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Pues el año ochocientos y cuarenta y dos ya las santas no solo habian sido coronadas en el martirio, sino que aun fueron entonces trasladadas solemnemente por el rey Iñigo Arista de Navarra al monasterio de San Salvador de Leire. Esto se señala así en un privilegio de aquel rey, dado allí á los diez y ocho de junio deste año ya dicho ochocientos y cuarenta y dos, refiriendo el rey al cabo, como este dia se habia allegado gran multitud de gente en aquel monasterio á recibir los cuerpos destas dos santas hermanas que allí se traian. Este privilegio y toda la buena noticia que para esta y otras muchas cosas dél se toma, debemos á la buena diligencia de Estevan Garibay que lo puso, con otras muchas semejantes de grande importancia para la verdad de la historia, en la que escribió de las cosas de aquel reino de Navarra con singular diligencia, y la publicó con lo demás de su corónica general de España. Juntando, pues, todo esto se verifica enteramente el dia, mes y año del martirio de las santas Nunilo y Alodia. El año puso san Eulogio once adelante, porque como allí en los escolios de su libro se trató, no tuvo buena relacion en la que del martirio dellas le envió el obispo Venerio de Alcalá. El dia está tambien allí errado señalándose el veinte y dos de octubre. Y como la relacion le hizo errar en el año, así tambien en el dia. Aunque es así que en el martirologio de Usuardo á los veinte y dos se pone la fiesta destas santas vírgenes, y algunos breviarios tambien la ponen allí, poniéndola el de Toledo á los veinte y uno. Y este es sin duda el dia verdadero de su fiesta y martirio, como por todo lo dicho se entiende, y como en muchos privilegios de los reyes de Navarra se ve. Hallarlos há quien los quisiere ver en la historia de Garibay. Y yo tambien puse dos en los escolios de san Eulogio. Allí se averiguó como no le dió Venerio la relacion del martirio destas santas cuando estuvo con él en Alcalá á la vuel- | ta de Pamplona, sino que se lo escribió algunos años despues, y así no se entendió bien el del martirio. Allí lo puede ver quien quisiere, y tambien hallará parte dello en el libro siguiente cuando se escribe la vida de san Eulogio.

En los nombres de los lugares hay mucha dife

del latino Osca que veo escrito en el santoral antiquísimo ya dicho, por conjetura saco Oca quitada una sola letra. Y era Oca entónces insigne ciudad llamada en lo mas antiguo Auca, á la falda de los montes de Oca, que tomaron el nombre della. Y no está mas de diez ó ménos leguas de Castro Viejo, y era conveniente cabeza y asiento para el gran gobierno de un presidente.

Y el rey Iñigo Arista bien llegó hasta Castro Viejo con sus conquistas para poder llevar de por allí los benditos cuerpos, mas no llegó á Huesca la de Aragon con cuarenta leguas, ni tampoco llegó á Oca. Todo esto es conjeturar, porque mas no se puede hacer. Mas queda todavía la dificultad de que parece por la historia haber padecido y sido sepultadas en Oca, donde estaba el presidente Zumail, y no sé decir cosa que satisfaga, porque yo no me satisfago á mí mismo con ninguna. Harto es ver como es lo cierto por la tradicion, haber padecido en Castro Viejo; y doy fielmente lo que hallo, y dudo donde no puedo hacer mas de dudar. Los santos cuerpos están ahora en el monasterio de San Salvador de Leire, reverenciados con insigne veneracion, y su fiesta de las santas es celebrada en cuasi todas las iglesias de España. Tambien creo yo que una de las reinas, mujeres del rey don Fruela el segundo, por reverencia de estas santas tuvo el nombre de una dellas llamándose Nunilo, como se dirá en lo deste rey.

Cuando se ganó el reino de Granada, se dió la ciudad de Huescar (que ahora es del duque de Alba) al conde de Lerin, de quien vienen los condestables de Navarra. Él como la mas rica cosa que podia traer para su nueva ciudad, trujo reliquias destas dos santas, habiéndolas podido haber fácilmente por ser señor tan poderoso en Navarra. Labró tambien en Huescar iglesia con advocacion destas santas, donde puso aquellas sus santas reliquias. Por esto los de aquella ciudad dicen que tienen los cuerpos destas benditas santas con el santo pundonor de que muchas veces hemos dicho.

CAPÍTULO XLVII.

rencia en breviarios y santorales, y en el original Averiguacion del verdadero año de la muerte del rey don

antiguo de san Eulogio. Yo me atengo á io cierto y manifiesto para verificar de allí como mejor se puede lo demás. Lo cierto y en que parece no haber duda, es que estas santas padecieron en el lugar llamado Castro Viejo cerca de Najara. Porque allí se ha conservado la memoria de unos en otros sin que se le halle principio, mostrándose el lugar de su martirio y sepultura, y reverenciándose aquellos lugares por lo que son, y las santas como naturales y patronas verdaderas de su tierra. Y los nombre Urbevetano y Castro Bigeti que en los breviarios y en algunos santorales, y en el de San Pedro de Cardeña se leen, lo confirman mas, pues manifiestamente, aunque con alguna corrupcion, significan a Castro Viejo. Siendo esto así cierto, saco yo de allí que la ciudad á donde fueron llevadas últimamente á Zumail, era allí cerca, y así no se puede imaginar que fuese Huesca, como en algunos santorales y breviarios se lee, que está mas de cincuenta leguas de allí, estando Zaragoza en medio donde habia gobernador ó rey de mas poderío que el de Huesca. Y el rey Iñigo Arista no pudo traer desde allá los cuerpos santos, no extendiéndose por entonces su reino con muchas leguas hasta allá. Yo

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Alonso el Casto.

Vivió el rey poco mas de un año despues de esto, y como dicen el obispo Sebastiano y los demás, pasando su vida con mucha religion y gloria de sus grandes hechos, amado de Dios y de los hombres, y lleno (como dice la Sagrada Escritura) de años y dias en buena vejez, dió su glorioso espíritu al cielo el año de nuestro Redentor ochocientos y cuarenta y dos. Y así desde el dia que dijimos entró á reinar, se cumplen los cincuenta y dos de reinado que Sebastiano y Sampiro le dan, contándole los años usuales, y el primero y el último diminuto. Y no veo cómo pueda ser cierto lo que los anales ponen en darle cincuenta y dos enteros, y mas cinco meses y trece dias. Aunque tambien para verificar esto de los anales, se puede tomar lo que sobra de los que reinó el Casto al principio antes de Mauregato. Mas todavía no se cumple bien. Harto es que llevemos cierta y averiguada la cuenta de los años, y ésta del de la muerte del rey tiene buena comprobacion adelante en la del año cierto y averiguado en que murió el rey don Ramiro su sucesor.

En Oviedo se le hacen exequias muy solemnes á

este buen rey, que tanto se las mereció, á los vein--buen rey. Esto parece así por un privilegio del rey te y tres de enero, dia de san Ildefonso. No se sabe si don Alonso el Magno, su tercero sucesor, que está por haber muerto este dia, ó por ser el del santo de su entre los de la iglesia del apóstol Santiago, su data nombre. Por esta cuenta tambien parece como vivió el á los veinte de marzo del año de nuestro Redentor rey cerca de ochenta años, pues aunque quedase muy ochocientos y sesenta y nueve. Da en él al obispo de niño cuando murió su padre, han pasado despues acá aquella iglesia una otra llamada Santa María de Tenesetenta años, como por todo lo pasado se ve. jana, con todos sus términos y pertenencias. Y acaba con estas palabras: Sicuti eas perjudicium adquisivit dive memori tius noster Dominus Alefonsus ex proprietate bisavii sui domini Pelagri. Y en castellano dicen así: Como las sacó y adquirió por pleito en juicio el religioso señor nuestro tio don Alonso de santa memoria, por propiedad que en ellas tuvo su bisabuelo don Pelayo. Es mucho de estimar en nuestros reves esta santa costumbre, y el haber sido introducida, 6 guardada ochocientos años ha por un rey tan insigne, le da mayor autoridad. Llama su tio al Casto, por haber sido primo de su abuelo don Ramiro, y el Casto ya vemos comò fué biznieto del rey don Pelayo. Duraba esta costumbre, y se continuaba mas de trescientos años despues, como se ve por un privilegio de la infanta doña Urraca, hermana del rey don Alonso que ganó á Toledo, su data á los treinta de mayo del año de nuestro Redentor mil y ochenta y siete. Entre otras cosas que da á la iglesia del apóstol San. tiago en Galicia, le da á Villalbin, y dice: Et fuit ipsa villa jam dicta de adquisitione et ganancia parentum meorum divæ memoriæ Fredenandi Regis et Sanctæ Reginæ, et habuerunt illam pro suo judicio. Y en castellano dice: Y esta dicha villa fué de adquisicion y ganancia de mis padres de santa memoria el rey don Fernando y la reina doña Sancha, y la sacaron por su sentencia en juicio.

El rey don Alonso fué enterrado con gran solemnidad de exequias en aquel apartado que él para esto labró en su iglesia de Santa María, llamada ahora de Recasto. Allí se muestra su sepulcro en entrando por la puerta en medio de la pieza, labrado de piedra lisa, alto como dos piés del suelo. Y como la puerta está en medio la nave principal de en medio, viene á estar el sepulcro frontero del altar mayor. No tiene epitafio ninguno, porque como se ha visto en lo pasado, nunca se habia usado ponerlo á los reyes, y si lo tuviera con dia, mes y año de su muerte, quitáranos toda la duda y el trabajo de ajustarlo. Sábese ser aquel el sepulcro deste rey, por tenerse por tradicion antiquísima. Y tambien estando vacía entónces toda la capilla, ó mas verdaderamente covacha, es muy de creer, que el rey escogeria el enterrase en medio á vista del altar mayor. Tambien todos los otros sepulcros, de que ya está llena la picza, tienen sus epitafios, ó se sabe cuyos son, como por lo de adelante parecerá.

Hácensele cada año al rey sus exequias, como decíamos, el dia de san Ildefonso, con mucha solemnidad, viniendo á ellas al ayuntamiento de la ciudad con antorchas muertas en las manos, las cuales ellos mismos encienden, y de su mano las ponen al derredor del túmulo. Tambien se le dicen al rey las misas que pidió en una de las dos piedras que se pusieron ya en su lugar, teniendo siete capellanes, que cada uno dice su misa cada semana.

CAPÍTULO XLVIII.

Como en tiempo deste rey no se pagó el tributo de las cien doncellas, y la antiguedad de la costumbre de pedir nuestros reyes en juicio á sus vasallos lo que les perte

nece.

Fué insigne cosa en este glorioso príncipe el no haberse pagado en su tiempo el malvado tributo de las cien doncellas, como en el rey don Bermudo comenzamos á decir. Y téngolo así por cierto, por ver como enfrenó de tal manera á los moros luego en el principio de su reinado con aquella gran victoria de Lodos, que en muchos años despues no le osaron hacer la guerra. Y tambien de su singular religion y zelo de cristiandad se puede sin duda creer, que antes se dejara hacer mil pedazos, que consentir tal maldad. Y así tambien el rey don Ramiro, como veremos, quiso llevar adelante esta gloria que su predecesor habia ganado.

Otra cosa tan harto digna de notar se halla deste santo príncipe. Tienen nuestros reyes de España entre otras muchas loables costumbres, una muy señalada de católicos y justicieros, que están á derecho con todos sus vasallos, y todos les pueden pedir en todos sus tribunales por justicia, lo que por ella pretenden pertenecerles, y ellos tambien, si pretenden algo que piensen ser suyo, se lo piden á sus vasollos en juicio. Así piden muchos al rey, y él tambien por su fiscal pide por pleito ordinario lo que le pertenece, y condena y es condenado en su fiscal. Pues esta costumbre que tanto tiene de justicia, y de equidad modestísima, se usa en España desde el tiempo deste

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CAPÍTULO XLIX.

Lo de Bernardo del Carpio, y de don Bueso. Una de las cosas mas señaladas que hallamos del tiempo del rey don Alonso el Casto, es lo de su sobrino Bernardo del Carpio, y sus grandes proezas y hechos en armas. Mas conviene mucho advertir cómo y por qué autores están escritas, y qué tanto escribe cada uno dellas, porque se tenga con mas fundamento noticia de todo, y se vea como nuestros historiadores lo que escriben de Bernardo del Carpio, lo mas ha venido mas por memoria y tradicion de unos en otros, que no porque ellos hayan escrito sino muy poco dello. Para esto se ha de entender, que los cuatro prelados antiguos ninguna mencion hicieron de Bernardo del Carpio ni de sus padres. El arzobispo don Rodrigo y el de Tuy cuentan, como teniendo el rey don Alonso una hermana llamada doña Jimena, se casó secretamente por amores cop el conde don Sandias, y es don Sancho, conde de Saldaña (parece debe ser el que se nombra en el privilegio de Monforte) y hubo en ella un hijo, á quien llamaron Bernardo Cuando el rey supo lo que pasaba, tomó muy gran enojo, y tomando preso al conde, lo metió en el castillo de Luna muy aherrojado, donde lo tuvo en cárcel perpetua hasta que murió, forzando tambien á la infanta su hermana que se metiese en religion. Al niño Bernardo mandó criar con muy gran cuidado como á propio hijo, el cual salió muy grande caballero en gentil disposicion y hermosura, en fuerzas y destreza, y en consejo y en esfuerzo, así que se aventajaba mucho sobre todos nuestros españoles. Con todas estas sus grandes virtudes sirvió mucho al rey su tio en las guerras que tuvo, señalando estos dos autores una sola jornada en que se

halló, sin que ninguna otra cosa cuenten en particu- | contarlo dos tan graves autores como el arzobispo lar dél por ahora.

Estando esto así, la historia general se extiende muy à la larga en contar las cosas deste caballero, con grandes particularidades en muchos hechos. Al principio cuenta muy por extenso la manera de prender al conde don Sancho, á quien allí la historia siempre llama don Sandias, y como fueron los que entendieron en esta su prision dos condes, llamados don Arias Godo y don Tibalte, aunque despues delante el rey fué preso, pasando entre ambos algunas razones.

Prosigue en contar la batalla de Ronces-Valles (de que luego diremos), y lo mucho que en ella hizo Bernardo, y como dos caballeros parientes de Bernardo, llamados Velasco Melendez y Suero Velazquez, por medio de dos señoras sus parientas, cuyos nombres eran María Melendez y Urraca Sanches, le dieron notícia como su padre estaba preso, no habiéndolo sabido basta entonces, por juramento que el rey les habia tomado á todos, que no se lo dirian, y él pensaba ser hijo del rey. Bernardo tomó grande pesar con la triste nueva, y pidió al rey la libertad de su padre. Tomó el rey por esto mucho enojo, y con mucha saña le dijo que jamás veria á su padre. Mas con el grande amor, que como si fuera su verdadero hijo le tenia, todavía lo tuvo consigo, y holgaba mucho con él. Así se sirvió dél en dos batallas que aquella historia cuenta, en que el rey venció á los moros sobre Benavente y sobre Zamora, donde Bernardo se hubo valerosamente peleando con los moros. Sin éstas pone tambien aquella historia otras dos jornadas del rey contra los moros, cerca de rio Duero y sus comarcas, en que fueron los moros vencidos y destrozados, mostrándose en todos estos hechos muy grande el esfuerzo de Bernardo. Así lo mostró tambien en otra jornada que el rey hizo contra don Bueso caballero, que siendo francés entró en Castilla haciendo guerra al rey, y Bernardo lo mató por su mano en la batalla, donde fué vencido por los del rey. En todas estas victorias siempre pedia Bernardo al rey la liberacion de su padre, y concediéndosela con el alegría del vencimiento, despues se la negaba con dilaciones. Por esto se hubo de desnaturar del rey, y otros caballeros sus parientes con él, y haciendo mucha guerra al rey en Leon y su tierra, se la destruyeron por mucho tiempo, teniendo tambien algunas veces sus inteligencias con los moros.

Hasta aquí llega la historia general en las cosas de Bernardo por este tiempo, y el arcipreste de Talavera en su Valerio, y Juan Rodriguez de Villa Fuerte en las adiciones al obispo de Burgos pasando adelante, cuentan como fortificó un castillo cabe Salamanca, que se llama el Carpio, y desde allí hizo la guerra muy cruel en las tierras de su tio, y por este castillo, y lo que desde él hacia, le comenzaron á llamar Bernardo del Carpio. Fray Juan Gil de Zamora dice, que el hacer Bernardo la guerra desde el Carpio duró hasta el tiempo del rey don Alonso el Magno, y que él le soltó á su padre, y con esto lo redujo á su servicio. Desto trataremos en su lugar. Y de los dos condes don Arias Godo y don Tibalte, veremos hecha tambien entonces mencion, y diremos algo dellos, y se mostrará ser cuasi imposible que el uno fuese ahora aun nacido.

Esto es lo que deste caballero se cuenta por los autores que yo he nombrado. Y así, como es Cosa cierta, y en que no se debe poner duda, que Bernardo del Carpio fue así nacido y criado, y salió un valeroso caballero, y muy señalado en las armas, por

don Rodrigo y el obispo de Tuy, y los demás, así tambien se puede creer que hartas de las cosas que dél en particular se cuentan, son fabulosas y sin fundamento de verdad. Tal es lo que se dice en la historia general de las cortes y torneos de Oviedo, y de haber intercedido la reina con el rey don Alonso su marido, para que sacase de la prision al conde su padre de Bernardo. Esto es tan manifiestamente fabuloso, como lo entiende quien considera con cuanta autoridad queda dicho como el rey tuvo el sobrenombre de Casto por su perpetua limpieza, y porque habiendo sido desposado en Francia, aun no vió á su esposa. De la misma manera tengo por fabuloso todo aquello de la pelea de don Bueso y su muerte, por no ser verisimil que un francés particular viniese así á entrar guerreando por Castilla, y tan adentro que llegase á Orcejo, que es en Castilla la Vieja, donde dicen fué la batalla. Y parece ser esto mas verdaderamente fábula, por lo que cierto y averiguado se sabe de don Bueso, que tan conocido y celebrado es en nuestros romances viejos, y en otros cantares antiguos. Fué caballero español, y barto principal, mas de trescientos años adelante destos tiempos, en los del rey don Sancho el Deseado. Todo esto parece ser manifiesta verdad, pues firma y confirma en dos escrituras, cuyas copias yo tengo. La una es de la jurisdiccion que el rey don Sancho el Deseado dió al abadía de Husillos, cabe Palencia, su data á los dos de mayo del año de nuestro Redentor mil y ciento y cincuenta y ocho. Entre los otros firma así don Bueso: Dominus Bueso Mayorinus en Saldaña. La otra escritura es del rey don Alonso, hijo del Deseado, su data es primero dia de marzo del año mil y ciento y sesenta y cinco, en que da cierta heredad á la puente de Reinoso. Allí entre los otros confirma así un poco diferente don Bueso: Dominus Boyso in Saldaña. Y es todo uno, sino que quisieron aquí latinizarlo. Y este caballero creo yo cierto fundó el monasterio llamado Bueso, de la órden de san Benito, muy cerquita de la villa de Ureña. Alli muestran su sepultura, que yo he visto, conservada en su antigüedad, aunque se ha edificado de nuevo la iglesia. Tambien en escritura del monasterio de nuestra Señora de Aguilar de Campo, y del año de nuestro Redentor mil y ciento y noventa, entre otros caballeros es testigo don Bueso Gonzalez. Todo esto he referido deste caballero por la mencion que se hizo dél, y porque se vea de cuanto tiempo mas adelante fué, y porque siendo tan conocido se supiese dél lo que se puede.

Los monges de Bueso dicen, que con algunos compañeros se retrujo don Bueso en la vejez, á hacer vida religiosa en aquel valle, y que éste fué el principio del monasterio. Y á la verdad el sitio es muy fresco, y por estar en tierra muy seca, es mas notable su frescura, y todo daba mas aparejo de escogerlo para semejante recogimiento.

Despues destos años de los privilegios pasados hay mencion de un caballero Ruy Bueso, comendador de Oreja, en la corónica de la orden de Santiago, y este sobrenombre y linaje de Bueso tienen hasta ahora hombres hijos-dalgo en algunos lugares de España.

Teniendo estas dos cosas tan poco fundamento de verdad, pone sospecha en las otras dos jornadas de Benavente y Zamora, que la general añade, pues tan insignes guerras y victorias sin duda no las dejara de escribir siquiera alguno de los otros autores. Sino de

cimos que estas son aquellas dos entradas de los dos en la ciudad de Aquis-Gran, y fué allí sepultado. Y moros hermanos Alcorexis, que ya dejamos escritas. Mas yo tambien creo que estas dos jornadas en que se halló Bernardo, pudieron ser despues en tiempo del rey don Alonso el Magno. Y la general las atribuyó al tiempo del Casto.

Lo otro del castillo del Carpio que se ve arruinado hasta ahora entre Salamanca y Alba, tiene mucha apariencia de verdad por el sobrenombre que siempre se le da á este caballero, llamándolo Bernardo del Carpio, y por estar aquel castillo en el reino de Leon, de donde dicen hacia al rey la guerra. Mas esto fué mucho despues en tiempo del rey don Alonso el Magno; como allí se contará, donde volveremos á tratar de lo demás deste caballero. Mas todavía se tratará luego aquí otra cosa por donde mas claramente se vea cuán fabuloso es mucho de lo que dél se cuenta. CAPÍTULO L.

Lo que se cuenta comunmente de la batalla de RoncesVailes.

Aunque dejo ya escrito en su lugar lo cierto de la batalla de Ronces-Valles, que tan famosa es en España y Francia, todavía pondré aquí lo que nuestros autores dicen della, porque ello tambien manifestará de suyo la poca verisimilitud que tiene. Y ante todas cosas se ha de notar mucho, como los tres obispos antiguos ninguna mencion hicieron desta jornada, y siendo tan señalada como la representan todos, no parece dejarán de hacer mencion della. El arzobispo don Rodrigo, á quien sigue la general, la cuenta desta manera. Viéndose el rey don Alonso el Casto muy viejo y sin fuerzas, para tratar la guerra con el vigor que solia, y temiendo alguna gran entrada de los moros en sus tierras, y no teniendo tampoco hijos que le ayudasen en el gobierno, ni le sucediesen, envió secretamente una embajada al emperador Carlo Magno, en que refiriéndole como no tenia hijos, le ofrecia la sucesion de su reino con todo el señorío de España. si le viniese á ayudar contra los moros. Aceptó el emperador el partido, y así lo envió a decir al rey. Á la vuelta de los embajadores, se supo acá á lo que habian ido y traian concertado, y tomando grandísimo pesar dello los grandes del reino, se fueron al rey, y con mucha indignidad le dijeron que enviase á deshacer el concierto, si no que le quitarian la obediencia, y alzarian nuevo rey á su contento. El rey fué forzado avisar al emperador de lo que pasaba, y como no podia cumplir con él lo puesto. Carlo Magno se indignó por esto mucho, y dejada la guerra de los moros, en que andaba ocupado por Cataluña, volvió las armas contra el rey don Alonso, y queriendo entrar poderosamente en España, llegó hasta los puertos de Aspa y Ronces-Valles, y el arzobispo nombra al un puerto Valle-Huespeda, y Valle-Rociada á Ronces-Valles. Allí le salió á resistir la entrada el rey don Alonso con todas las fuerzas de su reino, y con Bernardo del Carpio, por cuyo consejo y esfuerzo se gobernaba todo. La batalla se dió, y rota el avanguarda de los franceses, en que venian don Roldan y otros de los doce Pares de Francia, fueron muchos muertos, y los demás puestos en huida, hasta recogerse en el escuadron del emperador, que con los que pudo salvar se retiró dentro de sus tierras. Y no cuenta el arzobispo en particular que Roldan ni alguno de los doce Pares muriesen en la batalla. Solo prosigue, que habiéndose pasado el emperador Carlo Magno en Alemania, murió

que habiéndose esculpido en su sepulcro todas sus victorias, quedó vacío el lugar de la jornada de España, por el mal suceso que tuvo en ella. Don Lucas de Tuy va muy diferente. Dice que el emperador Carlo Magno envió a pedir sujecion y obediencia al rey don Alonso, y no dándosela, por las justas causas que habia, el emperador con todo su poder vino para sujetar á España, y saliendo el rey á resistir la entrada, lo desbarató y venció en Ronces-Valles con muerte de Roldan y algunos otros de los doce Pares.

Muchos de los historiadores franceses modernos como Roberto Gaguino y Paulo Emilio dicen, que el rey don Alonso de las Asturias dió esta batalla, y desbarató al emperador con muerte de sus principales varones. Mas ya yo dejo puesto atrás la verdad deste hecho en tiempos y en personas, con autoridad de los escritores antiguos, que merecen enteramente crédito, como verdaderas y claras fuentes de la historia de Francia. Y el año que sucedió esta batalla, ya había veinte que era muerto el rey don Alonso el Católico, y el Casto no comenzó á reinar hasta once despues, como todo se ha ya visto. Y el emperador Carlo Magno no pudo alcanzar los postreros años del Casto, ni aun la mitad de los que reinó, habiendo fallecido, como allí se mostró, el año ochocientos y catorce. Y cuando de hecho pasó la batalla de Ronces-Valles, no era aun nacido Bernardo del Carpio, ni nació en hartos años despues.

Siendo esto así he puesto aquí todo lo que desta jornada se halla escrito en nuestros autores y los demás, solo porque mejor se vea, conforme á lo que con verdad queda ya escrito, como todas estas particularidades son fabulosas, y como tuvo mucha razon, segun en su lugar dijimos, el arzobispo don Rodrigo con su gran juicio y prudencia, de tenerlas por tales: pues tienen tanta confusion y ficciones en los tiempos y en las personas. Algunos por salir destas dificultades que sintieron, pusieron dos rotas de Carlo Magno en aquellas montañas de Ronces-Valles. Mas ya por todo lo dicho se entiende, como no fué mas de una, ni hubo dos Roldanes que muriesen en dos batallas.

Tambien es de lo muy fabuloso y fingido, en el contar esta hatalla, nombrar en ella á los doce Pares de Francia, pues esta dignidad no comenzó allá, hasta mas de trescientos años despues de muerto el emperador Carlo Magno. Papirio Masson, historiador francés, que ha escrito con grande averiguacion las cosas de aquellos reinos, habiendo deseado sacar en limpio el origen y principio desta dignidad de los doce Pares en Francia, revolviendo para esto muchos papeles y memorias antiguas, lo mas que pudo descubrir es, que no se halla ninguna mencion dellos antes de los años de nuestro Redentor mil y ciento y cincuenta. Y no hay duda sino que la hubiera alguna vez, si mucho antes los hubiera habido: y esto es mas de trescientos años despues de la muerte del emperador Carlo Magno.

Cuéntase asimismo desta rota del emperador Carlo Magno, que le sucedió por traicion del conde Galalon, que se pasó á sus enemigos y les dió el aviso, como podrian destruirle al pasar la montaña. Tambien es esto fabuloso, pues no hubo tal conde en aquel tiempo. La ocasion para fingirlo, se tomó de que en tiempo del rey Carlos el Calvo hubo un obispo llamado Galalon, 6 como otros dicen Ganelon, que habiendo sido levantado por aquel rey de muy humilde estado, se le rebeló con gran traicion. De donde quedó en Francia el mal apellido de llamar galalones á los traidores. Todo lo

prosigue así con mucha diligencia y testimonios fide dignos el mismo autor Papirio Masson. Pues bien he visto lo que Wolfango Lacio escribe deste conde Galalon en su libro. Mas todo es tomado de aquel fabuloso libro intitulado del arzobispo Turpin, y unas sepulturas que allí trae de parientes deste conde, serán de parientes del obispo.

CAPÍTULO LI.

Ia verdad de algunas antiguedades de Francia, que andan comunmente mal entendidas.

Por la ocasion que nos da el haber sido averiguada la verdad destas antigüedades de Francia, trataré otras de aquel reino, que andan mal entendidas, y por ser muy comunes, holgarán todos de entenderlas con certidumbre.

| brada de flores de lis. Todo esto es muy antiguo. Es de doscientos años despues desto el haber reinado Carlos el Simple, y tambien está llena de flores de lis la ropa de su bulto en la iglesia de San Furseo en Perona. Tambien en muchos de los templos y palacios reales mas antiguos se hallan las flores de lis esculpidas. Y en un ceremonial muy antiguo del real monasterio de San Dionisio se manda, que el abad de allí, cuando fuere á la coronacion de los reyes en Reims, lleve para vestirse el rey la ropa y calzas sembradas de flores de lis.

Tan grande antigüedad como ésta tienen las flores de lis en Francia, sin que se les sepa otro principio. Y aquellos primeros reyes, como por aquí se ve, no tuvieron número cierto en traer las flores de lis, los siguientes tomaron las tres, que ahora traen en sus armas.

Cosa es muy comun en España y do quiera saberse, como los reyes de Francia tienen por particular don de Dios, gracia para sanar los lamparones, y de todas partes van cierto dia, adonde el rey cura estos enfermos, con tocarlos y santiguarlos. Esto es cosa muy antigua y tiene segun el mismo autor este principio. San Marculfo es un santo muy antiguo de Normandía, donde está su iglesia y en ella su santo cuerpo, siendo grande abogado de los enfermos de lamparones. Por sus ruegos se tiene por cierto les dió Dios ésta gracia los reyes de Francia. Así lo primero que hacen los reyes, en siendo coronados y ungidos en Reims, es ir en romería á aquella iglesia de san Marcuifo, á suplicar á nuestro Señor por intercesion de su santo, el continuarse en ellos aquel don. Vivió y floreció este santo poco despues del año setecientos de nuestro Redentor. Y los reyes mas antiguos, con solo tocar los dolientes los sanaban, y el rey san Luis comenzó á usar el san. tiguar los primero. Todo esto es de la diligencia de Papirio Masson, y por ser cosas tan notables, y muy comunes y mal entendidas en España, me pareció cosa digna darles aquí toda la luz y buena averiguacion con que aquel autor las trató (1).

Cuéntase comunmente, que cuando se bautizó el rey Clodoveo, primer rey cristiano en Francia, cayó del cielo un escudo con tres flores de lis, de oro en campo azul, y de allí las tomaron por armas él y sus sucesores, llamándolo comunmente el oriflamen aquel escudo celestial. El mismo autor Masson quiso hacer la averiguacion desto con mucha diligencia, y lo que pudo sacar en limpio es esto. Tuvieron siempre los reyes primeros en Francia, y tienen con mucha razon todos sus sucesores, por su principal patron y aboga-á do en el cielo, al glorioso mártir San Dionisio, y así le apellidan en sus batallas, como nosotros al apostol Santiago. Con esta buena devocion han tenido ellos entre sí por cierto, que cuando un rey extranjero viniere á tomar aquel reino injustamente, el santo lo defenderá, y lo librará de aquella violencia. Para testificar esta su devocion, y hacer mas confianza en ella, ordenaron en lo muy antiguo, que en el rea' monasterio de San Dionisio, cabe París, donde está el cuerpo deste insigne santo, se bendijese muy solemnemente un estandarte, y estuviese allí guardado, y los reyes lo tomasen de encima de su altar con devocion y solemnidad, cuando fuese necesario llevarlo, para la guerra que hubiese en defensa del reino. Esto se usó siempre despues, y viene de tan atrás, que dice Masson vió escrita en San Dionisio, donde se refiere, como el rey Roberto volvió al monasterio con muchos dones este estandarte, volviendo con él victorioso. La escritura es del rey cuasi como privilegio, y su data en el mes de enero del año primero del rey, que fué antes de los mil de nuestro Redentor. Trae tambien otros testimoníos de los reyes siguientes, que sacaron y volvieron así al monasterio. Era este estandarte de tela de seda roja con algun ornamento de oro. Por lo encendido de la color roja lo llamaron flama, y oriflamen por el oro del adornato. Y muchas veces los historiadores franceses lo llaman solamente flamula. Esta es la verdad y certidumbre de lo que hay en lo de esta bandera, y de su origen y su nombre.

En consecuencia desto quiso Masson averiguar bien de raiz todo lo que toca á las flores de lis, que los reyes de Francia traen por armas. Lo que mas pudo en esto descubrir es, que desde el principio de los reyes cristianos de Francia todos ellos amaron traer flores de lis, y adornarse con ellas. Así se ve en Soissons en el bulto que está sobre la sepultura del rey Clodoveo el primero con los zapatos llenos de flores de lis. Y esto es de mas de ochocientos años atrás. Y su hijo Chilperico en el bulto de su sepultura en París tiene una flor de lis sobre el cetro. El bulto tambien de su hermano Sigiberto en la iglesia de San Medardo está una ropa toda sem

TOMO 11.

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CAPÍTULO LII.

De algunos santos de tiempo del rey don Alonso, y del arzobispo de Toledo Wistremiro.

Dos insignes mártires llamado Adulfo y Juan, padecieron en Córdoba en tiempo del rey don Alonso el Casto, mas ni hemos escrito, ni escribiremos ahora aquí dellos, por no apartarlos de los otros muchos santos, poco despues en la misma ciudad fueron martirizados, de quien con ayuda de nuestro Señor en el libro siguiente muy cumplidamente se ha de escribir.

Tambien escriben algunos fué del tiempo deste rey el glorioso mártir san Victor, natural de la villa de Zerezo, no léjos de la Miranda de Ebro. Mas tiénese por lo mas cierto haber sido martirizado hartos años adelante, como llegando aquel tiempo se mostrará (2).

Por este mismo tiempo se dice en algunos autores, florecieron los dos santos prelados Froilano y Atilano. Mas vivieron mucho mas adelante en tiempo del rey don Alonso el Magno, como allá se tratará con toda averiguacion.

Al arzobispo de Toledo Gumesin do en quien atrás dejamos, sucedió Wistremiro, como se halla en el catálogo muy antiguo del libro de San Millan de la Cogulla, porque en el de Toledo está confuso y trastrocado el nombre, así que no se entiende. Éste fué un insigne

(1) Ya los reyes de Francia no visitan la iglesia de san Marculfo, ni curan lamparones. (2) En el lib. 15, c. 15. 34

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