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PRÓLOGO

DE FR. PRUDENCIO DE SANDOVAL, OBISPO DE PAMPLONA

AL LIBRO XVIII DE LA CRÓNICA GENERAL DE ESPAÑA.

SEÑOR:

UANDO V. M. me hizo merced del oficio de su coro

Castilla y Leon, antiguos y señalados. Del emperador

C nista, me mandó continuar la historia que escribió don Fernando, llamado así y Magno, por sus hazañas.

Ambrosio de Morales, que fenece en el rey don Bermudo, último de este nombre, que se llamó el Junior: y para decir lo que otros hasta ahora han escrito, fáci! fuera mi trabajo; pero dificultoso y grave para sacar la obra (de siglos tan antiguos y faltos de autores) cumplida, verdadera, y con puntualidad en los años. Para suplir esta falta he mendigado cuanto he podido, sacado de libros viejos y nuevos, de privilegios y otros papeles, piedras, diarios, memorias y cartas pontificales, lo que el mismo libro dirá. En el cual se contienen las vidas y hechos de cuatro príncipes, reyes de

De su hijo don Sancho el Fuerte, ó Bravo, mal logrado. Del emperador don Alonso, sexto de este nombre, su hermano, á quien llamaron de la mano horadada, y el Toledano, porque ganó este reino. Del emperador don Alonso, su nieto, séptimo deste nombre, que imprimí ántes, y aquí va reformada en lo que pude. Ofrezco á V. M. esta obra como á glorioso fruto de tan soberanas plantas: y como á mi príncipe y señor, autor real magnificentísimo de todas mis honras, que nuestro Señor guarde para bien de la cristiandad.-EL OBISPO DE PAMPLONA.

LIBRO XVIII.

CAPÍTULO 1.

Historia del rey don Fernando el Magno.

El rey don Fernando el Magno, primero de este nombre, fué hijo del rey don Sancho el Mayor, y de doña Mayor, cognominada Muniadona, á la cual las historias llaman (con engaño) doña Elvira. Fueron reyes de Navarra y condes de Aragon, y heredaron el condado de Castilla por muerte del infante don García, único varon, hijo del conde don Saucho, y doña Mayor sucedió en Castilla por ser hija mayor del conde don Sancho, y hermana de don Garcia el mal logrado, y de doña Urraca, que casó con don Bermudo el Junior, rey

de Leon, que murió en Tamara, como queda dicho, y consta por su sepultura en San Isidro de Leon.

Casó don Fernando infante de Navarra con doña Sancha hermana del rey don Bermudo de Leon, y viuda doncella por la muerte de don García infante de Castilla, muerto á traicion por los Velas en Leon (1). Fueron hermanos del rey don Fernando, hijos de don Sancho y de doña Mayor, don García, que fué el mayor, y así quedó con lo de Navarra y Bureva y Castilla vieja, hasta las Asturias de Laredo, Alava, y Rioja, y

(1) Los hijos que tuvieron, doña Uriaca fué la primera, donna Elvira segunda, don Sancho, don Alonso, don García.

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ron, y si escribieron, se perdieron las historias. que ninguna hay cumplida, escrita en los mismos tiempos, que trate verdad desde que España se perdió hasta el rey don Fernando el Santo, sino la que yo bice como compuesta de remiendos del rey don Alonso el séptimo emperador de España; y así habré de escribir éstas apoyando la verdad, y limpiando de engaños lo que se escribe en la historia del Cid Rodrigo Diaz, que se imprimió en Burgos, y en otras, que las mas antiguas son desde el rey don Alonso XI, 6 el X, que fué príncipe guerrero y curioso, y mandó recopilar las historias que andan en papeles y memorias de hombres, ya tan pervertidas y llenas de errores que todo lo hacen sospechoso, y cuentan poco, por lo menos en el tiempo que sca verdadero.

y así quedó con lo de Navarra y Bureva y Castilla vieja, hasta las Asturias de Laredo, Alava, y Rioja, y montes de Oca. Don Gonzalo, don Ramiro, don Bernardo que murieron mozos y demás destos infantes tuvo el rey don Sancho otro hijo natural, que se llamó Ramiro, y fué el primer rey de Aragon. Casado ya el rey don Fernando con doña Sancha, comenzaron á reinar en Castilla antes de la era mil y setenta año de mil y treinta y dos, como parece por muchas escrituras que ellos dieron, y otros otorgaron, donde se dice que reinaban en Castilla. Y en muchas dice en Castilla y en Leon, aunque era vivo su cuñado don Bermudo, que murió ó fué sepultado era mil setenta y cinco, ó en fin de la era mil setenta y cuatro, y fuéla causa tener don Fernando parte del reino de Leon como son Astorga, Cea, Sahagun, Carrion, Fromesta, y otros lugares que el rey don Sancho habia quitado á don Bermudo, y por ellos tuvieron sangrientas pendencias, que duraron hasta perder don Bermudo la vida en una batalla cerca de Tamara. Y aunque los leoneses quisieron resistir á don Fernando la entrada en Leon, no pudieron, porque la ciudad estaba con poca fortaleza despues que Almanzor la arruinó, y era dificultoso oponerse con efecto á un príncipe victorioso, y legítimo sucesor por su mujer, que fué la primera que claramente podemos decir, que introdujo en el reino de Leon la sucesion, y su suegra la reina doña Mayor en Castilla.

En Leon comenzó á reinar despues, en la era de mil y setenta y cinco, año mil treinta y siete, ó en ella, en la cual parece haber muerto en Tamara, y sido enterrado don Bermudo como lo dice el epitafio de su sepultura que está en San Isidro de Leon, y dice así la piedra que la cubre : (H. L. E. Condit' Veremud' Iunior. Rex Legionis, filius Adefonsi regis. Iste habuit guerram cum cognato suo rege magno Fernando, et interfectus est ab illo in Tamara Preliando, Era M. Lxx. v.) Lo cual confirma una donacion que estos reyes hicieron al monasterio de Arlanza del lugar de Tela, término de Coruña donde nace Esgueva. Dicen reinaban en Leon y Castilla, era mil setenta y cinco, die vj. feria Kal. Iulias, que es año mil treinta y siete, á primero de julio, y fué así porque este año fué letra dominical B. Tuvieron don Fernando y sus hermanos títulos de reyes, don García en Navarra, y don Ramiro en Aragon antes que el rey don Sancho el Mayor su padre muriese, que así lo usaron los reyes de Leon y de Navarra, como parece por muchas escrituras, y aun causa esta costumbre grandísima confusion en los papeles, y es menester tiento y curso en ellos para no confundirse, y poder saber cuál era el rey verdadero, y cuál el que no tenia mas que título.

Esta fué la vez primera que se juntaron Castilla y Leon veremos adelante como volvieron á ser reinos por sí hasta el rey don Fernando el Santo tercero deste nombre, en quien volvieron á unirse, y hacerse un reino, y han durado hasta ahora, ya tan unos que casi no hay distincion mas de en selos los nombres de Leon y Castilla, pero nó en la gente, leyes y costumbres, como fuera bien estuvieran todos los de España, con que los reyes fueron mas poderosos, y los corazones de sus vasallos uno, y así el reino invencible.

Los hechos del rey don Fernando fueron sin duda grandes y muchos, pues por ellos mereció el renombre de Magno: y se llama en algunas escrituras emperador de España, porque dicen, que todos los reyes moros le pagaron parias. Mas fueron tan descuidados los letrados de aquellos tiempos, que no los escribie- |

En lo que he escrito en las fundaciones de los monasterios de san Benito, refiero muchas escrituras, por las cuales consta en qué tiempos reinaron estos y otros príncipes, y las buenas obras que en servicio de Dios hicieron, y otras cosas que importan para la verdad de la historia.

Coronóse en Leon el rey don Fernando á veinte y cinco de junio, año de mil treinta y siete, jueves; coronóle y ungióle, como se usaba en aquellos tiempos, Servando obispo de Leon, con los demás obispos y prelados del reino, que fueron Sampiro obispo de Astorga, Vistrario obispo de Iria, Pedro obispo de Lugo, Froilano obispo de Oviedo, Julian obispo de Burgos. Plácido abad, Nervidio abad, Saturnino abad, Gomez abad, Flaino abad, Tello abad, con otros muchos de Galicia, Portugal y Asturias que eran de la corona de Leon. Y de caballeros se hallaron doña Teresa hija del rey don Bermudo el Viejo, y hermana del rey don Alonso el V. Doña Jimena hija de don Alonso el V. Doña Cristina hija del rey don Bermudo. El conde don Pinol Jimenez, la condesa doña Aldonza su mujer, que eran grandes señores en Asturias, el conde don Fernando Lainez, el conde don Fernando Muñoz que tenia á Astorga, el conde don Fernando Diaz, Astur Diaz padre del conde don Pedro Assurez señor de Valladolid, don Nuño Alonso, el conde Gutierre Alonso, el conde Nepociano, Osorio alférez del reino, el conde Fernando Fernandez, el conde don Alonso, el conde Bermudo Ordoñez, el conde Pelayo Frolez, García Osorio, Gundemaro Osorio, Rodrigo Osorio, Pelayo Muñoz, Sancho Ordoñez, Bermudo Ordoñez, Gutierre Ordoñez, Nuño Gutierrez, Velasco Fernandez, y otros muchos caballeros del reino de Leon y Castilla.

En estas cortes y ayuntamiento general confirmó el rey don Fernando las leyes, que los godos antiguos de España habian tenido para se gobernar, y puso el reino en el mejor estado y concierto que pudo, que por causa de las guerras, y la poca edad del rey don Bermudo estaba muy estragado.

Parece de lo dicho, como la casa real de Navarra dió reyes á toda España, y que Castilla y Leon se unieron y juntaron en un infante de Navarra por via de hembras, Castilla por doña Mayor hija del conde don Sancho, nieta del conde Garcifernandez, bisnieta del conde Fernan Gonzalez, en cuya memoria se le dió el nombre de Fernando á este príncipe su cuarto nieto, y dél quedó en los reyes de España, y tan venturoso que no le ha habido que no sea excelente; y Leon por la infanta doña Sancha hermana de don Bermudo. Con este ayuntamiento ó junta de reinos, vino á ser don Fernando el mas poderoso de España, y se llamó emperador, y doña Sancha emperatriz, como parece por

muchas escrituras de aquellos tiempos, que los llaman así; y por no cansar referiré sola una del monasterio de San Pedro de Arlanza, que dice así en latin: Era 1094: quinta feria, xj idus septembris sub imperio imperatoris Ferdinandi regis, et Sancia reginæ imperatricis regnum regentes, in Legione, et in Galecia, vel in Castella, suusque nepos Sancio regis, in Pampilona, et Najara: frater ejus Ramirus rex in Aragona et in Ripa Curza, etc. El abad san Iñigo, y los monges del monasterio de Oña truecan y venden con el abad san García y sus monges de Arlanza la heredad en el lugar que llaman Fuente Aurea, y otras cosas por una iglesia de Santa Eugenia. Por manera que fué cierto y llano, que estos príncipes se llamaron emperadores, y puede ser que cuando se coronaron en la ciudad de Leon, se les diese este honroso título y se hiciesen las ceremonias, que con su bisnieto el emperador don Alonso se hicieron, como yo las escribí, y por el descuido ordinario que hubo en España en escribir los hechos de sus reyes, y casos honrosos del reino se dejó de escribir, y se olvidó como estaban olvidadas estas y otras preeminencias de nuestros reyes, hasta que yo las halle y escribí en el libro del emperador don Alonso séptimo, y en otros libros antes destos tengo dicha la suprema dignidad y potestad imperial que los reyes godos tuvieron en España, sin reconocer superior en la tierra, por lo cual se llamaron Flavios, y determinaban algunas cosas tocantes á la Iglesia, como lo hicieron los emperadores romanos en los principios della, hasta que el Señor que los crió y ordenó, quiso que tuviese y gozase la autoridad y poder que ahora tiene, siendo el sumo pontífice como vicario de Cristo supremo monarca, cabeza y señor espiritual de todos los príncipes, y hijos de la Iglesia cristiana. Pero no como piensa el cardenal Baronio, que movido con una carta de Hildibrando Gregorio VII dice, que España fué en lo temporal de la Iglesia romana, no habiendo en el mundo reino mas propio de los naturales y exento y libre, pues antes que se perdiese, lo tuvieron los godos con la misma libertad y autoridad que los emperadores, y despues los naturales lo ganaron de los moros, peleando ochocientos años continuos, gastando sus haciendas y vidas, regando los campos y muros con su sangre sin ayuda de ningun pontifice, ni príncipe extranjero, salvo de algunos caballeros que con piedad cristiana vinieron de Francia, Inglaterra, Escocia, Alemania, en diversos tiempos, y se quedaron heredados en esta tierra. Y las donaciones que Oton y otros emperadores hicieron de ciudades y provincias à la Iglesia, fueron en diferentes tiempos, y no se hallará en ellas nombre de lugar de España, ni autor que tal haya dicho.

Y por haber los reyes de España (digo los de As-❘ turias y Leon que fueron los verdaderos sucesores de Recaredo, y mayorazgos legítimos desta monarquía) tenido siempre esta pretension de gozar este renombre y preeminencia como los reyes sus antecesores la tuvieron, y gozaron antes que España viniese en poder de moros, escriben las historias antiguas, y particularmente la general que mandó recopilar el rey don Alonso el onceno ó el Sabio, como dicen muchos, que el emperador Enrique pidió al pontifice mandase que los reinos de España reconociesen al imperio romano. Y en el concilio florentino que este pontifice, que fué Victor II, celebró año mil y cincuenta y cinco se quejó Henrico: particularmente del rey don Fernando, porque siendo segun derecho sujetas al imperio ro

mano todas las provincias y reinos del mundo, el rey don Fernando no se queria sujetar ni reconocerle. El pontífice por ser aleman, y amigo de Henrico, expidió su breve para que el rey don Fernando hiciese este reconocimiento al imperio. Consultó el rey don Fernando este caso con los ricos-hombres del reino, y considerando que el emperador Henrico era poderoso, y mas siendo favorecido del pontifice, y que España estaba casi cautiva en poder de moros, fueron de parecer, pues no habia fuerzas para resistir, aunque sobrase la razon y justicia, se hiciese el reconocimiento. Pero Rodrigo Diaz á quien el vulgo llama de Vivar y Cid, caballero castellano, natural de la ciudad de Burgos, no lo consintió, y se ofreció de ir personalmente con sus parientes y amigos adonde el pontifice y emperador estuviesen, y suplicar deste negocio, y informarlos de la justicia que el rey tenia, y cuando la razon no bastase, combatirlo y averiguarlo por las armas en la manera que quisiesen. Y el rey don Fernando siguiendo este parecer envió a Rodrigo Diaz con diez mil caballeros valientes y escogidos, con los cuales entró por Francia, sin hallar quien le pusiese embarazo en el camino; y como el pontífice supo la determinacion del rey, temiendo algun rompimiento, y que si se ponia en armas seria en daño de la cristiandad, y España se perderia gastando las armas que tanto habia menester para echar de sí tantos enemigos infieles, quiso que se determinase en justicia. Y despachó luego un legado, que fué Roberto, cardenal de Santa Sabina, con otros caballeros de parte del emperador para que saliesen al camino, y en alguna ciudad se juntasen los castellanos, y allí vistas y consideradas las razones que en favor de su pretension alegaban, y asimismo las del emperador Henrico, declarasen la justicia, y la diesen á quien la tenia. La junta se hizo en Tolosa de Francia, y se sentenció, y difinió ser los reinos de España libres y exentos de todo reconocimiento al imperio romano. Y parece que hacen verdadera esta historia el capítulo Adrianus PP. en la distincion 63, con la glosa que dice: Obstat quod reges Hispaniæ, cum non subessent imperio regnum ab hostium faucibus eruerunt. Don Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, en el concilio de Basilea, ciudad de Alemania, que ahora es canton de Suizos, siendo rey de Castilla don Juan II, y emperador de romanos Sigismundo, hizo una elegante y solemne proposicion contra los embajadores del rey de Inglaterra sobre la precedencia de asientos, la cual despues à ruego do don Juan de Silva, alférez mayor de Castilla, su compañero en esta embajada, tradujo de latin en romance, y en ambas lenguas la tengo.

Los hijos que don Fernando y doña Sancha tuvieron durante el matrimonio fueron doña Urraca la primera, y despues della don Sancho, doña Elvira, don Alonso, don García, que por este órden los nombran las historias, aunque no dicen en qué años nacieron. Es verdad que he visto escrituras que tratan del reino de don Alonso en Leon poco despues que murió el rey don Fernando su padre, y dicen que era de poca edad, y segun esto él y su hermano don García, que fué el menor, nacieron siendo ya los reyes sus padres en edad madura.

En tiempo del rey don Fernando dice la historia de Cardeña que fué la crianza de Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid (porque hablemos con el vulgo), y el casamiento con Jimena su mujer, mas todo es falso, particularmente en el tiempo, pues por la data de la carta

de arras que pongo en el libro primero de las fundaciones de monasterios de san Benito, cuya data es era mil ciento y doce, consta que fué nueve años despues de la muerte del rey don Fernando, y dos despues que fué muerto en Zamora don Sancho su hijo, que fué el rey que lo crió, y honró, y hizo su alférez mayor, y general de su campo. Guíome por las escrituras de aquellos tiempos, pues no hay historias dellos, sino de muchos años despues, y cuando las hubiera es claro que se ha de dar mas crédito á una escritura despachada en el consejo real, que á lo que yo escribo en mi celda, y demás desto las historias antiguas dicen que en la toma de Coimbra el rey don Fernando armó caballero á Rodrigo Diaz, y es cierto que se armaban así caballeros cuando eran donceles sin casar, y de edad juvenil; y la toma de Coimbra, como veremos, fué un año antes que don Fernando muriese, y así no pudo Rodrigo Diaz hacer en su tiempo tantos hechos en armas como verdareramente hizo, porque fué el mas valiente caballero de sus tiempos, y con particular favor socorrido en fuertes y peligrosas ocasiones del cielo.

Las conquistas que el rey don Fernando hizo, ni otros hechos notables de su reino, y encuentros que tuvo con caballeros dél, si bien fueron muchos, y que habia bien que escribir en ellos, no ballo quien los diga, y aun los pocos que dicen son tan breves y mal ordenados, y fuera de sus tiempos, que una vida de príncipe tan grande y tan guerrero, de casi treinta años no ocupan veinte hojas, que cierto es gran lástima olvidarse así lo que merecia perpetua memoria. De donaciones que hicieron á monasterios, iglesias y hospitales, he visto infinitos pergaminos, mas no hallo que notar en ellos mas de su gran cristiandad y cuidado que tuvieron del servicio de Dios y aumento de su Iglesia, y digo dello lo que toca á á algunos monasterios de San Benito donde lo refiero.

En la era de mil y ochenta, que es año mil cuarenta y dos, último dia de setiembre, estaban los reyes don Fernando, y doña Sancha en la villa de Dueñas, y en este mismo dia visitaron el monasterio de San Isidro, que está media legua pequeña deste lugar, en un llano, camino de Burgos, y tiene la antigüedad que digo en el libro referido destos monasterios de San Benito, y le dieron los términos, y jurisdiccion donde está fundado, como se la habían dado los reyes don Alonso tercero deste nombre, su hijo don García y don Ordoño, y demás desto le dieron otras heredades, iglesias, y monasterios para que viviesen allí los monges santamente como lo enseña la regla de San Benito, y rogasen á Dios por la seguridad y aumento de su reino. Dice era obispo de la Silla apostólica Gregorio, que segun buena cuenta fué Gregorio sexto. Aunque segun los anales de Baronio, y Genebrardo era Benedicto nono, y Gregorio entró en el pontificado año mil y cuarenta y cuatro. Hallábanse con los reyes en Dueñas Pedro, obispo de Lugo, Diego, obispo de Astorga, el conde Gomez Dias: este conde era el de Carrion, cuyos hijos fueron los condes infantes de Carrion, que digo tratando deste monasterio, y estaba casado con doña Teresa, de la casa real de Leon, y tenida por santa. El conde Gutierre Alonso, que era de Asturias, y de la familia real; el conde Alonso Muñoz; el conde Lain Fernandez; Cipriano, obispo de Leon; Froila obispo de Oviedo; Miro, obispo de Palencia; Gomez, obispo de

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Burgos; Alvito, abad de Sahagun; Luminoso, abad de Asturias; Pero Diaz; Sarracin Fanez; Munio Fanez; Munio Alvarez; Jimeno Velasco de Luna; FernanTellez; Diego Alvarez; Fortun-Alvarez; Ramon Oliva; Ordoño Ordoñez; Pedro Gonzalez; Jimeno Lopez, Sancho Aznar. Y fué notario desta carta Juan, abad de San Isidro, que era secretario del rey, que en aquellos tiempos los escribanos, notarios, y coronistas del reino eran sacerdotes y prelados, por ser personas mas dignas de fé, y que con temor de Dios habian de tratar verdad.

Hizo el rey don Fernando jornada contra los moros que tenian las tierras que los romanos llamaban de la Lusitania á la parte donde está la ciudad de Mérida por donde ahora corre Guadiana, y es raya entre Portugal y Estremadura corrió estas tierras, y ganó algunos lugares llamados Zea y Govea, que son en Portugal, y otros castillos que se le rindieron; pero fué con que los moros quedasen en ellos por sus vasallos, entregándole los alcázares y fortalezas. Dieron los moros ocasion á esta guerra, porque pareciéndoles que el rey era mozo, y que ocupado en pacificar los leoneses, asturianos y gallegos alterados con la muerte de su rey natural, tendrian buena ocasion; los de Mérida, Beja, Evora, Badajoz entraron poderosamente por Portugal robando y matando. El rey salió contra ellos acometiéndolos en sus propias tierras apretándolos de manera que se hicieron sus vasallos, y les ganó á Sea fundada en las vertientes occidentales de la sierra de Estrella, y otro lugar, que los de aquel tiempo llaman Gañe, cuyo sitio no se sabe ahora; y prosiguiendo en la conquista llegó á siliar la ciudad de Viseu, donde el rey don Alonso su suegro fué herido de muerte, con deseo de vengarla. Defendíanse valientemente los moros porque habia dentro de los muros muchos y muy diestros ballesteros, y estaba por capitan un valiente moro, llamado Alafum: y el rey para arrimarse mas á los muros, y defenderse del daño que las saetas y tiros hacian mandó traer mantas de tablas, y grandes paveses con que la gente que combatia se escudaban. Puso gran guarda en las puertas para que ninguno pudiese entrar ni salir. Perseveró en el cerco apretándolo cuanto pudo con propósito de no alzar la mano dél hasta tomar el lugar, así por su reputacion como por vengar la muerte del rey don Alonso su suegro. Entróse finalmente en la ciudad por fuerza de armas diez y ocho dias despues de haber estado sitiada, á veinte y ocho de junio, víspera de san Pedro, año de César mil setenta y seis, de Cristo mil treinta y ocho; así lo dice un diario del maestro Andrés Resende con estas palabras.

Era mil setenta y seis, cuatro Kald. Iulii capitur Viseo á rege Fredenando, die diez y ocho postquam obsideri cœpta est. Sequenti die, hora tertia traditur munitio, (que era el castillo donde Alafum y otros se hicieron fuertes dentro) Alafum Araba obtento habitandi loco. Pasaron á cuchillo en el primer impetu cuantos hallaron en la resistencia, y prendieron al moro que con su saeta habia muerto al rey don Alonso, y el rey don Fernando quiso atormentarlo de manera que la muerte le fuese muy amarga Mandóle sacar los ojos, y cortar ambas manos y un pié, y que se fuese acabando con los dolores de las heridas, siendo su muerte larga y penosa. Y diósela tal cortándole los miembros, que dicen como instrumentos del mal que con ellos hizo, porque las ballestas de aquel tiempo armábanse con un ingenio que llamaban armatoste, estribando un pié en el arco; y así los ojos con que vió, las manos

con que tuvo la ballesta, y el pié que sirvió para la ¦ armar, le fueron cortados, y despues le asaetearon, como dice la memoria: Capitur ibi occisor Regis Adefonsi; quem rex jussit necare à Sagitariis, excavatis prius oculis, ambarum manibus, et pede de Armatoste.

En Lamego se defendieron valerosamente por ser rico y bien quisto Zadan su rey; finalmente se rindió con condiciones á veinte y dos de julio, veinte y cinco dias despues de Ganado Viseo. Dícelo así el diario de Resende. Eadem Era xi. Kald. Augusti capitur Lameco ab eodem rege dedente Zadam Iben Huim filius Huim | Aboacem pos multa pugna. Iste fuit major regulus regulis de Lameco; et multa populavit loca á Durio usque Tavara, et Vacua flumina, et mansit cum tributo. Continuando las victorias de Portugal tomó el castillo de San Martin y á Taranza, con que dejó á los moros de Portugal temerosos y quebrantados. Era señor de La mego, Zadan Aben Huim, hijo de Huim Alboacen.

Pocos años pasaban en España, en aquellos tiempos de su cautividad, en que no hubiese guerra, batallas, y correrías con que se abrasaba la tierra, y no habia otra cosa, ni se trataba sino de armas y caballos, y en ellas creaban los hijos; y las mujeres por nobles que fuesen, en la labranza y crianza y gobierno de sus casas, para poder sustentar los maridos que iban á la guerra; y así hallo en los testamentos de reinas, condesas, y otras señoras, que disponiendo de sus haciendas, la mas principal que nombran es de ganados, vacas, cabras y ovejas. Y siendo continuas las guerras, serian grandes y notables los hechos; y fué mayor el descuido en escribirlos, y aun es así que apenas habia quien los supiese escribir sino eran clérigos y frailes, y destos muy pocos, y no he hallado quien se haya aplicado á ello. Por manera que todo lo que hay de aquellos tiempos escrito, es poco y malo, y sin tiempo, ni concierto envuelto con mil patrañas. Dicen que en el tiempo que el rey don Fernando estaba ocupado en la guerra contra moros en Portugal, otros muchos, que serian del reino de Toledo, tierras de Zaragoza, entraron por los lugares de Extremadura talando y robando la tierra, con muerte y prision de muchos, no pudiendo ser estos enemigos rebatidos por estar la tierra desarmada, estando los principales capitanes y soldados con el rey en la conquista de los lugares que dije, que si el rey estuviera en Leon, 6 Castilla, no se atrevieran los moros entrarle en la tierra. Y así esta entrada dellos no fué ántes que el rey fuese contra Viseo y Portugal, sino cuando estaba muy ocupado allá. Estas tierras de Extremadura que los moros entraron, no eran las que abora llamamos Extremadura, sino las que caen de la banda del rio Duero á la parte de los puertos y montes de Segovia, y Buitrago; que habia dos Extremaduras (como entiendo dejo dicho), la una era de Castilla, en la cual entraban los obispados, ó tierras dellos Avila, Segovia y Osma; y la Extremadura que era de Leon, y en ella entraban otros tres obispados, que son Zamora, Salamanca, Ciudadrodrigo. Esta entrada fué por Santisteban de Gormaz, camino muy usado y trillado de todos los moros andaluces, Murcia, Valencia y Zaragoza. Aunque el rey estaba ausente salieron los castellanos y montañeses de Burgos, y los rebatieron de manera, que dejando la presa y muchos muertos y cautivos salieron de Extremadura muy deshechos y desbaratados. Con esta brevedad cuentan este hecho que debió de ser peligroso, pues dél hicieron mencion.

Era mil setenta y siete volvió el rey, hechas las con

TOMO 11.

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quistas de Portugal, por Tuy á Santiago, donde con devocion visitó al apostol, y porque los moros no tuviesen descanso, ni atrevimiento de inquietar las tierras de Portugal, envió contra ellos parte de la gente de su ejército; y pasando á Duero, corrieron talando y robando las tierras de aquella comarca, que las historias antiguas llaman Extremadura (como llaman las tierras que caen de la otra banda del Duero por toda Castilla, hasta que en Porto se encierra en el mar.) Ganaron y saquearon muchos lugares entre Duero y Tajo; dícelo así una memoria, aunque breve y confusamente, como escribian los de aquel tiempo.

Era Mxxxvii, capiuntur in Extrema Durii, cis et citra multæ populationes per villam Turpini, Talmeida, Egitania, et usque ad ripa Tagi.

Vuelto el rey don Fernando victorioso y rico de la jornada de Portugal, quiso vengarse de la entrada que los moros de Toledo y otras tierras de aquella comarca habian hecho en Extremadura, llamó sus gentes, y juntó los mas que pudo de sus reinos de Castilla, de Leon y otras provincias, y enderezó contra la villa de Gormaz, que era la parte por donde Castilla ordinariamente recibió mayores daños de enemigos. El rey combatió á Gormaz, y la entró y saqueó, y puso guarnicion en ella, pasó adelante, y ganó á Vado del Rey, Aguilera, Berlanga y otros pueblos de aquella comarca, en la ribera de San Iuste, y Santa María y Guermeces. Derribó muchas atalayas que los moros tenian por allí para descubrir los cristianos, si les corrian las tierras. Tomó otras fortalezas en el valle de Bargataras y Caracena hacia la parte de Medina-Celi, que se habian hecho para recoger y guardar los ganados y labradores cuando sentian enemigos, y desmanteló los muros, echándolos por el suelo hasta los cimientos. Y no paró hasta llegar y correr los campos de Tarazona, poniendo gran espanto con su gente victoriosa á los moros, en los cuales no habia fuerzas para resistirle, porque su poder en estos dias ya estaba flaco y dividido por los muchos bandos y caudillos que en cada reino y ciudad de toda la morisma de España se habian levantado.

Continuando, pues, el rey don Fernando esta victoria, pasó los puertos contra el reino de Toledo, donde hizo mucho daño en las villas de Talamanca y Uceda, y en los pueblos que estaban en las riberas de Henares, y llegó á Alcalá, Guadalajara, y combatióla reciamente, y de allí fué contra Madrid, y pretendiendo tomarla, y viéndose el rey de Toledo Almenon 6 Ali Maimon, inferior para poder echar de su tierra al rey don Fernando, ni darle batalla, siguiendo el consejo de los suyos, le suplicó por la paz, y que le quisiese oir, y se haria su vasallo. Otorgóle el rey don Fernando lo que pedia, y el moro vino á Madrid cargado de ricos dones, con que sirvió al rey, y se hicieron las capitulaciones de la concordia, que entre los dos reyes se asentó, y don Fernando dió la vuelta para Leon, rico, unfano y victorioso.

La devocion grande que el rey don Fernando tuvo con el monasterio de San Pedro de Cluñi, y pension de onzas de oro que quiso obligarse á darle cada año, digo en las fundaciones de los monasterios de san Benito, y la translacion de los santos cuerpos de san Vicente, santa Sabina y Cristetes, mártires gloriosos de Ávila, que por estar esta ciudad asolada y en ifrontera de moros, no estaban con la decencia, veneracion y seguridad que convenia.

Uno de los daños que padeció la nacion española en 58

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