Historia de las ideas estéticas en España, Volumen 3,Parte 2

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A. Pérez Dubrull, 1886
 

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Pasajes populares

Página 78 - ... los extranjeros, que con mucha puntualidad guardan las leyes de la comedia, nos tienen por bárbaros e ignorantes, viendo los absurdos y disparates de las que hacemos.
Página 68 - No hay ni hubo más invención en la dramática que copiar lo que se ve, esto es, retratar los hombres, sus palabras sus acciones y sus costumbres.
Página 230 - Imitación en diálogo (escrito en prosa o verso) de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre personas particulares, por medio del cual, y de la oportuna expresión de afectos y caracteres, resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes de la sociedad, y recomendadas, por consiguiente, la verdad y la virtud.
Página 69 - ... son copias o no de lo que ven sus ojos y de lo que oyen sus oídos; si los planes están o no arreglados al terreno que pisan; y si los cuadros no representan la historia de nuestro siglo.
Página 197 - Pero ¿de dónde viene esta vergonzosa diferencia? ¿Por qué en las obras de los modernos, con más sabiduría, se halla menos genio que en las de los antiguos, y por qué brillan más los que supieron menos? La razón es clara, dice un moderno: porque los antiguos crearon, y nosotros imitamos; porque los antiguos estudiaron en la naturaleza, y nosotros en ellos.
Página 465 - ¡qué si los consideramos cuando en medio de sus príncipes y sus damas, cubiertos, no ya del morrión y coraza, sino de galas y plumas, se abandonaban enteramente al regocijo y al descanso, y pasaban en festines y banquetes, juegos y saraos las rápidas y ociosas horas!
Página 193 - Los menestrales es una pieza de las mejores que se han producido para nuestro teatro, la más acomodada a nuestro genio y costumbres, y la más proporcionada al objeto ya las ideas del día.
Página 30 - Yo quisiera saber si una mujer que cae despeñada por un monte con un caballo, en vez de quejarse donde la duele y pedir favor, le dice todas aquellas impropias pedanterías, que las entiende el auditorio como el caBallo. Si algún su apasionado cayese por las orejas , llámele kipígrifo violento, y verá cómo se alivia.
Página 193 - Seré siempre el primero a confesar sus bellezas inimitables, la novedad de su invención, la belleza de su estilo, la fluidez y naturalidad de su diálogo, el maravilloso artificio de su enredo, la facilidad de su desenlace, el fuego, el interés, el chiste, las sales cómicas que brillan a cada paso en ellos.
Página 91 - XVIII, que él no se harta de llamar «siglo de ensayos, siglo de Diccionarios, siglo de diarios, siglo de impiedad, siglo hablador, siglo charlatán, siglo ostentador» .en vez de los pomposos títulos de «siglo de la razón, siglo de las luces, y siglo de la filosofía» que le daban sus más entusiastas hijos.

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