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cincuenta y cuatro mit hombres, entre estos á su jóven caudillo, Hamado Omar e bijo de Abderraman Iben-hist cem, que cayó prisionero. Este rey fué el que trasladó á Oviedo la silla del obispado de Lugo, y el que sujetó á Jos vascones que se le habian rebelado. Entre el botin que se llevó de esta guerra, se reservó una doncella por Hombre Munia, con quien se casó luego, y de quien tuvo -á su hijo Alfonso. Soinetio tambien à los pueblos de Galicia, que se habian sublevado, devastande su pais, y út.timamente mató gor sus propias manos a su hermano. Vi-mara. Poco tiempo despues pagó este crimen con la pena del talion, siendo, asesinado por los suyos, en la era de Decavi. Reino once años y tres meses, y yace enterrado en Oviedo con su mujer Munia.

46. Le sucedió en el reind su primo hermano Aurelio, hijo de otro Fruela, hermano de Alfonso. En tiempo de este rey tomaron las armas los libertos sublevandose contra sus amos, pero vencidos con arte, fueron luogo reducidos a su antigua esclavitud. No se ejercitó en la guerra, porque estuvo siempre en paz con los arabes, y despues de haber reinado seis años, murió en el sépít ino, siendo enterrado en la iglesia de San Martin, obispo, en el valle de Laneyo, en la era de DCCCXII.

46. Por la muerte de Aurelio entró à reinar Silo, porque estaba casado con Adosinda, hija del principe Alfonso. Este rey estuvo siempre en paz con los ismaelitas, derrotó en el monte Cuperio á los gallegos que se le habian sublevado, sometiéndolos á su autoridad, y despues de un reinado de nueve años, murió en el décimo, en la era de DCCCXXI.

17. Falleció Silo, y la reina Adosinda, unida con los oficiales de palacio, sentó luego en el solio a Alfonso, hijo de su hermano Fruela, pero saliéndole al paso traidora mente Mauregato, hijo de Alfonso el Mayor, aunque nacido de una esclava, lo destronó en seguida, obligandole á retirarse á Alava entre los parientes de su madre. Mauregato ocupó luego por espacio de seis años el trono que habia usurpado con engaño, y falleció de muerte natural en la era de DCCCXXVI.

18. Luego que murió Mauregato, fué elegido 'rey Veremundo, sobrino de Alfonso el Mayor, como hijo de su hermano Fruela. Fué Veremundo varon muy magnanimo: pero reinó solos tres años, porque recordando que en otro tiempo se le había conferido el diaconado, renunció espontáneamente la corona, dejando en la menor edad á sus hijos Ramiro y García, y designado por sucesor à su sobrino Alfonso, aquel à quien Mauregato había echado del reino. Sucedió esto en la era de DCCCXXIX, Y despues de haber vivido por muchos años en intima amistad con su sucesor, acabó sus días en paz:

19. En el año tercero de este reinado entró en Asturias un ejército de árabes, mandado por un general llamado Malkehit; pero fue derrotado por Alfonso en un lugar que tiene por nombre Lutos, con muerte de aquel cauvillo y de cerca de setenta mil de los suyos, parte pasados a cuchillo y parte sepultados en el cieno. Alfonso fué el primer rey que estableció su corte en Oviedo. Levan46 asimismo una basílica de admirable fábrica, dedicada á nuestro Salvador Jesucristo, y la hizo consagrar por siete obispos Titulósela especialmente iglesia del Santo Salvador, y en ella, à mas del mayor, se construyeron en cada uno de sus lados otros seis altares, en los que se pusieron reliquias de todos los apóstoles. Otra iglesia mandó edificar tambien en honor de la siempre Virgen Santa Maria, la que estaba unida a la anterior por la parte septentrional, y tenia, á mas del altar mayor, uno à la derecha, dedicado á san Esteban, y otro à la izquierda, consagrado á san Julian. Al occidente de esta venerable basilica, mandó construir otro edificio destinado para panteon de los reyes. Además de estas, hizo edificar otra iglesia en memoria de san Tirso, cuya hermosa fabrica, es mas para admirada que para descrita, y otra al cierzo distante de palacio cosa de un estadio, dedicada al mártir san Julian, con dos altares à cada lado, maravillosamente decorados. Por último, hizo fabricar con admirable magnificencia palacios reales, baños, triclinios, dombes y pretorius, y todas las insignias reales de hermosisima labor.

20. En el año treinta de este reinado invadieron la Galicia dos ejércitos de caldeos, mandado el uno por Alhabbez, y el otro por Melih, ambos caudillos alcorexis. Entraron audazmente; pero aun con mayor audacia fueron ambos exterminados à un mismo tiempo, el uno en el lugar Hamado Naharon, y el otro junto al rio Ancieo. Mas adeJante y en este mismo reinado hubo un varon, por nombre Mahzmuth, que, ciudadano en otro tiempo de Mérida, huia á la sazon de la presencia del rey de Córdoba Abderraman, contra quien se habia rebelado varias veces. Acogiósele en Galicia con real clemencia, y alli residió por espacio de siete años; pero en el octavo, congregando una tropa de sarracenos, saqueó à sus vecinos y se gnareció para su seguridad en un castillo llamado Santa Cristina. Luego que el rey tuvo notícia del caso, convocó sus huestés para poner cerco á la fortaleza en que se habìa refugiado Mahzmuth, y ordenado el ejército, circunvaló aquel

castillo: pero en el primer encuentro murió ya este famoso guerrero, y entrada la fuerza, fueron alli degollados cerca de cincuenta mil sarracenos que habian acudido de España á su socorro. Despues de esta feliz victoria, regresó Alfonso en paz á Oviedo, donde acabó sus dias en la era de DCCCLXXX, despues de haber gobernado el reino por espacio de cincuenta y dos años casta, sobriamente y y sin mancha, con piedad y gloria, y agradando a Dios y a los hombres. Hicieronse a su cuerpo honrosas exequias, y fué sepultado en la sobredieha iglesia de Sauta María que él habia fundado, donde descansa en paz eu un sepulcro de piedra.

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21. Muerto Alfonso, fué elegido rey Ramiro, hijo de Veremundo, y que à la sazon se hallaba ausente en la provincia de Bardulia á donde halna ido á casarse. Aprovechando esta ausencia, Nepociano, conde del palacio, usurpó tiranicamente el reino; y luego que Ramiro tuvo nolicia del fallecimiento de su primo Alfonso y de la usurpacion de Nepociano, se fué à Lugo, ciudad de Galicia, donde reunió las buestes de toda la provincia. Hizo luego despues su entrada en Asturias; y aunque le salió al encuentro Nepoctano con su ejército de astures y vascones. junto à la puente del rio Narceya, se vió el usurpador obligado a emprender la fuga, por el pronto abandono de los suyos; pero fué cogido por los condes Escipion y Somna en el territorio de Primorias, y recibió el castigo que merecian sus hechos, arrancándole los ojos y encerrandolo en un monasterio. Algun tiempo después aportaron Jos normandos con sus naves por el oceano septentrional a las playas de Jijon, desde donde extendieron su correría hasta la Coruña. Al saberio Ramiro, reconocido ya por rey sin contradiccion, envió contra ellos un ejército con sus duques y condes, los cuales pasaron a cuchillo a una gran multitud de aquellos invasores y pegaron fuego á sus naves. Los que de ellos pudieron saivarse se dirigieron á una ciudad de España, por nombre Sevilla, la Cual saquearon, y en donde con el hierro y el fuego, dieron muerte à muchísimos caldeos.

22. Tuvo tambien Ramiro durante su reinado algunas guerras civiles. Aldoroito, conde del palacio conspiro contra él, y por orden de éste le fueron arrancados los ojos: Piniolo, que le habia sucedido en el empleo del conde der palacio, se rebeló tambien manifiestamente contra Ramiro, y recibió en castigo la muerte junto con sus siete bijos. Por este tiempo mandó el rey edificar una iglesia dedicada á Santa Maria, situada al pié del monte Nauraneio a unos dos mil pasos de Oviedo, de admirable fabrica y perfectamente acabada; pues pasando por aito otras circunstancias, bastará decir para ponderaria que á pesar de tener varias bóvedas, no se empleó en su construcción la cal, y sí solamente la piedra, de manera que no se hallarà en toda España ningun otro edificio que so le asemeje. No lejos de dicha iglesia edificó tambien varios palacios y hermosos y elegantes baños. Por último despues de dos campañas contra los sarracenos, en las que salió siempre victorioso, y cumplidos ya siete años de reinado, descansó en paz en Oviedo con su esposa doña Paterna, en la era de DCCCLXXXVIII.

23. Por la muerte de Ramiro entró á reinar su hijo Ordoño, quien fue muy pacífico y modesto, y volvió a poblar las ciudades que habian quedado desiertas por haber Alfonso el Mayor echado de ellas à los sarracenos, como Tuy, Astorga, Leon y Amaya patricia. Combatió repetidas veces con los sarracenos, de quienes triunfó ya ai principio del primer año de su reinado. Cuando despues de una expedicion contra los vascones que se habian rebelado, con la que los había sometido à su autoridad, regresaba á su pais, le salió al paso un mensajero diciéndole: «Por allà vienen los árabes enemigos: por cuyo motivo, dirigiendo desde luego el rey sus huestes contra ellos, les ahuyent sin darles tregua, y los exterminó con su espada, Aquí so ofrece contar un suceso pue tengo por averiguado. Čier Muza, gétulo de nacion y que habia abrazado el mahonietismo, seduciendo á sus parciales, á quienes los caldeos llaman benik azzi, se rebeló contra el rey de Córdoba, quiLandole muchas ciudades, parte á la fuerza, parte por engaño, entre ellas Zaragoza, Tudela, Huesca, y finalmen te Toledo, donde puso por gobernador á su hijo Lupo. Dirigió en seguida sus armas contra los francos y galos, á quienes eausó terribles daños, haciendo prisioneros por traicion à dos ilustres duques de los francos, llamados el uno Sancion y el otro Epulon, á quienes puso en la cár

cel.

24. Entre los caldeos, Muza y su hijo Lupo hicieron prisioneros en el campo de batalla à dos notables tiranos, Ilamado el uno Benamaz, del linaje de los alkoresis. y el otro Alporz, persona tambien distinguida, á quien pren dieron en compañía de su hijo Azet. Engreido entonces Muza con esta victoria, quiso que los suyos le titulasen el tercer rey de España. Contra este orgulloso rebelde movió, pues, Ordoño su ejército, encaminandole à la ciudad que acababa de fundar con admirable trabajo, poniéndola por nombre Albayda. Llegó el rey, y quiso circunvalarla con sus tropas salióle Muza al encuentro con innumerable muchedumbre, poniendo sus reales, en un

monte llamado Laturzu: pero Ordoño, dividiendo en dos cuerpos su ejército, dejó al uho para que mantuviese ei sitio de la ciudad, y con el otro se dirigió, contra el enemigo. Trabose luego la batalla, y fue puesto en fuga el ejército de Muza, siendo tan espantosa la matanza, que en él thicieron Ordoño y su yerno García con los suyos, que quedaron en el campo más de diez mil de los principales, sin contar la gente menuda. Muza, con tres heridas y mas muerte que vivo, pudo escaparse; pero perdió gran parte de sus pertrechos y bagaje, entre él los regalos que le habia enviado Carlos, rey de los francos, y nunca mas logró rehacerse. Ordoño destinó entonces todo su ejérci to á estrechar el cerco de la ciudad, en el cual hizo 's u entrada al cabo de siete dias; y despues de haberla arrasado y pasado á cuchillo á todos sus defensores, regresó víctorioso á su pais Lupo, el hijo de Muza, que habia quedado gobernando en Toledo, luego que supo la derrota de su padre, se sometió con todos los suyos á Ordoño, y le fué fiel vasallo durante toda su vida, peleando con él repetidas veces contra los caldeos. Nuestro rey se apoderó en seguida à la fuerza de muchas otras ciudades, entre ellas de Coria con su rey llamado Zeith, y de

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Salamanca con su rey Muzerot y su esposa. En ambas fué pasada á cuchillo la guarnicion, y vendidos en almoneda el vulgo, las mujeres y niños. Fig cs 25. Por estos tiempos aportaron los piratas normandos por segunda vez á nuestras playas, desde donde se corrieron á España, llevando á sangre y fuego toda la costa. Atravesaron luego el mar y se dirigieron á la Mauritania, donde se apoderaron de la ciudad de Nachor, con muerte de muchísimos caldeos; y haciendo en seguida rumbo á Mallorca, Formentera y Menorca, duvastaron aquellas islas. Por último se encaminaron á Grecia, y al cabo de tres años regresaron á su patria. El rey Ordoño, atacado de la gola, murió en Oviedo despues de un reinado de diez y seis años cumplidos, y se le dió sepultura en la iglesia de Santa Maria, al lado de los reyes sus predecesores. Feliz fué en su reinado, feliz está en el cielo; y el que aquí abajo fué queridísimo de sus pueblos, se goza ahora con los santos ángeles en los reinos celestiales, mediante la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, Dios uno con el Padre y el Espíritu Santo, que vive y es glorificado por todos los siglos de los siglos. Amen.dol »sugeab

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CRÓNICA DE LOS REYES DE LEON.

ESCRITA POR

SAMPIRO, OBISPO DE ASTORGA.

1. Sucediendo á Ordoño en la era de Doceciv, entró á reinar su hijo Alfonso que se acreditó de varon guerrero y dotado de muchas prendas, aunque no tenía mas que catorce años cuando se sentó en el trono. Un traidor, por nombre Fruela Gemundez, vino à la sazon de Galicia pa ro apoderarse del reino, á que no tenia derecho; por to que hubo Alfonso de retirarse á Alava, hasta que el malvado y rebelde, Fruela fué muerto por el senado de Oviedo. Luego que lo supo el rey, se restituyó à su corte, donde fué muy bien recibido, y trasladándose en seguida à Leon, pasó á poblar a Sublancia, como la llaman ahora vulgar inente, y á Ceya, ciudad admirable; pero mientras andaba ocupado en este negocio, llególe un mensajero con la no> ticia de que se le habian sublevado los alaveses. Dispuso Alfonso dirigirse desde luego contra los rebeldes, quie. nes aterrorizados con su pronta llegada, reconocieron sin tardanza la autoridad del rey, doblaron la cerviz é imploraron el perdon, prometiendo para en adelante mantenerse fieles y hacer cuanto se les ordenase, Recobrada Alava, quedó sometida á su gobierno; pero á Eylon, que parecia ser el conde de los alaveses, nues+ tro rey se lo llevó aherrojado á Oviedo. Por este misino tiempo el ejército ismaelita, mandado por los dos caudillos Immundar y Alcanatel, intentó apoderarse de la ciudad de Leon, de donde se le obligó á retirarse, des→ pues de haber sufrido considerables pérdidas. Poco despues se alió Alfonso con toda la Galia y con los de Pamplona, á causa del parentesco que con estos contrajo, mediante su enlace con Jimena, de la cual tuvo cuatro Lijos, a saber: á Garcia, Ordoño y Fruela, y á Gonzalo, que fué arcediano de la iglesia de Oviedos pe

2. Con el esfuerzo de su ejército y á favor de repetidas victorias, logró Alfonso extender las fronteras de su reino sobre el territorio enemigo; apoderóse de la ciudad de Deza, y llevándose cautivos á muchos de sus moradores, entrególa á las llamas. Por capitulacion ganó asimis-ino á Alienza ; y-mandando derribar la pequeña iglesia fabricada de piedras y barro que para cobijar el cuerpo del apóstol Santiago, habia hecho edificar el rey Alfonso el Magno en Compostela de Galicia, las bízo levantar nuevamente de cal y silleria, adornándola con columnas y otras obras de hermosisimos mármoles, en la era de Dccccx. Edificó además este rey muchos castillos y varias ours iglesias, à saber: en el territorio de Leon, Luna, Gordon y Alba; en Asturias, Tudela y Gauzon; dentro de Oviedo el castillo y el palacio que le está contiguo; varios palacios en el valle de Boide; algunos otros en Contrueces, en los términos de Jijon, junto con una iglesia de Santa Maria; y por último, la iglesia de San Miguel en Vellio.

3. Por este tiempo maquinó, segun dicen, la muerte del rey un hermano suyo llamado Fruela, el cual bubo por esta causa de buscar un asilo en Castilia; pero quiso Dios que a pesar de todo cayese en manos de Alfonso, quien le mandó privar de la vista lo mismo que à sus hermanos Nuño, Veremundo y Odoario. Sin embargo Veremundo, aunque ciego, logró escaparse de Oviedo y liegar á Astorga, donte se entronizó, y mantuvo su poder por espacio de siete años. Con la ayuda, de los árabes, y capitaneando sus gétulos trató aquel tirano de dirigirse contra Grajal, y noticioso. Alfonso del caso, les salió al encuentro, los exterminó a todos, y obligó al ciego á buscar su salvacion en tierra de sarracenos. En esta campaña se apoderó el rey de Astorga y Ventosa obligó al enemigo à levantar el cerco que tenia puesto á Coimbra, sometiendo esta plaza á su poder; y gano, además muchas otras ciudades de España.

4. En tiempo de este Alfonso, prosperó tambien la Iglesia; pues fueron restauradas y ocupadas, otra vez por los cristianos las ciudades de Oporto, Braga, Viseo, Flavia y Auria, reinstalandose en ellas los correspondientes obispos con arreglo à los cánones, y se repobló todo el terri→ tario hasta el Tajo. Durante su reinado fué asimismo hecho prisionero un caudillo llamado Abobalit, que gobernaba una de las provincias de España y llevado a presencia del rey, pagó cien mit sueldos por su rescate.

5. En aquel tiempo tambien se dirigió a las ciudades de Leonty Astorga el ejército de Córdoba, al cual debia reunirse el de Toledo y de las demás ciudades de España para destruir la Iglesia de Dios; pero sabedor de sus intentos el rey Alfonso, por medio de sus espias, é inspirado de Dios, desbarató sus planes; porque dejando é la espalda al ejército de Córdoba, salió al encuentro al que venia detras. Confiado este en su número despreció á su contrario y se dirigió á Polvoraria y el gloriosísime rey tomando posicion en un bosque, se dejó caer sobre el flanco del enemigo, atacandolo en el mismo lugar de Polvoraria, junto al rio llamado Orbigo, y causándole una pérdida de cerca de doce mil hombres. El otro ejército de Córdoba marchó entonces en retirada al valle de Nora: persiguiólo el rey, dióle alcance y lo pasó à cuchillo, sin que se salvasen sino algunos pocos que, cubiertos de sangre, quedaron en el campo confundidos con los cadaveres...

6. Despues de esta rota, los agarenos enviaron mensa→ jeros de paz al rey Alfonso, quien se la concedió por tres años. Humillada asi la osadia del enemigo, ilenose de gozola Iglesia, y alegre por demás el rey con haber con→ seguido lan señalados triunfos. despacho en seguida hácia Roma, y con cartas para el papa Juan, à sus presbi

teros. Severa y Siderico, los cuales volvieron despues acompañados de Rainaldo, doméstico del papa, trayendo Jas cartas que siguen, y licencia para consagrar la iglesia del apóstol Santiago, y celebrar concilio de los obispos de España. La carta trajda de Roma por los dos presbiteros Severo y Siderico en el mes de julio, era Dccccvin, fué éstag

7. Juan, obispo, siervo de los siervos de Dios, al cris tiantsimo rey Alfonso y à todos los venerables obispos, a bades, y demás fieles cristianos. Ya que la eterna Providencia nos hizo sucesores del principe de los apóstoles san Pedro, en el gobierno de toda la cristiandad, á nosotros nos tocan tambien aquellas palabras que, á manera de privilegio, dirigió nuestro Señor Jesucristo al bienaventurado apóstol, diciéndole: «Tú eres Pedro: sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del reino de los cielos, etcétera; y tambien aquellas otras, que le dijo poco antes de su gloriosa pasion: Yo he rogado por ti para que nunca falte tu fé; y tú alguna vez convertido, confirma á tus hermanos.» Por tanto, hablendo vuestra fama llegado hasta nosotros con admirable olor de bondad, por medio de estos dos hermanos, Jos presbíteros Severo y Siderico, que han venido á visitar los templos de los apóstoles: os amonestamos con paterno amor, que, ayudándoos la gracia de Dios, persevereis en las buenas obras comenzadas, para que os protejan siempre la abundante bendicion de vuestro protector san Pedro y la nuestra. Sabed tambien, hijo carísimo, que siempre y cuando viniere ó nos fuere enviado alguno de los vuestros, de esos confines de Galicia, donde la Providencia de Dios y mi autoridad os han puesto por gobernador, lo recibiremos con todo placer del corazon y alegría de nuestro ánimo. Mandamos además que vos y todos los vuestros esteis sujetos à la iglesia de Oviedo que con vuestro consentimiento y á instancia vuestra hemos erigido en metropolitana, y concedemos à la sobredicha iglesia que le quede perpetuamente seguro, firme y estable, como lo mandamos, todo cuanto los reyes ú otros fieles le hubieren justamente donado hasta aho ra, ó con la ayuda de Dios le donaren mas adelante. Os rogamos, por último, que tengais por recomendados á Jos pontadores de esta carta. Dios os guarde..

8. La otra carta del pontífice romano, traida por su doméstico Rainaldo, en el mes de julio de la era de DCCCCIX, decia así: « Juan, obispo, siervo de los siervos de Dios, á nuestro amado hijo Alfonso, glorioso rey de las Galicias. Hemos recibido la carta de vuestra devocion, y os damos respetidas gracias; porque por ella hemos entendido cuanto amor profesais á nuestra santa Iglesia, rogando al Señor, que fortalezca vuestro reino y os conceda victoria de vuestros enemigos. Por esto, hijo carísimo, elevamos continuamente á Dios nuestras oraciones, para que gobierne vuestro reino, y os libre, guarde y proteja, ensalzándoos sobre todos vuestros enemigos. Haced consagrar la iglesia del apóstol Santiago por los obispos de Espaùa, y celebrad con ellas concilio. Sabed al mismo tiempo, gloriosísimo rey, que tambien à nosotros nos acosan Jos paganos, y que de noche y de día tenemos que pelear con ellos; pero Dios omnipotente nos concede el triun10. Por esto pedimos y rogamos encarecidamente à vuestra benignidad, que porque, como hemos dicho, nos estrechan en gran manera los paganos, nos envieis algunos buenos y provechosos caballos moriscos armados, de los que los españoles llaman caballos alfaraces, por cuyo recibo alabaremos al Señor, os daremos à vos las gracias, y por medio del que los conduzca, os recompensaremos con las bendiciones del apóstol san Pedro. Dios os guarde, hijo amantisimo y carísimo rey.»

9. Recibió el rey las cartas con suma alegría, y señaló desde luego el día en que debia consagrarse la sobredicha iglesia, y celebrarse en Oviedo el concilio de todos los obispos de su reino. Eran estos: Juan, de Auca; Vicente, de Leon; Genadio, de Astorga; Hermenegildo, de Oviedo Dulcidio, de Salamanca; Jacobo, de Coria; Nausto. de Coimbra; Argimiro, de Zamora ; Teodorico, de Viseo: Gumado, de Oporto; Argimiro, de Braga; Diego, de Tuy Egila, de Auria; Sisnando, de Iria; Recaredo, de Lugo; Teodesindo, de Britonia, y Eleca, de Zaragoza. En el dia señalado compareció el rey, con la ayuda de Dios, acompañado de su esposa, de sus hijos, de los citados obispos, de todos los magnates, y entre ellos de los condes que siguen, á saber: Alvaro, conde de Luna; Bermudo, de Leon; Sarracino, de Astorga y del Vierzo; Hermenegildo, de Tuy y de Oporto; su hijo Arias, de Eminio; Pelayo, de Berganza; Odoario, de Castilla y de Verzeo: Silo, de Prucias, y Ero, de Lugo. Concurrió tambien todo el pueblo católico, reuniéndose una multitud innumerable para vivir alli y oir la palabra de Dios.

40. El primer dia, que era el de las nonas de mayo del año de la Encarnacion del Señor, era DCCCCXXXVH, feria segunda, año tercero del ciclo lunar, luna undécima, fué consagrado el dicho templo por los mencionados obispos, por el órden siguiente. Primeramente consagraron el allar dedicadoval Salvador, nuestro Señor Jesucristo; despues de éste, el que había a su derecha, dedicado á

Jos santos apóstoles Pedro y Pablo; y luego, el de la'izquierda dedicado al apóstol y evangelista san Juan: péro en el allar levantado sobre el cuerpo del bienaventurado apóstol Santiago, y que había sido ya consagrado por sus siete discipulos Calocero, Basilio, Pio, Crisogono, Teodoro, Atanasio y Máximo, no hicieron los sobredichos prelados mas que orar y celebrar la misa. Otro dia despues del de la consagracion, los mismos obispos fueron por orden del rey a la otra parte del río Ulla, á un monte llamado por los antiguos Ilicinario, y alli consagraron la iglesia dedicada al martir san Sebastian; desde cuyo dia tomó aquel monte el nombre de Sagrado, que aun boy le dura Terminadas estas diligencias, todos los obispos se retiraron gozosos á sus casas.

11. Pasados once meses, el mismo rey, con su esposa é hijos, y acompañado de los obispos, condes y demas magnates sobredichos, volvieron á Oviedo para celebrar el concilio convocado con autoridad del sumo pontifice Juan y consejo del gran principe Carlos. Así pues los referidos prelados, presente el rey y reunidos en concilio universal de España, por acuerdo de todos eligieron la ciudad de Oviedo para silla metropolitana, nombrando por su arzobispo á Hermenegildo. Dijeron luego los obispos: Las correrias y persecuciones de los gentiles, fuera de las montañas de Asturias, han echado enteramente de sus sillas á algunos prelados, y à todos nosotros nos molestan de tal manera en las nuestras, que para librarnos del furor del enemigo, hemos debido acogernos à la casa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, donde, fortalecidos con su amparo y para mayor gloria suya, hemos constituido arzobispo que nos presida. Además de esto, reunidos en el presente concilio, y habiendo precedido un ayuno de tres días, ordenamos que cada uno de nosotros gobierne con pastoral vigilancia y segun lo dispuesto en los cánones el pueblo que le está encomendado, y que para esto, con consejo del rey, de los grandes del reino y de toda la Igesia, se elijan arcedianos, vare nes de buena fama, que visitando dos veces al año los monasterios é iglesias parroquiales, celebren sinodes, arranquen la zizaña, siembren en el rebaño del Señor la semilla de la buena palabra, y dispongan de manera los dichos monasterios é iglesias, que luego pueda dársenos de todo buena cuenta; y si alguno tratare indignamente ó con engaño este negocio, estará sujeto à las penas que imponen los sagrados cánones. Despues de esto, añadió el rey: Roguemos, pues, à nuestro Señor Jesucristo, que á todas las sobredichas iglesias, así las pobladas como las destruidas, las restaure con su piadosa misericordia, y les conceda tales obispos, que le agraden y sirvan, y tengan su metrópoli y su amparo en la silla de Oviedo.

12. Continuaron luego los obispos : Ahora, pues, seaa llamados al concilio todos los prelados de las mencionadas iglesias, y señalesele á cada uno en Asturias su determinado territorio de lo que posee la iglesia de San Salvador, para que tenga situadas allí sus rentas y no le falte lo necesario cuando haya de acudir al concilio; porque es tan dilatado el reino de Asturias, que no solamente permite señalar distritos á los veinte obispos, sí que tambien, como nos lo manifestó el gran principé Carlos por medio del prelado Teodulfo, podrán los lugares de aquelos distritos suinistrar á cada uno de los veinte lo suficiente para su congrua sustentacion siempre que hubieren de concurrir al concilio. Dijo entonces el rey: Vosotros, venerables pontífices, restaurad las iglesias asoladas y poned en ellas prelados, porque el que edifica la casa del Señor,á sí mismo edifica, y como dice el profeta Daniel: Los que enseñan á muchos la justicia, resplandecerán como estrellas en las perpetuas eternidades ; y el Señor dice en el Evangelio: Dad de gracia, lo que do gracia recibisteis. » Dios puso en derredor de Asturias montes muy firmes, y el Señor es su guarda y el amparo de su pueblo, ahora y para siempre: en el espacio que estos montes circuyen, y que apenas podria andarse en diez jornadas, pueden muy bien demarcarse á los obispos los veinte distritos que les hemos asignado de la diócesis de San Salvador, de modo que las iglesias que están fuera de Asturias se hallen debidamente dotadas.

13. Entonces contestaron los mismos obispos : Tambien

obispos que no tienen allí sus iglesias, á las que presiden, y a quienes, sin embargo, se suministra alii lo necesario, residiendo en la ciudad y sirviendo al sumo pontifice. Por mandato y consejo del sumo pontifice Juan, nos hemos tambien reunido nosotros aquí en Oviedo; y si en este lugar, fortalecido por la mano de Dios y con grandes montañas, nos hemos juntado con verdadera humildad y fiel devocion en la casa de nuestro Señor y Salvador y de su gloriosa madre la Virgen María y de los doce apóstoles, à quienes el mismo Señor envió á predicar el evangelio y á congregar su Iglesia por todo el mundo; de la niisma manera que el Espiritu Santo descendió sobre los dichos apóstoles en forma de fuego y les enseñó a publicar las grandezas de Dios en diversas lenguas, asi tambien vendrá sin duda sobre nosotros el mismo Espi-ritu Santo para enseñarnos, infundirá en nuestros cora

zones su sagrado fuego, destruirá los enemigos que nos persiguen, y nos guiara al reino de los cielos. Si alguno, pues, de nosotros se apartare de la union de este conciJio, sea anatematizado como Judas, el que vendió al Senor, y segregado de la verdadera é íntima compañía de los santos, sea condenado por toda la eternidad con el demonio y con sus ángeles, Ahora nosotros los obispos y demás sacerdotes acatamos y ofrecemos sostener fiel mente, en cuanto podamos, la silla de Oviedo que Dios nos ha elegido, por metropolitana; pondremos, segun lo ordenado, buenos y fieles administradores en los lugares que se nos señalen en Asturias y por la misma sede (este Señalamiento se halla al fin del libro ), y coneurriremos á Oviedo á concilio, para que de esta manera los obispos que tenemos fuera de aquí nuestras sillas podamos trabajar todos con comun acuerdo en esta ciudad de Astu rias, que Dios ha fundado con tanta fortaleza, restableciendo nuestras casas y peleando unánimes contra los enemigos de la fé; ya que Dios nuestro Señor y Salvador quiso hacer tan firme esta ciudad para que sirviese de refugio á los fieles y de estable fundamento á su iglesia. Si todos perseveramos en ella unidos con vinculo de caridad, podremos con la ayuda de Dios resistir á nuestros enemigos y defender este territorio, para que de él podamos sacar nuestro mantenimiento; porque está escrito, que la concordia entre los ciudadanos es la victoria contra los enemigos. Levantándose entonces Hermenegildo, arzobispo de la iglesia de Oviedo, dijo: Reverendos obis pos, mandad ahora eseribir diligentemente todos esos decretos junto con las cartas del papa: hacedio leer todo en los concilios que celebrareis, y si no lo bieiereis y dejareis de cumplir nuestro mandamiento, guardaos de caer (lo que Dios no quiera) en el juicio del Señor.

Blanco, su

acudieron

García que le permitiese continuar peleando contra los sarracenos, y puesto al frente de numeroso ejército cau soles terribles daños, volviendo triunfante a Zamora, Tejares, J donde acabó sus dias de muerte natural, y fué enterrado Dene en Astorga junto con su mujer doña Jimena. Roguemos seg al. Padre de las misericordias que así como lo hizo rey lus presos en este mundo, así le conceda otro reino en la patria ce- hierros lestial. Trasladado ahora á Oviedo juntamente con su es- consejero posa la reina Jimena, tiene su sepulero en la capilla de orden dêh la Virgen Madre de Dios, Santa Maria Acaeció su muerte en la era de DCCCCXV, habiendo reinado cuarenta y ocho años.

12.6 Sucedió á Alfonso su hijo Garcia; quien en el primer año de su reinado juntó un numeroso ejército, para guerrear contra los árabes. Alcanzó con la ayuda de Dios grandes victorias, taló, incendió é hizo muchos cautivos; y despues de haber hecho prisionero, entre otros, al rey Ayola, pudo este escaparsele en un lugar llamado Altre muto, por negligencia de los encargados de su custodia. Reinó García tres años y un mes, muriendo de enferme dad y siendo sepultado en Oviedo con los demás reyes, en la era de DCCCCXLI. ***

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48. Por muerte de García ascendió al trono su hermano Ordoño, que vino de las partes de Galicia. Tuvo luego noticia de que un numeroso ejército de Córdoba con un aleaide Hamado Alapaz, habia llegado al castillo de San Estévan, a orillas del Duero, por lo que, como era Ordoño gran guerrero, juntó poderosa hueste y se diri gio alla con presteza. Trabóse la batalla, y concedió el Señor el triunfo al rey católico, quien derrotó completamente a sus enemigos, salvandose de estos muy pocos y muriendo en la refriega el sobredicho alcaide, y cierto rey llamado Almotarrap, á quien denominaban tambien el rey Gordo. Despues de esta victoria, regresó el rey triunfalmente à su córte de Leon. En aquel tiempo la Catedral de esta ciudad, que estaba bajo la advocacion de los apóstoles san Pedro y san Pablo, se hallaba situa da extramuros, y dentro del ámbito que cerraban las murallas existian tres edificios que habían sido termas de los paganos y que despues de la introduccion det cristianismo habian sido convertidos en palacio real. Así pues, movido de lástima el rey Ordoño, mandó al obispo de Leon, Frunimio, que acompañado de los demas obispos de la provincia, trasladasen la catedral à. aquellos edificios que servian á ta sazon de palacio. En el uno de ellos dispuso el rey que se consagrase altar bajo la advocacion de la Virgen María y de todas las santas virgenes; en el segundo otro altar dedicado á nuestro Salvador y á sus apóstoles; y otro en el tercero á bonor de san Juan Bautista y de todos los santos mártires y confesores. Concluida la dedicacion, mandó el rey dar de su tesoro los oruamentos de oro y plata para los dichos tres altares, y de los bienes de su patrimonio doté aquella catedral con muchos lugares é iglesias.

14. Concluido todo esto, levantóse el rey, y con aprobacion de todos los que asistian en el concilio asi eclesiásticos como seglares, dono perpetuamente á la iglesia de Oviedo por diócesi los siguientes términos en Galicia: Suarna, con las posesiones de San Martin y de Santa María de Villalva, con todas sus dependencias; Val-longa, con las posesiones de Santa María y todas sus dependencías; Neyra, con las posesiones de San Martin de Esperella y de Santiago de Cuevas, con sus agregados; Layo sa y la posesion de San Martin de Perellinos, con todas sus dependencias; toda Sarria, con las posesiones de Santa Maria de Corvella y sus dependencias; Páramo, hasta el rio Miño; todo Lemos, con Vudio, Verosino, Saviñano y Froyan, hasta el rio Silo; toda Limia, con las iglesias de Petrayo que estén edificadas ya ó se edificaren mas adelante entre el rio Arnoya y el Silo, desde la falda del monte Naron, siguiendo la corrieate del Zora, hasta el predio de Arnoya, y siguiendo luego la corriente del Miño; en Veza, hasta el puerto de Banato, las iglesias de Sallar, entre el Arnoya y el Silo, las de Barrosa del Castellano y las posesiones de San Salvador de libasmoscas, á saber, Cusanca, Barbantes, Avia, Avion, Asma, Camba y Aviancos: y últimamente las posesiones de la iglesia de Santa Cruz de Soto del Senador, con todas sus dependencias.. Ademas de esto, añadió el rey, ratificamos y confirmamos á la sobredicha iglesia, cuanto le donaron nuestros predecesores y le concedieron los reyes vándalos. Entonces contestaron unanimes todos los del concilio: Plácenos, plácenos a todos y despues de haber tratado algunas cosas del servicio de nuestro Señor Jesucristo y otras tocantes al comuu provecho de todo el reino de España, disolvióse el concilio y todos los concurrentes se fuéron á sus casas con mucha alegría. Concluyóse este concilio á xvin de las calendas de julio de la era de DCCCXLV

15. Tres años después en la era de DCCCCLVIN, mandó el rey poblar de nuevo algunas ciudades abandonadas por los antiguos, como Zamora, Simancas y Dueñas, y Lodos los campos de los godos; y dió á su hijo García la ciudad de Toro, para que también la poblase, Entretanto en la era de pcccc os árabes en numeroso ejército se dirigieron contra Zamora; pero sabiéndolo el rey rennió sns huestes, y peleando con ellos, logró con el favor de Dios derrotarios completamente, con muerte de Alkama, que se titulaba su profeta, quedando así en paz la tierra. Aprovechando luego la temporada á propósito para entrar en campaña, se encaminó á Toledo, cuyos moradores le pagaron un cuantioso rescate; y à su regreso se apoderó á la fuerza de un castillo llamado Quintia Label, pasando a cuchillo à parte de sus moradores y llevandose á los demás cautivos. Pasó en seguida á Carrión, y allí mandó ajusticiar à un su esclavo, llamado Adamnino, y juntamente á sus hijos, porque habia conspirado contra la vida del rey.

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19. Sucedió luego que el rey de Córdoba, unido con otros reyes agarenos, juntaron un poderoso ejército de Sarracenos, y dirigiéndose contra el rey Ordoño, llegaron á un lugar Hamado Mindonia, donde trabándose la batalla, sucumbieron muchos de los nuestros, porque como dice David: Son varios los sucesos de la guerra Tres años mas adelante llegó nuevamente un inumerable ejercito de sarracenos á un lugar llamado Mohis; (por lo que sabiéndolo el rey de Pamplona García, hijo del rey Sancho, envió con toda presteza á pedir al rey Ordoño, que le ayudase contra los agarenos. Marchó nuestro rey con numerosas fuerzas en busca del enemigo, à quien hallaron en el valle que lleva por nombre Junquera ; pero sus pecados estorbaron a los nuestros la victoria, muriendo muchos de ellos, y cayendo prisioneros Dulcidio, obispo de Salamanca, y Hermoigio, que lo era de Tuy, los cuales fueron llevados à Córdoba. En reemplazo y rebenes de este obispo Hermoigio, se presentó en Córdoba un su sobrino, por nombre San Pelayo, quien fué despues encarcelado y padeció el martirio; y el rey luego que tuvo fuera de Córdobá á aquellos dos pretados, deseoso de vengar el anterior descalabro, juntó poderoso ejército, y dispuesto a entrar en campaña, penetró en tierra de moros por aquella parte que llaman Sintilia, causándoles muchos daños, talando el pais, tomándoles por fuerza de armas muchos castillos, entre ellos Sarmalon, Etiph, Palmacio, Castellon, Magnancía y otros cuya enumeracion seria prolija, y con tan buen suceso en todo, que con una jornada mas de camino hubiera Hegado hasta Córdoba, Retrocediendo despues, llegó triunfalmente á. Zamora, donde halló que habia muerto la reina doùa Nuña, de quien habia tenido dos hijos, a saber, à Alfonso y a Ramiro, desvaneciéndosete asi el gozo del triunfo, con la tristeza que le causó el fallecimiento de la reina. Casó fuego segunda vez con una señora de Galicia, por nom bre Argonta, à quien repudió mas adelante porque no le agradaba, y por esto hizo despues digna penitencia. 20. Mas adelante el rey Ordoño, que era muy cuerdo y provisor, envió á Burgos á Hamar á los condes que gobernaban à la sazon aquel territorio y que se le habian rebelado. Eran estos Nuño Fernandez,Abolmandar el

16. Encaminandose luego á Zamora, mandó prender a su bijo García, y llevarlo cargado de hierros al castillo de Gauzon. El suegro de García, Nuño Fernandez, habia urdido la trama y preparado una rebelion, de modo que mancomunandose todos los hijos del rey, apearon del trono á su padre, señalándole por residencia la villa de Boides en Asturias. El rey destronado se fué à orar à Santiago, desde donde volviendo a Astorga, pidió á su hijo

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Blanco, su hijo Diego y Fernando Ansurez, los cuales
acudieron al llamamiento del rey, en un lugar llamado
Tejares, junto al riachuelo Carrion, donde, como que
Dis, tiene en su mano, el corazon de los reyes y el curso de las
aguas, segun escribe. el agiógrafo, mandó Ordoño poner-
los presos y llevarlos a su córte de Leon cargados de
hierros, sin consultar el caso sino con sus mas intimos
consejeros. Allí fueron encarcelados, y ajusticiados por
órden dé), rey en la misma carcek. Por este tiempo tam-
bien recibió Ordoño un mensajero del rey Garcia pidién-puso
dole que fuese alla eu su ayuda para combatir las dos
ciudades de Najara y Viguera, ocupadas por los sarra-
cenos. Pusose, pues, nuestro rey en marcha, llevando
Consigo numeroso ejército; ataco la sobredicha ciudad de
Najara, llamada antiguamente Tricio, la, tomó y la metió
a saco; y despues de haber contraido matrimonio.con una
hija de Garcia, por nombre Sancha, regresó victoriasoba
su córie, Reina en paz nueve años y seis meses, pues
viniendo de Zamora, fallecia de muerte natural, y fue
sepultado en la capilla de la Virgen Santa María de la ca...
Ledral de Leon, en la era de pcccauxin.

21. A Ordoño, sucedió en el reino su hermano Fruela, quien se enlazó con doña Nuña, de la cual tuvo por bi jos á Alfonso y Ramiro, ademas de otro llamado Aznares, que le nació, fuera de legítimo matrimonio. Como fué corto su reinado, no pudo alcanzar de sus enemigos grandes' victorias, aunque alguna vez peleá con ellos. Es fama que mando matar sin culpa á dos hijos de cierto noble llama. do Olmundo, por do que Dios por sus justos juicios lo privá luego del reino. Desterró además, y sin ninguna culpa al obispo de Leon, por nombre Fronimio, no conten→ to con haber muerto a sus hermanos; sin recordar que el emperador Domiciano, dispuso Dios que lo matase el senado de Roma, por haber desterrado sin causa al apóstol y evangelista san Juan, y sin respeto á aquellas palabras de David: No toqueis á mis ungidos, ni os ensañeis contra nxrofetas: por esto fué breve: su vida y brevisimo su reinado, Reino solamente un año y dos meses, y fue enterrado junto á su hermano en Leon, donde murió cubierto de lepra en la era de DccacuxиI!. Por su muerte fué reinstalado en su silla el sobredicho obispo Fronimio. }

Aboiahia, sin emargo, faltó por segunda vez à su pala☺ bra, y haciendo traición á nuestro rey, envió luego mensajeros para reconocer nuevamente à Abderraman de Córdoba y hacer con él las paces. Por esto vinieron los sarracenos de Córdoba y se apoderaron de Socuevas, y el rey Abderraman marchó con poderoso ejército contra Simancas, anunciandolo Dios con terribles señales en eb cielo, eclipsandose el sol 'en todo el mundo por espacio de una hora. Luego que lo supo nuestro católico rey, dissus numerosas huestes para salir a oponerse al enemigo, y encontrándose ambos ejércitos, trabésela batalla y concedió el Señor la victoria a los nuestros, un Júnes víspera de la festividad de los santos Justo y Pastor. Murieron de los moros en aquel lance ochenta mil; fué tambien hecho prisiouero y encarcelado aquel rey agareno Aboiahia, a quien Dios por sus justos juicios quiso así castigar por haber quebrantado la fe prometida al rey Rodrigo; y à los pocos que con precipitada fuga se escaparon del campo de batalla, persiguiólos nuestro rey, y alcanzandolos en la ciudad de Alhandega, acabóde exterminarlos, pudiendo á duras penas salvarse el mismo. rey Abderraman mal herido. Despues de tan señalado ariunfo, y cargados los nuestros de riquísimos despojos de oro, plata y vestidos preciosos, regresó el rey tranquilamente à su córte.

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24. Dos meses despues llevó el rey su ejército á las riberas del Tormes, y alli mandó poblar de nuevo las abandonadas ciudades de Salamanca, antiguo solar de los castellanos, Ledesma, Ribas, Baños, Alhandega, Peña y otros muchos castillos que aquí seria pròlijo enumerar; al mismo tiempo que el conde Rodrigo pobió a Amaya y el territorio de Santa Juliana en Asturias, y el conde niego á Burgos y Ovierna, por órden del mismo rey. Otras de las poblaciones que se verificaron tambien en aquella temporada, con la ayuda de Dios fueron: la de Rueda, por el conde Nuño Muñoz ; da de Osma, por Gonzalo Tellez plas de Oca, Clunia y San Estévan, por Gonzalo Fernandez; y últimamente la de Sepúlveda, por Fernando Gonzalez. Este último y Diego Munio se su→ blevaron luego contra el rey y le movieron guerra; pero como Ramiro era fuerte y poderoso, pudo apoderarsel de sus personas, y a ambos cargados de hierros los metió en la cárcel, al uno en Leon, y al otro en Gordon; hasta que al cabo de mucho tiempo recobraron uno y otro su libertad, prestando juramento de fidelidad al rey, y quedando confiscados todos sus bienes. Entonces fué Cuando Ordoño, hijo del rey Ramiro, se casó con Urraca,1 hija de Fernán Gonzalez, á la sazon en que el buen rey había tenido ya por hijos de la reina Teresa, por sobre nombre Florentina, además del dicho Ordoño, á Sancho y á Geloira.

22. Luego que murió Fruela, empuñó el cetro Alfonso, hijo de Ordono, el cual se caso con Jimena y tuvo de ella a Ordoño el Malo, pero quiso despues retirarse al claus-/ tro, y para ponerlo por obra, envió meusajeros, á‹ su hermano Ramiro, que se hallaba a la sazon en Viseo, manifestandole que queria renunciar a su favor la corona. Vino Ramiro con presteza à Zamora, acompañado de su ejercito y su corte, y allí empuñó el cetro, apresurandose su hermano á retirarse en el monasterio de los Sefores Santos, situado à orillas del rio Ceye. El nuevo rey se apresuró Juego à inover sus armas contra los árabes, pero a poco de estar en Zamora recibió noticia de que su hermano Alfonso, saliendo del monasterio se habia proclamado nuevamente rey de Leon. Irritose Ramiro con tales nuevas, y mandando tocar las trompetas y preparar las armas, retrocedió apresuradamente á Leon, donde tuvo sitiado noche y dia à Alfonso, hasta que se apoderó de su persona y lo hizo encerrar en un calabazo. Entonces todos los magnates asturianos enviaron mensajeros al príncipe Ramiro, el cual, sin embargo, penetró en Asturias, y prendiendo à todos los hijos de Fruela, hermano del rey Ordoño, á saber, à Alfonso, à Ordoño y á Ramiro, se los llevó consigo y juntándolos con su sobredi-Talavera, donde, trabándose la batalla, mató á doce mil de

cho hermano Alfonso, el que estaba ya en la cárcel, man dó quitarles á todos la vista en un mismo día. Habia reinado Alfonso siete años y siete meses hasta la era

25. A esta última hija la consagró Ramiro á Dios, y en nombre de ella edideó dentro de Leon y junto al pala cio real un grandioso monasterio dedicado á San Salvador. Otros dost monasterios mandó tambien edificar el rey, el primero bajo la advocacion de San Andrés após→→→ tol, y el segundo bajo la del mártir San Cristóbal, ambos á la orilla del río Coya; luego otro junto al Duero, dedicado a la siempre Virgen Santa Maria; y otro finalmente bajo la advocacion del arcangel san Miguel, levantado en una heredad llamada Destriana, que el rey poseia en el valle de Ornia. En el año décimonono de su reinado juntó Ramiro nuevamente su ejército, y marchó á combalir una ciudad de los agarenos que ahora llamamos

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23.

aquellos é hizo siete mil prisioneros volviéndose en seguida victorioso á sus estados. Pasó despues a Oviedo; y habiendo caido alli gravemente enfermo, regresó à Leon, donde rodeado de obispos y abades que to exhortaban, recibió los Sacramentos, y diciendo: Desnudo naci del vientre de mi madre, desnudo volveré à la tierra: sea Dios en mi ayudel reino, y falleció de muerte 'natural la víspera y no temere las maquinaciones de los hombres; pride la fiesta de la Epifania. Su reinado fuè feliz en la tierra y como este rey era benigno con todos, tambien reinará en el cielo. Devoto de los angeles, murió de enfermedad y fué enterrado en el cementerio junto à la iglesia de San Salvador, en el sarcofago que habia mandado construir para su bija la reina doña Geloira. Su reinado duró diez y nueve años, dos meses y veinte y cinco dias, y se acabó en la era de DCCCCLXXXII.

sus magnates por donde podrian hacer entrada en tierras
de los Caldeos. Juntando, pues, sus tropas, se encaminovos
á una ciudad llamada Magerit, de la cual se apoderó
la fuerza en dia de domingo; y despues de haber hecho
en ella gran destruccion, pudo con la ayuda de Dios re-
gresar en paz y victorioso á su córte. Estando aquí en
Leon, recibió un mensajero que le enviaba Fernan Gon-
zalez, con la noticia que se dirigia contra Castilla un nu
meroso ejército por do que puso Ramiro el suyo en mos
vimiento, y salió encontrar al enemigo en un lugar la
mado Osma, donde ordenó sus tropas en batalla, man→
dando que se dispusiesen todos para el combate. Dios por
su clemencia se dignó conceder la victoria a nuestro rev,
quien dejando tendidos en el campová la mayor parte del
los enemigos, se levo consigo ammuchos millares de cau-)
tivos y se volvió triunfante á su capital. Despues de estas
victorias, juntó otra vez sus huestés et rey Ramiro, y
con ellas marchó sobre Zaragoza, cuyo rey sarraceno,
Aboiahia, prestó obediencía á nuestro Ramiro, y faltando
a la fidelidad que debía a Abderraman rey de Córdoba, se
sometió al catolico con todos los suyosiyle reconoció por
rey en sus estados. Ramiro empleó entonces sus fuerzas
y su poder en combatir algunos castillos que no habian
querido seguir a Aboiahia, y habiéndolos ganado, se los
entregó á éste, y se volvió á Leon cargado de laureles.

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26. Por la muerte de Ramiro ascendió al trono su hi¦jo Ordoño, varon muy prudente, diestro y ejercitado en las armas: Conjurados su hermano Sancho, su tio Garcia, rey de Pamplona, y el conde de Burgos Fernan Gonzalez, se acercaron con sus ejércitos á Leon, para que, apeado Ordoão, se sentase en el trono el sobredicho Sancho;" mas reuniendo el rey sus tropas y conduciéndolas con su acostumbrada pericia, pudo defender sus ciudades y conservar su corona, Repudió entonces à su mujer Urraca, hija del referido conde Fernando, y luego que se re tiraron los rebeldes, se casó con otra llamada Geloira, de la cual tuvo al rey Bermudo que adoleció de gota. El mismo rey Ordoño hizo tambien con poderoso ejército una expedicion contra Galicia: sometió esta provincia,

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