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soldado, que sacerdote. Así cuenta aquella historia, y nuestros autores prosiguen, como con esta victoria y su gran poder en las armas ocuparon los normandos desta vez á Galicia desde la costa hasta el puerto del Zebrero, por donde se sale al reino de Leon, y se quedaron muy de reposo por tres años en ella, por donde se entiende bien lo mucho que la miserable provincia padeceria. Y luego diremos el suceso que tuvo esta grande adversidad.

Tambien segun la corónica general sucedió en este año novecientos y sesenta y ocho la muy lastimosa muerte de los siete Infantes de Lara. Mas es cosa clara ser de muchos años adelante, y solo se advierte aquí, porque no se tenga por descuido el no haberla puesto.

CAPÍTULO XXXIV.

Como fueron destruidos los normandos, y la muerte del conde Fernan Gonzalez.

Ya iba para tres años que estaban por acá los normandos, como de asiento en Galicia, saliendo de allí á sus tiempos con sus navíos á robar por la mar, y hacer tambien sus saltos donde les parecia. Pasado este tiempo, pensaron en volverse á su tierra, y despertó Dios el corazon del conde don Gonzalo Sanchez en Galicia, y ayudándole el santo apóstol, cuya tierra habian destruido, salió á ellos, y les dió batalla con gran multitud de los suyos, y quedando presos muchos, otros se acogieron à sus navíos. Persiguiólos el conde hasta la mar, y allí les encendió la flota, forzando á los pocos que quedaban, irse huyendo en sus bajeles mal baratados. Así cuentan Sampiro y los demás este destrozo y huida de los normandos con toda esta brevedad. Con ella no dicen quién era este conde don Gonzalo, y podríase sospechar fuese el que dió al rey don Sancho la ponzoña. Wolfango Lacio, cuando cuenta esta jornada de los normandos, dice que el rey don Ramiro y el conde Fernan Gonzalez los destruyeron. No es maravilla que los historiadores extranjeros, de quien él tomó aquello, no supiesen con entera certidumbre las cosas de España. Y por la cuenta que nuestros tres prelados llevan de cuando entraron los normandos, y los tres años que por acá estuvieron; sucedió su perdicion el año del nacimiento novecientos y Setenta.

Este mismo año murió el conde Fernan Gonzalez, uno de los mas animosos hombres, y mas señalados capitanes que España ha tenido, y que con mas esfuerzo y valor mantuvo su dignidad, y defendió su tierra. En este año ponen su muerte los anales compostelanos, y otros que estaban en un libro antiquísimo, donde yo ví el fuero de Sobrarbe, y de allí los hice copiar. Los otros anales del libro viejo de Alcalá de Henares aun señalan mas en particular haber muerto el mes de junio, sino que el año está allí muy confuso. Es menester valernos así destas memorias de harta autoridad, pues Sampiro no habló de la muerte del conde, y el arzobispo y don Lucas la ponen al parecer mucho mas adelante, mas tan confusamente, que no dicen mas de que por aquellos tiempos murió el conde. Pues harto ménos ayudará la corónica general con ponerla el año novecientos y treinta y siete. Por tanto error en los tiempos se verá como tengo mucha razon de no hacer cuenta de la mala que esta historia lleva. Garibay con su buena diligencia mostró por privilegios como el conde vivia el año novecientos y sesenta y cuatro. El conde dicen murió en Burgos, y fué llevado à enterrar á su monasterio de San Pedro de Arlanza, donde se ven

en medio de la capilla mayor su sepultura y de la condesa doña Sancha su mujer, con tumbas altas de piedra. De sus dos matrimonios del conde, y hijos que tuvo, hizo una larga averiguacion Garibay, mas erro mucho aquí en decir que su hija doña Urraca fué casada la primera vez con el rey don Sancho el Gordo, siendo la verdad (como tambien el mismo Garibay escribió en el discurso de su corónica), la que con su marido fundó el monasterio. Mas no nos importa tanto para el discurso de la historia saber de todos los hijos del conde, sino de Garci Fernandez, que por ser el mayor, le sucedió en el condado de Castilla. Mas es necesario para lo de adelante conocer desde luego algunos cabaIleros principales vasallos del conde Fernan Gonzalez, por la mencion que dellos y de sus descendientes se habrá de hacer. Fué su vasallo el conde Fernan Mentalez de Melgar, como presto veremos. Tambien lo fué Gonzalo Gustios, y sus hijos los siete Infantes de Lara. De los condes Salvadores, y de otros caballeros deste apellido, y todos vasallos de los condes de Castilla, y de otros algunos muy principales haré adelante mucha mencion. Y no hay duda sino que el conde Fernan Gonzalez murió muy viejo, pues el año novecientos y quince, 6 por allí, cuando fundó á San Pedro de Arlanza, ya era casado, y tenia hijo, como en el privilegio se vido. Y cuando entonces no hubiese mas que veinte y dos años, habia cuando murió setenta y siete. La historia general cuenta grandes cuentos de cosas que le pasaron al conde Fernan Gonzalez en tiempo del rey don Sancho y del rey don Ramiro. La suma es esta. Hubo una gran batalla con el capitan Almanzor, y aparecióle antes el monge Pelayo, que ya era muerto, y anunciándole la victoria, tambien se la anunció san Millan, que dijo pelearia en la batalla, junto con él apóstol Santiago, por los cristianos La batalla se dió cabe Hacinas y Piedra Hita, que parecen lugares cerca de Burgos, y antes de entrar en ella vieron los cristianos en el aire una espantosa serpiente dando grandes silvos, y echando llamas por la boca. La batalla duró tres dias, y al tercero fueron vencidos los moros, aunque con pérdida de muchos caballeros principales del conde. Y para enterrarios propuso el conde de fundar el monasterio de San Pedro de Arlanza en la ermita del monge Pelayo. Grandes cosas son estas, y para poder creerse, no habian de mezclar otras fabulosas de la serpiente y otras bravezas. Tambien no se habia de referir como el conde propuso de edificar á San Pedro de Arlanza, habiendo dicho la misma historia que tantos años antes estaba fundado. Y haciéndose mencion de san Millan, y su aparecimiento y promesa muy á la larga, y con grandes señas, ninguna se hace despues dél.

Comienzase luego tras esto muy largos cuentos de guerras y prisiones del conde Fernan Gonzalez y del rey de Navarra, en que los tiempos andan malamente errados, y las personas confusas, y todo sin buen órden ni concierto, mezclados con algunas particularidades, que tienen mas apariencia de fábulas, que de narraciones dignas de buena historia. Y Garibay notó muy bien muchas destas cosas desconcertadas y sin buen tino. Por esto lo dejó todo: quien tuviere gusto de leerlo, en la corónica general que anda impresa lo hallará, y en otros libros harto comunes y públicos sacados della.

Todavía quiero poner un ejemplo, para que se parezca mi justa queja en tener mucho de aquello por mezclado con fábulas, siendo verdadero. Es verdad que el

en él tambien dice reinar entonces en Castilla el rey don Ramiro, por donde se comprueba algun poco nuestra cuenta.

Es harto difícil cosa poner por orden las cosas del conde don Garci Fernandez, por no hallarse en otro autor sino en la corónica general del rey don Alon

rey de Navarra prendió al conde Fernan Gonzalez y á sus hijos, porque así se halla en los anales compostelanos, añadiendo que habiéndolos prendido en Aronia, yos mandó llevar á Pamplona. Esto dicen aquellos anales sucedió el año de nuestro Redentor novecientos y sesenta, señalado allí por la era novecientos y noventa y ocho. Prosigue la corónica general tales particularida-so, de quien con tanta razon podemos tener la sospedes en la manera del soltarse el conde, y volverse á Castilla, que con poca advertencia se verá el poco concierto y menos verisimilitud que en ellas hay. En el hecho hay estas faltas, & pues cuántas mas hay en el tiempo, y en las personas y en los lugares? El que lo prendió, dice, fué el rey don García Abarca. La que lo hizo prender con mal engaño doña Teresa, madre del rey don Sancho el Gordo, y hermana del rey don García Abarca. Y todo esto dice sucedió el año de nuestro Redentor novecientos y veinte, y ocho. Sin todo esto no han de faltar milagros espantosos, oirse una voz en el aire, sin decirse lo que dijo, y henderse la ermita con su altar por medio, y parar todo en una gran blasfemia del coude.

CAPÍTULO XXXV.

cha en la cuenta, de que muchas veces me quejo. Mas todavía me seguiré por el órden de las cosas, con otras ayudas que se ofrecerán. La primera cosa que allí se cuenta muy extendidamente, pondré yo aquí en suma. Allí se dice, que pasando per Burgos á Santiago en romería un conde francés, con su mujer y una hija muy hermosa llamada doña Argentina, que el conde se enamoró della, y con voluntad de su padre y madre, que se la dieron de buena voluntad, casó con ella. No salió esta señora tan honrada mujer como debiera, y pasando un conde de su tierra por Burgos, estando el conde su marido enfermo, se fué sin ningun respeto con él. Era viudo, y tenia una hija muy hermosa Ilamada doña Sancha. El conde don Garci Fernandez indignado, cuanto era razon, de una tan gran maldad, se partió desconocido como romero con solo uno de los

Algunas memorias destos años, y los principios del cond suyos para hacer la venganza. Llegado á la tierra de don Garci Fernandez.

Como el rey don Ramiro era niño, y tenia tanta paz con los moros, ninguna cosa cuentan dél nuestos historiadores por todos estos diez años que se siguen. Así pondré algunas memorias que dellos se hallan, y proseguiré con las cosas del conde don Garci Fernandez, y otras que sucedieron. Y desde luego es bien seentienda como entre los privilegios de Santiago ninguno bay de este rey, por estar desde el principio de su reino todos los suyos mal indignados con los gallegos por la maldad de la muerte de su padre, y haber el obispo Sisnando echado tan ferozmente de su silla á san Rudesindo, y haber seguido tras esto la tiranía de los normandos, y despues se continuaron otras causas, para nunca ser el rey don Ramiro verdadero señor de Galicia, como en lo de adelante se verá. Es notable memoria del año novecientos y setenta y uno la fundacion del monasterio de Lorenzana en Galicia, á una legua de la ciudad de Mondoñedo. Como por escritura que tiene el monasterio parece, fundólo y dotólo este año setenta y uno el conde don Gutierre Osorio, que en muchos de los privilegios de Santiago pasados anda siempre por confirmador. Dejó el mundo, y tomó allí el hábito de monje, y con licencia de su abad fué despues á visitar la tierra santa de Jerusalen. Á esto que consta ser verdad por la escritura y memorias verdaderas, se añaden muchas fábulas por los vecinos del lugar y es entre ellas mucho de reir el afirmar los de la tierra haber sido uno de los que se la ayudaron á ganar al rey don Pelayo. Tiénenle por santo, y en alguna manera celebran su fiesta el último dia de agosto con gran concurso de gente, mas no sé con qué autoridad. Tambien tienen en el monasterio escritos sus milagros y su sepultura en el claustro en una capilla. «Ya he dicho »otras veces y siempre diré, que como los milagros >>ciertos, y con autoridad ayudan mucho á la devo>>cion, así los que tienen poco concierto, y menos au>>toridad, la quitan con un mal desden »

Habia muerto el rey don Garci Sanchez de Navarra el año pasado novecientos y sesenta y nueve, como Garibay bien comprobó por un privilegio del rey don Sancho su hijo, su data del año novecientos y setenta y dos, donde dice ser aquél tercer año de su reinado. Y

aquel conde, su hija doña Sancha se enamoró dél por sus hermosísimas manos y toda gentileza que tenia, y ella le dió órden como matase á su madrastra doña Argentina por ódio grande que le tenia, y al conde su padre.

Con esto se volvió á Castilla bien vengado, trayendo consigo á doña Sancha, con quien se habia casado. Mas como se comenzó el casamiento con tanta crueldad, así hubo despues mal fin. Todo esto cuenta así mas á la larga aquella historia, y como no hay en otra parte memoria desto, y en ello haya tan poco concierto y fundamento como en la buena historia se requiere, yo lo tengo por fabuloso. Y todo esto pone aquella corónica en el segundo año del rey don Ramiro, que es otra causa de mucha condenacion, pues era vivo entónces el conde Fernan Gonzalez, y así no pudo dejar encomendada la tierra de Castilla á dos caballeros como allí refiere. Todo es incertidumbre, poco concierto, y falta de probabilidad con amor de ficciones estrañas, de que los autores de aquella historia parece fueron muy deseosos. Luego veremos claramente como el conde era ahora y mucho ántes casado con la condesa Oña, que quedó viva cuando lo mataron los moros. Y para mas condenacion suya, prosigue aquella corónica, que gobernando en esta ausencia del conde aquellos dos caballeros sus parientes, llamados Gil Perez de Barbadillo y Fernan Perez, que entraron los moros hasta encima de Burgos, y destruyendo la tierdestruyeron tambien el monasterio de san Pedro de Cardeña, y martirizaron trescientos monges en un dia, y están allí enterrados en un claustro, obrando por ellos Dios muchos milagros. Esto se refiere allí, y lo que es de doscientos ó poco ménos años atrás, como hemos visto, lo pone por cosa de este tiempo. Y no hay salvarlo con decir que éste fué otro martirio de monges de Cardeña diferente del pasado, pues no hay memoria desto de ninguna manera, y no era cosa de que dejara de haberla. Tambien es muy sospechoso lo de la condesa doña Sancha, pues tal nombre no se usó jamás en Francia, y presto veremos cuán diferente nombre tuvo la mujer del conde. Y todas las entradas de los moros en Castilla en vida deste conde, se irán poniendo por su órden en sus lugares, no contando casi ninguna aquella corónica.

ra,

CAPÍTULO XXXVI. Una insigne memoria destos años de que se va tratando. En el monasterio de San Martin de Albelda ó Albaida, de cuya fundacion ya hicimos memoria, se acabó de escribir el año de novecientos y setenta y seis, á los veinte y cinco dias de mayo un insigne libro en pergamino muy grande y letra gótica, donde están los concilios de España con otras hartas cosas. Al principio del libro se dice como lo escribió un monge liamado Vigila. Está retratada la cruz de los ángeles de Oviedo, y hay muchos versos en cifra cúbica, donde se pide ayuda a Dios para acabar el trabajo comenzado de escribir. Al cabo del libro están en una plana nueve cuadros de tres en tres, y cada uno tiene una figura con su título. Los tres mas altos tienen tres figuras de tres reyes, y en los títulos se dice son de Chindasvinto, Recesvinto y Egica, por haber sido los tres reyes godos que mas concilios hicieron. De las tres que siguen en medio, la primera es de reina con un ventalle en la mano, y las dos siguientes de reyes, y sus títulos son en latin. La reina doña Urraca. El rey don Sancho. El rey don Ramiro. Y á no entenderse bien la pintura y nombres destos reyes, pondrian mucha confusion á alguno que considerase el año que aquí se refiere. Por esto será menester declararlo muy de propósito Este monasterio, como en su fundacion se dijo, está dos leguas de Logroño y otras dos de la villa de Viguera, llamada entonces Vicaria. Por esto era todo aquello entónces de la corona de Navarra, y sujeto á sus reyes. Y así son reyes de Navarra los que están allí pintados, y se nombran, y nó de los nuestros de Leon, como alguno godia pensar. Y los nombrados son el rey don Sancho que ahora, como hemos visto, reinaba habiendo sucedido a su padre el rey don García Sanchez. El otro rey don Ramiro, pintado y nombrado, es el rey don Ramiro, hermano deste rey don Sancho, á quien sus padres, por dejarle con título y mando de rey, le señalaron á Viguera y muchas villas en sus comarcas, donde fuese señor, y reinase, como se muestra en los privilegios de padre y hermano deste rey don Ramiro, que con su buena diligencia sacó á luz Garibay en la corónica de Navarra, donde todo esto muy en particular se especifica. Y la reina doña Urraca es la mujer del rey don Sancho. Por todo esto se ve como se pintó y nombró allí el rey don Ramiro ya dicho, por ser rey de Albelda, que le caia en aquel su distrito de Viguera. Y todo esto se confirmará presto por otra tal pintura y memoria.

Y ahora que así está esto declarado, se entenderá bien cuánta necesidad hubo de declararlo, porque nadie se confundiese pensando se nombraba nuestro rey don Ramiro de Leon. En los otros tres cuadros mas bajos están tres en hábito de sacerdotes ó-monges con estos nombres, Sarracino, compañero, Vigila escritor, García, discípulo, y en la margen dice como Vigila escritor y Sarracino su compañero y García su discípulo escribieron aquel libro. No paran aquí las memorias, pues en unos versos asclepiadeos que luego siguen en las letras acrósticas con que se comienzan los versos, dice: Vigila Sarracinusque ediderunt. Y en las finales con que los versos acaban dice: Era milesima sive quarta decima, y es el año ya dicho novecientos y setenta y seis. En estos versos se pide á nuestro Señor, y á sus santos ayuda y favor para los monges de aquel monasterio de san Martin de Albelda, que dice eran doscientos. Y ahora en la peña que dijimos, duran rastros de

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las covezuelas en que vivian, á manera de palomas en palomar. Mas adelante en los mismos versos se vuelve á poner la era ya dicha, y el dia de los veinte y cinco de mayo. Especifica tambien tras esto en los versos cu mo reinaba el rey don Sancho hermano de don Ramiro, que así lo llama hermano, por donde se certifica mas todo lo dicho, y mas porque tambien nombra aquí la reina doña Urraca. Y aun no para aquí la particularidad de las memorias de aquel libro, pues dice mas adelante en los versos, que era aquel el año sexto de la muerte del rey don García. Y dice bien, pues contando emergentes enteros los años desde el setenta y nueve, sale la cuenta cierta, y la del privilegio del rey don Sancho tambien. Y así se prueba como el rey don García Sanchez murió aquel año desde el fin de mayo en adelante. Este tan insigne libro está ahora en el real monasterio de san Lorenzo del Escorial.

CAPÍTULO XXXVII.

San Rudesindo obispo de Iria.

Por haber muerto san Rudesindo, llamado comunmente san Rosendo, en el año siguiente tras el pasado de que se ha hecho tanta memoria, es este el propio lugar para escribir su vida llena de singulares virtudes y admirable santidad. Y será todo lo que aquí se pusiere muy autorizado. Porque lo que no fuere de escrituras y memorias muy graves, será tomado de lo que escribió de su vida, mas ha de trescientos y cincuenta años por lo menos, un monge llamado Ordoño, y de lo que prosiguió de los milagros del santo en dos libros el maestro fray Estevan, monge tambien de Celanova. Todo está en aquel insigne monasterio en un libro riquísimo y harto antiguo, cuasi todo de letras de oro con mucha iluminacion. Su abuelo del santo fué el conde Hermenegildo, pariente y mayordomo mayor del rey don Alonso el Magno, como el santo lo refiere en una su escritura, y allí lo contábamos, y despues aun se ha de tratar. Su padre fué el conde don Gutierre Arias, y su madre la condesa doña Ilduara, que comunmente llamamos Aldara. Y del conde don Gutierre se hizo memoria en la consagracion de la iglesia de Santiago. No tenia hijos, y pedíanlos á Dios con mucho deseo y devocion, y la condesa con mayor continuacion y lágrimas ordinarias. Como el conde Hermenegildo tuvo el gobierno de Tuy, y aquello de hasta la ciudad del Puerto en Portugal, tenia tambien el conde su hijo su tierra en aquellas dos comarcas de Galicia y Portugal, y particularmente era señor del lugar llamado Sala, allí cerca de la ciudad del Puerto, en la falda de la sierra, que tiene nombre de Córdoba, en cuya cumbre habia una iglesia con el advocacion de San Salvador. Estaba el conde don Gutierre con el rey don Alonso el Magno en la guerra de Coimbra, y la condesa Ilduara en su ausencia multiplicaba sus devotas plegarias, subiendo los piés descalzos á la iglesia de San Salvador en lo mas alto de la sierra, pidiendo, como la madre de Samuel, á nuestro Señor un hijo. Allí en aquella iglesia tuvo una revelacion, con que la quiso consolar nuestro Señor, dándole á entender como tendria un hijo. Con esto envió a llamar al conde, y le dió cuenta de la merced que nuestro Señor le habia hecho, así nació el niño el año de nuestro Redentor novecientos y siete un jueves veinte y seis de noviembre. Y aunque era víspera y no dia de los santos mártires Facundo y Primitivo, mas con todo eso en toda su vida celebró aquella fiesta con gran solemnidad y limosnas como dia de su nacimiento. Por el año que así el mon

usado en Alemania y Flandes en monasterios, como anotó muy bien el cristianísimo y muy docto varon Juan Molano en sus muy doctas y cristianas adiciones sobre el martirologio de Usuardo. El santo en una su escritura de la fundacion dicen, que lo fundó en un aldea de su patrimonio llamada el Villar, en aquella re

ge Ordoño señala del nacimiento del santo niño, se ve claro como no acertó en decir estaba su padre en la guerra de Coimbra con el rey don Ramiro hijo del rey don Ordoño. Pues este año cae mas de treinta atrás de cuando aquel rey comenzó á reinar, reinando su abuelo el rey don Alonso el Magno, el cual ganó á Coimbra pocos años despues déste, como todo queda muy cla-gion de Galicia, que comunmente llaman Limia, por el ro en lo que del aquí queda escrito. Y hemos de entender, que no fué esta guerra de donde el conde vino la en que se ganó aquella ciudad, sino otra ántes en que se intentó tomarla. La condesa Ilduara tuvo gran devocion en que el niño fuese bautizado en la iglesia de San Salvador, donde nuestro Señor se lo habia concedido. Para esto no habiendo allá pila de bautismo, por no ser parroquia, se llevaba allá en un carro la de la iglesia de Sala.

La subida de la sierra es muy áspera, y el carro se quebró por esto al medio camino, y todavía con manifiesto milagro que nuestro Señor fué servido obrar, la piła llegó á la iglesia, y se cumplió el piadoso deseo de la condesa: comenzándose ya á dar señales desde el cielo, de lo que el niño habia de ser. Su niñez y mocedad, y la mucha doctrina con que la enriqueció, fueron tales principios, como para fundamento de un tan gran siervo de Dios convenian. Y por lo que vemos en su testamento y en otras escrituras suyas, supo mucho en Sagrada Escritura, y su escribir en latin es muy lindo, y en todo se muestra su agudo ingenio. «Y cuan»do estos tales ingenios por misericordia de Dios se Daplican á virtud, encendidos con deseo del cielo, siem>>pre son gran cosa en los ojos de Dios, y de mucho »provecho entre los hombres. » Ya cuando el santo fué de veinte y ocho años, edad requisita en aquellos tiempos para ser sacerdotes, le ordenaron de presbítero el año del nacimiento novecientos y treinta y cinco, y en el mismo año le hicieron obispo de Dumio, junto à la ciudad de Braga en Portugal, supliendo bien su virtud la falta de la edad.

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rio deste nombre que por ella corre. Cuenta muy á la
larga como fué aquella aldea del conde don Hermene-
gildo su abuelo, y todo lo demás que de la victoria que
el conde hubo del traidor Uttiza ya dejamos en su lu-
gar referido. Es la data desta escritura del año de nues-
tro Redentor novecientos y setenta y uno. Y por estar
confirmada solemnemente despues por el rey don Alon-
so el quinto, podria alguno engañarse, pensando ser
privilegio suyo, y no es sino del santo que funda y do-
ta en ella el monasterio. Y muchos años despues se lo
dieron los monges al rey don Alonso el quinto para que
lo confirmase. Y como el monge Ordoño escribe, no se
comenzó á edificar este año dicho, sino dos adelante el
de setenta y tres, y aunque reinaba aun entonces el rey
don Sancho, no dió él el consensu para edificar el mo→
nasterio, sino el rey don Ramiro dos años despues el
novecientos y setenta y cinco. Tudo esto se dice en
aquella historia del santo, mas conviene advertir mu-
cho en todo. Lo primero aquel autor dice se comenzó
á edificar el monasterio era novecientos y setenta y tres,
así será año de nuestro Redentor novecientos y treinta
y cinco, y el mismo en que al santo ordenaron é hicic-
ron obispo. Siendo esto así, dice Ordoño que era vivo
el rey don Sancho, aunque no dió el consensu. Mas ya
se ha visto, como no entró á reinar don Sancho hasta
treinta años despues. Yo creo cierto que aquel año
treinta y cinco se comenzó á labrar el monasterio
por lo que despues se verá, y porque la obra de la igle-
sia, que ahora se ve muy grande y firme, todo ese
tiempo requeria para edificarse con todo lo demás del
suntuoso monasterio. Y aunque se comenzó entonces
la obra, el hacerse la escritura de la fundacion y do-
tacion no se hizo hasta mas de treinta años despues,
como en ella parece. Y así en tiempo del rey Ramiro
tercero se hizo la escritura, habiéndose comenzado tan-
to antes á edificar en tiempo del rey don Sancho. Todo
esto ha sido menester decir para averiguar entera-
mente el tiempo, y para que se vea lo cierto en lo que
se sigue. Trujo san Rudesindo para primer abad del
monasterio al santo varon Franquila, que lo era de
Santisteban de Riba de Sil, como se ha visto, para que
sobre una firmeza de tanta virtud creciese el edificio
espiritual del monasterio, mejor que crecian las pare-

Despues el rey don Ordoño le hizo elegir por obispo de Mondoñedo. En esta dignidad edificó allí cerca el monasterio de Caveiro, que ahora es de canónigos reglares, y está entre tales breñas y tanta hondura y aspereza de un valle, que cuasi es imposible entrar allí á caballo. Allí se muestra una casulla muy antigua, y de extraña hechura. Es de la propia forma de un capuz sin capilla, y así era menester que le alzasen al sacerdote, cuando estaba vestido, lo que le caia sobre los brazos, y se lo embebiesen por dedentro, ó queda se por defuera como cuando alzan los lados del capuz. Allí dicen fué aquella casulla de los apóstoles, mas yo | tengo por cierto ser aquella dada allí por san Rudesin-des, aunque muy bien fundadas fuesen. Muerto el rey do, y que era la forma ordinaria de las casullas de aquel tiempo: pues otra que muestran en el monasterio de Celanova, con que el santo decia misa, es del todo semejante á aquella. Pasado esto y hartos años, cuando como decíamos el rey don Sancho el Gordo quitó de la silla de Iria y de Santiago al obispo Sisnando, tercero deste nombre, por su mal vivir, pidiéndoselo así toda la tierra, donde eran ya muy conocidas las grandes virtudes de san Rudesindo, lo hizo obispo de Iria y de Compostela, que ya todo era uno. Allí tenia las veces y poder del rey don Sancho para el gobierno de Galicia, y defendió la tierra del primer acometimiento de los normandos, como en su lugar queda mostrado. Comenzó luego á edificar el suntuoso monasterio de Celanova, poniéndole este nombre, no solo por ser de nuevo edificado, sino porque es nombre muy

don Sancho, como decíamos, el año de sesenta y siete, el malvado obispo Sisnando se soltó de la prision, como aquella historia compostelana refiere, y armado todo su cuerpo, y con la espada desnuda en la mano, entró de noche la víspera de la Natividad de nuestro Redentor en la iglesia de Santiago, y llegando en el dormitorio adonde san Rudesindo reposaba, alzó la cortina, y púsole la espada á los pechos. Despertando el santo despavorido, luego se salió de la iglesia, amenazando al mal obispo de parte de Dios, y cuasi anunciándole la triste muerte con que despues acabó. Entonces renunciando san Rudesindo el obispado, se vino á su monasterio de Celanova, por donde parece como ya estaba edificado. Dicen tomó el hábito de monge, y se puso debajo la obediencia del santo abad Franquila, y siendo obispo, no parece lo podia hacer por voto so

hasta entonces ha dado al monasterio en muebles y raices, y confirman Munio Gutierrez, Froila Gutierrez y Adosinda, llamándose sus hermanos. Y el obispo que fundaba tan rico monasterio, que tiene poco menos de | doce mil ducados de renta, tenia un pobre pontifical, que ahora muestran con veneracion en la sacristía. La mitra de lienzo harto pequeña con una faja de oro tejido por sola la boca. Tres anillos grandes, dos de plata dorada con cristales, y uno de oro con una corniola antigua grabada. El cáliz pequeño y muy ancho de bode plata dorada y las ampollas de cristal con pié de plata dorada, y la casulla que dijimos es como de tafetan. No tienen mas.

ca,

El cuerpo del santo se enterró por entonces sin mucho aparato, despues diremos como está ahora en la

red está su madre y Adosinda su hermana, y las tienen en mucha veneracion.

lemne, sino por su mucha humildad y religion. Para decir su misa en mayor sosiego y quietud, labró en medio de un jardin una iglesia entera con la advocacion de San Miguel, mas tan pequeña, que con el grueso de paredes no tiene mas que treinta piés de largo y quince de ancho. Y en esto poquito hay cuerpo de iglesia, crucero y capilla, con una porcion de mucha gracia. Mirada por de dentro y por defuera da mucho contento, siendo toda la labor de canteria lisa, y la lindeza está en la gentil proporcion y correspondencia, siendo éstas las dos cosas principales que hacen en el edificio la entera hermosura, como los arquitectos platican, y aun el bienaventurado san Agustin tambien lo enseñó. Vese claro, como se comenzó á fundar el monasterio el año ya dicho de treinta y cinco, pues hay escritura en él donde la condesa Ilduara á los veinte y siete de febre-iglesia, donde tambien en arcos con bultos en una paro de aquel año da mucho al monasterio, y era ya muerto el conde su marido pues dice lo hace por redencion de su alma. El santo tambien hace una gran donacion á los veinte y seis de setiembre el año de cuarenta y dos. Y en esta donacion confirman los dos obispos Hermoigio y Dulcidio, por lo de atrás bien conocidos. Ya tambien hicimos memoria de otra escritura del año de cincuenta, donde Adosinda hermana del santo, y su marido Jimeno Diaz dan mucho al monasterio. Murió el abad Franquila, y sepultáronlo en tumba alta de piedra al lado por defuera de la iglesia de San Miguel, y su epitafio tiene, mas tan gastadas ya las letras, que yo no lo pude leer. Tienenlo allí por santo, y duélense mucho los monges del haberles llevado de allí á hurto su venerable cuerpo. Y prosigue Ordoño, que muerto el Franquila, hicieron los monges abad á san Rudesindo, y lo fué veinte años. Mas esto no pudo ser, pues cuando fuese abad desde que vino al monasterio el año sesenta y siete, no pasaron mas de diez años hasta este de setenta y siete, en que el santo se fué al cielo jueves primer dia de marzo á hora de completas, dejando pedido á los monges tomasen por su abad á uno dellos Hlamado Mamila 6 Mamilano, que es todo uno. Esto refiere así tan en particular el monge Ordoño, que vivia el año de nuestro Redentor mil y ciento y ochenta y nueve, como parece por un libro suyo que está en la librería del monasterio con título de Expomonogeron y es como Racional de los divinos oficios. Al cabo dicen dos versos.

Ordonius librum per Christum concedit istum,
Bisdenis annis septem supra mille ducentis.

Y en ellos se señala el año ya dicho, y así ha poco mé-
nos de cuatrocientos que se acabó aquel libro. Y al
principio en el título se llama monge y prior del mo-
nasterio de Celanova.

Vivió el santo sesenta años, como por el de su nacimiento se ve. Hizo su testamento mes y medio ántes que muriese, á los catorce de enero pasado. Es devotísima la cabeza, y por esto y por tener muestra de su lindo ingenio y letras, y mas de su grande espíritu del santo, será bien poner aquí algun poco della. Es una oracion muy larga con alabanzas de nuestro Señor muy graves y de gran sentimiento. Luego sigue. Suscipe quæso, Domine, humillimam precem tui licet indigni famuli Rudesindi, prolis Guterris et Ilduare, et da in corde meo vota, quæ suscipias, et da in ore verba quæ compleas, et in manibus meis opera quæ complenda adprobes, atque operata justifices. Cuentan despues como con ayuda de su madre edificó el monasterio, y trujo allf al abad Franquila, y como por instancia de los monjes deja por abad á Mamilano. Confirma todo lo que

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Despues de la muerte de san Rudesindo comenzaron á suceder muchos milagros que nuestro Señor obraba para mostrar su santidad, y continuándose estos, como en aquel libro del maestro fray Esteban se refiere, mucho tiempo se trató con grande autoridad de canonizarlo. Y por haber habido en esto un discurso grave, y porque se vea como se procedia en ello por aquellos tiempos, lo pondré aquí todo enteramente.

Hallábase acá en España en tiempo del emperador don Alonso, hijo de doña Urraca y de don Sancho su hijo. y don Alonso su nieto el cardenal Jacinto legado del papa Alejandro, tercero deste nombre, en los años de nuestro Redentor mil y ciento y cincuenta y seis y por los siguientes; y habiendo estado en el monasterio de Celanova, mandó hacer cierta manera de beatificacion del santo, y una solemne elevacion de su bendito cuerpo. La bula que dió desto tienen allí los monges muy larga, y yo la iré aquí sumando y abreviando, trasladando en castellano con mucha fidelidad. Despues de la cabeza hablando con el arzobispo de Braga y sus sufragáneos, y con los abades y los demás de su metrópoli, dice así. Considerando, pues, yo los gloriosos merecimientos del bienaventurado Rudesindo, obispo de la iglesia de Dumio, que reposa en el Señor en el monasterio de Celanova: y habiendo oido y cumplidamente entendido tanto por relacion verdadera de muchos, como por lo que se cuenta en el libro que está escrito de su vida, como todo el tiempo que él vivió resplandecia entre todos los hombres con gran lumbre de conversacion, resplandeciente y con gran fama de milagros. Habiendo desto entendido, como el soberano Hacedor de todas las cosas hizo por este santo en su vida, y despues de muerto muchos insignes hechos, como se puede ver mas claro que el dia en su leyenda : creemos que está escrito en el número de los santos, y que está viendo la presencia de Jesucristo entre los otros escogidos. Porque fué verdaderamente obispo: pues fué siempre consuelo de los afligidos, sustento de los hambrientos, ojo de los ciegos, y piés de los cojos. Así lo va mucho alabando, y prosigue que para que con mayor hervor lo reverencien y lo puedan imitar, quiere contar algunos de sus milagros, y así los cuenta desde el del bautismo hasta otros muchos. Luego prosigue así. Estas cosas y otras muchas obró nuestro Señor Jesucristo por intercesion del ya dicho confesor. Por tanto á instancia y ruegos de los ilustres reyes de España don Fernando, y don Alonso de Castilla, y don Alonso de Portugal, y por peticiones de muchas iglesias y prelados, conviene a saber: de Ce

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