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jo inédito, del cual posee la Inspeccion de Montes en Manila una copia, tanto más preciosa cuanto creo ha sufrido extravío el original. Si me creyera autorizado para ponerlo á contribucion, no dejaria de trascribir curiosas noticias sobre aquella parte de la Isla, desconocida para mí y casi no estudiada por otros viajeros europeos. Acompañaba á tan apreciable trabajo un mapa indicando con diversas tintas la distribucion de las razas, que no he logrador encontrar.

Cuenca del Rio Grande. - Adelantadas estas generalidades acerca del conjunto de la isla y sus pobladores, merecen tratarse detalladamente las comarcas que visité, empezando por la cuenca del Rio Grande.

La cierra á Oriente una cordillera cuya longitud es próximamente de 35 leguas y de direccion N. á S.; el volcan Apo le dá nombre y forma su centro; al N. la limita la sierra de Sugut, corriendo de E. á O., en la cual se levanta el Macaturing, volcan activo, y es, desde Pollok, la divisoria entre las aguas del Pulangui y las que afluyen á líneas más septentrionales; tiene al S. como valla las montañas de Blik, eslabonadas desde Pico Cogonal hasta el volcan de Sarangani, de SE. á NO. describiendo un arco convexo al N.

La figura de la cuenca se asemeja á un trapecio, cuya base mayor representa la cordillera del Apo; medirá unos 12,500 kilómetros cuadrados. Su anchura es próximamente de 10 leguas.

a

Descripcion del Rio Grande.-El curso del rio puede dividirse en las siguientes regiones: 1. la alta, desde el nacimiento hasta poco más arriba de Matingcahuan, que es desconocida ; 2.a la media, de Matingcahuan á la isla de Cabasalan ó de Santa Isabel, que mide unas 50 millas, 92,50 kilóm.; 3.a la baja, de este último punto hasta el fuerte de Tumbao, 22 millas, 40,70 kilóm.; y 4.a la marítima, hasta la desembocadura, 16 millas, 29,60 kilóm. La extension del Rio Grande, que recor

rí en un cañonero de seis piés de calado, no baja, pues, de 163 kilóm., y esto puede dar desde luego idea del caudal é importancia que para las comunicaciones con el interior de la isla tiene este magnífico rio, que se visita con verdadero placer.

Las sultanías y dayatos más importantes de sus márgenes son: la de Matingcahuan, Bagoigned, Boayan, dayato de Uto, Calocalo y la antigua de Selangani, retirada hoy ya por la ocupacion de nuestras tropas de Cottabato; otros régulos de menor importancia ví que no merecen citarse.

Cerca del punto adonde llegaron nuestras investigaciones afluye al Pulangui el Cabacan, no teniendo otro tributario notable hasta el desagüe de las lagunas de Buluan y de Liguasan; pocos hay rio abajo dignos de mencion como el Boayan. La cantidad de sus aguas en Matingcahuan hace suponer que sea extensa la region alta, sobre la cual no tengo más noticias que algunas indicaciones, consignadas ya, de no tomar su orígen en un gran lago como se representa en el mapa de Coello, y sí en las fragosidades del Uto, segun manifiesta el de Beyering, Bruyn y Essers. Háblase de unas fantásticas cavernas que atraviesa y que dicen ser un verdadero portento; todos me las citaron de referencia y á nadie oí que hubiese navegado por aquellos sitios. Matingcahuan fué en 1864 nuestro destacamento más avanzado en el corazon de Mindanao; á los pocos meses de establecido se abandonó, desprestigiándonos bastante este hecho á los ojos de los moros, ante quienes no se puede retroceder sin menoscabo del ascendiente que sobre ellos gozamos. El sitio es delicioso y debió serlo áun más ántes de talar los cocales; un bosquete de arecas con sus troncos rectos é iguales, coronados por penachos de elegantísimas palmas de verde sombrío, el rodal más espeso y hermoso que de monocotiledóneas he visto, atrae la atencion á poca distancia rio abajo y en su orilla izquierda. Allí tuvo que detenerse el valiente Caviteño y nosotros pasar el dia en la ranchería de Bagoigned, cuyo sultan nos aga

sajó con caña dulce y maíz, frugal comida con que hubiéramos tenido que contentarnos á no recibir-tarde ya, pero siempre á tiempo arroz y latas de merluza que los amigos del cañonero nos mandaban, junto con la grata noticia de haber cesado la causa de la detencion. En cambio de su obsequio dimos al soberano de Bagoigned algunas fruslerías y una leccion de tiro, que le agradó en extremo, aprovechando notablemente, pues no dejó de hacer un par de blancos buenos. Como quizás no carezca de interés un itinerario detallado del Rio Grande

para

los que emprendan posteriores exploraciones, permítaseme trascribir las notas de mi cartera, tomadas desde la salida de Cottabato hasta la llegada á Matingcahuan, que advierto copio sin alteracion ni corregir siquiera el lacónico y desaliñado estilo en que fueron apuntadas en los sitios mismos. A ellas acompaña un registro de los ángulos medidos con una brújula Drumond de reconocimiento, que omito por no haber sido otro su objeto que el de servir para el croquis del rio, que se construyó adicionándolo á la Memoria presentada.

Salimos en el Caviteño á las nueve y media de la mañana del 11 de Febrero de 1872, pasando cocoteros dispersos y algunas casas diseminadas hasta las ocho en que llegó frente á las alturas de Nuling, situadas en la márgen derecha; la llanura está cubierta de cogonales, á la izquierda hay el desagüe de un estero con algunas casas junto á él, en todas sus puertas y ventanas asomaban hombres, mujeres y niños, curiosos de ver nuestro humeante buque, que, echando chispas, iba avante siempre con el fuego comunicado por su entusiasta comandante. La anchura del rio era, en este sitio, de unos 70 metros; á la izquierda habia un monte cruzado por un estero, y á la sombra de sus árboles un mercado, Tiangui, donde se agitaban unas 150 personas. Al acabar el monte, se extienden á ambas orillas terrenos de magnífico aspecto; las márgenes bajas, las colinas se van separando hasta quedar á poco ménos de un kilómetro, al

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gunos campos de maíz interrumpen la monotonía de los cogonales, corpulentas mangas (Manguifera indica), sombrean las orillas, pocas casas diseminadas, cuyos habitantes salen á vernos agitando trapos. Á las diez y media llegamos á la curva de Pagalungan, donde inmortalizaron sus nombres Mendez-Nuñez y Malcampo, el rio forma un brusco recodo, en cuyo frente habian colocado los moros su fuerte (cotta), que defendieron ellos con tenacidad, y tomaron por asalto nuestros bravos, saltando desde el baupres de su goleta. Malcampo cayó atravesado de parte á parte por una bala; heróicamente encendió un cigarro para ver si salia el humo por la herida. — Poco despues de llegar á este sitio, que ya tiene escrito su nombre con letras de oro en el libro de las glorias nacionales, á las once y cuarto, cruzamos las casas de la sultanía de Colocalo, cuyo soberano vino á bordo con séquito de grandes y pajes, hablándonos solo de las quejas contra su enemigo el Datto Uto; algunos cocoteros y buris se levantan en las márgenes que siguen siendo bajas. Un cuarto de hora despues nos detuvimos en Tumbao, visitando el fuerte construido en la bifurcacion del rio; hay en este sitio una plaga tal de mosquitos, que se asegura llegan á matar á los búfalos, y los soldados indios tienen que dormir-en la época de lluvias, que es cuando más abundan-bajo mosquiteros de tupida lona. Yo de mí sé decir, que me hincharon de tal modo cara y manos, que llegué á Cottabato con calentura, temiendo me hubiesen contagiando los variolosos de las rancherías. Seguimos el viaje á la una y media; grupos de finísimos bambúes embellecen el paisaje; continúan los monótonos cogonales con algunos cocoteros, y á su sombra miserables chozas de moros. Desembarcamos en Bonga á las dos y media; fuimos al fuerte, del cual nos hicieron los honores los oficiales Sres. Crespo y Blanco, uniéndose el último, al frente de 20 soldados, á la expedicion. El emplazamiento de Bonga es fatal, se eligió pésimamente y tendrá que variarse; desde el blockhaus no se pue

de vigilar el rio y se sufren penosas privaciones sin resultado; cuando llegan las lluvias queda la gente que lo guarnece aislada, y siempre expuesta al diente de los caimanes, muy abundantes allí. A las tres y media saliamos de Bonga, llegando á las cuatro y cuarenta y cinco al desagüe de las lagunas de Buluan y Liguasin; en el terreno, que media entre ambos puntos, nada de particular se observa: cogonales, algunas frondosas mangas, tal cual otro burí y pocos cocoteros. Las aguas de las lagunas van al rio, en el comienzo de curva, reunidas en una especie de canal que tiene poco más de 5 metros de anchura; desde el palo del Caviteño la vista abarcaba perfectamente la de Liguasan. Pocos minutos despues pasábamos por las lomas de Cudarang, coronadas de arbolado; en la márgen izquierda cocoteros, plátanos y campos de caña dulce, algunas casas rodeadas de cocoteros y bongas. Toda esta parte se halla bastante cultivada, la caña de azúcar y los plátanos abundan. A las seis ménos diez minutos tocamos en la residencia del temido Datto Uto-en la márgen izquierda-en la cual ondeaba la bandera española; segun nos habian dicho todos los moros, rio abajo, imponia una fuerte contribucion á las embarque pasaban por aquel punto. Conferenciamos con él, nos negó dichas exacciones, sus tropas se presentaron con la lanza en la diestra, rodela en la izquierda y cris en el cinto: á la entrada del camarachon que hacia veces de serrallo ví una campana colocada en la cruz de un árbol, que debió haber pertenecido á algun buque nuestro; quise leer la inscripcion, pero me lo impidieron los suspicaces moros. El asiento de la ranchería, compuesto de bastantes casas, está rodeado de sementeras de arroz, de cocoteros y otros árboles, como mangas, buris, etc. A las seis dejamos aquel sitio; poco despues de andar un cuarto de hora vimos otro desagüe de las lagunas. El terreno sigue siendo de buena calidad hasta las alturas de Cudarang, al pié de las cuales amarramos para pasar la noche. Nada de particular

caciones

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