas de las muchas islas del Archipiélago, y de su influencia cósmica sobre el clima y régimen hidrológico, comparando sus condiciones con las de los países que rodean á las Filipinas; países, cuyos mercados pueden ser tambien puntos de salida para los productos forestales y cuyas maderas pudieran surtir los de nuestras islas, caso de faltar en ellas las necesarias al consumo interior.

Otra cuestion, cuya trascendental importancia reconocerá V. E., juzgo deber tratar algo detenidamente, y es la de concesiones de terrenos baldíos realengos hechas á los particulares para que los destinen al cultivo agrario. Los vicios de que adolece el sistema seguido en la actualidad son reconocidos por todas las personas que se han ocupado de tan grave asunto, y es unánime la voz que en el Archipiélago se levanta para condenarlo. Urge, por tanto, estudiar el que deba reemplazarlo, y de desear es que produzca resultados tan prósperos, como ruinosos han sido los del que por desgracia ha puesto hasta ahora á prueba la riqueza de aquellas islas, con la cual hubiera concluido á no mostrarse allí tan fértil la naturaleza.

Examinados estos puntos esenciales procederá exponer los medios que deban adoptarse para asegurar un pronto y floreciente porvenir á la explotacion de los grandes bosques de Filipinas, que es de necesidad, Excmo. Sr., sacar de sus tesoros naturales los rendimientos de que sean susceptibles como justa recompensa debida á la noble nacion que, á costa de inmensos sacrificios, llevó á aquellas salvajes tierras sus creencias y su civilizacion, sacando al infeliz indígena de su mísero estado por el para trocarlo bienestar que hoy disfruta, no economizando nunca para ello ni la sangre de sus mejores hijos, ni los raudales de oro que el descubrimiento de las Américas le proporcionára; siempre con el generoso fin de propagar en tan apartadas regiones su religion y sus leyes. ¡Cuán triste es pensar que tantos y tantos sacrificios hayan sido impotentes siquiera para evitar que fueran un gravámen para la

Península comarcas tan ricas!

I.

Montes de Filipinas.-Produccion y consumo interior de maderas.— Principales causas del mal estado de los bosques.— Administracion forestal.— Conveniencia de una gestion forestal facultativa.-Importancia económica, cósmica é hidrológica de los montes.

La extension de los montes del Archipiélago no puede fijarse ni siquiera con una aproximacion medianamente satisfactoria; de las numerosas, casi pudiéramos decir innumerables, islas que le forman, muchas de ellas están cubiertas de arbolado y aparecen en el mar, sirviéndonos de la feliz imágen de un célebre marino frances al describir la de Basilan, como floridos canastillos de verdura flotando sobre las olas; otras peñascosas, áridas y desiertas constituyen sólo peligrosos escollos para los navegantes.

Luzon, Mindoro, las Visayas, la Paragua y Mindanao por su magnitud é importancia llaman preferentemente la atencion.

En la primera se han concentrado por mucho tiempo los esfuerzos de los europeos para hacerla centro de la nueva colonia, por haber fundado en ella la capital Legaspi, prefiriéndola á las Visayas, que conoció ántes. En sus várias provincias se presentan diversamente distribuidas las masas de montes, como puede verse en la Memoria de produccion relativa al año económico de 1871-72.

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