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anoté el dia siguiente, hasta que á las nueve y minutos rozamos las alturas de Cabalucan, en las cuales distinguí córtes de roca caliza, verdeadas por ipils, guijos, molaves, narras pocas y palmas bravas; allí se surten de maderas las rancherías moras de la region baja y de parte de la marítima. Hay escarpes acantilados. Un tercer desagüe de las lagunas hallamos á las nueve y media, al que llaman Paidubulangui; á un kilómetro de la orilla izquierda se levantan unas pequeñas colinas.

los

Bastantes mangas descuellan en las márgenes, que son poco elevadas. Llegamos á las once y media á la punta de la isla de Cabasalan ó Santa Isabel, cerca de la cual vierten otra vez en el rio las aguas de Liguasan. La máquina del Caviteño nos obligó á detenernos hasta las diez y media del dia siguiente; las calderas se avenian mal á la cenagosa agua del Pulangui. La isla de Santa Isabel tiene algunas casas, de las cuales unas diez están en su punta. -Otro desagüe de la laguna más ancho que ya vistos (20 metros). Siguen los cogonales con algun cocotero, plátanos y grupos de cañas, meciéndose como plumas, de sin igual esbeltez. A mediodia llegamos á la ranchería de Cacar, compuesta de pocas casas, medio ocultas entre cocales; hora y media despues estábamos frente de la sultanía de Bagoigned, cuyo caserío, algo distante de la orilla, nos impedia ver el arbolado; las márgenes son ya más altas; en una choza junto al rio ondeaba una gran bandera blanca, signo de amistad. Algo más arriba queda en medio del rio una isleta llena de plátanos, á la que sigue otra con ménos. Un precioso bosquete de bongas recrea la vista no lejos del desagüe superior de Liguasan; llegamos allí á las cuatro y media. Siguen los cocales y los de grupos mangas, á cuya sombra se levantan algunas casas; sus habitantes nos recibieron con grande. algazara y demostraciones de regocijo. Pasada una hora estábamos cerca de Cabacungan, sitio delicioso; las alturas embos

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cadas y la falda anunciando excelentes condiciones para el cultivo; la caña de azúcar, sobre todo, creo que se daria allí perfectamente. En sus cercanías pernoctamos para continuar nuestra excursion á las seis de la mañana del siguiente dia; algunos cocales y siembras de tabaco en las márgenes, tambien maíz y gavi; la máquina de nuestro marino Caviteño decididamente no simpatizaba con el agua dulce; seguimos, sin embargo, despues de dos paradas, teniendo siempre à la vista el gran volcan Apo. Algunas casas rodeadas de cocoteros, plátanos, papayas, de maizales y otros cultivos; grupos de personas contemplábannos con extrañeza; cerca de la orilla izquierda hay una isleta. A las siete de la mañana empezamos á cruzar un monte; á la izquierda desagua el rio Marindagao, que es sólo practicable para vintas de poco calado en un corto trecho, impidiendo remontarlo los bruscos saltos de su cauce; la anchura de su boca es de unos 35 metros. El fondo del Pulangui en este sitio es de 3 brazas; la velocidad de sus aguas de unos 5 metros por segundo. Sigue el bosque durante un trecho bastante largo, y en el cáuce se levantan algunas isletas.--Las márgenes van subiendo hasta 4 metros. Desde este sitio se distingue bien y pudimos situar el Pico del muerto de la cordillera del Sugut. Poco más de las doce y media eran, cuando llegamos al término de nuestro viaje, fijado por el antiguo emplazamiento de Matingcahuan, no pudiendo seguir la exploracion, como teníamos los más vivos deseos, por la escasez de víveres y el estado de la máquina del Caviteño. Bongas y cocoteros, desmochados en su mayor parte, y algunas rimas indicaban el sitio elegido para fijar el destacamento; el terreno es allí de magnífica calidad y toda la comarca encantadora. Sensible es que hubiera necesidad de retirarlo, sin medios para abastecer las tropas que lo guarnecian; no era, sin embargo, prudente tenerlas destacadas á tanta distancia; para atender á sus necesidades preciso sería disponer siempre en Cottabato de al

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gunas lanchas de vapor. El fondo es de 4 brazas, la velocidad. de unos 5 metros por segundo.

La parte que recorrí de la cuenca del rio Grande se me presentó llana, exceptuando sólo algunos puntos en que se levantaban collados, lomas y colinas, las más de poca altura, tales como las de Nuling, Cudarang, Cabalucan, Boayan y Cabacungan, las más cubiertas de arbolado, cuyas principales especies citaré al tratar especialmente de los montes del Sur de Mindanao.

Poblacion de la cuenca del Rio Grande.-Difícil cálculo es apreciar la poblacion mora que tiene asiento en sus márgenes; por el número de individuos que ví al cruzar las distintas rancherías, la estimo en unos 60 á 80.000, sin que se pueda dar importancia á una cifra con tanta vaguedad averiguada.

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Terremotos. Los terremotos de la comarca que nos ocupa han sido célebres desde que los primeros europeos fijaron en ella su planta, y los hallamos mencionados en las principales crónicas de Mindanao. Sólo hablaré aquí del último y desastroso, ocurrido en Diciembre de 1871, y que motivó mi ida á aquella isla. De él se ha tratado extensamente en una voluminosa Memoria, digna de ser conocida, y hoy todavía inédita: respetando los motivos que impiden tomar nada de ella, me concretaré á apuntar aquí las noticias que en mi cartera hallo, suministradas por las personas que estaban en Cottabato y Pollok durante aquellos terribles dias, y lo hago á riesgo de exponerme á abusar de la paciencia del lector con tan minuciosos. detalles; sírvame de disculpa la importancia concedida hoy á observaciones locales de las misteriosas manifestaciones de los fenómenos volcánicos.

OBSERVACIONES HECHAS EN COTTABATO.-Dia 8 de Diciembre. A las cuatro de la tarde se formó una turbonada. hácia el Este, que avanzó lentamente, sin resolverse en lluvia; á las seis ménos cuarto sintióse un ruido subterráneo percibiéndose, al propio tiempo, un olor particular, y la tierra

se agitó por un fuerte sacudimiento; los señores jefes que se hallaban en la próxima colina divisaron nubes de polvo levantadas por las casas al desplomarse. Este primer terremoto duró de una y media á dos. Media hora habia trascurrido apénas, cuando se notó un ruido sordo bajo tierra, seguido de un temblor tan fuerte como el primero. Observóse crecida en el rio; junto á su orilla se abrieron algunas grietas.

Dia 9.-Amaneció el dia con niebla densa y muy húmeda; el aire era pesado, bochornoso, sofocante; la tierra no cesaba de agitarse y el rio amenazaba con un desbordamiento. A las seis y media de la mañana, un terremoto más fuerte que los anteriores produjo una sacudida seca y ruda por espacio de 2". Se dispuso el embarque de las mujeres y niños en los cañoneros Mindanao y Caviteño, surtos en el rio. Hasta las nueve y cuarto de la mañana hubo tres temblores más; el resto del dia se pasó sin novedad.

Dia 10.-Por la noche se sintió un violento temblor.

Dia 11.-Amaneció despejado el cielo.-Corrió la voz que el volcan Apo arrojaba lavas y cenizas, pero no se confirmó. A las nueve y media de la noche, despues de un ruido subterráneo mayor que los sentidos hasta entónces, se repitió por dos veces el terremoto, siendo la duracion de cada una más breve que la de los anteriores.-La trepidacion ligera, pero perceptible, no cesó casi en todo este dia.

Dia 12.-Algunos movimientos oscilatorios de escasa intensidad.

Dias 13 y 14. —

Pocas y ligeras sacudidas; en el primero

ninguna notable; el 14 se sintió gran calor, soplando viento hu

racanado.

Dia 15.-Fuerte y largo temblor (10"), precedido de ruido subterráneo.

Dia 16.-Algunos sacudimientos; la atmósfera densa y sofocante en todo el dia.

Dia 17.-Por la mañana despejado; á las tres de la tarde sobrevino un chubasco, acompañado de fuerte viento; á las siete y media de la noche temblor de larga duracion (37"), que arrancó algunos palos de las tiendas.

Dia 18.--Serian sobre las once de la mañana cuando se notaron violentas sacudidas; con anterioridad hubo muchas descargas eléctricas.-Lluvia durante toda la noche.

Dia 19.-El cielo despejado. A las once de la noche un temblor de poca fuerza, pero más largo que los precedentes; á los testigos presenciales les pareció que las oscilaciones duraron 2′′, y hasta 15′ la trepidacion perceptible.

Dias 20 y 21.-El primero se pasó sin novedad; en el segundo se observaron dos pequeños temblores á las cinco y á las nueve de la mañana. El rio arrastraba muchas tierras desprendidas de sus márgenes á trozos, que bajando como flotantes islas por sus aguas tenian, algunas, árboles en pié.

Dias 22 y 23.-En la tarde de aquél viento huracanado; entre nueve y diez de la noche tempestad con grandes truenos y relámpagos. A las siete de la mañana del 23 volvieron á percibirse ruidos subterráneos seguidos de un terremoto, que no duró ménos de 27"; notáronse en él dos sacudidas fuertes, una oscilatoria y otra de trepidacion; pasados breves minutos se sintió otro corto, pero violentísimo.

Dias 24 y 25.-Ninguna novedad; por la noche del segundo dia estalló un temporal de aguas y huracan.

Dias 26 y 27.-La tempestad ganó en violencia y la fuerza del viento arrancó algunas tiendas y descuajó árboles.-El 27 empezó con un calor sofocante, la marea subió mucho, por el rio bajaban más isletas que en los dias anteriores; la corriente de sus aguas era muy veloz y arrastró parte del embarca

dero.

Dia 28.—Dos temblores ligeros por la mañana; por la tarde un fuerte aguacero.

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